HOLA A TODOS Y TODAS.
LO SE, SE MUY BIEN QUE NO TENGO PERDON, ME HE AUSENTADO DEMASIADO TIEMPO Y DE VERDAD QUE LO SIENTO TANTO. HAN PASADO TANTAS COSAS EN MI VIDA QUE DE VERDAD NO ME NACIA ESCRIBIR. PERO AQUI ESTOY DE NUEVO MAS INSPIRADA QUE NUNCA.
PRIMERO QUE NADA DISPUESTA A TERMINAR ESTA GRAN HISTORIA QUE YA ESTA ARMADA DE PRINCIPIO A FIN. Y DESPUES CONTINUAR CON ALGUNAS MAS IDEAS QUE YA TENGO EN MENTE.
BIEN, AQUI LO TIENEN EL NUEVO CAPITULO. ESTARE ACTUALIZANDO MAS SEGUIDO.
CAPÍTULO 10
GINNY
-Chicas muchas gracias por acompañarme- dije mirando a ambas amigas.
Nos encontrábamos comiendo en un centro comercial. Estos últimos días con Harry habían sido geniales. Sentía como habíamos avanzado en nuestra relación. Así que al despertar esta mañana y mirar que mi novio ya se había ido a cumplir con su turno en el hospital tuve una maravillosa idea.
Cuando miré por la ventana lo supe, esas cortinas que tenía puestas eran rosas, me gustaba el color rosa, pero mi color favorito era el azul, así que me dispuse a enviar un mensaje a las chicas diciéndoles que teníamos que ir a comprar cortinas y claro que algunas otras cosas.
No le avise a Harry porque era una gran sorpresa, estaba segura que este nuevo color le daría más luz a nuestra habitación.
-No tienes que agradecer, creo que era hora que hiciéramos algo juntas- contesto Hermione
-Si… desde que vives con ese hombre no nos pelas… me imagino que te hace olvidar todo- las cejas de Luna se arquearon de manera graciosa, por lo que no pude evitar reírme.
-No es eso… solo que con la mudanza y el trabajo… pues el tiempo es escaso- conteste
-Eso dice ahora, pero cuando encuentres todo tirado y tu seas la encargada del orden ya verás como comienzan los problemas- dijo Hermione bufando
-Me imagino que mi hermano es un desastre… pero Harry no es así, él es ordenado y además muy celoso de sus cosas y la verdad yo las respeto.
-Eso es ridículo, si viven juntos es normal que tomes alguna que otra cosa de él…- dijo Luna
Yo sabía porque lo decía. Mi querida amiga no era precisamente la reina del orden. Le encantaba dejar todo tirado, además de que siempre pedía todo prestado. Hacer.
-Bueno… si tu vives de esa forma y te funciona está bien, creo que más bien cada pareja crea su propia convivencia según como sea lo mejor para los dos. -comento Hermione
-Es por eso que no estaremos de acuerdo porque todos somos diferentes- dije
-Pero que Harry sea demasiado ordenado, definitivamente es demasiado raro- dijo Luna
hg
HARRY
Estaba realmente molido, el día fue duro, ¿Por qué la gente siempre conducía con alcohol en sus venas? Si. Lamentablemente era una de las primeras causas de accidentes, las personas siempre piensan que solo en las noches ocurren estos lamentables accidentes, pero hoy en día puede ser a cualquier hora.
Estuve todo el día entre un paciente y otro, largas horas de pie y lamentablemente uno de mis pacientes no sobrevivió. Era lo más duro de esta carrera. Tener que declarar alguna muerte. Es reconfortante ver como se recuperan, pero verlos morir en tus manos es desesperante.
Con el paso de los años uno pensaría que estas cosas nos afectan cada vez menos, pero no es así. Los médicos también somos seres humanos que deseamos a toda costa salvar vidas, aunque lamentablemente no siempre sea así.
Abrí la puerta del departamento, lo único que quería era darme una ducha y dormir, ni siquiera tenía hambre, aunque solo tenía en el estómago unos sándwiches de la cafetería del hospital.
Entre, pero no vi a Ginny por ningún lado, caminé a la habitación. Abrí la puerta y me quedé analizado al ver el cambio.
La colcha de la cama no era la misma de esta mañana, Había algunos adornos colgados en la pared, pero lo peor, lo peor de todo era que no estaban las cortinas que Cho había comparado para nuestra habitación.
Camine frenéticamente a revisar mi closet, ese pequeño apartado que se encontraba con llave. Lo revise rápidamente y note que estaba intacto. Enseguida corrí por la casa buscando las cortinas rosadas, pero no las encontré por ningún lado. Volví a la habitación a confrontar a Ginny.
La luz prendida en el baño me indicaba que se encontraba dentro. Camine y aporre la puerta.
-GINNY… GINNY
Camine en círculos esperando que saliera del baño.
-GINNY- volví a llamarla.
Ella salió envuelta en una toalla y con el cabello húmedo. A pesar de mi enojo no pude evitar sentir que mi cuerpo respondía al verla. Pero de nuevo mire hacia las cortinas azules que estaban en la ventana y mi furia volvió.
- ¿Qué pasa? ¿Estas bien? - ella pregunto mirando alarmada para todos lados.
- ¿Dónde están las cortinas rosas?
- ¿Qué?
-Las cortinas. ¿Dónde están? - mi voz era cargada de furia, aunque no estaba gritando
-Ah… las cortinas… las cambie
- ¿Dónde están? ¿Las tiraste?
-No… están en el bote donde ponemos la ropa sucia… hay que lavarlas
Corrí hacia el baño y las busqué bruscamente. Sentí alivio cuando las vi ahí. De nuevo entre en la habitación y comencé a colocarlas de nuevo en la ventana.
-Harry… ¿Qué pasa? No entiendo… yo solo…
-No digas nada- no quería hablar. Realmente estaba enojado.
No quería que ella viniera e intentara eliminar el recuerdo de Cho.
-Pero… solo intente darle más luz a la habitación… no creí que te molestaría…
-No sé qué te hizo pensar que tenías derecho a llegar y mover mis cosas. no quiero que jamás vuelvas a meter tus narices donde no te llaman. - lo dije con furia.
La mire a los ojos. Ojos que se llenaron de lágrimas. Enseguida supe que fui demasiado duro. Pero las cosas de Cho eran sagradas para mí.
-Entiendo… -
Ella simplemente camino hacia la cama donde se encontraba su ropa que se pondría después de la ducha. Las tomo y salió de la habitación.
No supe que hacer. Mire las cortinas azules en el piso y las rosas colgadas en su lugar. Me sentí ridículo. Pero el daño estaba hecho.
HG
GINNY
Dos días habían pasado desde aquella noche. Yo había dormido las dos noches en la habitación de invitados. Ahora sabía que jamás debí de haber aceptado compartir la habitación. Algo dentro de mí me decía que no debí aceptar vivir con un hombre que apenas conocía. Pero me negaba a admitirlo.
Conforme pasaban las horas mi molestia se fue enfriando. Trate de razonar todo este asunto. No sabía cuál era tal motivo de sus reacciones. Trataba de pensar y pensar y darle una explicación lógica.
Desde que conocí a Harry supe que era una persona difícil. Eso siempre lo demostró así que no podía quejarme.
Llegue a la conclusión de que esas cortinas tenían un valor sentimental. En una de nuestras platicas me dijo que sus padres habían fallecido en un accidente cuando él era un niño. No quiso compartir más sobre el asunto. Sabía que era un tema delicado y que le dolía compartirlo.
Me dije a mi misma que sería paciente y poco a poco me lo ganaría. Llegaría el día en que confiara lo suficientemente en mí y me contaría todo. Se abriría a mí.
Mi lógica me dijo que esas cortinas pertenecían a su madre y es por eso que reacciono así. Tal vez es lo único que le queda de ella y por eso las apreciaba demasiado.
Eso me hizo sentirme mal. Mal por no preguntarle su opinión. Hoy estaba dispuesta a hablar con él.
Sali de la habitación de invitados cuando escuche la puerta principal abrirse.
-Hola- susurre.
Me miro sorprendido, posiblemente de que le dirigiera la palabra.
-Hola- contesto, su voz no tenía rastro de furia o enojo. Eso era bueno.
- ¿Qué tal tu turno? - me fui por un tema seguro.
-Algo tranquilo. Me sorprendió bastante ya que uno siempre busca entretenerse.
-Supongo que es bueno. Lo digo porque eso quiere decir que no hay tanta gente provocando accidentes o algo así.
-Eso creo. -
Ambos nos miramos a los ojos sin saber que más decir. Así que rompí el silencio.
-Lo siento… siento lo que paso-
-Yo… yo creo que exagere mi reacción
-Nunca quise hacerte enojar o herirte de alguna manera, jamás imaginé que tuvieras apego a ciertas cosas…
-Yo… tengo recuerdos… es un valor sentimental…
-Me imagino… es por eso que lo siento… de verdad que no quise ser impertinente…
-No lo eres… yo debí decirte que hay cosas que son importantes para mi… para evitar estos malos entendidos.
-Solo fue una falta de comunicación. Es mejor que nos digamos las cosas…
-Estoy de acuerdo- me sonrió, aunque no sentí esa calidez que esperaba. La incomodidad aún estamos entre nosotros. Solo esperaba que fuera momentáneo.
- ¿Quieres cenar? - tal vez compartiendo la cena todo estaría mejor.
-Si… no comí en el hospital.
-Bien… preparare algo rápido.
HG
HARRY
Todo estaba mal. Era consciente que era totalmente mi culpa. En estos momentos estaba convencido que el pedirle a Ginny que viviera conmigo era un grave error.
Me sentía un gran egoísta, aquí reteniendo a una grandiosa mujer, bien podía encontrar a alguien más que la hiciera feliz, alguien que le diera todo de sí, pero no, como el gran hijo de puta que era la tenía aquí conmigo. Atada a mí, totalmente ignorante de mis sentimientos por mi ex esposa.
Le di una calada más a mi cigarro. Después de la cena que tuvimos, Ginny se encontraba duchándose, mientras yo estaba en la pequeña terraza del departamento fumando. Tratando de reflexionar. Nuestra platica de hace unos minutos no hizo más que sentirme culpable.
Ella que no tenía la culpa de nada, me había pedido una disculpa y yo como el cobarde que soy no le dije la verdad, por miedo a lastimarla.
Cerré los ojos por unos segundos. Los abrí y enfoqué mi mirada en las cortinas rosadas de dentro de mi habitación. Me enfoque en ese recuerdo… en ese recuerdo cuando me caso con Cho.
-Estas están perfectas… si… rosadas…
Mire a esa mujer que hacía que mi corazón se acelerara.
- ¿Estás seguro? ¿rosadas? Son afeminadas.
-Eso es lo que quiero…. Cuando era niña mis padres nunca me pudieron comprar unas cortinas rosas, y mucho menos una cama para mi sola… siempre compartir todo… todo… con mis hermanos… era una mierda de vida
Me grabé a mí mismo, después de que mis padres murieron y tuve que vivir con mis tíos y su hijo, la vida no fue precisamente fácil. No tuve la infancia que todo niño tiene derecho a vivir. Y me partía el corazón imaginarme a Cho así.
-Serán rosadas- ella me entusiasma ampliamente y me beso.
-Gracias amor-
-Todo por hacerte feliz
Sali de mis pensamientos, ese recuerdo era bueno. Su sonrisa me daba más vida, jamás le negué nada, todo lo que quiso le di. Caminé hacia mi computadora abrí mi correo y comencé a redactar una carta más para ella. Siempre que me sentí así de nostálgico lo hacía, aunque mis correos nunca eran contestados.
El ruido de la puerta del baño me hizo voltear hacia ahí.
Ginny apareció con todo su esplendor. La mire de arriba a abajo. Sus cabellos estaban mojados mientras ella los secaba con una toalla pequeña que traía en sus manos. Sus mejillas estaban sonrojadas por el calor del agua. Tenía solo una toalla enredada en su cuerpo. Sus pequeños pies descalzos y perfectos eran lo mejor que había visto.
Entre en la habitación.
- ¿Qué pasa?
-Estas hermosa- ella me sonorizó ampliamente y sus mejillas se pusieron aún más coloradas.
-Gracias Dr. Potter.
- Dr. ¿Alfarero?
-Bueno… he descubierto que es un nombre que me prende mucho. - Me miro intensamente. Se acariciaba un mecho de cabello entre sus dedos y se mordía los labios.
-Gin… eso que haces
- ¿Le gusta el Dr. Potter?
-Me encanta
No me contuve más y corrí hacia ella. La tome en mis brazos y la bese de una forma profunda y apasionada. La chispa de nuevo estaba encendida entre los dos.
Era algo que me preguntaba en estos dos días. Creí que la pasión se había acabado tras esa furia por quitar las cortinas rosadas de Cho. Pero ahora me daba cuenta que no era así. Mi pasión por Ginny estaba más viva que nada.
Algo que no tome en cuenta, porque si hubiera prestado un poco de atención, me habría dado cuenta que Ginny me hizo olvidar esa noche por completo el recuerdo de Cho.
