Capítulo 17: Día de Navidad en Hogwarts.

Eran las 7 de la mañana del día de Navidad, pasaron el día de Nochebuena en la cama como Severus le prometió a Elvira…el tiempo que Albus se lo permitió, aún estaba un poco enfadado con ellos por el revuelo que formaron el día del baile, sobretodo por las consecuencias que tuvo, como los periodistas sabían que de Severus no obtendrían ninguna información intentaron conseguirla de Albus, de él tampoco conseguirían nada, pero seguían intentándolo por si acaso. Así que Albus les encargó vigilar a los alumnos cuando salían de su sala común o si querían ir cerca del lago para que no se les ocurriera ir al bosque, no eran niños especialmente problemáticos pero a esa edad nunca se sabe lo que se les pudiera ocurrir. La cena de Nochebuena fue agradable y los niños se sorprendieron de ver a sus profesores un poco achispados y haciendo bromas, no abusaron mucho del alcohol, pero habiendo pocos niños y siendo Nochebuena se permitieron tomarse unas copas. Antes de retirarse, Severus les ofreció una poción de sobriedad, que aceptaron de buena gana, la que preparaba Severus daba un sueño muy agradable y un descanso reparador, a la mañana siguiente se despertaban con mucha energía y, teniendo en cuenta que el día de Navidad no podían pasarlo remoloneando en la cama, les vendría muy bien.

Llegadas las 7 y media de la mañana Severus y Elvira se despertaron en la cama de Elvira casi a la vez. Se miraron el uno al otro y Severus sonrió y le acarició la mejilla besándola dulcemente en los labios.

-Buenos días, brujita, Feliz Navidad.

-Feliz Navidad, cariño.

Se besaron un poco más y ella le sugirió que se dieran una ducha rápida y se fueran a la sala de estar a abrir sus regalos.

-No era necesario que me compraras nada Elvira, tú eres el mejor regalo que podría pedir.

-Quién me iba a decir que podría hacer que el temible Severus Snape me dijera cosas así de cursis?

-Eres una bruja brillante y muy poderosa, puedes conseguir lo imposible… además nunca nadie me escuchará decir cosas así, sólo tú.

-Y más te vale que sólo me digas cursiladas a mi, porque eres mío y solo mío.

-Sí, sólo tuyo y para siempre, no lo olvides.

Fueron al baño, se dieron una agradable ducha y se vistieron, volvieron a la sala de estar, encontraron a Poe mirando como hipnotizado un árbol de Navidad de tamaño mediano que Polly y Tuky habían instalado allí con un montón de regalos debajo para los dos. Elvira se sintió enternecida por el detalle, se dio cuenta que era idea de Polly, ya que Elvira le había regalado una caja de bombones, se había dado cuenta de que era una criatura bastante golosa. Severus se sintió agradecido porque no lo decoraron en rojo y dorado, eligieron verde y plateado. También se percataron de que el árbol estaba encantado para que Poe no lo tirara ni rompiera los adornos, esa elfa era realmente meticulosa.

Severus recibió los regalos que le hacían normalmente sus compañeros de trabajo, mayormente libros y botellas de licor, Elvira se dio cuenta que por eso tenía un mueble bar tan bien surtido. Encontró un regalo de Elvira, habían ido de compras días antes del baile de Navidad, se separaron por un rato y ella fue a comprarle un nuevo y bastante caro juego de utensilios para pociones en plata con sus iniciales grabadas, con un elegante estuche de cuero con sus iniciales y el símbolo de Slytherin grabados. Le encantó. Ella le compró también una bonita edición de las obras completas de Lovecraft, recordaba que cuando se despidieron al final del curso cuando se conocieron le prometió mandarle una buena edición de sus obras, pero perdieron el contacto y no pudo cumplir su promesa. También le dijo que le había comprado otro regalo, pero que se lo daría por la noche, cuando pudieran tener todo el tiempo del mundo para ellos solos.

Entonces le tocó el turno a Elvira de abrir sus regalos. Empezó por los regalos de sus padres, le mandaron varias películas en VHS, una caja de sus galletas caseras favoritas con forma de vampiros y fantasmas, y, como ella le contó en sus cartas que Severus le regaló un gatito, le mandó para él un collar verde con una placa con forma de murciélago con el nombre de Poe grabado. Le hizo especial ilusión y corrió a ponérselo al gatito, al principio parecía un poco incómodo, pero ella lo hechizó para que le resultara más cómodo, ahora el collar se adaptaría a él aunque creciera y tendría un hechizo protector por si salía de las habitaciones, así lo devolvería a la habitación de su dueña si notaba que el gatito se perdía o se pudiera hacer daño. Después abrió los regalos de sus compañeros de trabajo, los hombres se limitaron a regalarle bombones y algunos libros o licores, Albus en cambio le regaló una bonita capa de vestir, muy elegante y de aspecto muy caro. Minerva le regaló un libro sobre pociones cosméticas que ella le comentó que buscaría a final de curso, ella quería intentar mejorar ese tipo de pociones, para empezar su negocio de pociones por encargo patentado sus mejoras y vendiéndolas, fue muy considerado por parte de ella el haberle conseguido ese libro en concreto. Hermione le regaló varios ejemplares de libros de Stephen King que tenía ganas de leer. Pomona y Neville le regalaron una planta que ellos mismos habían cultivado, un helecho mágico que podría cuidar fácilmente, igual que la planta que le regaló Neville por su cumpleaños y aún estaba preciosa en su escritorio, este helecho tenía la particularidad de que sus hojas eran un ingrediente para pociones muy apreciado, Severus le dijo que les sería bastante útil para sus experimentos. Poppy le regaló un maletín para pociones mágicamente expandido, tenía compartimentos para guardar viales de pociones y un compartimento para botes pequeños de ingredientes. Le encantó. Hellen y Yoshi dejaron para ella un libro sobre leyendas de fantasmas japoneses y un bonito kit de maquillaje mágico. Sybill Trelawney le regaló una horrible bufanda de colores imposibles, algo muy propio de ella era regalar cosas en función de su gusto y no del que lo recibe. Rolanda le regaló un cuaderno encuadernado en piel para escribir las fórmulas de las nuevas pociones que estaba perfeccionando. Después abrió los regalos de parte de Severus, le dijo que prefería dejar lo mejor para el final. Él le regaló una primera edición inglesa de El Gato Negro de Edgar Allan Poe, un libro pequeño y un poco estropeado, pero que era un pequeño recuerdo de la primera noche que estuvieron juntos, ya que el gatito negro que los miraba en ese momento, fue el catalizador de su primer beso de verdad. Entonces llegó a una cajita pequeña, ella le dijo:

-Severus, no tienes que regalarme joyas para tenerme a tu lado, yo no soy una mujer interesada.

-Lo sé, no es eso, ábrela.

Ella la abrió y se sorprendió al ver un juego de llaves muggles con un llavero del que colgaba una telaraña de plata con una pequeña araña con una piedra verde. Ella lo miró extrañada.

-¿Qué es esto?

-Aún conservo la casa donde crecí, no me gusta mucho y sólo voy allí cuando necesito consultar alguno de los libros que tengo allí, estoy pensando en reformarla o venderla, pero antes quiero que vengas conmigo a ella y me ayudes a decidir qué hacemos con ella, te doy una copia de las llaves porque si decidimos que la reformaremos, será nuestra casa fuera de aquí, bueno es mi forma de pedirte que vivamos juntos dentro y fuera de Hogwarts, si es lo que quieres. - Ella estaba a punto de llorar.

-Por supuesto que sí, quiero que estemos juntos para siempre.

Se besaron apasionadamente. Sabían que llevaban poco tiempo juntos, pero no querían perder más tiempo. Decidieron hablar con Albus tras el desayuno y pedirle que les permitiera unir sus habitaciones, convertir su sala de estar en una sola, usarían la zona de la sala de estar de Elvira como despacho personal, el dormitorio de ella lo mantendrían como una pequeña biblioteca auxiliar, tenían muchos libros y ella aún tenía algunos guardados en su baúl. Además el dormitorio de Severus y su armario eran muy grandes y cabrían todas sus cosas sin problema, además de que podrían poner un tocador para ella sin problema. Él le dijo que él también tenía un regalo para ella esa noche.

Fueron a desayunar y se reunieron con los profesores y alumnos que había allí. Se felicitaron las fiestas y se agradecieron unos a otros los regalos recibidos. Severus solía regalar a todo el mundo lo mismo, una caja con varios tipos de té y un paquete de pastas de té y escribía en la tarjeta que no esperaba ni aceptaría una invitación a tomar el té, no quería perder su tiempo buscando regalos para sus compañeros de trabajo. Elvira, como era su primer año allí buscó un poco más y no fue a lo seguro. A Albus le regaló una bonita edición de El Señor de los Anillos, pensó que le podría gustar el personaje de Gandalf. A Minerva le regaló un bonito fular de tono rojo y una botella de whisky escocés para que brindara con Sean. A Pomona le regaló un libro muggle sobre coctelería y un kit para prepararlos, la próxima noche de chicas prometía ser muy divertida. A Poppy le regaló un libro sobre sanación recién publicado en Estados Unidos que podría serle muy útil, Elvira le había encargado a su madre que le consiguiera un ejemplar, después de leerlo le pidió que le mandara otro más para Poppy. A Hermione y Neville les regaló a cada uno un bañador y un bote de su crema solar, los bañadores estaban encantados para que se pudieran transfigurar a su gusto para que les resulten más cómodos, sabía que probablemente irían a la playa, eso sí les advirtió en su tarjeta que la crema era una creación propia, así que si se les acababa y querían más tendrían que pedírsela a ella. A Yoshi le regaló unas películas de Godzilla en versión original en japonés y a Hellen le regaló uno de los perfumes que ella misma preparaba. A Rolanda le regaló unos guantes de piel de dragón para montar en escoba. A Filius, Hagrid y el resto de hombres les regaló unas botellas de licor y a Sybill Trelawney una bola de cristal nueva. Cuando Severus y Elvira llegaron al comedor los profesores que estaban allí le agradecieron a Severus sus regalos, con un apretón de manos, como cada año, menos Pomona y Poppy que lo besaron afectuosamente, provocando risitas entre los alumnos que estaban allí, cuando se libró de sus abrazos miró amenazadoramente a los chicos y les dijo:

-Como me entere de que andáis contando algo de esto a vuestros compañeros estaréis lavando calderos hasta el último día que estéis aquí.

Los niños tenían cara de susto y los profesores se echaron a reír, todos menos Severus. Albus, Pomona y Poppy abrazaron a Elvira con cariño y le agradecieron sus regalos, Pomona les dijo que harían maravillas con ese libro y esos utensilios, le guiñó un ojo y quedaron en decirle a Minerva que la próxima noche de chicas sería bastante especial.

Cuando terminó el desayuno, los chicos iban a salir corriendo a disfrutar de sus regalos y hablaban de jugar en el jardín, pero los adultos les advirtieron que no salieran al jardín, estaba nevando mucho esa mañana, hacía viento y muchísimo frío, así que todos los chicos decidieron reunirse en la sala común de Gryffindor, a la que pertenecían casi todos los chicos que estaban ahí ese año y decidieron montar un pequeño campeonato de ajedrez mágico, Albus y Pomona decidieron unirse a ellos y los chicos se entusiasmaron con la idea.

Elvira y Severus fueron a sus habitaciones, querían hablar con Albus de sus planes de vivienda, pero él y Pomona estaban jugando al ajedrez como chiquillos, así que se fueron a descansar a su habitación y a ver si entre los libros que habían recibido pudieran usar algo útil en su investigación. Cuando llegó la hora del almuerzo encontraron una comida de Navidad espectacular. Severus y Elvira le dijeron a Albus si podían hablar con él en su despacho de un asunto privado. Él les dijo que ningún problema, y como alumnos y profesores estaban todos en la misma mesa les dijo a los chicos que cuando terminara de hablar con Elvira y el profesor Snape seguirían jugando la segunda parte del campeonato que habían montado, los chicos estaban bastante contentos con la idea de jugar con el director y la profesora Sprout como si jugaran en casa con sus abuelos o sus tíos favoritos.

Cuando terminó el almuerzo, que era más bien un banquete, los chicos y Pomona fueron a la sala común de Gryffindor a preparar los tableros de ajedrez, Poppy se fue a su habitación, estaba deseando seguir leyendo el libro que le había regalado Elvira, le iba a resultar muy útil. Severus le dijo a Albus que querían hablar con él. Fueron un momento al despacho de Albus, sin perder tiempo Severus y Elvira le expusieron su petición, Albus se quedó muy sorprendido:

-¿Estáis seguros? Sé que os queréis pero me sorprende que vayáis tan en serio en tan poco tiempo. - Elvira le dijo cogiendo la mano de Severus:

-Sí Albus, hemos decidido que no queremos perder el tiempo, además prácticamente vivimos juntos, es sólo por comodidad, no es muy cómodo tener que ir a buscar unas bragas limpias a la habitación de al lado.

Albus soltó una carcajada y Severus se sintió un poco mortificado. Albus dijo que lo arreglaría a la mañana siguiente y les dijo que a las 5 fueran a la sala común de Gryffindor, había pensado invitar a los chicos a tomar chocolate caliente con dulces, se estaban portando muy bien y le preocupaba que echaran de menos sus casas y sus familias, y si no podían salir a jugar y divertirse al jardín por el mal tiempo, pensó que podría distraerlos así.

Severus y Elvira fueron a sus habitaciones, vieron si Poe seguía bien y lo encontraron echando la siesta en su camita cerca de la chimenea.

-Severus, creo que hay que conseguirle una camita nueva, se le está quedando pequeña.- Severus miró la caja.

-Yo creo que con un sencillo hechizo de expansión será suficiente, si se rompiera o estropeara, quizás le podríamos conseguir un almohadón blandito o una camita para gatos en alguna tienda de animales. - Elvira miró al gatito.

-No sé por qué, pero creo que le gusta más dormir en la caja, puede que le compremos una camita y prefiera meterse en una caja, los gatos suelen hacer ese tipo de cosas.

-Tienes razón. ¿Qué te parece si preparamos las notas del experimento de mañana durante una hora o así y después nos vamos a comer chocolate y golosinas?

-Muy bien, seguro que por lo menos pasaremos una tarde entretenida… pero esta noche cuando volvamos aquí tendremos nuestra celebración de Navidad privada.

Severus no perdió tiempo y se puso a trabajar para distraer su mente, conocía a Albus y sabía que si no estaban allí a las 5, él iría a buscarlos y probablemente los encontraría en una situación sumamente comprometida.

Cuando llegaron las 5 iban a irse y Poe estaba demasiado pegajoso con Elvira y decidió llevárselo, seguro que se divertiría mucho con los niños, fueron a la puerta de la sala común de Gryffindor y se encontraron a Poppy que iba de camino y los esperó y acarició al pequeño Poe, cuando llegaron a la puerta Albus mandó a uno de los chicos a abrir, estaban terminando de jugar la última partida del día que convirtió en ganador a un alumno de Ravenclaw de primer año que se ruborizó intensamente cuando los chicos le aplaudieron por ganarle al mismísimo Albus Dumbledore que también lo aplaudía, quién le dijo que estaba muy orgulloso de que en su colegio hubiera un jugador de ajedrez tan bueno. El chico recibió como premio una cajita de caramelos de limón. Albus les dijo que si las próximas navidades hacían otro campeonato buscaría un premio mejor para el ganador, el chico le dijo que no importaba, estaba muy contento sólo por haber ganado. Todos los adultos, menos Severus, lo miraban con ternura, lo conocían y sabían que era un buen chico, tímido y estudioso. En ese momento los niños repararon en el gatito en los brazos de Elvira. Todos se acercaron a verlo y ella les contó que era su gato, que se llamaba Poe y que se lo había regalado el profesor Snape por su cumpleaños el día de Halloween, estuvieron un rato encantados jugando con el gatito, uno de los chicos de Gryffindor trajo de su habitación una pequeña pelota de goma, el gatito estaba encantado jugando con los niños.

Pasado un rato, Albus llamó a Dobby y le pidió que trajera chocolate caliente y golosinas para todos. Volvió enseguida y sirvió la merienda, todos se dispusieron a comer, había chocolate con nubes de azúcar y galletas de jengibre para todos. Los niños comieron encantados y se sorprendieron al ver a su temible profesor de pociones sentado en la sala común de la casa con la que tenía más rivalidad comiendo dulces y bebiendo chocolate y con un gatito en su regazo que, cansado de explorar la sala común, se había acurrucado y ronroneaba mientras él le acariciaba un poco la cabeza. Cuando terminaron de comer, los adultos les dijeron que ya se iban y Albus añadió que si se portaban tan bien durante esos días como esa tarde se ganarían otra merienda especial. Elvira, sabiendo que muchos no habían visto nunca una película, les dijo que si se portaban bien, les pondría una película el día de Nochevieja. Los niños prometieron no dar problemas y portarse muy bien.

Severus y Elvira recogieron a Poe que se durmió encima de una chica de Slytherin mientras terminaba la merienda. Llegaron a su habitación y Severus se dio cuenta de que Elvira tenía razón, la caja que le servía de cama a Poe se le estaba quedando pequeña, así que probó un hechizo para ampliarla lo suficiente para que se sintiera más cómodo, cuando el gato se despertó aún en los brazos de Elvira, vio su caja más amplia y saltó alegremente para meterse dentro. Se acurrucó y estaba encantado ronroneando. Severus sugirió que descansaran un rato en su sofá, se acostaron un rato simplemente charlando y dándose algunos besos breves, él le pidió que dejaran el sexo para la noche, tenía una pequeña sorpresa para ella.

Llegó la hora de la cena, debido a la gran comida de Navidad y a la merienda fue una cena bastante frugal para todos y se retiraron temprano, los chicos se fueron a la cama temprano, habían madrugado mucho para abrir sus regalos de Navidad y estaban muertos de sueño. Los adultos querían volver a sus habitaciones, era una noche muy fría, de esas en las que se está mejor en la cama bien arropado.

Cuando llegaron a su habitación de nuevo, Severus y Elvira vieron que Poe ya dormía plácidamente junto a la chimenea. Llegaron al dormitorio ansiosos. Él cerró la puerta y le dio una caja que sacó encogida de su bolsillo, ella se sorprendió al ver un conjunto de ropa interior verde con encaje negro muy atrevido que llevaba un corsé precioso y unas braguitas bastante pequeñas parecidas a las que ella se puso para el baile de navidad y un liguero con sus correspondientes medias a juego.

-¡Guau! ¡Severus me encanta! Es precioso, no te imagino yendo a comprar entrando a madame Malkin a comprar esto.

-Pues lo hice…y no sabes cómo me miraban las dependientas, pero me da igual, seguro que estaban muertas de envidia porque sus maridos no les compran cosas así y porque seguro que a ellas no les quedaría tan bien como a ti.

-Muchas gracias por comprármelo. - Le dio un beso apasionado. Él le dijo:

-En realidad lo he comprado para mí, ¿Qué tal si entras al baño y te lo pruebas? Después cuando salgas disfrutaré de lo preciosa que estás y te lo quitaré lo más rápido posible.

-Está bien, voy a entrar ahora mismo y cuando salga tendré una sorpresa para ti…pero cuando salga tienes que estar desnudo.

-Está bien.

Ella entró al baño y él se desnudó rápidamente y se metió en la cama. Cuando ella salió él la miró como si estuviera viendo una aparición, estaba deslumbrante mucho más hermosa de lo que había imaginado cuando compró la lencería. Ella llevaba, rodeando su cuello, la corbata que él usó el día del baile y unas esposas en la mano.

-¿Qué haces con eso?

-Es para jugar un poco, nos ataremos a la cama, primero te ataré y luego tú me atarás, ¿Qué te parece? no te preocupes, si no te gusta que te espose a la cama, podemos hacer otra cosa, puedo atarte con la corbata…que es la opción que más me atrae. ¿Qué prefieres, esposas o corbata?

-Prefiero la corbata, no me gustan las esposas, si te ato yo a la cama no quiero que te lastimes con esos artilugios. - Ella se acercó a él como un gato. Se subió sobre él.

-Te ataré primero yo.

Él se tumbó dócilmente mientras ella lo besaba sensualmente y le daba pequeños mordiscos en el cuello. Subió los brazos como ella le indicó y ella lo ató hábilmente.

-¿Has hecho esto con alguien más? - Preguntó Severus.

-No, nunca he estado con alguien que me guste tanto como para querer tenerlo atado a una cama.

Se besaron. Ella empezó a bajar de nuevo por su cuerpo desnudo, manteniendo aún puesta su nueva lencería, quería que él se la quitara toda cuando fuera el turno de Severus de tenerla atada. Empezó a lamer sus pezones y a acariciar su pecho, fue bajando besando su vientre hasta que llegó a su polla que ya estaba erecta. Elvira empezó a acariciarlo, llegando también a sus testículos. Elvira se mojó los labios.

-He estado todo el día deseando hacer esto.

Entonces empezó a chuparle la polla como si le fuera la vida en ello, él no podía creer lo increíble que se sentía su boca. Siguió chupando y acariciando sus testículos a la vez, él estaba gimiendo como nunca, lo miró desde abajo cuando notó que él estaba a punto de correrse. Él intentó aguantar un poco más, pero de pronto ella introdujo su polla hasta su garganta y él se corrió en su boca gritando su nombre. Ella tragó todo su semen, echó un hechizo de limpieza en su boca y después de darle un último beso y un lametón en su polla, empezó a subir nuevamente por su cuerpo, besando las cicatrices que recorrían su pecho y llegando a su cuello donde besó la cicatriz que casi le costó la vida. Luego subió a su barbilla, a su mejilla, mordió el lóbulo de su oreja.

-¿Creo que te ha gustado mi idea? ¿O me equivoco? - Cuando Severus recuperó el aliento le dijo:

-Me ha encantado, eres una bruja brillante. Pero creo que ahora me toca a mí atarte a ti, aunque hay algo que me gustaría ir a buscar antes. - Ella lo desató y él la ató después. Cuando la tuvo atada le dijo: - Espera un momento, vuelvo enseguida. - Fue al baño y cerró la puerta, cuando salió un par de minutos después tenía un cuenco con nata en su mano, se lo pidió a Tuky allí, no quería ir a la sala de estar, no se fuera a colar Poe en el dormitorio. Ella lo miró seductoramente.

-¿Vas a condimentarme para comerme?

-Un poquito, aunque al natural estás deliciosa.

Puso el cuenco en la mesilla de noche y empezó a besarla, metió los dedos en la nata y pintó con ella sus labios, empezó a besarla como si la estuviera devorando. Luego empezó a abrir los corchetes delanteros del corsé y pronto lo arrancó de su cuerpo. Empezó a acariciar sus pechos luego puso nata adornando sus pechos y los lamió hasta que quedaron limpios, mordió ligeramente sus pezones duros y luego echó un poco de nata en su vientre y lo limpió de nata. Llegó a la cintura de su liguero, pero lo dejó puesto, le gustaba verla en liguero y medias. Abrió los lacitos que sostenían sus braguitas, las quitó y le dirigió una mirada ardiente.

-Ahora voy a poner nata en tu delicioso coñito. - Ella gimió cuando notó la nata un poco fría en su caliente vagina, él empezó a lamer lentamente la nata que cubría su sexo, estaba muy mojada. - Ummm está delicioso. - Ella sólo gemía, Severus seguía lamiendo apasionadamente, ya había limpiado completamente su coño y seguía lamiendo, metió su lengua dentro de su vagina mientras su nariz rozaba su clítoris, estaba a punto de correrse, entonces él sacó su lengua de ella metiendo dos dedos dentro de ella y succionó con fuerza su clítoris, se corrió muy fuerte, su coño empezó a chorrear mucho, empapando las sábanas bajo ella y la cara de Severus. Él hizo un pequeño hechizo de limpieza en su boca y, como ella antes, empezó a subir por su cuerpo, besando su vientre, sus pechos, sus pezones, su clavícula, su cuello, mordiéndole hasta dejarle un chupetón, luego la besó con pasión en la boca. - ¿Y a ti te ha gustado? - Ella estaba recuperándose aún cuando le dijo.

-Mucho. - Entonces él empezó a restregarse contra ella, a Elvira le sorprendió cuando notó que él ya estaba empalmado otra vez. - ¡Joder! ¿Es que no te cansas nunca?

-De ti, jamás. - De un sólo movimiento la penetró hasta el fondo y empezó a follarla y acariciar todo su cuerpo, sus piernas, sus pechos, hasta que cogió con fuerza sus glúteos, apretó fuerte, embestía con fuerza dentro de su cuerpo sin dejar de besarla. Entonces cogió sus manos que permanecían atadas, sus embestidas eran cada vez más fuertes, entonces llevó una de sus manos para tocar su clítoris y ella se corrió tan fuerte como la primera vez, gritando su nombre como loca, él no pudo aguantar más y se corrió con fuerza dentro de ella, sólo unos segundos después. Se quedaron sin aliento, él encima de ella sin querer salir de ella, pero tenía que hacerlo para no lastimarla con su peso. Él se apartó, desató sus manos y se quedaron abrazados por un instante. Elvira fue la primera en hablar.

-Eso ha sido asombroso, creo que mañana me costará andar. - Él se reía.

-Tenías razón, fue una gran idea lo de atarnos, pero deshazte de las esposas, te lo digo en serio, no me gustan esos artilugios, prefiero que usemos mis corbatas.

-Está bien, se las daré a Minerva cuando venga para que las use con Sean. - Severus puso cara de asco.

-¡Joder! No sabes la imagen mental que me ha venido a la cabeza. ¡No me digas esas cosas! - Elvira se reía ante su cara de horror.

-Está bien, no sabía que podías ser tan sensible…

-Bueno, olvidemos el sexo pervertido en la tercera edad, ¿qué tal si dormimos un rato? Yo no sé tú, pero ahora mismo estoy agotado y quiero que descansemos que mañana tenemos trabajo.

-Está bien, pero vamos a arroparnos. - Él hizo un hechizo de limpieza rápido, le quitó el liguero y las medias para que estuviera más cómoda y subió la ropa de cama cubriéndolos a ambos, que se durmieron abrazados tras unos pocos minutos, ambos habían pasado la mejor Navidad de sus vidas.