Tras dos semanas todo se había asentado y la fragua iba bastante bien, había muchos encargos de diferentes partes y los chicos eran muy felices ya habían hecho amigos. Thengel venía cada poco tiempo con excusas para poder verla. Ya era casi hora de cerrar cuando llamaron a la puerta.

-Adelante, está abierto-gritó Dis.

Cuando vio quién entraba por la puerta miró con curiosidad. Era una mujer alta más que otros humanos pero cuando vio fue orejas lo comprendió todo. Era una elfa, de cabello pelirrojo y brillantes ojos verdes.

-Disculpe que le moleste mi señora, pero querría saber si usted es Dis de Erebor.-le preguntó con nerviosismo

-Así es, puedo saber quién pregunta-dijo Dis con curiosidad.

-Mi nombre es Tauriel, del reino del bosque-se presentó.- y vengo a devolverle algo.

Abrió la mano y pudo ver una cuenta que Dis conocía bien. En ella ponía inkide.

-Vuelve a mi…-Dis se atragantó.- ¿conociste a mi Kili?

-Se enamoró de mi, yo solo lo veía como a un buen amigo. Me lo entregó, y tras su muerte-tragó fuerte- creí que lo mejor sería devolvérselo a quien se lo dio.

-Muchas gracias Tauriel, ellos lo eran todo para mí, y esto para mí es un cierre. ¿Necesitas algo?

-No puedo tengo que seguir mi canino, pero espero que nos volvamos a ver un día.

-Yo misma lo espero, si algún día necesitas algo ya sabes dónde estoy. Nunca olvidaré este gesto.-le ofreció una mano con amabilidad que ella aceptó.

Era ya de noche, Aris y Balen, ya se encontraban en la cama. Se habían dado cuenta de que si madre no se encontraba del mejor humor y se comportaron tranquilos. Cosa que Dos agradeció, pero aún así su corazón lloraba por lo que había perdido.

Se dio cuenta de que se sentiría mejor tras un paseo. Al salir de casa notó la brisa nocturna y la agradeció, ya eran días calurosos y todos estaban mucho más tranquilos. Continuó caminando hasta que sus pasos le llevaron hasta las escaleras que llevaban al salón dorado. Y allí sin poder soportarlo más, se derrumbó y dejó salir todo lo que se había guardado desde las muertes de su hermano e hijos.

No sabía cuánto esto estaría allí, pero tras un rato noto una presencia a su lado.

-Mi abuela siempre decía que las estrellas representan a los que no están. -comenzó Thengel.

-¿Qué?-inquirió Dis

-La osa mayor, yo quiero pensar que representa a mi familia, las pelis del asa representa a mi hermano, y las cuatro siguientes a mis abuelos, y las demás a mis tíos.

-¿Tenías un hermano?-preguntó curiosa.

-Theoden, era mi hermano pequeño murió en una incursión orca a la que no siquiera debería haber ido…-se cayó un momento y miro las estrellas- se escapó y nos siguió, a mí me habían tirado del caballo y veía mi muerte cerca, cerré los ojos y la esperé. Cuando me fui cuente de que les espera no había caído los abrí y vi con horror como mi hermano se había interpuesto en su camino. Matándolo, pero perdiendo la vida en el proceso.

-Lo siento mucho, me temo que yo entiendo tu dolor. Pero aún te queda familia.

-Aquí hay gente a quien le importas. A Elfhild y a su mujer, Aris y Balen han mejorado mucho gracias a ti. Mi hermana te trata con su fueras las hermana que nunca tuvo. -enumeró Thengel.

-¿Y tú?-le preguntó acercándose casi hasta tocarse.

-A mi eres la persona que más me importa. Lo dejaría todo por ti, nadie me ha hecho sentir como tú.

Se miraron durante unos segundos, hasta que Thengel tomó la iniciativa y la besó. Fue un beso largo, pero sentido, y en él Dis dejó escapar todo lo que había guardado durante todo ese tiempo. Hasta que Dis se apartó bruscamente.

-Yo, esto no está bien-se apartó llegando con la cabeza-yo no puedo darte lo que quieres.

-Dis mírame, solo quiero estar contigo, no necesito nada más. Y no pongas como escusa la edad que a mí no me importa.

-No es eso, no me queda nada más que dar, y no me quiero pasar lo que me queda de vida sufriendo por qué un día no vuelvas.-le miró con lágrimas en los ojos.

-Tendré cuidado y no tendrás que sufrir más pérdidas.

-Pero necesitas herederos… - apostilló.

-A la porra los herederos, mi hermana es joven y cuando se case, tras yo haber tenido una larga conversación con el pretendiente -dijo muy serio, mientras Dis se reía- tomaré a uno de sus hijos hago mi ala y lo criaré como heredero. No te obligaré a hacer nada que no quieras.

-¿Y tus padres? Ellos no creo que estén de acuerdo-le contestó Dis con mirada preocupada.

-¿Mis padres?-se rió- llevan diciéndome que te pida salir desde que llegaste, y todavía más desde la cena. En el fondo aún lo que pueda parecer mi padre solo quiere lo mejor para mí, y mi madre creo que ya está planificando la boda.

-Soy una enana, no me van a querer como su reina. Y eso me temo que es algo que yo no puedo cambiar.-le contestó con pesar.-me miró con lágrimas.

-Eso no será un problema, en Rohan somos muy tolerantes, y aquí los matrimonios entre razas están a la orden del día, mi propia abuela era una semielfa, y el hermano de mi padre se cayó con una enana. – Thengel le dirigió una mirada soñadora.

Dis carraspeó y se secó lo ojos.

-Creo que ambos nos deberíamos ir a la cama, mañana será un día largo.

-¿Me acompañarás a decírselo a mis padres?

-Allí estaré. Hasta mañana.

Y Thengel vio como se marcaba hacia su casa. Cuando se giro miró hacia la puerta y vio a su hermana. Con una sonrisa victoriosa.

-¿Cuánto has oído Thilwyn?-le preguntó ligeramente molesto.

-No mucho, pero lo suficiente para darme cuenta de que te has dejado de tonterías y has tomado el valor suficiente para pedirle salir.