#USER: Aviso que esta historia, en ciertos puntos, contendrá escenas muy subidas de tono y con descripciones gráficas sexuales.
El brazo derecho de Blue Beetle, transformado en un aterrador cañón de plasma, apuntaba contra el cuerpo vulnerable y malherido de la traidora. Los demás Titanes le daban por muerta, incluso Beast Boy, pero la muy cabrona se resistía a dejar ese mundo. Khaji-Da, la inteligencia artificial atada al escarabajo simbiótico, detectaba múltiples fracturas y heridas internas. Le quedaban, como mucho, unas horas de lenta y horrible agonía.
La IA también detectaba el odio masivo que inundaba la mente de Jaime Reyes, un sentimiento justificado. Terra dejó entrar al enemigo a sus vidas, los expuso a un peligro mortal, los apuñaló por la espalda. Merecía ese sufrimiento.
Eso era lo que pensaría un antihéroe o un villano. Y Jaime Reyes estaba lejos de entrar en esas categorías.
"Mátala. Es una traidora."
— No es lo correcto. — Espetó el chico. Ella apenas tenía fuerzas para mantener los ojos entreabiertos, con un hilo de sangre deslizándose en el centro debido a una herida abierta en las sienes.
"Expuso a tus amigos a la amenaza de Deathstroke y Hermano Sangre. Intentó eliminarnos. Es peligrosa, Jaime Reyes"
— C-callate. — La voz interna, mecánica y gélida de Khaji-Da hizo temblar su pulso y desdibujar la furia que dominaba el rostro del latino. Estaba dudando. La traidora esperaba entre silenciosas lágrimas el brillo cálido de la muerte. El titán solo debía apretar el gatillo interno para arrasar con el cuerpo de Markov. Prefirió salvarla. — A la próxima no me hables de rastros de calor.
Fue la propia IA la que llamó su atención acerca de una tenue firma calórica. Avisó a Robin y Nightwing que daría un último vistazo antes de volver a la Torre, pensando que quizás se trataba de Slade o del Hermano Sangre. No podía dar nada por sentado en ese rubro de trabajo.
— Aquí Blue Beetle a Nightwing. Solo fue… una falsa alarma. — avisó de la forma más tranquila posible a la radio, desplegando unas patas mecánicas de la espalda que le sirvieron para apartar rocas y cargar cuidadosamente con la convaleciente figura de Tara. Llevarla a un hospital o con los Titanes solo empeoraría su situación, así que se le ocurrió curarla lo único a pesar de las letales recomendaciones de Khaji-Da y su propia inexperiencia. Usó el dinero que tenía guardado para la universidad para alquilar un cuarto de un discreto motel de carretera en el que escondería a la traidora. Tenía la sensación de que intentaba hablarle, pero su mandíbula estaba muy dañada como para apenas mover los labios. Con cada minuto que pasaba, más pena sentía por ella. Era demasiado noble para su propio bien.
Nightwing pedía que volviese a la torre, y él sacaba la excusa de que necesitaba despejar sus pensamientos. En realidad estaba ocupado comprando múltiples insumos en una farmacia. Sobre la mesa estaba la posibilidad de pedir la ayuda de su madre Bianca, una hábil enfermera, pero no quiso meter a su familia en ese lío.
— Me voy a arruinar la vida haciendo esto. — murmuró para sí mismo, acercándose a la cama con una bolsa repleta de material médico. La sangre manchaba las sábanas y el colchón y la palidez natural de Tara era mucho más evidente. Si se quedaba quieto, sin tocar nada, fallecería en veinte minutos. — Khaji, tendrás que ser mi asistente hoy. Dame indicaciones e información de sus heridas.
"Lo recomendable es dejarla morir."
— ¡Lo recomendable es que me hagas caso y no vuelvas a tocar ese tema!
Jaime alistó suelo, tijeras, antibióticos, gasas, pinzas, guantes asépticos y una plegaria. Empezó inyectando calmantes, cortando sus prendas y haciendo incisiones en las zonas donde el escarabajo detectaba hemorragias. En otro momento habría muerto de nervios ante la desnudez plena de una chica, pero sus hormonas se hallaban embotadas ante el hedor a sangre y las terribles heridas. Más aún con la voz de la IA torturandole con probabilidades de éxito y alertas constantes sobre la delicada situación de Terra. Su vida dependía de un hilo, y a Reyes le costaba sostenerlo.
Después de casi medio día de intensos tratamientos y multitud de momentos críticos, pudo estabilizar a la traidora, desinfectar todas las heridas visibles y vendarla, inyectar antibióticos, acomodar huesos, todo lo necesario para que tuviese la oportunidad de recuperarse. El héroe de Palmera estaba agotado, empapado en sangre y sintiendo asco hasta de respirar. Requería de una larga ducha y quince horas de sueño, una pena que Khaji-Da estuviese tan activa avisando de todo lo que sucedía con la paciente. Debía agradecer por los cinco minutos de limpieza fugaz y la oportunidad de descansar los ojos sobre una silla y junto a la cama. Para no levantar sospechas se presentaría al día siguiente con sus compañeros, esperando que Damian, el nuevo líder de los Titanes, mostrase un mínimo de piedad tras toda esa locura creciente.
