"¡Eras tú! ¡Es tu perfume!"
"¿Quieres probar, Al?~"
"Perfecto."
Charlie despertó de golpe.
El cielo no esclarecía aun y su reloj marcaba las 4:37 am. Todavía tenía por lo menos de una hora para dormir pero, no estaba segura si iba a lograrlo.
Había estado soñando con Alastor y lo ocurrido con ella durante su borrachera, o eso creía. No tenía idea si eran recuerdos o solo algo producto de su imaginación.
Si eran recuerdos se moría de vergüenza con Alastor y la manera en que lo había acosado; si era solo un producto de su imaginación, se sentía igual de mal por tener ese tipo de pensamientos respecto a su compañero. Respiró profundo durante un minuto y se acomodó para intentar dormir otra vez. Lo logró.
A las 6:00 am la alarma de su Hellphone la despertó. Ya no había soñado nada y se sentía lo suficientemente descansada para iniciar ese nuevo día. Salió de la cama, buscó algo de ropa limpia y entró a su baño. Estaba despojándose del pijama que Alastor le había dado cuando, gracias al reflejo del espejo, pudo ver en sus muñecas las marcas, ya casi imperceptibles, del agarre de Alastor… justo como en su "sueño".
Oh no pensó.
Se dio un baño rápido con la única intención de llamar a su madre. Si había alguien que podía ayudarla era solamente la reina Lilith, se vistió con su ropa limpia aun con su cabello envuelto en la toalla y llamó.
En el castillo Magne, la reina Lilith fue despertada por la vibración de su Hellphone. Lo tomó lo más rápido que pudo para evitar que este despertara a su amado Lucifer. Lucifer pocas veces lograba tener una noche entera de descanso gracias a que los sucios humanos lo invocaban a todas horas todo el tiempo.
Vio el nombre de su hija en la pantalla y elevó una de sus cejas extrañada. Charlie no llamaba a menos que en verdad consideraba necesitar un consejo… o un paño de lágrimas y, después de saber de la partida de la albina del hotel, la reina del averno consideró que su hija necesitaba de ambos. El teléfono dejó de vibrar, Lilith escribió una nota rápida y la dejó en su almohada. Apenas vistiéndose con una bata hizo un elegante ademán con sus manos desapareciendo del lugar.
Charlie suspiró resignada, quería un consejo lo más pronto posible pero entendía si su madre aún continuaba descansando. Estaba por ponerse de pie cuando su madre apareció frente a ella.
—Lamento no responder tu llamado, Charlotte, pero tu padre seguía durmiendo y no consideré justo importunarlo, dime, ¿qué necesitas?
Charlie se dejó caer de espaldas en la cama, colocando su muñeca derecha sobre su frente y soltando un sonoro suspiro.
—Está pasando… —dijo con la mirada perdida en el infinito.
Su madre caminó y se sentó en la orilla de la cama, a lado de ella, cruzando elegantemente sus piernas, recargando su peso en uno de sus brazos para poder dirigir su vista al rostro de su hija.
—¿Qué está pasando, Charlotte? —preguntó con genuino interés.
—Lo que me habías dicho que pasaría… mi… intensa atracción hacia los varones…
—Oh… eso… —dijo con una expresión de ternura en su rostro —Ciertamente tardaste más de lo que yo recuerde que pasó conmigo… supongo que es porque yo fui creada directamente como una mujer —dijo con algo de fastidio en su voz —y tú pasaste por todas las demás etapas previas… ¿Y… cómo te fue? ¿Quieres saber hasta cuando estarás satisfecha?
Charlie retiró su muñeca de su frente y elevó su mirada para ver a su madre.
—¿Qué?
—Supongo que me llamaste porque, conociéndote, te sientes culpable por estar fornicando sin control.
Charlie hizo una mueca de incredulidad y asco.
—¡No! Mamá… ¡no! —dijo con todas las tonalidades de rojo cruzando por su rostro.
—¿Ah, no? Me siento confundida, Charlotte. Explícate mejor, querida. —dijo posando uno de sus dedos en su barbilla.
—Es que… bueno yo, creo que hice algo, bueno, intenté hacer algo con un varón…
—¿Crees? —cuestionó elevando una ceja.
—Es que yo… ayer me embriagué… —confesó con una sonrisa nerviosa.
—Bueno, me sorprende que no lo hayas hecho antes… Entonces, te embriagaste y no recuerdas qué hiciste… —Charlie asintió tímidamente —Bueno querida, no es muy difícil saber si pasó algo o no, especialmente en tu caso ¿sientes tu entrepierna….
—Mamá, mamá, por favor… sé, sé, sé que no llegué hasta ese punto… El problema es que a lo poco que recuerdo es que yo quería que pasara y ¡no sé por qué! ¡Yo no siento nada por él! Lo llevo conociendo un poco y sé que soy totalmente indiferente a él ¡y él también a mí! En ese sentido, claro… él es agradable… pero…
—Así que tu problema, Charlotte, es que te asusta el hecho de sentirte atraída sexualmente por alguien sin tener sentimientos de por medio.
—Sí… —dijo apenas audible…
—Querida, no tienes ni la menor idea de lo afortunada que eres… No te imaginas la cantidad de almas que llegan aquí por un corazón roto. Eso que dices suena tan de humanos, pero hija, eres una súcubo, la sensualidad y sexualidad corre por tus venas y lo mejor de ello es que no generas un vínculo con el varón de tu interés, y, por tu padre, estamos en el infierno, ningún demonio varón, original o no, está aquí por ser un buen hombre. Te aseguro que cualquier varón se sentiría más que halagado por ser merecedor de tus caricias… y el día que te aburres de él, solo dices "adiós" y ya. Él no sufre, tú mucho menos…
—Pero mamá…
—¿Te resultaba más sencillo fingir deseo por alguien por quien solo sientes afecto? —Charlie se levantó para ver de frente a su madre —Como ya te dije, Charlotte, eres una súcubo. Entiendo que después de lo ocurrido con Von Eldritch hayas tenido cierto recelo de querer algo que ver con los varones del infierno, eso, sumándole que no estabas lista… hasta ahora…
—Con Vaggie…
—Oh, no es necesario que me lo digas, linda —interrumpió la súcubo mayor con hastío en su voz —sé que hay formas para tener sexo placentero entre hembras y para muchas es suficiente pero, para ti y para mí no, mi niña. Nuestra naturaleza exige la presencia de un varón, su esencia, su aroma natural… Eso es lo primero que te llamó la atención, ¿no? El aroma de ese demonio que te tiene tan perturbada…
Entonces, Charlie recordó la noche que jugaron póker, cómo pudo percibir de manera directa el perfume de Alastor cuando él le estaba ayudando a entender el juego en el primer par de partidas, su aroma en su cuello cuando se acercaba a decirle qué cartas cambiar y ver cómo las acomodaba ella, y sobre todo, ese aroma que desprendió al transpirar después del baile que habían compartido.
—Sí… —respondió encendiendo más sus mejillas.
—Querida, no hagas una tormenta en un vaso de agua. Si ese demonio te gusta, diviértete con él, por suerte para ti, no puedes resultar embarazada de un demonio cualquiera…
—Solo un demonio original…
Dijeron al unísono.
—Mamá, ¿y si yo no le atraigo? No me refiero a románticamente… sino a… sexualmente… —dijo encorvándose derrotada.
Lilith se acomodó para quedar justo detrás de su hija, retiró la toalla del cabello de la misma y comenzó a peinarlo cariñosamente.
—No hay un solo demonio, ni humano, que pueda resistirse a los deseos de una súcubo. —Decía pasando sus dedos delicadamente entre los mechones rubios de su hija. —Si ese demonio no te ha prestado atención, solo basta que hagas cualquier movimiento para que lo tengas en la palma de tu mano.
—¿Cre… crees que lo pueda enamorar? —Preguntó tímida.
—¿Tú te has enamorado de él? —Preguntó seria.
—No —dijo sincera.
—Que se mantenga así, Charlotte. —dijo con firmeza son dejar de peinar a su hija —Eres la única heredera de tu padre y como me imagino que ese demonio del que hablamos es algún huésped de este hotel, no es difícil saber que no es un demonio original. Charlotte, en algún momento tendrás que dar continuidad al linaje Magne y no te presiono con ello, ni tu padre, —aclaró —tenemos toda la eternidad para ello, pero, debemos asegurar que alguna vez ocurra.
—Mamá…
—Listo —dijo retirando sus manos del cabello de Charlie —Ah, la última vez que fuiste al castillo me quedé con ganas de hacer esto.
Charlie llevó sus manos a su cabeza y tocó lo que su madre había hecho. Al reconocer el peinado, sonrió. Era un trenzado waterfall.
—Gracias, mamá.
—Mi pequeña Charlotte se está volviendo una mujer. Si tu padre se entera se volverá loco, de por sí ya estaba disconforme con tu relación con Vaggatha pero, por lo menos esto ya lo tenía hablado con él prácticamente desde que naciste y noté tus rasgos similares a los míos.
La súcubo envolvió en sus brazos amorosamente a su hija y esta se dejó mimar por su madre.
—Mi consejo, querida mía, es que no nades contra la corriente. Si este demonio te atrae tanto, ve por él, siéntete orgullosa de lo que eres. Si tu temor es que lo puedes lastimar, deja claro desde un principio que es solo sexo. Si aun así este se involucra sentimentalmente, recuerda que no es tu culpa. Los humanos suelen ser tan sentimentales —dijo lo último con fastidio.
Charlie apretó más el abrazo con su mamá.
—Gracias, mamá.
Lilith se soltó de su agarre y se puso de pie frente a su hija.
—Tengo que retirarme, Charlotte. Casi amanece y tu padre no debe tardar en despertar, aunque le dejé una nota sé que va a estar inquieto al no verme en la cama tan temprano. Ya lo conoces. —Dijo guiñándole un ojo. Charlie sonrió cómplice. —Nos vemos luego, querida. —Hizo un ademán.
—Dale un beso a papá por mí.
—Con gusto.
Y desapareció. Charlie se miró en el espejo de cuerpo completo de su cuarto. Le encantaban los peinados que su madre le hacía. Sintió que su traje habitual no le hacía justicia a ese lindo peinado. Chasqueó los dedos y sonrió ante su imagen.
—A trabajar.
En el desayuno de los Von Eldritch, Seviathan informa a sus padres del trato logrado con Valentino, Velvet y Vox.
—Como mencioné —decía el demonio verde —Vox fue el más interesado en tener un enfrentamiento territorial contra el Demonio Radio. Convencer a Valentino y Velvet fue de lo más sencillo.
—¿Y cuándo atacaríamos al anciano de Sir Pentius? —Dijo Hellsa.
—Paciencia, hermanita. Ellos se encargarán de explorar el territorio y ver con qué recursos cuenta. Una vez reunida la información necesaria ellos se contactaran conmigo y nos reuniremos para crear un plan.
—Ahg… aburrido… —dijo llevándose una cucharada de su desayuno a su boca.
La familia Von Eldritch siguió hablando sobre sus planes para ganar los territorios de Sir Pentius y Rosie. Una de las sombras salió a prisa a informar a Alastor mientras las demás siguieron vigilando a la familia de Overlords.
En el comedor del Hazbin Hotel, todos los del staff ya estaban listos para desayunar, Alastor estaba intrigado porque Charlie no había bajado para hacer su rutina diaria, estaba por enviar a su sombra a buscarla cuando Niffty habló.
—Señorita Charlie, justo iba a subir a buscarte para… ¡Oh! ¡Qué linda! —dijo la pequeña demonio dando brinquitos alrededor de la princesa para poder ver por todos los ángulos posible su atuendo. Los demás demonios en el comedor dirigieron su vista a la entrada solo para encontrarse con una linda joven.
Charlie portaba una blusa blanca abrochada hasta el cuello, con estampado negro debajo del cuello, manga ¾ con muñequeras en negro, falda lisa skater gris oscuro y botines negros de tacón alto, su maquillaje ligeramente más cargado: delineador más grueso en sus ojos, sombra azul oscuro en sus parpados, labial negro, como de costumbre y, por supuesto, su cabello lindamente trenzado, cortesía de su madre.
Husk dejó caer su mandíbula, Angel sonrió con suficiencia y Alastor sintió su cola removerse bajo su traje.
—Chicos, ¿no van a decir nada? ¡La señorita Charlie luce lindísima! —decía Niffty sin dejar de ver como una niña ve a su muñeca favorita a Charlie.
—Esas curvas estaban muy bien escondidas bajo ese aburrido traje que siempre usas, Charl… hasta casi siento envidia, princesita —dijo Angel.
—Te ves muy bien, niña. —dijo Husk por fin pudiendo volver su mandíbula a su lugar.
Alastor siguió en silencio sin saber qué decir ni cómo demonios controlar su cola bajo su traje, sin poder despegar la mirada de su pequeña socia y podía adivinar que ella estaba a la espera de lo que él tuviera por decir, pues sus grandes ojos ónix lo veían expectantes, suplicantes por una palabra de su parte.
—¿Qué opinas tú, Alastor? — Inquirió aun emocionada Niffty.
Charlie, al ver que Alastor no decía nada, bajó la mirada un poco decepcionada.
Mamá dijo que…
—He estado meditando —interrumpió sus pensamientos la voz de radio de Alastor —en el gran placer que un par de espléndidos ojos en la cara de una mujer hermosa puede otorgar… Luces espléndida, Charlotte.
Dicho eso Alastor por fin pudo despegar su vista de la figura de Charlie, ella sintió la sangre irse a su rostro, los demás se quedaron en silencio ante tal cumplido dado por el Demonio Radio. Charlie caminó hasta su lugar en la mesa, su plato ya estaba servido y todos comenzaron a comer en silencio.
Charlie de vez en cuando alzaba la mirada para ver si Alastor la veía, pero el demonio carmesí invariablemente estaba con la vista en su plato o en Niffty cuando esta le llamaba.
—Entonces, Charls, ¿lista para la cacería? —Dijo Angel.
—¿Cacería? —Preguntó confundida por el comentario del demonio araña.
—Tú me entiendes, nena —guiñó un ojo.
—Oh… no, no, no, no… yo solo… ehhm… —carraspeó —yo solo creí que me hacía falta un ligero cambio… es todo…
—Ay nena, te pierdes de lo divertido de la no-vida —dijo Angel en un suspiro de derrota.
—Yo creo que la señorita Charlie hoy romperá muchos corazones en el hotel.
—No creo que sea para tanto, Niffty… —dijo con algo de nervios Charlie.
—Pues alguien de aquí no ha dejado de menear su cola desde que la vio —dijo con naturalidad la pequeña cíclope.
Alastor se tensó y Husk comenzó a toser pues se había atragantado con la comida.
—¡¿Husky?! —dijo indignado Angel.
—Lo siento, princesa. Es una reacción natural que no puedo controlar… —dijo algo avergonzado.
—Charlie —llamó serio Angel —puedes cogerte a todos los demonios de los 9 círculos del infierno, pero ese gatito —dijo señalando a Husk —es mío.
—Vete a la mierda —respondió Husk.
Charlie rio nerviosa por la situación. Terminaron de desayunar y cada quien se fue a hacer sus respectivas actividades, Alastor desapareció del comedor con un chasquido de sus dedos desconcertando a los demás ya que usualmente anuncia su partida.
El Demonio Radio apareció en su habitación, se quitó su saco y se aflojó su pajarita, su cola seguía meneándose con menos frecuencia que en el comedor pero seguía con ese molesto movimiento para su dueño; su sombra se materializó frente a él con una sonrisa burlona.
—No te atrevas —advirtió con algo de estática en su voz.
Una de las sombras espía se arrastró hasta quedar ante él, su sombra original se acercó a ella y luego se acercó a Alastor, para decirle al oído lo dicho. Su sonrisa se iba ensanchando con cada palabra susurrada por su sombra.
—Así que, ese es el ex novio de mi socia… Interesante… —chasqueó los dedos y apareció otra docena de sombras —Sir. Pentius, Valentino, Vox, Velvet. Encuéntrelos y vigílenlos, cualquier información interesante deben regresar y decírmelo de manera inmediata. Ahora, vayan, mis fieles servidoras.
Las sombras, incluyendo la que había regresado a informarle salieron a toda prisa de aquella habitación. Se reacomodó su pajarita, se colocó su saco de nuevo y salió de su habitación listo para cumplir con sus obligaciones del día. Entró la oficina de Charlie y comenzó a revisar los asuntos pendientes, su sombra volvió a materializarse frente a él.
—¿Qué? —Preguntó el Demonio Radio intrigado por el comportamiento de su sombra.
Por la tarde Charlie caminaba rumbo a su habitación en busca de una liga o listón para su cabello. El calor había aumentado y su cabello le generaba más calor, entró a su habitación y buscó entre sus cosas, encontró un pañuelo, seguro aunque se recogiera el cabello seguiría sufriendo de calor por lo dejó a la vista y siguió rebuscando hasta encontrar una liga gruesa para cabello.
Salió a prisa de su habitación, iba tan concentrada agarrándose el cabello con ambas manos y su pañuelo sujeto en sus labios, que no se fijó que el demonio carmesí venía en sentido contrario. Ella chocó de frente con él y cayó de pompas.
—Auch… —se quejó al hacer contacto con el piso.
—¿Te encuentras bien, querida? —Preguntó Alastor poniéndose en cuclillas frente a ella. Charlie se sorprendió al ver a Alastor a su altura.
Charlie recordó que estaba usando falda y se apresuró a levantarse, Alastor notó el pañuelo en el suelo y lo recogió, tenía la marca del labial de Charlie en él.
—Debes tener más cuidado, Charlotte. No queremos que te lastimes, ¿verdad? —dijo irguiéndose de nuevo colocando sus manos tras su espalda.
—Lo lamento mucho Alastor, tendré más cuidado. —dijo colocando un mechó de su cabello tras su oreja algo nerviosa —debo ir a uno de los salones, casi inicia otra sesión —dijo pasando de largo al demonio carmesí pero este la detuvo con un llamado.
—Por cierto, Charlotte —la súcubo se detuvo y se giró para verlo, Alastor giró sobre sus pies y luego dio unos cuantos pasos hasta quedar frente a la rubia —me parece que esto te pertenece. —Le extendió su mano con el pañuelo en él, Charlie lo intentó tomar pero Alastor cerró su mano atrapando la mano de la chica —¡Oh! Creo que ahora debo cortejarte —dijo con una sonrisa que a Charlie le pareció encantadora mientras se inclinaba para besar la mano de la chica sin romper el contacto visual.
Charlie contuvo la respiración ante lo dicho y por el contacto por parte de Alastor.
—Alas…
—¡Sonríe, querida! —Dijo con su animada voz habitual, comenzando a pellizcar las mejillas de la chica —solo bromeaba, Charlotte —dijo mientras seguía jugueteando con las mejillas de la princesa.
El demonio la soltó y volvió a poner sus manos tras su espalda.
—¿Bromeabas? —dijo sobándose sus mejillas con ambas manos.
—Es solo algo que leí en un libro cuando estaba con vida, no le tomes demasiada importancia, querida. —dijo inclinando su cabeza con inocencia —¡Oh! Creo que te he entretenido por más tiempo del necesario, permíteme ayudarte —y dicho esto, chasqueó los dedos desapareciendo a la princesa del pasillo.
Charlie apareció en el salón donde los huéspedes, junto con Angel, aguardaban por ella para comenzar su sesión del día.
—¿Estás bien, princesita? — preguntó Angel.
Charlie había regresado con expresión agitada y sus mejillas más sonrosadas de lo normal.
—¡Angel! ¡Chicos! —Saludó algo apenada por su apariencia —Lamento mucho la demora, tuve unos problemas en el camino.
—¿Problemas en el camino? Nena, apareciste aquí —dijo algo escéptico.
—¡Sip! Alastor me vio y le pedí ayuda para no llegar más retrasada. —dijo algo nerviosa.
—Oookay… —dijo no del todo convencido el demonio araña —¡Muy bien, perras! Vamos a comenzar con la sesión de hoy…
En el castillo Magne, Lucifer y Lilith conversaban durante su comida.
—Así que mi manzanita se encuentra pasando por cambios… ¿qué clase de cambios, querida? —dijo luego de comer un bocado de su carne
—Son cosas que incluso tú no entenderías, solo una madre puede ayudar a su hija. —dijo mientras se limpiaba las comisuras de los labios de forma elegante con una servilleta.
—Cosas de mujeres, te has de referir.
—En efecto.
—Aparte de esos cambios… ¿cómo está Charlotte? —dijo tomando su copa de vino con su mano derecha.
—Mejor de lo que esperaba. Creí que estaría deprimida por la partida de Vaggatha pero no ha sido así. Eso me tranquiliza mucho.
—A mí también, querida.
Continuaron comiendo en silencio durante unos minutos hasta que Lucifer volvió a romper el silencio.
— ¿Mencionó algo del Demonio Radio?
—¿Hay algo que te preocupe en particular de ese demonio, querido? La vez que Charlie vino también insististe mucho en preguntar por él.
—Me preocupa la inocencia de Charlotte. Charlotte nunca se interesó en ver lo que yo hacía, mis tratos y trampas; el Demonio Radio, tengo en conocimiento que es un experto en ello, me preocupa que Charlotte se deje envolver en alguna trampa de ese demonio.
—Charlotte aparenta inocencia pero te puedo asegurar que estúpida no es. Después de todo es nuestra hija, querido.
—Supongo que nunca dejaré de verla como una niña. Menos con esa absurda idea del hotel. —dijo con desprecio.
—Tómalo por el lado que Charlotte aprenderá a sacar adelante sus ideas sin tu ayuda y aprenderá del fracaso de las mismas.
—Mejor ahora que cuando sea reina. —Concluyó Lucifer.
La noche cayó en el infierno y Charlie ya estaba rendida en su habitación. Sus pies la estaban matando por haber usado todo el día esos botines de tacón alto.
Había tenido que lidiar con algunos comentarios desagradables de parte de algunos de los huéspedes. Estaba segura que ese tipo de ropa definitivamente no iba a ser de uso diario para ella.
He estado meditando en el gran placer que un par de espléndidos ojos en la cara de una mujer hermosa puede otorgar… Luces espléndida, Charlotte.
Creo que ahora debo cortejarte.
Resonaba en su cabeza.
Llevó sus manos a su rostro. No sabía qué hacer. De todos los demonios varones que había en el infierno el que tenía que despertar sus instintos súcubos tenía que ser precisamente él.
Alastor, el genocida más grande que ha llegado al infierno.
Alastor, el demonio más engreído y egocéntrico.
Alastor, el demonio con Hafefobia.
¡Hafefobia! ¡Por su padre!
¿Cómo se supone que satisfacería su deseo por él si él ni siquiera concibe a ser tocado?
—Alastor solo fue un caballero conmigo… —dijo en voz alta para sí misma.
Se levantó y se vistió con el pijama que Alastor le había dado el día anterior.
En la siguiente semana, Charlie realizaba sus actividades normales, trataba de mantenerse lo más ocupada posible para no seguir dando vueltas en su cabeza sobre su reciente y creciente deseo por Alastor.
El Demonio Radio seguía tratándola como de costumbre, con excepción que ahora jugaba con mayor frecuencia con sus mejillas.
Alastor por su parte seguía reuniendo información sobre los planes de los Von Eldritch contra él. Para ese entonces ya sabía qué hacer para neutralizar sus ataques sin problemas, pero no podía hacer mucho para poder ganar un nuevo territorio.
Podía adelantarse y arrebatarle el territorio Noroeste a Sir Pentius pero si hacía eso se tenía que despedir del Hotel pues estaba seguro que Charlotte rompería su sociedad.
Odiaba admitirlo pero el lugar le resultaba entretenido de una manera completamente diferente a lo que él esperaba en primer lugar. Además, aún estaba el factor que Charlotte era una pieza clave para llegar al trono.
Había notado cierto interés de la rubia hacia él a partir del día que se había emborrachado con Angel y Alastor estaba algo acostumbrado a ser el objeto de deseo de las mujeres desde que vivía en la Tierra, incluso alguna vez tuvo que pasar por una desagradable situación que lo dejó marcado por toda su existencia pero, ser el objeto del deseo de la princesa del infierno era mucho más de lo que alguna vez pudo imaginar.
Parecía que todas las piezas del camino se ponían ante él sin que él tuviese que hacer nada… Todo era demasiado fácil.
Demasiado
Se repitió mentalmente. Se dirigió a la oficina de Charlie. Su sombra se materializó frente a él.
—Perdona, mi amigo. Creo que ya he comprendido lo que trataste de decir hace días. —Chasqueó los dedos y el diccionario infernal apareció en el escritorio, su sobra sonrió con malicia.
—Veamos qué tiene que decir de Charlotte Magne.
Charlie se encontraba en el lobby, acomodando los cuadros, limpiando los muebles y sacudiendo los sillones. Tocaron la puerta. Charlie la abrió y se encontró a Vaggie.
—Hey, Charlie —dijo con algo de timidez.
Charlie y Vaggie se fueron a conversar a la habitación de Charlie. Apenas entraron, Vaggie se lanzó a besar los labios de la súcubo sin ser correspondida.
—¿Charlie? —la llamó confundida por su inacción.
Charlie suspiró con tristeza.
—¿Alguna vez te conté mi historia con Seviathan?
Vaggie negó con la cabeza, Charlie la invitó a tomar asiento en su cama, la albina la siguió.
—Tenía 20 años cuando conocí a los Von Eldritch, por lo que sé, fue porque mi padre consideró a Seviathan como el mejor partido para mí —comenzó a relatar Charlie.
Como alguna vez te conté, mis padres en ese tiempo eran muy sobreprotectores conmigo, mi educación la recibí en casa, siempre en compañía de mis familiares Razzle y Dazzle. Yo no conocía otros demonios de mi edad o cercana, en las reuniones de mis padres siempre estaban demonios de centenes o hasta miles de años mayor por lo que nunca tenía lo oportunidad de convivir…. Hasta que conocí a Hellsa y Seviathan.
Seviathan en ese momento me dobleteaba la edad, Hellsa es de mi edad.
Hellsa siempre fue pasivo-agresiva conmigo. Seviathan en un principio parecía no notar mi existencia, pero yo ya estaba encantada con él: guapo, educado, gracioso, misterioso…
Hellsa lo notó y comenzó a obligar a Seviathan a convivir conmigo, no por ser amable conmigo, sino por querer ver cómo su hermano me rechazaba. Para ese entonces ya sabía que Seviathan era popular con las damas del infierno, eso me desanimaba un poco, pero no podía dejar de pensar en él… sus gestos, su voz, su sonrisa… Era la primera vez que me sentía así.
Entonces, un día me armé de valor. Me planté frente a Seviathan y lo besé.
Pensé que sería primera y última vez que podría sentir sus labios, pero no fue así. Él sonrió con ternura y me devolvió el beso.
"No me sentía digno de cortejar a la princesa."
Me había dicho. A partir de ese momento me tuvo en sus manos.
Seviathan era todo lo que había imaginado y más. Mi padre y los suyos no podían estar más complacidos por nuestra relación. Era atento, amable, cariñoso, inteligente…
Tal vez lo consideraba demasiado inteligente porque, no sé desde qué momento, comencé a someterme a lo que él dijera, a amoldarme a sus opiniones, sus gustos.
A él le gustaba verme con vestidos y ropa interior. Seviathan y yo nunca tuvimos sexo… no completamente.
Ambos sabíamos que si lo hacíamos, por mi condición de princesa del infierno sí o sí resultaría embarazada, ni él y yo deseábamos ser padres, pero eso no impedía que nos divirtiéramos de otras formas sin llegar al coito…
Pero, a pesar que para mí esos momentos eran mágicos, para Seviathan no eran suficientes. Llevábamos ya 8 años de relación cuando descubrí que desde siempre él siguió teniendo encuentros sexuales con cuanto demonio se cruzaba en su camino. Al reclamarle, simplemente dijo que él nunca me había prometido exclusividad y que le pedía demasiado si esperaba que él dejara de vivir uno de los mejores placeres por estar esperando al momento adecuado para traer un nuevo heredero.
Y yo le di la razón:
No era justo para él.
A partir de ahí, cada vez que Seviathan no estaba conmigo en el castillo, yo me desgarraba de pensar que estaba con otras obteniendo lo que yo no le podía dar. Deseaba poder estar con él, lo anhelaba, por mi padre que yo lo amaba pero, parecía que desde que lo descubrí pasaba más tiempo lejos de mí que conmigo.
Verlo no hacía las cosas más fáciles. Regresaba con una sonrisa de satisfacción que se iba inmediatamente al estar a solas conmigo. Sus toques eran mecánicos, sus besos eran fríos, su mirada dulce cambió por una arrogante, sus palabras hacia mí eran despectivas.
Y yo lo justificaba.
La peor parte llegó cuando teníamos ya poco más de 10 años saliendo. Seviathan era prácticamente mi dueño, él decidía cuando salir, cuando verme, decidía cuando debía hablar. Mis sueños y anhelos eran de risa para él.
Y entonces, tuve la brillante idea de querer "estar lista" para él. Podíamos casarnos ya, ser la princesa y el príncipe consorte, tener ya al heredero…
Cuando llegó a visitarme, hice todo para complacerle… Todo Vaggie… y cuando le dije que podíamos consumar nuestra unión solo se echó a reír en mi cara.
"La unión será consumada en el momento que mejor convenga para todos, no solo para ti, Charlotte." Me dijo "No me interesa meter mi miembro en tu vagina. No es algo tan especial ¿sabes?, hay cientos, miles, de ellas en todo el infierno… Eres una princesa bastante engreída si crees que lo vale tanto… aunque admito que todo lo que acabas de hacer me sorprendió… eso fue bastante sexy viniendo de ti, debo decir."
Me dijo mientras se vestía, luego se sentó en la orilla de mi cama y puso una de sus manos en mi mejilla con una sonrisa condescendiente.
"Charlotte, querida, no te esfuerces tanto. ¿Sí? Yo encuentro bastante entretenimiento en los 9 círculos del infierno, tú, solo sigue siendo la princesa inocente y tierna y yo seguiré siendo tu caballero encantador frente a todos, ¿estamos?"
Y simplemente se fue.
Vaggie, me sentí completamente humillada sin siquiera merecerlo. Yo realmente estaba enamorada de Seviathan, yo lo amaba. Soporté groserías, insultos, el dolor físico que mi desesperado intento por complacerlo me hizo pasar y después, luego de recordar como era antes de Seviathan, odié lo que me había convertido a partir de, por y para él. Me odié y sobretodo lo odié a él.
Cuando di por terminada la relación, mi padre no estuvo nada contento pero, al parecer mi madre sabía que eso pasaría tarde o temprano. Los Von Eldritch tampoco estaban contentos, ellos contaban con que su hijo sería el próximo príncipe consorte, padre del siguiente heredero al trono.
Vaggie, incluso le había prometido a Seviathan que nuestro primogénito portaría el apellido Von Eldritch sobre el Magne. Técnicamente había comprometido el legado Magne que mi padre tanto había querido proteger y todo por amor a Seviathan.
Nunca olvidé las últimas palabras que me dijo:
"Puede que seas la princesa pero, no podrás lograr nada sin mí, Charlotte. Solo mírate, mira lo que hice contigo sin siquiera esforzarme. Patética."
Estaba dolida, no quería (ni quiero, hasta la fecha) saber nada de Seviathan y aborrecí a los demonios varones como prospecto para pareja. Mi lógica fue: si Seviathan, que es un overlord que recibió educación y tiene que dar cierta apariencia de "respeto" y "autoridad" ¿qué me podría esperar con cualquier otro demonio con mayor tiempo de existencia? Es un hecho que en algún momento me tendré que casar y debe ser con un demonio original pero, lo detesto… detesto que eso deba ser así pero DEBE ser así y lo entiendo…
Cuando te conocí, Vaggie, llevaba décadas en soledad, creando e imaginando la idea del hotel. Tú fuiste la primera que no se rio, que se mantuvo a mi lado y eso me conmovió mucho, tanto que quise estar contigo, darte todo el cariño que me había prohibido dar de nuevo…
—Charlie, Charlie… —interrumpió luego de estar escuchando atentamente a la rubia —te agradezco que me hayas tenido la confianza de contarme lo ocurrido con Seviathan, quien fue un completo hijo de puta, sobra decir pero, no entiendo por qué me lo dices ¿a dónde quieres llegar con ello?
—Todavía no termino, Vaggie… —la rubia tomó aire y miró con tristeza a la albina. —Vaggie, últimamente me he sentido atraída por un varón…
—¿Qué? ¿Te estás enamorando de alguien? —Se levantó de la cama viendo incrédula a la demonio de mejillas rosas.
—¡No! No, no es tan sencillo como eso… —dijo bajando cada vez más la voz, retrayendo sus rodillas para dejarlas a la altura de su pecho y abrazarse a ellas —Vaggie, sabes que soy una súcubo pero, creo que no sabes lo que eso conlleva…
—Eres un demonio sexual —dijo con un ligero sonrojo, una tierna sonrisa y desviando la mirada.
—Una demonio sexual que usualmente va al mundo humano para intimar con los humanos varones y robar su vitalidad… es lo que debería hacer pero, soy la princesa del infierno y mi deseo sexual no había despertado, hasta ahora… —dijo con pesar.
—¿Hasta ahora? Pero si me acabas de contar… Seviathan… y tú y yo…
—Me forcé a hacerlo, con Seviathan… contigo fue… lo intenté de verdad, de verdad, de verdad Vaggie pero, nunca… lo siento, Vaggie…
Vaggie veía a Charlie con dolor en su mirada, Charlie no lograba verla por más de un segundo.
En la oficina de Charlie, Alastor cerró el libro.
—Interesante, ¿no te parece mi buen amigo? —dijo viendo a su sombra frente al escritorio —Interesante y problemático, debo decir… Estoy de pie en un punto al que no creí llegar… no tan pronto.
Se levantó del escritorio y comenzó a caminar dentro de la oficina, dando pasos lentos con una mano tras su espalda y otra posada en su barbilla, meditante.
Al parecer, él había despertado el deseo sexual de la pequeña princesa súcubo. Por lo escrito en ese libro, eso era muy independiente de los sentimientos de la súcubo, ella solo buscaría obtener su placer mediante esos desagradables encuentros y por lo general se aburren bastante rápido por lo que buscan encontrar un nuevo varón.
A menos que… resonó en su mente mientras en su rostro se formaba una expresión maliciosa.
Se explica que las súcubos no están exentas de poder generar afecto… amor hacia su víctima (en el supuesto que esté buscando la energía humana, como es común) en caso de estar involucrándose con un demonio, él puede decidir si comparte de su energía, siempre y cuando sea un demonio original, si es un alma humana, quien decide si toma o no de su energía es ella.
Pero… pensó, siguiendo su andar en círculos dentro de la oficina, seguido por la atenta mirada de su sombra.
Es más probable que la súcubo genere un vínculo con el demonio con quien mantenga encuentros sexuales si este le permite de buena voluntad tomar de su energía vital.
Y, por supuesto…
—Charlotte Magne sigue siendo una mujer… —dijo para sí mismo ensanchando su sonrisa.
Una súcubo puede ser conquistada como cualquier otra hembra demonio o humana.
—Todo nos está llegando a pedir de boca, ¿no es así, mi buen amigo? —su sombra esbozó una gran sonrisa, similar a la que su dueño tenía en ese preciso momento.
Alastor miró de reojo el cuadro de los Magne, luego se giró por completo.
—Será un honor provocar en usted tan hermosos sentimientos, princesa Charlotte. —dijo haciendo una reverencia ante aquel cuadro.
De vuelta en la habitación de Charlie.
—Vaggie, escúchame. No es tu culpa, ni la mía… es mi naturaleza… Estaba asustada, créeme, no tuve más remedio que buscar el consejo de mi madre, ella me aclaró muchas cosas… Vaggie, puedo seguir contigo, estar contigo pero, todo el tiempo voy a estar pensando en él… o en el varón que me atraiga en ese momento…
—Puedo manejar eso, Charlie —dijo con voz ahogada.
—No Vaggie… no sería justo para ti… Mira, él…
—¿Quién es? Puedo ayudarte a que obtengas lo que quieres de él, puedo ayudarte con todos los que vengan después, mientras tú me quieras…
—¡Vaggie, escúchate! Nosotras no tenemos futuro… Algún día me tendré que casar y de lo único que puedo estar segura es que no es contigo… —dijo con genuina tristeza —Vaggie, ya no pierdas el tiempo conmigo. Podemos seguir siendo amigas…
—Charlotte, ¿estás segura que no estás enamorada de ese demonio? —cuestionó seria.
—No hay manera que yo pueda estar enamorada de él. —Respondió desviando un poco la mirada, de forma inconsciente.
—No te creo. —Dijo con seguridad —Te conozco lo suficiente y cada vez que dices "él" se asoma una tierna sonrisa en tu rostro.
Charlie volteó a verla en shock. Eso no podía ser cierto. Ella estaba segura que solo era un deseo sexual, nada romántico, lo que sentía por Alastor.
—Pudiste ahorrarte toda esa explicación, Charlie. Solo tenías que decirme que te estás enamorando de alguien más y que obviamente no puedo competir contra él… por obvias razones… —dijo apenas conteniendo el llanto —Mucha suerte, Charlie. Tú y yo ya no tenemos nada qué ver.
Vaggie salió corriendo de la habitación. Corría sin parar. En el fondo deseaba que Charlie la estuviera siguiendo, quería sentir que no la había perdido todavía pero, llegó al lobby, con las miradas de los huéspedes y Husk desde el bar sobre ella y la princesa del infierno no apareció. Salió del hotel.
Minutos más tarde, Charlie llegó al bar, con semblante desanimado.
—No es que me importe pero, ¿la chica albina te dejó así? —dijo Husk con semblante y voz aburrida mientras tomaba, como de costumbre, alcohol directo de una botella.
—¿La plana estuvo aquí? —preguntó Angel quien estaba jugando con Fat Nuggets sobre la barra.
Charlie asintió.
—Supongo que no hubo reconciliación —dijo con desinterés Angel continuando con sus juegos con el pequeño cerdo —Aunque era de esperarse…
—¿Cómo que era de esperarse? —Preguntó Charlie extrañada por el comentario de Angel.
Angel se puso nervioso pues era obvio que Charlie no recordaba lo que le había confesado aquella vez que se había emborrachado con él.
—Es obvio que la albina ya no te interesaba tanto, princesita —dijo intentando zafarse de su error —después de la borrachera no la volviste a mencionar y te vi bastante tranquila. La plana solo vino a confirmar lo que ya sabías, ¿no?
Ni siquiera sé que estoy haciendo pensó con pesar la rubia.
—Husk —llamó la princesa, el demonio felino atendió a su llamado girando a verla —¿Te importaría si me llevo unos momentos a Angel?
—Los huéspedes no bajaran como hasta dentro de una hora, no me molestaría deshacerme de él aunque sea unos minutos —dijo con indiferencia.
—Soy lo mejor que ha pasado en tú no vida y lo sabes, Husky —dijo con burla el demonio araña —¿A dónde iremos, princesita?
—Solo quiero ir a caminar fuera del hotel.
—Bien. Llevaré a Fat Nuggets —dijo alzando al cerdito y frotando su rostro contra el rostro del animalito con cariño y ternura.
—Claro, Angel.
Angel y Charlie salieron del hotel. Estuvieron caminando en silencio uno al lado del otro, divirtiéndose con Fat Nuggets por cómo veía curioso todo lo que había a su alrededor.
Charlie comenzó a hablar sobre la conversación con Vaggie minutos antes, sin entrar en detalles respecto a su relación con Seviathan. Angel la escuchaba en silencio sin perder de vista a su adorado cerdito. Se sentía mal ahora por la albina, Charlie ya le había confesado ebria lo que pasaba con ella y su condición y lo que eso significaría para su relación con la demonio polilla, pero no se podía imaginar qué tan mal se debió sentir Vaggie al escucharlo.
Pero, si hay algo que debía admirar es el hecho que Charlie haya preferido decir la verdad sin rodeos a tratar de mantener una relación que en definitiva ya no tenía futuro.
—Hiciste bien en decirle como estaban las cosas a la plana —dijo cruzando ambos pares de brazos —quiero decir, a mí me gusta que mis clientes estén enfocados en mí cuando estamos en acción, supongo que habría sido muy incómodo para ambas que tú estés pensando en el pito del demonio ese que te atrae… —se detuvo en seco y su cerdito se detuvo junto a él, una sonrisa burlona se dibujó en sus labios y sus brazos inferiores se colocaron en sus caderas —por cierto, ¿quién es el afortunado?
Charlie paró en seco por la pregunta, sonrió nerviosa.
—E.. eso no importa… —dijo sobando uno de sus brazos con nerviosismo — Además, ni siquiera lo conoces —mintió.
Angel soltó una carcajada.
—Princesita, eres pésima mintiendo. —Dijo mostrando una sonrisa dentada.
—¡No miento! —trató de convencer Charlie haciendo un ligero puchero.
—Perra, te enlistaré 3 razones por las que sé que es obvio que estás mintiendo —dijo caminando alrededor de la rubia, haciendo que esta se sintiera acorralada —#1 Ese demonio es obvio que es alguien que vive en el hotel pues, a excepción de los días que te fuiste al castillo de mami y papi, tú nunca sales del lugar, #2 El día que cambiaste tu outfit estoy seguro que esperabas que ese demonio lo notara ¿qué otra razón tendrías si no es para llamar su atención? Perra, conozco esas tácticas, incluso yo tengo esforzarme con mis atuendos cuando quiero un nuevo cliente o repetir con alguno —le guiñó un ojo —y, finalmente #3, me sacaste del hotel para hablar de eso porque no quieres que tu crush se entere que actualmente estás libre de todo compromiso.
—¡Eso no… A… él… él no es mi crush! —Dijo encendiendo más sus mejillas ante la divertida mirada del demonio araña —Eso involucraría sentimientos… Y yo no siento nada por él. —dijo cruzándose de brazos, indignada.
—Te lo diré así: no eres la única súcubo que conozco y no estoy hablando de la reina Lilith. Nena, conozco su actuar, trato de imitarlo, de hecho… —admitió subiendo los hombros —Por más "tierna" que seas, tu naturaleza te vuelve una depredadora sexual y, creo que estás confundiendo ese instinto cuando en realidad es algo mucho más cursi.
—Yo…
—Chica, mencionaste a tu ex, no dijiste nada en realidad pero fue bastante evidente que te dejó hasta la mierda de jodida… Creo que prefieres creer que este nuevo demonio te atrae solo por tu "naturaleza súcubo" —dijo figurando comillas con sus manos superiores mientras mantenía cruzados sus brazos inferiores en su abdomen — que aceptar que simplemente te gusta porque sí —dijo elevando los brazos superiores con las palmas hacia arriba, elevando los hombros y cerrando los ojos.
Charlie siguió tratando de convencer a Angel que ella no tenía sentimientos hacia ese demonio misterioso mientras continuaron su camino. Al llegar a la avenida principal, una limosina rosada se detuvo contra esquina. El propietario hablaba a través de su Hellphone mientras fumaba y soltaba el humo rosado de su cigarrillo a través de la ventana cuando vio a su mina de oro charlando muy despreocupado con la princesa del infierno.
Terminó la llamada de pronto y ordenó a su chofer a estacionarse en la otra esquina. Era hora de recuperar lo que le pertenecía.
Alastor estaba en el bar junto con Husk y su sombra original.
—Esa cosa tuya me pone nervioso —dijo Husk, refiriéndose a la sombra.
—Es inofensivo —respondió con simpleza el Demonio Radio, su sombra lo miró con reproche —Oh, no te ofendas querido amigo. ¿Y nuestro bartender estrella? —Preguntó notando la ausencia de Angel en el bar.
—Creí que sabías todo lo que pasaba en el hotel gracias a esas sombras tuyas —dijo Husk, capcioso.
—Las he requerido para asuntos fuera del hotel —respondió sin la intención de dar más detalles.
—Salió con la niña. —reveló Husk.
—¿Charlotte?
—¿Qué otra niña hay en este hotel?
Alastor dirigió su vaso de bebida hacia Husk dándole la razón por lo dicho. Charlotte era la única fémina en el hotel a la que se le podía referir como "niña" debido a su forma tan inocente de ser.
—¿Angel ocasionó algún problema? —cuestionó Alastor algo intrigado.
—No, creo que la princesa quería un hombro en el cual llorar —respondió Husk mientras servía una bebida a un huésped que recién había entrado al bar. Cuando este se retiró, continuó —La polilla estuvo aquí y parece que no arreglaron su situación.
—Oh, vaya… —respondió Alastor con su habitual e imperturbable sonrisa. Su sombra se posó a lado de su rostro y sonrió cómplice, lo que llamó la atención del demonio felino.
—¿Qué se trae tu sombra?
—Oh, no es nada… Mi amigo estuvo al servicio de Charlotte durante unos días y parece que le tomó cierto afecto.
—¿Afecto? —Preguntó incrédulo.
—Así es. Tiene mente y voluntad propia pero, yo siempre seré su amo. No puede existir sin mí y, curiosamente, no por ser mi sombra es una copia exacta y fiel a mí. Te sorprenderían las cosas que puede llegar a hacer —dijo con una tétrica sonrisa secundada por la de su sombra.
—¿Y por qué mierda dices que es inofensivo? —Preguntó molesto.
—Porque antes de hacer cualquier cosa importante primero debo autorizarlo yo —dijo antes de terminar su bebida.
Apenas dejó su vaso en la barra una de sus sombras espía entró a toda velocidad arrastrándose por el suelo hasta llegar a Alastor.
—¿Qué mierda? —exclamó Husk al ver la sombra sobre la barra.
La sombra de Alastor se acercó a la sombra espía, en cuanto esta le dio la información se acercó con urgencia a su amo.
Alastor se puso de pie de inmediato con una expresión molesta, invocó su cetro.
—Husker, quedas a cargo del hotel —dijo antes de chasquear los dedos y desaparecer junto con sus sombras dejando desconcertado al demonio felino.
Valentino tenía acorralados a Angel y Charlie en un callejón, el demonio araña abrazaba aterrorizado a su cerdito mascota y Charlie no estaba en mejores condiciones.
—Vamos Val —decía Angel —estuve a tus servicios mucho tiempo, ¿no? Te hice ganar montones de dinero y… y… y hasta te dejé una buena suma antes de dejar el negocio.
—Señor Valentino —decía Charlie lo más calmada que podía —le suplico que deje en paz a Angel, él ya no desea trabajar con usted y es uno de mis huéspedes del hotel, uno de los servicios que ofrecemos es protección por lo que no puedo permitir que usted se acerque a él…
Valentino se rio por lo dicho.
—Oh qué encantador de su parte alteza querer cumplir con lo que su negocio ofrece, de hecho, es algo que tenemos en común. Verá: Angel es la atracción principal de mi negocio, la mayoría de mis clientes claman por Angel y usted sabe que "al cliente, lo que pida" —Y mientras hablaba, daba pasos para acercarse más al par de demonios frente a él, junto con sus demonios sirvientes.
Angel, al ver que no había modo de defenderse ni defender a Charlie, ya que ella le había confiscado todas sus armas, dio un paso al frente.
—De acuerdo, Val. Iré contigo. —dijo con tristeza.
—Excelente decisión, mi ángel… —dijo con una sonrisa burlona.
—Angel, no —dijo Charlie tomando uno de los brazos de Angel.
—¡Si no voy con él por las buenas puede hacernos mucho daño! —Dijo soltándose bruscamente del agarre de la rubia —…no puedo defenderte —dijo con vergüenza y pesar.
Valentino estaba a punto de poner sus manos encima de Angel cuando en medio de ellos apareció Alastor, con sus manos a su espalda sosteniendo su cetro y una sonrisa sin mostrar su dentadura.
—Qué demoni… —no pudo terminar de decir Valentino al ver de quien se trataba.
—Me parece que usted, caballero, está molestando a uno de nuestros clientes y a mi encantadora socia. Eso es algo que definitivamente no puedo permitir por lo que le suplico tenga la bondad de desechar lo que sea que tenga planeado hacer, se retire y no vuelva a molestarles. —Dijo con total confianza en sí mismo y su típica sonrisa.
—Alastor… —dijo Charlie, sorprendida por la repentina aparición del demonio carmesí y la manera en cómo parecía tener ya el control de la situación.
El aludido giró un poco su cabeza para poder ver a la princesa por el rabadillo de su ojo, en cuanto hizo contacto visual con ella le hizo un guiño para volver a fijar su vista en el molesto demonio que estaba frente a él.
—Demonio Radio yo…
—Alastor, para usted, caballero —interrumpió el demonio ciervo.
—Sí, sí claro… como decía… Alastor, yo solo vine por mi actor estrella, verás, Angel Dust me pertenece…
—Me parece que el señor Dust en ningún momento hizo un trato formal con usted, caballero. Por lo que sé, Angel solo fue un infortunado demonio que no sabía cómo sobrevivir a su llegada aquí hasta que se topó con usted, sin embargo, nunca hubo un acuerdo formal entre jefe y colaborador. En palabras sencillas, usted lo mantuvo trabajando contra su voluntad, haciendo uso del miedo que usted y sus socios provocan en él. Una estrategia bastante efectiva pero poco fiable a largo plazo, si me permite decir.
Charlie y Angel estaban sorprendidos por la elocuencia en las palabras de Alastor, Angel, sobretodo, estaba sorprendido por el conocimiento de Alastor sobre su situación laboral con Valentino pues era algo que no había mencionado a nadie por vergüenza.
—En cambio, el joven Dust sí que tiene un trato con el Hazbin Hotel en el que se estipula que, mientras él sea huésped, cuenta con nuestra protección absoluta.
Valentino tenía una expresión furibunda y de impotencia, Alastor lo veía con una expresión arrogante.
—No esperaba tener que llegar a estos extremos, Alastor —Dijo con una sonrisa que le heló la sangre a Angel, él sabía lo que eso significaba.
El proxeneta chasqueó los dedos y sus demonios sirvientes se lanzaron sobre Alastor, Angel y Charlie. Alastor rodó los ojos sin quitar su sonrisa, hizo chocar su cetro con el suelo abriendo un portal que arrastró a Charlie y Angel dentro de él.
—En cambio yo esperaba que lo hiciera —Replicó, finalmente mostrado sus afilados dientes en su sonrisa.
Hizo un malabar con su cetro, su sombra lo protegió de los demonios que se lanzaron a atacarlo para que él pudiera chasquear sus dedos e invocar sus tentáculos. Sus tentáculos y su sombra acabaron en cuestión de segundos con la vida de los sirvientes de Valentino quien veía cómo Alastor manipulaba aquellos tentáculos sin ninguna clase de esfuerzo.
Cuando hubo terminado con todos los secuaces, Alastor ensanchó su sonrisa causando un escalofrío en Valentino.
—Usted y yo tenemos un tema. —dijo Alastor.
Valentino estaba por replicar cuando Alastor de nuevo chocó su cetro con el suelo abriendo un portal bajo Valentino quien desapareció dentro de este.
La sombra de Alastor se posó a su lado y sonrieron cómplices. De su chaqueta sacó un fino reloj de bolsillo y observó la hora.
—¿Qué dices? ¿Un minuto? —preguntó a su sombra y ambos rieron a carcajadas.
En el hotel, Angel seguía aferrado a su cerdito, con la mirada perdida y una clara expresión de miedo en su rostro, mientras Charlie no paraba de caminar en círculos frente a la barra. Alastor los había transportado al hotel quedando él solo contra otro overlord en un territorio que no era suyo.
Husk le acercó un vaso con agua a Angel quien al escuchar el choque del vaso contra la madera de la barra levantó la vista para encontrarse con Husk sin expresión alguna.
—Gracias —dijo Angel esbozando una pequeña sonrisa, Husk solo desvió la mirada y siguió con su trabajo.
—Ya pasó un tiempo —murmuró Charlie con expresión preocupada y abrazándose a sí misma.
Niffty, quien no estaba del todo al tanto de lo que pasaba la veía con preocupación, intentó preguntar a Husk pero este negó señalando que el bar estaba lleno de huéspedes. Niffty se moría de la curiosidad por saber qué estaba pasando.
—Alastor… —susurró preocupada la cíclope.
Valentino había aparecido en un lugar árido. Definitivamente no reconocía ese lugar del infierno hasta que pudo ver cómo, luego de una disputa callejera, el ganador devoraba a su contrincante. Una expresión de asco se fijó en su rostro, se dio cuenta que estaba en Villa Caníbal y retrocedió unos pasos, chocando con otros demonios que ya estaban detrás de él.
—Carne fresca —soltó uno, relamiéndose los labios.
Valentino era un overlord que dependía más de su dominio sobre sus trabajadores que por sus propios poderes en sí. Podía defenderse cuerpo a cuerpo, pero la cantidad de demonios que lo estaban rodeando era demasiado. Estaba por ser atacado por todos los demonios caníbales a la vez cuando el demonio carmesí hizo su aparición.
—¿Problemas, mi amigo? —dijo con expresión tranquila.
Apenas el demonio ciervo hizo su aparición todos los demás demonios se detuvieron. Valentino suspiró aliviado.
—Oh, no. Por mí no se detengan, adelante. Disfruten el festín —dijo despreocupado Alastor.
—¿Qué? —dijo con horror Valentino.
Los demonios apenas escucharon lo dicho por el Demonio Radio se abalanzaron sobre el demonio de traje extravagante. Valentino comenzó a sentir cómo los demonios se aferraban a sus ropas y carne, las garras de los demonios le hacían rasguños, luego cortes, pronto sintió dientes clavándose en su piel.
—¡Alastor! —comenzó a gritar en busca de ayuda.
—¿Se te ofrece algo? —dijo mientras hacía malabares con su cetro, de manera juguetona sin dejar de ver el espectáculo ante él.
—¡Ayúdame! —suplicó.
Vox… Velvet pensó Valentino.
—Oh lo siento mi amigo. Yo no ofrezco mi ayuda a menos que sea para mi propio entretenimiento, de hecho, solo hago tratos, ¿te gustaría hacer un trato? —dijo deteniendo su jugueteo, recargando su peso en el cetro que ahora hacía función de bastón, haciendo una especie de "4" con sus piernas y colocando una de sus manos en su cadera.
—¡Vete al infierno, maldito demonio! —rechazó Valentino.
Alastor miró a su alrededor de manera juguetona.
—Me parece que tu sentido de la orientación está fallando, mi amigo. —dijo con una sonrisa dentada al final.
Valentino trataba de defenderse pero no podía.
—¿Seguro no quieres hacer un trato? —dijo Alastor en la misma pose, solo que ahora jugueteaba con los dedos de su mano libre.
—¡Está bien, está bien! ¡Hagamos un trato! ¡Sálvame!—dijo desesperado al sentir como comenzaban a desgarrar su carne.
Alastor se irguió. Camino hacia Valentino a través de los demonios caníbales, estos a pesar de estar desesperados por la carne respetaban como a un rey a Alastor y se hacían a un lado cuando él avanzaba. Cuando llegó hasta Valentino, se inclinó hacia él mostrando su típica sonrisa dentada, Valentino estaba con sus ropas desgarradas y cubiertas por completo de sangre, Alastor extendió su mano derecha hacia él, un aura verde comenzó a emanar de ella.
—¿Tenemos un trato? —preguntó.
Valentino observó a su alrededor, viendo a los demonios desesperados por seguir devorándolo y a Alastor frente a él, ofreciendo su mano con una sonrisa burlona en su rostro. Resignado a no tener otra opción, tomó la mano del demonio carmesí y el aura verde se extendió alrededor de ambos por un par de segundos.
—¡Bien! HA HA —Alastor se irguió y chasqueó los dedos, haciendo aparecer alrededor de él y Valentino los cuerpos de los secuaces de Valentino que había asesinado en Ciudad Pentagrama.
—Mis amigos —comenzó a hablar, dirigiéndose a los habitantes de Villa Caníbal —me temo que este caballero de aquí no puede ser su alimento pero, ahí tienen un festín más adecuado para la cantidad de presentes. —Dicho esto chocó su cetro contra el suelo abriendo un portal que los llevó al mismo callejón donde Alastor había llegado al rescate de Charlie y Angel.
—Bien, he cumplido mi parte del trato —Dijo Alastor desapareciendo su cetro y colocando sus manos tras su espalda.
Valentino, furioso por la humillación a la que había sido sometido de abalanzó sobre el Demonio Radio pero fue detenido por unas cadenas y grilletes negros con aura verde que aparecieron en sus muñecas y tobillos, impidiendo que llegara a tocarlo, Alastor mostró los dientes de su sonrisa.
—¿Cómo…? —preguntó asustado Valentino.
—Te salvé la vida, amigo. Tú sí me perteneces —Respondió el Demonio Radio cambiando de apariencia, con sus ojos como diales de radio y con estática en su voz.
—No…
—Existen verdaderas formas de adueñarse de alguien —dijo girándose sobre sus pies para comenzar a caminar al hotel —una de esas es deber tu vida, literalmente HA HA. ¡Un placer hacer tratos contigo, Valentino! —dijo alzando uno de sus brazos, agitándolo en señal de despedida sin girar su rostro.
—¡Maldito! —Le gritó.
Alastor se detuvo de golpe y se giró de nuevo sobre sus talones, con las manos tras su espalda y una sonrisa no dentada.
—Casi lo olvido: No vuelvas a buscar al joven Dust ni se te ocurra mandar a alguno de tus secuaces, te aseguro que yo lo sabré. Mantente alejado del hotel y sobre todo de Charlotte Magne. ¿Estamos de acuerdo? —dijo ladeando su cabeza con inocencia y mostrando ahora sí sus afilados dientes.
Valentino estaba por atacar de nuevo al Demonio Radio cuando los grilletes en sus brazos y piernas comenzaron a brillar causando una sensación de fuego vivo sobre su piel.
—Nunca fui partidario de la esclavitud pero, yo no hice las reglas del infierno —dijo Alastor mientras observaba al demonio frente a él recomponiéndose del dolor causado —Cuidado con lo que digas y hagas de ahora en adelante, Valentino. —De nuevo se giró para retirarse —Te buscaré cuando me sea necesario, guarda silencio de nuestro pequeño encuentro —chasqueó los dedos curando las heridas y reemplazando las vestiduras de Valentino por unas completamente nuevas —Nadie más lo necesita saber.
Finalmente se retiró del lugar.
En el hotel, Charlie ahora estaba caminando en círculos en el lobby, esperando por el regreso de Alastor. Se sentía culpable por no haber hecho nada para proteger a Angel y haber dejado a su socio solo lidiando con Valentino.
Charlie sabía que Valentino por sí solo no representaba un peligro para Alastor, pero si este recurría a sus amigos Vox y Velvet serían tres Overlords contra Alastor. Además, sabía que Vox y Alastor no tenían precisamente la mejor de las relaciones.
Aunque Alastor no se lleva bien con ningún Overlord. Pensó.
Continuó con su infinito andar en círculos en el lobby cuando la puerta se abrió. Alastor por fin había llegado, sin una expresión diferente a la habitual.
—¡Alastor! —llamó con alegría la rubia.
El aludido levantó una de sus cejas intrigado por la actitud de su socia.
—¿Estabas preocupada por mí, querida? —cuestionó.
La rubia encendió más sus mejillas y se acercó tímida al Demonio Radio. Pudo notar algunas manchas de sangre en el traje es este e hizo una mueca de desagrado, Alastor dirigió su vista al lugar que Charlie tenía posada su mirada y pudo ver la sangre.
—Oh, lamento encontrarme tan poco presentable —chasqueó los dedos limpiando la sangre de su traje —¿Mejor?
—Alastor, ¿qué ocurrió? —Preguntó preocupada.
—Nada importante, querida. Como sabes, Valentino recurrió a la violencia y tuve que defenderme. —Dijo casual, Charlie lo veía aun con preocupación —Sonríe, querida —dijo con voz más animada tomando sorpresivamente a la rubia de sus mejillas.
Charlie se liberó de su agarre.
—¿Por qué siempre me haces eso? —preguntó sobándose sus mejillas.
—Porque tus mejillas me parecen adorables, evidentemente. —dijo sin más. Caminó con rumbo a las escaleras para ir a su habitación.
Charlie quedó unos segundos en shock por lo último dicho por el demonio carmesí. Cuando despertó de su trance se apuró para caminar a la par de él.
—Muchas gracias por lo que hiciste —dijo
—Nada que agradecer, querida. Solo cumplo con lo estipulado en los contratos del hotel.
—Aun así…
—Por cierto querida —detuvo su andar colocando una de sus manos sobre la cabeza de la rubia —ya no debes preocuparte por Valentino. Llegamos a un acuerdo y ya no molestará a Angel, ni al hotel —dijo bajando su mano por el costado de la cabeza de Charlie acunando su mejilla en la palma de su mano —Charlie sintió su respiración detenerse por tal contacto y no se animaba a ver a los ojos al demonio frente a él —ni tampoco te molestará a ti —concluyó llevando su mano hasta el mentón de la rubia, levantando su rostro con su índice para que lo viera, cuidando no lastimarla con sus garras.
Cuando Charlie hizo contacto visual con el Demonio Radio se sintió desfallecer al ver la sonrisa confiada, la expresión serena y los ojos rubíes de Alastor clavados en los suyos, mientras este se mantenía un poco inclinado hacia ella. Entonces, pudo notar unas marcadas ojeras bajo sus ojos. Instintivamente llevó sus manos al rostro del demonio frente a ella. Alastor cambió su expresión a una más tensa, retiró su dedo del mentón de la rubia e hizo puño ambas manos.
—Charlotte, querida —comenzó a hablar lo más calmado que podía –tal vez no lo he mencionado pero, no me gusta que me toquen, en absoluto.
Pero Charlie ignoró el comentario, delineando las ojeras del demonio con sus pulgares.
—Gastaste mucha energía hoy, ¿verdad?
—Querida… —llamó Alastor con mayor tensión en su voz.
Charlie retiró sus manos del rostro de Alastor, este se irguió, desviando la mirada, emitiendo un poco de estática y carraspeando su garganta.
—Te suplico, Charlotte, que evites hacer eso de nuevo —dijo con voz seria.
Charlie asintió con una sonrisa tierna y soltó una risita.
—¿Sucede algo, Charlotte? —cuestionó curioso por la actitud de la rubia.
—Es que tus orejas están algo caídas.
Alastor llevó una de sus manos hasta su cabeza, curioso. En efecto, sus orejas estaban caídas.
Supongo me excedí hoy Pensó.
—Creo que estoy más cansado de lo que creía, HA HA. Me iré a descansar un poco, por favor, avísenme cuando la cena esté lista.
—Descuida, iré yo misma —dijo Charlie con una gran sonrisa.
—Eres un encanto —dijo volviendo a poner su mano sobre la cabeza de la rubia y dando un par de golpecitos —Bien, si ya iré a descansar, supongo que no importa si hago esto —chasqueó los dedos y despareció.
Charlie sonrió con ternura al lugar donde hasta hace un momento estaba el demonio carmesí.
—Descansa, Alastor. —dijo.
Desde el bar, tres demonios no podían creer lo que acababan de ver. Niffty daba brinquitos por pensar en un posible romance cocinándose entre la dueña del hotel y su amo. Angel estaba con la mandíbula caída hasta donde su anatomía se lo permitía al concluir que el demonio del que se está enamorando Charlie no es ni más ni menos que el Demonio Radio y Husk estaba sorprendido por el hecho que Alastor no había asesinado a Charlie por haberse atrevido a tocarlo de esa manera.
—Se verían lindos —dijo Niffty rompiendo el silencio.
Husk y Angel la vieron y luego cruzaron miradas entre ellos.
Alastor apareció en su habitación se quitó su saco y pajarita, se desabrochó la camisa y, como pocas veces, se tiró en su cama, su sombra se hizo presente a un lado de su cama. Una sonrisa burlona se veía dibujada en ella.
—No es nada de lo que sugieres, amigo. —dijo con voz cansada —Si no le hice nada es porque estoy agotado. Hoy casi llego al límite de mis poderes, los portales entre puntos tan alejados como Ciudad Pentagrama y Villa Caníbal consumen demasiada energía. Además, tengo decenas de sombras vigilando a la familia Von Eldritch y a los otros Overlords… gané un poco de poder al asesinar a los subordinados de Valentino pero no eran demasiado fuertes…
Su sombra su posó sobre él viendo más expectante al demonio sonriente.
—¿Es una suerte, no? Por lo menos ya tengo algo de experiencia soportando su tacto. —Cerró los ojos, cansado —Hazme un favor y vigila que nadie me moleste.
"Descuida, iré yo." Recordó.
—Excepto Charlotte, ella vendrá a avisarme cuando la cene esté lista.
Su sombra sonrió de forma sincera pero Alastor no pudo verla pues ya se había quedado dormido.
