¿Cómo una idea tan ridícula como un hotel para la redención llegó a ser un éxito? Era la pregunta que se hacía Alastor cada vez que entregaba una llave a un nuevo huésped y cada vez que charlaba con una Charlie cansada, pero feliz, todas las noches mientras se hacían compañía mutua de camino a sus respectivas habitaciones.
Habían pasado tres semanas desde que se había logrado el primer redimido y se había llegado a un acuerdo con el cielo así como las guerras territoriales que se dieron.
La participación de Alastor en la guerra territorial fue aclarada por él mismo mediante una transmisión de radio y un reportaje del 666 NEWS que confirmó lo dicho por el Demonio Radio durante su transmisión: no hubo víctimas, pues él, con sus sombras, había llevado a los habitantes a un lugar seguro. Todos dieron por sentado que su participación se dio por la amistad con la Overlord dueña de ese territorio.
También, hubo cambios en la estructura del hotel desde que empezaron a llegar más demonios para redimirse, solo el primer día habían ingresado más de cien por lo que en la primer semana fue sumamente difícil impartir los talleres.
Charlie y Vaggie se dedicaban a dar los talleres, mientras Alastor ayudaba con sus sombras en todo lo que se presentaba, en especial en la seguridad en el interior del hotel y la cocina, pues desde el primer momento fue más que evidente que la pequeña Niffty y su par de ayudantes no podrían hacer comida para la cantidad de huéspedes que ahora hospedaban, además de los servicios a la habitación, los meseros en el bar, el botones, un recepcionista (porque Husk ahora estaba al 100% en el bar).
Decir que estaba cansado era minimizar su situación. Esa semana fue una de las más pesadas de toda su existencia, y eso era mucho decir. No era por la cantidad de magia y sombras utilizadas, era por el tiempo que las usaba, incluso durante la noche tenía que dejar a Umbra a cargo, por lo que durante una semana estuvo sin la compañía de su amigo más fiel.
Charlie lo sabía.
Y Alastor sabía que ella lo sabía porque no hubo un solo día en esa larga semana que la rubia no le agradeciera por lo menos unas diez veces y le jurara otras diez que se lo recompensaría de algún modo. Incluso en alguna ocasión la princesa le había dicho que le pidiera lo que él quisiera y quizá pudo aprovechar esa oportunidad para "acelerar" las cosas pero, aunque odiaba admitirlo, el hecho que las cosas se fueran dando a un ritmo natural, imperceptible para todos los demás, le daba la oportunidad de disfrutarlo de mejor manera.
Debía admitir, también, que el regreso de la albina le dio esa pequeña chispa que no sabía que extrañaba. Era bastante divertido ver la chica hacer todo lo posible por captar la atención de su ex novia y que Alastor, como el narcisista que era, robar el poco avance de la polilla con solo hacer acto de presencia.
Esa semana tuvo que hacer otra transmisión especial, por petición de Charlie, para solicitar personal para el Hazbin Hotel. Fue él mismo quien hizo las entrevistas y seleccionó a los más aptos; y era lógico que así fuera, las sombras de Alastor hacían las cosas que el demonio ciervo pedía al pie de la letra, por eso el hotel no había colapsado en esos días de terror por lo que el demonio ciervo no dejaría que un inútil arruinara lo que había logrado.
Muy para su sorpresa, Alastor estaba verdaderamente comprometido con el funcionamiento del hotel y estaba sumamente orgulloso de su administración.
En el plano romántico, bueno, la situación le hacía recordar un poco su vida humana. El hotel había recibido a damas de todos los rincones del infierno y, para sorpresa del demonio ciervo y el staff original, un considerable grupo era fan del Demonio Radio.
A partir de la segunda semana, cuando Alastor podía pasar más de cinco minutos en un lugar del hotel sin tener que estar resolviendo problemas o haciendo entrevistas de trabajo, el demonio carmesí recibía atentos saludos y agradecimientos de diversas damas.
Alastor agradecía internamente que su fama fuera tal que las damas sabían que debían abstenerse de tocarlo, pero si había algo que nunca podría negar era su naturaleza como un simple hombre que, ciertamente, por varias décadas estuvo dormida hasta esa ocasión en la habitación de Charlie, cuando la rubia lo acorraló con claras intenciones (considerando la naturaleza súcubo de la chica), por lo que él era plenamente consciente de los coqueteos e insinuaciones de las damas hacia su persona.
Angel no dejaba pasar cada oportunidad que tenía para molestarlo por ello, haciendo énfasis en la mayoría de las ocasiones que él creía que solo había una demonio en el infierno capaz de posar sus ojos un tipo tan raro como él.
Pero, sin duda, sus momentos favoritos eran cuando se juntaban varias situaciones: Vaggie intentando ganarse la gracia y afecto de Charlie nuevamente, él haciendo acto de presencia en el lugar, Charlie empezando a ignorar a la polilla sin ser consciente de ello solo para ver cómo él era el centro de las atenciones de las damas que estuvieran presentes. El demonio ciervo por lo general se zafaba de esas situaciones lo antes posible, pero cuando la rubia y la polilla estaban presentes alargaba esa situación tanto como él consideraba que podía soportar.
Era bastante divertido ver cómo Charlie intentaba disimular su molestia por verlo siendo atento con otras damas sin prestar atención a su presencia en el lugar.
Así había sido el último par de semanas y ahora veía a la princesa infernal paseándose por los jardines del hotel en compañía de sus cabritas sirvientes y el cerdo mascota de Angel. Después de tres semanas intensas se notaba que la rubia estaba disfrutando de ese momento de tranquilidad, los nuevos trabajadores estaban haciendo un buen trabajo, no excelente como las sombras de Alastor, pero era suficiente para mantener el lugar funcionando, a juzgar por la hora Angel y Husk debían estar ocupados en el bar, la polilla debía estar dando el último taller del día y Niffty ya debería estar supervisando la cocina pues ya casi era hora de la cena para los huéspedes.
Umbra, a lado de él, comenzó a revolotear ansioso.
—¿Qué pasa, mi amigo? ¿Deseas saludar a la princesa? —Umbra solo mostró su sonrisa —Supongo que no debo descuidar los avances —dijo con simpleza, chasqueando los dedos apareciendo de pronto frente a Charlie.
—¡Hola, querida! —saludó. Charlie tropezó por la impresión pero fue salvada de caer gracias a sus cabritas —Disculpa, Charlotte. —dijo con una sonrisa dentada.
—¿Qué se te ofrece, Alastor? —Dijo Charlie con un poco de molestia en su voz, cosa que llamó la atención del Demonio Radio.
—Oh, solo estaba en mi habitación sin nada qué hacer, ¿no te resulta curioso qué tan aburridos pueden llegar a ser días como hoy después de varios días sin un segundo de descanso? En fin, como te decía querida, estaba en mi habitación y te vi paseando con estas adorables criaturas —dijo viendo a las mascotas, Razzle y Dazzle lo miraron con desconfianza, Fat Nuggets con curiosidad —por lo que pensé que quizá no te molestaría un poco de mi compañía —dijo ofreciendo su brazo a la rubia.
Charlie estaba molesta y no sabía si tenía derecho de estarlo pero estaba molesta con Alastor. En el último par de semanas se había dedicado a coquetear con las huéspedes del hotel… ¡y la ignoraba! Era bastante molesto verlo recibir con esa cínica sonrisa todos los halagos y atenciones de esas desconocidas. Nunca, desde que lo conoció, se hubiera imaginado que fuera tan… seductor… Le recordaba a Seviathan.
Quizá era eso lo que le molestaba. ¿Qué tan idiota tenía que ser para enamorarse de dos tipos así de desagradables?
—¿Sucede algo, Charlotte? —dijo Alastor aun ofreciendo su brazo. Charlie, con algo de recelo, tomó el brazo del Demonio Radio —¿Qué tal estuvo el día de hoy, Charlotte? Ya no tenemos oportunidades de charlar como meses atrás. —Dijo comenzando a caminar.
—Oh, estuvo excelente, los pecadores están realmente comprometidos con la causa y son muy participativos durante los talleres. Y, no estoy de acuerdo contigo, Alastor… creo que tenemos suficiente tiempo para charlar pero tú estás muy ocupado siendo "amable" con las huéspedes.
Alastor reprimió el deseo de soltar una carcajada por el claro reclamo y muestra de celos por parte de la lluvia, por lo que se limitó a elevar una de sus cejas y ensanchar su sonrisa sin mostrar sus dientes.
—¡Oh! Unas damas realmente amables y encantadoras. —Y por supuesto, no dejaría pasar la oportunidad de divertirse.
—No lo dudo… —dijo con sarcasmo.
—¿Hay algo que te moleste, Charlotte? Noto un poco de incomodidad en tu voz. —Dijo Alastor, presionando para que la princesa dijera algo que elevara aún más su ego.
—No. No me pasa nada. —Mintió.
—¡Oh! ¿Es así? —Dijo poniéndose de pie frente a la rubia —Entonces, ¿qué pasó con tu adorable sonrisa? —Dijo tomando las mejillas de la rubia pellizcándolas un poco —Recuerda que nunca estás completamente vestida sin una.
Charlie, aun molesta intentó quitar el agarre del Demonio Radio, pero este solo se afianzó más, cuidando de no lastimarla con sus garras. Sus cabritas se pusieron en guardia, mientras Fat Nuggets se fue a jugar en las jardineras.
—¡Basta, Alastor! —exigió molesta.
—No hasta que sonrías, querida —respondió tranquilo.
Charlie siguió forcejeando con Alastor hasta que comenzó a reírse por la situación.
—¡Basta, Al! ¿Ves? ¡Ya estoy sonriendo! —dijo entre risas.
Alastor finalmente dejó de pellizcar las mejillas de la rubia y las acunó en sus manos.
—Así está mejor, Charlie. —Dijo Alastor con sus ojos clavados en los de la chica.
Charlie sintió sus sangre irse a su rostro y su corazón a punto de salirse de su pecho. Esperaba que el hecho de que Alastor hubiera estando pellizcando sus mejillas ayudara a disimular su sonrojo.
—¡Alastor, pillo! —Se escuchó una voz femenina alejada algunos metros del par de demonios.
La sombra de Alastor abandonó el cuerpo de su amo dirigiéndose a aquella demonio. El aludido giró para ver sobre su hombro solo para confirmar de quién se trataba, pues solo había una demonio en el infierno que le llamara así, Charlie miró por un costado encontrándose con la imagen de una demonio alta, bien vestida, usando un sombrero hermoso a la que Umbra saludaba con bastante entusiasmo.
—¡Ah! ¡Rosie, querida! ¡Qué agradable sorpresa! —dijo soltando su agarre de la rubia, girándose para comenzar a caminar en dirección a la recién llegada.
¡¿Rosie?! Pensó ahora más molesta la rubia.
Estuvo un par de semanas soportando el ver a las huéspedes del hotel coquetear con Alastor y a este recibir con gusto todos sus halagos y ahora Rosie, la Overlord por la que Alastor se había involucrado en una guerra territorial había llegado justo en el momento que ella estaba teniendo un hermoso momento a solas con él.
Alastor, por su parte, no podía estar más agradecido con su suerte. Desde la noche que Charlie había ido a su habitación para reclamarle su participación en la guerra territorial, sabía que la rubia tenía cierto recelo hacia Rosie y el que esta hiciera su acto de presencia por el hotel justo en ese momento era perfecto.
—¿Qué te trae por aquí, Rosie? —Dijo apenas llegó con ella.
—He venido a agradecerte de nuevo lo que hiciste por mi territorio y ese extra que hiciste por sus habitantes, además que tenía curiosidad por conocer este lugar del que me hablaste hace tiempo, cuando fuiste a Villa Caníbal.
Charlie, fingiendo estar jugando con sus cabritas y Fat Nuggets, estaba atenta, escuchando lo que decían.
Entonces, los días que se ausentó del hotel, ¡¿fue a verla a ella?! Pensó aún más molesta.
—Oh, Rosie, no tienes nada que agradecer. Sabes que haría cualquier cosa por ti, querida. —Dijo tomando la mano de su amiga, depositando un beso en ella, haciendo que una vena se asomara en la frente de la rubia, y comenzara a maldecir en voz baja, asustando a sus cabritas y a Fat Nuggets.
—¡Ah! ¡Siempre y cuando te de algo a cambio, pillo! —Respondió entre risas.
—Sabes que no siempre es así, Rosie. —Dijo Alastor con una voz que para Charlie fue demasiado seductora.
¡Amiga mis…
—Permíteme presentarte a mi socia y dueña del hotel —interrumpió su pensamiento la voz de Alastor, quien se dirigía hacia ella con Rosie tomada de su brazo. —Rosie, ella es Charlotte Magne, nuestra hermosa princesa infernal y la mente maestra de este maravilloso proyecto. Charlotte, esta bella dama de aquí es mi querida amiga Rosie.
—Un placer conocerle, señorita Charlotte —dijo Rosie extendiendo su mano hacia la rubia.
Charlie tomó la mano de la demonio frente a ella.
—Un gusto —respondió con una sonrisa falsa —Y solo dígame Charlie. Alastor, iré a dejar a Fat Nuggets en la habitación de Angel. Te dejo para que puedas atender a tu visita. —Dijo con expresión seria que no pasó desapercibida ni por Alastor, ni por Rosie.
—Veo que ha habido cambios importantes desde la última vez que fuiste a la Villa, cariño. —Dijo Rosie viendo a la princesa alejarse a prisa y visiblemente molesta, o mejor dicho celosa y luego dirigiendo su mirada hacia su amigo, quien no despegaba la mirada de la princesa, con una sonrisa de satisfacción en su rostro.
—¿Qué puedo decir, Rosie? Resulto encantador para las damas —dijo con presunción en su voz, provocando una carcajada en su amiga.
—¡No cambias, bribón!
Charlie entró al hotel hecha una furia. Sus cabritas y Fat Nuggets la seguían con pasos apresurados. Cargó al cerdito y subió hacia la habitación de Angel.
— Sabes que haría cualquier cosa por ti, querida. —dijo fingiendo la voz, como una niña haciendo berrinche mientras buscaba la comida de Fat Nuggets. —No es más que un presumido… coqueto… petulante… ¡ahg! —Charlie daba pasos fuertes por la habitación. Sirvió la comida del cerdito, envió a sus cabritas a su habitación y bajó al bar.
Necesitaba distraerse.
Y ni siquiera sé qué le ven ¡¿qué le vi?! Esa sonrisa falsa… esa odiosa voz… sus estúpidos chistes y ese ridículo traje… Pensaba mientras caminaba rumbo al bar con cara de querer asesinar a alguien.
A medio camino, se encontró con Vaggie, quien acababa de dar por terminado el último taller del día.
—Hey, Charlie —saludó con alegría al ver a la rubia.
—Hey, Vaggie —saludó fría y sin detenerse.
Cuando Charlie llegó al bar, tomó asiento en la barra soltando un bufido sonoro que llamó la atención de Husk y Angel, quienes solo cruzaron miradas, confundidos.
—Hey, princesita, ¿tan mal estuvo el día? Creí que hoy por fin había bajado el ritmo…
—Ha sido un pésimo día, Angel —dijo recostándose en la barra, derrotada.
Angel solo elevó una ceja. Vio entrar a la albina. Con señas, ella preguntó por Charlie a lo que, igualmente con señas, él respondió que no tenía idea de lo que le pasaba. Vaggie tomó asiento a un lado de Charlie.
—Hola plana, ¿qué vas a beber? —dijo Angel, tratando de propiciar que Charlie dijera qué diablos la tenía de ese humor.
—Una Margarita —respondió.
—Enseguida, nena —dijo haciendo un guiño.
—Yo quiero otra, Angel —dijo Charlie irguiéndose en su asiento.
—Nena, no quiero sonar como una buena influencia pero, ¿estás segura? Sabes que tú y el tequila no se llevan bien.
—Solo te estoy pidiendo una, Angel. —Dijo malhumorada —Lo necesito.
Angel cruzó miradas con Husk, este solo asintió pues notaba que la rubia de verdad necesitaba ese trago. Aunque quizá necesitaba el tequila puro, pero todos recordaban la última vez que había bebido y no era algo que quisieran repetir.
—Bien, trabajo dos margaritas para las chicas —anunció Angel.
—Así que ya bebes… —dijo Vaggie.
—Un poco… aunque hubo una vez que me excedí con el tequila, por eso Angel dijo eso —dijo comenzando a bajar el tono de molestia en su voz.
—Vaya… sí que pasaron muchas cosas en el tiempo que no estuve aquí…
—Muchas… —secundó Charlie.
Rosie y Alastor seguían conversando, ya caminaban de regreso para entrar en el hotel.
—Me alegra saber que no tuviste inconvenientes aquí por haber defendido mi territorio, Alastor.
—Oh, Rosie. Desde el momento que hicimos el trató busqué la manera de cumplir mi palabra contigo sin llegar a tener problemas con la princesa. Aunque, como se lo aclaré a ella, lo que yo haga o deje de hacer fuera del hotel no es asunto suyo… sin embargo, si consideramos que he dado la cara por este sitio en los últimos meses, creo que no hubiera sido una buena estrategia un genocidio por parte del socio del hotel que busca acabar con los exterminios anuales a través de la redención.
—Piensas en todo, cariño.
—Ya me conoces. —Dijo con altivez.
—Y, supongo que el enamorar a la princesa no tiene nada qué ver con ese gran espectáculo del que me hablaste.
—HA HA, querida Rosie, siempre tan perspicaz, sin embargo, cariño, debes recordar que siempre he sido celoso con mis planes y sin ofender, siempre he considerado al silencio como el único amigo que no traiciona, por lo que me temo que no puedo satisfacer tu curiosidad en ese tema —dijo con una sonrisa inocente.
—Entonces, admites que tienes a la princesa infernal suspirando por ti… —dijo insidiosa.
—Oh, eso no lo puedo asegurar… no me atrevería… pero dime ¿es lo que tú crees? —preguntó con genuino interés.
—Lo puedo jurar por su padre. Esa niña quería asesinarme con su mirada y fue bastante obvio que no soportó mi cercanía contigo, Alastor. —Respondió.
—¡Oh, pero que curiosa observación! —Admitió.
—Y tengo una más curiosa, querido. —Dijo malintencionada.
—Muero por escucharla, Rosie.
—¿Desde cuándo soportas que te toquen, Alastor? Porque parecías bastante cómodo con la princesa, además, sé diferenciar tu sonrisa de satisfacción por solo molestar a tu sonrisa por elevar tu ego.
—No entiendo a dónde quieres llegar, querida Rosie.
—A que, Alastor, creo que tienes más interés por la princesa del que eres consciente.
—¡HA HA! ¡Qué ocurrencias dices, Rosie! —Dijo con burla.
—Bueno, el tiempo dirá si son ocurrencias mías o no, querido. —Dijo con recato.
Alastor y Rosie siguieron caminando y conversando por el interior del hotel, el demonio carmesí le mostraba las instalaciones y Rosie era blanco de miradas asesinas por parte de las huéspedes que se topaban y que saludaban con demasiado entusiasmo al demonio ciervo y que claramente envidiaban la cercanía de la Overlord. Pero Alastor no prestó atención a eso, pues lo último dicho por su amiga le estaba dando vueltas en su cabeza.
Estaba seguro que era una tontería. Además, Rosie siempre fue una romántica empedernida que enviudó antes de sentirse satisfecha con su historia de amor por lo que no le sorprendería que se estuviera proyectando en la princesa infernal.
Rosie era plenamente consciente que él era lo más alejado a un príncipe azul por lo que le resultaba hasta sorprendente que ella sugiriera en serio que él tenía genuino interés romántico por Charlotte.
Vaya tontería.
En el bar, Angel regresó con las margaritas, dejándolas frente a las chicas y una tercera para él.
—Lo siento, nene. Se me antojó al estarlas preparando —dijo dirigiéndose a Husk.
—Me importa un carajo… —respondió Husk.
—¿Y dónde está el chulo de fresa? No ha venido al bar últimamente y se le extraña… —dijo antes de dar un trago a su bebida —Aunque no lo creas, plana, ese freak sabe crear ambiente, ¿o no, Charls?
—Uh, claro. Sobre todo cuando se trata de entretener a las damas —dijo antes de dar un trago más largo que Angel, haciendo que, por lo dicho y por lo hecho, Angel y Vaggie cruzaran miradas un tanto confundidos. —Ahora está en los jardines, atendiendo a una invitada personal. —terminó de decir de mala gana.
—¿Y quién es esa invitada especial? —Preguntó curioso Angel.
—¡Señorita Rosie! Me alegro que haya podido encontrar al señor Alastor. —Había dicho Niffty al encontrarse en la entrada del bar con Alastor y Rosie, llamando la atención del staff original.
—Muchas gracias por decirme dónde encontrar a este bribón, querida Niffty.
—No fue nada. Me da mucho gusto verla, señorita Rosie. —Dijo con alegría.
—¿Cómo van las cosas en la cocina, lindura? —Preguntó Alastor.
—Todo perfecto Alastor, estamos por servir al primer grupo de huéspedes. Nosotros cenaremos a la hora habitual. —Respondió orgullosa de su trabajo.
—¡Perfecto! ¿Te gustaría acompañarnos en la cena, Rosie? —Preguntó amablemente Alastor.
La simple pregunta de Alastor hizo que Charlie rompiera su copa por la fuerza que hizo al empuñar sus manos.
Angel comprendió divertido la situación, Husk estaba genuinamente preocupado porque Charlie se hubiese lastimado y Vaggie estaba triste de ver esa reacción tan obvia de celos de la rubia por Alastor. No recordaba que Charlie sintiera celos por ella alguna vez.
Niffty, Rosie y Alastor al escuchar el sonido del vidrio rompiéndose, dirigieron su mirada al origen.
Charlie miraba fúrica a Alastor, este solo elevó una ceja divertido. Rosie se llevó una mano a su boca, sorprendida y preocupada, mientras Niffty salió corriendo en dirección a Charlie.
—¡Señorita Charlie! ¿Está bien? ¡Permítame curarle! —Decía preocupada la cíclope, intentando detener la hemorragia presente en la mano de la rubia.
—No es necesario, Niffty. Sanará en unas horas. —Respondió con notable molestia en su voz, sin despegar su vista del Demonio Radio.
Umbra también se hizo presente, revoloteando alrededor de Charlie, inquieto, situación que llamó la atención de todos, sin excepción.
—Como dije, estoy bien, Umbra. Vuelve a tu amo. —dijo seria, la sombra obedeció.
—Vaya…. —dijo en voz baja Rosie.
—Mi amigo tiene cierto apego a la princesa —explicó Alastor con simpleza. También sin dejar de ver a Charlie.
—Charlie, sé que sanas rápido pero ponte esto, por favor —dijo Vaggie entregándole su listón.
—Gracias, Vaggie. —Dijo Charlie tomando el listón, comenzando a envolver su mano lastimada como si de una venda se tratara. —Dame otra margarita, Angel. Como ves, no pude terminar la mía —dijo despejando su vista por fin, de Alastor y volviendo su vista hacia el demonio araña. Angel obedeció de inmediato. Ya sabía de lo que Charlie era capaz cuando estaba enojada y no quería imaginarse lo que podía llegar a hacer ahora que estaba celosa.
Niffty limpió los restos de vidrio y alcohol derramado en el piso del bar y luego se retiró a prisa a la cocina.
—Cómo te decía, Rosie, ¿nos acompañas a cenar? —Preguntó Alastor.
—Oh, con gusto, querido. —Respondió Rosie.
Vaggie veía con preocupación cómo una vena en la frente de Charlie parecía a punto de reventar y Angel se moría de risa en sus adentros.
Mientras tanto, Alastor y Rosie fueron a tomar asiento en la barra, justo a un lado de Vaggie.
—Permíteme presentarte, Rosie —dijo Alastor —Este joven de aquí se llama Angel Dust, el primer huésped que llegó al hotel y que ahora es nuestro bartender estrella.
—Mucho gusto, Angel —Saludó educada.
—Mucho gusto —Respondió educado —Y, ¿cómo es ser la novia de sonrisas? —Preguntó con malicia Angel, por el simple placer de molestar a Charlie y sacar de quicio de Alastor.
Angel sabía perfectamente que Alastor no tenía nada qué ver con esa demonio. Y no era porque alguien se lo hubiera dicho, era simplemente porque él conocía esa aura de complicidad y tensión sexual presente siempre en una pareja, y eso no estaba, en absoluto, presente entre Rosie y Alastor, por lo que era doblemente divertido que Charlie estuviera rabiando de celos por eso.
Por su parte, Alastor dejó pasar aquella desatinada pregunta por la misma razón que Angel: estaba más que divertido por ver las reacciones de Charlie.
—¿Su novia? —Soltó una carcajada —oh, no, querido, yo podría ser la madre de este pillo. Lo conozco desde que era un mocoso.
—Oh, mi error. Disculpe. —dijo Angel, dedicando una mirada burlona hacia Charlie, quien ahora estaba con la cara roja de vergüenza.
Rosie conocía a Alastor desde que eran humanos. No solo eso, lo conocía, al parecer, desde que era niño ¡por eso tanto cariño! ¡Por eso tanta confianza!
Alastor no pudo evitar soltar una risa y Charlie deseaba que se la llevara su padre.
—Por favor, Angel, prepara un par de Sazerac para la dama y para mí. —Pidió Alastor con una sonrisa dentada, mirando por la rabadilla de su ojo a Charlie, disfrutando de su vergüenza.
—En seguida, guapo —respondió Angel, guiñando un ojo y lanzando un beso a Alastor —¡y en seguida te traigo tu margarita, Charlie!
Charlie ni siquiera se sintió capaz de molestarse por el coqueteo descarado de Angel hacia Alastor, solo quería que Alastor ya no la viera con esa expresión de burla.
—¡Ah, qué joven tan agradable! —Dijo divertida Rosie —Me sorprende que no lo hayas asesinado, pillo. Disculpa, "sonrisas". —dijo jocosa.
—Debo admitir que el joven Dust es alguien agradable una vez que convives lo suficiente con él. —Dijo Alastor, sorprendiendo a todos, incluso el aludido. —En fin… Esta joven de aquí es Vaggatha, —dijo tomando de los hombros a la polilla, Vaggie dio un respingo por el contacto del Demonio Radio —ella… es una muy buen amiga de Charlotte. De hecho, ella fue co-fundadora del hotel, antes de mi llegada. —Terminó de decir soltando su agarre de los hombros de la chica.
—Un gusto conocerte, jovencita —Dijo Rosie.
—El gusto es mío, señorita Rosie. Puede decirme Vaggie, si gusta. —Respondió respetuosa.
—Oh, muy bien, Vaggie. —Respondió amable —¡Husk no seas huraño y ven a saludarme! —llamó la atención del demonio felino.
Husk dejó de limpiar copas y se acercó hacia donde estaba la Overlord.
—¿Qué tal, Rosie? —dijo con voz monótona.
—Siempre tan expresivo, Husk. —Dijo pellizcando de manera cariñosa una mejilla del demonio —Pero, me intriga algo: sé que Niffty adora este bribón y por eso no me extraña que esté aquí pero ¿tú?
—Todavía le debo un par de favores al hijo de puta —dijo antes de tomar un trago —Aun así, siempre es un gusto verte, Rosie.
—¡Oh, vamos, Husker! Sabes que es de hombres saber pagar tus deudas. —Dijo Alastor, pasando un brazo sobre los hombros del demonio felino.
—Sí, sí. Lo que digas cabrón. —dijo zafándose del agarre del demonio carmesí y retirándose para seguir atendiendo a los clientes.
Angel regresó con las bebidas preparadas. Entregando primero las bebidas de Rosie y Alastor.
—Que lo disfruten —dijo coqueto y luego se fue hacia la princesa infernal —Aquí tienes, Charlie. Por cierto, de nada, nena. —Dijo con una sonrisa dentada —Ya no hay necesidad que rompas otra copa —finalizó guiñándole un ojo y con una sonrisa burlona.
Charlie tomó su copa y, tratando de no ser vista, dirigió su mirada hacia Alastor. Este seguía conversando animadamente con Rosie, recargado sobre uno de sus codos en la barra y, como si hubiera sentido su mirada, dirigió su vista hacia ella, alzando su copa en su dirección con una enorme sonrisa en su rostro para después tomar el contenido de la copa de un solo trago. Charlie apartó la mirada avergonzada y, al igual que el Demonio Radio, se tomó su bebida de un solo trago.
Vaggie, quien fue testigo de todo, pidió una cerveza intentando conversar con Charlie para poder distraer a la princesa de todo eso que había pasado.
Entretanto, por calles cercanas al Hazbin Hotel, un par de hermanos Overlords caminaban en dirección al ya mencionado lugar.
—¿Y qué esperas obtener con esto, Sevi? —Preguntó Hellsa.
—Información, hermanita. —Respondió Seviathan.
—Ajá pero, no entiendo, ¿qué clase de información intentas obtener?
—El Demonio Radio es participe activo del proyecto de Charlotte. Desde que recuerdo, Lucifer enseñó a su hija a no hacer tratos con ningún otro demonio y Alastor es muy conocido por sus tratos, por lo que dudo que ella hiciera un trato con él.
—Aun no entiendo a qué quieres llegar, Sevi…
—En resumen, quiero saber qué tipo de acuerdo tienen.
—¿Para?
—La información es poder, Hellsa. No me importa si el estúpido proyecto de Charlotte funciona o no. Lo que me interesa saber es si los Magne tienen un acuerdo con el Demonio Radio. Si es así, nuestros planes de extender nuestros territorios se vuelven más… complicados… por no decir que imposibles.
—Me sigue pareciendo una pérdida de tiempo.
—Entonces no sé qué haces aquí…
—Solo tengo curiosidad de ver cómo reaccionaran tú y la estúpida de Charlotte luego de décadas de no verse. No olvides que le rompiste el corazón, Sevi.
—¿Y qué reacción esperas de mí? Charlotte nunca me importó y terminar esa relación fue un alivio para mí. Dejé de tener encima a nuestros padres y los Magne.
—Huh… como digas, Sevi.
En el hotel, el staff estaba cenando.
Vaggie había vuelto a su lugar original luego de que Alastor se disculpara con Charlie pues iba a tomar asiento a lado de Rosie.
Charlie se notaba decaída, ya no celosa pero sí… abandonada pues la Overlord estaba acaparando toda la atención del demonio carmesí.
Habían cenado en relativo silencio, este a veces se rompía por algún comentario de Angel o las risas de Alastor y Rosie.
—¿Cómo está tu mano, Charlie? —Preguntó Vaggie.
Charlie retiró el listón de Vaggie de su mano, mostrando que ya no tenía rastro de herida alguna.
—Ya está bien —Respondió con una sonrisa.
Pronto se escuchó un toque firme en la entrada del hotel.
—¿Acaso no ven el puto horario en el letrero de afuera? —dijo con fastidio Husk.
—Hay que ignorarlo —dijo Charlie —Si desean ser atendidos volverán mañana, en el horario adecuado.
—Excelente decisión, querida. —Dijo Alastor.
Continuaron cenando pero los golpes volvieron, más fuertes e insistentes.
—¡Agh! ¿Qué no saben leer? —Se quejó Angel.
—Niffty, por favor dulzura. Ve a decir a los insistentes de afuera que le hotel está cerrado por hoy y que si vuelven mañana con gusto les atenderemos. —dijo Alastor.
—¡Sip!
Niffty salió corriendo a cumplir lo pedido por Alastor. Pronto dejaron de oír los golpes en la puerta. Continuaron cenando cuando Niffty hizo un anuncio en la entrada del comedor.
—Señorita Charlie, tiene visitas.
—¿Visitas? —dijo confundida, ¿serán sus padres? —Disculpen —dijo poniéndose de pie, saliendo del comedor.
Alastor sintió su sombra bajo sus pies, este le dio la orden de seguir a la princesa.
—¿Quién es? —Preguntó curioso Angel.
—Son un par de hermanos. Un chico muy apuesto y una chica no tan linda como Charlie. Von… Endri… Henry. —Dijo Niffty mientras se dirigía a tomar asiento de nuevo en el comedor.
—¿Von Eldritch? —Dijo Rosie.
—¡Sí, ellos! —Confirmó Niffty.
—¡No jodas! ¡El chico menta está aquí! —dijo sorprendido Angel.
—¡Ese bastardo! —dijo Vaggie poniéndose de pie, lista para ir hacia donde estaba Charlie.
Escucharon un estruendo proveniente del lobby y todos salieron a prisa, Vaggie estaba preocupada. Sabía que Charlie no tenía una buena relación con su ex novio y menos con la hermana de este.
—¿Por qué mierda es tan importante ese tipo que vino? —dijo Husk.
—Seviathan Von Eldritch es el ex novio de Charlie —respondió Angel.
—¡Wow! ¡Qué suerte! —dijo Niffty.
—Nada de suerte. —Dijo Vaggie —el cabrón es un hijo de perra que hizo sufrir mucho a Charlie.
—Sin contar que su familia es más que indeseable —agregó Rosie.
Alastor se mantuvo en silencio, él ya sabía todo eso que estaban explicando. Al llegar al lobby vieron a Charlie de pie, respirando agitada, mientras que un joven de traje elegante de color verde se ponía de pie, ayudado por una chica de la edad de Charlie.
—Vuelvo a preguntar ¿Qué demonios hacen en mi hotel? —dijo Charlie.
—Relájate, Charlotte. Solo venimos a saludar y pasar un rato contigo, como en los viejos tiempos. —Respondió Hellsa. Todos detectaron la hipocresía de en su voz.
—Huh, parece que no somos los únicos que queremos relacionarnos con la princesa del infierno. —Dijo Seviathan mirando hacia Rosie.
—Los jóvenes Von Eldritch —dijo Rosie.
—No me digas que en verdad no extrañaste mi compañía, Manzanita —dijo con burla Seviathan.
—Oh, Seviathan… Me sentí tan miserable sin ti, que fue casi como si estuvieras aquí.
Angel soltó una carcajada por el sarcasmo usado por Charlie. Alastor elevó una ceja, igualmente divertido.
—Veo que has mejorado tus amistades. —Dijo pedante Seviathan a Charlie, luego dirigió su mirada hacia el demonio araña —¿Por fin te libraste de Valentino, Angel?
—¿Por qué? ¿Me extrañaste, guapo? —respondió Angel coqueto, enviando un beso hacia el Overlord.
—Veo que en cambio tú no has cambiado tus costumbres, Seviathan. —dijo Charlie.
—Y no me extraña que mi hermano prefiera a las chicas de Valentino sobre ti, Charlotte. ¡Mírate! ¿Le robaste el traje a tu papá? Debes ser la más grande decepción de Lilith. Ella, tan bella y sensual y tú, tan… sin chiste…
—¿Eso crees, Hellsa? —dijo Charlie chasqueando sus dedos, cambiando su vestimenta por un vestido de noche, con abertura en su pierna derecha, con un sensual escote y espala descubierta, así como zapatillas de tacón alto, cabello suelto y maquillaje de noche.
Todos los presentes se quedaron sin habla por el nuevo outfit de la princesa de infierno. Incluso Seviathan dejó caer su mandíbula y Alastor tuvo que concentrarse para que el movimiento de su cola bajo su saco no fuera notorio.
—Una digna hija de su madre —dijo Rosie.
—Sí —corearon todos, excepto Hellsa.
—Creo que la "sin chiste" aquí, eres tú, Helly… Pero no te preocupes, Angel te puede dar unos tips. —Dijo guiñando un ojo hacia Angel.
—Charlotte… —dijo Seviathan todavía impresionado.
—¿Qué pasa, Sevi? ¿Te comió la lengua el ratón? —Dijo con soberbia Charlie.
Alastor, al notal la manera en cómo el joven Von Eldritch veía a la rubia se encaminó hacia ellos, poniéndose entre Charlie y Seviathan.
—Disculpe, caballero. No tengo el gusto de conocerlo pero me da la ligera impresión que su presencia y la de su distinguida hermana no son gratas para mi socia, por lo que suplico tenga la amabilidad de retirarse y abstenerse de volver.
—Demonio Radio… —dijo despectivo.
—Alastor, para ustedes, jóvenes —dijo con una sonrisa dentada.
Hubo un breve duelo de miradas entre el demonio de traje rojo y el demonio de traje verde.
—Vaya que es un demonio interesante, Alastor. —Dijo insolente.
—¿Se lo parezco, joven Von Eldritch? —Respondió de la misma manera el demonio carmesí.
—Lo repito: Interesantes amistades, Charlotte —dijo Seviathan dando la espalda a Alastor caminando hacia la salida, siendo seguido por su hermana, ante la atenta mirada del staff del hotel —Me dio gusto verte después de tanto tiempo, querida. Te has vuelto una verdadera mujer.
Alastor apretó su sonrisa por el último comentario dicho por el demonio de traje verde. Nadie se movió de su lugar hasta que los Von Eldritch salieron del hotel. Apenas se cerró la puerta Charlie casqueó sus dedos volviendo a su outfit normal.
—Perdí el apetito. —Comenzó a hablar la princesa infernal —Señorita Rosie, si lo desea puede quedarse esta noche en el hotel. —dijo antes de dirigirse a las escaleras y subir a prisa siendo seguida por la atenta y preocupada mirada de todos, menos Alastor, que seguía con la vista clavada en la puerta del hotel.
—Charlie… —dijo Vaggie.
—Creo que fue demasiado para ella ver a su ex novio… ¡y no la culpo! El joven Von Eldritch es guapísimo… casi me desmayo al verlo cuando abrí la puerta… —Dijo Niffty.
—Pero la princesita manejó bien la situación, calló a su ex cuñada y dejó con la boca abierta al idiota de su ex novio… el pobre imbécil debe estar retorciéndose por haber visto todo lo que dejó escapar. —dijo orgulloso Angel.
—No entiendo qué esperaba Seviathan, es la hija de Lilith, la súcubo original —dijo Rosie.
Alastor finalmente despegó la vista de la puerta del hotel, había dejado de percibir los pasos del par de hermanos, por lo que podía asegurar que ya se encontraban a una distancia considerable del hotel.
—¡Bueno, esto ha sido entretenido pero sería una lástima desperdiciar la comida que Niffty amablemente preparó para todos! Rosie, querida, me disculpo por esta bochornosa situación. —dijo Alastor mientras caminaba hacia el encentro con el resto del staff.
—No te preocupes, cariño. Entiendo perfectamente que esos jóvenes llegaron de improvisto. Es una lástima que hayan incomodado tanto a Charlie, pero me alegro que los haya puesto en su lugar. Si me permites darte un consejo, cariño, creo que deberías ir a hablar con tu socia… tómalo como un paso extra en tu plan —le susurró lo último.
Alastor la miró sorprendido, Rosie solo asintió y caminó hacia el comedor.
—Niffty. —Llamó el Demonio Radio. —Guarda mi plato y el plato de Charlotte. Quizá los necesitemos dentro de un rato.
—¿Irás a animar a la señorita Charlie?
—En efecto, pequeña. Me parece que mi socia no está en condiciones de permanecer a solas.
—De acuerdo, Al. —dijo Niffty yendo a prisa hacia el comedor.
Alastor se encaminó a las escaleras y comenzó a subirlas a paso tranquilo.
—Amigo… —su sombra se materializó —¿Qué ocurrió entre Charlotte y esos jóvenes antes de que llegáramos los demás al lobby?
Umbra de nuevo volvió al cuerpo de su amo, Alastor entró a una especie de trance otra vez, deteniendo su camino a mitad de la escalera. En su mente pudo ver la escena:
—Vaya, veo que lograste poner de pie este sitio, Charlotte —dijo Seviathan.
—Y veo que no alguien no ha superado a su ex —dijo Hellsa viendo la fotografía de la graduación de Charlie con Seviathan —Esas fotografías están en un rincón en nuestra casa, nuestros padres no nos dejan quemarlas por respeto a tu apellido…
—¿Qué demonios hacen aquí? —Dijo Charlie.
—¿Qué pasó con los modales, Charlotte? ¿Tantos baños de pueblo te quitaron tu clase? —Dijo con burla Hellsa.
—Vaya, me sorprende que la conozcas, Helly… Has estado fuera de ella desde que te conozco…
—Ustedes siempre compitiendo, niñas… —Dijo Seviathan con burla —Charlotte, querida, el motivo de mi visita es simple: tenía deseos de verte.
—¿Qué?
—Mi Manzanita… pasamos tanto tiempo juntos que no puedes pretender que me haya olvidado por completo de ti, así como puedo ver que tú no te has olvidado de mí —dijo viendo todas las fotos y cuadros alrededor —¿O me equivoco? —dijo con una sonrisa ladina, la misma con la que conquistó a la princesa décadas atrás.
—Por supuesto que no te he olvidados, Seviathan… Nunca olvidaré lo bastardo e hijo de puta que fuiste conmigo —dijo con rencor.
—¿Y ese vocabulario, princesita? —Dijo Hellsa.
—Charlotte… ¿cómo puedo compensarte? —dijo Seviathan poniendo una mano en su pecho a la altura de su corazón.
—¿Compensarme? ¡Me destrozaste, Seviathan! Me menospreciaste y me engañaste desde el principio…
—Charlotte, tus ideas siempre han sido muy… fantasiosas… y en cuanto al engaño, cariño: soy de corazón flexible y cuerpo accesible —dijo con una sonrisa arrogante, incluso Hellsa soltó una carcajada por la ocurrencia de su hermano.
Charlie soltó un poco de aire, peinó su cabello y sonrió. Más que eso, caminó tranquila hasta quedar frente al demonio de traje verde.
—Es la última vez que te burlas de mí, Sevi. —Dijo antes de soltarle un puñetazo que el demonio apenas pudo esquivar para no recibirlo de lleno, perdiendo el equilibrio, cayendo sobre su espalda no sin antes haber chocado con una pequeña mesa de decoración que tumbó y con ella el jarrón de adorno.
Cuando Seviathan elevó la mirada pudo ver por una fracción de segundo a Charlie en su forma demoniaca.
—¡Seviathan! —Hellsa se apresuró a llegar a lado de su hermano, ayudándole a ponerse de pie.
—Vuelvo a preguntar: ¿Qué demonios hacen en mi hotel?
Terminó la visión, pues en ese momento Alastor y los demás habían llegado. Soltó una leve risa por el golpe que la pequeña y dulce Charlotte le propinó al Overlord. Continuó su camino hacia la habitación de la rubia, con la imagen de la forma demoniaca que la rubia había adoptado apenas por un par de segundos clavada en su mente.
Cuando llegó a la habitación de la rubia, ordenó a su sombra que bajara al comedor para estar pendiente de Rosie. Umbra acató la orden de mala gana y se deslizó a prisa al sitio. El demonio ciervo tocó la puerta.
—Estoy bien, Vaggie. No te preocupes —Respondió la princesa desde su habitación.
—Lamento no ser la persona que esperabas querida, pero puedo asegurarte que me encuentro genuinamente preocupado por tu estado anímico. —Dijo Alastor desde la parte de afuera.
Charlie estaba sentada en su cama, abrazando sus rodillas, tratando de calmarse. Razzle y Dazzle estaban echados uno a cada lado de la cama, brindándole su compañía a la princesa. Se había sorprendido al escuchar la voz de Alastor al otro lado de la puerta. No esperaba que Alastor dejara de atender a su visita por ir a verla.
—Pasa. —Dijo.
Alastor entró en la habitación. Sus ojos comenzaron a brillar en la oscuridad, iluminando un poco el sitio. Razzle y Dazzle rápidamente se pusieron a la defensiva pues sabían que el Demonio Radio alteraba a su ama.
—Razzle, Dazzle, vayan al jardín. Yo los llamaré luego.
Los cabritos vieron confundidos a su ama pero ellos no tenían la capacidad de desobedecerle, por lo que no tuvieron más remedio que retirarse de la habitación.
—No se coman las flores, amiguitos —dijo Alastor, las cabritas miraron de mala manera al Demonio Radio antes de salir. —Esas pequeñas criaturas son adorables, quedan bien con tu estilo, Charlotte. —Dijo Alastor mientras tomaba asiento en la cama de la rubia.
—Ellos eran unos peluches con los que solía jugar de pequeña. A mi papá le pareció buena idea darles vida para que fueran mis guardianes. —Explicó.
—Una excelente idea del rey, si se me permite decir. —Dijo Alastor dirigiendo su mirada hacia Charlie, ella seguía con sus brazos abrazando sus piernas y una mejilla recargada en sus rodillas, claramente decaída. —Fue un día complicado para ti, ¿no querida?
—Lo último que esperaba era ver a los hermanos Von Eldritch hoy…
—Escuché que el joven mantuvo una relación sentimental contigo hace tiempo y además es quien aparece en los cuadros y retratos que adornan el lobby.
—Sí… fue mi primer novio… Era mi "pareja ideal": un demonio original, proveniente de una familia de Overlords… el linaje Magne estaba asegurado…
Alastor conocía algo de la historia pero le intrigaba qué tanto podría decirle la princesa.
—Parecías muy molesta con su presencia, querida.
—Y lo estoy… Seviathan es una muy mala época en mi vida… Desearía nunca haberlo conocido…
—Bueno, querida… ¿Sabes que puedes hacer un trato conmigo, no? Yo podría hacer desaparecer a ese joven —Ofreció como si nada.
Charlie levantó un poco la mirada, viendo incrédula al Demonio Radio. Luego soltó una carcajada.
—¿Es una broma, verdad?
—Me has atrapado, querida —respondió Alastor —Eres demasiado bondadosa como para pedirme hacer eso pero tenía que encontrar la manera de hacerte sonreír. Últimamente me has privado de esa dicha, Charlotte.
—Últimamente no me he sentido con ánimos de sonreír…
—¿Por qué, querida? ¿Hay algo en el hotel que te moleste?
—No. No tiene nada qué ver con el hotel, Alastor… es algo personal.
—Oh, ya veo… ¿Hay algo que pueda hacer por ti?
—No… no lo sé… es complicado…
—No insistiré más, querida, no quiero entrometerme en la mente y sentimientos de una dama como tú, sin embargo, me gustaría que recordaras que, dicho por ti misma, tu humilde servidor es, además de tu socio, tu amigo, por lo que clamo que, cuando no encuentres ánimos para sonreír, acudas a mí. ¿Quién mejor que yo para ayudarte con ello? HA HA…
Charlie sonrió conmovida. Si bien era evidente que Alastor no tenía ni la menor idea de cómo consolar a alguien deprimido (además que ella no estaba dispuesta a confesar que se sentía abandonada por él) le pareció tierno que hubiera hecho el intento.
Estiró sus piernas y se inclinó un poco para poder tomar una mano del Demonio Radio. Alastor se tensó por el contacto. Charlie siguió su camino llevando su otra mano a una de las mejillas del Demonio Radio.
La rubia estaba hipnotizada por el brillo de los ojos del demonio ciervo y la expresión confundida de este, rio un poco y llevó su rostro hacia el contrario.
—Char…
Charlie depositó un largo beso en la otra mejilla del demonio carmesí. Alastor tuvo unos rápidos flashbacks de las veces que la princesa lo habían hecho sentir inquieto, justo como en ese momento pues su cola estaba luchando por poder moverse con mayor libertad bajo su abrigo, sus imágenes iban desde la noche en la que una ebria Charlotte lo había acorralado en esa misma habitación hasta esa misma noche, algunos minutos antes, cuando la princesa se había mostrado ante todos luciendo y bello y nada vulgar vestido.
Cuando la princesa rompió el contacto y se separó un poco, el salió de su pequeño trance de recuerdos de ella. Charlie estaba con una sonrisa y una expresión que no había visto en ella, o por lo menos no recordaba.
—Esta sonrisa tuya, Al. —Le dijo —Solo tú me haces sonreír así.
Alastor sintió que algo muy extraño hizo clic en su interior por lo que, sin saber por qué, llevó sus manos impulsivamente a las mejillas de la rubia, tomándolas de manera posesiva, acercando su rostro al de ella.
—Entonces, solo sonríe así para mí, querida. —Le dijo viéndola a los ojos, luego dirigió su mirada a los labios de la rubia —Nunca le muestres esa sonrisa a nadie… solo a mí. —Le había dicho de forma demandante.
Charlie colocó sus manos sobre las manos del Demonio Radio, justo como esa tarde, momentos antes de que llegara Rosie y los interrumpiera. Era la primera vez que notaba que Alastor la miraba así, usualmente se notaba la burla en sus ojos, pero ahora estos estaban a medio cerrar, no viéndola a los ojos, sino clavados en sus labios.
Charlie llevó sus manos a la nuca del Demonio Radio, buscando terminar con la distancia que los separaba. Estaba por lograr su cometido cuando la voz de Vaggie los interrumpió.
—Alastor, Rosie quiere despedirse de ti, dice que tiene que volver a su hogar. —Había dicho desde la puerta de la habitación de la rubia la cual todo el tiempo se había mantenido abierta.
Charlie y Alastor se separaron al instante, desviando la mirada uno del otro. Charlie encogiéndose de hombros y Alastor poniéndose de pie, carraspeando un poco.
—Gracias por avisarme, Vaggatha. —Dijo caminando hacia la salida deteniéndose en la puerta, a lado de la albina —Por cierto, Charlotte. Le pedí a Niffty que guardara tu cena, creo que sería bueno que le pidieras que la subiera, puedo decirle si gustas. —dijo sin girarse a verla.
—S… sí… gracias Alastor…
Apenas escuchó la respuesta de la rubia se retiró del lugar.
—Así que Alastor… —dijo seria Vaggie, cruzándose se brazos y recargándose en el marco de la puerta.
Charlie soltó un suspiro cansino.
—Alastor… —respondió.
Alastor caminaba a prisa rumbo al lobby, tratando de entender qué demonios había pasado minutos atrás. En qué momento había llegado a estar tan cerca de Charlotte y por qué no se había apartado.
Era imperdonable.
Tal vez lo único bueno de esa bochornosa situación era el hecho que la albina había sido testigo y seguramente ahora Charlotte se encontraba confesando sus "sentimientos" por él. Cuando llegó al lobby, Rosie estaba riéndose por los trucos y travesuras que Umbra hacía a todos los miembros del staff.
—Rosie, me informaron que deseas retirarte —dijo Alastor.
—Así es querido. Agradezco la oferta de Charlotte pero debo abrir mi tienda desde temprano. Por cierto —dijo dirigiéndose a los miembros del staff —Pueden ir cuando quieran a mi boutique, les aseguro que encontraran algo de acuerdo al estilo de cada uno y les haré un descuento especial solo por ser los amigos de este bribón —Dijo amablemente.
—Uy, me interesa —dijo Angel — ¿Dónde se encuentra su boutique?
—En Villa Caníbal —respondió con burla Husk. Angel sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal al solo escuchar el nombre.
—Pero no te preocupes, querido —dijo divertida Rosie —no les pasará nada siempre y cuando se mantengan cerca de Alastor. Este pillo es básicamente el Rey de Villa Caníbal.
—Y yo con gusto puedo acompañarlos el día que quieran solo para que puedan ser testigos de las maravillosas creaciones de mi querida Rosie.
—Vaya, debería venir a visitarlo más seguido, Rosie. Sonrisas no es tan amable usualmente —dijo Angel.
—En eso apoyo a la araña —dijo Husk —el bastardo se portó demasiado amable, incluso con esos niños ricos que vinieron a molestar a la princesa.
—Aunque el señor Alastor quería matar al exnovio de la señorita Charlie —dijo Niffty con simpleza.
—En fin, Rosie, fue un placer tenerte aquí el día de hoy —dijo tratando de cambiar el tema, estimaba mucho a la pequeña cíclope pero reconocía que a veces no sabía guardar silencio.
—Muchas gracias por regalarme un poco de tu tiempo, querido. —Dijo abrazando al demonio carmesí —Estoy muy intrigada en tus planes con la princesa, por lo que te pido me mantengas informada tan pronto lo consideres prudente, cariño. —Le había susurrado.
Alastor elevó una ceja por la peculiar petición de su amiga. Ella solo sonrió con malicia. Alastor invocó su micrófono y luego chocó la parte inferior de este abriendo un portal directo a la casa de Rosie en Villa Caníbal.
Rosie se despidió de todos y luego entró al portal.
—Vaya, sonrisas quien iba a pensar que un creepy como tú pudiera tener una amiga tan atenta y amable como Rosie —dijo Angel.
—Es cuestión de saber elegir amistades, Angel.
Angel comenzó a bostezar y se despidió para irse a dormir. Husk dijo que tenía que acomodar unas cosas más en el bar y se retiró del lobby.
—Niffty, querida, ¿serías tan amable de llevarle la cena a Charlotte?
—Claro que sí Al. ¿También subo la tuya?
—Por favor, dulzura.
—¡Muy bien! Solo las calentaré porque seguramente ya deben estar frías.
—Excelente, querida. Estaré en mi habitación.
Niffty fue a la cocina y Alastor chasqueó sus dedos apareciendo en su habitación. Tomó asiento en la silla junto a su ventana y miró los jardines del hotel siendo iluminado por la luna roja del infierno. Pudo ver a las cabritas de Charlie dormidas en medio de uno de los jardines.
Charlotte.
Había sido un día interesante. Toda esa situación autoimpuesta con la princesa no dejaba de sorprenderlo. Ahora se preguntaba, ¿hasta dónde estaba dispuesto a llegar?
Charlie en su habitación, terminaba de confesar sus sentimientos a Vaggie, ambas recostadas en la cama en sentido contrario, viendo hacia el techo.
—Cuando llegó, no pasó por mi mente que algo como esto pudiera pasar…
—Pero pasó…
—Pero no mientras estábamos juntas, Vaggie… eso te lo puedo asegurar…
—Sin embargo, creo que empezaste a interesarte en él al final de nuestra relación, aunque no lo sabías, obviamente. Te perdí en el momento en el que decidí irme del hotel. Le dejé el camino libre para que terminara de enamorarte.
—Lo dices como si Alastor me hubiera enamorado a propósito…
—De eso no estoy segura, de lo que sí estoy es que él es consciente de tu fascinación hacia él… Se le nota en la jodida sonrisa de satisfacción que pone en su rostro cada vez que reaccionas a algo relacionado con él…
Charlie llevó un brazo a su rostro y se cubrió los ojos con frustración.
No puedo creer que voy a decir esto… Pensó Vaggie al notar la tristeza de la princesa.
—Aunque, creo que no le eres indiferente… por raro que suene tratándose de él —Charlie se incorporó apoyándose en sus codos, viendo expectante a la albina —No lo digo por lo que pasó aquí… Cuando cambiaste tu look ante Seviathan, puedo jurar que a Alastor le molestó la manera tan lasciva con la que te miró el hijo de puta de Seviathan, por eso se interpuso entre ustedes… Incluso vi cómo tensó su mandíbula cuando te dijo que "ya eras toda una mujer". Sinceramente, esa reacción del chulo de fresa me sorprendió.
—Entonces…
—Entonces, creo que no deberías darte por vencida con él, Charlie. Y no me mal entiendas, él sigue pareciéndome un tipo raro y nada confiable pero, confío en tu criterio. Ya me has demostrado que puedes lograr lo que te propongas por lo que ¿Quién sabe? Tal vez logres algo bueno con él…
Dijo comenzando a incorporarse de la cama, tomando asiento a la orilla de esta.
—Vaggie…
—Y siendo completamente sincera, y puedes odiarme por ello si quieres, me quedo con el consuelo que al final, ni él ni yo estaremos contigo… Tus padres jamás te dejaran quedarte con un demonio humano como nosotros, pero, por lo menos espero que seas feliz el tiempo que puedas —terminó de decir poniéndose de pie y saliendo de la habitación.
Charlie se quedó estática viendo la puerta de Alastor al otro lado del pasillo, pues Vaggie no había cerrado su puerta al salir, pensando en lo último dicho por la polilla. Sonrió un poco reconociendo la sinceridad en sus palabras. No había sido hipócrita: no le había deseado un final feliz con Alastor, solo le había deseado que pudiera ser feliz mientras pudiera.
Niffty apareció cargando una bandeja.
—Hola Charlie, el señor Alastor me pidió que le trajera la cena. —dijo Niffty acercándose a ella, descubriendo la bandeja.
Charlie pudo ver que había dos platos en ella.
—¿Ese otro plato…
—El señor Alastor también va a cenar en su habitación. —Se adelantó la cíclope.
—Déjame la bandeja, Niffty. Yo le llevo su plato a Alastor, ¿sí? Ve a descansar. —Dijo Charlie con una sonrisa amable.
—¡Oh! Muy bien. ¡Qué descanses, Charlie! —dijo la ciclope, saliendo de la habitación.
Charlie salió de su habitación con la bandeja en sus manos, se acercó a la puerta del Demonio Radio y llamó.
—¿Alastor? Niffty trajo la cena, le dije que yo te la entregaría a ti para que ella pudiera ir descansar.
La puerta del Demonio Radio se abrió, Charlie pudo ver la silueta del demonio ciervo sentado frente a su ventanal, se acercó con cuidado y puso la bandeja con ambos platos en el escritorio.
—Sabes… nunca me ha gustado comer sola y… ya que tú te perdiste la cena por venir a ver como estaba… pensé que quizá podríamos cenar juntos… si te parece bien… —dijo nerviosa, esperando que no estuviera molesto con ella por lo ocurrido en su habitación.
Alastor se puse de pie, acercándose a la rubia, Charlie apenas podía distinguir su silueta por la luz de la luna que entraba por la ventana, Alastor se inclinó frente a ella y abrió sus ojos los cuales comenzaron a brillar y sonrió.
—Me parece una maravillosa idea —dijo, la puerta se cerró de golpe, asustando a la rubia —sin embargo —chasqueó los dedos, transformando su escritorio en una elegante mesa para dos, con los platos ya servidos, copas de vino y un par de velas como iluminación —creo que un simple escritorio no habría sido suficiente para la ocasión, querida.
Charlie quedó maravillada por la acción realizada por el Demonio Radio.
—Oh, una cosa más, Charlotte —dijo volviendo a chasquear los dedos, cambiando el look de Charlie por el mismo que había presentado ante los Von Eldritch y el propio, cambiando su típico traje por un smoking negro —No me podía permitir perder la oportunidad de cenar en compañía de una mujer tan bella y distinguida —dijo tomando la mano de la rubia, depositando un beso en esta para después guiarla a su asiento.
Luego de eso, Alastor tomó asiento en su lugar.
—Bon appétit, ma chère! —deseó Alastor.
—Buen provecho, Al… —respondió la princesa, maravillada por la vista frente a ella:
Alastor con una sonrisa cálida, su grisácea piel iluminada por la luz de la luna, sus brillantes ojos rubíes y su cabello rojo destacado más por el color negro de su traje.
A la mañana siguiente, Charlie estaba tocando insistentemente la puerta del demonio araña. Angel se despertó gracias a Fat Nuggets, pues las orejitas sensibles del cerdito captaron con mayor facilidad los golpes de la rubia a la puerta. Angel se levantó adormilado, arrastrado sus pies de camino a la puerta.
—¿Qué pasa, Charls? —dijo en un bostezo.
Charlie entró en la habitación del demonio araña sin esperar a ser invitada a pasar
—Necesito tu ayuda Angel. —Dijo con urgencia.
Angel cerró la puerta y se aventó a su cama.
—¿Con qué, princesa? —Preguntó con el rostro enterrado en sus sábanas.
—Quiero que me ayudes a enamorar a Alastor.
Escuchar eso fue como si Angel hubiese tomado una enorme cantidad de café de golpe, pues todo el sueño que tenía se desapareció de pronto. Sonrió con malicia.
—Solo para ser claros: ¿quieres gustarle o quieres enamorar al chulo de fresa? Porque déjame decirte que hay una diferencia enorme entre ambas cosas, nena…
—Lo sé, Angel y estoy segura. Quiero que Alastor se enamore de mí.
—¿Y a qué se debe esa crueldad? Hasta donde lo habíamos hablado, estabas segura que no te podías enamorar de él y él tampoco de ti porque gracias a tu posición como heredera al trono tienes que casarte algún día con un demonio original… cosa que el venadito sabes que no es… ¿Te hizo algo y te quieres desquitar rompiendo su corazón? Me sorprende tu maldad, nena.
—No, no es eso Angel…. Ayer…
—Explotabas por los celos, eso fue muy obvio, chica… ¿y? —dijo Angel recostándose boca arriba en su cama, con Fat Nuggets acurrucándose en su pecho, invitando a la princesa a tomar lugar a lado suyo.
Charlie aceptó la invitación del demonio araña y se recostó con la mirada clavada en el techo.
—Anoche hablé con Vaggie, ella dijo algo que me dejó pensando toda la noche… y, gracias a todas las cosas que ocurrieron ayer… caí en cuenta que no quiero "disfrutar mientras pueda". Llámame ilusa o anticuada, no sería la primera vez que me tachan así pero, siempre he creído que si me he de enamorar, me entregaré por completo por esa persona… y yo estoy enamorada de Alastor…
—Vaya, esa es una declaración fuerte, princesita… —dijo Angel acariciando amorosamente a su cerdito sobre su pecho.
—Y es la verdad, Angel. Cada día que pasa me enamoro más de él, no puedo evitarlo.
—Bueno, si fuera tú creo me pasaría lo mismo. Sonrisas es muy atento contigo…
—¿Me ayudarás?
—Nena, tú y el chulo de fresa han sido mi entretenimiento los últimos meses y admito que verlos juntos es incluso tierno pero, escúchame bien, princesita, no repitas lo que te diré ahora, no quiero que todos sepan que soy maldito sentimental ¿bien? Te tengo cariño, Charls, más que eso, te considero esa hermana perfecta que busca ayudar a su hermano sin futuro ni esperanzas… en fin… lo que quiero decir es que me jode pensar qué pasará contigo si logras tu objetivo. Ambos sabemos lo jodido que es tener el corazón roto y a lo que veo vas directo a eso, dudo mucho que papi Luci acepte tu relación con el venadito…
—Pasé toda la noche pensando en eso, Angel pero sé que hay una manera, y créeme, no tendría estas esperanzas si fuera cualquier otro demonio y no Alastor…
—¿Qué manera, princesita?
—Mi padre es el ser más poderoso en el infierno, nada le es imposible
—Excepto matar ángeles —interrumpió Angel
—Sí… pero, haciendo a un lado eso, el poder de mi padre es ilimitado y Alastor es un demonio respetado incluso por encima de otros Overlords y demonios originales… Mi papá me ama y sé que él siempre busca mi felicidad… Si yo le demuestro que Alastor es un demonio digno de su aprobación, mi padre puede convertir a Alastor en un demonio original… Incluso… si mi padre no da su aprobación, si yo supiera usar correctamente mis poderes, yo podría hacerlo.
—No jodas, Charls… —dijo sorprendido Angel —Nena, ¡lo hubieras dicho antes! ¡Claro que te ayudo a enamorar al chulo de fresa! Si papi Lucifer no lo acepta, tú puedes convertirlo ¡solo debes aprender a usar tus poderes!
—Lo sé, pero quisiera intentarlo de la manera correcta, no me gustaría que mi padre y Alastor vivieran enfrentados.
—¡Ja! Debo admitir que me impresiona tu confianza en que sonrisas se enamorará de ti, nena.
—Es que, creo que es muy probable que lo logre, Angel.
—¿Ah sí? ¿Por qué tan segura, Charls?
Charlie se ruborizó y sonrió con ternura.
—Anoche tuvimos una cita… creo…
—¿Crees?
Charlie le contó con lujo de detalles lo ocurrido con Alastor, incluso el casi beso que fue interrumpido por Vaggie y la cena para dos en la habitación del Demonio Radio. Angel la escuchaba con atención, emocionado por todo.
—¡Charls! ¡Ya casi lo tienes! ¡El venadito ni siquiera sabe lo que está haciendo! Tranquila, nena. Yo te ayudaré para que el chulo de fresa dé el último paso hacia ti, déjalo en mis manos. —Dijo Angel abrazando con un brazo la princesa, despeinando el cabello de la rubia con otro de sus brazos, de manera fraternal, provocando las risas de la rubia.
