Charlie regresó al bar a avisar a todos que Alastor había regresado sano y salvo al hotel pero, apenas entró, notó con Angel y Niffty la veían con una sonrisa pícara y Husk con curiosidad.
—¿Qué sucede, chicos? —Preguntó nerviosa.
—¿Así que…
—Señorita Charlie, ¿a usted le gusta el señor Alastor? —Preguntó emocionada por lo que acababa de ver.
Angel iba a preguntar sin mencionar nombres pero Niffty se le adelantó, Husk escupió el trago que acababa de dar y Charlie sintió que la sangre se le iba a los pies.
—Pienso que harían una pareja muy linda. —Continuó Niffty con un brillo en sus ojos.
—N… n… no sé por qué dices eso, Niffty —Respondió con una sonrisa nerviosa, poniendo una mano tras su cabeza y desviando la mirada —Alastor es solo mi socio…
—¿Es así? ¡Oh, qué mal! —Se lamentó la pequeña demonio —Hmmm… entonces creo que no la asesinó porque está muy cansado —dijo bajando del banco donde había estado sentada y elevando sus hombros.
—¡¿Asesinarme?! —Preguntó alarmada la princesa, Angel estaba igual de sorprendido por lo dicho por Niffty.
—Al hijo de puta de Alastor no le gusta que lo toquen ni por error —explicó Husk —a menos que él inicie el contacto. Nos sorprendió que no te hiciera nada cuando le tomaste el rostro, cualquiera habría desaparecido en el acto por algo mucho menor que eso.
Hafefobia. resonó en su cabeza.
—¡Oh, por mi padre! —Exclamó asustada llevando sus manos a su rostro —¡¿qué hice?!
Toqué el rostro de Alastor…
—Creo que alguien pierde la cabeza cada vez que tiene a cierto demonio cerca —dijo con burla el demonio araña.
—¿El señor Alastor se fue a dormir? —preguntó Niffty. Charlie asintió en repetidas ocasiones —Entonces sí estaba demasiado cansado, ¿les molesta si preparo carne para la cena?
Los tres demonios negaron extrañados por la pregunta de la cíclope.
—¡Bien! Entonces iré por ella. ¡Nos vemos! —dicho eso, la pequeña demonio salió a toda prisa del hotel.
Charlie tomó asiento en uno de los bancos frente a la barra, se recostó soltando un suspiro. Angel tomó asiento a un lado de ella y Husk le dio una botella de refresco a la chica.
—Gracias Husk —dijo con una sonrisa cansada.
—Entonces, ¿qué ocurrió? —Preguntó Husk —El bastardo estaba aquí, una de sus sombras llegó, y lo que sea que le dijo hizo que se fuera de inmediato.
—¿Una sombra? —Preguntaron casi al unísono Angel y Charlie.
—¿Alastor nos vigilaba? —Preguntó Charlie.
—Hmm, parece que el venadito también tiene interés en ti —dijo Angel apoyando el par superior de sus codos sobre la barra, entrelazando sus dedos de ambas manos y recostando su rostro en ellos, con una sonrisa burlona, Charlie se tensó y un leve rubor encendió más sus mejillas.
—Lo dudo —dijo Husk dando otro trago a su bebida —él apenas en esos momentos se enteró que ustedes habían salido. Además, mencionó que estaba usando a sus sombras para asuntos fuera del hotel…
—Oh… entonces su sombra nos vio por casualidad —concluyó Charlie.
—Igual fue una suerte… sino en estos momentos estaría en ese estudio de mierda con los asquerosos clientes del hijo de puta Valentino —dijo con resentimiento Angel. —Tal vez… podrías considerar devolverme mis metralletas… tú sabes, para una emergencia como la de hoy —dijo viendo expectante a Charlie.
—No —respondió tajante —No quiero volver a tener que ver una escena como la que me encontré cuando regresé al hotel.
—¡Por Lucifer! —se quejó Angel —ya te dijimos que no era en serio, ninguno iba accionar sus armas… Además Niffty sigue teniendo acceso a los cuchillos en la cocina y Alastor tiene a sus tentáculos… No es justo. —Finalizó cruzando ambos pares de brazos y frunciendo el ceño, como niño haciendo berrinche.
—No te pongas así, Angel… no las necesitarás… Alastor nos encargaremos de protegerte… de proteger a todos los huéspedes de este hotel —dijo poniendo una mano en el hombro del demonio araña con una sonrisa sincera. Angel le devolvió la sonrisa.
—¿Cómo mamá y papá? —dijo Angel, Charlie sintió la sangre hervir en su rostro.
—¡Cómo socios! —se defendió.
Angel soltó una carcajada.
—Espero solo sea una jodida broma de Angel, niña. —Dijo Husk viendo serio a Charlie —Créeme, a Alastor no le ha interesado a involucrarse sentimentalmente con nadie, nunca.
—Claro que son bromas de Angel, Husk —dijo Charlie —Alastor solo es mi socio… Y respondiendo a lo que preguntaste —dijo tratando de desviar el tema —Valentino se nos apareció de pronto, quería llevarse a Angel y yo no reaccioné como debería, pero Alastor llegó y nos salvó. No sé qué pasó después con ellos —dijo con una sombra en su mirada —pero Alastor regresó con manchas de sangre en su traje…
—No es difícil de imaginar lo que pasó luego de que Valentino nos echara encima a sus secuaces… —dijo Angel.
Charlie miró hacia las escaleras con tristeza.
Alastor…
En otro lado de Ciudad Pentagrama, Valentino llegó a su estudio, Vox y Velvet vieron el semblante del proxeneta, este solo comenzó a lanzar improperios contra sus trabajadores.
—¿Pasó algo Val? —Preguntó Vox confundido por la actitud de Valentino.
—Hace rato me colgaste y ya no respondiste mis llamadas, ¿en qué mierda te metiste, Valentino? —Dijo Velvet.
—No sucedió nada —mintió —ahora largo, no estoy de humor.
—¿Fuiste con los Von Eldritch? —Preguntó Vox.
—No, y será mejor no hablar de eso ahora. —Respondió.
—¿Por qué? —Esta vez fue Velvet.
—¡Porque no estoy de humor! —Respondió con ira —¡Ahora largo!
Vox y Velvet intercambiaron miradas y salieron del estudio en silencio.
—Maldito… maldito… maldito Demonio Radio… mil veces maldito… —decía entre dientes con la mandíbula tensa viendo en sus muñecas los grilletes negros que, al parecer, eran invisibles ante los demás.
Charlie, Angel y Husk estuvieron hablando de cosas más triviales. Algunos huéspedes bajaron para estar en el bar por lo que Angel y Husk estuvieron algo ocupados, Charlie estuvo jugando por momentos con Fat Nuggets quien había estado durmiendo tras la barra y se había despertado por la música y el bullicio de los huéspedes en el bar. Sabían que Niffty ya había regresado porque se escuchaba el ruido de las cacerolas y demás en la cocina.
—Nena —había llamado Angel —¿podrías llevar a mi bebé a mi habitación? Es su hora de comer y su platito está allá.
—Claro Angel —dijo Charlie alzando al cerdito cariñosamente, el pequeño se veía bastante cómodo en los brazos de la súcubo.
Angel acarició con ternura a su mascota.
—Aww, debo admitir que te verías muy linda como mamá cargando un bebé cervatillo…
—Gracias An… —se detuvo al analizar bien lo que Angel había dicho. Por enésima vez ese día su cara tomó diferente tonalidades de rojo.
—Ja, ¿te lo imaginaste, verdad? —dijo Angel con tono de burla.
Charlie ya no dijo nada y salió a prisa para llevar al cerdito a la habitación de Angel.
Un cervatillo… es decir un hijo de Alastor ¡como si eso fuera posible! Alastor no es un demonio original… los demonios humanos son estériles… ¡qué ocurrencias de Angel!
Pensaba mientras caminaba con Fat Nuggets en sus brazos, miró con ternura al pequeño cerdo y lo acarició.
—Eres muy lindo —le dijo, el cerdo removió su colita con gusto ante tal caricia.
De pronto Charlie comenzó a ver, en lugar del cerdito, a un demonio cervatillo con las facciones de ella y Alastor. Lo que más le llamó la atención fueron los grandes ojos rubíes y las orejas de ciervo.
Qué lindo pensó con ternura.
Sacudió violentamente su cabeza al percatarse de lo que estaba pensando, volviendo a ver al cerdito que la miraba con curiosidad.
—No te preocupes, Fat Nuggets… A veces imagino locuras.
Cuando llegó a la habitación de Angel, no pudo abrir y Angel no le había dado su llave.
—Diablos… —dijo en voz alta —tendremos que regresar con tu padre, Fat Nuggets. —le dijo.
Se giró para regresar pero alcanzó a ver la sombra original de Alastor revoloteando en el pasillo frente a la habitación del Demonio Radio, la sombra cuando notó la presencia de la rubia se deslizó hasta ella, materializándose frente suyo, viéndola con curiosidad.
—Eh… hola —dijo nerviosa —¿Alastor sigue durmiendo? —la sombra revoloteó, Charlie interpretó eso como un sí, la sombra comenzó a deslizarse de vuelta a la habitación del mencionado —¡Espera! —Le llamó Charlie, la sombra se detuvo a mitad de camino —La cena aún no está lista, no lo despiertes todavía.
La sombra de Alastor regresó hasta ella.
—Eres muy leal a él, ¿verdad? —La sombra mostró una sonrisa —Debe ser divertido tener alguien quien siempre esté contigo, literalmente —dijo lo último con una mueca que hizo que la sombra riera en silencio.
—Bueno, tengo que regresar al bar por la llave de Angel para poder alimentar a Fat Nuggets.
Apenas escuchó lo dicho por la rubia la sombra se deslizó bajo la puerta que antes había intentado abrir, Charlie escuchó cómo hizo algunos movimientos en la cerradura y la puerta se abrió, la sombra se colocó frente a la rubia y le hizo un ademán para que pasara.
—Wow, muchas gracias… ¡Umbra! ¡Eso es! Te llamaré Umbra, "sombra" me parece muy frío, ¿qué dices? ¿Puedo llamarte así?
La sombra se mantuvo estática unos momentos, viendo fijamente a la chica, como meditando lo dicho, hasta que finalmente revoloteó como lo había hecho anteriormente y sonrió.
—Entonces, muchas gracias, Umbra —dijo con una amplia sonrisa —le daré de comer a Fat Nuggets y regresaré al bar, cuando la cena esté lista vendré a avisarte, ¿sí?
La sombra revoloteó de nuevo y regresó a su lugar de guardia. Charlie entró y notó un gran desorden.
Debo decirle a Angel que limpie su habitación… pensó.
—¿Dónde está tu plato y tu comida, Fat Nuggets? —preguntó mientras bajaba al cerdito, este de inmediato caminó a un lugar específico de la habitación, Charlie lo siguió y encontró el plato vacío y junto a él la bolsa de comida, le sirvió su ración, tomó el cuenco que imaginó era el que usaba para darle agua y lo llenó en el lavamanos del baño de Angel. Pudo ver ahí uno de los dildos de Angel y se sonrojó.
—Aquí tienes —le dijo con voz dulce. El cerdito removió gustoso la colita mientras seguía comiendo —Te dejo, Fat Nuggets —dijo dándole una rápida caricia de despedida. Salió de la habitación y cerró. Vio hacia la habitación de Alastor y saludó a Umbra, este solo revoloteó gustoso.
En el bar.
—Angel —llamó el demonio felino.
—Dime Husky~ —Respondió coqueto al llamado el demonio araña.
—Ya te dije que dejes de llamarme así maldita sea —respondió pasándose una mano por su rostro con fastidio —Dime algo…
—¿Qué quieres saber? Te recuerdo que la curiosidad mató al gato, guapo —Dijo recargándose en la barra del bar, guiñándole un ojo.
Husk rodó los ojos.
—Lo que dijiste de la niña y Alastor ¿es cierto?
—¿Por qué quieres saber? —dijo con una sonrisa maliciosa.
—No me importa un carajo la vida sentimental de esa niña pero… tampoco es como le desee algún mal. Ese cabrón…
—Oh, entonces sí tienes sentimientos, Husky. Te preocupas por la jefa. Dime, ¿te preocupas por mí también? —Dijo acercándose coqueto al demonio felino. Este lo alejó con un brazo.
—Vete al carajo. No sé por qué me meto en asuntos que no son míos y menos porqué te pregunto a ti, maldito afeminado. —dijo dirigiéndose a la parte trasera del bar para buscar más botellas de alcohol. Angel soltó una risita y comenzó a limpiar algunos vasos.
—Joven Angel, la cena está lista. —Escuchó pero no vio a la dueña de la voz, se asomó a la parte de enfrente de la barra y vio a la adorable Niffty, sonriéndole.
—Oh, Charlie fue a alimentar a mi Fat Nuggets y Husk está en la bodega. En cuanto regresen les paso tu recado, nena. —dijo haciéndole un guiño, Niffty rio.
—Ok, iré poniendo la mesa —y salió a toda prisa.
Husk regresó con una caja llena de botellas de diferentes licores.
—La loli dice que la cena está lista. —le dijo Angel.
—Puedes adelantarte, yo pondré estas cosas en su lugar. —dijo acomodando las botellas.
—Como digas, gatito. —dijo Angel pasándose al otro lado de la barra brincando por encima de ella. Solo escuchó el gruñido de Husk por su apodo.
Angel salió del bar y se topó de frente con Charlie.
—Oh, lo siento Angel… —se disculpó por haber chocado con él —Dejé a Fat Nuggets en tu habitación, le di su comida y le dejé agua fresca —informó orgullosa por su buen trabajo.
—Muchas gracias, nena. Por cierto, la loli vino a decirnos que la cena ya está lista. —Dijo comenzando su camino hacia el comedor.
—¿En serio? Entonces debo subir a avisarle a Alastor…
—Como una buena esposa —dijo con burla.
Charlie ya no quiso responder nada y salió corriendo rumbo a la habitación del Demonio Radio. Al llegar al pasillo le hizo señas al recién nombrado Umbra, este se deslizó por debajo de la puerta, cuando Charlie llegó hasta la puerta, tocó.
—¿Alastor? —Llamó —Alastor, soy Charlie. La cena ya está lista, Niffty ya está sirviendo la mesa.
Silencio.
—¿Alastor? —volvió a llamar sin recibir respuesta.
Charlie frunció el ceño y tomó el pomo de la puerta, lo giró y la puerta se abrió sin mayor problema. La habitación de Alastor estaba casi en penumbras, las luches estaban apagadas y las cortinas cerradas, apenas entraba poca luz de los comercios cercanos al hotel.
—¿Umbra? —Llamó Charlie, dando pasos dentro de aquel cuarto.
La súcubo caminó con cautela, apenas podía distinguir la cama y el bulto que suponía era Alastor en ella.
Alastor estaba recostado boca arriba, con la cabeza ligeramente girada a la izquierda, lado contrario a donde estaba la puerta de la habitación. Charlie se acercó a la cama, Alastor ni siquiera se recostó adecuadamente, parte de sus piernas estaban colgando fuera de la cama y seguía usando sus zapatos, acercándose más, pudo notar que un poco de la luz que alcanzaba a entrar por la ventana le daba directo al rostro del Demonio Radio, su rostro estaba relajado: no estaba la sonrisa perpetua, sus ojos estaban cerrados, sus orejas estaban bajas, podía escuchar su respiración profunda y lenta, señal que dormía profundamente. Se veía muy tierno. Al desviar la mirada de su rostro, pudo ver que el demonio se había desabrochado su camisa por lo que su torso estaba al descubierto. Al notar eso, se detuvo.
Umbra se materializó frente a ella.
—¡Umbra! —Exclamó sorprendida pero luego bajó la voz —¿por qué no lo has despertado?
La sombra sonrió, la sonrisa apenas fue visible para Charlie por la falta de iluminación.
—¿Umbra? —cuestionó nerviosa por la sonrisa de la sombra.
Umbra de pronto se posó sobre el cuerpo de Alastor, envolviendo su cabeza por completo y parte de su pecho, impidiéndole respirar. Alastor comenzó a removerse por la falta de aire.
—¡Umbra! ¿Qué haces? ¡No puede respirar! —decía desesperada lanzándose a la cama intentando ayudar al Demonio Radio pero ella no podía tocar a la sombra.
Alastor despertó y con un chasquido de sus dedos se quitó de encima a su sombra. Abrió los ojos y estos brillaron en la oscuridad. Sintió un peso extraño sobre su cuerpo, su vista aún no se adaptaba a la oscuridad por lo que chasqueó de nuevo sus dedos, encendiendo las lámparas de noche a los costados de su cama, llevándose la sorpresa de tener a la hija de Lucifer recostada en su regazo, con una sonrisa nerviosa y las mejillas a reventar por el sonrojo.
—¿Charlotte? —preguntó confundido por la situación, entonces notó un toque extraño a la altura de sus pectorales, directamente sobre su piel.
Las manos de Charlie estaban posadas ahí. Alastor comenzó a emitir estática, sus orejas se encresparon, su sonrisa se tensó y sus astas aumentaron de tamaño. Charlie se retiró a prisa, quedando de pie a unos pasos frente a la cama, muerta de nervios.
—¡Lo siento! —dijo juntando sus manos de manera suplicante frente a su rostro y cerrando firmemente sus ojos —¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! —repitió desesperada.
Alastor respiró profundo varias veces, viendo a la princesa del infierno disculpándose con él con desesperación. Sus astas volvieron a su tamaño normal, sus orejas se relajaron y su estática cesó.
—Charlotte —le llamó.
Charlie al escuchar su nombre ya sin la estática en la habitación se aventuró a abrir los ojos, Alastor estaba de pie frente a su cama, observándola con una expresión de burla, tratando de peinar su cabello con una mano para luego cruzar sus brazos a la altura de su pecho.
Charlie perdió perspectiva y fijó su vista en el abdomen descubierto de Alastor. El Demonio Radio era muy delgado y tenía sus músculos abdominales algo marcados, no mucho, pero era agradable a la vista. Además pudo ver que tenía múltiples cicatrices.
Alastor carraspeó para llamar la atención de la rubia, llevando una de sus manos a su boca al hacerlo y después llevando ambas manos tras su espalda, Charlie llevó su vista al rostro de Alastor y sacudió su cabeza para salir de su trance.
—No es que me moleste tu presencia querida, pero creo te excediste al subirte en mi lecho, ¿a qué se debió tan temeraria acción? —Preguntó con su típica sonrisa y ladeando un poco la cabeza.
Charlie pasó saliva y desvió un poco la mirada hacia los pectorales del Demonios Radio notando que también había cicatrices presentes ahí y rápidamente la volvió a desviar a otro punto de la habitación. Respiró profundo para tratar de calmar sus nervios y comenzó a hablar rápido.
—Vine para avisarte que la cena ya está lista, Umbra estaba afuera y entró para despertarte pero llamé desde afuera y no respondiste —decía haciendo ademanes con las manos mientras hablaba —por lo que decidí entrar, pensé que quizá estabas en problemas pero seguías durmiendo, entonces Umbra apareció y comenzó a asfixiarte… Y yo entré en pánico porque no podías liberarte y tu cuerpo reaccionaba desesperado, quise quitarte a Umbra de encima pero no pude tocarlo y… lo siento, Alastor, sé muy bien que odias ser tocado pero en esos momentos me asusté, pensé que no ibas a despertar a tiempo y… y…
—Charlotte, siempre tan adorable —interrumpió, chasqueando los dedos abrochando al instante su camisa, sin abrochar los últimos botones, dejando su cuello al descubierto, Charlie volvió su vista a él —disculpa que hayas tenido que ver eso pero es la única forma en que mi amigo… ¿Umbra, dijiste? —Dijo alzando una ceja intrigado por el nuevo nombre dado a su sombra —puede despertarme cuando he gastado mucha energía. Es algo extremo pero necesario.
—Oh… entonces, es así… —dijo sobando un poco su nuca, con algo de vergüenza.
—Aun así, aprecio tu preocupación por mí, querida —dijo tomando una mano de la joven y besándola —me siento sumamente halagado. Respecto a tu incapacidad para tocar a mi amigo —chasqueó los dedos apareciendo a Umbra a un lado de él, de un movimiento rápido lo tomó de su cuello y comenzó a ahorcarle con una sola mano, sin quitar su sonrisa —soy el único que puedo tener contacto con él todo el tiempo —soltó a la sombra —él tiene libertad de decidir si quiere ser tangible para los demás o no.
Charlie miró con reproche a Umbra, esta regresó a su amo.
—Creo que mi amigo nos acaba de jugar una broma, me disculpo, querida. —Se inclinó un poco, llevando su mano derecha a la altura del corazón —Como te habrás dado cuenta, tiene voluntad propia.
—Descuida, Al —dijo Charlie —¿Te parece si ya bajamos a cenar? Los demás deben estar esperándonos.
—Me parece perfecto, querida. ¿Vamos? —dijo ofreciendo su brazo cortésmente a la rubia, Charlie se sorprendió pero lo tomó gustosa.
Comenzaron a caminar fuera de la habitación, Alastor comenzó a llamar a las sombras que tenía vigilando el hotel para que le informaran lo ocurrido durante su ausencia, Charlie lo miraba admirada por la responsabilidad y compromiso que tenía con el hotel, inconscientemente recargó su cabeza en el brazo del Demonio Radio y suspiró. Alastor notó tal acción y la miró de reojo. Continuo llamando sombras y dando los reportes a Charlie, ella lo escuchaba atenta y aspiraba el perfume de la ropa de Alastor.
Es relajante pensó.
Cuando llegaron al comedor, los 3 demonios estaban por reclamar la tardanza pero se callaron al ver la imagen de Charlie abrazada al brazo de Alastor y al demonio carmesí sin una expresión de incomodidad y vestido un poco más casual, sin estar usando su pajarita ni su saco. Niffty chilló emocionada, Angel sonrió cómplice y Husk miró con desconfianza al demonio ciervo. Alastor ayudó a la joven tomar asiento en su lugar y luego se dirigió a su asiento seguido por la atenta mirada de todos, incluso Charlie.
—Lamento haberles hecho esperar, Charlotte tuvo problemas para despertarme ¡qué bochorno, HA HA! —dijo
—¿Cómo te encuentras, Alastor? —Preguntó Niffty.
—De maravilla, querida.
—Oye, fresa proxeneta, gracias por lo que hiciste —dijo Angel.
—Oh, no hay nada que agradecer, Angel. ¡Solo cumplía con mis deberes como socio del hotel!
Comenzaron a comer, Alastor ensanchó su sonrisa al reconocer el sabor de la carne, los demás quedaron maravillados con ella.
—Esto está delicioso, loli —dijo Angel.
—Sí, bastante sabroso —dijo Charlie —¿qué tipo de carne es?
—Venado —dijo la cíclope sin dejar de cortar sus trozos de carne, al igual que el demonio ciervo.
Charlie, Angel y Husk soltaron sus cubiertos y vieron incrédulos cómo Alastor seguía comiendo sin inmutarse.
—¿No escuchaste lo que dijo, cabron? ¡Es puta carne de venado! —dijo Husk dirigiéndose a Alastor.
—Lo escuché perfectamente, Husker y reconocí el sabor apenas di el primer bocado. No entiendo cuál es el alboroto. —dijo con tranquilidad.
—¡¿Qué cuál es el alboroto?! ¡Es venado! ¡Tú eres un puto venado! ¡Tienes la maldita apariencia de un venado! —dijo espantado Angel.
—Oh, es eso —dijo Alastor dejando de comer —Como dijo Niffty, es carne de venado, no de un demonio ciervo como yo. Esa carne —dijo señalando la carne en el plato del demonio araña —es de un venado que, como muchos otros animales, llegaron al infierno al ser parte de un sacrificio ofrecido por los humanos en la Tierra, dime ¿cómo crees que tu pequeño animal domesticado llegó aquí?
—¿Sacrificios? —preguntó Charlie viendo la carne en su plato.
—Hay personas en la Tierra que creen que puede obtener poderes ofreciendo sacrificios —explicó Husk a Charlie, Alastor entrecerró los ojos al escuchar el "creen".
—En conclusión, no deben sentirse incómodos por degustar de esta carne. —Dijo Alastor elevando los hombros —Por cierto, muchas gracias, Niffty querida. Tenía décadas sin probarla. —Le dio un par de palmaditas en su cabeza.
—No es nada, Al. —Respondió alegre Niffty.
Alastor continuó comiendo ante la vista de todos, Charlie sonrió al verlo disfrutar tanto de aquella carne y ella también continuó comiendo, Angel y Husk cruzaron miradas y al igual que los demás continuaron comiendo.
Alastor regresó a su habitación en compañía de Charlie, se despidieron frente a sus respectivas habitaciones. Al estar en su cuarto, a solas, llamó a su sombra, se desabrochó la camisa y se colocó frente a su espejo. Veía sus cicatrices con un gesto despectivo. Se sacó por completo la camisa y recorrió todas las cicatrices presentes en sus brazos.
Las odiaba.
Esas cicatrices eran un recuerdo permanente de cómo murió.
Su sombra se mantuvo inmóvil tras él, Alastor se giró hacia ella.
—¿Te pareció gracioso traer a Charlotte a mi habitación mientras estaba durmiendo? —Dijo con su voz distorsionada, con una sonrisa y mirada tétrica, Umbra se encogió —¿Te pareció gracioso meterla en mí cama y que me tocara? —dijo con sus ojos volviéndose diales y avanzado con pasos intimidantes —¿Te pareció gracioso que estás malditas cicatrices estuvieran expuestas ante ella?
Umbra revoloteó lejos de él sin poder salir de la habitación pues Alastor chasqueó los dedos impidiéndole que pudiera huir.
Umbra se acercó temerosa a Alastor y le susurró algo que hizo que el Demonio Radio cambiara su expresión de ira a una desconcertada.
—Cuidado con lo que hagas, amigo —le advirtió con voz amenazante —yo te di la vida, yo te la puedo quitar —chasqueó los dedos y Umbra volvió a él y se vistió con su pijama.
Charlie en su habitación ya vestida con el pijama que le había dado Alastor se trenzaba el cabello para irse a dormir. Se recostó en su cama y soltó un suspiro cansino.
Había sido un largo día.
Se giró hacia su puerta y la miró fijo. Al otro lado del pasillo estaba Alastor seguramente ya dormido.
Alastor se veía muy lindo dormido pensó sus orejas estaban bajas y su expresión de tranquilidad era muy tierna…
Soltó otro suspiro y su expresión cambió a una de sorpresa. Rápidamente se giró para dar la espalda a su puerta.
¿Y si Angel tiene razón? pensó angustiada ¿Y si Alastor me gusta… no solo de manera sexual?
Se giró un poco para ver de nuevo su puerta.
"Charlotte, siempre tan adorable."
Charlie recordó la imagen de Alastor de pie con su cabello despeinado y su torso al descubierto. Charlie siempre había visto a Alastor como alguien muy elegante pero jamás (ni siquiera cuando estaba convencida que estaba interesada sexualmente en él) había pensado en lo atractivo que era su cuerpo:
Era alto, de complexión delgada y hombros anchos. Era obvio que no era un enclenque, el día que lo conoció la había lanzado desde el primer piso hasta el segundo y la había atrapado sin problemas. Pero definitivamente lo que más le había gustado ver fue su rostro sin esa exagerada sonrisa que siempre luce.
—Es muy guapo —dijo en un susurro para sí misma. De nuevo se giró viendo hacia su puerta y sonrió tiernamente, finalmente se quedó dormida.
Con el paso de los días, no hubo grandes problemas en el Hazbin Hotel ni con demonios ajenos a este. Alastor seguía haciendo uso de sus sombras para mantener la seguridad e integridad para los huéspedes del hotel y del propio hotel además de los que tenía para vigilar a los Overlords que estaban conspirando en su contra. Le divertía enterarse que Valentino intentaba ocultarle cosas sin saber que tanto Vox como Velvet estaban siendo vigilados de igual forma.
Algunas noches las pasaba en el bar bebiendo y charlando un poco con Angel y Husk, a veces Niffty y Charlie se les unían. Cuando el bar estaba más concurrido Alastor y Charlie terminaban conversando solo ellos pues Husk y Angel estaban ocupados atendiendo a los clientes y Niffty se iba a hacer la cena o a limpiar.
Alastor le siguió enseñando juegos de cartas a Charlie, por si en algún momento se daba la ocasión que todos volvieran a jugar. Charlie reconocía que entre más conocía a Alastor, más se sentía atraída hacia él. Tenían muchos gustos en común y le gustaba ver todos sus ademanes y gestos cuando hablaba. Alastor en algunas ocasiones le daba pequeñas sorpresas: un dulce, algún truco de magia humana con objetos que después Alastor se encargó de explicarle que se trataban de un conjunto de habilidades con las manos que se llama prestidigitación y que no eran más que ilusiones elaboradas y ella se fascinaba con las cosas que Alastor le contaba.
El hotel se mantenía en funcionamiento con la ayuda de las sombras de Alastor, Charlie incluso las requería para que le ayudaran a Niffty a hacer el aseo o para que le ayudaran a Angel y Husk en el bar las noches más concurridas.
El día menos pensado, a poco más de siete meses de haber iniciado las funciones del Hazbin Hotel, ocurrió el milagro que Charlie tanto había deseado: logró su primer redimido.
Todo había sido tan inesperado, estaban en una de las sesiones con los pecadores condenados por suicidio cuando uno de ellos poco a poco comenzó a perder la apariencia demoniaca hasta casi parecer un humano, solo con algunas coloraciones en su piel, seguido de eso, un par de ángeles exterminadores entraron al hotel, causando pánico entre los huéspedes quienes corrieron a sus respectivas habitaciones, dejando a la princesa infernal sola con el semi-humano y los ángeles. Sin que la princesa pudiera decir alguna palabra, los ángeles tomaron con brusquedad al semi-humano y se lo llevaron, apenas un segundo después Alastor hizo aparición en el salón pues sus sombras le informaron.
—¿Qué ha ocurrido, Charlotte? —Preguntó viendo hacia la ventana por donde los ángeles habían entrado y salido del hotel.
—Creo… creo que lo logré Al… —dijo volteando a ver al demonio frente a ella con expresión incrédula —creo que por fin pude redimir a un demonio… —dijo comenzando a dibujar una sonrisa en su rostro y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas —lo logré, Al ¡de verdad lo logré! —dijo rompiendo en llanto, cayendo de rodillas, abrazándose a sí misma.
Alastor estaba confundido por esa reacción. Si lo que decía Charlie era cierto y había enviado a su primer redimido al cielo ¿no debería estar feliz? ¿Por qué parecía que estaba sufriendo?
—¿Charlotte? —le llamó.
Angel, Husk y Niffty llegaron luego de escuchar el alboroto de los huéspedes, apenas vieron a Charlie arrodillada frente a Alastor, Angel corrió a colocarse a un lado de la rubia, preocupado.
—¡Nena! ¿Qué ocurre? —Dijo abrazando a la rubia que no podía controlar el llanto luego viró su vista hacia el demonio carmesí —¿qué le hiciste, proxeneta?
Husk y Niffty no dijeron nada, ellos conocían bien a Alastor y estaban seguros que si hubiera hecho algo contra Charlie, la rubia estaría en cualquier otro estado, menos llorando frente a él.
—Responde, maldito ciervo ¿qué le hiciste a Charlie? —se atrevió a exigir Angel.
—Me estás acusando sin fundamentos, Angel —dijo tranquilo Alastor, sin despegar su vista de la rubia.
—¿Entonces por qué Charlie está así? —preguntó sin soltar a la princesa que seguía sollozando.
—Te puedo asegurar, mi afeminado amigo, que me hago la misma pregunta.
—Alastor no hizo nada malo, Angel —comenzó a hablar Charlie, separándose del demonio araña y regalándole una sonrisa.
—Niña, escuchamos que un par de ángeles habían entrado al hotel. —dijo Husk.
—Sí, muchos estaban muy asustados —agregó Niffty.
Charlie se puso de pie, seguida por Angel. Charlie comenzó a limpiarse las lágrimas con las mangas de su saco.
—Lo logramos, chicos —dijo con una gran sonrisa, paseando su vista por todos los presentes —hoy hemos enviando al primer demonio redimido al cielo. Esos ángeles de los que los huéspedes hablaban vinieron por él luego que perdiera su apariencia demoniaca.
—¡Eso es maravilloso, señorita Charlie! —dijo Niffty dando brinquitos en su lugar.
—¿De verdad, princesita? —Preguntó Angel.
—¿En serio? ¿Solo así? —Preguntó Husk —Pensaría que algo como eso sería más ceremonioso. Pasar del infierno al cielo no es cualquier cosa.
—Charlotte, me temo que estoy de acuerdo con Husker. No estuve presente en el momento pero según lo dicho por mis sombras el pecador no perdió por completo su apariencia demoniaca. —Dijo Alastor llevando su vista de nuevo hacia la ventana y luego de nueva cuenta hacia Charlie, con gesto tenso. —No creo que las cosas sean así de fáciles, querida.
—Alastor, yo…
La princesa no pudo decir nada pues una gran cantidad de luz comenzó a entrar por la ventana, cegando a todos los presentes por unos segundos. Poco a poco la cantidad de luz fue disminuyendo hasta que quedó, visible frente a todos, un ángel diferente a los ángeles exterminadores.
Este ángel para empezar no usaba una máscara como los exterminadores, sus dos pares de alas eran enormes y blancas, sobre su cabeza llevaba un casco dorado alado, su lorica igualmente era dorada, túnica azul, botas doradas y en su mano derecha portaba una espada. Con su mano izquierda sostenía de la ropa al semi-demonio que los otros ángeles se habían llevado momentos antes.
—¿Quién eres tú? —Preguntó Charlie poniéndose frente al ángel.
—Debo suponer que tú eres la hija de Sa… de Lucifer… –dijo viéndola con interés.
—Me parece que la princesa le hizo una pregunta, caballero —dijo Alastor, poniéndose a un lado de Charlie, colocando un brazo frente a ella, de manera protectora.
El ángel sonrió amable ante eso.
—Le puedo asegurar, Demonio Radio, que no estoy aquí para lastimar a nadie, mucho menos a Charlotte.
—Usted parece conocer mucho de nosotros pero nosotros no sabemos nada de usted y eso me resulta bastante incómodo —dijo Alastor sin quitar su brazo del frente de Charlie.
—En efecto, Alastor. Sé por qué estás aquí, al igual que sé por qué Anthony, Paulette y Oscar están aquí. —Dijo pasando la vista por los demonios presentes en ese salón.
Los demonios mencionados se sorprendieron al ser nombrados con los nombres que portaron durante su vida en la Tierra.
—¿Cómo es que sabes eso? —Preguntó sorprendida Charlie.
— Podrías considerarme uno de tus tíos, Charlotte. Mi nombre es Sariel. Arcángel Sariel, de hecho. —Alastor miró con algo de sorpresa al arcángel frente a él —Soy el encargado de los espíritus de los pecadores, dirigirlos a su lugar correspondiente. Los ángeles exterminadores me sorprendieron al llevarme a Aarón de esta manera. —Dijo dirigiendo una mirada confundida al semi-demonio —Tal parece que no pertenece aquí pero tampoco puede entrar el cielo y el limbo está reservado para los no bautizados el cual no es su caso. ¿Puedes explicarme qué ha pasado?
—Charlotte —llamó Alastor, girándose a ver a la princesa —nunca hiciste un acuerdo con el cielo, ¿cierto?
Charlie negó, bajando la mirada avergonzada. Alastor estaba a punto de hacerse un facepalm pero se controló.
—¿Acuerdo? —preguntó Sariel sin entender de lo que hablaba el Demonio Radio.
—Me temo que hay un malentendido. —Comenzó a hablar Alastor —Permítame explicarle la situación, Sariel. Como debe saber, el infierno pasa por un exterminio anual debido a la sobrepoblación.
—Ah, esa crueldad. —dijo Sariel, pasando su mano izquierda por su rostro. Charlie dio un paso hacia él al escucharle decir eso.
—¿También te parece una crueldad? —Preguntó con ilusión en su mirada.
—Por supuesto. Aunque sean pecadores, yo he estado con todos y cada uno de ellos. Tanto los que ahora están en el cielo como los que están aquí.
Alastor miró con curiosidad a Sariel y Charlotte por el comentario hecho por el arcángel. Ahora entendía mejor que la princesa infernal tenía más rasgos angelicales que los que su propio padre quería aceptar.
—Eso mismo pienso —dijo alegre Charlie —verá, Sariel, este lugar es el Hazbin Hotel —dijo extendiendo los brazos y girando sobre su eje.
—¿Hazbin Hotel? —dijo elevando una de sus cejas.
—Ajá. —Asintió emocionada —Creé este lugar como un lugar en el que los demonios humanos puedan redimirse y logren su entrada al cielo… Yo no estoy de acuerdo con los exterminios anuales, pienso que es una crueldad para mi gente… soy la princesa del infierno y no puedo soportar eso… Sé que la sobrepoblación es algo de preocuparse pero también sé que hay muchos que llegan aquí por pecados menores o malas decisiones —dijo viendo hacia el semi-humano.
—¿Y Lucifer estuvo de acuerdo con esto? —Preguntó Sariel.
—No —respondió cabizbaja Charlie —Pero tampoco me lo prohibió. —Dijo un poco más animada —Comencé este proyecto solamente con el apoyo de… Vaggie… mi exnovia —dijo desviando un poco la mirada —ella y yo trajimos a Angel para que fuera nuestro primer demonio redimido —dijo señalando con ambas manos hacia el demonio araña, Angel, al igual que Niffty y Husk se había mantenido en silencio al fondo del salón —pero las cosas no salieron bien al principio —dijo con una risa nerviosa y pasando una de sus manos por su cabeza —Entonces llegó Alastor —dijo con una sonrisa amplia —y trajo a Niffty y Husk, con su ayuda pude poner en marcha el hotel… Al principio no era muy bien recibido por los pecadores pero con la ayuda de Alastor eso cambió… Llevamos poco más de siete meses en funcionamiento y Skope es el primer demonio que alcanza la redención… o eso creo…
Sariel lo meditó un poco y enfundó su espada, luego, sorpresivamente tomó por los hombros a la rubia. Alastor se tensó ante tal acción, Umbra se separó un poco de él también expectante.
—Como era de esperarse de la descendiente de Lucifer… ustedes los Magne siempre quieren hacer algo extraordinario y que no está dentro de los límites. —dijo con una amplia sonrisa.
—¿Y eso es bueno o malo? —Preguntó confundida la rubia.
—En este caso particular, me parece bueno, Charlotte. —dijo soltando el agarre de los hombros de la chica. Alastor aprovechó aquello y se colocó entre Sariel y Charlie. —Así que, Alastor ¿Tu estadía en el infierno disminuyó tus oscuros deseos? ¿Es por eso que ayudas a la joven Magne? —Preguntó
—Oh, por favor, no se confunda. Mi estimada socia omitió un aspecto importante de mi participación con este lugar —dijo con un ademán de su mano y una expresión burlona —Yo estoy aquí solo por mi entretenimiento personal. Esperaba ver a los demonios crédulos fallar una y otra vez en su absurdo intento de ser redimidos pero, tal parece que la princesa no estaba equivocada y tal cosa que me parecía un absurdo es una realidad. —dijo colocando sus manos tras su espalda, con una sonrisa y ladeando un poco su cabeza.
—¿Eso quiere decir que buscarás tu redención también, Alastor? —Preguntó Sariel.
—HA HA. Eso ni pensarlo. No creo que el cielo sea de mi agrado —dijo con una sonrisa dentada.
—Bien, bien —Llamó la atención Angel desde atrás —Parece que el arcángel tío de la rubia está de acuerdo con el proyecto. ¿Qué sigue para Skope? No puede estar aquí, no puede estar en el limbo, no puede entra al cielo. —Señaló.
—Estoy de acuerdo con mi afeminado amigo, ¿qué se puede hacer en este caso, señor Sariel?
—Yo no decido quien entra o no al cielo, Charlotte. Yo solo vigilo que lleguen a su lugar correspondiente. Puedo hablar con ÉL y exponer tu proyecto, puedo llevar a Aarón como ejemplo de lo que estás tratando de hacer en este lugar.
—Sería de muchísima ayuda —dijo ilusionada.
Sin esperar más, Sariel tomó de nuevo al semi-demonio y salió del hotel, encegueciendo a los presentes con su luz por unos instantes otra vez.
Charlie chilló emocionada. Solo estaba a un paso de lograr su primer redimido.
—Aun con el pequeño detalle que nunca expusiste tu plan con el gobernante del cielo, debo felicitarte, Charlotte. —Dijo Alastor tomando la mano de Charlie e inclinándose para besarla, ella se sonrojó —Algunas demonios son hermosas, otras inteligentes. Qué dicha que tú seas las dos.
Charlie sintió que su corazón brincó dentro de su pecho por las palabras dichas por el demonio ciervo. Pero su momento de ensueño con él se vio interrumpido por los otros demonios en el salón quienes se acercaron a ella para felicitarla. Luego se fueron a seguir en sus labores, motivados por el acontecimiento.
En el cielo.
Sariel regresó al cielo con el semi-demonio.
—Por favor, ya decidan dónde me quedaré qué comienzo a marearme por tanto viaje entre el cielo y el infierno —dijo Aarón.
—Oh, disculpa Aarón, no es mi intención tenerte de esta manera pero debes comprender que eres un caso inaudito y me tomas por sorpresa. —Se disculpó Sariel.
—Solo quiero encontrar paz… sea aquí o sea allá… después de todo, ya me perdoné por lo que me hice —dijo con una sonrisa —si ese hotel no funciona para darnos la entrada al cielo, por lo menos sirve para hacer menos pesada nuestra existencia…
Sariel se conmovió por las palabras dichas por esa alma humana, al parecer ese proyecto de la princesa del infierno funcionaba de una u otra forma. Estaba a punto de responderle algo cuando tres de sus hermanos: Miguel, Raguel y Remiel, llegaron a su lado.
—Entonces, es cierto —dijo Remiel, inspeccionando al semi-demonio —es un alma a punto de ser purificada. Increíble.
Remiel era el arcángel encargado de las almas de los resucitados, es decir, aquellos humanos que murieron por algunos momentos y regresaron a la vida por diferentes motivos. Al igual que sus hermanos, su cabello era dorado, vestía túnica blanca con un fajo color rojo atado a la altura de su cintura, en su brazo izquierdo portaba un escudo dorado y en el derecho una lanza.
—¿Cómo es esto posible? —cuestionó curioso Raguel.
Raguel era el arcángel encargado de la justicia, la imparcialidad y la armonía. Rubio, como sus hermanos, vestía una lorica azul, con capa roja, un casco dorado, dos enormes pares de alas blancas, portaba una espada en la mano derecha y en la izquierda una balanza.
—Esto no es obra de nuestro padre, por tanto no tiene cabida aquí —dijo autoritario Miguel.
Miguel era el jefe del ejército celestial, cabello largo y rubio, vestía una armadura azul, con capa roja, con su mano derecha empuñaba su espada y en la izquierda sostenía una balanza.
—Creo que esta situación merece ser presentada ante nuestro padre, Miguel —respondió Sariel —Estoy al tanto que no es una obra de él pero créeme que es algo que le agradará.
—¿Cómo estás tan seguro? —cuestionó Raguel.
—Porque por fin el infierno está haciendo lo que se supone debía hacer desde el principio: hacer que los pecadores se arrepientan de sus pecados —respondió ilusionado Sariel —Aarón es la prueba que un pecador puede arrepentirse de sus faltas y sobre todo, perdonarse. Amarse y amar la vida que le fue otorgada por nuestro padre.
—¿Por qué estás aquí? —Cuestionó Remiel a Aarón.
—Porque me he arrepentido de lo que me hice —respondió seguro el semi-demonio —sé que al acabar con mi vida prácticamente pisotee el regalo de la vida dado por Dios, fui un cobarde, no quise aprender a sortear las dificultades que se presentaban y tomé el camino fácil… me perdí de mucho por ello y por mucho tiempo culpé a las personas a mi alrededor y sobre todo a Dios por haberme orillado a llegar hasta el punto que llegué pero, ya no más. Lo he comprendido todo, quizá tarde, pero lo he hecho.
—¿Y cómo fue que lo comprendiste? —Cuestionó Raguel.
—Lo comprendí con la ayuda de la princesa Charlie y su Hazbin Hotel —contestó sonriente el semi-demonio.
—¿La princesa Charlie? —Cuestionó intrigado Miguel —¿Charlotte? ¿La hija de Sa… de Lucifer?
—Así es. Ella se siente impotente por la masacre anual que se vive por la sobrepoblación en el infierno. Cuando presentó la idea de un hotel para redimirnos, todos en el infierno nos burlamos ¿cómo era posible que la hija del mismísimo Lucifer creyera en la bondad de cada uno? Pero ella no se rindió… incluso se alió con uno de los demonios más temidos con tal de sacar adelante su proyecto pues ni siquiera cuenta con el apoyo de su padre…
—¿Lucifer no está enterado de lo que su hija está haciendo? —preguntó Miguel.
—No hay manera que el Rey Lucifer no esté enterado… es solo que él tampoco creía que los sucios pecadores que llegamos a su reino pudiéramos arrepentirnos de nuestros pecados… El infierno es un lugar hostil, salvaje… pero entretenido si tienes la suficiente maldad para adaptarte y sobrevivir en el… muchos de los que llegamos nos adaptamos: no hay reglas, no hay límites, solo buscas tu supervivencia y hacer tu libre albedrío…
—Bastante tentador —dijo Raguel —dime, Aarón, si es tan permisible y "entretenido" ¿por qué deseaste redimirte para venir al cielo?
—Porque anhelo ver a mi familia, pedirles perdón por el dolor que les causé al haber hecho lo que hice… porque una eternidad sin ellos, no vale la pena.
—Charlotte Magne solo necesita la autorización de nuestro padre para que, a partir de ahora, todos los huéspedes de su hotel de redención que logren el perdón puedan ingresar al reino de los cielos —dijo Sariel —hermanos, soy el más cercano a las almas humanas, estoy con ellos desde el momento en el que dan su primer respiro en la Tierra y sé que muchos de ellos no son malvados, sino que se dejaron aconsejar por la desesperación. Me duele verlos partir a aquel reino ruin y despiadado, pero más me ha dolido saber que muchos de ellos dejan de existir para siempre cada año con ese exterminio… Sé que es necesario, pero si hay una manera de evitarlo, creo que padre debería por lo menos saberlo.
—Y ya lo sabe ahora, Sariel —dijo Gabriel, quien aterrizó de su vuelo en medio de todos —Padre ha escuchado toda esta conversación y está de acuerdo con la idea de la hija de Lucifer, solo que hay algunas restricciones: no todos los pecados pueden ser medidos con la misma vara.
Gabriel era el mensajero celestial, el mismo que le había dado la buena nueva a María que ella estaba a la espera del hijo de Dios en su vientre.
—¿Padre está enterado de que la hija de Lucifer es la autora de todo este alboroto? —Cuestionó Miguel.
—Desde el momento que los ángeles exterminadores trajeron por primera vez a Aarón. —Respondió Gabriel —Ahora, es momento que yo vaya y arregle los términos con nuestro hermano.
—Lucifer ya no es nuestro hermano —Sentenció Miguel.
—Ya lo hemos discutido, Miguel. El hecho que tú reniegues de él y que Lucifer reniegue del nombre dado por nuestro padre no cambia el hecho que todos somos sus hijos.
Raguel, Sariel y Ramiel se mantuvieron al margen de aquella discusión. Miguel y Rafael llevaban siglos y siglos sin ponerse de acuerdo. Lo único que sabían era que a Miguel le había dolido más que a nadie tener que haber expulsado a Lucifer del reino de los cielos, pues ellos dos eran los hermanos más cercanos entre sí y la traición de Lucifer hacia su padre la sintió contra él mismo.
—Perdón por interrumpir esta discusión familiar pero, ¿eso significa que debo viajar de nuevo al infierno? —cuestionó el semi-demonio.
—Descuida, Aarón, no será necesario —el semi-demonio soltó un suspiro de alivio —estarás aquí resguardado por Sariel hasta que llegue a un acuerdo con Lucifer y su hija.
—Yo te acompañaré, Gabriel —dijo Miguel.
—No es necesario —respondió Gabriel.
—Ambos sabemos que las batallas no son lo tuyo, Gabriel. Irás al infierno. Verás frente a frente a Lucifer, el mismo que hizo una rebelión en la casa de padre, no puedo perder a otro hermano… —dijo con coraje contenido el arcángel líder del ejército celestial.
Gabriel no pudo negarse ante esa petición de su hermano. Ambos arcángeles volaron rumbo al infierno dejando a Sariel en compañía de Remiel y Raguel cuidando del semi-humano.
—Descuida, Aarón. Es cuestión minutos para que puedas ingresar al reino de los cielos y puedas ver a tu familia. —Dijo Sariel, poniendo una mano sobre el hombro del semi-demonio.
En el infierno.
Desde que Charlie y Alastor quedaron a solas, él se mantenía de pie frente a la ventana, a la espera del regreso del arcángel, Charlie se paseaba por el salón caminando en círculos imaginando la cara que pondrían todos los que se burlaron de ella por no creer en su proyecto.
"Redención, ¡oh, la no existente humanidad! No, no, no, no. No creo que quede nada por salvar de esos repugnantes pecadores. La oportunidad dada fue la vida que vivieron antes y el castigo es este. No se puede deshacer lo ya hecho."
"Entonces, ¿por qué quieres ayudarme si no crees en mi causa?"
Había recordado las palabras dichas por el Demonio Radio el día que llegó al hotel. Se detuvo y lo miró, él le daba la espalda, con sus manos tras ella y sin despegar su vista de la ventana. Se entristeció de pensar que, como ya era básicamente un hecho que la redención de los demonios era posible, Alastor perdiera el interés en el hotel y se fuera. Y entonces, quizá nunca lo volvería a ver pues, a pesar de que este tuviera casi un siglo en el infierno, nunca lo había visto en persona y dudaba que él fuera a buscarla.
—Alastor —llamó tímida mientras se acercaba, Alastor giró un poco su cabeza para verla.
—¿Si, Charlotte? —respondió.
—¿Piensas dejar el hotel luego de hoy? —preguntó triste. Ante esa pregunta el demonio carmesí se giró por completo.
—¿Por qué me preguntas eso, querida? —dijo ladeando la cabeza, genuinamente confundido.
—Es que… recordé que tu propósito al venir aquí era solo entretenerte con las fallas y sufrimiento de los huéspedes al no poder lograr la redención y… bueno… ahora que sabes que es posible… tal vez tú…
—¿Quieres que me vaya, querida? —preguntó acercándose ahora él a ella. Charlie lo miró nerviosa —Porque, si mal no recuerdo, nuestro acuerdo fue que yo te ayudaría con este hotel tanto como yo quisiera y aunque mis planes originales no se dieron como lo esperaba, aun quiero seguir ayudándote, Charlotte. Pero si mi presencia ya no es necesaria… —chasqueó los dedos apareciendo su cetro, acto seguido chocó el mismo contra el piso abriendo un portal a un lado de él —mi hogar en Villa Caníbal me espera —dijo dando un paso hacia el portal sin poder entrar en él porque fue detenido por el agarre de una mano de Charlie en su brazo.
—Por favor, no me mal entiendas, Alastor —dijo la rubia sin soltar el agarre hacia el demonio carmesí, este hizo chocar su cetro de nueva cuenta desapareciendo al instante el portal.
—Entonces, explícate mejor, querida. — Dijo Alastor, girándose de nueva cuenta hacia Charlie, ella retiró su mano del brazo de Alastor y comenzó a hablar, algo nerviosa.
—Yo no quiero que te vayas, Alastor. Aun con tus propios intereses, he estado feliz que estés aquí. Has sido de mucha ayuda y te considero un elemento importante del staff —lo pensó unos segundos y luego agregó —mucho más que eso, desde lo ocurrido con Vaggie, cuando me propusiste que me diera unos días fuera del hotel, he pensado en ti como un amigo… uno muy especial… —dijo sonrojándose. Alastor no pasó por alto la reacción de la chica.
—¿Especial, querida? —Preguntó, dando un paso más hacia la chica e inclinándose para quedar a la altura del rostro de Charlie.
Alastor estaba con una sonrisa sin mostrar sus dientes, con los parpados a medio cerrar y viendo directamente a los ojos a Charlie, ella se sonrojó aún más.
—Sí… yo… yo… yo —dijo apartándose del demonio carmesí dándole la espalda —yo creo que eres especial porque tienes formas especiales de relacionarte con todos… quiero decir, detestas que te toquen pero no tienes respeto por el espacio personal, eres cruel con todos pero te preocupas a la vez, querías que el hotel fallara pero nunca actuaste contra él porque… —de nueva cuenta se giró para ver a Alastor, este se irguió y continuó con la misma sonrisa, viendo a Charlie acercarse de nuevo a él —seamos sinceros, pudiste haber hecho alguna trampa o algo cuando no estuve aquí, en cambio hiciste mucho más de lo que cualquier otro hubiese hecho para tener el lugar en orden, te acercaste a los demás e incluso cuidaste de mí esa vez que me embriagué —dijo con avergonzada con una mano en su cabeza y encogiéndose de hombros —por eso, no me gustaría que te fueras, no ahora y no en el tiempo que el hotel esté funcionando que, como sabemos, las almas nunca paran de llegar, entonces…
—¿Quieres que permanezca a tu lado por siempre, Charlotte? —Interrumpió Alastor, sin cambiar su expresión, Charlie se sorprendió por la pregunta.
—Creo que sería muy egoísta de mi parte si te pidiera eso, Alastor… pero, lo que sí quisiera es tú te quisieras quedar por mucho, mucho tiempo…
—Entonces, descuida, querida. Ya tenía decidido permanecer aquí por un largo periodo más. —Dijo Alastor, comenzando a caminar en dirección a la ventana, por donde esperaban que regresara el Arcángel.
—¿En serio? ¡Qué bueno! —festejó feliz la rubia —Si no es indiscreción, ¿puedo preguntar por qué? —Preguntó esperando no haber cruzado el límite con Alastor, este mostró los dientes de su sonrisa ante su reflejo en los cristales de la ventaja y giró un poco su rostro para ver a Charlie.
—Digamos que, estoy interesado en resolver una situación personal que se me presentó con mi estadía en este hotel.
—¿Personal? Vaya… entonces, si es así, creo que será mejor que no te moleste preguntando más sobre ello. —dijo Charlie apenada por su curiosidad.
Alastor volvió su visa al frente.
—No te preocupes, Charlotte. Llegará el momento en que me puedas ayudar a dar resolución a eso.
—¿Yo? —Cuestionó intrigada por lo dicho.
Charlie ya no pudo seguir cuestionando a Alastor cuando su padre hizo su aparición en aquel salón.
—¡¿Papá?! —Exclamó sorprendida la rubia.
Lucifer comenzó a revisar el lugar.
—Lilith me había dicho que restauraste muy bien este lugar, Manzanita, y veo que no exageró. —dijo Lucifer.
Charlie corrió a abrazar a su papá.
—Me alegra que por fin hayas venido, papá —dijo aun abrazando a su padre, luego se separó un poco —¡y has venido en el mejor momento! Verás, hoy…
—Sé lo que está ocurriendo, Manzanita. La aparición de un par de ángeles exterminadores llamó la atención de la prensa.
—¿En serio? —Preguntó confundida la chica.
—Manzanita, algún día serás la reina de este lugar, ¿no te he dicho que estés atenta a todo lo que ocurre a tu alrededor? —dijo tomando amorosamente el rostro de su hija entre sus manos.
Alastor se giró acercándose hacia donde se encontraban padre e hija, Charlie no se había dado cuenta, pero Lucifer sí.
—Como ahora —dijo Lucifer girándose para quedar frente a frente con Alastor —Demonio Radio —saludó con mirada altiva.
—Su majestad —respondió Alastor haciendo una reverencia ante Lucifer, siempre manteniendo su sonrisa.
—Es de mi conocimiento que ha estado ayudando a mi hija a poner en marcha y llevar el control de este hotel.
—Así es, su majestad —dijo Alastor sin cambiar su expresión.
—También sé que lo ha hecho esperando que este proyecto falle —dijo Lucifer, insidioso.
—Algo que no me diferencia de usted, señor —dijo sin problemas el demonio ciervo. Charlie comenzó a sentir el ambiente tenso entre su padre y su socio.
Lucifer soltó una risita.
—Debo admitir que tenía curiosidad de conocerte, Alastor —dijo Lucifer —tus hazañas te preceden y tu fama es bien merecida. Sin embargo, tu misma fama hace que te advierta, Demonio Radio, no pretendas abusar de tu suerte, eres un doble traidor en el que nadie nunca debe confiar… esa magia tuya… es casi desconocida aquí, pero no olvides quién tiene el poder absoluto aquí y quién es ella —dijo señalando a Charlie con su cetro —no olvides a quien sirves, demonio siervo…
Alastor entrecerró los ojos por lo último dicho por el rey, era claro que Lucifer quería intimidarlo y quizá con alguien más funcionaría, pero con él no. De hecho, lo único que logró el rey fue aumentar su deseo por llevar a cabo su plan. Medir sus propias fuerzas con el soberano del infierno y ver qué tan vulnerable puede ser cuando su hija esté en medio de todo el caos que planea provocar.
—Nunca lo he olvidado, su majestad —respondió Alastor.
Charlie se metió en medio de su padre y Alastor.
—Alastor ha sido de mucha ayuda papá y él estará aquí hasta que ya no quiera colaborar más conmigo —dijo Charlie, tratando de defender a Alastor —fue el acuerdo que hicimos al inicio y el cual él ha estado cumpliendo como el hombre de palabra que es…
Dijo Charlie volteando a ver a Alastor con un leve sonrojo en sus mejillas que pasó desapercibido por ambos demonios masculinos, pues seguían en una silenciosa guerra de miradas que se vio interrumpida por la entrada de dos arcángeles.
De nueva cuenta, Alastor se giró dejando a Charlie tras uno de sus brazos, de manera protectora. Lucifer no notó aquella instintiva acción del demonio ciervo, pues ni siquiera Alastor era consciente de cuando lo hacía.
Luego que la enceguecedora luz de los arcángeles desapareció, ante los tres demonios quedaron los arcángeles Miguel y Gabriel. Miguel fue el que dio un paso al frente, con espada en mano, Alastor hizo aparecer se cetro y Lucifer se colocó frente a su hija, igualmente de manera protectora.
—Esperaba la llegada de Gabriel, EL siempre lo envía a hablar por él pero no pensé que enviaría a su general —dijo lo último en tono de burla.
—He venido por mi cuenta, "Lucifer" —Respondió Miguel, prácticamente escupiendo el nombre con el que ahora se daba a conocer su hermano.
—Han pasado siglos, Miguel ¿y todavía desconfías de mí? —Siguió con su tono de burla —Sus ángeles vienen año con año a exterminar a mi pueblo y yo no he intervenido con su nuevo "designio" ¿y ahora vienes con espada en mano a una negociación? —terminó con clara ofensa en su tono de voz.
—Me parece que su majestad tiene razón —intervino Alastor, interponiéndose entre Lucifer y Miguel, Miguel empuñó su espada contra Alastor, asustando a Charlie, pero el Demonio Radio ni se inmutó —le aseguro, Miguel…
—Arcángel Miguel para ti, demonio —dijo autoritario.
—Claro, claro. Arcángel Miguel —se corrigió el demonio carmesí —le aseguro que no es necesario estar tan a la defensiva, el rey y la princesa Magne están dispuestos a negociar los términos que su señor seguramente ha impuesto para que los huéspedes de este hotel logren su entrada al reino de los cielos.
—¿Qué clase de lugar con buenas intenciones es este si su cara principal eres tú, Demonio Radio?
—Oh, créame que entiendo su inquietud, pero eso ya se lo he aclarado a su hermano Sariel y repetir la razón de mi presencia en este proyecto sería una pérdida de tiempo. Por lo que suplico enfunde su espada y permita a su hermano y mis soberanos hablar de lo que es importante en estos momentos —dijo con tranquilidad, sin quitar su sonrisa y desapareciendo su cetro.
Lucifer y Charlie quedaron sorprendidos por la muestra de valentía de Alastor ante el arcángel guerrero. Miguel observó por unos segundos más al demonio sonriente ante él, finalmente bajó su espada y retrocedió unos pasos.
—No sé quién te crees que eres —comenzó a hablar Miguel —pero por esta ocasión te doy la razón. —Enfundó su espada —Adelante, Gabriel, terminemos con esto de una buena vez.
Alastor sonrió con suficiencia, y dio un par de pasos hacia el costado para poder dejar que los involucrados hablen.
