los personajes y el mundo no me pertenecen, están basados en la serie de televisión Merlin
-dialogo-
Magia
Gran dragón
tres días, tres largos y agotadores días fue lo que tardó Gaius en llamar a Ingrid, Merlin era un encanto de niña, pero entre enterrar a su madre y el nuevo ambiente apenas había conseguido que comiera, no solo eso la pequeña era curiosa, demasiado curiosa, tan curiosa que había mezclado varios de sus remedios, destrozados dos libros y estropeado más de la mitad de sus suministros en apenas dos días, en un futuro, podría darle uso a esa curiosidad y pensamiento rápido pero no ahora, ciertamente no podía prestarle la atención suficiente para mantenerla fuera de peligro y mucho menos para mantenerse al día con sus deberes. al menos tenia la seguridad de que Merlin sabía que no debía hacer magia, veía a la niña esforzarse para alcanzar los libros, aunque eso resultara en una caída estrepitosa y ni siquiera había un brillo mágico en sus ojos, eso lo tranquilizó, su madre le había enseñado bien y eso le facilitaba la decisión.
Ingrid, bienvenida- el galeno la dejo pasar a sus cuartos con rapidez
Gaius - saludo - ¿tienes ya una respuesta?- su voz, calmada e inexpresiva.
si accedo, tienes que prometerme mantenerla segura y vigilada - suspiro - me temo que la niña es algo torpe y demasiado curiosa para su propio bien - Ingrid sonrió tranquilizadoramente
no te preocupes me aseguraré de que esté perfectamente, e incluso empezar su educación - volvió a sonreír, en su mirada reflejadas las ideas y horarios que ya estaba estableciendo para la pobre Merlin
ya lee todo lo que puede alcanzar - Ingrid se sorprendió - su madre le enseñó temprano, parece que tiene una mente muy espabilada - su pecho se hinchó de un orgullo poco conocido, es cierto, su pupila era a grandes rasgos, un genio, un torpe y descoordinado genio de tres años, pero uno. A fin de cuentas, la mayoría de los aldeanos apenas aprendían a escribir su nombre y mucho menos leian una palabra, mientras que la joven con apenas tres años ya podía leer frases simples sin problemas e incluso parecía entender el concepto de los números
O eso es perfecto, la tendré al nivel del príncipe en poco tiempo, le has hablado ya de mi?
Todavía no, esperaba que pudieras quedarte a desayunar y que te conociera un poco
Merlin miraba a la nueva mujer, Ingrid, dijo su tío, era bonita, de ojos claros y pelo rojizo recogido fuertemente contra su nuca, pero su cara era seria, y le estaba hablando de aprender muchas cosas, cosas que eran importantes, o eso decía ella, pero ya le había corregido 3 veces por sentarse mal durante el desayuno ¿te podías sentar mal? ella no lo sabía, pero su tío solo había asentido seriamente y le había dicho que obedeciera cada vez, así que ¿tal vez si te puedes sentar mal?, además ya estaba cansada, después del desayuno la había hecho lavarse ¡incluso detrás de las orejas! y le había retorcido el pelo en una trenza que le apretaba mucho la cabeza y era incómoda, y su tío parecía de acuerdo aunque la miraba con pena y algo de arrepentimiento. luego la señora le había hecho vestirse con sus mejores ropas, las que picaban y eran raras, pero parecía que no le gustaban mucho,¡ incluso miro mal a tío cuando se las enseño! y entonces empezó lo difícil, la llevo por muchos pasillos del castillo, subiendo y bajando escaleras, ¡pero no la dejaba investigar! todo era tan interesante y nuevo, Merlin hizo otro puchero, ella quería correr por los pasillos y saludar a la gente y asomarse por la ventana y… pof
miro hacia arriba para ver a Ingrid mirándola fijamente, se había parado frente a una puerta de madera muy bonita y de la que salían ruidos fuertes, miro a Ingrid con miedo, no se había portado mal ¿verdad? ¿la iban a castigar? por eso la llevaban a la habitación rara, se aferró al vestido de la mujer con fuerza, pero ella solo la volvió a mirar, suspiro y se agacho para estar a su altura
Muy bien Merlin, ahora tu y yo vamos a ser compañeras, ¿entiendes? - Merlín negó con la cabeza, Ingrid volvió a suspirar - bien, mira, tu y yo vamos a enfrentarnos juntas a esto, si?- Merlín la volvió a mirar con duda
¿Hay un monstruo ahí? - señaló a la puerta de la que salían ruidos cada vez más fuertes
si, uno rubio y gritón- Ingrid volvió a suspirar - tienes que ser valiente, no te dejes intimidar, tu solo pórtate bien y yo te protegeré, bien? - Merlin trago fuerte, cogió aire y asintió valientemente, ella era valiente, estaba segura…verdad?
Ingrid abrió la puerta sin miedo y el ruido se hizo más fuerte, Merlin entró detrás de ella, queriendo ver al monstruo que hacía ese ruido, pero no había un monstruo, solo un niño rubio, no mucho mayor que ella gritando a pleno pulmón algo sobre una espada, rarito, las siervas que intentaban calmarlo miraron a Ingrid con esperanza y terror y con gran rapidez, tras un asentimiento de la institutriz huyeron como si sus vidas dependieran de ello
¡¿pero a dónde vais?! ¡volved aquí! - grito el monstruo rubio, Merlin volvió a mirar al niño, vestía una túnica roja muy bonita y botas de cuero, de las que Merlin solo había visto una vez cuando un viejo mercader se perdió y llegó a Ealdor por casualidad, su mama le había dicho que esas botas eran muy caras y que por eso no se las podía comprar, que si ahorraban y se portaba muy bien, cuando fuera mayor podría comprarle unas, tal vez. - ¿Y tú que miras enana? -
Arturo! ¿Qué son esos modales? - Ingrid le regaño, ja! no era la única a la que regañaba, se escondió tras las faldas de la institutriz, no le gustaba el niño - discúlpate con Merlin inmediatamente y preséntate como es debido - su voz firme y fuerte y su mirada fija en el pequeño rubio
que? ¿por qué? no quiero!- acto seguido el niño volvió a gritar y a saltar exigiendo por su espada-
Merlin miró a Ingrid para verla volver a suspirar, ¡otra vez! ya llevaba un montón de veces, muy bien, Ingrid le había dicho que tenía que ser valiente y su tío le había dicho que hiciera caso a Ingrid, así que cogió aire, levanto los hombros y se dirigió al niño gritón
Hola, mi nombre es Merlin, ¿tu quien eres? - el niño solo la miro un segundo con burla y siguió con su rabieta de bebe, miro a Ingrid que la miraba orgullosa y complacida por su intento, - ¿Cómo te llamas? - volvió a intentar, el niño siguió ignorando, así que miro a Ingrid intrigada - ¿es tonto? -
