Era un nuevo día en el Hazbin Hotel y Charlie, como todos los días, fue la primera en bajar para poder revisar que todo estuviera en orden antes de abrir las puertas del hotel.

Su recorrido iniciaba desde el lobby, pasando por la recepción/bar de Husk, el comedor, el salón de usos múltiples, la pequeña sala de estar y finalmente, la cocina.

Al llegar a la cocina, siempre se encontraba con Niffty y Alastor preparando el desayuno. Alastor tenía gran recelo a comer algo que no fuera preparado por él mismo o por Niffty. Al parecer, el demonio ciervo le tenía plena confianza a la pequeña cíclope.

—Buenos días. —Saludó mientras tomaba asiento en uno de los bancos de la barra de la cocina.

—Buenos días, querida.

—Buenos días, Charlie.

Respondieron al tiempo Alastor y Niffty sin dejar de cocinar. Charlie podía percibir el olor a pancakes y café preparado en olla.

Alastor y Niffty trabajaban tan coordinados que no era difícil saber que se conocían desde hace mucho, hasta parecían padre e hija. El Demonio Radio tenía un trato muy especial con Niffty pues, cuando se dirigía a ella, no había un rastro de hostilidad, malicia o burla en sus palabras, a diferencia de cuando se dirigía a cualquier otro demonio, ella incluida y, por parte de Niffty, notaba gran respeto pero, sobre todo, cariño de ella hacia él.

A Charlie la imagen de Alastor y Niffty en la cocina le recordaba la veces que, durante su infancia, ella preparaba el desayuno en el castillo junto con su padre mientras su madre les cantaba sentada en la barra divertida por ver a Lucifer cuidar de lo que estaba en el fuego y cuidando a la pequeña Charlie.

La sonrisa de Alastor le recordaba mucho a su papá. No solo su sonrisa, sus ademanes, un poco la manera de hablar, el porte…

—¿Quieres decirme algo, Charlotte?

Alastor había notado que su socia lo estaba viendo desde hace un rato, Charlie tenía esa peculiaridad de no poder disimular cuando estaba interesada en algo. El ego del demonio ciervo se elevó, ¿qué cosa de él le había interesado tanto a la princesa del infierno?

Charlie se apenó. Nuevamente se había perdido en sus pensamientos y había incomodado a alguien.

—Lo siento, Alastor, es solo que verlos preparando el desayuno todos los días me recuerda a cuando hacía lo mismo de pequeña con mis padres, cuando vivía en la mansión.

—Debieron ser momentos muy bellos, querida.

—Oh, no tienes idea de cuánto —dijo soltando un pequeño suspiro —Mi papá y yo cocinábamos mientras mi mamá entonaba alguna melodía para alegrar aún más el ambiente. —Concluyó con melancolía.

Niffty terminó de preparar los pancakes y Alastor le dio la seña para que fuera a llamar al staff del hotel quedando solo él y Charlie en la cocina.

—Querida, ¿me ayudas a poner la mesa? —Preguntó Alastor mientras sostenía unos cuantos platos, Charlie le sonrió.

Alastor había notado el cambio en el estado de ánimo en la rubia pero sabía que él no era capaz de tocar esa clase de temas con Charlie y con nadie en general. Desde que llegó al infierno había perdido la capacidad de ser empático por lo que optaba por buscar una salida rápida a esas incómodas situaciones en las que rara vez se veía envuelto.

Niffty bajó seguida por Angel (aun bostezando), Vaggie y Husk.

—Buenos días a todos —Saludó alegremente Charlie.

Los recién llegados respondieron al saludo de Charlie y tomaron sus asientos habituales. Charlie tomaba asiento desde el principio en la cabeza de la mesa, a su derecha se sentaba Vaggie, a su izquierda Angel, a lado de Vaggie, Husk y por el lado de Angel, Niffty, seguida por Alastor.

Después de desearse buen provecho mutuamente, comenzaron a comer. Charlie y Vaggie mantenían una conversación animada e intercambiaban algunos gestos cariñosos, Angel, como todos los días, coqueteaba con Husk sin mucho éxito y Niffty conversaba alegremente con Alastor quien solo se mantenía atento a lo que la pequeña cíclope le decía, respondiendo solo cuando era necesario.

Cuando terminaron de comer, Niffty se dispuso a recoger los platos y cubiertos pero Alastor la interrumpió.

—Oh, permíteme ayudarte, lindurita. —Dijo para chasquear los dedos y limpiar completamente el comedor —¡Perfecto! —Dijo con autosuficiencia antes de girarse a ver a la pequeña demonio cíclope —Ahora, Niffty, necesito tu ayuda con los salones en la parte trasera del hotel. Las remodelaciones han terminado pero se ven deplorables por la falta de limpieza ¿podrías encargarte de eso el día de hoy, querida?

Niffty ni siquiera respondió, al instante salió corriendo a buscar sus materiales de limpieza para luego dirigirse a los salones de los que hablaba Alastor.

—Ah, es un encanto —Dijo Alastor con su típica sonrisa.

—Alastor, no me habías dicho sobre esos salones —Dijo Charlie.

—Oh querida, no quise molestarte con eso. Tengo bastante tiempo libre debido a la poca afluencia de huéspedes.

Charlie suspiró con tristeza. Alastor esta vez no se había percatado del cambio en el ánimo de Charlie por su comentario y simplemente se dirigió a la oficina de esta para seguir revisando el papeleo del hotel y revisar los pendientes que quedaran.

Vaggie se acercó a ella poniendo su mano en su para mostrar apoyo. Era verdad, actualmente solo tenían 3 huéspedes.

—No le prestes atención, recuerda que él está aquí justamente para ver que tu proyecto falle. No le des el gusto a ese cabrón. —Dijo Vaggie tratando de levantarle el ánimo.

—La polilla tiene razón, princesita —Dijo Angel aun sentado en el comedor, recargando su rostro en el torso de una de sus manos mientras observaba las uñas de otra —Sonrisas solo está aquí por su propio entretenimiento, aunque yo podría ser su mayor entretenimiento pero ese creepy no cede ante mis múltiples encantos. —Dijo con una sonrisa pícara que de inmediato cambió a una de frustracion —¡Ah, es un pena! Los demonios ciervo la tienen tan gr…

—Ve a fantasear con la… "cosa" de Alastor a tu cuarto, ¡no seas tan desagradable, Angel! —Regañó Vaggie al demonio araña.

—Oh, ¡por favor! —Se quejó con fastidio —Estoy seguro que la princesita sabe muy bien de lo que hablo ¡Por Lucifer! Su madre es Lilith "la madre" de las súcubos y Charlie tiene ¿doscientos? ¿trescientos? Años, tiempo suficiente para haberse divertido con toda la variedad de demonios existentes… No me extraña que ahora esté experimentando contigo, Vaggie-na —Dijo con picardía y burla.

Vaggie estaba a punto de abalanzarse sobre Angel, la molestia estaba presente en su rostro y sus manos sostenían con fuerza su lanza.

—Calma Vaggie —Dijo Charlie poniéndose frente a su novia y tomándola por los hombros —Ya sabes cómo es Angel… él no sabe lo que sentimos, ¿verdad? Solo tú y yo, ¿cierto?

Vaggie se relajó y sonrió.

—Cierto, dulzura.

—Uhg, ustedes me harán vomitar arco-iris —Dijo Angel girando los ojos y poniéndose de pie —En fin, iré a alimentar a fat nuggets. Busquénme cuando sea la hora de redimir al caballito, perras. —Terminó por irse haciendo una seña obscena con ambas manos superiores mientras las inferiores las mantenía en su cadera.

—Ahhg, esa maldita araña… —Dijo con molestia Vaggie.

—No te enojes, Vaggie… Ya sabes cómo es… Angel es bueno, solo es algo excéntrico… tu sabes por su trabajo…

—Aun no entiendo cómo me convenciste para traer a este pervertido —Contestó más relajada, sonriendo un poco.

—Porque tú no me puedes negar nada —Respondió con una sonrisa maliciosa. Vaggie soltó una risa de derrota y negó con la cabeza.

Ambas decidieron que era tiempo de abrir el hotel. Se separaron a hacer sus respectivas labores.

El día estaba yendo normal, Vaggie, Charlie y Angel ya habían tenido su sesión con los huéspedes. Charlie notaba cierto avance en ellos aunque era insuficiente. Por lo menos, ellos tenían ya conciencia de los errores cometidos en vida y que la redención no se da si solo pretenden estar arrepentidos sin estarlo de verdad.

Charlie fue a su oficina, como de costumbre Alastor estaba ahí; le causó gracia ver a su sombra acercándole libros y llevando los que el demonio ciervo ya no necesitaba.

—¿Se te ofrece algo, Charlotte? —Preguntó Alastor sin despegar sus ojos del montón de papeles que tenía sobre el escritorio.

—En realidad, venía para saber si tú no necesitabas algo. Las sesiones terminaron, hemos limpiado el salón y los lugares comunes…

Alastor soltó una pequeña risa, dejó lo que estaba haciendo y chasqueó sus dedos, todos los libros y papeles desaparecieron del escritorio y su sombra volvió a él.

—Querida, tú eres la dueña del hotel, yo solo soy un simple demonio a tu servicio. —Dijo recargándose en el respaldo de la silla, colocando su tobillo derecho sobre la rodilla izquierda y entrelazando los dedos de sus manos a la altura de su pecho, en clara pose de arrogancia y autoridad.

Charlie rio un poco nerviosa y se acomodó un mechón de su cabello tras su oreja. Carraspeó un poco.

—Yo sé, Alastor, que el hotel no hubiera iniciado su funcionamiento de no ser por tu ayuda y no sabes cómo te lo agradezco pero… —soltó un suspiro —creo que no he podido aprovechar todo lo que has hecho. Tenemos ya 4 meses que abrimos las puertas y solo hemos tenido 4 huéspedes... uno de los cuales huyó…

Alastor sonrió con perversidad al recordar al desdichado, fue realmente divertido torturarlo.

—Querida, permíteme ayudarte un poco más —Dijo Alastor haciendo un ademan con una de sus manos para que una de las sillas frente al escritorio de Charlie se moviera y esta pudiera tomar asiento, Charlie aceptó la invitación. —No me es difícil saber que no tienes los suficientes conocimientos sobre cómo administrar un hotel, debo asumir, sin ofender claro, que el rey Lucifer te mostró el camino obsequiándote esta propiedad pero más allá de hacer unos arreglos cosméticos no se ha hecho mucho… —Alastor se puso de pie y comenzó a caminar con sus manos tras su espalda rodeando el escritorio, siendo seguido por la atenta mirada de Charlie —Charlotte, —agregó —yo no soy un experto en el tema ¡ya me has visto consultando docenas de libros! Pero, creo que en este tiempo he aprendido lo suficiente como para poder darte y darle al hotel el pequeño "empujón" que necesita para por fin llegar a ser el éxito que deseas, querida.

Charlie, quien tuvo que girar su silla para seguir viendo de frente a Alastor observaba con detenimiento al demonio de la gran sonrisa, este esperaba pacientemente cualquier cosa que ella tuviera que decir para poder decir su propuesta.

—Y ese pequeño "empujón" no tiene nada que ver con algún truco ni tu magia voodoo, ¿verdad? —Preguntó con recelo.

Alastor rio y sacudió su cabeza de forma negativa.

—Oh querida, a veces es necesario no depender tanto de mis poderes… —dijo apareciendo y desapareciendo una llama en su mano derecha —mi vida sería aún más aburrida si todo lo solucionara con el chasquido de mis dedos… —pausó dedicándole una mirada de suficiencia —¡No! Lo que yo te propongo es que me permitas hacerme cargo del marketing del hotel. La estrategia usada por ti y tu amiga Vagatha es claro que no es la mejor… permíteme explotar el potencial del hotel al máximo, ¡quiero ver este lugar repleto de demonios buscando la redención! —dijo emocionado

—Y quieres verlos fracasar en el intento… —Respondió Charlotte desviando la mirada

—Charlotte, yo nunca he mentido sobre mi motivo de estar aquí. —Dijo inclinándose un poco hacia ella sin invadir aun su espacio personal y mostrándole una sonrisa dentada.

Alastor tenía razón, él en ningún momento había mentido sobre lo que buscaba al estar en el hotel.

Charlie lo miró tratando de buscar algún significado oculto en sus palabras.

—Bien —dijo no del todo convencida —Te dejaré a cargo del marketing con la condición que yo vuelva a hacerme cargo de la administración. No puedo permitir que cargues con todas esas responsabilidades.

—Oh querida, no te preocupes por eso, sin embargo, si eso te hace feliz —chasqueó los dedos, haciéndola aparecer en la silla principal del escritorio y ante ella una pila de papeles perfectamente ordenados —no soy quien para negarme a alguna de tus peticiones.

Charlie miró nerviosa la pila de papeles, Alastor hizo chasquear de nueva cuenta sus dedos haciendo aparecer al lado de la pila un pequeño cuaderno.

—Ahí tienes algunas notas de tu servidor que podrían serte de ayuda y… —dirigió su vista a su sombra, esta de inmediato se materializó a su lado —mi bueno amigo te ayudará también.

—¿Tu sombra tiene voz propia? —Preguntó escéptica. Como respuesta vio a la sombra de Alastor sonreír burlona y a Alastor negar con la cabeza.

–Él encuentra formas efectivas para poder comunicarse. Descuida, Charlotte, te aseguro que te será de gran ayuda. —Dijo Alastor girándose para darle la espalda. —Bien, ya que hemos acordado los nuevos roles, iré a inspeccionar los salones que le mencioné a Niffty esta mañana como última actividad de mi parte como administrador.

—Gracias Alastor —dijo sincera Charlie.

—No me agradezcas aun, querida. Agradece cuando ya no tengas ni un solo cuarto disponible en el hotel, HA HA —Dijo antes de salir de la oficina.

Charlie se quedó ahí, solo con la compañía de la sombra de Alastor, esta se mantenía estática frente al escritorio de Charlie.

—Puedes buscar algo en que entretenerte, tú… ¿Sombrastor? ¿Cómo debería llamarte?

Mientras, bajando las escaleras, Alastor reía disimuladamente por ver a su pequeña socia tratando de encontrar un nombre adecuado para su sombra porque, lo que Charlie no sabía, era que Alastor podía ver a través de los ojos de la misma. Volvió su vista a sus propios ojos y siguió su camino.

Los días pasaron y tal como lo habían acordado, Alastor se estaba haciendo cargo de la publicidad del hotel. El simple hecho que el Demonio Radio estuviera promocionando el hotel ya era suficiente para que los curiosos se acercaran al lugar, cada día aumentaba la cantidad de visitantes y poco a poco pasaron de ser visitas de demonios curiosos a demonios que querían intentar lograr la tan mencionada redención que ofrecía el hotel.

Los huéspedes aumentaban y con ellos la cantidad de responsabilidades de cada uno, pronto tuvieron que contratar a gente que le ayudara a Niffty en la cocina y más empleados para la limpieza del hotel, Angel de vez en cuando ayudaba a Husk en el bar, al principio con mucha resistencia por parte del demonio felino pero pronto se dio cuenta que el demonio araña era de mucha ayuda, sobre todo cuando montaba su espectáculo preparando bebidas, le daba el tiempo suficiente para poder atender a los clientes que solo buscaban un trago sencillo.

Angel continuaba coqueteándole a Husk, pero este ya se había acostumbrado por lo que ya lo toleraba más.

Charlie en cambio, tuvo que pedirle a Alastor que le ayudara de nueva cuenta con la administración del hotel, esta vez ambos estarían involucrados y serían de apoyo mutuo. Alastor se encargaba aun de la publicidad y Charlie impartía las terapias junto con Vaggie. Todo el staff original estaba poniendo de su parte para que el lugar funcionara, Angel estaba recibiendo algo de efectivo por estar ayudando en el bar y eso lo agradecía mucho, gracias a eso ya no había tenido necesidad de volver al club de Valentino y podía darse, y darle a fat nuggets, algunos gustos.

Vaggie estaba algo aturdida por el gran cambio que se había dado desde que Alastor se había encargado de la publicidad del hotel, se alegraba por ver a Charlie feliz pero, el simple hecho que el hotel estuviera siendo habitado no quería decir que la idea de la redención fuera posible y temía demasiado que el que el hotel estuviese siendo aceptado por los demonios sea un golpe más duro para Charlie si las cosas no resultaban como ella creía.

Maldito Demonio Radio.

Seguramente estaba acelerando las cosas solo para poder obtener el entretenimiento que tanto deseaba desde que había llegado.

Vaggie y Charlie casi no tenían tiempo para convivir como antes y las pocas veces que lo hacían Charlie no paraba de hablar de lo emocionaba que se encontraba por la cantidad de huéspedes que estaban albergando, Vaggie solo reprimía su deseo de decirle que no debía emocionarse demasiado por ello porque temía que Charlie se molestara con ella.

La demonio polilla trataba de involucrarse más en los asuntos de Charlie con el hotel. Había notado que la relación de Charlie con Alastor era cada vez más cercana, tanto, que en varias ocasiones los había encontrado hablando a solas en la oficina de Charlie o en diferentes lugares del hotel. No es que Charlie no lo hubiera hecho antes, pero ahora lo hacía con demasiada frecuencia y con mucha confianza pues había veces que por estar mostrando algún documento o algo al Demonio Radio, Charlie se acercaba demasiado a él y eso la ponía nerviosa.

Por más que Alastor hubiese ayudado a poner en marcha al hotel, ella no confiaba en él ¿por qué todos los demás estaban tan tranquilos? ¿Por qué Charlie bajaba tanto la guardia si ella misma le había contado en alguna ocasión que el nivel de poder de Alastor era similar al de su padre? ¿Tan segura estaba que el Demonio Radio no se rebelaría ante su poder de la palabra? Todo mundo sabía que Alastor era un doble traidor, ¿por qué parecía que solo ella seguía desconfiando de él?

Pero, su plan para involucrarse no resultaba como ella esperaba, las pocas veces que lograba decir algo, dar alguna idea que fuera del agrado de Charlie, Alastor la tomaba y la volvía en algo aún mejor, ganándose más la aprobación y elogios de Charlie.

Estaba harta, ella creía que la idea del hotel se desecharía en un par de meses, máximo 3, cuando Charlie viera por sus propios ojos que aunque su idea era muy noble, no sería bien recibida por los demonios en el infierno, pero tenía que aparecer el maldito de Alastor y darle esperanzas.

Con el tiempo dejó de intentar involucrarse en las actividades de Charlie en el hotel, simplemente cumplía con su rol de dar las terapias a las horas establecidas y luego salía del hotel con la esperanza que Charlie notara su ausencia, cosa que solo ocurrió en muy pocas ocasiones y no por lo que ella esperaba, es decir, que Charlie la extrañara, sino porque quería contarle una nueva idea que el señor sonrisas había tenido y se la quería contar porque ella estaba directamente relacionada en ello.

Estaba harta de Alastor, estaba harta del hotel. Solo deseaba que las cosas fueran como al inicio: solo ella y Charlie llevando una linda relación sin un gran proyecto de por medio.

Un día cualquiera, Alastor le informó a Charlie que se ausentaría del hotel para poder ir a revisar su casa en Villa Caníbal, desde que había llegado al hotel no había regresado y aunque dudaba que alguien hubiese siquiera pensado en acercarse, quería asegurarse que todo estuviera en orden y deshacerse del polvo que seguramente se había acumulado tras meses de ausencia, Charlie le dijo que no había problema y se tomara el tiempo que él consideraba necesario.

En los días que Alastor se ausentó del hotel, Charlie trató de hacerse cargo lo mejor posible de este pero, era mucho por hacer y ella aun dependía mucho de los consejos de Alastor. Trató de apoyarse en Vaggie pero aun con los muchos esfuerzos de la demonio polilla, las cosas se le mostraban por demás complicadas.

La noche antes de que regresara Alastor al hotel Charlie estaba recostada en sus brazos, totalmente vencida en la barra del bar, Husk limpiaba algunos vasos. Angel ya había subido a su habitación para dormir.

—¿Otro largo día, niña? —Dijo Husk mientras acomodaba el vaso que recién acababa de limpiar en el estante. Charlie suspiró de cansancio y levantó un poco la cabeza apoyándose en sus brazos.

–Creo que podría dormir una semana entera… nunca creí que fuera tanto trabajo… —Dijo con voz cansina.

—Te hace falta el hijo de puta, eh… —Dijo Husk con una sonrisa ladina, Charlie solo asintió –Bueno, no creo que tarde mucho en regresar, seguramente encontró algo fuera de lugar y está resolviéndolo… tu sabes, dejar en claro que no pueden hacer algo sin que haya consecuencias.

Charlie rodó los ojos y se dejó caer de nuevo sobre la barra.

—Ánimo, niña. Lo estás haciendo bien. Meses atrás y con la mitad de huéspedes este lugar ya habría ardido en llamas. Ese cabrón se esmeró en enseñarte bien.

Charlie nuevamente levantó la mirada, luego recargó uno de sus codos en la barra y posó su mentón en la palma de su mano con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Alastor tiene muchas cualidades, más allá de sus enormes poderes…

Husk la miró extrañado.

—Bueno, niña, Alastor proviene de una época difícil, es normal que haya aprendido ciertas cosas que le facilitaran la vida.

—Sí lo sé… bueno… algo. Todo lo que sé es por ti ya que Niffty siempre evade las preguntas que le hago –mencionó con algo de intriga en su voz —Lo que quiero decir, es que, quizá no haya sido su intención inicial pero, si Alastor no hubiera venido y no los hubiera traído, mi sueño se habría terminado antes de que pudiera iniciar como se debe y le estoy muy agradecida por ello.

—Mejor no se lo menciones o el muy cabrón subirá su ego por encima del cielo del que tanto hablas.

Charlie rio un poco y soltó un nuevo suspiro, esta vez más relajada.

—Oye Husk —dijo con voz animada —sírveme algo, tal vez un poco de alcohol me ayude a dormir mejor.

Husk elevó una de sus cejas y preguntó escéptico:

—¿Estás acostumbrada a beber?

—Ehhh… no. Pero, podrías servirme algo suave ¿quizá? —dijo con una sonrisa nerviosa.

Husk lo pensó unos segundos y finalmente comenzó a caminar rumbo a la cocina.

—Espera aquí, niña. Iré por algunas cosas que necesito.

Charlie lo miró alejarse, de nuevo se recostó sobre sus brazos, en verdad estaba agotada. Husk regresó con un bote de helado y un frasco de chispas de chocolate. Charlie iba a protestar pero se detuvo cuando vio que Husk tomó una botella de Vodka del estante tras él.

–Es algo que prepara a veces Angel… No esperes que haga los mismos malabares que él. —dijo mientras comenzaba a preparar la bebida.

El procedimiento era sencillo: una cucharada de helado de vainilla, un shot de vodka, revolver con una cuchara, otra cuchara de helado de vainilla, otro shot de vodka, revolver de nuevo con la cuchara y finalmente decorar con chispas de chocolate. Una vez terminó de prepararlo, le entregó la bebida a Charlie quien todo el tiempo estuvo observando lo que Husk hacía.

—Toma… Es la primera vez que lo hago, así que espero que te sea agradable, si no, puedes tirarlo. No me importa. —Dijo desviando la mirada y elevando los hombros. Charlie rio.

—Gracias, Husk. —Dijo antes de dar el primer trago. Una vez lo probó, Charlie abrió más sus ojos por la impresión, la bebida fue de su total agrado. —Sabe muy bien Husk. —dijo elevando su pulgar mientras daba otro trago más largo a su bebida.

—Deberías venir más seguido, Angel sabe preparar más bebidas de ese tipo. Yo soy de cosas más clásicas. —Dijo volviendo a acomodar las cosas en su lugar.

—Seguro. —Respondió Charlie una vez terminada su bebida. —Ahh… estuvo deliciosa. Muchas gracias, Husk.

—De nada.

—Bien. Ya me iré a dormir. No sabemos cuándo regrese Alastor y no quiero levantarme tarde. Buenas noches Husk.

—Descansa, niña.

Charlie salió del bar dejando solo a Husk quien se quedó limpiando el vaso que había utilizado con Charlie para igualmente irse a dormir; caminó rumbo a su habitación con el único propósito de tirarse en la cama y caer en los brazos de Morfeo pero al girar en su pasillo, notó a Vaggie recargada en la puerta de su cuarto, con los brazos cruzados en su pecho y viendo hacia el suelo. Charlie sonrió con ternura. Era verdad, desde que el hotel había comenzado a recibir más huéspedes ellas no habían podido compartir tiempo como pareja, seguramente Vaggie la había extrañado mucho.

—Hey, Vaggie. —Saludó alegre.

—Charlie —dijo la albina secamente.

Charlie se extrañó por el saludo tan seco de su novia. Vaggie solo se movió a un lado para que Charlie pudiera abrir la puerta. Una vez que abrió, Charlie la invitó a pasar, Vaggie entró sin mirar a la rubia y se recargó en el tocador de Charlie, la dueña de la habitación cerró la puerta tras de sí y encendió la luz, caminó a su cama y tomó asiento en la orilla de esta.

—¿Ocurre algo, Vaggie? —Preguntó con genuina preocupación.

—"Alastor tiene muchas cualidades, más allá de sus enormes poderes" —comenzó a citar lo dicho por Charlie minutos antes con voz gélida —"Si Alastor no hubiera venido y no los hubiera traído, mi sueño se habría terminado antes de que pudiera iniciar como se debe y le estoy muy agradecida por ello." —Terminó de decir dedicando una mirada de reproche a la rubia.

—Vaggie…

—Gracias por lo que me toca, eh Charlie. En serio, muchas gracias.

—Vaggie, no lo tomes así… —Se puso de pie y comenzó a caminar hacia su novia.

—¿Entonces cómo lo tomo, Charlie? ¿Cómo lo tomo? Desde que Alastor llegó no ha hecho otra cosa que hacerme a un lado y tú no haces nada para impedirlo. —Dijo con voz acusatoria.

—Vaggie eso no…

—¡Ni siquiera lo notas! Todo lo que diga el creepy de mierda te parece bien. Y ahora resulta que de no ser por él no habrías logrado abrir este hotel. ¡Antes que llegara él yo ya te estaba apoyando! ¡Yo ya estaba a tu lado en este absurdo proyecto!

Charlie se congeló con lo último dicho por la albina.

—¿Tú también, Vaggie? ¿En serio crees que mi sueño es absurdo? —Preguntó con voz quebrada.

Vaggie desvió la mirada y resopló.

—Aun con medio hotel ocupado no sabemos si tu teoría de la redención es verdad. —Dijo con voz sosa. —El hotel tiene casi medio año en funcionamiento y no hemos logrado redimir a un solo demonio.

—Vaggie, las cosas no se logran de forma fácil… pero estoy segura que cuando logremos redimir al primer pecador los demás se motivaran y será más fácil… según a lo que me ha dicho Alastor es más probable que…

—¡Y de nuevo traes a relucir lo que te dice ese lunático! ¡¿Cómo mierda puedes creer lo que él dice?! ¡¿Cómo mierda todo el mundo aquí confía en él?! ¡¿Cómo estás tan segura que no es solo una trampa para hacerte caer tal y como lo expresó desde un inicio?! —terminó de decir jadeante.

—¡Tal vez porque no todos somos unos paranoicos como tú! —Respondió hostil, harta de los reclamos y gritos de Vaggie. —¡Alastor no ha hecho nada más que ayudar y no me importa si sus intenciones son las de ver mi proyecto caer! ¡Yo le demostraré a él, a ti y a todos que no estoy equivocada!

—Charlie… —dijo en un susurro, sorprendida por el arranque de rabia de Charlie.

—Ahora, si me disculpas, necesito dormir —Dijo haciendo un ademan con su mano indicándole la salida.

Vaggie no dijo nada más y salió de la habitación de Charlie. Charlie cerró su puerta haciendo un fuerte ruido por la fuerza excesiva que usó a causa de la rabia.

No podía creerlo, se sentía traicionada. Vaggie, su novia, la persona en la que más confiaba no creía en su proyecto como ella pensaba.

Comenzó a llorar más por rabia que por tristeza. Por lo menos Alastor había sido sincero desde el principio, en cambio Vaggie solo había hecho lo que se suponía debía hacer solo por ser su novia.

Terminó quedándose dormida por el cansancio de llorar. A la mañana siguiente bajó a hacer su revisión rutinaria, al llegar a la cocina vio que Alastor ya se encontraba ahí, bebiendo una humeante taza de café.

—Alastor, ¡buen día! —Saludó con genuina alegría Charlie.

—Buen día, querida. —Respondió el saludo girando para poder verla —¿Cómo estuvieron las cosas por aquí? —Preguntó con su típica sonrisa.

Charlie le hizo un resumen de lo ocurrido durante esos 4 días que Alastor se ausentó del hotel, Alastor la escuchaba atento y divertido por las desventuras que pasó su joven socia mientras terminaba de beber su café. Cuando la rubia terminó su relato, el demonio ciervo ya había terminado su bebida y había limpiado la taza con un chasquido de sus dedos.

—Bueno, debo felicitarte, dulzura. Sinceramente me sorprendí de no encontrar un caos desde que puse un pie en el lobby —Soltó una leve risa —Lo hiciste bien, Charlotte —y mientras decía lo último, el demonio radio acarició la coronilla de la rubia con la misma delicadeza con la que alguien acariciaría a un cachorro.

Ese contacto por parte del demonio carmesí hizo que Charlie se sorprendiera. Desde que lo conocía, había tenido especial cuidado en no tener contacto físico con él porque sabía que Alastor odiaba que lo tocaran… a pesar de que él nunca respetaba el espacio personal de los demás. Alastor siguió con aquella caricia unos segundos más haciendo que la joven Magne se sonrojara.

—Al… Alas…

—¡Bien! Tengo mucho por hacer —dijo de pronto el Demonio Radio rompiendo el contacto con la rubia y encaminándose a la puerta de la cocina, después giró un poco la cabeza para ver a Charlie —Descuida querida, hoy mismo resolveré los pequeños detalles que te dieron problemas.

—Déjame ayudarte —Respondió tímida, aun impactada por la acción anterior del Demonio Radio.

—No, no, dulzura. —Se giró por completo —Yo me tomé más días de los que esperaba y eso te causó algunos problemas. Deberías descansar, ¿Por qué no te tomas un respiro del hotel? Podrías irte unos días con tu amiga Vaggatha, te aseguro que todo estará bajo control.

—No, ¿cómo crees? No puedo dejarte con toda la responsabilidad…

—Ha ha, qué dulce eres, Charlotte. Pero, insisto, creo que deberías tomarte un descanso, no te ves tan radiante como es lo usual, aunque eso no quiere decir que tu belleza se haya ido.

Charlie sintió que la sangre nuevamente iba a su rostro y como medida desesperada para evitar que Alastor lo notara, fingió morir de sed e ir a buscar un vaso con agua.

—¿Tan… t… tan agotada me veo? —preguntó nerviosa evitando hacer contacto visual con el demonio carmesí.

—Oh querida, tu rostro es un libro abierto para mí —Respondió ladeando un poco la cabeza sin quitar la sonrisa en su rostro.

Charlie se atragantó con el agua.

—¿Todo bien, Charlotte? —Preguntó al ver que Charlie tosía en repetidas ocasiones.

Charlie intentó calmarse antes de responder.

—Sí… no te preocupes, Alastor… creo que bebí demasiado rápido.

Antes que pudieran seguir conversando, Niffty llegó acompañada de otros 4 demonios listos para preparar el desayuno.

—¡Alastor! —gritó con alegría la demonio cíclope. Alastor se inclinó hacia el frente para acercarse a su altura.

—Gusto en verte de nuevo, lindura. ¿Cómo van las cosas aquí? ¿Te son de ayuda los nuevos miembros?

—¡Sip! —Respondió con un brinquito —También los que contrataste para ayudarme con la limpieza del hotel son de gran ayuda.

—Me da gusto escuchar eso —respondió mientras se erguía de nuevo —Niffty, necesito que los próximos días estés a mi lado, Charlotte se tomará unas pequeñas pero merecidas vacaciones —dijo dirigiendo su mirada a Charlie quien se había mantenido en silencio todo ese tiempo.

Niffty dirigió su vista hacia donde Alastor y saludó con sus manos enérgicamente.

—Buen día Charlie —volvió su vista a Alastor —Claro que sí Alastor ¡cuenta conmigo!

—¡Maravilloso! ¿Lo ves Charlotte? ¡Todo estará bien!

Charlie sonrió derrotada y asintió.

Cerca del mediodía, luego de avisar al staff del hotel que se ausentaría unos días y que Alastor se haría cargo del hotel, Charlie abandonó el lugar junto con sus guardianes Razzle y Dazzle bajo la dura mirada de Vaggie que desde que vio al Demonio Radio de nuevo en el hotel hizo evidente su descontento y más cuando Charlie lo dejó a cargo durante su ausencia.

Alastor notó cierta tensión entre la albina y la rubia, además de mayor hostilidad de parte de la demonio polilla hacia él pero no le tomó importancia.

Alastor fue a la oficina de Charlotte, pronto presenció el caos provocado por la princesa, chasqueó los dedos para organizar los papeles en el escritorio.

En realidad, las cosas no estaban tan mal como Charlotte lo había dicho, solo había algunas pequeñas fallas que podían ser fácilmente corregidas. Se notaba el esfuerzo de la princesa por hacer las cosas bien.

Su concentración fue interrumpida por la repentina (y grosera) entrada de Vaggie a la oficina.

—¿Se te ofrece algo, querida? —Preguntó con cierta arrogancia en su voz.

—En primer lugar, no me llames así. En segundo, no sé qué mierda pretendes con Charlie pero te sugiero que pares. ¡Deja de estar involucrándote en su vida como si fueras dueño de ella!

Alastor dejó los papeles que estaba revisando sobre el escritorio y se recargó cómodamente en el respaldo de la silla.

—Creo que estás confundiendo las cosas, Vaggatha. —dijo con voz impostada —Mis intenciones han sido claras desde que llegué aquí. Tal vez tu problema conmigo sea que, a pesar de mis intenciones, yo he podido ser de verdadera ayuda para Charlotte y su proyecto, a diferencia de ti.

—¡Tú sabes perfectamente que el proyecto de Charlie no tiene sentido! ¡Deja de darle esperanzas!

Alastor elevó una ceja ante lo dicho por la demonio frente a él. Aumentó su sonrisa de manera casi imperceptible.

—Oh, Vaggatha. Si yo estuviera seguro de lo que dices, no estaría aquí ¡No tendría sentido! Sería tan aburrido involucrarme en algo sabiendo de antemano el resultado. No, no. Mi apuesta es que fallará ¡ansío verlo fallar! Pero, parece que no conoces a tu princesa… Me ha sorprendido gratamente el empeño de Charlotte por lograr su objetivo y la duda de saber si lo logrará me mantiene a la expectativa…

—¡Déjanos en paz! —Gritó con rabia.

—Me temo que la orden que me dio Charlotte fue que la ayudara con este hotel tanto como yo quisiera y la verdad, aun no quiero dejar de ayudarle… —Dijo con una sonrisa burlona

Vaggie salió de la oficina rabiando. Alastor sonrió más por ver a la demonio polilla de ese modo. Era uno de sus mayores entretenimientos en el hotel.

Rememorando la reciente discusión, algo le llamó la atención. Los reclamos de Vaggatha habían sido diferentes a las confrontaciones anteriores, esta vez los notaba como algo más personal, ese "déjanos en paz" estaba muy fuera de lugar.

Como ya se estaba volviendo costumbre cada vez que estaba en esa oficina, se giró para ver el cuadro de la familia Magne. Pasaba sus ojos por los 3 rostros plasmadas en él, pero siempre terminaba clavando su mirada en la princesa. Aun creía que la rubia no tenía madera para gobernar el infierno pero debía admitir que si se lo proponía, tal vez podía hacerle cambiar de opinión, sobre todo si recordaba los acontecimientos ocurridos en los últimos 4 días…

El día que Alastor dejó el hotel, caminó atravesando Ciudad Pentagrama, cuando pasó por la zona Norte, todos los demonios que lo veían le hacían una ligera reverencia, Alastor ni siquiera los veía, solo caminaba sin prisas, observando un poco a su alrededor y elevando su ego cada vez más al ver cómo todos se hacían a un lado a su paso.

Cuando por fin llegó a Villa Caníbal, las cosas fueron un poco diferentes a la zona norte de Ciudad Pentagrama, ahí todos lo conocían y respetaban pero lo trataban con mayor… afecto.

No había un solo demonio residente en Villa Caníbal que no se detuviera o dejara de hacer lo que estuviera haciendo para acercarse y saludar al Demonio Radio y este devolvía los saludos de buena manera.

Finalmente llegó a su mansión, cuando entró ordenó a su sombra dar un recorrido por el lugar mientras él se dirigía a su biblioteca.

Tarareando una melodía, Alastor revisaba libro por libro su colección, estaba claro que buscaba algo en particular, cuando terminó, su sombra ya había regresado.

—¿Todo en orden? —Preguntó sin mirarla, su sombra simplemente regresó a él —Eso pensé. —Concluyó.

Dejó el último libro que había revisado, miró a su alrededor y chasqueó los dedos haciendo que todo el polvo que cubría los muebles de su hogar desapareciera al instante. Alastor tomó asiento en su escritorio y soltó un suspiro.

—Como lo pensé, no tengo nada que nos sea de mayor ayuda, amigo.

Su sombra se presentó de nuevo ante él.

—¿Tienes alguna sugerencia? —Preguntó mientras chasqueaba sus dedos y hacía aparecer una copa y una botella de vino en sus manos. Su sombra comenzó a revolotear ante él hasta que tomó la forma de una figura femenina, alta, delgada, de porte elegante y con un enorme sombrero sobre su cabeza.

—¿Rosie? —Dijo escéptico mientras se servía una copa de vino, su sombra revoloteó nuevamente antes de volver a su forma original. —Hmm~ Tal vez tengas razón, ella tiene mejor trato con los demás Overlords. —Alastor tomó un sorbo de su copa mientras su sombra se quedó sin moverse frente a él —¿Quieres un poco? —Ofreció con burla, él sabía que su sombra no podía y, de hecho, ni necesitaba de comer o beber, su sombra no hizo nada de nuevo, Alastor volvió dar un sorbo a su copa y la dejó en el escritorio, recargó su codo izquierdo en este y acunó su mejilla en la palma de su mano, mientras con su mano derecha hacía aparecer una pluma blanca en medio de un fugaz fuego, Alastor por fin había relajado su rostro y jugueteaba con expresión aburrida con aquel objeto.

—Han sido décadas sin muchas emociones, ¿no? —su sombra se encogió de tamaño un poco —Sí… entiendo tu ansiedad. El hotel no está siendo suficiente ¿verdad? Esperaba no tener que recurrir a esto sino hasta muchas décadas después… —Dijo empuñando su mano y haciendo desaparecer aquella pluma en medio de algunas llamas, enseguida la sonrisa de Alastor regresó a su rostro con un aura siniestra —Pero nada es como lo esperamos ¿verdad?

Su sombra volvió a revolotear antes de volver a los pies de Alastor, el demonio ciervo se tomó de un solo trago el resto de vino en su copa y se puso de pie.

—¡Es tiempo de dar un gran espectáculo! —Dijo con entusiasmo y elevando uno de sus puños a la altura de su rostro, inmediatamente después chasqueó sus dedos, su sombra salió disparada del lugar y él desapareció del lugar junto con la botella de vino que estaba en el escritorio.

Alastor apareció en la entrada del Rosie's Emporium, tocó la puerta con ritmo melódico y esperó, sacudió el polvo de su traje, se acomodó su pajarita y ensanchó su sonrisa, finalmente la puerta se abrió.

—¡Demonio Pillo! —Saludó alegremente la demonio de ropas elegantes.

—¡Rosie, que gran gusto volver a verte! —Saludó de igual modo el demonio de traje carmesí mostrando ante ella la botella de vino.

Rosie miró aquel objeto y rio con complicidad.

—Creo que tienes muchas cosas que contarme —dijo posando una de sus manos en su barbilla.

Alastor asintió. Rosie lo invitó a pasar con un ademán y el Demonio Radio no se hizo esperar. Dentro del local había muchos maniquíes mostrando las últimas creaciones de Rosie, era un lugar bastante amplio con decoración elegante, con la iluminación perfecta para apreciar las prendas ahí exhibidas y música de jazz a un volumen agradable de fondo.

Rosie lo guiaba a la parte trasera, donde se encontraba su hogar. Al entrar, inmediatamente se encontraba una pequeña sala con una mesa de centro y un par de sillones a su lado, una pequeña chimenea detrás de uno de los sillones y con un retrato de Rosie sobre ella.

—Tenía meses sin tener noticias de ti, de no ser porque sé de sobra el nivel de tus poderes habría jurado que moriste en el último exterminio.

Alastor rio un poco. Como el caballero que era, esperó a que Rosie tomara asiento primero y luego tomó asiento él.

—¡Oh! Estuve en primera fila observando el exterminio, un gran espectáculo por el que vale la pena la espera. Envié un regalo para mi querida villa… —dijo mientras chasqueaba los dedos un par de veces, una para encender la chimenea y otra para aparecer un par de copas en la mesa de centro.

—Y todos estuvimos muy agradecidos por tu regalo. Hicimos un festín con toda esa carne fresca que nos enviaste…

—Ahhh, fue un placer —dijo restándole importancia y entregando a Rosie la primer copa de vino.

—Bien, si no estás muerto, ¿dónde has estado durante todos estos meses, bribón?

—¿No has escuchado la radio? —Preguntó algo incrédulo, él esperaba que a estas alturas todo el mundo estuviera enterado de su participación en el hotel de redención de la princesa del infierno.

—Disculpa cariño, usualmente solo escucho la radio cuando me avisas que harás una de tus transmisiones… en los últimos años todo se ha vuelto aburrido y fastidioso. Las noticias no dicen nada nuevo y todo está repleto de propaganda de los Overlords: Los negocios de los Von Eldritch, los irritantes spots de las asquerosas películas de Valentino seguido por Vox y Velvet. Lo único decente es cuando transmiten algún concierto de la reina Lilith y de eso me entero por los vecinos que, al igual que yo, disfrutan de escucharla, tanto que suben el volumen a niveles poco civilizados… Paso mis días haciendo nuevos diseños y es suficiente para mí. —Terminó de decir abanicándose un poco.

—Oh, ya veo, querida. Bien, entonces debo informarte que la causa de mi ausencia es debido a que actualmente estoy al servicio de la princesa —Rosie dejó de abanicarse y miró incrédula al demonio carmesí.

—No me digas que…

—Así es. Estoy apoyando a la princesa con el hotel para la redención. —dijo cruzándose de pierna y recargándose cómodamente en el respaldo del sillón, dando un ligero sorbo a su copa. Todo, sin despegar su mirada de Rosie.

Rosie soltó una gran carcajada, Alastor se mantuvo impávido en su lugar esperando que su amiga terminara de reír.

—No puedes estar hablando en serio, querido —decía entre risas —Esa es una idea totalmente absurda y ridícula, ¿por qué te involucraste en eso? Oh… no me digas que tu fama es tanta que la princesa del infierno te buscó…

—Nada de eso, Rosie querida. Yo me presenté ante ella y ofrecí mis servicios por mi propia voluntad.

—¿Y por qué harías eso?

—¿Por qué cualquiera hace algo, querida?

—Por estar absolutamente aburridos —dijo completando una frase tan conocida para ella, Alastor alzó su copa y bebió el resto del vino —¿Y te ha resultado, Alastor? A juzgar por el tiempo que te ausentaste de la Villa, me parece que sí —Expresó intrigada.

—Pues verás, no ha resultado tan entretenido como yo esperaba, debo decir que las aptitudes de mando de nuestra princesa dejan mucho que desear, bueno, dejaban, ya ha aprendido algunas cosas sobre administración y liderazgo de parte de tu servidor —dijo con arrogancia —por lo que, para acelerar un poco las cosas tuve que ser la cara del hotel durante un tiempo, todo habría sido más fácil si hubiera utilizado mis métodos de persuasión convencionales —al decir esto, hizo aparecer fugazmente una llama en su mano izquierda la cual extinguió empuñándola —pero la princesa me tiene prohibido hacer uso de la fuerza para cualquier cosa relacionada a su preciado hotel, a menos que tenga permiso expreso por parte de ella.

—El poder de la palabra…

—Así es. En fin… Actualmente el hotel tiene mayor afluencia de huéspedes ingenuos que van con la ridícula esperanza de obtener la redención pero, las terapias y todas esas cosas que hace Charlotte con los inquilinos son por demás aburridas, me estoy impacientando por ver la desesperación y desesperanza de todos esos sucios pecadores al ver sus esfuerzos fallar una y otra vez… Necesitaba tomarme un respiro de todo eso —dijo llenando su copa de nuevo con un chasquido.

—Estás verdaderamente aburrido como para recurrir al alcohol…

Alastor bufó un poco y dio otro trago a su copa.

–Las cosas han sido bastante aburridas para mí en las últimas décadas. Creo que la época más emocionante de toda mi existencia ha sido los meses subsiguientes a mi llegada aquí, ¡oh, es una lástima que no hayas estado aquí para verme en mi máximo esplendor!

—Pero viví lo suficiente para ver tu legado en la Tierra, Locutor del diablo. —Le dijo con un deje de burla en su voz.

Alastor rodó los ojos y bufó con fastidio.

—Sigo sin entender por qué cambiaron mi apodo. El Demonio de la Radio tenía estilo, era incluso agradable al oído, Locutor del diablo se oye mal…

—Estoy de acuerdo querido pero, lo hicieron cuando encontraron tu pequeño altar donde realizabas tus rituales voodoo…

—Y fueron tan ineptos como para no poder diferenciar un tipo de magia de otra ¡ese altar ni siquiera estaba dedicado a Lucifer! —dijo exasperado —¿por qué habré nacido con esos contemporáneos?*

Rosie soltó varias risas por el comportamiento de Alastor, a pesar de las décadas, seguía siendo el mismo: igual de educado al hablar, igual de orgulloso, igual de egocéntrico.

Continuaron charlando y bebiendo por varias horas más, Rosie comenzó a mostrar signos de ebriedad lo que aprovechó Alastor para por fin revelar la principal intención de su visita al local de su querida amiga.

—Y dime, Rosie, ¿sigues frecuentando a Stolas? —Preguntó mientras observaba como Rosie terminaba otra copa de vino.

—Ah, ese búho… Viene frecuentemente a que le haga un traje nuevo, es un buen cliente pero me tiene harta… está obsesionado con un demonio de Ciudad Imp, ni siquiera comprendo qué le ve, me ha mostrado algunas fotos en su Hellphone que ese demonio sube a la "red" o algo así…

—Ni yo comprendo los gustos de muchos… nuestra princesa mantiene una íntima relación con una insignificante demonio polilla que ni siquiera es capaz de ayudarle con su proyecto… aunque le reconozco el hecho que no se muestra intimidada ante mí… no la he desaparecido porque es de las pocas cosas que me mantienen entretenido en el hotel… —dijo inspeccionando sus garras de la mano izquierda mientras mantenía su brazo derecho reposado en la parte posterior del sillón.

—Por lo que me has contado, esa polilla te odia…

—Me es indiferente, solo basta que me canse de ayudar en el hotel y el poder de la palabra de Charlotte deja de tener efecto en mí —sonríe de forma siniestra —la polilla ni siquiera sería consiente que está desapareciendo… —volvió a su sonrisa normal —Pero, a lo que iba con mi pregunta sobre el excéntrico de Stolas, tengo entendido que él es poseedor de una gran y rica variedad de libros antiguos, tengo algunas… curiosidades que no he podido satisfacer debido a que las respuestas no se encuentran en mi humilde biblioteca…

—Y quieres que yo le pida sus libros prestados —dijo cruzándose de brazos y alzando una ceja.

—Querida Rosie, sabes bien que yo no soy muy bien recibido en ese selecto círculo de los Overlords.

—Me pregunto por qué será… —dijo sarcástica, Alastor rio por su comentario.

—¿Podrías hacerme ese favor, Rosie? —Preguntó haciendo ojitos a de manera inocente a su amiga.

—¿Y si hacemos un trato?

—Oh, Rosie… tú sabes que no necesitas hacer tratos conmigo para recibir uno de mis favores, después de todo, llevamos un par de vidas de conocernos…

—Eres tan encantador Alastor pero, tengo entendido que tener un trato contigo da cierta ventaja de poder invocarte con solo hacer un llamado…

—¿Ocurre algo, que te preocupe tanto Rosie, que necesites que atienda tu llamado ipso facto?

—Son los Von Eldritch, temo que desean fervientemente hacerse de mi territorio en Ciudad Pentagrama para sus hijos Seviathan y Hella. Tú sabes, Alastor, que yo no me involucro en las guerras territoriales y ese territorio lo atesoro porque tú me regalaste cuando me encontraste a punto de ser exterminada.

—De acuerdo, Rosie. Entiendo la gravedad de la situación. Entonces, conseguirás el libro que busco a cambio de mi ayuda para proteger tu territorio, ¿es un trato?

Como era costumbre, un aura verde con negro se manifestó de la mano que Alastor extendió para cerrar el trato, Rosie la tomó sin titubear.

—Y bien, ¿cuál es el libro que necesitas?

Alastor sonrió y una sombra cubrió sus ojos.

Al día siguiente, Rosie viajó a Ciudad Imp llevando con ella un maletín en el que guardaba un par de prendas que llevaba para Stolas y su hija Octavia. Al llegar a la mansión de Stolas, al ser una visitante recurrente, la dejaron pasar hasta el salón, un par de minutos después el demonio búho bajó las escaleras.

—¡Rosie, querida! ¿A qué se debe tu agradable visita? —Preguntó mientras se iba acercando a ella.

—Stolas, tan galante como siempre… He venido porque hace poco terminé un nuevo diseño de abrigos que estoy seguro les encantará a Octavia y a ti.

—¡Ah, Octavia! Esa niña no se ha despertado todavía… Pero muéstrame, por favor, muero por la curiosidad de ver un nuevo maravilloso diseño tuyo.

Rosie le mostró ambos abrigos y Stolas quedó enamorado al instante del suyo. Luego de un largo rato repleto de adulaciones hacia la creatividad de Rosie, a su propia belleza y de estar tomándose selfies para enviárselas a Blitzo, Stolas invitó a Rosie a tomar una taza de té en su biblioteca, Rosie aceptó gustosa.

—Y dime, Rosie, ¿cómo va el negocio?

—Maravilloso, luego de la muerte de Franklin en el último exterminio he tenido mayor libertad para mis creaciones.

—Debo admitir que los gustos de Franklin eran algo cuestionables… En cambio tú… Oh Rosie, todos tus diseños tienen un toque exquisito.

—Oh, me halagas, Stolas.

Estuvieron largo rato hablando de cosas triviales hasta de Rosie consideró prudente hacer lo que la había llevado ahí.

—Estos días han estado bastantes tranquilos, no han llegado tantos nuevos pecadores despistados a la Villa y ahí prácticamente todos somos familia, tanta paz a veces me abruma.

—Deberías pasar alguna temporada en tu territorio de Ciudad Pentagrama o aquí, sabes que las puertas de mi mansión siempre están abiertas para ti.

—Te lo agradezco Stolas, pero, soy una mujer de campo, la ciudad me abruma muchísimo. Estaba pensando en pasar mi tiempo en algún nuevo hobbie… no lo sé, aprender a tocar un instrumento, cocinar… leer —esto último lo dijo paseando sus ojos por toda la biblioteca —y veo que tú tienes una basta colección de libros.

—Ah sí —dijo sin dar importancia —mi familia ha ido adquiriendo títulos a lo largo de los siglos. Para serte sincero, no he leído ni la décima parte de ellos…

—Debe haber muchos títulos interesantes aquí…

—Ah es probable, ¿quieres echar un vistazo para ver si hay algo que te interese?

Rosie sonrió. Stolas había mordido el anzuelo.

De pronto se escuchó un grito proviniendo de la parte superior de la mansión. Era Octavia, Stolas como el padre que era salió a prisa para ver qué le ocurría a su hija no sin antes haberse disculpado con Rosie. La sombra de Alastor entró por el lado contrario al que había salido Stolas.

—Tú hiciste algo para sacar a Stolas de aquí, ¿cierto? —la sombra de Alastor revoloteó frente a ella —Bien, dime dónde está el libro que desea Alastor.

La sombra rápidamente se dirigió a la ubicación del libro y lo señaló creando una pequeña flecha. Rosie tomó el libro y leyó su título.

—¿Diccionario Infernal? —Preguntó alzando la ceja. Hojeó un poco el libro y le pareció un libro de historia, pero del infierno.

La sombra de Alastor se escondió en la suya, Stolas estaba por entrar.

—¿Todo bien, Stolas?

—Ah, esta niña apenas se despertó y todavía adormilada se vio en el espejo del baño y dice que estaba llena de manchas negras en el cuerpo, obviamente no tenía nada, pero es tan dramática…

—Me pregunto a quién salió…

—Ohh… tienes razón querida, no sé de qué me sorprendo —Stolas vio el libro entre las manos de Rosie —¿Ese es el libro que quieres, querida?

—Sí, lo he estado hojeando y me pareció interesante.

—Realmente lo es. Es el único y original. Contiene toda la historia del infierno y sus gobernantes. Tengo entendido que los humanos tienen su propia versión pero obviamente no saben nada…

Rosie solo miró el libro entre sus manos y sonrió a Stolas. Finalmente, Rosie se despidió de Stolas alegando que tenía que recorrer un largo camino para volver a Villa Caníbal, Stolas le insistió para que se quedara a comer y viera a Octavia probarse el abrigo que le había diseñado pero Rosie dijo que quería abrir aunque fueran unas pocas horas su local. Ante dicho argumento, Stolas dejó de insistir no sin antes recordarle que su invitación a comer es sin fecha de caducidad y que las puertas de su mansión siempre estarán abiertas para ella, Rosie agradeció y salió de la mansión mientras guardaba aquel libro en el maletín en el que antes cargaba los abrigos.

Salió a la avenida principal y solicitó un taxi, al decir a donde se dirigía, el chofer estaba por protestar pero Rosie le dijo que no era necesario que entrara a la Villa, con que la dejara en la entrada era suficiente.

El largo camino se hizo ameno por la sombra de Alastor, pues esta se aprovechaba de las veces que el auto se detenía para molestar a los transeúntes incautos, provocando muchas peleas callejeras de demonios. Cuando finalmente llegaron a Villa Caníbal, Rosie pagó al taxista y comenzó a recorrer las calles con la sombra de Alastor pegada a sus pies.

Decidió ir a la mansión de Alastor, tenía algunas preguntas que hacerle a su amigo y no había lugar más seguro para Alastor que su propio hogar.

Cuando estuvo frente a esta, la sombra se apresuró a entrar, unos segundos después Alastor estaba en la puerta.

—Rosie, no te hubieras molestado, yo no tenía problemas en pasar a tu local un poco más tarde —dijo el demonio carmesí cediéndole el paso a su hogar. Rosie entró y de inmediato tomó asiento en la sala del demonio ciervo.

—Perdona mi desfachatez pero el camino ha sido largo y estoy agotada —dijo tomando su abanico y comenzando a refrescarse con este.

—No te preocupes querida, ¿te ofrezco algo para refrescarte?

—Solo un vaso con agua y un cubito de hielo, por favor.

Alastor chasqueó los dedos y al instante el pedido de Rosie estuvo en la mesa de centro frente a ella.

—Gracias —dijo para acto seguido tomar el vaso y empezar a beber su contenido.

—No agradezcas, querida —dijo tomando asiento en el sillón frente a ella.

Una vez la demonio se refrescó tomó su maletín y le entregó el contenido a su amigo.

—Debo confesar que me siento intrigada por tu interés en ese libro, por lo que me dijo Stolas, ese libro contiene prácticamente toda la historia del infierno ¿qué estás tramando, pillo?

Alastor desapareció el libro entre sus manos y ensanchó su sonrisa.

—Un maravilloso espectáculo, querida Rosie. Solo eso.

Aun después de conocerlo desde que era prácticamente un crío, Rosie no podía evitar sentir un escalofrío ante ciertos gestos de Alastor. Su mirada, su tono de voz, ese pequeño cambio en su manera de sonreír le advertían que el Demonio Radio se traía algo grande entre manos y que, si este no lo quería compartir de manera voluntaria, era mejor no presionarle.

Si de algo estaba completamente segura, era que nunca querría tener al Demonio Radio como enemigo.

—Bueno, querido. Tengo que retirarme. —dijo poniéndose de pie y acomodando su vestido y sombrero —Aun espero abrir aunque sea unas pocas horas mi local.

—¿Quieres que te transporte, querida? —dijo Alastor con sus dedos listos para ser chasqueados.

—Te lo agradecería, en verdad estoy agotada.

—Tus deseos, son órdenes, querida Rosie. Gracias por este enorme favor.

Alastor no esperó la respuesta de Rosie y chasqueó los dedos. Una vez estuvo solo, se transportó a su biblioteca. En el escritorio yacía aquel libro, el Demonio Radio tomó asiento y abrió el libro, comenzó por buscar en el índice, encontrando fácilmente lo que buscaba: Lucifer Magne.

A pesar de tener casi un siglo en el infierno y ser un Overlord de este prácticamente desde su llegada, Alastor no conocía personalmente al rey del infierno, de hecho, Charlotte es la primer integrante de la familia real a la que conoce en persona. Tampoco había tenido contacto con Lilith, a pesar que esta era de fácil acceso por ser una cantante con muchas presentaciones a lo largo y ancho del infierno.

Comenzó a leer, con su sombra justo detrás de él, esta también estaba interesada en aquel texto. De primera mano, no había nada que no supiera: que Lucifer era un ángel caído, que su esposa fue la primer esposa de Adan y cosas que son del dominio público pero, sin dejarse llevar por las primeras apariencias, continuó leyendo.

Pronto se agradeció por ser tan difícil de desanimar. El hecho que ese libro fuera el único en su clase tenía su razón de ser, pronto se encontraba yendo y viniendo de diferentes apartados del libro, armando un rompecabezas mental.

Su sombra dejaba ver el nivel de entusiasmo del demonio ciervo, pues esta tenía una enorme sonrisa.

Alastor ni siquiera se había dado cuenta que ya había anochecido, se estiró un poco y desapareció el libro, su sombra revoloteó molesta.

—Tranquilo, amigo. Mañana continuaremos estudiando. —su sombra siguió revoloteando a su alrededor —He dicho que continuaremos mañana —dijo con estática en su voz y con un gesto aterrador, su sombra volvió a sus pies al instante.

Debo dejar de darle tantas libertades. Pensó mientras se dirigía a su habitación.

A la mañana siguiente, Alastor despertó hambriento. Era lógico, Rosie había llegado antes de su hora de comida y luego se había adentrado tanto en el libro que se olvidó de comer y cenar.

En su casa no había nada más que alcohol, café y algunas galletas para acompañar. Como no planeaba quedarse mucho tiempo no le vio el caso surtir su despensa, se disponía a prepararse un café cuando por la ventana divisó a un solitario demonio que caminaba frente a su mansión. Una sombra se posó sobre sus ojos y sonrió.

Una hora más tarde, Alastor comía un jugoso filete acompañado de una copa de vino.

Nada mejor que la carne fresca.

Terminó de desayunar, limpió su cocina y se fue a su biblioteca, apareció el libro frente a él y comenzó a leer.

—Puedes estar aquí, solo no fastidies cuando quiera detenerme a dar un descanso.

Su sombra se materializó tras él y continuaron leyendo en silencio.

Cerca del mediodía, Alastor pensó en hacer unas pocas anotaciones, al abrir su cuaderno, vio las anotaciones de apoyo que había hecho para Charlotte, estaba pasando de éstas cuando vio algo que definitivamente él no había escrito… ni dibujado…

Era una pequeña caricatura del rostro de Charlotte muy sonriente diciendo un "muchas gracias, Al"

¿Al? Se preguntó interiormente alzando una de sus cejas sin dejar de ver aquel dibujo infantil mientras que su sombra revoloteaba tras él.

Finalmente pasó de aquella página y comenzó a hacer sus anotaciones.

Era de noche de nuevo. A diferencia del día anterior, Alastor sí había hecho pausas para comer y descansar.

—Terminó la jornada de hoy, amigo.

Y sin esperar nada más, la sombra de Alastor volvió a sus pies. Dejó el libro y su cuaderno en el escritorio y caminó a su cuarto tarareando una melodía inventada, de un chasquido cambio sus ropas por algo cómodo para dormir.

Estaba por quedarse dormido cuando la pequeña caricatura de la princesa Magne invadió su mente. Se preguntaba cómo le estaría yendo ahora que tenía una buena afluencia de huéspedes en el hotel.

—Amigo —su sombra se materializó frente a su cama —Ve al hotel, busca a Charlotte.

No tuvo que decir más para que su sombra saliera disparada rumbo al hotel. Un par de minutos después, Alastor tomó la visión de su sombra, aún seguía buscando a la pequeña súcubo. Pasó el lobby, el bar, el comedor, la cocina, los salones de abajo, subió las escaleras y entonces la vio caminando con paso lento, entonces su sombra actuó con mayor cautela para evitar ser detectada.

Charlie llegó a su habitación y se dejó caer en su cama. Pasaron unos segundos y no se movió del lugar, pronto sonaron unos leves ronquidos causados por la mala posición en la que se encontraba la princesa. Alastor rio y chasqueó los dedos, haciendo que los zapatos de Charlie liberaran sus pies.

—De nada, pequeña —dijo con una leve risa —Regresa. —Le ordenó a su sombra.

Pero su sombra no le obedeció al instante, en lugar de eso, se las arregló para poder cubrir a Charlie con una manta. Alastor se sorprendió pero lo dejó pasar pues sabía que su sombra tenía conciencia propia.

—Bien amigo, ya hiciste tu buena acción del día. Regresa ahora. —Ordenó con más fuerza en su voz. Su sombra dio un último vistazo a la durmiente Charlotte y salió del lugar.

Alastor volvió a su propia vista y esperó al regreso de su sombra, cuando esta llegó, él le dijo:

—Parece que la convivencia de hace un tiempo con Charlotte hizo que te agradara mucho. —su sombra se quedó estática ante él, Alastor elevó los hombros —En fin, no tengo problemas con ello. Es una criatura adorable, después de todo. —dijo acomodándose en su cama para dormir, su sombra volvió a sus pies y finalmente el Demonio Radio se quedó dormido.

Al día siguiente, consumió el resto de carne que le había quedado del día anterior, cuando entró a su biblioteca, su sombra se materializó de inmediato.

—Hoy solo repasaremos algunas cosas, amigo. Después iremos a despedirnos de Rosie y devolverle el libro para que se lo entregue a Stolas.

Su sombra revoloteó a su alrededor inquieta.

—Incluso si Rosie sospecha lo que tratamos de hacer, ella no tiene el poder suficiente para adelantarse en el camino o intentar detenerme… El libro no representa ningún peligro por sí solo… Tiene siglos de existencia, dudo mucho que alguien más sepa leer entre líneas.

Su sombra nuevamente revoloteó a su alrededor.

—Hmm~ puede que tengas razón —chasqueó sus dedos y apareció un libro con pasta lisa, Alastor lo hojeó rápidamente para que su sombra pudiera ver el contenido. Era una copia fiel al original.

—¿Esto aplaca tus inquietudes? —dijo con una sonrisa de suficiencia, su sombra dio un giro frente a él —Eso creí.

El día había pasado rápido y la tarde ya estaba dando paso al anochecer. Alastor dejó la copia del libro entre su colección de libros y salió con el libro original guardado dentro de su chaqueta. Decidió caminar al local de Rosie para poder estirar las piernas, después de todo, había pasado los últimos 3 días encerrado en su biblioteca sin hacer nada más que leer y tomar notas y sentía sus piernas algo entumecidas.

Su sombra volvió a sus pies. Mientras caminaba los residentes de la Villa de nueva cuenta lo saludaban con mucho entusiasmo. Alastor era prácticamente el gobernante de ese lugar y era uno que de preocupaba por su gente… a su estilo.

El demonio carmesí por fin llegó al Rosie's Emporium, tocó la puerta, el letrero de cerrado ya estaba colocado. Rosie abrió la puerta y sonrió al ver a su amigo.

—Alastor, querido ¿tan pronto terminaste tu lectura? —dijo invitándolo a pasar, Alastor rechazó la oferta con un educado ademán.

—Me temo, Rosie, que esta vez se trata de una visita corta, considero que ya he pasado más tiempo del necesario fuera del hotel y francamente dudo de las capacidades de nuestra princesa para poder seguir con la responsabilidad ella sola, así que —Alastor sacó el libro del interior de su saco —aquí tienes, querida. Muchas gracias por tu ayuda y espero volver a tener el placer de verte pronto.

—No fue nada, pillo. Solo no te ausentes por temporadas tan largas.

—Trataré de no hacerlo. —dijo con sinceridad —¡Bien! Tengo que arreglar unas cosas en casa antes de ir de vuelta al hotel —Dijo ensanchando su sonrisa y extendiendo sus bazos, parecía realmente ansioso por volver. Luego volvió su vista a Rosie —Desde luego, querida, el trato que hicimos está vigente a la espera que lo hagas valer, solo has una llamada a Mr. Alastor y estaré a tus ordenes, madame —dijo haciendo una reverencia.

Rosie soltó una leve risa.

—Eres tan encantador, Alastor.

Alastor terminó de despedirse y se retiró del lugar, se fue caminando de nuevo. Había menos demonios en la calle por lo que los saludos y las muestras de respeto fueron menores, cuando llegó a su casa hizo una rápida inspección de todo su hogar, verificando que todo estuviera pulcro y en orden, chasqueó los dedos y las cabezas de ciervo que tenía como adorno en la sala de su casa cobraron vida.

—Amigos, les suplico sean mis ojos en esta casa, me temo que en próximas fechas este lugar se vuelva blanco de intentos de allanamientos y deseo saber quiénes serán los incautos —volvió a chasquear los dedos y las cabezas volvieron a la normalidad, con la diferencia que sus ojos seguían cualquier movimiento.

Hecho esto, Alastor apareció una pequeña tiza blanca en su mano y comenzó a dibujar símbolos en todas y cada una de las ventanas de su hogar, así como en las puertas, terminado de hacerlo, hizo aparecer su micrófono y dio un leve golpe en el piso con la punta inferior de su cetro, al instante toda la mansión se iluminó de verde por un par de segundos para luego volver a la normalidad, desapareciendo todos los dibujos en el proceso, volvió a desaparecer su cetro y se limpió el polvo de sus ropas.

—Con esto bastará —dijo colocando sus manos tras su espalda y sonriendo sin mostrar sus dientes.

Salió de su hogar y caminó con rumbo al hotel. Ya había pasado, y por mucho, la hora de la cena. Entró al hotel y notó con genuina sorpresa que el lugar no estaba vuelto un caos. Husk ya había dejado el bar. Parecía, de hecho, que todo el mundo ya se había retirado a descansar.

Subió con paso calmados las escaleras.

"¡Tal vez porque no todos somos unos paranoicos como tú! ¡Alastor no ha hecho nada más que ayudar y no me importa si sus intenciones son las de ver mi proyecto caer! ¡Yo le demostraré a él, a ti y a todos que no estoy equivocada!"

Había escuchado a Charlotte gritar desde el interior de su cuarto. Debía admitir que le había tomado por sorpresa ese grito y por sobre todo la mención de su nombre en este. Escuchó el movimiento de la manija de la puerta de Charlotte moverse, alguien iba a salir.

Chasqueó sus dedos y desapreció del pasillo apareciendo en su cuarto no sin antes haber dicho un "quédate" de manera rápida y casi en un susurro a su sombra para ver con quien había estado peleando la princesa del infierno.

La demonio polilla salió del cuarto de la princesa cabizbaja, se detuvo unos segundos y luego hizo una rabieta antes de retirarse. La sombra de Alastor se arrastró hasta entrar en la habitación de Charlie para encontrarse con la deprimente imagen de la princesa llorando. Esta se quedó ahí hasta que Charlie se quedó dormida.

De vuelta al presente, Alastor seguía observando el retrato de los Magne, en específico a Charlotte.

—Bien, princesa —dijo con algo de malicia en su voz—Demuéstrame que estoy equivocado.