Hola de nuevo, chicas!

Lo prometido es deuda, aquí estoy de nuevo. Y de nuevo, seguir agradeciendo los comentarios y los mensajes privados que me enviáis de manera constante. Seguís siendo unos soles.

Vamos al lío. Acordaros de que hay reunión con Aro, que por fin, ha vuelto de Barbados; vamos a ver cómo sigue la cosa.

Por cierto, antes de que se me olvide… Suiza-love, Noelia, Bea in the sky, Ginger, Gabriela Perozo y Elly… gracias por los comentarios ;)

Crismery, que alegría me dio saber de ti. For you, espero que lo disfrutes :)

Nos leemos abajo ;)

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DISCLAIMER: los personajes son propiedad de la estimada señora Meyer, yo sólo juego con ellos. Personajes que no pertenecen a la saga, cosecha propia.

Excepto Forks, lugares y localizaciones reales.

Canción del capítulo: "One step closer" de Bon Jovi.

www. youtube/4dwhHzwU09A

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Capítulo 33: Pretty Little liar

Después de un ajetreado sábado de visitas, el domingo pasó de forma tranquila para la pareja y la niña. Por la mañana sólo recibieron la visita de Esme y Carlisle, y a última hora de la tarde la de Nessie y Jake, los cuales le trajeron las escasas pertenencias que tenía en su antiguo apartamento, aparte del ordenador y el Ipad; aunque le prometió a Edward que, hasta la reunión con Aro estaría de reposo en casa, al menos podría seguir trabajando.

Según fueron pasando los días, su cara pasó por casi toda la gama cromática de colores; morado, azul verdoso… y por fin un ligero tono amarillento se instaló en la cuenca inferior de su ojo derecho. Admitió que esos días en casa le vinieron bien, y dado que el grupo solo tuvo dos compromisos el martes y el miércoles, Edward pasó todo el tiempo que pudo con ella en casa. Esme y Carlisle llevaban y recogían a la niña del colegio; dado que la noticia del encontronazo de la castaña con la prensa seguía en boca de muchos periodistas, lo que menos quería la pareja era reporteros apostados a las puertas del centro.

Aunque el comunicado que mandó Alice, en el que Edward mostraba todo el apoyo del mundo a Bella y a su familia por todo lo ocurrido con su hermano, y su intención de demandar a los periodistas que asediaron a su novia, llegó a las redacciones el lunes a primera hora de la mañana, el tema seguía dando que hablar. Por suerte para la castaña, a sus padres los dejaron relativamente tranquilos.

El martes al mediodía mantuvieron una reunión vía webcam con el despacho de Jenks; el abogado les contó las acciones que podían llevar a cabo, y gracias a la ayuda de Laurent e Irina, asediados por Alice y Reneesme vía telefónica, pudieron averiguar la cadena de televisión para la que trabajaban esos indeseables. Por lo que el martes por la tarde, Bella y Edward hablaron con la policía, para interponer la denuncia.

La promoción de los chicos seguía su curso; el martes por la mañana estuvieron en la sede de una conocida emisora musical de California, lugar en el que fueron entrevistados para "American Road Radio", programa dedicado al blues, country y rock. Al ser un programa meramente musical, no hubo menciones al altercado de la novia del cantante con la prensa. La castaña no pudo evitar emocionarse cuando el grupo tocó "Bed of roses" por primera vez en versión acústica, escuchándolos con Carmen al lado, ambas sentadas en la cocina de casa. La canción empezaba a subir como la espuma, y el recopilatorio era un éxito de ventas, por lo que, en ese aspecto, todos estaban exultantes, y esperaban tener contento a Aro.

El jueves, Bella, Edward y la niña cenaron pronto, para sentarse en el salón a ver el programa que habían grabado el día anterior. En realidad, Amy no hacía mucho caso a la televisión, ya que estaba sentada en el suelo, jugando con sus muñecas Barbie en la mesita pequeña, cambiándoles de modelito una y otra vez. Ya que al día siguiente no había clases, debido a una festividad del propio centro, le dejaron quedarse un rato más levantada.

—Has mantenido el tipo; bueno, en general los cuatro habéis estado muy bien— el cantante volvía de la cocina, con una infusión para su novia, que le tendió, y una taza de café para él —¿más café?— le preguntó extrañada, mientras éste tomaba asiento a su lado y le rodeaba los hombros.

—Con lo que he madrugado ayer y hoy, no creo que la cafeína me haga mucho efecto— musitó, dejando un beso en su sien —y sí, conseguí controlar mi lado divo — replicó satisfecho, aludiendo a las preguntas que le hacía el presentador, a cuenta de su novia y el incidente —técnicamente, no podemos hablar del tema, ya que hay una denuncia de por medio.

—Eso es cierto— suspiró la castaña, apoyando la cabeza en su hombro, a la vez que sostenía la taza humeante entre sus manos —tampoco han insistido mucho en el tema de Sam.

—Dado que está enfermo— señaló con los ojos a su hija, no queriendo hablar mucho del tema —creo que, con eso, más o menos, se han conformado.

—¿Preparado para mañana?— interrogó, mirándole fijamente.

—¿Y tú?— le devolvió la pregunta su novio.

—En parte me da un poco de reparo salir de casa— le explicó suavemente —pero a la vez, no puedo permitir que esto me condicione la vida— tomó un sorbo de su bebida, gesto que imitó el cantante, para después posar la taza en la mesita.

—Poco a poco— la reconfortó Edward, besando suavemente su mejilla —eres muy valiente, cariño; y recuerda que mañana yo estaré contigo todo el rato.

—Eso me tranquiliza— suspiró ella —aunque espero que, si hay prensa por la calle, sepas controlarte— le miró con una ceja arqueada.

—Lo intentaré— rodó levemente los ojos —voy a abrir la puerta del jardín, para que salga Baxter— le dijo, levantándose del sofá.

—Y a fumar— añadió Amy, cosa que hizo sonreír divertida a la castaña. La niña volvió su atención a las muñecas, mientras Bella volvía su vista de nuevo a la televisión, tomando otro sorbo de su taza. Habían interpretado "Lie to me", y ahora iban por la segunda canción, a petición expresa del presentador. Las notas de "One step closer", tema reeditado para el recopilatorio, empezaron a sonar.

"En ese río de emociones

me hundí hacia abajo por tercera vez.

Pasé la noche con los vivos,

tomé una oportunidad,

observé mi interior…"

La voz y la mirada verde su novio traspasaban la pantalla; Bella cerró los ojos un momento, disfrutando de la melodía; era una canción que no estaba en el repertorio de la gira, por lo que era una buena oportunidad para disfrutar de ella; escuchaba atentamente como las voces de Jake y Jasper se acoplaban perfectamente a la voz de su novio.

"Ahora estoy…

Un paso más cerca,

con mis brazos bien abiertos.

Estoy… un paso más cerca…"

Cuando el cantante puso de nuevo un pie en el salón, la actuación, y por lo tanto la entrevista ya había terminado, dejando paso a la publicidad; la niña cogió el mando, cambiando de canal, pero la voz de su padre hizo que se volviera.

—Amy, ¿qué te parece si le damos a Bella sus regalos?— la castaña giró su cabeza, encontrándose con esos ojos verdes, que la observaban divertidos.

—¡Sí!— exclamó la niña —¡voy a buscarlos!— Amy salió directa escaleras arrib. Bella estaba boquiabierta, a la vez que su novio la miraba con una sonrisa contenida.

—¿Me habéis comprado un regalo?— dijo, cruzándose de brazos y rodando los ojos —no teníais por qué hacerlo.

—Nunca te he comprado nada, a excepción del anillo en el mercadillo— le recordó Edward —a Amy le hacía ilusión…— hizo una pequeña pausa —y tienes que dejar que empiece a mimarte un poco— le dijo, esbozando una sonrisa pícara.

—Y me hace ilusión— contradijo ella —pero no estoy acostumbrada a que la gente se gaste el dinero; y menos en mí— le dijo.

—Sé que el dinero es una cuestión que te preocupa— habló ahora Edward —y por cierto; acerca de ese tema, tenemos que tener una pequeña charla— le recordó.

—¿Una charla?— hizo un gesto con la mano, instándole a seguir; pero la voz de su novio volvió a colarse por sus oídos, esta vez por el tono de su teléfono móvil.

—Es Ángela— le informó, viendo la videollamada entrante.

—¿Quieres hablar en privado?— le ofreció éste.

—No, quédate; le hará ilusión verte— el cobrizo sonrió, mientras Bella descolgaba la llamada —¡Ang!

—¡Belly!— el matrimonio Cheney apareció en la pantalla.

—Hola— saludó el cantante, conteniendo una carcajada al ver la cara de Ben —vas a tener que acostumbrarte a verme a menudo— le dijo con total naturalidad, mientras Ángela rodaba los ojos y Bella sonreía divertida.

—Tío… sigo sin hacerme a la idea— negó con la cabeza —no es normal hablar con Edward Cullen como quién habla con su abuela.

—Te aseguro que sí— afirmó Bella, ante la cara divertida del cobrizo.

—Discúlpale, Edward— musitó hastiada su esposa —creo que nunca superará su enamoramiento platónico hacia ti— se burló.

—Pensaba que esa parte se la llevaba Jake— se burló Bella; Edward se carcajeó suavemente, al ver la cara de circunstancias del marido de Ángela.

—¿Cómo estás?; veo que tienes la cara mucho mejor— observó su amiga, ajustándose las gafas.

—Y estoy mejor— le confirmó Bella, apoyando otra vez su cabeza en el hombro de Edward, a la vez que éste tomaba el teléfono y lo colocaba para enfocar mejor —he tenido un buen enfermero— sonrió, mirando a su chico.

—Y tanto, ya lo quisiéramos muchas— musitó Ángela entre dientes, ante la cara de circunstancias de su marido —¿ya has acabado con la mudanza?

—El domingo ya lo tenía todo aquí— le contó —con eso de que estamos de gira, apenas tenía ropa y algún efecto personal. He pasado muy poco tiempo en el apartamento— el matrimonio la escuchaba con atención.

—Mejor— afirmó su amiga —y hablando de eso— salió un momento de la imagen, para volver con un bolso entre sus manos —Edward; gracias, gracias… y mil gracias— exclamaba extasiada, mirando su regalo con adoración. La castaña miró a su novio, que sonreía complacido.

—Te dije en el hospital que tenía que hacerle un buen regalo a tu Pepito Grillo particular— la picó con cariño, dejando un beso en su mejilla. Bella negó divertida con la cabeza —se lo encargué a Demetri.

—Estupendo— murmuró Ben, cruzándose de brazos —ahora a ver quién viene con regalos— dijo con retintín. Bella no puedo evitar la carcajada, al igual que Edward.

—No puedo creerlo, el modelo "Symbole" de Prada, y el tamaño grande— Ángela lo acariciaba con cuidado, y lo sostenía como si se tratara de un bebé —no sé que decir… ¡pero me encanta!— exclamó, cual niña pequeña —y la nota de agradecimiento también; no se merecen, Edward— concluyó, con una pequeña sonrisa.

—No tenía otra forma de darte las gracias, por todo lo que haces por Bella, y los buenos consejos que le das— le guiñó un ojo —espero que lo disfrutes.

—Es muy bonito— admitió Bella.

—¿Así que te gusta?— le sondeó el cantante.

—Aunque no sea una fanática de la moda, en el fondo es mujer, y algunas cosas sí que le gustan.

—Gracias por darle ideas— rodó los ojos la castaña, haciendo reír al resto.

—¿Estás más tranquila?— Ben cambió de tema, aludiendo al encontronazo —hemos oído el asunto del comunicado, aunque las imágenes no dejan de repetirse una y otra vez.

—Espero que pronto dejen de hacerlo— suspiró Bella, revolviéndose inquieta —mañana tenemos una reunión en la discográfica, así que me veré en la obligación de salir a la calle.

—Pero irás conmigo— le recordó Edward, poniéndose serio —nadie va a hacerte daño de nuevo— le aseguró.

—Lo sé— contestó con un pequeño susurro —¿hay mucho jaleo en Forks?

—Como podéis suponer, no ponemos mucho la televisión ni leemos nada— añadió Edward —sabemos que se sigue hablando del tema, pero poco más. Y la niña está con nosotros, por lo que lo evitamos a toda costa.

—Mis padres dicen que todo está tranquilo, pero…— siguió Bella, pero fue cortada por su amiga.

—Pero quieres contrastar la información— acabó la frase.

—Más o menos— admitió.

—He hablado hace un rato con mi madre; y la versión concuerda— la castaña profirió un suspiro de alivio.

—Dudo mucho que la gente de Forks vaya a contar algo; me refiero a gente de la edad de nuestros padres— negó Ben con la cabeza —el jefe Swan es una persona muy respetada y querida allí, aunque ya esté jubilado.

—Eso es cierto— le dio la razón su esposa —aunque siempre te puedes llevar la sorpresa— se encogió de hombros.

—No te puedes fiar ni de tu sombra— le dio la razón el cantante —pero si alguien hablara, estaríamos preparados— les aseguró.

—No puedo esperar a veros a los dos en Forks— cambió de tema Ángela.

—¿Vas a ir?— le preguntó la castaña, sorprendida —pensaba que no tenías días de vacaciones; te recuerdo que tu hijo todavía va a la guardería, no al colegio— refutó.

—¿Y quién crees que ha pedido unos días libres que le debía su empresa?— sonrió de manera inocente —¿no creerás que voy a perderme la cara de todas nuestras compañeras de instituto cuándo os vean aparecer por allí?

—Así que voy a verte— exclamó Bella, feliz —ya me extrañaba a mi— negó divertida con la cabeza.

—Estupendo— replicó Edward —podríamos salir una noche a cenar los cuatro.

—¿De verdad?— la cara de Ben no tenía precio.

—Límpiate la baba, Ben— rodó los ojos su mujer, ante las risas contenidas del cantante y su chica.

Hablaron unos minutos más, hasta que sintieron los pasos presurosos de la pequeña, que justo en ese momento se acercaba de nuevo al sofá, cargada con una bolsa grande, una más pequeña y lo que parecía ser un folio de color amarillo. Se despidieron del matrimonio Cheney, y la atención de Bella se enfocó en la niña.

—¿Todo esto es para mí?— interrogó a su novio, con una ceja alzada.

—Sí— le confirmó, liberándola de su abrazo, mientras que la niña le tendía el colorido papel.

—Este es el mío— le explicó, tomando asiento a su lado.

—Muchas gracias— exclamó la castaña, mientras lo desenrollaba; una sonrisa apareció en su cara, mirando el collage que había hecho Amy, con una foto de ellos tres y Baxter, en una de sus múltiples excursiones a la playa— me encanta— le dijo, mientras admiraba la imagen; Bella estaba apoyada en Edward, y ambos miraban sonrientes a la cámara, en gafas de sol y bañadores; en primer plano, Amy y Baxter, ya que la propia niña sacó la foto —gracias, cielo— abrió los brazos, y la niña se acurrucó inmediatamente en ellos.

—Yo he hecho los dibujos del margen— le explicó.

—Como si fuera un marco— aprobó la castaña, besando el tope de su cabeza —podemos ponerlo en la nevera, sujeto con imanes— le propuso.

—Eso estaría guay— afirmó enérgica con la cabeza.

—Y los dibujos son muy bonitos, eres toda una artista— en verdad, Amy dibujaba y pintaba muy bien.

—Yo también he hecho algo— tomó ahora la palabra el cantante.

—Papá— resopló Amy, con una graciosa mueca —tú solo imprimiste la foto— negó con la cabeza, haciendo que Bella aguantara la risa.

—¿No sabes que lo importante es participar?— exclamó su padre, haciéndose el ofendido.

—Tiene razón— apoyó sus palabras la castaña —es un arte, eso de darle al botón de la impresora— se burló, conteniendo una sonrisa. El cantante rodó los ojos, pero no pudo evitar que una sonrisa se asomara en su cara.

—¿Y éste, de quién es?— preguntó la pequeña, al tiempo que le pasó la bolsa grande; Bella se quedó con la palabra en la boca al ver el logo de la tienda a la que pertenecía. Al sacar su contenido, miró a su novio sin parpadear, esperando una respuesta.

—Antes de que me mandes a la hoguera— empezó el cantante su discurso, alzando ambas manos —yo le encargué a Demetri el regalo para Ángela; pero, cuando se acercó al estudio a darme los paquetes ayer, me dijo que dado que tu bolso había muerto el viernes pasado…— dejó la frase inconclusa —pues lo ha querido reemplazar; con cargo a mi cuenta, por supuesto.

—Edward— la castaña no se daba cuenta, pero tenía la misma mueca de adoración que antes había puesto su amiga hace unos minutos; la marca y el modelo eran el mismo, sólo que el de Bella negro, y el de Ángela, marrón —esto tiene que costar una fortuna.

—Pero te gusta— tomó la palabra la niña —por la cara que has puesto— Edward sonreía divertido, ante la observación de su hija.

—Claro que me encanta— suspiró en voz baja —muchas gracias; es precioso— la castaña besó suavemente sus labios, gesto que alivió al cantante.

—Si lo hubiera sabido, te habría regalado algo así antes— le dijo. Su chica negaba divertida con la cabeza —pero cómo te he explicado, esta idea fue exclusiva de Demetri.

—Este es el regalo de papá— el corazón de Bella se aceleró de verdad, a la vez que la niña sostenía una pequeña bolsa color azul pastel, con el anagrama de Tiffany & Co.

—Edward…— jadeó, mirándole con la boca abierta.

—Vamos, cógelo— le animó el cobrizo, conteniendo la respiración —no muerde— le indicó, divertido.

—Ábrelo— le animó también la propia Amy; con sumo cuidado, sacó un estuche negro de terciopelo de su interior; era una caja grande, por lo que no podía ser un anillo. La abrió con sumo cuidado.

—Dios mío— se llevó una mano a la boca; dentro del estuche se encontraba una delicada cadena plateada, y de ella pendía un sencillo y a la vez precioso diamante redondo, no muy grande.

—Espero que te guste— sonrió levemente su novio, a la vez que lo sacaba de la caja y se lo colocaba él mismo —es mi particular forma de agradecerte lo feliz que me has hecho, viniendo aquí, conmigo— susurró, sólo para ella.

—No sé qué decir— hablaba su chica, de manera torpe, llevando sus dedos a su cuello; la niña le pasó el móvil, poniendo ella misma la cámara en modo selfie, para que lo viera.

—Te queda muy bien— alabó la pequeña, sosteniendo ella misma el aparato —mírate— la castaña hizo lo que le indicó. La cadena llegaba justo a la base de su cuello, y era muy fina; si no fuera por el diamante, apenas se notaría. Era discreto, elegante… y precioso.

—Es abrumador— susurró, con un nudo en la garganta —deduzco que no es plata— rio de manera nerviosa.

—Platino, con un diamante de uno con veinticinco kilates— le sacó de dudas su novio.

—¿Es tu particular manera de mimarme?— repitió sus palabras exactas, dichas hace tan sólo unos minutos.

—Puede ser— admitió el cantante —sé que no eres muy fan de estas cosas— le dijo —pero también me gusta hacerle un regalo a mi novia, de vez en cuando— Bella sonreía; parecía un niño tímido, explicándose. Sabía que Edward y ella tenían un concepto del dinero muy distinto; pero a la vez, era consciente de que cada uno había tenido situaciones económicas totalmente opuestas antes de que estuvieran juntos, y tenían que llegar a un punto intermedio de comprensión.

—Es una joya de la que me enamoraría nada más verla— tuvo que admitir, mirando a su chico con ojos vidriosos —gracias, por todo— musitó en voz baja, acercándose a sus labios.

—Gracias a ti— negó con la cabeza Edward —por hacerme tan feliz, y no solo mudándote conmigo— el beso se quedó en un ligero toque, ya que Amy carraspeó ligeramente, llamando su atención.

—Que sepas que lo he elegido yo— refutó, pagada de sí misma; Bella sonrió, divertida —y menos mal; el que papá te quería comprar era horroroso.

—Pues es precioso, cielo; gracias de nuevo, a los dos— rectificó, conteniendo la risa ante la cara de su novio.

—Acaban de decirme que no tengo buen gusto— le aclaró, con sarcasmo. La niña se disculpó, alegando que iba un momento a la cocina.

—¿Así que este no lo ha elegido Demetri?— sondeó divertidamientras apoyaba la cabeza en su hombro, cuando la pareja se quedó sola.

—Dios, no— exclamó éste, dejando un beso en el tope de su cabeza —una cosa es que le deje elegir un bolso, y otra una joya; tengo mis límites.

—¿Sabes que me ha dado un vuelco el corazón?— Edward la miraba divertido —al ver la bolsa…

—Pensabas que era un anillo— terminó la frase su novio por ella —cuando llegue el momento para eso, y no porque yo no quiera…— le aclaró —te aseguro que será en el sitio que menos te esperas— la picó divertido —aunque visto el plan, tendrá que elegirlo Amy— siseó de manera hastiada, rodando los ojos.

—¿Y cuándo será eso?— inquirió Bella, muy interesada, y conteniendo una sonrisa, al darse cuenta de que su chico había hablado más de la cuenta.

—Lo sabrás a su debido tiempo; no voy a caer en la trampa de decírtelo— refutó, con una sonrisa torcida —ahora en serio; sé que quieres esperar un poco, y eso haremos. Mi calabacita manda.

—Eres demasiado encantador— repitió las palabras que le dedicaba muchas veces, mirándole fijamente —cuando termine la gira, hablamos del tema— le ofreció.

—Ya lo creo que lo hablaremos— musitó contra sus labios, para por fin, besarla en condiciones.

El gemido de Bella murió en sus labios, a la vez que la mano de su chica se posaba con suavidad en su nuca, acercándolo a ella y profundizando el beso. Justo cuando las manos del cantante iban a posarse en su rostro, la pequeña volvió de la cocina, acurrucándose al lado de la castaña, como siempre hacía.

Edward tuvo que deshacer el beso, dejando apoyada su frente contra la de ella, antes de mirar a su hija.

—¿Otra vez tienes hambre?— frunció el ceño su padre, viendo que Amy llevaba un puñado de galletas en la mano —la niña se encogió de hombros —pero si has cenado bien.

—Últimamente está comiendo mucho— musitó Bella, en voz baja.

—Pero no está engordando— negó Edward con la cabeza, mirando de nuevo a su hija —me parece extraño— la niña no prestaba atención a la conversación de los adultos.

—Habrá que vigilarlo— dijo Bella; le dio la razón a su novia, con un pequeño asentimiento de cabeza. Estaban tan metidos en su conversación, que no se dieron cuenta de que la niña había cambiado de canal, y de que se incorporó de repente.

—¡Mirad!; es la tía Emily.

Los rostros de Edward y Bella giraron rápidamente hacia la pantalla, abriendo ambos los ojos como platos. La exmujer del bajista estaba cómodamente sentada en un plató de televisión, frente a dos periodistas; y por lo que decía el presentador, muy interesada en hablar.

—No puede ser— negaba Bella con la cabeza, una y otra vez —y casualmente, el día anterior a la reunión con Aro— le dijo a su novio, que tenía la misma expresión estupefacta que ella. Los teléfonos de ambos empezaron a pitar, debido a la cantidad de mensajes que estaban llegando.

—¿Pero qué coño está pasando aquí?— se preguntó el cantante, mirando fijamente a la televisión, mientras Bella se levantaba y acompañaba a la niña a la cama, a pesar de sus protestas.

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Después de un programa… interesante e intenso, por llamarlo de alguna manera, la pareja todavía tardó un rato en dormirse, ya que los teléfonos de ambos iban a explotar, debido al sobrecalentamiento. Ningún miembro del grupo daba crédito a lo que acababa de emitirse en la televisión. Todos ellos tenían un chat grupal, aparte de uno privado de los cinco miembros de la banda, y otro de las chicas. Él único que no dijo nada fue Sam; Emily, por su parte, hacía unas semanas que había salido de los que estaba, de manera voluntaria.

Para cuando se despidieron todos, eran casi las tres de la mañana; menos mal que la reunión con Aro no era hasta las doce del mediodía. Y al no haber colegio, podrían apurar el sueño un poco más.

Después de una ducha rápida y desayunar, la pareja dejó a la niña en la tienda de Esme y Carlisle. En un principio el plan era comer en casa de los padres del cantante, una vez terminara la reunión, pero dado los acontecimientos y las declaraciones de Emily, Alice los había convocado a una reunión en el estudio, y mucho se temían que acabarían tarde, por lo que quedaron en pasar a buscarla en cuanto terminaran.

Edward aparcó el coche en el garaje de la discográfica, pero Bella se dio cuenta de cómo su mano agarró el volante con fuerza, al ver a la prensa apostada allí, a la entrada. Por suerte para la pareja, los reporteros no podían poner un pie en el aparcamiento. Tomados de la mano, subieron hasta la planta veintisiete, donde se encontraba el despacho de Aro, y la sala de juntas privada. Lupe los recibió, acompañándolos a la estancia; Alice y Jasper ya estaban allí, al igual que Emmett y el guitarrista; Nessie les esperaba en el estudio, ya que estaba analizando las declaraciones de Emily una y otra vez.

—Buenos días— saludó Bella de manera general —por decir algo— siseó, rodando los ojos.

—Y tanto que por decir algo, chica Rock— saludó de vuelta el batería, dándole un pequeño abrazo, para luego palmear el hombro de Edward.

—¿Pero es que nos hemos vuelto todos locos?— negaba Jasper con la cabeza —¿qué demonios está pasando aquí?

—Emily ha largado demasiado— masculló el cantante, muy enfadado; aparte de revelar que fue ella misma quien pactó las fotos con los reporteros, para forzar el divorcio, y de haber sacado a la luz el principal motivo de su ruptura matrimonial, sin dar el nombre que todo el grupo conocía de sobra, se habían revelado ciertas cosas de la intimidad de la banda, algunas de ellas metiéndose en sus vidas privadas.

—Sé que Sam la cagó, huyendo en pleno concierto— negó Jake con la cabeza gacha —pero creo que mi primo no se merecía eso.

—No sé qué pensar— habló ahora Edward— cuando me llamó la semana pasada, no mencionó nada de Emily; ni siquiera me dio a entender que había hablado con ella.

—Todo ese asunto se nos está yendo de las manos— negó Alice con la cabeza, sentada ya en la mesa y pasando una mano por su embarazado vientre.

—No es tu culpa, tesoro— la reconfortó Jasper, agarrando con cuidado sus hombros.

—Pensaba que conocíamos a Emily— habló ahora el batería, con visible molestia en su voz —Rosie está que trina— añadió, negando con la cabeza.

—Ha sido parte de mi familia muchos años, pero no la reconozco— tomó ahora la palabra Jake —mi padre está muy enfadado.

—No me extraña— rodó los ojos la castaña, tomando asiento al lado de Alice, a la vez que sacaba de su flamante bolso la documentación y su teléfono, para luego posarlo con delicadeza a sus pies. La banda imitó su acción, quedando ella entre su jefa y su novio; Jasper estaba al otro lado de su esposa, y Jake y Emmett frente a ellos.

Justo en ese momento, la puerta se abrió, y Aro hizo por fin, acto de presencia. El mínimo tono moreno que había cogido durante su estancia en Barbados hacía que su piel tuviera un aspecto estrambótico, debido a lo pálido que ya de por sí era. Su tirante coleta seguía ahí, al igual que su expresión socarrona.

—Pero si están aquí los chicos del momento— exclamó, frotándose las manos, a la vez que se dirigía a su sillón de cuero, presidiendo la mesa.

—Déjalo, Aro— rodó los ojos Jake.

—Cómo podéis ver, vengo en son de paz— les indicó, todavía de pie y alzando las manos, ya que esta vez no estaba presente el ejército de abogados de la última vez. Su vista se posó en la joven castaña —¿cómo se encuentra, señorita Swan?— inquirió, cambiando el tono a uno amable y cordial —veo que tiene mucho mejor aspecto.

—Es lo que tiene el maquillaje— bromeó la castaña, cosa que hizo reír suavemente al resto —me encuentro mucho mejor, señor Vulturi; gracias por preguntar.

—Se llevaría un buen disgusto— siguió su jefe con el interrogatorio, a la vez que tomaba asiento.

—Fue un incidente desagradable— le confirmó —pero poco a poco, espero que todo pase y se quede en el olvido— Edward le dio un ligero apretón en la pierna, cosa que su novia le agradeció con una pequeña sonrisa.

—Al final, sea por temas de faldas o por defender a tu pareja, siempre acabas en boca de la prensa, querido Edward; llevabas una temporada bastante tranquila— le dijo, con tono sarcástico. Esta vez la mano de Bella fue directa a la pierna de su novio, en un gesto tranquilizador.

—Es lo que hay— fue la seca y cortante respuesta del cantante.

—Querido Emmett— ahora le tocó el turno al batería, que permanecía serio y con los brazos cruzados —me duele enterarme de que uno de mis chicos va a casarse, y de que no me haya llegado invitación alguna.

—Es lo que tiene cuando no te da tiempo a imprimir las invitaciones, y alguien habla más de la cuenta— siseó, furioso, aludiendo al chivatazo que pegó Emily ayer, acerca de la boda de la modelo y el batería.

—Bombazo en toda regla— confirmó el propio Aro, alisando una inexistente arruga de su caro traje de Armani —¿estás perdiendo facultades, querida Alice?— se giró ahora hacia la publicista.

—No puedo controlar a Emily— negó con la cabeza —hace más de dos meses que no sabemos absolutamente de ella.

—Ni de su marido— añadió Aro —¿o debo decir exmarido?— el grupo entero se tensó —no hay que ser muy idiota para atar cabos, para adivinar el motivo de la fuga de nuestro querido Sam.

—Aro…— tomó la palabra Jake, pero su jefe le cortó.

—No me trago ese cuento de que está enfermo— replicó, cruzándose de brazos —y más, después de esas fotos de Emily con otro hombre, y de su aparición estelar ayer— explicó con obviedad.

—Estás muy al tanto del cotilleo— rodó los ojos el guitarrista.

—¿Y qué querías que hiciéramos?— habló ahora en cantante, con tono irritado —es adulto; no podemos retenerlo contra su voluntad, ni ninguna mierda de esas.

—Nosotros también nos quedamos colgados, justo en la mitad de un concierto; y tuvimos que sacarlo adelante— siguió ahora Jasper.

—¿Sabéis cuál es el problema?— contraatacó ahora Aro —la gente paga por veros a los cinco en directo— empezó a decir, de manera pausada —conciertos que le cuestan a mi discográfica cientos de miles de dólares cada uno— el tono se iba alzando por momentos.

—No empieces con eso— musitó Edward entre dientes —el tanto por ciento que te llevas de la recaudación de las ventas, entre otras cosas, lo cubre de sobra.

—Si lo que quieres es pagar el cien por cien de todo lo relacionado con un escenario, equipo de sonido, luces, contratar a todos los operarios…— seguía explicando Aro —por mi encantado; un gasto menos— el cantante maldijo para sus adentros, pero tuvo que morderse la lengua. Si bien es cierto que el grupo tenía dinero de sobra para afrontar esa pila de gastos, la producción y distribución de su música pasaba por la discográfica, como ocurría con todos los cantantes y grupos musicales. Y por normal general, las giras entraban dentro de un reparto de gastos, ya que se consideraban distribución —aviones para transportar todo, el sueldo del equipo…— seguía enumerando Aro. Justo en ese momento, tocaron a la puerta; Aro medio chilló que no quería ser molestado; aun así, la cabeza de Lupe se asomó, disculpándose y dejando paso a Sam —pero si es el hijo pródigo— exclamó Aro, con tono mordaz; los integrantes de la banda y las chicas se miraban unos a otros, sorprendidos. Edward respiró aliviado para sus adentros; al menos, su amigo había venido —¿a qué debemos el honor?

—Que yo sepa, todavía sigo siendo parte de la formación— habló, muy serio.

—Pues no lo parece— habló ahora su primo, cruzándose de brazos —¿dónde mierdas has estado?

—¿Y Emily, cómo ha podido hacernos esto?— añadió ahora Edward, también enfadado.

—Es una puñalada trapera— contestó Emmett, mosqueado. Sam asintió, pesaroso con la cabeza. Se esperaba una reacción así por parte de sus amigos.

—¿Por qué no dejamos este tema para más tarde?— intervino ahora Alice —francamente, Aro— hizo una pequeña pausa —creo que el tema de Emily aquí no pinta nada.

—No interfiere para la negociación— habló ahora Bella, que había permanecido callada. Su jefe estudió unos segundos las palabras de las chicas.

—Eso es cierto; aunque espero comprobar en un futuro no muy lejano que todo este tema no desemboca en una batalla campal. No me gusta que grupos de mi discográfica armen follones; y os recuerdo que Emily ha tocado el tema de los acuerdos entre el grupo y Twilight Records— les advirtió de manera seria, mirando mosqueado al bajista —únete a nosotros, Sam; y espero que no vuelva a repetirse una cosa así. De vuestra vida personal lo que queráis, siempre con decoro y prudencia; pero de lo otro…¿estamos?

—Estamos— contestó Sam, afirmando levemente con la cabeza. Aro abrió cómicamente los brazos, dándole permiso para tomar asiento. El bajista lo hizo al lado de Edward, ya que era la silla libre que quedaba más cerca.

—Bien, empecemos— Aro pulsó un botón del interfono; al momento, Lupe entró con unas carpetas bajo el brazo, repartiéndolas en completo silencio, para luego cerrar la puerta tras de sí —he leído la contraoferta que me enviasteis; hay algunos puntos que me gustan— admitió, apoyándose en la mesa y cruzando sus manos.

—¿De verdad?— fue la improvisada respuesta de Bella —nos alegra escuchar eso.

—Admito que habéis hecho un buen trabajo— se dirigió a la castaña y a Alice.

—¿Y esa actitud tan abierta?— preguntó el cantante, cruzándose de brazos.

—El recopilatorio está siendo un auténtico éxito, sobre todo a nivel de plataformas musicales— le reveló, satisfecho —si echáis un vistazo a lo que nos ha traído Lupe, podéis comprobar las cifras, actualizadas a fecha de ayer— los chicos tomaron cada uno sus portafolios, abriéndolos —"Lie to me" lleva más de ciento veinticinco mil descargas— les informó; los chicos se miraron, sonriendo; Alice lo iba vigilando, pero la cifra que tenían era menor —y por raro que parezca, los viejos éxitos remasterizados también acumulan buen número de descargas y visitas.

—Lo clásico siempre es una buena opción— afirmó Jake, con una pequeña sonrisa.

—¿"Bed of roses" lleva más de doscientas cincuenta mil?— preguntó Emmett, abriendo los ojos, y ante el asombro del grupo entero.

—Sabíamos que estaba empezando a subir, pero no creíamos que iba tan rápido— negó Jasper con la cabeza, mirando a su esposa con una pequeña sonrisa.

—Y hace escasamente quince días que salió— refutó Sam, que había permanecido callado.

—Esto huele a Grammy, entre otros premios— refutó Aro, con una sonrisa satisfecha —Edward— ahora se giró hacia el cantante —sea lo que sea que te inspiró para componer ese éxito, no lo dejes escapar— el cantante sonrió levemente, a la vez que Aro posaba su vista un segundo en una azorada Bella —¿creéis que no vi la rueda de prensa en la discográfica?— les preguntó, sonriendo inocentemente.

—El mérito es de todos, no sólo mío— corrigió el cantante —todos en mayor o menor medida, aportamos, sea en la parte escrita como en la musical.

—Me encanta ese lema; todos para uno y uno para todos— suspiró el magnate, con una sonrisa.

—Nos ha dicho que algunos puntos le interesan— recordó Bella, ajustándose las gafas —¿podría decirnos alguno?

—Veo que renunciáis al incremento por merchandising y recaudación en taquilla— Aro sacó unas minúsculas gafas —pero queréis aumentar el tanto por ciento de las ventas.

—Cómo le explicamos en la última reunión— habló Bella— no son solista y músicos aparte, que tienen distintos tantos por ciento de beneficio. Son grupo, y cobran exactamente el mismo porcentaje por derechos de autor.

—Un veinte por ciento cada uno— añadió ahora Alice— Nosotros renunciamos al incremento del merchandising y recaudación; es una suma importante.

—Sobre todo, la de recaudación en taquilla— asintió Aro —por lo que veo, queréis pasar de un sesenta por ciento de las ventas a un setenta por ciento— enumeró, leyendo las hojas; eso deja a Twilight Records con un treinta por ciento de beneficios de venta. Perdería un diez por ciento.

—Nosotros renunciamos a un incremento de casi un dieciséis por ciento— siguió Bella, llevándose la mano a la parte de la cara donde tenía el golpe.

—¿Se encuentra bien, señorita Swan?— preguntó Aro.

—¿Necesitas que paremos?— la castaña giró sus ojos hacia su novio, que la miraba preocupado —suele pasarle a menudo— explicó al resto—todavía se resiente.

—No, no es necesario— le quitó importancia Bella —creo que tengo un calmante por aquí— tomó su bolso.

—Le diré a Lupe que ordene agua, y unos cafés; pararemos unos minutos— ofreció el magnate, pulsando de nuevo el interfono.

—No estaría mal— aprobó Jake. Cuando la castaña encontró la pastilla y fue a posar de nuevo el bolso en el suelo, tuvo que contener la risa, al ver la cara de envidia de su jefa.

—Demetri tiene buen gusto— le susurró Alice, entre hastiada y divertida.

En ese lapsus de tiempo Edward se giró, para encarar a su amigo, que tenía la mirada perdida, y gesto pensativo. Aunque era algo que iban a hablar después, en la intimidad del estudio, mucho se temía que Sam no tenía constancia alguna de lo que iba a hacer su exmujer.

—¿Estás bien?— le preguntó; Sam giró la cabeza, encogiéndose de hombros, mientras que por la puerta entraban dos personas, dejando agua y jarras de café y leche en una mesa auxiliar. El resto se levantó, para tomar una bebida.

—Francamente, no— confesó, pasándose una mano por la cara, sin afeitar desde hace varios días —estoy tan sorprendido como vosotros— le dijo.

—Eso me lo imagino— le dio la razón Edward —¿has hablado con ella?

—Iba a hacerlo, pero visto lo de ayer…— dejó la frase inconclusa —luego os contaré— le aseguró —¿cómo está?— señaló a la novia de su amigo, que les daba la espalda, hablando con el matrimonio Whitlock.

—Mejor— le contó Edward —aunque le da reparo salir sola a la calle, y eso me preocupa— negó con la cabeza.

—Todavía está muy reciente— musitó el bajista, en voz baja —simplemente, necesita un poco de tiempo.

—Eso espero— le dio la razón. Justo en ese momento, los pequeños grupos se disolvieron, y la reunión se reanudó. El cantante se levantó un momento, para ponerse un café y de paso le acercó uno a Sam, gesto que agradeció el bajista.

—Prosigamos— anunció Aro, poniéndose de nuevo las gafas —ese diez por ciento extra que pedís en ventas, se puede sopesar— concedió —pero ya os dije que, si cedía en la parte económica, no iba a ceder en el tiempo para sacar otro álbum de estudio.

—Una cosa no quita a la otra— negó Emmett con la cabeza. Edward rodó los ojos; siempre con la misma cantinela.

—No veo la diferencia de dieciocho meses a veinticuatro— replicó Sam.

—Siendo franco, chicos— habló ahora el magnate —todo lo que sacáis lo convertís en oro. Yo velo por mi multinacional, y eso se traduce en que debo tener beneficios. Esto no deja de ser un negocio.

—¿Por eso estás de tan buen humor?— interpeló ahora Edward, cruzándose de brazos, y siguiendo extrañado ante la buena disposición de su jefe.

—Si sois capaces de componer temas como "We weren´t born to follow, These Days, Lie to me… Bed of roses"— enumeró la mayoría de los temas inéditos del recopilatorio —todo este éxito me ha pillado de sorpresa, lo admito— confesó —creo que es lógico que no quiera perderos. Y si a eso, añadimos que la gente sigue coreando vuestros primeros discos como hace diez años, la cosa es aún mejor.

—Lo tenemos— susurró Bella en voz baja a su jefa, que asintió imperceptiblemente. La castaña y su chico se miraron un momento, haciéndose un mínimo gesto con los ojos.

—En el fondo, creo que el tema viene más por lo que acarrea el álbum— explicó Edward.

—Eso es— le apoyó Jake —un álbum se traduce en otra gira; estamos en marzo y no terminamos hasta octubre— aludió a la actual.

—Y empezamos el tres de agosto— tomó la palabra Sam —estamos agotados; van a ser en total catorce meses de gira.

—Sois unos de mejores grupos de rock que hay en directo— concedió Aro, cruzándose de brazos— pocos de vuestra categoría pueden hacer lo que vosotros hacéis.

—Pero también queremos un descanso— habló ahora el batería —todos tenemos una vida aparte de los Slave Heart; familia, hijos, parejas…

—Necesitamos un descanso, y prestar un poco de atención a la vida privada de cada uno— siguió Jake —siempre habrá alguna entrevista, actuación, colaboración para televisión…— enumeró —a eso no nos negamos.

—Ni a componer, pero sin prisas— añadió Jasper.

—¿Y si planteamos las sucesivas giras de otra manera?— propuso Alice —en vez de todo seguido, aunque haya parones, espaciar más las fechas.

—Por ejemplo, podría ser un mes y medio viajando; parar dos o tres meses; luego retomarla… por así decirlo, hacerla en tramos— explicó ahora Bella —muchos grupos las planifican así.

—Llegaríamos más descansados, y no pasaríamos tanto tiempo fuera de casa— concluyó el bajista.

—Ya que has hablado, querido Sam— levantó la vista Aro, mirándole fijamente —¿debo suponer que cada vez que tengas un bajón emocional vas a irte de un concierto cuando te salga de las mismísimas pelotas?— masculló, con los dientes apretados —las gente paga por veros a los cinco— Bella recordó esas mismas palabras, recitadas por Jake y por el mismo Aro unos minutos antes —y ya sabemos todos lo que pasa cuando miembros originales abandonan las formaciones; la cosa empieza a decaer.

Siete pares de ojos se posaron en el bajista, esperando expectantes una contestación. Era la pregunta clave. Jake miraba a su primo fijamente; junto con el cantante, era el que mejor le conocía y podía imaginar el trago que estaba pasando. Su aspecto delataba que no había dormido en días, y la tristeza en sus ojos era palpable.

—No supe ni pude gestionarlo en ese momento— admitió, pasándose una mano por el pelo —escogí la que yo creí que era la mejor opción, aunque no fuera la correcta.

—Esto está claro— Aro se cruzó de brazos, mirándole serio.

—Os pido disculpas a todos, por haberos dejado así en Helsinki— siguió hablando.

—No sabes la cara de idiotas que se nos quedó— dijo ahora Emmett —y el mal trago que tuvo que pasar Paul.

—Ese Paul es tu recambio oficial, ¿cierto?— preguntó Aro, de manera general.

—Sabes que todos tenemos uno, excepto Edward— tomó ahora la palabra Jasper —puede suceder cualquier imprevisto.

—Pero puntual— matizó el cantante.

—En ese caso, si decidieses abandonar la formación, Paul pasaría a ser miembro de pleno derecho de la banda, en lo que se refiere a la gira— habló Aro, con contundencia. Los ojos del cantante se volvieron hacia él como un resorte, furiosos. Bella apretó ligeramente su brazo, diciéndole con la mirada que se controlara.

—No es tu decisión— le recordó, intentado modular su tono de voz —en ningún sitio se recoge que la discográfica decida las personas que forman la banda.

—Yo os sugerí a Jasper— objetó Aro de nuevo.

—Exacto, nos lo sugeriste— matizó Jake —pero la decisión final fue nuestra.

—Creo que es algo que tenemos que hablar, pero en privado también— tomó ahora la palabra Alice, acariciando su abultada tripa.

—Habladlo— alzó las manos Aro —chicos, debéis disculparme, pero tengo una comida de negocios que no puedo posponer— se excusó, levantándose, cosa que el resto imitó —las propuestas van por muy buen camino; dejadme que las consulte con mis expertos.

—Por supuesto— habló ahora Bella.

—Alice, Isabella; muy buen trabajo— las felicitó otra vez —os convoco para volver a hablar dentro de, más o menos, un mes— les dijo —entre las vacaciones y la reanudación de la gira, será lo mejor; Lupe os llamará, para fijar el día y la hora.

—Muchas gracias, señor Vulturi— contestó Bella.

—Ahora bien— llamó la atención de los chicos —si me vuelvo a enterar que habláis con otra discográfica antes que conmigo— aludió al asunto de Cayo Van Harden y a la oferta de Sound of Music —las cosas no serán tan fáciles.

—Y hablando de ese tema— Jasper se cruzó de brazos —¿cómo te enteraste?; con todo lo que está pensando, pensamos que alguien se ha podido ir de la lengua.

—Pero es un tema que hemos comentado en privado— apostilló el guitarrista.

—Es mucho más sencillo de lo que pensáis; ya sabéis que todos, en este mundillo, nos conocemos y sabemos de qué pie cojeamos cada uno— les explicó —que yo no me lleve bien con Cayo, a nivel personal, no significa que me lleve mal con todo el que trabaja en Sound of Music…— dejó la frase sin acabar.

—Resumiendo, que tus tentáculos llegan a todos los rincones— rodó los ojos Edward.

—Hay que tener amigos en todos los sitios— se encogió el magnate de hombros —al igual que soy consciente, dentro de mi propia empresa, a quienes puedo contar ciertas cosas, y a quienes no. Me llegó el comentario de manera puramente casual, y yo hice mis averiguaciones.

—Entonces, por un lado, misterio resuelto— murmuró la castaña en voz baja.

—Lo que sí os pido, es que todos estos asuntos personales con la prensa que están saliendo últimamente— miró al cantante y a su novia, y luego a Sam —arregladlos de una forma prudente y moderada. Sabéis que no soy fan de ese mito de chicos malos e irresistibles de la música; creo que ya estáis creciditos para volver a esa fase —les advirtió —si hay que hablar, hacedlo. Pero con buenas formas.

—En ello estamos, créeme— le aseguró Alice.

Aro se despidió de ellos, abandonando la sala. La banda y las chicas suspiraron aliviados; francamente, y dado la última vez que se reunieron con su jefe, esperaban una reunión cruda y difícil. Jake se adelantó, para abrazar a su primo.

—Nos tenías muy preocupados— le medio reprochó.

—Lo sé; y en verdad lo siento— les volvió a ofrecer sus disculpas.

—Sabes que tenemos que hablar, muy seriamente— le dijo Emmett, con los brazos en jarras, y mirándolo serio.

—Me lo imagino.

—Pero no aquí— negó Alice con la cabeza.

—Podemos hacerlo en el estudio— ofreció su marido —pediremos comida; Nessie nos espera allí.

—Entonces nosotros iremos a buscar a Amy, y la llevaremos también— dijo Edward, mirando a su novia —creo que tenemos para rato— rodó los ojos.

—Por supuesto— aprobó Jasper —así se entretienen los cuatro— aludió a sus hijos. El grupo se despidió de la pareja, quedando en una hora en el cuartel general.

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Un buen rato después, Edward aparcaba el coche en casa de su compañero; habían ido a buscar a la niña a la tienda de sus padres, y después de resumirles en pocas palabras la reunión con Aro y la aparición de Sam, los tres pusieron rumbo hacia El Valle de San Fernando, zona en la que se encontraba el estudio y la casa del matrimonio Whitlock. Nada más poner un pie en los jardines, la hija mayor de Alice y Jasper se acercó corriendo.

—Hola tía Bella, tío Edward— saludó Akane

—Hola cariño— saludó, con una sonrisa la castaña —¿dónde están Hachiko y Kyo?

—En la cocina con María— le explicó, para después dirigirse a su amiga —mamá dice que vamos a comer allí con ella, y que luego podemos ver una película.

—Seguro que nos peleamos con Kyo, a cuenta de la peli— protestó Amy, de manera graciosa.

—También podéis jugar a algo— propuso su padre —si quieres algo, nosotros estaremos en el estudio —le recordó a su hija.

Las niñas se alejaron corriendo, rumbo hacia la casa principal, a la vez que Edward se frotaba los ojos, suspirando cansado. Su novia lo miró con preocupación; tenían una larga tarde por delante.

—¿Cansado?— se acurrucó contra él, haciendo que el cantante abriera los brazos; el suspiro satisfecho de su novia llegó a sus oídos cuando esta se acomodó dentro de ellos.

—Cansado, mosqueado, alucinado…— negó Edward con la cabeza —sigo acordándome del puto gurú que nos echó el mal de ojo— refunfuñó, acariciando con cuidado su espalda.

—Espero que Sam pueda darnos algunas respuestas— musitó ella.

—Me ha dicho en la reunión que no ha hablado con Emily— le contó —y estoy seguro de que él no tiene nada que ver con todo lo ocurrido ayer; le conozco demasiado.

—Lo suponía— le dio la razón Bella —¿por qué lo ha hecho?

—Yo creo que por dinero— se encogió el cantante de hombros —el morbo vende, nos guste o no— le recordó —aunque dudo mucho que Emily tenga problemas económicos. No sé qué decirte, calabacita— susurró, dejando un pequeño beso en su frente.

—Es complicado; mañana, antes de nuestro día de compras —se refirió a las compras previas a las vacaciones, que le prometieron a la niña —llamaré a Rosalie; debe estar muy enfadada.

—Esa es otra— le dio la razón —ha sacado a la luz cosas muy personales, de todos— refutó, muy molesto.

—A ver como solucionamos este lío— musitó Bella, cómodamente apoyada en él. El cantante dejó otro pequeño beso en su frente, mirándola con una pequeña sonrisa.

—¿Qué ocurre?— frunció el ceño, a la vez que su novio la miraba fijamente.

—Te queda muy bien la cadena— susurró; la mano de la castaña fue directa a su cuello, acariciando con cuidado el colgante que pendía de ella —y me encanta verte vestida de ejecutiva— murmuró de manera sugerente, besando su cuello.

—Y eso que no llevo tacones— soltó ella, conteniendo una risa, a la vez que los ojos verdes del cantante la recorrían de arriba abajo, mirando con detenimiento la americana negra que llevaba, por encima de una blusa blanca —y encima, voy en vaqueros, aunque negros— añadió.

—Me da igual— Edward no hacía más que dejar pequeños y suaves besos en su cuello — me pone mucho, eso de verte con una americana y las gafas— susurró lentamente, dejando un pequeño beso en el lóbulo de su oreja, gesto que fue correspondido por su calabacita, llevando su mano a su cuello —y esos vaqueros te hacen un culo divino— siguió su novio, bajando una mano y dándole un apretón a su nalga.

—Alguien quiere acción— jadeó ella, mordiéndose el labio.

—Siempre— fue la simple respuesta del cantante, para después besarla; podía parecer cursi, pero no se explicaba cómo había podido sobrevivir tanto tiempo sin ella.

Y el mundo de Bella paró bajo sus pies, como siempre ocurría cuando Edward la besaba de esa manera. La mezcla de sentimientos que siempre sentía cuando la besaba hizo que sus piernas empezaran a temblar, pero un carraspeo hizo que la pareja deshiciera el beso, para fastidio de ambos.

—Buscaos una habitación— rodó los ojos Jasper, sonriendo divertido.

—¿Me prestas una?— le devolvió la broma el cantante, señalando la casa de su compañero con la cabeza y sin dejar de abrazar a su novia, que con su rostro rojo, miraba hacia otro lado.

—Por supuesto que no, pervertido— ambos estallaron en suaves risas, ante la mueca hastiada de Bella —está todo preparado para comer; los niños ya están en ello— les informó.

—Vamos— le dio la razón el cantante, liberando a su chica de su abrazo, pero tomando su mano —a la noche hablamos— murmuró, mirándola fijamente.

—Hecho— contestó ella, pagada de sí misma, guiñándole un ojo.

—Os estoy oyendo— canturreó Jasper, que iba unos pasos por delante de ellos.

La pareja contuvo la risa, mientras giraban por un lateral de la casa, camino del estudio, dispuestos a enfrentar un almuerzo no demasiado cómodo.

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Después de un almuerzo incómodo, con pequeñas conversaciones sin interés alguno, junto con cortantes y escalofriantes espacios de silencio, todos tomaron asiento en el amplio despacho de las chicas, ocupando los dos sillones y varias sillas. Todos miraban al bajista, esperando a que tomara la palabra, cosa que efectivamente hizo.

—No tengo palabras para deciros cuanto lo siento— habló Sam, cabizbajo —nunca pensé que Emily haría una cosa así.

—Nos ha jodido, pero bien— siseó el cantante.

—Os juro que no tenía ni idea— seguía relatando Sam, con los brazos apoyados en las rodillas, y negando con la cabeza.

—Eso nos lo suponíamos— habló ahora Jake, con los brazos cruzados —es que no lo entiendo— negó pesaroso con la cabeza —no la reconozco.

—Tampoco yo— suspiró una agotada Alice —creo que nadie esperábamos esto; en la vida.

—Ha sido sorprendente— musitaba Reneesme, sentada al lado de Jake —y visto lo visto, ningún periodista sabía nada; aparte de los de la cadena del programa, esos estaba claro que no iban a soltar prenda— les explicó —si se revienta la exclusiva, ella no cobra.

—¿Tan jodida está de dinero, para tener que airear vidas privadas ajenas?— ahora el que habló fue el batería, uno de los más perjudicados —aparte de vosotros y de las familias, nadie sabía nada de la boda, todavía— miró a Sam, muy enfadado.

—Lo siento muchísimo, Emmett— se volvió a disculpar Sam.

—¿Te imaginas que hubiera pasado, si en vez de contar eso, suelta lo de la adopción?— el batería se puso de pie, paseándose de un lado para otro —¿o si hubiera dicho algo, que la agencia considerara inapropiado, y lo echaran todo para atrás?— seguía exclamando, furioso —¡si por su puta culpa, el sueño que tanto anhelamos se va a la mierda!— Bella, Alice y Nessie se encogieron, debido al grito que pegó.

—Las agencias de adopción son muy estrictas y severas— apoyó Edward sus palabras.

—Lo sé— contestó Sam, pasándose una mano por la cara.

—Como la señorita está cabreada con el mundo, resulta que le da derecho a jodernos la vida a los demás— habló ahora Jake —no sólo ha puesto verde al grupo, sino también a la familia— le reclamó a su primo, mirándolo con dureza —¿era necesario sacar que pidió ayuda económica a mi padre, cuando no éramos nadie, para que montar su primer salón de belleza?— el tono se iba alzando por momentos —¡mi padre la quería como a una hija, y si no la ayudó en ese momento fue porque no tenía los medios!

—¡Todo eso lo sé de sobra!— exclamó Sam —¡yo no tengo nada que ver con todo este asunto!— les volvió a repetir —¡y os recuerdo que, gracias a ella, he quedado como el adúltero del año; y me siento como el tonto nacional, que le montó los putos salones!

—Eso es verdad— le dio la razón Jake —sin tu ayuda, no hubiera podido montar su imperio de belleza— siseó, mordaz.

—¿Y Bella, qué le ha hecho para decir que se merecía lo que le pasó, por meterse en una relación conmigo?— la castaña tomó a su novio del brazo, ya que el modo divo resurgía en todo su esplendor —¿para llamarla ingenua, insinuando que voy a engañarla a la primera de cambio?— recitó las palabras exactas de la exmujer de su amigo, lentamente, conteniendo una mueca de furia.

—Nosotros no tenemos la culpa de lo que pasó en vuestro matrimonio— negó Alice con la cabeza —y como ha explicado Aro, ha sacado a la luz cosas relacionadas con la discográfica.

—Cosas que, la competencia, puede aprovechar en nuestra contra— terminó la frase su marido por ella.

—Está resentida con todo este mundo— tomó la palabra Nessie —Sam es parte de Slave Heart, y eso ha hecho, entre otras cosas, que su matrimonio acabara— les recordó.

—Porque la señorita Leah forma parde del equipo de los Slave Heart— acabó Jasper la frase por ella.

—No sé si necesita dinero— siguió hablando la pelirroja, mirando a Sam.

—Los salones van bien, hasta donde yo sé— aclaró, negando con la cabeza —aunque yo aportaba mucho de forma económica.

—Exacto— exclamó a Nessie —y os aseguro que ha cobrado una buena cifra, me lo han dicho fuentes muy cercanas al programa— se dirigió ahora al resto —no os escondéis, pero a la vez no habláis de vuestra vida privada— les dijo —aparte de algunos episodios en el pasado— miró sobre todo al cantante, que soltó un bufido —cualquier periodista mataría por saber un poco de vosotros… y ella se lo ha dado.

—Lo ha puesto en bandeja— musitó Bella.

—Os aseguro que cualquier programa habría pagado por unas declaraciones así; y más, después del altercado de Bella con la prensa.

—¿Creéis que ha podido ser ella?— todos se giraron ante la pregunta del bajista —quiero decir…— hizo una pausa, intentando expresar las palabras correctas —¿ella ha podido insinuar, por decirlo de alguna forma, que hurgaran un poco en el pasado de Bella?— Edward le miró, recordando la conversación que tuvieron por teléfono, hace escasamente una semana.

—De eso no tenemos confirmación— tomó ahora la palabra Alice —aunque no podemos descartarlo, visto la situación.

—Todo me parece tan raro— negaba Emmett —¿os dais cuenta de que, cuando se le preguntó por su nueva pareja, no dio su nombre, insinuando que el hombre misterioso no pertenecía al mundo del famoseo... pero que eran muy felices juntos, y que querían seguir así?

—La que debería haber seguido en el puto anonimato es ella— seguía mascullando el cantante —¿quién nos asegura que ahora no la vamos a tener en primera plana todos los jodidos días, largando acerca de nosotros?

—Al igual que no dio el nombre de Leah— añadió Bella, quedándose pensativa.

—Y es raro; con el odio que le tiene…— musitó Jasper —habría sido la oportunidad perfecta para humillarla y pisotearla hasta el extremo.

—¿Qué vas a hacer?— le preguntó el guitarrista a su primo, mirándolo preocupado.

—Ya he hablado con Jenks, para que tramite el divorcio lo más pronto posible— les contó —mi plan era reunirme con ella, hablar las cosas con calma, y acabar en buenos términos— les relataba, compungido —pero ya no va a ser posible; ha hecho daño a mi familia, a mis mejores amigos…— los rostros de todos se suavizaron.

—Sammy— el cantante llamó su atención —sabemos que este embrollo no es culpa tuya.

—Pero no podemos evitar estar enfadados— habló ahora el batería —nos ha pillado tan de sorpresa, que…

—Es comprensible— admitió Sam —yo también estaría igual que vosotros.

—¿Y el grupo, qué vas a decidir?— interrogó ahora Bella.

—¿Vas a dejarlo?— la pregunta de Jasper hizo que el grupo entero contuviera la respiración.

—No sería lo mismo sin ti— musitó Emmett.

—Como te dije por teléfono— tomó la palabra el cantante —Slave Heart somos los cinco— le recordó —¿no recuerdas nuestras conversaciones en el garaje de tu primo, siendo adolescentes?— Jake sonrió con nostalgia —¿y el tugurio en el conocimos a Em?

—Y aunque Jasper llegara unos meses después de que saliera "Runaway", siempre seremos los cinco— le volvió a recalcar —creo que muy pocos grupos tienen una amistad fuera del trabajo, como la que nosotros tenemos— musitó Edward.

—Somos una pequeña familia— afirmó con la cabeza Emmett —lamento haberte gritado, pero estaba superado— se disculpó, palmeándole el hombro —pero no te puedo asegurar que Rosalie no tome medidas— le advirtió.

—Ni ninguno, tenemos que ver como resolvemos este desaguisado— objetó Nessie —estáis tocados todos.

—Ya lo creo que lo vamos a resolver— siseó Edward —pero queremos que sigas con nosotros, Sammy.

—Nosotros te apoyamos, en todo lo que esté en nuestra mano— siguió el discurso Jake —pero no tires tu sueño por la borda— le pidió —después de todo lo que hemos pasado, y de conseguir lo que hemos conseguido…— dejó la frase sin terminar, negando con la cabeza.

El bajista tragó saliva, mirando a la que, efectivamente, era su segunda familia. Muchos años juntos, muchos recuerdos, momentos buenos y malos… multitud de imágenes y situaciones pasaron por su mente, y todas con un denominador común, la música. Intentado contener la emoción que le habían causado las palabras de sus compañeros, un pequeño suspiro salió de su boca, antes de hablar.

—No quiero dejarlo— negó con la cabeza; el suspiro de alivio de sus compañeros fue audible —Emily ya nos ha jodido bastante, a todos— siseó, enfadado —no le voy a dar el gusto de verme hundido.

—¡Así se habla!— levantó las manos Emmett, para después palmearle de nuevo el hombro, gesto que imitó Jasper.

—Gracias a dios— los primos se abrazaron —nos has tenido muy preocupados.

—Lo sé— suspiró Sam.

—Ven a casa hasta que retomemos la gira; papá y la tía Sue están muy preocupados— le pidió. Para Billy, era como un hijo, y el bajista lo sabía.

—Por supuesto— le aseguró.

—No te preocupes; vamos a dejarla fuera de juego— le prometió Alice, con una sonrisa, gesto que fue imitado por Nessie.

—Es lo mínimo que se merece— añadió Edward, abrazándole también —no nos vuelvas a hacer esto— le advirtió, intentando parecer serio.

—Creo que he aprendido la lección— respondió el bajista, que ahora se giró hacia Bella, que miraba la interacción de su novio y su amigo —siento mucho todo lo que pasó; cuando vi las imágenes, me quedé horrorizado.

—Fue un mal trago— admitió Bella, ahora apoyada en su novio.

—Pero ha sido el detonante para que venga a vivir conmigo— replicó el cantante; una sonrisa se dibujó en el rostro de Sam.

—Por fin tienes a tu chica contigo— le dijo, sonriendo con complicidad, ya que él había escuchado pacientemente muchas veces a Edward, a cuenta del tema —y hasta te ha hecho un regalo— la castaña frunció el ceño —me refiero a lo que llevas colgado en el cuello— Alice y Nessie se acercaron en un segundo, rodeando a la castaña y quedándose sorprendidas.

—Qué pasada— suspiró Nessie.

—Es precioso— alabó Alice, con una sonrisa.

—Vaya pedrusco— fue lo que salió de la boca de Jasper, mirando al cantante con una sonrisa maliciosa.

—No es tan grande— musitó Bella, roja de vergüenza, ante la sonrisa divertida de su novio.

—Pero no veas como brilla— contradijo el guitarrista, sonriendo también, al igual que Jasper.

—Eddie, Eddie, Eddie…— suspiró cómicamente el batería, negando lentamente con la cabeza.

—No me llames eso— le previno, con el ceño fruncido.

—Te has confundido— seguía hablando Emmett; la castaña y su novio se miraron, sin entender nada —el pedrusco se pone en el dedo, no en el cuello— replicó, mordaz.

El resto intentó, a duras penas, contener las carcajadas, pero era muy complicado, y más, viendo las caras de la pareja, que hastiada, decidió salir a airearse un rato al jardín. Una vez desaparecieron por la puerta, el batería se cruzó de brazos, mirando al resto de la banda.

—Como le dije a Rosie hace unos días— les explicó —doscientos pavos a que, en menos de dos años, están casados— les incitó, poniendo una mueca maliciosa.

—Los veo— alzó la mano Jasper, ante la ceja arqueada de su mujer —yo digo menos de un año.

—Yo estoy con Em, también los veo— añadió ahora el bajista —año y medio —Nessie sonreía divertida.

—Lo doblo— se picó Jake —cuatrocientos, máximo un año— apostó.

—Hagan juego, señores— se frotaba las manos el batería, ante las risas de los chicos y la paciencia de las chicas.

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Gracias a todas las chicas que seguís en este maravilloso mundo que es Fanfiction; a las que retomáis la historia, a las que os sumáis a ella, a las que leen, a las que habéis opinado y las que opináis ahora…

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Sara, Cris… lo prometido es deuda.

Un besazo y nos vemos en el siguiente!