En el bar, los miembros del staff y algunos huéspedes veían en el televisor el reportaje del 666 NEWS sobre los recientes avistamientos de ángeles en el infierno.
—El acontecimiento más reciente acerca de los avistamientos de ángeles en el infierno: se ha visto la llegada de un par de ángeles desconocidos que, al igual que en los anteriores avistamientos, entraron al Hazbin Hotel. No se reportan enfrentamientos y se corre el rumor que, luego de más de siete meses de funcionamiento, el proyecto de la princesa y futura soberana del infierno ha dado su primer caso de éxito. Seguiremos a las afueras del Hazbin Hotel a la espera de seguir consiguiendo imágenes exclusivas o alguna declaración oficial por parte de los dirigentes del establecimiento…
Se escuchaba al fondo la voz de Tom Trench.
—Otros ángeles… ¿qué demonios está sucediendo en ese salón? —Cuestionó Angel.
—Como dijo el hijo de puta de Alastor, la niña nunca llegó a un acuerdo con el cielo acerca de los redimidos. No me sorprendería que bajara toda la corte celestial para arreglar todo este puto embrollo. —Dijo Husk dando un trago a su botella.
—Estoy segura que llegaran a un acuerdo pronto —dijo Niffty —el señor Alastor es el mejor negociante que hay.
Husk soltó una risa.
—Me gustaría ver eso.
En el castillo Magne, Lilith miraba el televisor atenta a lo que ocurría en el hotel de su hija. Ella reconocía muy bien aquel brillo emanado por los ángeles recién llegados al infierno.
—Miguel, Gabriel… cuánto tiempo… ánimo, mi Charlotte, demuestra a todos de lo que eres capaz, hija mía.
En el salón donde todo se decidiría, Alastor hizo aparecer una mesa para juntas, en la silla principal se encontraba Charlotte, a su derecha el rey Lucifer, a su izquierda Gabriel y Miguel y Alastor se mantenía tras la princesa, como consejero.
—Debo decir, Charlotte, que todo esto nos ha tomado por sorpresa. No es algo que creyéramos que sucediera algún día. —Dijo Gabriel.
—No es algo que debería suceder. —Habló severo Miguel.
—Pero está sucediendo. —Dijo sereno Lucifer.
—Por lo que sé, Lucifer, tú ni siquiera apoyaste este proyecto. —Dijo Miguel.
—Así es. He de admitir que la idea de los pecadores redimiéndose me parecía un sinsentido, la idea de mi querida Charlotte la atribuía a su inocencia y bondad natural, sin embargo, ella se encargó de demostrarme que mi creencia anticuada estaba equivocada. Y, no puedo decir otra cosa más que estoy profundamente orgulloso de lo que mi Manzanita ha logrado sin tener que recurrir a mí.
—Papá… —dijo Charlie sorprendida y conmovida por las palabras de su padre.
—Por lo que, no puedo más que apoyarla, como el soberano del infierno que soy, a que se llegue a un acuerdo entre ambos reinos. Ella no tiene el poder para hacerlo por su cuenta. Así que, hablemos de lo que nos tiene en esta mesa reunidos. Dime, Gabriel, ¿cuáles son las condiciones que su padre tiene para dejar que los huéspedes redimidos por el proyecto de mi hija entren a su reino?
—Nuestro padre, Lucifer, demanda solo un par de cosas que creo que todos los aquí presentes considerarán razonables —dijo Gabriel mirando a cada uno de los presentes en aquella reunión.
—Por favor, Arcángel Gabriel, díganos que es lo que Dios demanda para dejar entrar a mis huéspedes en su reino. —Dijo Charlie ansiosa e ilusionada.
—Por favor, Charlie, solo dime Gabriel —respondió con una sonrisa cálida el arcángel.
—Está bien, Gabriel. Por favor dinos qué es lo que pide Dios. —Dijo.
—Nuestro señor sabe que muchos de los pecadores que llegan al infierno están aquí por pecados y/o errores cometidos por ciertas circunstancias que los humanos no pueden manejar y no por maldad per se. Como sabemos, la vida es un regalo de nuestro padre dado para todos, incluidos nosotros, y acabar con ella antes del llamado de él es una muestra de ingratitud y por tanto una ofensa, aun así, él reconoce que la vida humana es cada vez más complicada. . El pecador redimido, Aarón, es un suicida, conocemos la historia de su vida, sabemos todas las cosas que vivió y sufrió y entendemos que fue bastante difícil para él tomar tal decisión. No fue una mala persona, solo alguien que llegó a tal punto de desesperación que… en fin… Padre reconoce que es injusto castigar eternamente a alguien que solo buscaba un poco de paz, aunque fuera de forma errónea. Sabemos que la mayoría de los suicidas se arrepienten….
Gabriel se mantuvo exponiendo los diferentes casos y circunstancias en los que Dios permitiría el acceso a los demonios redimidos entrar a su reino, hasta que llegó el turno de los asesinos.
—Aquí hemos llegado a un punto delicado. Si acabar con tu propia vida es inconcebible, terminar con la vida de alguien más es de lo más… rastrero.
—Comprendo eso, Gabriel, pero, muchos de ellos llegan por hacerlo en defensa propia. Tengo entendido que los humanos que asesinaron durante la guerra tienen acceso al cielo, ¿por qué alguien que lo hizo para conservar su vida de manera legítima no?
—Porque, querida —intervino Alastor por primera vez en esa reunión, los ángeles y demonios presentes dirigieron la mirada —está prohibido matar, por lo tanto todos los asesinos son castigados a menos que maten en grandes cantidades y al sonido de las trompetas.* ¿No es así, general Miguel?
Miguel entrecerró los ojos viendo hacia el Demonio de la Radio, algo en él le recordaba a Lucifer o a alguno de los ángeles caídos en la rebelión contra su padre. Parecía ser que ese pecador era un fiel seguidor de los demonios originales.
—Está en lo correcto, Demonio Radio —Respondió.
—Puede llamarme Alastor, Arcángel Miguel. —Replicó Alastor con su típica sonrisa, Miguel no respondió.
—Me parece injusto. —Dijo Charlie.
—Escucha lo que tiene que decir Gabriel, Manzanita. —Pidió Lucifer a su hija de manera cariñosa y luego dedicó una mirada de reproche hacia Alastor, el demonio carmesí no se inmutó por eso.
—Precisamente por eso, Charlie, nuestro señor está dispuesto a recibir en su reino a los asesinos redimidos en este hotel, siempre y cuando la naturaleza de su pecado haya sido por defensa propia o un accidente y no para venganza, recibir un beneficio o en el peor de los casos —dijo dirigiendo su mirada hacia Alastor —mero placer.
Gabriel, Dios y todos tenían conocimiento sobre las atroces actividades de Alastor en el infierno y las que llegó a cometer durante su vida en la Tierra. Alastor ensanchó su sonrisa al notar la mirada de Gabriel clavada en él.
—Eso quiere decir que… —comenzó a decir Charlie.
—Que un pecador como yo nunca podrá entrar al reino de los cielos, querida. —Dijo Alastor, interrumpiendo a Charlie.
—Pero, el objetivo del hotel es ayudar a todos los que deseen ser redimidos. Sé que quizá muchos de ellos hicieron cosas horribles cuando estaban con vida pero, han pagado por sus culpas aquí, sé que incluso en ellos hay bondad. —Dijo tratando de convencer a los presentes, su padre estaba por hablar pero fue Alastor quien, pasando a lado de Charlie, comenzó a hablar.
—Charlotte, querida, me temo que en esto debo intervenir para hacerte entender que no hay un absoluto en tu sueño, existen las áreas grises, o en este caso, negras, en las que demonios como yo entramos.
—Pero, Alastor, no puedo dejar a los asesinos fuera de esto.
—Y no lo harás, Charlotte —dijo su padre —solo dejarás a los que en definitiva no merecen el reino de los cielos.
—Pero, ¿y si están arrepentidos?, ¿y si desean cambiar? —Trataba de argumentar —Por ejemplo, Alastor —dijo con una sonrisa —él está apoyando con el hotel, la redención de Aarón no se habría logrado sin la ayuda de él, él es…
—Charlotte, me siento halagado por que tomes en cuenta mi participación en este proyecto, sin embargo, no me tomes como ejemplo, querida. —dijo Alastor sin quitar su sonrisa.
—Pero Alastor…
—Su majestad, usted y yo sabemos el motivo de mi presencia en el proyecto y aunque hoy a demostrado que su proyecto sí es funcional, no se puede pasar por alto que hay cosas que no se pueden perdonar. Yo, Charlotte, vivo perfectamente bien aquí, en el infierno y, ni una sola vez me he arrepentido de lo que hice durante mi estancia en la Tierra. Como cualquier humano, pasé por diferentes etapas y en mi tierna infancia creí que crecería para ser un hombre de bien, las cosas no se dieron así y me convertí en lo que me condenó a pasar la eternidad aquí. Hace unos momentos mencionabas que los asesinos como yo hemos pagado lo suficiente al estar aquí, pero, Charlotte querida, para los pecadores como yo, este sitio es prácticamente nuestro cielo. Llagamos con poder de acuerdo a nuestra maldad en vida y somos más poderosos con cada atrocidad realizada aquí. Soy un overlord, Charlotte, tengo suficiente poder para poner a muchos a mis pies, algo que seguramente es imposible realizar en el cielo, ¿o me equivoco, señores? —Preguntó dirigiéndose hacia los arcángeles, estos le dieron la razón —te aseguro, querida, que los demonios como yo nunca se arrepentirán de corazón por lo hecho, yo no lo hago. Por lo que, como tu socio, sugiero que desistas de querer recibir a las escorias como yo y te centres en los que sí puedes salvar.
—Estoy de acuerdo con el Demonio Radio, Manzanita. —Debes entender que, no hay absolutos en el infierno. No todos tienen un arco-iris en su interior, Charlotte.
—Creo que Alastor no lo pudo haber explicado de mejor forma, Charlie. —Dijo Gabriel —Ahora que conoces las exigencias de nuestro padre ¿qué decides? ¿Las aceptas o dejas ir esta maravillosa idea y seguimos con los exterminios anuales?
Charlie estaba indecisa, se supone que ella ayudaría a todos. Ese era su objetivo, ¿cómo podía hacerlos a un lado?
—No olvides, querida, que las principales víctimas de los exterminios son los demonios de menor poder, esos mismos que tú podrías salvar con este hotel —dijo Alastor.
—Charlotte, sé muy bien que no te apoyé desde el principio pero hoy has demostrado que todos estábamos equivocados. Soy consciente, mi Manzanita, que tú deseas ayudar a todos por igual pero, hay quienes no desean ser ayudados, ¿por qué cerrarle la puerta a quienes sí se puede ayudar y además, son los que más lo necesitan?
—Vaya, Lucifer —dijo burlón Miguel —parece que tienes algo de conciencia.
—Siempre la he tenido, Miguel.
—Es tu decisión, querida. —Dijo Alastor volviendo a su lugar, detrás del asiento de Charlie.
Charlie miró sobre su hombro a Alastor, ella estaba afligida, no quería negar ayuda a nadie, Alastor solo le dedicó su típica sonrisa e hizo un ademan con su mano diciendo "es tu decisión", buscó alguna ayuda en su padre pero este, al igual que Alastor le dio a entender que la decisión era solamente de ella. Lo pensó unos segundos más y luego soltó un suspiro triste.
—Acepto —respondió —Me entristece no poder ayudar a todos, pero, ayudaré a la mayor cantidad que pueda. No permitiré que más súbditos sean exterminados.
Gabriel sonrió sincero, Miguel solo asintió, Alastor sonrió complacido por la resolución de Charlie y Lucifer colocó su mano en el hombro de su hija, sonriendo de forma cariñosa.
—Siendo así —dijo Gabriel —solo resta que el soberano del infierno cierre el trato con nuestro padre, ¿Nos acompañas, Lucifer?
Lucifer sonrió arrogante y respondió.
—Creo que ya es tiempo de una visita.
Sin decir más, Lucifer desplegó sus imponentes alas. Eran diferentes a las de los arcángeles, su plumaje era de un azabache precioso y de algún modo, resultaban más intimidantes.
—Iré a cerrar el trato y regresaré directo al castillo para informar a tu madre de tu logro, Charlotte.
—Papá… —Charlie abrazó emocionada a su progenitor, este correspondió cariñosamente al abrazo.
—Estoy orgulloso de ti, Charlotte Magne —le dijo, Charlie sintió como sus lágrimas comenzaron a inundar sus ojos, su padre no tenía idea de cuánto había deseado escuchar eso.
Alastor, desde su posición, pudo ver la emoción de su socia y, sin entender por qué, ensanchó su sonrisa sin dejar de ver a la rubia. Cuando padre e hija rompieron el abrazo, Miguel y Gabriel se despidieron de la princesa y el demonio carmesí para salir del hotel, Lucifer salió un poco después.
Charlie de nueva cuenta quedó a solas con Alastor, este con un chasquido desapareció la mesa y volvió el salón a la normalidad.
—Felicidades queri…
No pudo terminar su frase, pues Charlie se había echado a sus brazos.
—Charlotte… —dijo con algo de estática en su voz
—Por favor, Alastor. No me apartes, solo unos momentos. —dijo enterrando su rostro en el pecho del demonio carmesí.
—¿A qué se debe esto, Charlotte? —dijo Alastor con una sonrisa tensa sin corresponder al abrazo de la princesa.
—A que estoy feliz y estoy agradecida contigo, Alastor —dijo levantando la vista en busca de la mirada del demonio ciervo, Alastor bajó la mirada para encontrase con su rostro sonriente, con rastro de haber estado llorando y una mirada bastante… tierna… que lo desencajó por completo —Muchas gracias, Alastor —dijo aun sonriente la princesa, volviendo a recargar su cabeza en el pecho del Demonio Radio y soltando un suspiro —sé que odias que te toquen y estoy dispuesta a pagar por esto.
Alastor se calmó, al parecer los acontecimientos de las últimas fechas hicieron que lograra tolerar el contacto con la princesa infernal por lo que, tentando la suerte de Charlie (pues aun no sabía cómo él mismo reaccionaría) correspondió al abrazo, recargando su barbilla en la cabeza de la chica y acariciando con una de sus manos el cabello de la rubia, Charlie abrió los ojos sorprendida, no esperaba que Alastor correspondiera al abrazo.
Al parecer era su día de suerte.
—No tienes nada que agradecer, querida. —Dijo sin dejar de acariciar el cabello de la rubia —Felicidades por este logro, Charlie —dijo.
Charlie abrió más sus ojos sorprendida pues era la primera vez, desde que se conocieron, que Alastor la llamaba de esa forma, estaba por decir algo cuando las orejas de Alastor captaron el sonido de pasos acercándose por lo que, transformándose en sombra, se separó de la princesa, quien hizo maniobras para no caer. Alastor se materializó de nuevo a unos pasos al costado de ella. Cuando Charlie logró el equilibrio, miró molesta al demonio ciervo dispuesta a reclamar, pero este solo colocó su dedo índice sobre sus propios labios, indicándole silencio y guiñándole un ojo. La simple acción hizo que la princesa se sonrojara y antes que pudiera pedir una explicación, sus amigos se hicieron presentes en la entrada del salón.
—¿Y bien? —dijo Angel.
En el cielo.
Miguel, Gabriel y Lucifer llegaron al cielo. Raguel, Sariel, Remiel y Aarón estaban esperándolos. Aarón se inclinó al ver a Lucifer.
—Rey Lucifer —dijo con respeto.
Lucifer le indicó que se levantara.
—Así que tú eres el causante de todo este alboroto. —dijo Lucifer.
—Mi señor yo… —comenzó a hablar el demonio redimido.
—Tú ya no perteneces a mi reino, Skope ¿o cómo es que te llamas ahora?
—Mi nombre es Aarón… ahora lo recuerdo…
—Bien, Aarón —comenzó a hablar Lucifer —Te felicito por este logro y te agradezco por la felicidad que le has dado a mi querida Charlotte —dijo ofreciendo su mano al demonio redimido. Aarón la tomó nervioso, él respetaba demasiado a Lucifer.
—La princesa Charlie siempre fue muy buena conmigo… Estaba tan nervioso por todo esto que no pude agradecerle… por favor, Rey Lucifer, cuando vea a la princesa dígale que nunca la olvidaré y que le agradezco por haber creído en mí.
—Le haré llegar tu mensaje.
—¡Lucifer! —Sariel se lanzó a los brazos del Rey del averno. Este intentó zafarse del abrazo de su hermano pero el arcángel no lo dejó —¡Tantos siglos sin verte! Acabo de conocer a tu hija, ¡es idéntica a ti! Es preciosa, desde que supe sobre su nacimiento deseaba conocerla pero… bueno… tú sabes…
—Entonces, tú fuiste el segundo ángel que entró a mi reino este día —dijo Lucifer por fin zafándose de aquel abrazo.
—Debes recordar, Lucifer, que yo me encargo de guiar a la almas humanas a sus destinos y encontrarme con este caso fue algo que no podía dejar pasar y necesitaba una explicación. Además, como ya debes saber, Charlotte nunca hizo un acuerdo con nuestro padre por lo que no teníamos idea de lo que estaba pasando.
—Sí, lo sé, Sariel. En fin, solo he venido a formalizar todo esto, tengo cosas que hacer en mi reino. —dijo paseando su mirada por todos los arcángeles presentes.
Miguel lo veía con desconfianza, Gabriel, Remiel y Raguel no sabían bien como interactuar con él, Sariel era el único que verdaderamente estaba feliz de ver a su hermano ahí.
—¡Hermanos! ¡Por nuestro padre! —Dijo Sariel dirigiéndose a sus hermanos —¡Es nuestro hermano por fin, luego de tanto tiempo, aquí, entre nosotros!
—Me da gusto verte, Sa… disculpa, Lucifer —dijo Raguel.
—Te ves diferente —apuntó Remiel.
—Ah, sí. Nuestro padre me hizo el favor de darme una apariencia ad hoc al lugar al que me envió.
—Al lugar que te ganaste, Lucifer — Dijo Miguel.
—Solo porque papi todopoderoso intervino pero, tú sabes, Miguel, que nunca pudiste en una pelea contra mí. Por algo yo era su mano derecha. —dijo con burla el ángel caído.
El arcángel y el ángel caído se pusieron frente a frente. Retándose con la mirada. Había rencor en la mirada de Miguel y burla en la de Lucifer.
—Y ahora estoy al nivel de papá, tanto que tienen que enviarte a buscarme para tratar los temas de adultos. —Dijo con sorna —Mientras tú sigues jugando al soldado, yo soy Rey. —Remató.
Miguel estaba por echársele encima para golpearlo, pero Raguel y Remiel intervinieron, apartando a Miguel y Lucifer respectivamente.
—¿No podrían dejar de competir? —Dijo Sariel —Ambos han sido importantes para padre. Sé que Lucifer hizo mal en retarlo…
—¿En serio hice mal? —Preguntó en tono burlón Lucifer. Sariel solo lo miró y continuó.
—Pero ya ha pasado mucho tiempo luego de eso —continuó Sariel —y Lucifer ha mantenido su palabra: no ha intervenido en los designios de nuestro padre.
—Aun cuando él sí ha intervenido en mi reino —Recalcó Lucifer, refiriéndose a los exterminios anuales.
—Padre te está haciendo un favor. Ya no podías con la sobrepoblación en el infierno. —Dijo Miguel.
—Tal vez no habría sobrepoblación si pudiera controlar a su amada creación. Pero, ni siquiera pudo doblegarme a mí —dijo extendiendo los brazos —su hijo.
Gabriel, quien en algún punto de la discusión ya se había retirado, hizo acto de presencia en medio de todos.
—Padre ha firmado el trato para los redimidos, falta tu firma, Lucifer. —Dijo entregando el pergamino con el trato a Lucifer
Lucifer soltó una risa.
—Tan atento como siempre. No tiene tiempo de ver al hijo pródigo. —Dijo mientras leía el contrato. Una vez se cercioró que no había alguna cláusula que perjudicara al proyecto de su hija, Lucifer lo firmó y le entregó el pergamino de nueva cuenta a Gabriel. —Bien. Ya está hecho.
Apenas terminó de decir eso, Aarón perdió por completo su apariencia demoniaca, quedando por completo con apariencia humana.
—Esto es increíble —dijo Aarón viendo sus manos y brazos con su coloración normal, tenía décadas sin verse así —podré ver a mi familia, mi madre… podré pedirle perdón —dijo con voz ahogada mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Corrió hacia Lucifer y le tomó una de sus manos —Señor Lucifer, muchas gracias, por favor, dígale a la señorita Charlie que le agradezco todo.
Lucifer estaba por soltar su mano de manera déspota, pero se conmovió por el agradecimiento del humano. Sabía perfectamente que si su hija estuviera ahí, ella seguro estaría hecha un mar de lágrimas abrazando al humano, por lo que, colocó su otra mano en el hombro del redimido y dio un par de palmadas.
—Con gusto le daré tu mensaje. —dijo con una sonrisa sincera.
Sariel tomó del hombro a Aarón.
—Es hora de entrar al cielo. —Le dijo.
El humano asintió.
—Hasta luego, Rey Lucifer.
—Adiós, Aarón.
Sariel dirigió a Aarón a la entrada del cielo, Lucifer desplegó sus alas. Estaba por partir pero se detuvo un momento.
—Denles mis saludos a Uriel y Rafael. Aunque no lo crean, fue agradable verlos a todos ustedes de nuevo. Incluso a ti, Miguel.
Sariel sonrió ampliamente, Raguel, Gabriel y Remiel sonrieron sinceros y Miguel solo asintió. Lucifer emprendió vuelo y se retiró hacia el infierno.
—Envíales nuestros saludos a Lilith y Charlotte —Dijo Gabriel lo suficientemente alto para que Lucifer lo escuchara.
—Las alas negras lucen bien —dijo Sariel viendo a Lucifer descender a toda velocidad. Sus hermanos se echaron a reír, incluso Miguel.
En el hotel, Charlie ya le había contado todo lo ocurrido a Angel, Husk y Niffty. Alastor se había retirado para calmar a los huéspedes que seguían nerviosos por la aparición de los ángeles en el hotel. Cuando llegó la hora, Niffty se retiró para preparar la comida y Husk se fue al bar.
—Entonces… —comenzó a decir Angel —¿cómo estuvo el primer encuentro entre papi Lucifer y Alastor?
—¿Cómo debería haber sido? creo que mi papá lo estuvo analizando y creo que Alastor le dio a entender que ni siquiera él lo intimida.
—Hmm no le teme al suegro~ —dijo Angel con una sonrisa burlona —Me parece un buen punto a su favor, Charls.
Charlie se rio nerviosa.
—Angel… Creo que todo este tiempo has tenido razón…
—¿En qué, princesita? —Preguntó extrañado por el tono de voz serio de la princesa infernal.
—Me gusta Alastor —dijo tratando de ocultar su rostro con su cabello.
Angel sonrió y descubrió el rostro de la princesa.
—Eso ni siquiera tenías que confesármelo, Charls. La pregunta es: ¿le dirás?
—¿Qué? No, no, no, no, no ¡absolutamente no! —dijo negando repetidamente con la cabeza y manos frente a Angel.
—Entonces, ¿qué sentido tiene que me digas que te gusta el venadito?
—Quería compartirlo contigo porque eres mi amigo… —dijo sonriendo tímida.
—Me halaga ser el amigo de confianza de la princesa del infierno pero, creo que puedo hacer algo más por ti, princesita.
—¿Más?
—Charlotte Magne, si el chulo de fresa de verdad te gusta, yo te puedo ayudar a que lo tengas comiendo de la palma de tu mano.
—Pero qué dices, Angel… —dijo nerviosa.
—Lo digo en serio, Charl. Si no fuera porque me encanta Husky, yo mismo estaría tras ese caballero atrapado en los años 20.
—Aun así, Angel… Sé que Alastor me gusta… y me gusta mucho —admitió —pero me estoy frenando y mentalizando que no me puedo ni debo enamorar de él… Al final de cuentas no podría llegar a nada más con él… él no es un demonio original y sé que el linaje Magne debe continuar… algún día.
—Sería interesante ver al demonio más despiadado como el príncipe de este lugar… pero, entiendo lo que dices, Charlie. Dime, ¿por qué no dejar que sea tu príncipe por un tiempo? ¿Sabes cuánto elevaría su ego si sabe que la princesa del infierno puso sus ojos en él? Me contaste sobre Seviathan y puedo darme una idea de cómo fue tu relación con la plana… Deberías darte la oportunidad de disfrutar este tiempo antes que tu obligación como princesa te alcance, claro, siempre ten presente que no te puedes enamorar de él y, no te preocupes por él, dudo mucho que ese proxeneta tenga sentimientos, jajaja… —Angel dejó de reír cuando vio que Charlie se entristeció por su último comentario.
—Tienes razón, Angel. Dudo mucho que Alastor se enamore de mí —dijo con una sonrisa triste.
—Bueno, tal vez ese freak no se pueda enamorar pero, eso no quita que le puedas gustar. No deja de ser un hombre y tú, tienes un cuerpo digno de una súcubo escondido bajo ese aburrido smoking que siempre usas. No creas que no vi cómo te comió con la mirada el día que usaste falda.
—No fue así… pero sí me hizo un cumplido muy lindo —dijo sonrojada.
Alastor había regresado luego de calmar los ánimos en los huéspedes del hotel. Había llegado al salón justo en el momento en el que Charlie había confesado gustar de él y, tal como Angel lo había dicho, su ego se elevó más allá del cielo, su sombra se separó de él y sonrió de igual forma, además, ella ya estaba más interesada en la princesa del infierno de lo que su propio amo creía. Estuvo escuchando unos momentos hasta lo que su propia educación consideró prudente.
—¡Ah! ¡Charlotte querida, seguías aquí!—dijo entrando de nueva cuenta al salón.
Angel y Charlie dieron un respingo al escucharlo.
—Hola venadito~ —dijo coqueto Angel.
—Oh, Angel, ¿hoy no ayudas a Husk en el bar? Según sé, a esta hora ya está en funcionamiento —dijo sacando su reloj de bolsillo y viendo la hora.
—A esta hora él se las puede arreglar solo, por lo regular comienzan a pedir bebidas preparadas un poco más tarde —dijo Angel elevando los hombros despreocupado pero luego recordó la situación de Charlie —aunque acabo de recordar que debo bañar a mi Fat Nuggets así que aprovecharé este tiempo antes de ir al bar. Nos vemos~—Se despidió Angel, dejando a solas a Charlie con Alastor.
Una vez solos, Charlie rompió el silencio.
—¿Qué se te ofrece, Alastor? —Preguntó tratando de controlar los nervios que ahora le daban tras reconocer que se sentía atraída por el demonio carmesí.
—Solo venía a informarte que la histeria en el hotel ya ha sido controlada, los huéspedes ya están avisados que los ángeles que estuvieron por aquí hoy no venían con intensiones hostiles por lo cual no deben preocuparse.
—Muchas gracias, Alastor. —Dijo sincera.
—Estoy para servir, Charlotte. —Dijo haciendo una reverencia —¿Alguna noticia del Rey Lucifer?
—Sí, cuando te fuiste a calmar a los huéspedes mi madre me llamó. Mi papá regresó directamente al castillo, dijo que firmó un trato con Dios y Aarón pudo finalmente ingresar al cielo… Dijo que Aarón estaba sumamente agradecido conmigo —dijo con un leve rubor —y que le encargó mucho a mi papá que me lo hiciera saber.
—Esas son excelentes noticias, querida.
Se quedaron unos segundos en silencio.
—¿Sabes Alastor? —Dijo llamando la atención del Demonio Radio —Hoy ha sido un día muy feliz para mí, han pasado cosas que, al despertar esta mañana, no pensé que pasarían… primero un huésped logró la redención, después mi papá dijo estar orgulloso de mí y, finalmente, tú me llamaste "Charlie". Creerás que es algo sin importancia pero, para mí significa mucho… Siento que nos hemos acercado más, como te dije antes, te aprecio mucho Alastor y…
Su monólogo fue interrumpido por un abrazo repentino del demonio carmesí, quien la rodeó con sus brazos y recargó su barbilla en la cabeza de la rubia.
—Alastor…
—Disculpa este atrevimiento, Charlotte pero, necesitaba comprobar una cosa —dijo con voz calmada.
—¿Ah sí? ¿Y qué es lo que necesitabas comprobar? —Dijo con la cara a reventar del sonrojo que tenía.
—Que el contacto contigo, si no me toma por sorpresa, no me molesta en absoluto, querida. —Dijo sin soltar su agarre, Charlie, con sumo cuidado, elevó sus brazos para corresponder al abrazo, esperando no arruinar el momento. —Se dice que hay una primera vez para todo y que toda regla tiene su excepción. Creo que tú eres mi excepción, Charlotte.
—¿Y tú estás bien con que sea yo, Alastor? —preguntó nerviosa, sin despegar su rostro del pecho de Alastor.
—Creo que no pudo haber sido alguien mejor, querida. —dijo separándose un poco de la rubia y llevando sus manos ahora a las mejillas de la chica, elevando el rostro de la misma para poder verla directo a los ojos —te lo dije antes, ¿no? Existen demonios atractivas, otras inteligentes y tú, Charlie, eres ambas —dijo acercando más su rostro al de Charlie casi al punto de rozar sus labios, ella perdió el aliento pero luego dirigió su camino a la frente de la rubia, depositando un tierno beso que terminó por desarmar a la princesa.
Alastor soltó el rostro de la chica y retrocedió un par de pasos. Charlie se quedó inmóvil viendo hipnotizada los ojos rubíes del demonio frente a ella.
—Tal vez mi situación personal quede resuelta antes de lo que imaginé —dijo Alastor antes de desaparecer del lugar.
En la mansión Magne.
Lilith y Lucifer estaban en su comedor, degustando sus alimentos mientras conversaban.
—Entonces, no viste a Dios.
—Solo vi a algunos de mis hermanos que, por cierto, te envían saludos, querida.
—¿Ah, sí? —Dijo elevando una de sus cejas, escéptica —¿Incluso Miguel?
—Miguel siempre estuvo a la defensiva pero cuando vio que Dios había firmado el acuerdo ya no pudo hacer o decir nada. Ya sabes cómo es él.
—Nunca te perdonó que lo hayas abandonado —dijo Lilith con burla.
—Que haya traicionado a su padre, Lilith. Eso es lo que no me perdona.
—Lucifer, por favor. Miguel y tú eran las manos izquierda y derecha de Dios, eran los hermanos más unidos. Me atrevo a decir que Miguel te admiraba casi en la misma medida que admira a su padre.
—Eso ya no importa, Lilith. Como le dije a él: él y yo estamos en diferentes ligas. Yo soy el "Dios" de este lugar, estoy al nivel de su padre. Él sigue siendo un sirviente…
—Ouch, qué duro eres con mi cuñado —dijo Lilith antes de tomar su vino. —A propósito de siervos, ¿conociste al Demonio Radio? Según sé, él es de la especie de ciervos.
—Ah, sí. Se mantuvo respaldando a Charlotte durante las negociaciones. De hecho, al final dio un discurso muy atinado que le mostró a nuestra hija que no todo sale exactamente como lo deseamos.
—¿Y qué tal es él? ¿Es tan intimidante como todos dicen?
—Alastor es… interesante. Cínico. Me atrevo a decir que ni siquiera me teme… y eso no me gusta… —dijo Lucifer entrecerrando los ojos y jugueteando con una de sus manos sobre la mesa.
—¿Crees que tú debas temerle? —Pregunto inquisidora.
Lucifer soltó una carcajada.
—El que no me guste que no me tema no es porque crea que se siente más poderoso que yo. Es cuestión de respeto. El Demonio Radio es narcisista.
—¿Crees que nuestra Charlotte corre peligro con él cerca?
—No lo sé… No vi algún comportamiento hostil de su parte hacia Charlotte y ella le tiene plena confianza. Es un alma humana excéntrica… De hecho… su actitud me recuerda a alguien pero no identifico a quien…
—¿Uno de tus hermanos?
—No, no… Alastor no tiene los rasgos que cualquiera de mis hermanos… me atrevería a decir que tiene ciertos rasgos parecidos a mí pero, algo de él me recuerda más a alguien más, alguien que no soy yo.
—No pienses demasiado en eso… Solo, asegúrame que Charlotte no corre ningún peligro con él cerca.
—Charlotte nos ha demostrado que ella es capaz de hacer grandes cosas, tengo entendido que ella usó su poder de la palabra sobre él. En todo caso, me mantendré al pendiente.
—¿Viste a Vaghatta?
—Solo estuve en un salón. No vi a ningún otro huésped. ¿Qué sucede con ella?
—Creo que Charlotte terminó su relación sentimental con ella.
—Huh… parece que Charlotte se está esforzando por complacerme —dijo con orgullo Lucifer.
—No te atribuyas cosas, querido. Creo que nuestra hija está interesada en otro demonio. Un huésped del hotel. Pero, antes que estalles en cólera, me parece que son sus instintos de súcubo que han despertado. Nada de qué preocuparse.
—Se trata de mi hija. No me complace saber que esos instintos han despertado en ella y menos por un demonio humano —dijo Lucifer desganado. Lilith se rio por la reacción de Lucifer.
—Sin embargo nunca te quejaste que yo fuera de esa clase de demonio, querido.
—No hay punto de comparación, Lilith. Es mi hija. Mi Manzanita. No me complace que ningún demonio ponga sus sucias manos sobre ella. Solo espero que ella tenga la suficiente inteligencia para por lo menos elegir bien.
—Aunque no lo creas, me preocupa lo mismo. Charlotte tiene que hacerse valer. Y, solo para puntualizar algo: querido, ambos sabíamos que esto pasaría en algún momento, el legado Magne debe continuar.
—El legado Magne debo continuar… —Reafirmó serio Lucifer.
En la zona Sureste del pentagrama, los hermanos Von Eldritch a través de la televisión todo lo relacionado con la noticia del primer demonio redimido por el Hazbin Hotel, el proyecto por el que meses atrás la princesa infernal se había convertido en el hazme reír de todo el infierno y ellos se habían alegrado que su hijo no hubiera contraído matrimonio con ella.
El 666 News había estado todo el día intentando entrar al hotel pero, al parecer el hotel estaba siendo protegido por alguna especie campo de fuerza invisible.
—Parece que tu ex no es tan estúpida como pensamos, ¿eh, Sevi? —decía con burla Hellsa.
—De cualquier modo no es como si fuera a hacer una gran diferencia. Por cada demonio que mande al cielo llegaran cien.
—Niños, llegaron Valentino, Vox y Velvet —anunció su madre siendo seguida por los demonios mencionados anteriormente, estos soltaron unas risitas de burla al escuchar a Bethesa llamar "niños" a Seviathan y Hellsa.
Seviathan contuvo sus deseos por reclamarle a su madre para no dar mayores motivos a los recién llegados y Hellsa solo dio un bufido.
—Señores, es un placer recibirlos en nuestro hogar —dijo Seviathan extendiendo los brazos hacia los recién llegados, con una sonrisa arrogante.
—Hellsa, ve y llama a tu padre. Dile que nuestros invitados ya están aquí. —Ordenó Bethesa.
Hellsa rodó los ojos y salió de la sala, no sin antes saludar gustosa a Velvet, una de sus mejores amigas.
—Supongo que ya se enteraron del "logro" de nuestra princesa —Dijo con desdé, Bethesa.
—Oh, no hay otra noticia en todos los canales —dijo con fastidio Vox mostrando diferentes imágenes en su pantalla sobre las notas acerca del Hazbin Hotel.
—Y ni siquiera han hablado con Charlotte —bufó Velvet —los reporteros no han podido ingresar al hotel.
—No me extraña. Seguramente es obra de Alastor y no tardará en hacer una transmisión especial a través de la radio. —Dijo Vox.
—¿Qué pretenderá el Demonio Radio apoyando a la princesa? No es el tipo de demonio que haría eso… —Dijo Bethesa.
—Algún trato, quizá… —dijo Velvet.
—Pero, ¿con quién? ¿Charlotte? —dijo Seviathan —Ella nunca aceptaría hacer un traro con él. Es demasiado orgullosa.
—Parece que la conoces bien, Seviathan. —Dijo Vox.
—Oh, Vox bebé —dijo Velvet recargándose en el pecho del demonio de las telecomunicaciones —lo que pasa es que nuestro guapo y coqueto Sevi es el ex novio de la princesa.
—Eso fue hace mucho tiempo —dijo Seviathan restándole importancia al hecho.
—Entonces, estuviste a un paso de la corona. —dijo sorprendido Vox.
—Sí, pero Charlotte lo mandó a volar por infiel —respondió burlesca Velvet.
—Era de esperarse. Eres fan de las chicas de Valentino.
Seviathan sonrió con sorna y Bethesa hizo una mueca de asco.
Valentino había estado callado todo el tiempo, no deseaba estar ahí. Estaba molesto por estar a merced de Alastor y detestaba ver los grilletes en sus muñecas y tobillos.
Hellsa y Frederick llegaron a la sala.
—Bien. Es momento de hablar de negocios.
Todas las sombras espías de Alastor, estuvieron atentas a lo dicho en la reunión.
En el hotel.
Alastor, sentado en una de sus sillas, observaba por su ventana cómo los reporteros seguían intentando entrar al hotel, esos demonios insignificantes no se rendían.
Estaba agotado. Con todas las sombras que había enviado a espiar a los otros Overlords, las sombras vigilantes en el hotel y el campo de fuerza que estaba protegiendo al hotel sus energías se estaban consumiendo muy rápido. Esperaba que para la hora de dormir los reporteros se hayan retirado, necesitaba descansar.
Su sombra estaba a su lado, vigilando a su amo.
Posó su codo en el reposabrazos y en sus nudillos su sien. Cerró los ojos y recordó la voz de Charlie diciendo que gusta de él, además de la sensación extraña de tenerla entre sus brazos en un auténtico abrazo dos veces en ese día.
El hilo de sus pensamientos fue interrumpido por los golpes en su puerta y la voz de Niffty.
—Señor Alastor, la cena está lista.
Alastor abrió los ojos, en su misma posición respondió.
—Enseguida bajo, querida Niffty.
—Muy bien. —y se retiró.
—Te necesito, amigo. —dijo Alastor a su sombra. La sombra de inmediato regresó al cuerpo de Alastor. Las ojeras de Alastor disminuyeron un poco.
Con algo de pesadez se puso de pie y caminó a paso lento hacia el exterior de su habitación. Cuando abrió la puerta, Charlie también estaba saliendo de su habitación.
—Alastor, ¿vas al comedor? —dijo Charlie con una gran sonrisa al ver al Demonio Radio.
Quizá hoy me vuelva a ofrecer su brazo para bajar juntos. Pensó la chica.
—Así es, querida. —Respondió con menos ánimo de lo habitual, solo así, Charlie notó las marcadas ojeras
—Alastor... —dijo acercándose al demonio.
Alastor estaba demasiado cansado como para escabullirse en forma de sombra por lo que no tuvo más remedio que mentalizarse que iba a ser tocado de nuevo por la princesa. Cuando Charlie estuvo frente a él, tal y como esperaba, ella le tomó las mejillas y lo hizo bajar la mirada.
—No te preocupes, dulzura. Solo necesito comer algo y descansar.
—Pero, ¿por qué? ¿Por qué estás tan agotado hoy? ¿La cercanía con los ángeles te afectó o…
Alastor rio y, poniendo sus manos sobre las manos de la princesa, las retiró de su rostro, pero no las soltó cuando estuvieron abajo.
—No es eso, Charlie —dijo con su expresión cansada pero que a la rubia le pareció dulce —desde que tu padre se fue con los arcángeles coloqué un campo de fuerza para impedir que demonios ajenos al hotel ingresaran a importunarte a ti o a cualquiera de los huéspedes. Recordando lo ocurrido en el noticiero meses atrás, no consideré que ellos fueran dignos de una palabra tuya —dijo soltando una de las manos de la rubia para llevar la propia hasta el rostro de la princesa y acariciar gentilmente su mejilla y sus labios con su pulgar.
Charlie se sonrojó por la situación: Alastor a gusto con su cercanía, tomando una de sus manos, acariciando su rostro con la otra y explicando gentilmente lo que sucedía.
—Te tomas muchas molestias conmigo, Alastor. No deberías. —Dijo Charlie apenada.
—Nada es molestia si se trata de ti, Charlie —Dijo Alastor llevando la mano de Charlie que estaba tomando hacia sus labios dando un beso.
La rubia sentía que su corazón se iba a salir de su pecho. No era posible. Parecía que ahora que sabía que le gustaba Alastor se emocionaba más con las acciones de él cuando él no estaba actuando diferente a lo usual ¿cierto? Tal vez lo único diferente era el hecho que él aceptara su cercanía física.
—Alastor, ¿crees que si haces una de tus transmisiones de radio en la que yo diga lo ocurrido hoy en el hotel los reporteros se vayan?
Alastor no cambio su expresión pero en el fondo estaba complacido por lo rápido que la joven Magne había deducido la solución sin él tener que sugerirlo.
Es verdaderamente inteligente. Si tan solo no fuera tan ingenua. Pensó.
—Es probable que pierdan el interés por tener la exclusiva.
—Entonces, ¿qué te parece si después de cenar hacemos una transmisión? Recuperas un poco de tu energía luego de cenar y yo doy el mensaje. También, podrías retirar a tus sombras que hacen guardia, si quieres solo por esta noche, los huéspedes no lo notarían. ¿Ellas también te consumen energía, verdad?
Alastor asintió.
—¿Hacemos eso, Alastor?
—Me parece una excelente idea, querida. —dijo atrayendo a la princesa hacia él, dando un suave jalón al brazo donde la tenía tomada, pasando su otro brazo por la espalda de la rubia, a la altura de su cintura.
Verdaderamente no es un martirio el contacto físico con Charlotte Pensó sorprendido el Demonio Radio.
Charlie inundó sus fosas nasales con la fragancia del demonio ciervo, era bastante agradable, la llenaba de paz, o eso es lo que creía pues no podía controlar los latidos de su corazón.
—Mon beau et intelligent démon—dijo en fluido francés Alastor antes de depositarle un beso en la mejilla a la rubia.
Charlie no había entendido lo que el demonio carmesí le había dicho, pero ese beso hizo que su corazón estallara: Si su intención era no enamorarse del demonio ciervo, estaba fallando patéticamente.
Luego de eso, Alastor chasqueó los dedos de la mano que sostenía por la espalda a la chica y al instante decenas de sombras regresaron a él, las ojeras redujeron un poco ante los ojos de la rubia y el semblante del demonio carmesí se volvió un poco más vivaz.
—Al… ¿qué haces? —preguntó tímida la rubia.
—Siguiendo tu plan evidentemente, querida —dijo como si fuera la cosa más obvia.
—No, no… me refiero a… tu cercanía conmigo y… tus besos… —dijo desviando su mirada de la mirada rubí.
—Viendo hasta qué punto eres mi excepción, querida —respondió.
—Entonces, ¿solo son pruebas? ¿Soy un experimento? —preguntó seria.
—Oh, claro que no… El único que está a prueba aquí soy yo, Charlie. Quería probarme a mí mismo, quería ver qué tan coordinados estaban mis deseos.
—¿Deseos? —Cuestionó curiosa la princesa.
—Así es, querida. Nunca antes había tenido el deseo de sentir la cercanía de alguien hasta que apareciste tú, pensé que sería tu energía demoniaca pero, luego de eso, supe que lo que deseaba, perdón, deseo, es tu cercanía física. Aunque todavía no descifro por qué. —Dijo con aparente inocencia.
—¿Soy la primera que te hace sentir así?
—Así es, querida.
—¿Y sabes qué es esa sensación?
—No tengo la menor idea, Charlotte. Espero que tú me puedas ayudar a resolver esta situación que se me ha presentado.
—Ejem —Angel llamó la atención, haciendo que Charlie se alejará de un salto hacia atrás, Alastor simplemente se acomodó su monóculo y pajarilla.
—¿Qué se te ofrece, Angel? —preguntó Alastor, sin mostrar incomodidad o molestia por haber sido visto en aquella situación.
—Subí a buscarlos ya que Husky, Niffty y yo los estamos esperando para cenar pero, si prefieren —dijo dedicando una mirada cómplice a Charlie —puedo decirle a Niffty que les suba la cena para que ustedes continúen con lo suyo~ —dijo guiñándole un ojo a Charlie.
—No es necesario Angel, ya bajamos —respondió Alastor.
—Como digas, venadito. Yo bajaré primero —dijo Angel dando media vuelta alejándose del par.
Cuando Angel desapareció por las escaleras al final del pasillo, Alastor regresó su vista hacia Charlie quien solo miraba la pared contraria a él como si fuera la cosa más interesante y con un notorio rubor en sus mejillas. Avanzó un poco y se colocó frente a ella, asegurándose que no pudiera fingir no verlo.
—Allez, ma chérie? —dijo Alastor ofreciendo su brazo, Charlie de nueva cuenta no entendió lo que el demonio carmesí le había dicho, pero lo que sí sabía era que le había ofrecido su brazo para bajar juntos al comedor, por lo que lo aceptó gustosa.
En el comedor, Angel comenzó susurrarle a Niffty.
—Loli…
—Dime Angel —susurró también, siguiéndole el juego.
—Mira hacia a la entrada y espera… te va a encantar —dijo guiñándole el ojo.
Niffty asintió varias veces y dirigió su mirada hacia la entrada del comedor, algunos segundos después vio entrar a Alastor, en compañía de Charlie, hablando de manera muy personal, con el demonio carmesí con su usual sonrisa sin despegar su mirada de la mirada de la rubia y a Charlie con sus mejillas encendidas escuchando atentamente lo que Alastor le decía mientras lo veía como si fuera la cosa más bella que haya visto jamás.
Niffty comenzó a dar pequeños saltitos en su lugar, poniendo sus manos sobre su boca para evitar sacar un grito de emoción mientras Angel solo se recargó en su respaldo cruzando ambos pares de brazos mientras veía orgulloso a su amiga "triunfando" con el demonio que le estaba robando el sueño.
Alastor y Charlie se detuvieron antes de llegar a la mesa, siguiendo su conversación, al parecer hablaban sobre una transmisión y Charlie decía algunas ideas, Angel aprovechó esos momentos para mover a Husk de lugar.
—¡¿Qué mierda te pasa, maldito afeminado?! —Dijo molesto por lo hecho por Angel.
—No te molestes Husky~, lo que pasa es que Charls y Alastor están conversando y creo que estarían mejor si el chulo de fresa toma asiento a un lado de ella… —respondió Angel.
—¿Y por qué no le das tu asiento? —dijo todavía molesto.
—Oh, buena idea gatito. Entonces me sentaré a tu lado.
—¡Ni lo sueñes! —Dijo a Angel —¡Tú, maldito bastardo, toma puto asiento a lado de la niña y ya comencemos a cenar, maldita sea! —Le gritó a Alastor, interrumpiendo la conversación entre él y Charlie.
Charlie miró con algo de pena a los presentes, era verdad. Ellos llevaban rato esperándolos.
—Lo siento mucho chicos, no volverá a pasar —Se disculpó sincera.
—Mis sinceras disculpas, camaradas. —Dijo Alastor con una ligera reverencia.
—No hay problema chicos —dijo Niffty aun conteniendo su emoción por lo visto momentos antes.
Charlie se dirigió a su silla y Alastor se apresuró a retirar la silla para ella.
—Gracias, Al. —Dijo con una gran sonrisa.
—My pleasure, my dear —respondió Alastor, yendo hacia el asiento que Angel había desocupado para él. —Bon appétit!
—Merci. À toi aussi. —Respondió Niffty.
—Oh! je vois que tu n'as pas oublié, ma chère. —Dijo Alastor.
—Jamais, monsieur.
Angel y Husk ignoraron ese intercambio de palabras, para Husk no era novedad escuchar a Niffty y Alastor hablar en francés, incluso con el paso del tiempo ya lograba comprender algunas cosas. Angel igual, en vida su familia tenía contactos de todas partes del mundo y en alguna ocasión él tuvo que viajar a Francia, por lo que reconocía lo primero dicho por Alastor y la primer respuesta de Niffty. Lo demás estaba fuera de su limitado conocimiento del idioma.
Charlie estaba algo intrigada por la familiaridad con la que Niffty y Alastor hablaban ese idioma. Había escuchado a sus padres hablar en diferentes idiomas, incluido ese pero ella nunca se había interesado en aprender porque, literalmente, tenía toda una eternidad para hacerlo pero, ahora que veía a Alastor intercambiar palabras con alguien más y que ella no pudiera entenderlo la hacía sentirse un poco más alejada de él.
Intentó alejar esos pensamientos por el momento y comenzó a degustar su cena.
Más tarde esa misma noche, Charlie estaba en la habitación del Demonio Radio, el solo recordar lo ocurrido anteriormente la hacía sentirse intimidada. Veía a Alastor acercar otra silla para él al escritorio frente al ventanal, a ella ya la había instalado en él.
—Muy bien Charlotte, ¿estás lista? ¿Ya escribiste lo que vas a decir? —Preguntó Alastor tomando asiento en la silla al costado de su escritorio.
Charlie miró la hoja con su guion escrito, repasó todo en busca de errores y respiró para calmar sus nervios.
—Estoy lista, Al. Hagamos esto. —Dijo segura.
—Lo harás bien, querida. —Dijo Alastor poniendo su mano sobre la mano de Charlie en señal de apoyo, luego la retiró, chasqueó los dedos y apareció su micrófono, se puso de pie para su propia comodidad, Charlie fue testigo del cambio de apariencia del demonio, sus astas crecieron, sus ojos se volvieron diales y pudo sentir como una corriente de energía se expandió desde el cuerpo del demonio carmesí hacia el exterior y el demonio volvió a su apariencia normal, comenzando a hablar haciendo ademanes teatrales mientras lo hacía.
—¡Muy buenas noches habitantes de Ciudad Pentagrama y los 9 círculos del infierno en general! Les habla su locutor favorito: el carismático y poderoso Alastor —sonidos de ambiente antiguos, como gritos y aplausos sonaron al mencionar su nombre —Esta noche hago una de mis transmisiones especiales no para compartir una de mis masacres ¡no, no, no! Para eso están los exterminios anuales ¡HA, HA! —Risas pregrabadas se escucharon —Charlie frunció el ceño por el chiste de Alastor, este solo ensanchó más su sonrisa por la reacción de la rubia —En fin, mis amigos, esta noche me acompaña una invitada muy especial: la primogénita del Rey Lucifer, dueña y fundadora del Hazbin Hotel, nuestra bella, poderosa e inteligente princesa infernal: ¡Charlotte Magne! —De nuevo gritos y aplausos —Princesa, tiene usted la palabra —dijo Alastor, entregando el micrófono y tomando asiento de nuevo.
Charlie tomó el micrófono y un breve pánico la invadió, pero de nueva cuenta Alastor le demostró su apoyo usando su magia para poner frente a ella su guion.
—¿Ho… hola? Buenas noches a todos… —Alastor la animó a continuar —Sé que muchos de ustedes han estado nerviosos por la presencia de ángeles que se dio hoy, quiero anunciarles que no hay nada de qué preocuparse: esos ángeles vinieron para hablar conmigo y con mi padre ya que, tengo la alegría de informarles que hoy el Hazbin Hotel, gracias al esfuerzo de todos, ¡logró redimir al primer pecador! —dijo con mayor seguridad, poniéndose de pie, ignorando ya su guion, Alastor dejó las hojas sobre el escritorio y siguió observando con atención a la princesa que ahora se desenvolvía más segura de sí misma —Así como lo oyeron, mis amigos —Alastor rio por el hecho que Charlie usó una de sus muletillas —Hoy, el Hazbin Hotel hizo valer su existencia, la redención es posible, es posible dejar de tener exterminios anuales, es posible que muchos de ustedes se puedan reunir con sus seres queridos en el cielo. Por favor, confíen en mis palabras: yo, como su princesa infernal haré todo lo que esté en mis manos para que nunca más ni una sola alma deje de existir. Por lo que les recuerdo: ¡el Hazbin Hotel tiene sus puertas abiertas para todos! —dijo con mucho ánimo.
Alastor llamó a su micrófono, este se movió hasta sus manos.
—¿Qué les parece, mis amigos? ¡El proyecto de la princesa es una realidad! Por lo que, hago una atenta invitación a todos los demonios que no se sientan capaces de sobrevivir al siguiente exterminio acudan al Hazbin Hotel en busca de su redención. Recuerden que el infierno no es lugar para almas débiles ¡HA, HA! Bueno amigos, eso es todo por esta transmisión, cualquier duda o comentario acérquense al Hazbin Hotel y con gusto el staff les atenderá. Sin más por el momento se despide de ustedes: Alastor, el Demonio de la Radio. Manténganse sintonizados…
Luego de eso, los ojos de Alastor volvieron a volverse diales por unos segundos y cortó la transmisión, desapareciendo su micrófono también.
—¡Wow! Eso fue increíble, Alastor, ¿crees que todos oyeron el mensaje? ¿Crees que debí dar mayores detalles? —Decía Charlie emocionada hasta que se extrañó por no recibir respuesta por parte del demonio carmesí, entonces lo vio recostado de lado en el escritorio, con las ojeras más marcadas que antes, Umbra apareció y pudo ver como la poca fuerza que estaba en los músculos de Alastor lo abandonaron.
—¡Alastor! —Charlie corrió hasta quedar a lado de él, lo tomó del rostro y el demonio no respondió —Lo siento, Al, lo siento…. Ya estabas cansado, debí esperar hasta mañana… —dijo preocupada de ver que estaba desvanecido.
Umbra la apartó de su amo lo más amable que pudo y cargó al demonio hasta la cama del mismo, recostándolo con cuidado.
—¿Estará bien? —Preguntó de pie junto al escritorio, viendo angustiada al Demonio Radio. Umbra regresó a su lado y revoloteó un poco, tratando de calmarla.
Charlie se acercó con cuidado a la cama del demonio, Alastor estaba dormido. Era increíble la manera en que su semblante se transformaba al no tener esa sonrisa. Le gustaba su sonrisa, pero debía admitir que verlo así, le gustaba un poco más. Se sentó a la orilla de la cama y acarició con cuidado el cabello que caía despeinado en su frente, era bastante suave, vio sus orejas y con sumo cuidado las acarició, eran todavía más suaves, parecían de peluche.
Cómo alguien tan despiadado puede llegar a ser tan tierno.
Pensó mientras seguía acariciando el cabello del demonio. Bajó su mano hacia el rostro de Alastor. Su piel también era suave.
—Muchas gracias por todo, Alastor. —susurró con ternura acariciando todavía su mejilla.
Miró su monóculo y concluyó que lo menos que podía hacer por su querido socio era ayudarle a estar cómodo. Con cuidado le retiró el monóculo y lo puso en su mesa de noche. Desabrochó su saco y, con ayuda de Umbra sentó a Alastor para poder quitarle el saco. Luego procedió a desabrocharle su pajarita. Se detuvo unos segundo sin despegar la vista del demonio carmesí, y luego prosiguió a desabrochar su camisa. De nueva cuenta tenía ante ella el torso desnudo de Alastor ante ella y de nuevo se quedó maravillada por lo en forma que estaba, además de intrigada por todas esas cicatrices que lo cubrían.
Prosiguió con su tarea, yendo hasta los pies de la cama para retirarle los zapatos, cuando lo hizo, creyó su tarea completada, pero luego subió su mirada hasta la cadera del demonio y vio el cinturón. Debía ser incómodo dormir con el cinturón abrochado. Con cuidado subió de nuevo a la cama y, ante la atenta mirada de Umbra, desabrochó el cinturón y el pantalón del demonio carmesí. Se alejó apenada. Daba gracias a su padre que Alastor estuviera agotado sino seguro la habría apartado haciendo uso de sus tentáculos.
Miró de nuevo al demonio, se veía tan vulnerable…
Se recostó a su lado, viendo atentamente al demonio, aspirando su aroma. Por raro que pareciera, aunque Alastor estuviera dormido, ella se sentía segura a su lado.
—En verdad me gustas mucho… —susurró volviendo a acariciar el cabello de Alastor con su mano. Estuvo así unos minutos hasta que se dio cuenta que se estaba quedando dormida. Umbra estaba vigilando todo al pie de la cama.
—Ya dejaré en paz a tu amo —le dijo Charlie incorporándose en la cama —Cuídalo mucho esta noche, ¿sí? Cualquier cosa estoy en la habitación de enfrente.
Umbra asintió, Charlie volvió su vista hacia Alastor y sin poder resistirse más, deposito un tierno beso en una de las mejillas de Alastor.
—Buenas noches, Alastor. —Le dijo.
Finalmente se puso de pie y salió de la habitación. Umbra revoloteó por toda la habitación hasta que, como un gato o un perro, se echó a los pies de la cama de su amo.
Charlie se fue a su habitación a dormir, por fin, luego de un largo y cansado día lleno de emociones.
En la mansión Magne, Lucifer y Lilith escucharon orgullosos el anuncio de su hija en la radio.
En la zona este del pentagrama, una familia de Overlords y unos empresarios del entretenimiento se retorcían por escuchar el éxito de la princesa infernal con el apoyo del Demonio Radio a la misma.
—No lograrán nada más.
Sentenció Seviathan.
