Habían pasado un par de semanas desde que Vaggie había dejado el hotel. Angel estaba más comprometido con Charlie y el hotel pues desde que trabajaba en el bar, no había tenido necesidad de volver a club de Valentino, además, por primera vez en mucho tiempo se sentía seguro y querido.
Charlie casi todos los días iba por lo menos un momento al bar a pedirle "un cóctel sorpresa" y platicar unos minutos con él. El demonio araña notaba la tristeza escondida en la sonrisa de Charlie. La princesa extrañaba a la polilla y Angel no sabía cómo tocar el tema con ella. Meses atrás el habría estado burlándose o haciendo comentarios hirientes pero, le había tomado especial cariño a la princesa por haber creído en él cuando él no lo hacía.
—Hola Angel, hola Husk —había saludado la princesa mientras tomaba asiento en la barra del bar.
—Hey Charl.
—¿Qué tal, niña?
Habían respondido mientras Husk leía un libro recargado en la barra y bebía su botella de vodka y Angel limpiaba sus instrumentos de trabajo.
—Hoy has venido más temprano —dijo Angel sin dejar de hacer lo suyo.
—¿En serio? Hmm… supongo que es porque no hice mi ronda por el hotel luego de terminas las terapias de hoy… —dijo poniendo un dedo sobre su barbilla —Es que Alastor me dijo que sus sombras ya habían hecho el recorrido porque él tampoco tenía mucho qué hacer —finalizó pasando una de sus manos por su nuca.
—Oh… Pues si sonrisas está tan desocupado ¿por qué no viene aquí y pasa tiempo con nosotros?
—Creo que no quiere beber a mitad de semana…
—Oh vamos… no es creo que el venadito pierda la conciencia. El día que jugamos póker estuvo bebiendo desde temprano y terminó siendo el más sobrio al final de la noche. Incluso pudo bailar.
—Jaja, es cierto…
—Y tú no te quedaste atrás ¿eh, princesa? —dijo dedicándole una sonrisa dentada y dejando el último utensilio que limpió, luego se recargó sobre la barra del bar y posó su rostro sobre una de sus manos —Pero, deja de hacerte la idiota Charl y habla de porqué has estado viniendo todos los putos días.
—¿De qué….
—¡Por tu padre! ¿Olvidas que desde que llegué al infierno he trabajado en los malditos bares de Valentino? Niña, reconozco la cara de "me mandaron por un tubo" cuando la veo. Tu sonrisita falsa no me engaña y esos patéticos esfuerzos por ahogar tus penas en los tragos más ligeros de alcohol son dolorosos… ¡así que saca de una puta vez lo que tengas que decir de la polilla!
—¡Cierra tu puto hocico, araña de mierda! —Regañó Husk —Si la niña no quiere hablar de eso no la obligues. Niña, no le hagas caso a esta araña chismosa… —dijo desviando su mirada hacia Charlie quien no sabía qué expresión hacer.
—¡Bien! ¡Qué no hable! Pero luego no se quejen si en unos días más no sale de su habitación y manda a sus cabras a robar el primer licor que se encuentren —dijo enojado y luego dirigió su vista directo a Charlie —Porque eso es lo que te va a pasar, Charlie. Y créeme que no quieres llegar a sentir eso, ¡no estando tú sola encerrada en tú maldita habitación sin que nadie te escuche!
Husk y Charlie miraron a Angel algo sorprendidos… era claro que hablaba desde la experiencia.
Charlie lo pensó unos segundos y aceptó.
—Tienes razón, Angel. No quiero volver a pasar por eso…
Angel sonrió con malicia y sacó de debajo de la barra una botella de tequila y su respectivo para de caballitos.
—Empieza a hablar, nena.
Husk rodó los ojos y Charlie sonrió nerviosa.
En su habitación Alastor veía a través de la ventana a algunos huéspedes conviviendo entre sí en los jardines del hotel. Unos hablaban amenamente estando lado a lado en una banca, otros caminaban sobre el pasto, algunos más hacían una especia de picnic.
Tanta paz y armonía le repugnaba. Él sabía que solo bastaba enviar a una de sus sombras para que el caos se generara pero el maldito poder de la palabra de Charlie se lo impedía: si lo rompía ahora, ya no tendría acceso al espectáculo por el que había llegado al hotel en primer lugar.
Sabía que estaba tras algo aun mayor pero, él mismo se negaba a iniciarlo. Si conquistaba el infierno ahora se condenaría a una eternidad de aburrimiento, era por eso que quería darle oportunidad a sus pequeñas dosis de diversión antes de dar paso al evento por el que, ahora estaba seguro, había nacido.
En el sureste de ciudad pentagrama, una familia de Overlords conversaba mientras disfrutaban de su comida.
—Me dijeron que hace unas semanas vieron a Rosie en Ciudad Imp —Había dicho Bethesa Von Eldritch.
—¿Y eso qué tiene de interesante, querida? —Cuestionó Frederick Von Eldritch antes de beber su copa de vino —Todo mundo sabe que ella es la modista personal de la familia de Stolas.
—Solo digo que, si esas visitas se vuelven frecuentes, podríamos aprovechar para, tú sabes, una desafortunada tragedia.
—Mientras esa anciana está en Villa Caníbal, es prácticamente imposible dar un ataque sorpresa —había dicho Hellsa, uniéndose a la conversación —Y ni hablar de su residencia en Ciudad Pentagrama, ni siquiera la visita.
—Si ese territorio no le interesa ¿por qué se niega a vendernos? —dijo Bethesa con indignación.
—Por vanidad, querida —dijo con tranquilidad Frederick.
—Por perra, querrás decir, papá —Agregó Hellsa.
—Por lealtad —había hablado por fin Seviathan —Por si no lo recuerdan, ese territorio fue uno de los conquistados hace casi un siglo cuando el Demonio Radio hizo su masacre de presentación al llegar al infierno.
—Ajá, ¿y? —dijo Hellsa con burla para molestar a su hermano, Seviathan continuó hablando mientras cortaba elegantemente un trozo de carne en su plato.
—¿Nunca se han preguntado por qué un demonio como Rosie, que nunca se involucra en la guerras territoriales logró obtener ese territorio?
Sus padres y hermana se quedaron en silencio, a la espera de una respuesta.
—Alastor se lo obsequió. Al parecer esa demonio modista y el Demonio Radio se conocen desde que eran unos simples humanos. Es por eso que Rosie al igual que Alastor tiene su residencia en Villa Caníbal.
—¿Y tú como sabes eso, Sevi? ¿Alastor te lo dijo? —dijo sin cambiar su mueca de burla, sabía bien que su hermano la odiaba y por eso no levantaba la vista.
—No he tenido la desdicha de conocer al Demonio Radio en persona…
—¿Por qué? ¿Te da miedo? —preguntó con Malicia.
Se escuchó la risa de su madre, Hellsa posó su mirada en ella a la espera que dejara de reír y se explicara.
—Pero qué tonterías dices, hija mía. Ninguno de los aquí presentes debe temer al pseudo Overlord de Alastor. No deja de ser un simple humano que cayó al infierno.
—Así es, hijos míos, ustedes y yo somos los descendientes del gran ángel caído, Seviathan, es por eso que tu hermano lleva ese nombre. Como sea, por favor, Seviathan, continúa con lo que estabas diciendo.
—Respondiendo a tus primeras interrogantes, hermanita, quien me proporcionó esta información fue Vox…
—¡Ja! ¿El noviecito de Valentino? —Hellsa comenzó a reírse.
—Ah, ese otro trío de demonios desagradables… —dijo despectiva Bethesa.
—¿Y cómo es que llegaste a tener esa charla con Vox, hijo?
—Ay papá, a mi hermano le gusta cogerse a las putas que Valentino tiene en sus clubes porque sigue frustrado por no haberse podido tirar a la princesita Magne y por ser overlord lo deja hacerlo a un precio especial… Dime, Sevi, cuando coges con Angel Dust, ¿quién le da a quién? ¿O son versátiles?
—Yo solo fornico con hembras, hermanita. Y a diferencia de ti, no necesito hacer consumo de ningún producto que promocione ese afeminado de Angel. En cambio tú, tu colección de juguetes de autocomplacencia es patética. Tal vez si cambias un poco tu molesta personalidad logres atraer a un triste e iluso humano recién llegado. — dijo dedicando una mirada de superioridad hacia su hermana.
—¡Cállate! — gritó poniéndose de pie y golpeando con las palmas de sus manos la mesa.
—Tú empezaste, Helly. —Respondió con burla.
—¿Podrían dejar de hablar de algo tan desagradable? —Suplicó fastidiada Bethesa.
—Me disculpo madre —dijo Seviathan
—Bien —dijo con fastidio Hellsa volviendo a tomar asiento.
—Y respondiendo ahora a tu pregunta, padre, Vox y Alastor tienen una rivalidad desde que Vox apareció en el infierno. Diferencia ideológicas. Por eso es que pido que nos olvidemos por el momento del territorio de Rosie.
—Entiendo. —Respondió Frederick.
—Perdón hijo, pero yo no entiendo ¿por qué debemos olvidarnos del territorio de Rosie? —Preguntó confundida Bethesa.
—En palabras sencillas, madre, aunque el territorio esté bajo el nombre de Rosie, sigue estando bajo el dominio y protección de Alastor, ellos, como ya dije, son amigos desde humanos. —Trato de responder lo más claro posible.
—¡Ese pseudo demonio no está por encima de nuestros deseos! —elevó la voz indignada Bethesa.
—Y estoy de acuerdo contigo, cariño, pero también concuerdo con Seviathan, debemos desistir por el momento. No olvidemos que Alastor derrotó a varios nuestros antiguos compañeros Overlords apenas un tiempo después que este llegó al infierno. No debemos subestimarlo. ¿Propones algo, hijo? —Dijo Frederick.
—Propongo una alianza con Vox, Valentino y Velvet.
—¿Qué? ¿Ahora quieres que te dejen coger a sus putas gratis? —Dijo con burla Hellsa, Seviathan esta vez simplemente la ignoró.
—Como decía, hago esa propuesta por mera estrategia: la zona noreste está siendo regida por tres Overlords... alguien sale sobrando. Ellos planean despojar a Sir Pentius de la zona noroeste pero aunque sea solo un demonio anticuado, debemos admitir que sus máquinas de destrucción son efectivas y es algo que obviamente ellos no pueden solventar por sus propios medios. Nosotros podemos ayudarles: ganamos tres aliados y un nuevo territorio. Como ya mencioné: Vox tiene una disputa eterna con Alastor, no será difícil convencerlo y que este a su vez convenza a Velvet y Valentino a atacar a Alastor y en lugar de dirigir el ataque a la zona Norte, zona que posee el Demonio Radio, lo dirigiremos a la zona Suroeste.
—La zona de Rosie —dijo su padre.
—Si Alastor quiere ir a ayudar, su ejército tendrá que pasar primero por la zona noroeste y el centro del pentagrama. Será un ejército contra dos, o incluso tres si el rey Lucifer manda a su ejército para detener el escándalo por la disputa territorial.
—Me gusta… me gusta… me gusta tu idea, hijo. Bien pensado. —dijo Frederick alzando su copa. Seviathan alzó la suya.
—Gracias padre. Bueno, la comida estuvo deliciosa pero, si me disculpan, debo retirarme. —Dijo poniéndose elegantemente de pie.
—¿A dónde irás, hijo? —Preguntó Bethesa.
—A negociar. —dijo acomodándose su saco verde.
—A coger, dirás…
—Si tanto te intriga, ¿por qué no me acompañas? Tal vez Valentino demuestre por qué es el mejor proxeneta del infierno y consiga alguien que se anime contigo. —Respondió con una sonrisa burlona dando la espalda para salir del comedor, Hellsa, realmente ofendida por lo dicho por su hermano, le lanzó una bola de fuego pero esta fue detenida por un vector de agua salida de la espalda de Seviathan. —No me esperen para la cena —dijo antes de salir por completo del comedor dejando bufando de la rabia a su hermana.
—Niños… —suspiró su padre poniéndose de pie.
—Me pregunto hasta cuándo van a madurar… En especial tú, Hellsa —dijo Bethesa con una mirada seria sobre su hija.
En el hotel, Alastor se había quedado dormido en la silla del escritorio de su habitación. Había estado leyendo una novela proveniente del mundo humano y no es que la historia no le fuera de agrado, pero el ambiente había estado en tal nivel de relajación que fue imposible no haberse quedado dormido con el libro sobre su abdomen.
Su paz fue interrumpida por los gritos y golpes insistentes de parte de Niffty en su puerta.
—¡Señor Alastor! ¡Señor Alastor! ¡¿Está ahí?! ¡Necesitamos de su ayuda en el bar!
La sombra de Alastor que, como siempre, se mantenía vigilante cada vez que su amo se encontraba descansando se deslizó bajo la puerta, Niffty seguía golpeando insistentemente, la sombra decidió que debía ser algo importante como para que la pequeña subordinada de su amo osara a faltar el respeto así a los aposentos de Alastor.
Se deslizó de vuelta con Alastor y lo envolvió, haciendo que la sensación de contacto por todo su cuerpo encendieran las alarmas de Alastor y despertara de inmediato. Estaba por regañar con severidad a su sombra pues esta sabía perfectamente que él odiaba que le hiciera eso, cuando escuchó los golpes y gritos de Niffty en su puerta, dedicó una mirada de advertencia a su sombra y chasqueó los dedos, apareciendo tras Niffty, afuera de su habitación.
—¿Qué pasa, lindurita, que perturbas mi tranquilidad con tal ímpetu? —Preguntó con las manos tras su espalda e inclinándose hacia el frente para quedar casi a la altura de Niffty.
—¡Señor Alastor! Le ruego me perdone por venir a molestarlo pero es que tenemos problemas en el bar…
Alastor sonrió con malicia pensando que se trataba de una trifulca de los residentes del hotel y que por fin el pequeño proyecto de Charlotte comenzaba su caída en picada, pero estos pensamientos fueron alejados por las palabras de Niftty.
—¡La señorita Charlie estaba bebiendo con Angel y no podemos controlarla!
¿Charlotte? Se cuestionó mentalmente irguiéndose de nuevo.
—¡El señor Husk fue lastimado y temo por la integridad de Angel! ¡Tenemos que ir a bar rápido, señor Alastor! —Dijo con apremio la pequeña demonio cíclope.
Alastor, más intrigado que preocupado chasqueó los dedos apareciendo, junto con Niffty, en medio del bar.
No había ni un solo huésped en el lugar, solo un Husk desmayado recargado en la barra del bar, mesas y sillas destrozadas y los gritos de Angel inundando el lugar.
El pobre demonio araña se protegía con la madera de lo que alguna vez fue una mesa.
—¡Vamos Charl! ¡Soy yo, Angel! —gritaba desesperado a una Charlie a medio transformar a su forma demoniaca. —¡Escucha, princesita, lo siento! ¡¿Sí?! ¡No debí decir eso! ¡Te juro que tendré más cuidado con lo que salga de mi boca de ahora en adelante!
Pero Charlie parecía no escucharlo, en su lugar, una bola de energía se creó en su mano derecha e iba incrementando su tamaño. Alastor estaba impresionado con el poder demostrado por Charlie, deseaba ver por más tiempo pero la voz apremiante de Niffty pidiendo que ayudara a Angel lo obligó a actuar.
Pronto, una docena de sombras salieron de la espalda del Demonio Radio, unas rodearon a la princesa del infierno y otras se llevaron lejos a Angel, Charlie comenzó a forcejar con estas causando más destrucción en el lugar.
Fastidiado por la situación, Alastor chasqueó los dedos desapareciendo a ambos del lugar. Aparecieron en la habitación de la rubia. Era claro que ese estado era causado por el alcohol y alguna emoción fuerte.
Un berrinche, vaya, y Alastor estaba molesto por la destrucción del único lugar del hotel que realmente le gusta, además de ver a uno de sus subordinados lastimado por alguien que no es él.
Bien, princesa. Si vas a hacer tus tonterías hazlo en tu habitación. pensó.
Apareció una tiza y comenzó a dibujar símbolos voodoo en las paredes: Si Charlie planeaba seguir causando destrucción, esta se quedaría contenida en su habitación, pues Alastor sabía que al final del día quien tendría que arreglar todo, iba a ser él.
Un momento… pensó.
¡Esto era perfecto! ¿Qué mejor manera de hacer fracasar el proyecto que siendo ella misma quien lo destruya solo por una borrachera?
Desapareció su tiza y miró con malicia a la princesa quien luchaba por sacarse de encima a las sombras de Alastor. Finalmente, este chasqueó los dedos y sus sombras volvieron a él. Estaba por chasquear sus dedos para abandonar la habitación cuando una bola de energía le golpeó por sorpresa en la cara, haciendo que su monóculo se agrietara.
Charlie se abalanzó sobre él, con la intención de iniciar una pelea a puño limpio, sacando de sus casillas al Demonio Radio pues la princesa lo estaba tocando. Su transformación se iba perdiendo de a poco, Alastor lo podía notar en su físico y en la disminución de la fuerza de los golpes de la rubia hacia su persona. Alastor solo se cubría como podía, él era incapaz de poner la mano encima a una mujer si su intención no era acabar con su vida y él definitivamente no deseaba terminar con la existencia de la princesa del infierno.
Por lo menos no es esos momentos.
—¡Te odio! —Escuchó la voz de la princesa gritarle mientras seguía su lluvia de golpes —¡Te odio! ¡Nunca te voy a perdonar!
Bien, ahora estaba seguro que Charlotte no tenía idea alguna de qué estaba haciendo ni mucho ni a quién. De pronto los golpes cesaron y Alastor pudo bajar su guardia. Lo que el Demonio Radio no esperaba era que al instante lo brazos de Charlie lo envolvieran en un abrazo.
Todo su cuerpo se tensó, sus orejas se crisparon, sus astas crecieron, sus ojos se volvieron diales de radio, son sonrisa se volvió en una sonrisa psicópata, la interferencia de radio resonó por toda la habitación y comenzó a emanar un aura asesina.
La princesa había cruzado el límite.
Estaba por chasquear sus dedos para hacer a la princesa volar en mil pedazos cuando su sombra comenzó a revolotear alrededor de ambos de forma insistente.
—¡Bien! —gritó, haciendo que una onda expansiva emanara de él, lanzando a Charlie en el proceso quien, por suerte, cayó en su cama.
Alastor se abrazó a sí mismo viendo con rabia a la princesa recostada en la cama. Intentaba aplacar sus deseos de destrozarla ahí mismo por haberse atrevido a tocarlo de esa manera. Sus ojos iban y venían de la normalidad a diales de radio, el sonido de interferencia no disminuyó y su cornamenta se dejó ver con mayor facilidad.
Charlie se removió en la cama, despertando unos momentos después. En medio de la oscuridad, vio los ojos de Alastor ir y venir de la normalidad a diales de radio y que estos estaban posados en ella.
—¿Alastor? —Preguntó en un hilo de voz.
—¿Sí, querida? —Le respondió con su voz distorsionada.
Charlie seguía ebria pero ya tenía un poco de más conciencia de su realidad. Eso no significaba que su cerebro estuviera trabajando con coherencia o no con tanta como cualquiera deseara. Charlie gateó hasta la orilla de su cama, luego bajó de esta y se encaminó hasta quedar de frente al Demonio Radio.
La sombra de Alastor ya se estaba preparando para salvar de nueva cuenta a Charlie cuando la joven comenzó a reír.
Alastor sentía que estaba en su límite, ¿encima tenía la osadía de reírse en su cara?
Dejó de abrazarse a sí mismo dispuesto a por fin chasquear los dedos cuando Charlie lo tomó de las mejillas y bajó su rostro a la altura del de ella.
—¡Ja! ¡Lo sabía! —Dijo entre risas —¡Eras tú! ¡Es tu perfume!
Alastor ensanchó su sonrisa y tomó de las muñecas a Charlie con mayor fuerza de la necesaria, causando algunas heridas en la blanca piel de su socia a causa de sus garras. De nueva cuenta estaba preparándose para chasquear sus dedos cuando un sonido proveniente de los labios de Charlie lo tomó por sorpresa.
—¡Oh!~ —un quejido hecho de una manera tan extraña que al llegar a sus orejas, estas reaccionaron de forma rara y cuando su cerebro lo pudo procesar, su cuerpo comenzó a sentirse extraño.
La mirada de Charlie se nubló de manera extraña y su rostro comenzó a acercarse al del Demonio Radio de manera peligrosa.
Tal giro de acontecimientos hizo que la furia de Alastor se esfumara al instante y sus alarmas de "peligro" se encendieran de manera escandalosa, comenzando por sus ojos que se abrían en proporción a la cercanía del rostro de Charlie con el suyo.
El demonio carmesí soltó el agarre sobre las muñecas de la chica y se escabulló de ella.
Charlie soltó una risita parecida a la de Niffty, girándose a ver al Demonio Radio. Alastor estaba confundido, la rubia no había hecho nada amenazante en absoluto pero él sentía su cuerpo reaccionar como si estuviera ante un peligro inminente: su corazón se quería salir de su pecho, se respiración estaba agitada y se sentía en extremo ansioso.
La rubia se giró por completo y llevó una de sus muñecas a la altura de su rostro y, sin romper contacto visual con Alastor, lamió la sangre que había brotado de las heridas hechas por Alastor con una sonrisa que el Demonio Radio nunca había visto en el rostro de la chica.
—¿Quieres probar, Al?~ —Dijo ofreciendo su otra muñeca.
Al Resonó en su mente.
Otra vez Charlotte lo había llamado así.
Alastor tragó duro. Sabía que tenía que salir de esa habitación pero, por alguna razón, su cuerpo no reaccionaba como él esperaba. Charlie se encaminó de nuevo hacia el Demonio Radio y con cada paso que ella daba, él retrocedía uno igual. Continuaron así hasta que Alastor tropezó y cayó de espaldas en la cama.
Charlie rio.
—Perfecto —dijo al tiempo que tomaba su forma demoniaca a medio convertir y con una de sus manos comenzó a desabrochar los botones superiores de su blusa.
¿Perfecto? Se preguntó confundido Alastor hasta que por fin comprendió en qué clase de situación se encontraba Oh no. No, no, no, no….
Charlie ya estaba por montarse encima de él cuando él se escabulló de la cama quedando nuevamente tras la espalda de Charlotte.
—Querida, creo debemos prohibir cualquier bebida fuerte para ti. —Dijo tratando de recuperar la compostura.
—Me encanta que me digas "querida", Al… —dijo girándose por completo, terminando de despojarse de su blusa y quedando con su ropa interior superior expuesta ante el Demonio Radio.
Alastor, por un par de segundos, posó sus ojos en aquellos montes cubiertos solo por un bra negro decorado con encaje que contrastaba demasiado con la blanca piel de la rubia, cuando volvió su vista al rostro de la chica, esta tenía una sonrisa ladina. Entonces vio como sus manos se dirigían a los botones de su pantalón.
Era demasiado.
Finalmente Alastor chasqueó sus dedos y apareció en su habitación. Estaba por relajarse cuando escuchó la puerta de la habitación vecina abrirse.
—¡Alastor!
Charlie estaba gritando semi-desnuda en medio del pasillo a la puerta de Alastor. Alastor salió y llevó a rastras a su socia de vuelta a su habitación antes de que cualquiera del staff o huésped del hotel la pudiera ver.
—Charlotte, querida, no te encuentras en tu mejor momento. Por favor, te suplico te recuestes unas horas.
Decía el demonio carmesí a duras penas pues la rubia pataleaba y luchaba por soltarse del agarre de este. Apenas lanzó a la princesa de nuevo a su cama, chasqueó los dedos y la durmió al instante.
—Vigílala. —Ordenó a su sombra antes de chasquear sus dedos y salir de nueva cuenta de la habitación.
En su habitación, con un chasquido de sus dedos restauró su monóculo. Se encontraba frustrado e incómodo por todo lo ocurrido momentos antes. Frustrado por su deseo de matar reprimido en pos de la princesa e incómodo porque era consciente que todo lo que vino después lo pudo haber resuelto en mucho menor tiempo y no entendía qué demonios había pasado con él como para haberse bloqueado de esa manera.
Por ahora, Charlotte ya estaba durmiendo en su habitación y así se iba a mantener por unas horas. Ahora, debía encargarse del causante de todo este desastre.
En el bar, Angel y Husk levantaban todos los destrozos causados por Charlie. Niffty los había estado ayudando pero se tuvo que ir para preparar la cena.
—La hiciste grande esta vez, maldito afeminado… —Reprendió de nuevo Husk
—¡Oye! ¿Yo cómo putas mierdas iba a imaginarme que la princesita se iba a poner así con algo de alcohol? Digo… lo más que esperaba era que se echara a llorar como una mierdesilla por la polilla pero nunca imaginé que es de las que se ponen violentas…
Husk estaba a punto de decir algo más cuando el Demonio Radio apareció en medio del lugar en ruinas.
Alastor estaba de pie, con sus manos tras su espalda sosteniendo su cetro, con los ojos cerrados y sonrisa sin mostrar sus dientes afilados. Angel tragó saliva pesadamente, ante ese sonido Alastor abrió los ojos y cambió su sonrisa a una dentada, girando su cabeza lo suficiente para alcanzar a ver a Angel por la rabadilla de sus ojos.
—Hey, sonrisas… —Dijo en un hilo de voz apenas audible.
Alastor se giró por completo hacia él y caminó tranquilamente hasta quedar de frente al demonio araña.
—Mi querido Angel, me es precisa una explicación de por qué mi estimada socia terminó en ese estado tan deplorable —dijo para volver a una sonrisa sin mostrar dientes.
—Yo… yo solo quería que Charlie se desahogara —dijo —la había estado viendo algo desanimada desde que la polilla dejó el hotel pero jamás imaginé que las cosas acabarían de este modo.
—Angel, me parece que tú dijiste algo desafortunado que provocó tal estado de perturbación e ira en Charlotte. No vi un ápice de tristeza en ella, así que, te sugiero que hagas un esfuerzo y recuerdes exactamente qué fue lo que dijiste. De lo contrario —Alastor cambió la apariencia de sus ojos a diales de radio y su voz se distorsionó —romperé mi acuerdo con Charlotte y acabaré contigo y lo que resta de este lugar. Habla. —Ordenó.
—Ok,ok. Solo, déjame recordar…
Una hora antes…
Charlie y Angel ya se habían bebido media botella de tequila, Angel estaba como si nada y Charlie ya había comenzado a arrastrar las palabras pero, por lo menos Angel había logrado su cometido haciendo que la rubia se desahogara, aunque lo dicho por la princesa lo había tomado por sorpresa.
—Mamá y papá no me molestan por mi relación con Vaggie porque ambos saben que tarde o temprano llegará a su fin… En parte es por mi deber como princesa del infierno de traer descendencia y en parte, y esto solo lo sabe mi mamá… es porque yo en realidad no amo a Vaggie… no de la manera que debería… Es decir, la quiero muchísimo, la adoro y me encanta estar con ella pero hay una parte de mí que nunca estará satisfecha con ella…
—¿Qué quieres decir, Charl? —Preguntó Angel motivado más por el morbo que por su deseo inicial de ayudar a Charlie.
—Soy una súcubo, Angel. En mi naturaleza está el deseo sexual intenso hacia los varones…
—Ohhh, qué interesante… Entonces, ¿por qué estás con Vaggie? No me digas que le adiviné y ya probaste con todas las razas de demonios existentes…
Charlie negó con la cabeza.
—¿Entonces? —Preguntó intrigado Angel.
—No quiero hablar de eso… —Dijo Charlie con semblante triste y desviando la mirada.
Pero, Angel no estaba acostumbrado a quedarse con dudas y con tal de satisfacer su curiosidad perdía toda empatía.
—¿Tiene que ver con ese demonio de traje verde? El que aparece contigo en lo que parece un baile de graduación…
Charlie asintió levemente.
—Lo he visto muchas veces en los locales de Valentino… —de pronto su sonrisa se volvió maliciosa —Ohh, Charl… ¿Quiere decir que ese demonio de menta y tú cogieron como conejos? ¡O por tu padre! Por eso no estás satisfecha con la plana, ¿verdad?
—Angel, cállate —dijo seria.
—Jamás me lo hubiera imaginado de ti, princesita. Tú, una máquina sexual cogiendo 24/7 con ese chico apuesto… ¡Oh, oh! Y ya me imagino la intensidad de esos encuentros. Cuando estaba en el club de Valentino escuchaba a las chicas gritar sin parar mientras él se las cogía tras el escenario, muchas veces me insinué pero el tipo me aclaró que es completamente hetero, una lástima, ni si quiera le habría cobrado con tal de sentir su gran ve…
— ¡Cállate! —Gritó enfurecida Charlie —¡Nunca me acosté con Seviathan!
—Oh, lindo nombre. —dijo Angel minimizando el claro enojo de Charlie —Pues es una lástima. Fuiste una estúpida por no haber aprovechado tu oportunidad con ese rico demonio, te aseguro que en lugar de tener al señor sonrisas ayudándote con este sitio tendrías al chico de menta… ¡Por Lucifer! Tú una súcubo y él un macho insaciable… tu cuarto tendría que ser con aisladores de sonido…
Fue todo, Angel no se percató, pero en cuanto mencionó la palabra "estúpida" y relacionó a Seviathan con "ayudar" y "hotel" había perdido a Charlie. Charlie comenzó a temblar de rabia y a transformarse. Husk, quien todo ese tiempo se las había arreglado para ignorar la conversación entre ellos dos notó el raro comportamiento de la princesa.
—Hey Angel —Dijo sin dejar de ver a la princesa.
—¿Sí, Husky? —Preguntó, pero en cuanto dirigió la mirada a Husk, pudo ver el cambio en Charlie —¿Charlie?
Cualquier otra cosa que Angel hubiese querido decir quedó en la simple intención de, pues Charlie ya lo había tomado con fuerza de su chaleco. Husk se saltó la barra para intentar separar a la princesa del demonio araña pues era claro que no estaba en sus 5 sentidos, Charlie no sería capaz de atacar a uno de sus amigos de esa forma pero, lo único que logró hacer es que Charlie lo empujara y se golpeara en la cabeza con orilla de la barra cayendo desmayado al instante.
De vuelta al presente, Alastor escuchó atentamente al relato de Angel.
—Te lo juro, Alastor. Fue todo lo que le dije a Charlie.
—¿Seviathan, dices?
—Sí, el exnovio de Charlie...
—Y dices que frecuenta mucho el territorio de Valentino, dime, querido Angel ¿qué tal es su relación?
Angel se extrañó por la pregunta.
—¿De Val y el chico menta? No lo sé. Usualmente cuando Val recibe a alguien como él no me deja estar alrededor.
—Bien. Husk —llamó Alastor, el aludido estaba recargado en la barra del bar sosteniendo una bolsa de hielos en su cabeza —ve a descansar, mi amigo. Angel se encargará de limpiar este desastre y no se moverá de aquí hasta que este sitio quede impecable. —Sentenció dedicando una mirada asesina al demonio araña.
Angel solo asintió en repetidas ocasiones como cuando un niño es reprendido por su padre. Alastor y Husk se fueron del lugar.
—Oh mierda… —dijo Angel en un suspiro sacando su tercer par de brazos, viendo todo el desastre a su alrededor.
En la zona noreste de Ciudad Pentagrama.
Seviathan salía, acomodándose su saco, de una de las habitaciones de las chicas de Valentino. Al llegar a la oficina, pudo escuchar las risas del dueño del local, su pareja y su mejor amiga. Seviathan tocó y un "adelante" no se hizo esperar.
—Oh, joven Von Eldritch, ¿a qué se debe su visita? —Dijo con una sonrisa Valentino, Vox y Velvet solo hicieron un ademan con su cabeza como saludo.
—Vine más temprano pero ninguno de ustedes se encontraba en casa por lo que me fui a matar el tiempo con una de sus chicas.
—Espero haya sido una espera agradable.
—Ni siquiera sentí el tiempo correr —dijo tomando asiento en el sillón que estaba desocupado. —En fin. He venido a hacerles una propuesta.
—Oh, ¿por fin me concederás permiso para poner uno de mis locales en tu territorio? —Dijo Valentino.
—No sabes cómo quisiera que así fuera, Val, pero conoces a mi madre, ella jamás dejaría que un negocio de tu giro se instale en nuestro territorio.
—Una lástima. —Se lamentó Valentino.
—Absolutamente. — dijo con una mueca de tristeza —Pero, Val, ¿qué te parecería si te ayudo a obtener un nuevo territorio? Bueno, en realidad dos, el segundo sería para mí así que ya de antemano te digo que no tengo problemas con que lo llenes con estos locales tan encantadores y necesarios…
Valentino, Vox y Velvet se vieron entre ellos, intrigados.
—¿Y cómo lograríamos eso? —Preguntó Valentino.
—Una guerra territorial, evidentemente. —Respondió con simpleza.
—¿Contra quién? —Preguntó Velvet.
—Sir Pentius…
Los 3 amigos estallaron en carcajadas
—Y Alastor. —Terminó de decir con una sonrisa de satisfacción al ver la inmediata cara de desconcierto de los tres demonios frente a él.
Las risas pararon en seco.
—¿Y cómo haríamos eso? —Preguntó Vox. Si había alguien interesado en tener una batalla territorial contra el Demonio Radio, era él.
—Pues, verán…
Seviathan comenzó a explicar el plan expuesto anteriormente a su familia, ante la completa atención de sus futuros socios.
Luego de llegar a un acuerdo, Seviathan se retiró del lugar.
Alastor estaba de nuevo en su habitación, había estado hablando con Husk en la habitación del felino para ver si él recordaba algo más de lo ocurrido con Charlotte en el bar. Aunque Husk le confesó que había estado ignorando la conversación deliberadamente, lo demás concordaba con lo dicho por Angel. Chasqueó los dedos y media docena de sombras aparecieron ante él.
—Seviathan Von Eldritch —dijo —encuéntrenlo y vigílenlo, una de ustedes regrese cada día a mantenerme informado. Vayan, ahora —ordenó, sus sobras salieron al instante.
Luego de eso se recostó exhausto en su cama. Ese día había estado usando su magia más que otros y aunque había sido en pequeñas dosis, era constante por lo que se sentía cansado. Recordó a su inconsciente socia y tomó la vista de su sombra.
Su sombra se mantenía frente a la cama, observando a la princesa dormir.
Charlie estaba tan plácidamente dormida que ahora estaba en una posición diferente a cómo la había dejado:
Ahora estaba de espaldas, su cabeza hacia un lado, su cabello alborotado alrededor de esta, sus brazos flexionados hacia arriba, con ambas manos hechas puño levemente apenas por encima de la altura de su cabeza y sus piernas un poco abiertas en una posición natural al dormir, dejando así una gran vista de su semi desnudez. Alastor notó el subir y bajar de su pecho por su acompasada respiración, luego su vista siguió bajando por el abdomen plano de la demonio y terminó en la parte superior de su pantalón, que se encontraba desabrochado y dejaba ver parte de su ropa interior negra de encaje.
—Basta, amigo —ordenó Alastor, pues la aquella imagen estaba empezando a incomodarle de nuevo y él no podía controlar la vista de su sombra, pero su sombra hizo caso omiso y continuó viendo de manera morbosa a la princesa del infierno —He dicho basta —ordenó con mayor autoridad.
Al ver que su sombra de nuevo lo desobedeció chasqueó los dedos y apareció frente a ella en la habitación de Charlie.
—Creo que te he dado una orden —dijo con una mueca amenazante, su sombra se encogió y Alastor estaba a punto de castigarla cuando escuchó un quejido de Charlie.
Charlie se había removido en su cama poniéndose en posición fetal y abrazándose a sí misma.
—Al… frío… tengo frío… —dijo entre sueños la rubia.
—Oh sí, lo siento, querida —dijo Alastor chasqueando los dedos y vistiendo en el acto a Charlie con un pijama aborregado que hizo que la princesa relajara su cuerpo de nuevo.
—Gracias, Al… —dijo la princesa con una pequeña sonrisa en sus labios.
—De nada, queri…
Alastor no pudo completar la frase al darse cuenta de lo que había hecho. Charlie comenzó a removerse de nuevo en su cama y Alastor desapareció al instante de ahí.
Charlie despertó confundida, llevó su mano a su mesa de noche y encendió la luz, se sorprendió al ver su habitación hecha un desastre y más al verse a sí misma con un pijama desconocido. Su cabeza dio algunas punzadas de dolor y lo recordó: se había emborrachado con Angel en el bar, pero no recordaba qué más le había dicho acerca de Vaggie ni lo que había pasado después.
El cielo rojo del infierno ya se había oscurecido, eso significaba que ya era de noche, ¿cómo llegó a su habitación? ¿Qué más había pasado? y, sobre todo ¡¿Quién la había vestido?!
Alastor estaba en su habitación dando vueltas como animal enjaulado. Por más que quería, no lograba sacarse las imágenes de Charlie semi desnuda en su cama. Le repugnaba tener esas imágenes en su cabeza pero no podía sacárselas.
Tocaron a su puerta.
—Diga —dijo con más hostilidad de la necesaria.
—Hola Al, solo para informarte que la cena ya está lista, ¿te sirvo en la mesa o prefieres cenar aquí?
Alastor estaba por responder cuando otra voz afuera lo interrumpió.
—¿Niffty?
—Hola Charlie, qué bueno que ya estás mejor, la cena ya está lista ¿quieres que te vaya sirviendo? Por cierto, qué bonito pijama.
Alastor abrió la puerta y vio de frente a su socia, Charlie se ruborizó por el hecho de que Alastor la viera en pijama.
—Te acompaño al comedor, Niffty —dijo el Demonio Radio —Me alegro que estés bien, Charlotte.
—Uhm… gracias —dijo con algo de duda, no sabía a qué se referían con "estar mejor" —yo también bajaré a cenar Niffty, solo me lavaré la cara y me pondré algo más adecuado.
—Oh, descuida Charlie, estamos en confianza, además, no tiene caso porque luego de cenar solo subirías a dormir, ¿verdad Alastor? —dijo la cíclope elevando la mirada hacia el rostro del Demonio Radio.
—Creo la pequeña Niffty tiene razón —dijo tratando de sonar lo más normal posible —Descuida, Charlotte, te ves encantadora con cualquier prenda que portes —y en cuanto terminó de decirlo, una imagen de Charlie semi desnuda pasó por su mente. —Creo que me iré adelantando —dijo para caminar a prisa.
—Niffty…
—¿Sí, Charlie?
—¿Me puedes decir lo que pasó luego de que estuve en el bar con Angel?
—Claro.
Minutos después Charlie bajó a toda prisa pasando de largo el comedor y yendo directo al bar, o lo que quedaba de este, viendo con horror lo que había causado y al pobre Angel lleno de polvo y sudor aun recogiendo el desastre.
—¡Angel, lo siento! —Se apresuró a decir mientras se acercaba al demonio araña —déjame ayudarte —dijo, un momento después chasqueó los dedos y el bar estaba como nuevo.
—Oh Charlie, lo siento mucho —dijo echándose a los brazos de la princesa —nunca más volveré a instarte a beber…
Momentos después Charlie entró al comedor acompañada de Angel.
—¿Terminaste de limpiar, Angel? —cuestionó Alastor.
—Tranquilo Alastor, yo le ayudé. El bar está como nuevo —dijo, luego desvió la mirada al hacia el demonio felino —Lo siento mucho Husk, ¿Cómo te encuentras?
—He tenido resacas peores —respondió antes de dar un largo trago a su botella de vodka.
Charlie suspiró aliviada de saber que ni Angel ni Husk le guardaban rencor por lo ocurrido. Cenaron en tranquilidad. Al terminar todos subieron a sus respectivas habitaciones, Angel parloteaba de lo urgente que necesitaba un baño y de lo mal padre que era por no haber subido a alimentar a Fat Nuggets. Cuando Alastor y Charlie de nuevo quedaron a solas frente a sus respectivas habitaciones, Charlie habló.
—Alastor… —Llamó con timidez
—Dime querida. —Dijo girándose para ver a la rubia.
—Niffty me dijo que tú fuiste quien me subió a mi habitación luego del desastre que provoqué en el bar…
—Así es. No te preocupes, no fue ninguna molestia para mí —dijo tranquilo.
—Lo sé… bueno… en realidad no lo sé… no recuerdo nada luego del bar y quería preguntarte si no te hice sentir incómodo…
Alastor se tensó un poco, pero Charlie no lo notó.
—¿A qué te refieres con incómodo, querida? —Preguntó ladeando la cabeza. No estaba en sus planes confesar que lo había sacado de sus casillas y que lo tuvo unos minutos acorralado sin saber qué hacer.
—No sé… algo extraño que haya dicho o hecho… tú sabes… como cualquier otro demonio bajo los efectos del alcohol —dijo encogiéndose de hombros y una mueca nerviosa en su rostro.
—¡HA HA! No querida, por fortuna tu euforia se limitó al bar. Al traerte a tu habitación te dormiste al instante, descuida.
Charlie soltó aire aliviada encorvándose un poco y dejando caer sus brazos al frente. Al notar las mangas de ese pijama desconocido de nuevo se irguió y se ruborizó, desconcertando al Demonio Radio.
—¿Algo más te inquieta, Charlotte?
—Alastor… —comenzó a hablar desviando la mirada a un costado, con vergüenza —¿Tú me vestiste con este pijama?
—Sí, querida. ¿Por qué? ¿No es tu agrado? —Dijo elevando su mano haciendo sus dedos chasquear y cambiando el diseño —¿Qué te parece ese?
Charlie vio su nuevo pijama y miró sorprendida al demonio ciervo.
—Espera… ¿así fue como me vestiste?
—Naturalmente, querida, ¿de qué otro modo podría hacerlo sin… eh… violar tu privacidad? —dijo tan incómodo que a Charlie le pareció tierno y no le quedó dudas.
—Muchas gracias, Alastor —dijo con una sonrisa genuina y tierna —en verdad no sabes qué tan feliz estoy de que seas mi socio en el hotel.
Alastor notó esa expresión tan tierna y luego vio la expresión nublada y rara con la que lo había estado viendo cuando lo tenía acorralado en su cama y desvió la mirada un poco, finalmente se giró para abrir la puerta de su habitación.
—Descuida, Charlotte. Todos tenemos una primera experiencia para todo. Descansa. —dio un paso dentro de su habitación
—Espera, Alastor —lo llamó de nuevo la princesa.
—¿Qué sucede, Charlotte?
—¿Podrías hacerme un último favor hoy? ¿Podrías volver a poner el diseño anterior de mi pijama? Es que… era muy bonito y me gustó mucho.
Alastor se giró a verla algo incrédulo, pero Charlie estaba con las manos entrelazadas a la altura de su pecho, con los ojos cerrados y una sonrisa en el rostro.
Soltó una risita.
—Tus deseos son órdenes, mi princesa —dijo antes de chasquear los dedos.
El pijama de Charlie volvió a su diseño original y Alastor entró a su habitación sin alargar más la despedida. Charlie se quedó unos segundos con la vista clavada en la puerta de su socio con la última frase dicha por este repitiéndose una y otra vez en su cabeza, y cada vez que se repetía, un casi imperceptible cosquilleo se hacía presente en el vientre de ella.
