Alastor despertó de pronto.
Umbra estaba estático frente a la cama de su amo, con varias sombras a sus costados, expectantes a lo que el Demonio Radio ordenara.
Su habitación estaba a oscuras pero, podía ver una ligera entrada de luz a través de sus cortinas. Se notó sin su traje de costumbre: no tenía su monóculo, lo sabía por no ver ese tono rojizo en su ojo derecho, no tenía puestos sus zapatos, su pantalón estaba a medio abrochar, su camisa estaba abierta y su saco estaba colgado en la silla de su escritorio y no en el perchero, como debería ser.
Lo último que recordaba era escuchar el mensaje de Charlie hacia todo el infierno. Después de eso nada.
—Amigo… —Apenas escuchó esa palabra, Umbra se acercó a su amo —Dime qué es lo que pasó durante mi inconciencia.
Umbra no esperó más y regresó al cuerpo de su amo. En una especie de trance, Alastor pudo ver lo ocurrido cuando se desvaneció:
Charlie lo había estado tocando.
Charlie había tocado sus orejas.
Charlie lo había "desnudado".
Charlie lo había besado.
Umbra se separó de nueva cuenta de Alastor, el demonio carmesí tenía una expresión extraña. Umbra habría apostado que su amo iba a estallar en cólera por las acciones realizadas por la princesa, incluso ya se estaba preparando para recibir un castigo por haber dejado a la rubia hacerlo, pero no. Su amo estaba con la mirada perdida en algún punto de su cama, pensativo.
Se puso de pie y de manera monótona caminó hasta el espejo de cuerpo completo que tenía, inspeccionó su rostro y pudo ver la prueba irrefutable que Charlotte lo había besado en la mejilla tal y como su sombra le había mostrado: la marca de labial negro.
Elevó su mano con la intención de borrar esa marca pero se detuvo a último momento. Soltó una risa divertida. Su expresión volvió a la habitual.
—Parece que Charlotte ha tomado mayor confianza conmigo, ¿no, mi amigo? —dijo con ánimo, dirigiéndose hacia su sombra, esta solo revoloteó en su lugar. Alastor dirigió su vista a un cuarteto de sombras espías que estaban ahí. —Supongo que me han traído información importante.
Las sombras espías se unieron a Umbra y luego esta se acercó a su amo, comenzando a susurrar toda la información en su oreja, cuanta más información recibía, su sonrisa cambiaba más a una sonrisa siniestra.
Cuando Umbra terminó de transmitirle toda la información obtenida por las sombras espías, estas se separaron de Umbra y, Alastor, con un ademán, las hizo volver al su cuerpo.
Alastor comenzó a tararear una canción, ante la mirada confundida de su sombra. Su amo se veía más animado que de costumbre. El demonio ciervo fue hasta su guardarropa, en busca de ropa limpia, apenas la obtuvo chasqueó los dedos, apareciendo en su baño.
Alastor tenía un enorme gusto por bañarse con agua casi hirviendo, sentía que solo así podía relajar sus músculos y, últimamente se sentía demasiado tenso por todas las tareas que se había impuesto:
Ayudar a Charlotte con el hotel.
Espiar a sus enemigos.
Enamorar a Charlotte.
Eso último lo agotaba más.
Si bien la princesa estaba resultando algo fácil de conquistar o por lo menos "deslumbrar", Alastor estaba haciendo grandes sacrificios, a su parecer.
Desde el primer momento que Charlotte puso una de sus manos sobre él sin consentimiento, ella debió morir sin importar que sea la princesa del infierno pero, por el bien de los objetivos de Alastor, es decir, llegar a ser el nuevo soberano del infierno, él tuvo que controlar su impulso de asesinarla aunque, como ya había admitido frente a la propia Charlotte, ya estaba acostumbrándose al tacto de la misma.
Lavó su cuerpo, cabello y rostro. Con un chasquido secó el exceso de agua en su cuerpo y con otro se colocó su ropa limpia.
Estaba listo para un nuevo día en el Hazbin Hotel.
Apenas puso un pie fuera de su habitación escuchó mucho movimiento en la parte baja del hotel. Con otro chasquido se transportó hasta el lobby del hotel y entonces pudo ver el caos en el que el hotel se encontraba.
Decenas de demonios bombardeando de preguntas a Husk en la recepción, Angel entregando formularios con sus 3 pares de brazos, Niffty limpiando toda la basura generada por los demonios ya sea por echar a perder formularios o por algún accidente que terminó derribando algún ornamento.
—Sí, los clasificamos de acuerdo al tipo y gravedad del pecado cometido….
Y entonces, escuchó la voz de Charlie en medio de una multitud que la rodeaba.
—¡Vaya! ¡El bello durmiente por fin se dignó a bajar! —Gritó exasperado Angel apenas vio a Alastor pues la cantidad de pecadores lo habían puesto nervioso —¡Ayúdanos con algo, venadito!
El ojo de Alastor comenzó a temblar por el apodo dado por Angel, sobre todo por haber sido dicho delante de tantos pecadores pero, parecía que nadie había prestado atención, nadie, excepto la princesa infernal quien apenas ubicó a Alastor, corrió a su lado.
—Alastor, buenas tardes ¿te sientes mejor? —dijo algo sofocada por haber estado dando recorrido tras recorrido por el hotel a los posibles nuevos huéspedes.
—¿Tardes, querida? —Preguntó extrañado el demonio carmesí sacando de su bolsillo su reloj solo para caer en cuenta que pasaban de las dos de la tarde, lo que quería decir que había despertado pasado el mediodía.
Esto complica un poco las cosas… Pensó.
—Oh, ¡Qué vergüenza, Charlotte! Por favor, disculpa mi irresponsable comportamiento —comenzó a disculparse.
—No hay problema, Al —dijo Charlie con una sonrisa —Ayer te desvaneciste después de la transmisión por lo que supuse que necesitarías más tiempo para recuperarte, por eso le pedí a Niffty que no te despertara a la hora del desayuno, al igual que le pedí Umbra que te dejara dormir hasta que tú mismo despertaras —Charlie notó un ápice de confusión aun en la típica expresión sonriente del demonio frente a ella —Fui a buscarte para pedirte ayuda con esto —dijo con una sonrisa nerviosa —pero seguías durmiendo y no me atreví a interrumpir tu descanso —dijo encogiéndose de hombros y ruborizándose un poco.
—¡¿Pueden coquetear después?! ¡Ayúdennos! —Volvió a gritar Angel.
Eso colmó la paciencia de Alastor y, sin que Charlie se diera cuenta, chasqueó los dedos haciendo que uno de sus tentáculos apareciera discretamente en medio del camino del demonio araña, haciendo que cayera y junto con él, muchos formularios que se regaron por el suelo.
—¡Angel! —gritó preocupada la princesa infernal dando un paso hacia el demonio araña, pero fue detenida por el firma agarre de una mano de Alastor en su brazo.
—Yo me encargo, querida —dijo Alastor guiñándole un ojo.
Sin esperar más, chasqueó sus dedos, haciendo aparecer las sombras que usa para mantener el control del hotel, luego invocó su micrófono y comenzó a hablar haciendo que su voz se escuchara en todos los parlantes del hotel:
—¡Su atención por favor, estimados amigos, visitantes y futuros huéspedes del Hazbin Hotel! —Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y dirigieron su mirada hacia el demonio carmesí —Es un verdadero placer tenerlos aquí, sin embargo me temo que están poniendo las cosas algo difíciles para el staff y sobre todo para la anfitriona, por lo que suplico atiendan a mis indicaciones para poder hacer esto de la manera más rápida y ordenada posible —Apenas terminó de hablar chasqueó los dedos e hizo aparecer al staff original junto a Charlie —Husk se encargará de tomar sus datos y responder preguntas puntuales y estos amigos —tres sombras con corbatín rojo aparecieron a lado del felino —se encargaran de llevarlos ya sea con Niffty o Angel Dust, ellos se encargaran de entregarles, ordenadamente, un formulario de inscripción que deberán llenar en el salón al que estas otras amigas —otras cuatro sombras, ahora de corbatín azul —con gusto los guiarán; terminado de llenar el formulario se lo entregaran a esas mismas sombras y podrán pasar al salón en frente donde mi apreciada socia, Charlotte, hablará brevemente con ustedes para dar la bienvenida y finalmente, yo les daré un recorrido por el hotel y al finalizar entregaré la llave de su habitación correspondiente, por lo que suplico que quienes ya estén llenando formulario se sitúen en el salón correspondiente al igual que todos los demás.
Con ayuda de las sombras designadas por Alastor el caos en el lobby se esfumó y todos se colocaron en sus puestos.
—Muchas gracias, Alastor —dijo de manera rápida Charlie depositando un fugaz beso en la mejilla del demonio ciervo, este solo fingió indiferencia (en caso de que alguien más hubiese visto eso) y se dirigió hacia su puesto.
A pesar de haber despertado tarde, sabía que sería un largo día.
Si había observado bien, tenía alrededor de 10 minutos antes de que llegara la primera ola de nuevos huéspedes del hotel para dar el recorrido. Tenía que hacer uso de sus portales, por suerte ya no estaba usando tanta energía como ayer.
Subió a la oficina de Charlie, invocó su micrófono y abrió un portal.
—Vigila todo aquí —le ordenó a su sombra antes de entrar al portal.
Apareció en medio de un taller, los montones de eggboys que estaban trabajando se detuvieron al verlo.
—¿Dónde está su jefe, pequeños? —dijo poniendo sus manos tras su espalda, ladeando su cabeza de manera inocente.
—¡¿Por qué dejaron de trabajar, asquerosos cigotos?! —se escuchó gritar al fondo.
—Permiso, pequeños —se despidió Alastor de los eggboys a su alrededor, volviéndose sombra que se materializó hasta estar tras Sir Pentius. —¡Hola! —Saludó.
Sir. Pentius se mordió su propia lengua por el susto que le dio la repentina aparición del Demonio Radio tras su espalda.
—¡Alastor! —Gritó el nombre del demonio, asustado —¡¿Qué están esperando, inútiles huevos de codorniz?! ¡Ataquen! —gritó a sus ayudantes.
Los eggboys comenzaron a buscar las armas corriendo de un lado a otro, para la vergüenza y desesperación de Sir. Pentius.
—¡HA, HA! ¡Qué divertidos y adorables subordinados tienes! —dijo Alastor encerrándose junto con Sir. Pentius en un campo de fuerza justo antes de ser atacados por diferentes armas —No vengo con la intención de pelear contigo —dijo haciendo malabares con su micrófono, completamente despreocupado por su "enemigo" al frente.
—¡Entonces, ¿qué haces en mi territorio?! —Preguntó tratando de ocultar el terror que le causaba estar frente a Alastor sin alguna arma en su poder.
—Digamos que pasar tiempo con la "princesa de la redención" me contagió un poco de sus "buenas intenciones" y vine a hacer mi acto benéfico del día. —dijo dejando de jugar recargándose en su micrófono al que ahora redujo su tamaño para poder ser usado como bastón.
—¿Y quién dijo que yo necesito algo de ti, Alastor?
—Oh… quizá el ejército que está atravesando mi territorio para atacar el tuyo justo en este momento —dijo inspeccionando una de sus garras.
—¡¿Vienes a alardear que tu ejercito viene en camino?!
—HA HA… No, yo no necesito un ejército para conquistar este territorio… De hecho es agradable tenerte de vecino por tus peculiares juguetes… —dijo viendo divertido el interior de todo el taller con los inventos de Sir. Pentius —Sin embargo, no puedo decir lo mismo de los vecinos al otro extremo. Y parece que ellos han puesto su vista sobre ti y tu territorio.
—¿Quieres decir que el ejército que viene es enviado por Valentino, Vox y Velvet? —dijo con algo de tristeza en su voz, cosa que no pasó desapercibida por Alastor.
—Así es —afirmó.
—Entonces… todas esas veces que vinieron a jugar en mi casino… solo estaban analizando el lugar antes de atacar… —continuó— triste.
Alastor ya sabía de esas visitas, sus sombras ya se lo habían dicho, lo que no esperaba era que decidieran atacar de un día para otro.
—¿Por qué me lo estás diciendo, Alastor? —Preguntó con desconfianza.
—Porque, como ya dije, no me resultará placentero tenerlos como vecinos en ambos flancos.
—¿Y seguro quieres algo a cambio, no?
—Solo tu palabra, Pentius, que cuando requiera de tus máquinas en una situación puntual, estarás. —Sir. Pentius lo pensó unos momentos. —Creo que olvidé mencionar que si no aceptas yo tomaré tu territorio en este momento, después de todo no tienes manera de defenderte. —Dijo alzando su mano a punto de chasquear sus dedos.
—¿Cómo es posible que puedas usar a tu favor algo que no tiene nada que ver contigo?— dijo Sir. Pentius con molestia y resignación.
—HA HA, Solo soy un hombre que busca oportunidades, ¡no lo tomes tan a pecho, Pentius! solo es un intercambio de favores, no es un trato. —Dijo finalizando con una sonrisa dentada.
—¿Ah, no? —Dijo algo sorprendido por lo último.
—Solo es un acuerdo entre caballeros y buenos vecinos —dijo el Demonio Radio.
—Bien, Alastor. Tienes mi palabra.
—¡Excelente! ¡HA HA! ¡Bien, tengo que retirarme! Te sugiero hagas una barricada —dijo mientras chocaba su cetro con el piso, abriendo un portal.
—Deja las tácticas de guerra para los profesionales —dijo Sir, Pentius acomodando el cuello de su traje.
Alastor solo rio por el comentario entrando al portal, al momento que entró, la barrera que los protegía de los ataques de los eggboys desapareció, haciendo que Sir. Pentius recibiera varios de ellos.
—¡ALTO INÚTILES!
—¡Lo sentimos, jefecito! —Se escuchó un coro de eggboys.
Alastor apareció de nuevo en la oficina, había tardado un poco más de lo esperado.
—Alastor…
Charlie estaba de pie junto a Umbra, esta se arrastró hacia su amo.
—Oh, Charlotte, ¿qué sucede?
—¿Dónde estabas? Ya tienes un grupo grande de huéspedes esperando a hacer el recorrido… Yo dejé a otro grupo esperando para que les diga su plática de bienvenida.
—Disculpa, querida. Tenía un asunto que resolver fuera del hotel. —Dijo acercándose a la rubia lo suficiente para que, al inclinarse al frente, quedar con sus rostros a casi nada de distancia —Pero ya estoy aquí —concluyó con voz algo más ronca y una sonrisa ladina.
—P… p… por favor Alastor, baja para dar los recorridos y no te vuelvas a ausentar, los pecadores no dejan de llegar… —dijo desviando la mirada por lo intimidada que se sentía por el demonio carmesí.
—Comme vous voudrez, chef. —Dijo finalizando con un fugaz beso en la mejilla de la princesa, irguiéndose de nuevo y pasando de ella como si nada hubiera pasado, Charlie se quedó estática en el sitio, sin poder procesar que Alastor de nuevo hiciera eso —Por cierto, gracias por lo de anoche, Charlie.
Charlie se giró de prisa pero el Demonio Radio se desvaneció transformado en sombra.
¡Alastor sabe lo que hice! Pensó alarmada.
En la zona noreste del pentagrama, Vox y Velvet esperaban la señal de Seviathan para atacar el territorio de Rosie, los Von Eldritch ya habían enviado sus tropas para atacar el territorio de Sir. Pentius.
—Esto no va a funcionar —decía nervioso Valentino.
—¿Se puede saber qué mierda te pasa, Val? —Preguntó Vox molesto —Desde que te desapareciste hace unas semanas estás actuando raro. Ayer ni siquiera hablaste durante la reunión con los Von Eldritch.
—Sí, Val. Ya dinos qué te pasa, ¿es por los clientes que siguen exigiendo el regreso de Angel Dust? Terminando con esto vamos al estúpido hotel de la princesita y traemos de vuelta a tu perra estrella. —Dijo Velvet tratando de animar a su amigo.
—Por mí que Angel muera en el próximo exterminio, maldita araña malagradecida. —Respondió Valentino.
—Entonces si no es Angel lo que te tiene así, ¿qué mierdas te pasa? Estamos por ganar más territorio y parece que no te importa, ¿sabes la ventaja que tendremos sobre Alastor? ¡Por fin podremos destruir a ese petulante y anticuado demonio!
—Podrás, Vox. Esa es tu meta, no la mía. —Dijo Valentino, desconcertando a su pareja y a Velvet. —Iré al estudio, ustedes encárguense del ataque.
—Bien. —Escupió Vox, alejándose hacia el lado contrario por donde se había ido Valentino.
—¡Osh! Son tan dramáticos —se quejó en voz alta Velvet al quedar sola en la habitación.
En el hotel, Charlie volvió a salón donde daba la bienvenida a los nuevos huéspedes. Pudo escuchar la animada voz de Alastor dando instrucciones y soltando alguno que otro chiste que era bien recibido por los pecadores.
Las horas pasaron y el staff original ni siquiera pudo descansar para comer, Husk recibió al último pecador y apenas dieron las ocho de la noche cerró la entrada principal: ni de chiste iba a trabajar horas extras solo por alcohol barato.
—Por Lucifer… —soltó en un suspiro de cansancio Angel, tirándose en el sillón del lobby, ocultando su tercer par de brazos, completamente agotado —Necesitaremos más sombras de Alastor para poder controlar a toda esta bola de pecadores que llegaron…
—Y más ayudantes para la limpieza y la cocina…. —Agregó Niffty haciéndose espacio en el mismo sillón que estaba ocupando Angel.
—La niña va a estar radiante de alegría —dijo Husk tomando, por fin, un trago de licor que estuvo anhelando todo el día.
—Las cosas están resultando bien para Charls últimamente —dijo Angel con una ligera sonrisa, pensando en el joven enamoramiento de la princesa con el Demonio Radio. Para Angel estaba más que claro que Charlie no le era del todo indiferente a Alastor, y parece que Niffty estaba de acuerdo con ello.
—La señorita Charlie es muy buena, por eso le pasan cosas buenas —dijo Niffty.
Escucharon tocar la puerta principal. Husk soltó un gruñido fastidiado. Dejó su botella en la barra y se dirigió a correr a quien fuera que estuviera jodiendo a esa hora.
—¿Tú? —Preguntó sorprendido, llamando la atención de Angel y Niffty que dirigieron la vista hacia la entrada.
—¿Plana? —dijo Angel.
—Señorita Vaggie, cuánto tiempo —dijo Niffty.
—Hola —saludó nerviosa Husk se hizo a un lado para dejarla pasar —me enteré que Charlie logró redimir a un pecador, escuché su transmisión anoche.
—¿Vienes a felicitar a tu ex? Vaya, esa es una excusa muy común y poco efectiva —dijo Angel con burla y sin levantarse del sillón.
Además que ahora está babeando por el chulo de fresa Pensó.
—Vine porque pensé que quizá necesitarían un par de manos extras, —dijo tratando ignorar el comentario de Angel —vi cuantos nuevos huéspedes entraron hoy.
—La niña y el hijo de puta de Alastor están instalando a los últimos huéspedes. Si quieres puedes esperarla aquí para que hables con ella.
Vaggie sonrió y tomó asiento en el sillón frente al de Angel y Niffty.
Pasados unos minutos, Charlie bajó agotada. Estaba sedienta y tenía hambre y sabía que Niffty no había tenido oportunidad de hacer la cena por estar ayudando con la instalación de los nuevos huéspedes. Cuando llegó al lobby, vio a sus amigos agotados recostados en un sillón y una cara conocida sentada en el otro.
—¡Vaggie! —Saludó con alegría.
La albina sonrió y se puso de pie para saludar a la rubia.
—Escuché la transmisión de anoche, felicidades, Charlie. —Dijo.
Charlie se echó a sus brazos con alegría, Vaggie la abrazó con gusto.
—¿Cómo estás, Vaggie? ¿Dónde estás viviendo? —Le preguntó al separarse.
—Estoy bien Charlie, estuve viviendo en Ciudad Imp y estuve trabajando de camarera en un bar pero, vine con la intención de quedarme a ayudarte con el hotel que por lo que veo —dijo viendo a Angel y Niffty rendidos en el sillón —hace falta personal.
—¿En serio? ¡Genial, Vaggie!
Angel vio el entusiasmo de Charlie por el regreso de la albina al hotel por lo que pensó que, como compensación por el día de mierda, podía incomodar a la dueña del hotel.
—¿Y tu venadito, Charls?
—Al está instalando a los últimos huéspedes —respondió inocente, Niffty soltó una risita. Vaggie, en cambio, captó la doble intención de Angel.
—Charlie, ¿qué vamos a cenar? Muero de hambre —dijo quejumbroso y haciendo ojos de cachorro Angel, luego se levantó de golpe —¿si pudiste pasar a alimentar a mi Fat Nuggets?
—No te preocupes Angel, le di su comida y le puse agua fresca.
—Eres un amor, nena. Por eso ni el freak se pudo resistir a tus encantos~
—Angel… —regañó Charlie.
—Estoy dentro del hotel y por tanto no estoy mintiendo, nena —le guiñó el ojo. —Pero en serio, muero de hambre.
—¿Pedimos algo? ¿Pizza? —sugirió la rubia.
—Lo que sea está bien para mí —dijo Husk.
—Pizza está bien —dijo Angel.
—¡Sí, pizza! —dice Niffty.
—¿A Alastor le gustará la pizza? —lanzó la pregunta al aire la rubia.
El aludido hizo su aparición en la barra del bar.
—¡Pero qué día tan agotador! —Dijo recargándose en la barra —sírveme un whisky, Husker.
El demonio felino gruñó y refunfuñando le sirvió el trago. Alastor estaba tan sediento que no había notado la presencia de la demonio polilla en el hotel hasta que terminó su trago.
—Oh, tenemos visitas —dijo mirando hacia albina —¿qué tal, Vaghatta?
—Hey, Alastor —saludó la chica.
Charlie dejó a la chica y se encaminó hacia Alastor.
—¿Todo bien? ¿No hubo ningún problema con las habitaciones?
—Ningún problema, querida —dijo mientras ofrecía un banco a la rubia, Charlie aceptó y terminó sentándose a un lado del Demonio Radio.
—Aww, ¿no son lindos? —Dijo Angel con la intención que Vaggie lo escuchara, y lo consiguió.
Vaggie solo miraba con nostalgia cómo el rostro de Charlie se iluminaba cada vez que miraba al Demonio Radio.
Charlie… Pensó.
—Los chicos y yo tenemos hambre y propuse pedir pizza pero, no sé si a ti te gusta la pizza —decía la rubia.
—No es de mis alimentos preferidos pero sería un abuso pedirle a Niffty que cocinara y yo tampoco deseo cocinar, así que está bien por mí, Charlie.
Husk dejó de beber al escuchar a Alastor llamar así a la rubia, Alastor notó la reacción del felino y solo ensancho más su sonrisa. Charlie sacó su Hellphone y llamó para ordenar las pizzas, como no había preguntado, no se quiso arriesgar y pidió la tradicional de pepperoni.
—Estarán aquí en 30 minutos. —Anunció a Alastor y a Husk —Husk, ¿podrías traerme una botella de agua fría? —pidió.
—Claro, niña —dijo, yendo a la cocina mientras seguía bebiendo la botella, mirando con desconfianza al Demonio Radio.
—Oye, Alastor —dijo cuando Husk se alejó lo suficiente —¿recuerdas lo que pasó anoche?
Alastor se recargó con sus codos, de espalda a la barra, sin mirar a la rubia.
—Solo recuerdo que diste un excelente mensaje en la transmisión, querida —dijo con inocencia.
—¿Solo eso? —preguntó nerviosa.
—Así es. —Dijo seguro, Charlie suspiró aliviada —Aunque Umbra me mostró cómo una amable princesa se tomó la molestia de ponerme lo más cómodo posible para que pudiera descansar. —Dijo ladeando un poco su cabeza en dirección a la princesa, mirándola de reojo —Nadie me había mimado tanto desde la muerte de mi adorada madre, HA HA…
Umbra traidor Pensó, la rubia.
Alastor se reacomodó recargándose solo en un codo y recargando su cabeza en la mano correspondiente, estiró su brazo libre comenzó a acariciar el cabello de la princesa infernal.
—Puedo asegurar que tu cabello es mucho más suave que el mío, querida —movió su mano hasta llegar a acariciar la mejilla de la chica con sus nudillos —y que tu piel es mucho más suave que un pétalo de rosa.
—¿No te molestó que te haya tocado? —Preguntó Charlie temblando de nervios por el tacto del Demonio Radio sin querer hacer contacto visual.
—Oh, querida —dijo retirando su mano de la mejilla de la rubia —si estuviera molesto sabes que no estarías aquí.
Charlie se encogió por ese comentario. Alastor se irguió dio un paso hacia la princesa y se inclinó para quedar a la altura de su oído y susurrarle con voz ronca:
—Y ambos sabemos, querida, que no es la primera vez que lo haces…
Charlie dio un respingo y sintió toda su sangre irse a su rostro, Alastor se alejó en dirección a los demás miembros en el lobby.
—¿Qué les parece si vamos al comedor? ¿O prefieren ir a la barra del bar? —decía el Demonio Radio con voz animada.
Husk volvió con la botella de agua que pidió Charlie.
—¿Estás enferma, niña? —Preguntó al verla completamente roja de su rostro.
—E… e.. estoy bien, Husk —mintió —gracias por el agua —dijo tomando la botella y comenzando a beber desesperada su contenido.
—… Seguro… —dijo el demonio felino, dirigiéndose hacia donde se encontraban los demás.
En la zona Suroeste de Ciudad Pentagrama, demonios que solo estaban haciendo las últimas actividades de su día a día comenzaron a ser atacados y, los de peor suerte, asesinados, un gran número de demonios comenzaron a invadir el territorio de Rosie mientras en el territorio de Sir. Pentius el demonio serpiente libraba una batalla con el ejército enviado por los que creía que eran sus nuevos amigos.
—¡Ja! ¡¿Ya no les parece buena idea fingir querer ser mis amigos para quitarme mi territorio, verdad, Valentino?!
Gritó desde su máquina lanza rayos voladora que estaba manejando mientras sus eggboys seguían defendiendo en tierra con las pistolas lanza rayos que Sir Pentius les había diseñado.
—¡Oh! ¡Cierra tu puto hocico, estúpido anciano sensible! —Gritó Hellsa al frente de lo que quedaba de su ejército —¡Somos los Von Eldritch quienes venimos a reclamar este territorio!
—¡¿Crees que una mujerzuela barata de Valentino va a engañarme?! ¡Buen intento! ¡Fuera de mi territorio, malditas escorias sin clase!
Gritó antes de lanzar otra oleada de rayos sobre los pocos demonios que quedaban.
Hellsa escapó de los rayos entrando en una alcantarilla para poder salvarse.
—Estúpido Sevi… dijo que solo era cuestión de arrinconarlo en su maldito casino pero el viejo ya nos estaba esperando… en realidad esperaba a Val y su grupo… ¿cómo supo que su territorio sería invadido?—decía mientras caminaba por el subterráneo, tratando de recordar el camino que la llevaría al centro de ciudad pentagrama, es decir, el territorio de los Magne, una zona neutral.
En Villa Caníbal el teléfono del Rosie's Emporium comenzó a timbrar fuera del horario de servicio, Rosie se encontraba trabajando en un nuevo sombrero para ella misma, ignorando aquel ruido hasta que comprendió que no cesaría.
Espero sea importante… Pensó molesta.
—Aló…
La expresión molesta de Rosie cambió a una furibunda al enterarse que su territorio estaba siendo atacado de manera cobarde. Colgó su teléfono sin despedirse de quien fuera que le hubiese llamado para avisarle.
"Eres tan encantador Alastor pero, tengo entendido que tener un trato contigo da cierta ventaja de poder invocarte con solo hacer un llamado…"
"¿Ocurre algo, que te preocupe tanto Rosie, que necesites que atienda tu llamado ipso facto?"
"Son los Von Eldritch, temo que desean fervientemente hacerse de mi territorio en Ciudad Pentagrama para sus hijos Seviathan y Hellsa. Tú sabes, Alastor, que yo no me involucro en las guerras territoriales y ese territorio lo atesoro porque tú me regalaste cuando me encontraste a punto de ser exterminada."
"De acuerdo, Rosie. Entiendo la gravedad de la situación. Entonces, conseguirás el libro que busco a cambio de mi ayuda para proteger tu territorio, ¿es un trato?"
Recordó Rosie.
—Malditos Von Eldritch… —dijo con rencor —Alastor, es momento de cumplir tu parte del trato.
De nuevo en el hotel, el staff se encontraba en la barra del bar a la espera de sus pizzas, ya no debían tardar en llegar, Angel había encendido la televisión para ver si se decía alguna nota sobre el Hazbin Hotel, pero la nota más importante del día era de la guerra territorial que se había librado en la zona noroeste del pentagrama, es decir, el territorio dominado por Sir. Pentius.
Las cámaras habían captado a la hija menor de los Von Eldritch al frente del ataque y cómo esta había escapado de su inminente derrota a través de la red de alcantarillado.
—Qué momento para iniciar una guerra territorial… —dijo Vaggie.
—Usualmente son después de cada exterminio —dijo Charlie —¿No les basta con solo el exterminio? ¿Tienen que seguir con las masacres? —concluyó triste.
Alastor veía entretenido aquella noticia. Él le había mentido a propósito a Sir. Pentius diciendo que quienes lo estaban invadiendo eran Valentino, Vox y Velvet pues, gracias a sus sombras espías, sabía que el trío anteriormente mencionado estaban frecuentando el casino de Sir. Pentius, fingiendo interés en una unión comercial y amistad con el demonio serpiente y que era eso último lo que tenía más entusiasmado al demonio de los inventos.
Solo tuvo que decir que le estaban viendo la cara de idiota para hacer que hasta un demonio de baja categoría como él lograra defender de manera eficaz su territorio ante un ataque sorpresa de un ejército enviado por una familia de Overlords como lo son los Von Eldritch.
Pero, parecía que esa familia de petulantes se había confiado demasiado porque enviaron a la hija menor a dirigir un ataque.
Eso es denigrante, incluso para un demonio como Pentius. Pensó.
Sabía, también, que era cuestión de tiempo para que su adorada amiga Rosie hiciera válido su trato.
—¡Wooop! ¡La pizza llegó! —El grito de Niffty lo sacó de sus pensamientos, la pequeña ciclope corrió hacia la entrada de hotel, seguida por Husk.
—¿Qué pasa venadito? ¿Extrañas hacer tus masacres? —Se acercó Angel al ver que Alastor estaba entretenido viendo el reportaje de los daños causados por el enfrentamiento en la zona Noroeste.
—Es posible, mi estimado amigo afeminado —respondió elevando los hombros restando importancia.
—Pero ahora tienes a alguien a quien impresionar, ¿no? —dijo insidioso.
—No sé de qué hablas, Angel —mintió, él sabía a lo que se refería el demonio araña.
—Hmm~ puedes correr, pero no esconderte, venadito. Esa zorrita —refiriéndose a Charlie —no va a descansar hasta acorralarte y comerte~.
Angel no lo sabía, pero esa analogía era lo que menos podía usar con Alastor.
—Angel, te sugiero nunca vuelvas a repetir eso frente a mí —advirtió Alastor, con voz y su alrededor distorsionado, asustando al demonio araña.
—De… de… de acuerdo, sonrisas —respondió en un hilo de voz.
Husk y Niffty entraron con las cajas de pizza. Los seis demonios comenzaron a tomar sus rebanadas, Charlie veía con alegría a todos sus amigos conviviendo, su hotel estaba funcionando y, además, luego de muchos años la emoción de estar sintiendo algo nuevo por un demonio diferente a los que había conocido en toda su vida.
Alastor la intimidaba, pero no de mala manera, le gustaba saber que contaba con él y ahora más que nunca, le gustaba poder estar más cerca de él, no solo como un socio, sino como un amigo… por ahora.
Charlie, sin darse cuenta soltó un suspiro que llamó la atención de Vaggie, quien estaba sentada a su lado y a las sensibles orejas de Alastor quien se encontraba alejado de ella por los cuerpos de Vaggie, Niffty y Angel.
—¿Pasa algo, Charlie? —Preguntó Vaggie.
—No es nada, solo estoy algo agotada.
Alastor todo ese tiempo había estado atento a las acciones de la albina. Él reconocía que no era un experto en los sentimientos románticos por lo que no se fiaba sobre ese recién confesado enamoramiento de la princesa y, el que su más reciente interés amoroso regresara era algo que no había previsto, por lo que debía tener cuidado.
Alastor, es momento de cumplir tu parte del trato. Resonó en su mente.
El demonio ciervo se puso de pie en el momento, sobresaltando a los demás.
—¿Pasa algo Alastor? —Preguntó Charlie.
—Me disculpo, amigos. Tengo un asunto que resolver. —dijo Alastor invocando su micrófono.
—Pero señor Alastor, solo ha comido una rebanada de pizza. —Dijo Niffty.
—Oh, no te preocupes, querida. Volveré rápido.
Dicho esto, golpeó el extremo de su micrófono con el piso, abriendo un portal por el cual desapareció de la vista de todos.
—¡Genial! ¡Más pizza para todos! —dijo Angel causando algunas risas en los presentes, menos Charlie pues era segunda vez en el día que Alastor se iba del hotel por "un asunto que resolver".
Alastor apareció en el Rosie's Emporium.
—¡Ah, Rosie querida! Escuché tu llamado, ¿tus sospechas resultaron ciertas? —dijo Alastor apenas apareció en el lugar, fingiendo desconocimiento de la situación.
—Alastor, pillo, mi territorio en el pentagrama está siendo atacado justo en este momento, por lo que solicito honres el trato hecho conmigo y expulses a los invasores que desean arrebatármelo.
—Sus deseos son órdenes —dijo Alastor, haciendo una ligera reverencia y despareciendo en medio de una neblina verde.
El demonio carmesí pareció esta vez en el Suroeste de Ciudad Pentagrama, los habitantes que corrían despavoridos se quedaron estáticos al ver al Demonio Radio en medio del caos. Alastor caminó despreocupado en dirección hacia dónde venían corriendo los habitantes, entonces, pudo ver cómo se acercaban los secuaces de Valentino, los reconocía por el "uniforme" que portaban los demonios que asesinó en el callejón la vez que atacó a Charlie y Angel.
Rodó los ojos y con un ademán mandó a su sombra contra ellos, Umbra solo los atrapó en sus propias sombras, dejándolos inmovibles, solo para que, al pasar, Alastor los decapitara con sus garras en rápidos y hasta monótonos movimientos.
El caos se volvió silencio, lo que hizo que Alastor ensanchara su sonrisa.
—Me parece que no esperaban mi presencia aquí —dijo Alastor con arrogancia.
Vox se hizo presente a través de todas las pantallas disponibles en el área.
—Alastor… —resonó en todas ellas, con esa molesta voz electrónica que tanto fastidiaba al Demonio Radio.
—¿Qué tal, Vox? Creí que solo te involucrarías en una guerra territorial si tu contrincante era yo. —Dijo altivo.
—Te sugiero no te involucres en asuntos que no son tuyos, Alastor. —amenazó el demonio de la telecomunicaciones.
—Es una excelente sugerencia, me sorprende que venga de ti, Vox pero, mi temo que este es mi asunto ya que la propietaria de este territorio es una amiga muy querida. Por lo que, ahora yo sugiero que seas tú quien salgas de un territorio que no te incumbe.
—¡No digas que Voxie no te lo advirtió!
Se escuchó la voz de Velvet, lo que hizo que Alastor afilara su mirada en dirección al origen de aquella voz. Su sombra se materializó atrás de él, protegiéndolo de un ataque con lo que parecían, listones que rozaron el traje de Alastor, dañándolo un poco.
Velvet era una Overlord que Alastor conocía bien, incluso si pocos hablaban de ella.
—¿Jugamos un poco, Alastor?
—Supongo que no puedo negarme, señorita —respondió Alastor.
En el hotel, el staff había terminado de comer y Charlie estaba guardando un poco de pizza para Alastor, Niffty limpiaba la barra del bar junto con Husk mientras Angel y Vaggie conversaban viendo la televisión cuando una imagen llamó la atención de Angel.
—Proxeneta hijo de puta… ¡está en una guerra territorial! —gritó Angel llamando la atención de todos, en especial de la rubia.
En la transmisión se veía a Alastor en una acalorada batalla con una Overlord poco conocida. Alastor se veía confiado, parecía estarse divirtiendo, mientras que Velvet ya se notaba agitada.
—Huh… yerba mala nunca muere —dijo con burla Husk —Ese cabrón no se podía mantener lejos de las masacres por mucho tiempo. Es parte de él.
Charlie se entristeció al ver esas imágenes de Alastor en medio de una guerra territorial y se sintió peor al escuchar esas palabras por parte de Husk.
—Pero, ¿qué territorio se están disputando? ¿Ella es Velvet, no? —dijo Vaggie sin dejar de ver la televisión.
—Sí, es la amiga de Valentino y Vox… pero ese no es el territorio de ellos —dijo Angel —lo conozco como la palma de mi mano, el territorio de Val está infestado con sus clubes y no veo ningún club de él ahí.
—¿Entonces se fue en busca del territorio de Sir. Pentius? —preguntó de nuevo Vaggie.
—No. —Respondió Husk. —A Alastor nunca le interesó ese territorio.
—¡Oh, oh! ¡Ya sé, ya sé! —dijo emocionada Niffty. Todos voltearon a verla intrigados.
—¿Qué esperas, loli? ¡Ya dinos! —Exigió Angel.
—Es el territorio de la señora Rosie.
—¿Rosie? ¿La Overlord, Rosie? —Preguntó intrigado Angel.
—Tiene sentido —dijo Husk volviendo su vista hacia la televisión.
—¿Por qué tiene sentido, Husk? —Preguntó Charlie. Ella conocía el nombre de esa Overlord, pero quería saber qué tenía que ver Alastor con ella, porque, a juzgar por la emoción de Niffty, ellos la conocían muy bien.
—Rosie y Alastor son buenos amigos —Respondió con simpleza Husk.
—¡Sí! Y el señor Alastor le regaló ese territorio cuando la señora Rosie llegó al infierno para que pasara a ser una Overlord.
—Es probable que hayan visto ese territorio como un blanco fácil ya que Rosie nunca se involucra en las guerras territoriales. De hecho ella ni siquiera vive ahí. Tiene su casa y negocio en Villa Caníbal. —Prosiguió explicando Husk.
—Cerca del hogar del señor Alastor. —Concluyó Niffty.
—Pero, ¿cómo se enteró Alastor que el territorio de Rosie estaba bajo ataque? Nosotros nos acabamos de enterar por medio de la televisión pero, él simplemente se puso de pie y se fue. —Dijo Vaggie.
—El hijo de puta hace días dijo que tenía a algunas de sus sombras en "un asunto" fuera del hotel, quizá estaba vigilando el territorio de Rosie.
—¡Cierto! El día que Valentino nos acorraló a Charls y a mí, el vanadito nos pudo ayudar porque una de sus sombras espías nos vio.
—¿Valentino te hizo algo, Charlie? —Preguntó preocupada Vaggie.
—No… Alastor llegó a tiempo para salvarnos… no nos pasó nada. —Dijo tranquila y en exceso seria, tanto, que Vaggie no se atrevió a seguir preguntando.
Charlie se quedó sopesando todo lo dicho por Niffty y Husk. ¿Tan importante era esa tal Rosie para Alastor que le regaló una parte del pentagrama y además estaba cuidando de ella?
En la zona Sureste, Hellsa discutía con su hermano.
—¡Nada de lo que dijiste resultó, estúpido! ¡El anciano de Sir. Pentius ya nos estaba esperando cuando llegué con la nuestro ejército!
—¡Eso no quita que fuiste una completa inútil! ¡Era un ejército contra el maldito anciano y sus estúpidos ayudantes! ¡Tenías un solo trabajo, Hellsa! ¡Un maldito y estúpido trabajo! —Le gritó Seviathan a su hermana, ardiendo en furia por ver que su plan se estaba desmoronando, pues no solo no pudieron conquistar el territorio de Sir Pentius, sino que ahora el propio Alastor había aparecido de la nada para proteger el territorio de Rosie.
—¡¿Acaso no escuchaste?! ¡Te digo que el maldito anciano ya estaba preparado para detener una invasión! Escucha, Sevi, o esos estúpidos de Valentino, Vox y Velvet cometieron un error y subestimaron la inteligencia de la maldita serpiente, o alguien nos traicionó… ¡Solo mira! El desgraciado de Alastor apareció de la nada… sin contar que Pentius estaba seguro que Val, Vox y Velvet ordenaron el ataque a su territorio.
Seviathan ya no dijo nada. Su hermana tenía un punto: no tenía sentido que Sir Pentius estuviera preparado para un ataque, tampoco lo tenía que Alastor apareciera de pronto, ¿no se suponía que estaba ocupado con el hotel?
Si se habían decidido a atacar ese día había sido precisamente porque sabían que con el reciente "éxito" del proyecto de Charlie muchos demonios humanos ilusos irían al hotel. El propio Seviathan había ido esa mañana a los alrededores del hotel para asegurarse que su deducción era cierta.
¡¿Qué demonios había salido mal?!
De regreso a la Zona Noroeste, Vox ya se había unido a la batalla haciendo más destrozos en el territorio de Rosie, Alastor seguía atacando y esquivando sin problemas hasta que los subordinados de Vox se hicieron presentes.
—Pecas de soberbio al venir solo por tu cuenta, Alastor. —Dijo Vox
—Oh, yo no he venido solo.
Alastor chasqueó sus dedos, enviando decenas de sus sombras al ataque e invocando, a la vez, los mismos tentáculos que habían destruido la nave de Sir. Pentius con la que había atacado el hotel meses atrás.
—¡Mal nacido! —Gritó con furia Vox.
Velvet envió por su parte decenas de sus listones afilados contra los tentáculos de Alastor, en un intento de defenderse, pero resultaba inútil. Alastor, protegido todo el tiempo por Umbra, manipulaba a los tentáculos, las ojeras comenzaban a hacerse presente bajo sus ojos al igual que una marca en su frente.
Las sombras de Alastor sometieron a los demonios enviados por Vox y Velvet, incluso Vox ya estaba viendo su integridad comprometida. Alastor encontró su oportunidad para, transformado en sombra, trasladarse hasta donde se encontraba Vox y materializarse de nueva cuenta frente a él. Umbra envolvió a Vox, comenzando a asfixiarlo.
—Si aprecias tu existencia te retirarás de este territorio —amenazó.
—¡Vox, hay que retirarnos! —gritó Velvet al verse vencida por los tentáculos invocados por Alastor y las sombras comenzaban a acecharla.
—Váyanse, AHORA —ordenó.
Umbra liberó a Vox y este, con una señal le indicó a Velvet que se retiraban. Alastor no desapareció los tentáculos hasta que se aseguró que los otros Overlords hubieran salido del territorio.
Finalmente llamó a sus sombras y desapareció a sus tentáculos. Sin hacer nada más, una niebla verde lo cubrió, haciéndolo aparecer en el Rosie's Emporium.
—¡Alastor! —Llamó preocupada Rosie al ver el estado de su amigo. Alastor estaba visiblemente agitado.
—Tu territorio está a salvo, querida —anunció —Fue un placer hacer un trato contigo, Rosie —dijo Alastor, golpeando su micrófono con el suelo, abriendo un portal por el que entró sin decir nada más a su amiga.
Alastor apareció en su habitación del hotel. Desapareciendo su micrófono, arrancando su pajarita y dirigiéndose a su espejo.
Estoy fuera de forma. Se dijo divertido al ver su nivel de agotamiento.
Charlie apenas vio que Alastor había desaparecido del lugar del enfrentamiento, salió a prisa del bar con el objetivo de ir a la habitación de Alastor, desconcertando a los demás al no despedirse de nadie.
No sabía si quería ver de inmediato a Alastor porque estaba molesta por su participación en una guerra territorial o si era porque estaba preocupada por el demonio ciervo, ya que, al momento de invocar sus tentáculos, pudo ver las ojeras bajo sus ojos.
Cuando llegó al frente de la habitación de Alastor, tocó con firmeza. Alastor, aun frente a su espejo abrió la puerta con un ademán de su mano, dejando entrar a la rubia.
—¿Qué se supone que estás haciendo, Alastor? —Comenzó a reclamar la rubia —¿sabes que la imagen del hotel puede arruinarse por tu participación en una guerra territorial? ¡Eres la cara del hotel! ¡Apenas hace unas horas recibimos la mayor cantidad de huéspedes y tú participaste en un genocidio territorial!
Alastor rodó los ojos aun viéndose frente al espejo.
—¡Di algo! —exigió la rubia.
—Querida, creo que no merezco recibir estos reclamos. —dijo lo más calmado posible.
—¿No lo mereces?
—No, querida —dijo Alastor por fin volteando a ver a la rubia —No lo merezco —dijo con una sonrisa que a la princesa le pareció cínica.
—¿Quién es Rosie? ¿Por qué estabas en su territorio luchando contra Vox y Velvet?
Alastor elevó una ceja por la pregunta de la rubia.
—Rosie es una preciada amiga para mí —comenzó a explicar el Demonio Radio —y hoy necesitó de mis servicios —dijo comenzando a quitarse su saco dañado por la batalla, Charlie seguía sus movimientos atenta —Hace tiempo Rosie y yo hicimos un trato, por propuesta de ella. Como ya mencioné, ella es una amiga muy preciada para mí por lo que nunca la hubiera ofendido ofreciéndole uno de mis tratos. Sucede que Rosie presentía que estaba bajo los ojos de cierta familia de Overlords que buscaban incrementar sus territorios en Ciudad Pentagrama y, ella no es alguien que guste de involucrarse en guerras territoriales por lo que pidió hacer un trato conmigo para poder invocarme en el momento que lo necesitase. —Dijo tranquilo, repentinamente se volvió sombra y se materializó a un costado de Charlie —Como ahora ves, querida, yo no luché por obtener un nuevo territorio, solo defendí uno como parte de un trato hecho previamente —concluyó con una expresión inocente.
—Eso no justifica las muertes que provocaste con tu enfrentamiento —dijo molesta Charlie.
—Oh, lo olvidaba —Alastor chasqueó los dedos y en su espejo se pudo ver el lugar del enfrentamiento siendo limpiado por sus habitantes —No veo ningún rastro de muertos en el lugar, querida.
—Pero, ¿cómo es posible? —dijo sorprendida.
—Oh, Chérie… Tu humilde servidor no es alguien que actúe de manera precipitada. Anticipándome a que sería requerido para proteger ese territorio, mis sombras estuvieron desalojando esa zona para evitar muertes que pudieran entristecer a su alteza. —Dijo inclinándose ante Charlie.
—Alastor…
—Mis tratos y actividades fuera del hotel no están contemplados en nuestro acuerdo querida pero, sé lo mucho que te afectan los exterminios por lo que no me podía permitir ser partícipe de algo que borrara esa hermosa sonrisa de tu rostro, menos ahora que la misma ha resplandecido más que nunca por tus recientes éxitos —dijo tomando una mano de Charlie para besarla —ese sería un pecado aún más grave que los que me condenaron a una eternidad aquí —concluyó.
—¿Por qué nunca…
—Mis tratos son confidenciales, Charlotte. —explicó Alastor, adelantándose a la pregunta de la princesa.
Charlie cambió su expresión molesta a una preocupada al ver las ojeras de Alastor.
—Gastaste mucha energía. —dijo llevando una mano hacia el rostro del Demonio Radio, este cambió su sonrisa a una más "dulce" según la perspectiva de Charlie.
—En efecto, me encuentro agotado de nuevo, querida.
—Entonces, será mejor que te deje descansar —dijo la rubia comenzando a retirar su mano del rostro del demonio carmesí, pero este lo evitó, tomando de manera cuidadosa, pero firme, la muñeca de la chica.
—Quédate unos momentos más, Charlie… —pidió con expresión dulce —Quisiera saber qué se siente se mimado antes de dormir ya que ayer no pude hacerlo.
Charlie comenzó a temblar nerviosa por la petición del demonio carmesí. Alastor chasqueó los dedos de su mano libre cambiando su atuendo por un pijama suelto.
—¿Podrías hacerme ese favor? —Insistió.
—Está bien —respondió nerviosa.
Alastor soltó la muñeca de la princesa, encaminándose a su lecho, siendo seguido por Charlie, luego cerró la puerta de su habitación con un ademán.
—Me molesta la luz —dijo mientras se recostaba boca arriba, dejando suficiente espacio para que Charlie se acomodara a su lado como la noche anterior, según lo mostrado por su sombra. Charlie tomó asiento a un lado de Alastor, recargando su espalda contra el respaldo de la cama. La rubia llevó una de sus manos a la cabeza de Alastor y comenzó a acariciar su cabello con delicadeza, Alastor dio un respingo con el primer toque, pero los siguientes le resultaron, sorpresivamente, agradables.
En la zona Noroeste del Pentagrama, Vox ya había destruido la oficina que compartía con Valentino, estaba furioso. Alastor los había humillado. ¡Estúpido Seviathan! ¿No se suponía que él había planeado todo "meticulosamente"?
¡La oportunidad de tener más demonios bajo su dominio se les había escapado de las manos!
—Valentino… —llamó serio, el aludido soltó el humo de su cigarro.
—¿Ya terminaste de hacer tu berrinche, Vox? —dijo indiferente.
—Tú dijiste que el plan no iba a funcionar y te deslindaste de todo, ¿por qué? —dijo caminando hacia el proxeneta.
—Porque era un mal plan desde el principio.
—No, Val. No mientas. Tú eras el más entusiasmado con el plan porque gracias a eso podrías abrir más de tus clubes en los nuevos territorios y como dije, desde ese día que te desapareciste por un tiempo, has estado actuando raro.
—Deja el maldito tema en paz, Vox. Solo admitan que no fue una buena idea tratar de joder al Demonio Radio…
—¿En serio, Val? ¿En serio? ¡Alastor es mi enemigo jurado desde que llegué aquí! ¡No hay otro ser que desee destruir más que al maldito ciervo!
—Pues ese no es mi maldito problema, Vox. Admite que no eres ni la mitad de poderoso que el ciervo y que nunca lo serás. Alastor siempre estará un paso delante de ti y…
Valentino no pudo terminar lo que estaba diciendo, pues Vox le había soltado un puñetazo. No era la primera vez que llegaban a los golpes, pero era la primera vez que Vox se había sentido verdaderamente ofendido y menospreciado por Valentino.
—Escúchame, estúpido y asqueroso proxeneta, podré no ser el demonio más poderoso, pero por lo menos yo no dependo de mis subordinados —dijo Vox sujetando por el cuello de la camisa a Valentino —¿Te das cuenta que si lo deseo puedo desaparecerte aquí y ahora? Solo el maldito afeminado de Angel te teme y eso es por esa maldita droga al que le hiciste adicto, tú no eres nadie sin Velvet a tu lado, mucho menos sin mí —dijo soltando su agarre, dejando caer al suelo a Valentino —Yo me largo. —Dijo Vox, saliendo de aquella oficina con la intención de no volver más.
Valentino se quedó en silencio viendo el camino por donde se había ido el que ahora podía considerar su exnovio. Golpeó el suelo con sus puños con frustración. Si Vox creía que Alastor lo había humillado, no se imaginaba la humillación que estaba viviendo en silencio porque, literalmente, el Demonio Radio lo tenía atado de pies y manos. ¿Cómo se supone que debería decir: "no puedo hacer nada porque Alastor me tiene bajo su dominio" sin sentirse peor que escoria?
Valentino era un Overlord solo de nombre.
Alastor le había arrebatado todo.
De vuelta en el hotel, Charlie llevaba algunos minutos acariciando el cabello de Alastor, el Demonio Radio no lo veía, pero Charlie estaba con las mejillas a reventar por el sonrojo.
—Mi madre solía dormirme así cuando era pequeña —comenzó a hablar la rubia tratando de sentirse menos nerviosa —no sé por qué, pero este pequeño tacto me hacía sentir segura y me relajaba tanto que caía dormida casi de inmediato —dijo con una sonrisa.
Alastor le dio la razón en sus adentros, pues el suave toque de Charlie lo estaba relajando tanto que comenzaba a sentir los párpados pesados. Antes de caer dormido, con algo de brusquedad, tomó el brazo de Charlie y tiró de él para que Charlie quedara recostada a su lado.
—Alastor…
—Tu perfume es agradable —dijo el demonio carmesí sin abrir los ojos, sintiendo el calor del cuerpo de Charlie a unos centímetros del suyo. —Charlotte —comenzó a hablar de manera adormilada, sin ser completamente consciente de lo que estaba por decir —haría lo que fuera por Rosie, pero haría todavía mucho más por ti —le dijo casi en un susurro antes de rendirse ante el sueño.
Charlie se quedó estática a su lado unos minutos. Tratando de digerir lo dicho por el Demonio Radio. Alastor respiraba lento y acompasado, señal que había logrado entrar a un estado de sueño profundo, la rubia giró su cuerpo en dirección a él y de nueva cuenta pudo ver el rostro sereno y real del demonio carmesí, sin esa perpetua sonrisa en él. Verlo en ropa de dormir era todavía más lindo, Alastor siempre cuidaba de su apariencia y ahora había dejado que ella lo viera así, además de pedir que lo mimara un poco, como si de un niño pequeño se tratase.
Alastor era un demonio al que no lograba entender del todo y tal vez era eso lo que la tenía fascinada. Sabía que su reputación en el infierno no era exagerada, sabía que era alguien que disfrutaba del sufrimiento ajeno, que disfrutaba cometiendo los actos más viles y crueles, pero también sabía que era un caballero, alguien que honraba su palabra, un colaborador excepcional y por lo visto, un amigo leal.
Charlie soltó una tierna risa antes de pegar más su cuerpo al de él.
Le gustó la calidez que emanaba y ese perfume característico de él. Podría jurar que si todas las noches pudiera recostarse a su lado, dormiría y descansaría al mismo nivel que cuando era niña y no tenía ninguna preocupación o responsabilidad en su mente.
¿Por qué Alastor la hacía sentir tan segura?
Arriesgándose un poco más, llevó su mano hacia el pecho del Demonio Radio, reposándola ahí, en una especie de abrazo.
¡Por su padre! Qué no daría para que el demonio junto a ella correspondiera a ese abrazo. Que no daría por poder quedarse ahí, junto a él, toda la noche…
Pero sabía que no podía hacerlo. La petición de Alastor había sido muy clara y ella, de hecho, ya ni siquiera debería estar ahí. Sabiendo que el demonio carmesí dormía profundamente, le dio un cariñoso beso en la mejilla, para acto seguido incorporarse de la cama y salir de la habitación. Ya en la suya, al igual que el Demonio Radio, se despojó de su ropa de trabajo para vestirse con su, ahora, pijama favorito.
Se recostó en su cama, sintiendo que era demasiado grande. El espacio dado por Alastor en su cama le había parecido suficiente y acogedor.
¡Ah, Charlie!
Negarlo ahora sería estúpido, ¿no?
Se había muerto de celos por esa tal Rosie a la que Alastor le había regalado un enorme territorio y por la que estaba dispuesto a arriesgar su no-vida para defenderle.
Estaba muerta de nervios de verlo tan confiado en batalla, ¿por qué daba la sensación que era un simple juego para él?
Estaba preocupada por ver esos claros signos de cansancio, ¿por qué era tan importante llegar a esforzarse tanto por esa Overlord?
Sí, negarlo ahora sería estúpido. Era increíble la rapidez con la que todo había ocurrido. Pasar de pensar que lo sentía era un simple deseo carnal, a reconocer que gustaba de él y ahora a reconocer para sí misma que todo ese tiempo se había querido engañar, pues era bastante probable que desde ese día de borrachera, ella ya estaba enamorada del Demonio Radio.
A la mañana siguiente, cuando estaban por desayunar, Alastor tomó asiento ahora en su nuevo lugar, es decir, a un lado del asiento de Vaggie. Comenzó a conversar con Husk mientras Niffty estaba sirviendo los platos, Angel estaba en silencio, revisando sus redes sociales en su Hellphone y, al poco tiempo Charlie llegó en compañía de Vaggie.
Para Charlie fue completamente normal tomar asiento y que ahora Alastor estuviera a su lado, pero, para Vaggie fue un nuevo golpe.
Lo había sospechado desde el día que dejó el hotel…
…y lo había visto desde el momento que había llegado la noche anterior con los comentarios con doble intención de Angel y con solo prestar atención en el cómo los ojos de Charlie brillaban cuando veía al freak, el cómo parecía olvidarse de la existencia de los demás cuando el demonio ciervo aparecía. La manera cariñosa en que decía "Al", esos sonrojos imposibles de ocultar cuando Alastor la miraba, esa sonrisa nerviosa cuando hablaba con él, esa preocupación por verlo en medio de una batalla, esos celos que trató de ocultar cuando mencionaron la cercanía de Alastor con la Overlord Rosie…
Y aun así, esperaba estar equivocada.
Sin embargo, cuando Alastor desapreció de la transmisión en vivo, Charlie había salido prácticamente corriendo hacia las habitaciones del hotel, y ella, como la típica ex que no pierde la esperanza de recuperar a su amor, la fue siguiendo, esperando que la rubia fuera a su habitación para sacar su frustración por ver a el rostro del Hazbin Hotel en medio de una guerra territorial que obviamente causaría múltiples muertes, pero la rubia tocó la puerta de la habitación que estaba frente a la propia.
Vaggie sabía que no tenía derecho de sentir celos, pues Charlie y ella ya no tenían nada qué ver (sentimentalmente hablando), pero se negaba a creer que su Charlie se hubiera fijado en él. Precisamente él.
La puerta de ese maldito demonio se abrió y Charlie entró con normalidad.
¿Desde cuándo Charlie podía entrar a la habitación del Demonio Radio? ¿No se suponía que Alastor era en exceso celoso con su privacidad?
Charlie había comenzado a reclamar su participación en la guerra territorial.
Bien, eso era lo que esperaba de ella, lo que no esperaba es que Alastor estuviera dispuesto a darle explicaciones, por más dueña del Hotel y princesa infernal que fuera.
Vaggie odiaba lo que estaba haciendo, pero tenía que saber qué pasaba entre ellos, por lo que, sabiendo que estaba cometiendo suicidio (si es que eso era posible), comenzó a espiar el interior de la habitación del demonio ciervo, solo para ver cómo la interacción entre ellos era mucho más personal, pues ya no era solo la maldita costumbre de Alastor de no respetar el espacio personal de los demás, sino que ahora Charlie tocaba de manera incluso cariñosa el rostro del demonio y la voz del mismo cambiaba de tono a uno incluso dulce.
"Quédate unos momentos más, Charlie…"
¿Desde cuándo él la llamaba Charlie? Pero, lo más importante, ¿por qué le estaba pidiendo que se quedara en su habitación?
"Quisiera saber qué se siente se mimado antes de dormir ya que ayer no pude hacerlo."
¿Qué? ¿Qué significaba eso?
No hacía falta ser un genio para saber que la noche anterior, o algo había pasado entre ellos o por lo menos estuvo a punto de pasar.
La expresión de Charlie era una de nervios, pero no por miedo, sino por vergüenza… Pero había una chispa de ilusión en su mirada… era como si la rubia tuviera ante ella la mejor oportunidad de su vida y no supiera cómo reaccionar…
"¿Me harías ese favor?"
Alastor… ¿pidiendo algo "por favor"? ¿Alastor dejándose ver sin su presuntuoso e impecable traje?
"Está bien."
¿Qué significa eso Charlie?
Alastor cerró la puerta de su habitación con su magia, dijo algo que la albina no alcanzó a entender, pero pudo escuchar el inconfundible sonido de la cama siendo ocupada y luego, minutos de absoluto silencio… minutos que a la albina le parecieron horas, hasta que el silencio fue roto por la suave voz de la princesa infernal, contando una historia de su infancia, en tono incluso maternal.
¿Por qué le hablaba así al Demonio Radio?
Un movimiento brusco en la cama, Alastor dijo algo que de nueva cuenta no pudo entender y después, otro silencio…
…Otros largos minutos de silencio.
¿Qué pasa, Charlie? ¿Por qué sigues ahí dentro?
Como si la rubia hubiese escuchado la pregunta, se puso de pie y se encaminó a la salida, la albina entró en pánico, atinando a esconderse tras un enorme florero en el pasillo, esperando que la rubia no notara su presencia…
… y hubiera preferido que lo hiciera, pues la princesa al salir de la habitación, soltó un suspiro, con expresión soñadora y una sonrisa boba… tan absorta en su fantasía que por más estúpido y malo que era el escondite de la polilla, no la vio.
Y ahora estaba ahí, mirando disimuladamente al Demonio Radio conversar con el demonio felino, con una ligera sonrisa en sus labios.
—Oh, buenos días, querida. —le había dicho el Demonio Radio al notar la presencia de la rubia.
—Buenos días Alastor….
Charlie nuevamente se olvidó del mundo a su alrededor, ni siquiera notó cuando Vaggie se fue cabizbaja hacia el asiento a lado de Niffty, el mismo lugar que antes le pertenecía al demonio ciervo.
Y odiaba eso… odiaba no ser capaz de ocultar de manera satisfactoria su dolor, pues Alastor, a mitad de su conversación con Charlie, le dedicó una mirada y una sonrisa que para todos pudo parecer la de siempre, pero para ella, era más una de burla. De satisfacción. De victoria.
El hijo de puta sabía lo que estaba haciendo, lo que estaba logrando.
Y lo peor de todo, es que ella no podía hacer nada en contra de él, porque quien le estaba causando ese dolor era Charlie.
Charlie era quien lo veía así.
Charlie era quien le hablaba así.
Charlie era quien lo estaba eligiendo.
Charlie era quien se había enamorado de él.
Alastor, mientras tanto, disfrutaba en sus adentros todas sus recientes victorias:
Arruinó los planes de los Overlords.
Tenía quebrada la voluntad de Valentino.
Tenía más que ganada la confianza y el afecto de Charlotte, solo por la tediosa pero eficaz idea de demostrar ser un amigo confiable al defender a una amiga (aunque eso era algo real) y que, además, estaba "cambiando" al evitar cometer un genocidio, resguardando la vida de los insignificantes pobladores del territorio en disputa.
Tenía un nuevo "aliado", solo por saber decir lo que alguien como Sir Pentius quería escuchar.
Y, sin necesidad de planearlo, simplemente aprovechando la actitud controladora de la albina, le había hecho ver que la princesa ya la había olvidado… y la había olvidado por él.
Estaba en racha y ni siquiera había iniciado el show principal.
¡Qué entretenido estaba siendo todo!
Solo algo lo inquietaba: ¿por qué se había quedado dormido con las caricias de Charlotte? Él había planeado fingir estar dormido, ni siquiera estaba tan cansado. Sí, admitía que luchar contra Velvet le había consumido mucha energía pero no al grado de días anteriores, ni mucho menos al de la noche anterior a esa, cuando había hecho la transmisión. Había exagerado su agotamiento para que la princesa se preocupara por él y accediera fácilmente a su petición pues desde el principio había notado la presencia de la albina rondando cerca de su habitación, por eso había dejado su puerta abierta.
Lo peor de todo era que el Demonio Radio ni siquiera tenía idea de lo que le había dicho a la princesa antes de caer dormido y esta vez ni siquiera Umbra podía informarle, pues su fiel sombra no estaba presente.
Alastor no estaba siendo consciente que algo se le estaba saliendo de control, porque era algo completamente nuevo para él.
