Angel y Cherry llegaron al hotel, al entrar las cosas estaban como usualmente: algunos huéspedes charlando en el lobby, Husk abriendo el bar, Niffty en la cocina terminando de preparar la comida de la tarde y algunas sombras de Alastor dando rondas y apenas las puertas del hotel se cerraron tras ellos el trio de sombras que sirvieron de guardaespaldas del demonio araña salieron disparadas del hotel con la intención de volver a su amo.

—Espera aquí, tetas de azúcar —dijo Angel mientras gentilmente tomaba por los hombros a la cíclope y la sentaba en uno de los sillones del lobby —Iré a buscar a Charlie para hablar con ella.

Cherry no objetó y se quedó tranquila en el sillón observando desde su lugar los cuadros con los que el lobby estaba adornado. Angel fue al bar, ahí Husk ya estaba listo para atender a los huéspedes, el demonio felino, como de costumbre, estaba tomando de su botella de Vodka mientras encendía el televisor para crear sonido ambiente. Al ver llegar al demonio araña, rodó los ojos con fastidio.

—Creí que te habías largado —dijo con reproche.

—Solo por unas horas, gatito, ¿por qué? ¿Me extrañaste? —dijo recargándose en la barra y quedando frente a él, con una sonrisa coqueta y acariciando la mejilla del demonio felino con una de sus manos. Husk apartó la mano del demonio araña con un manotazo de su parte —Oh, qué rudo. Me gusta —dijo guiñándole un ojo.

—Deja de joder, maldito raro. ¿Qué mierda quieres? Todavía no es tu hora de estar en el bar —preguntó con la poca paciencia que le quedaba.

—Hmm~ solo quería preguntarte si has visto a Charlie —dijo jugueteando con sus manos en la barra del bar, de manera coqueta —Tengo un asunto importante que discutir con ella.

—Huh… ¿Y qué es eso tan importante?

—La curiosidad mató al gato, Husky~

—Deja de llamarme así, estúpido afeminado.

Angel no lo sabía, pero esa frase tenía mucho poder sobre Husk. El demonio felino frunció el ceño y dio un gran trago a su botella, acción a la que Angel no le dio importancia pues estaba pensando en la mejor forma de pedirle a Charlie que aceptara a Cherry en el hotel pues le quedaba claro que la princesa todavía le tenía cierto resentimiento por lo sucedido hace un año. Esperaba que la rubia se encontrara lo suficientemente entretenida con las actividades del hotel y/o con Alastor, aunque, a juzgar por el día anterior, seguramente sería lo segundo: Charlie era la encarnación viviente del término "adolescente enamorada", solo tenías que ver cómo los ojos de la chica brillaban al ver al Demonio Radio y cómo parecía derretirse cuando este le hacía cualquier mínima muestra de afecto.

—Entonces, ¿has visto a la princesita o no? —preguntó de nuevo Angel.

Husk miró el reloj del bar.

—Debe estar terminando de dar los talleres.

—¿Y el venadito ha estado con ella?

—Yo no estoy al pendiente de ese par… —dijo con fastidio —No los he visto. Cuando te fuiste vino el Overlord Stolas junto con su hija y ellos los estuvieron atendiendo. Cuando se fueron el Overlord y su hija dejé de ver al hijo de puta y la niña.

—Hmm~ bueno. Gracias por la información, gatito. Iré a seguir buscando a Charls, por cierto, ¿podrías ofrecerle algo de beber a Cherry? Está esperando en el lobby.

—Es tu amiga, ¿no? Atiéndela tú.

—Duh… Necesito encontrar a Charls. No seas renegado, Husky. De todos modos no estás haciendo nada. —Decía Angel mientras se alejaba del bar. Husk resopló con molestia y tomó una lata de cerveza fría y se dirigió al lobby, ahí pudo ver a una demonio cíclope que miraba atentamente uno de los cuadros que adornaban el lobby, en específico el de la Reina Lilith.

—Oye, tú —Llamó Husk, Cherry volteó hacia el origen de la voz y Husk le puso la lata casi en su cara la cual Cherry tomó algo desconcertada —el rarito fue a buscar a la niña, me dijo que te trajera algo de beber. –Dijo con desinterés.

—Huh, tú debes ser Husk —dijo con una sonrisa burlona mientras abría la lata.

—¿Qué con eso? —Preguntó Husk.

—Nada. Solo que he oído mucho de ti. —Husk elevó una ceja intrigado, estaba por preguntar qué es lo que había escuchado de él y por quién (aunque no era difícil de imaginar), pero la demonio cíclope habló de nuevo —Creo que te necesitan en el bar —dijo antes de tomar un trago a su cerveza y señalar a la espalda del demonio felino, Husk giró medio cuerpo y en efecto vio a un par de demonios esperando en el bar.

—No te muevas de aquí —Le advirtió, Cherry hizo un saludo militar con una sonrisa dentada, el demonio felino comenzó a caminar en dirección al bar.

—Como diga, señor Husky~ —Dijo con burla.

Husk se detuvo un momento y su ojo izquierdo comenzó a temblar al escuchar a esa chica llamarle así.

Maldito afeminado y sus estúpidos apodos. Pensó antes de seguir su camino. A sus espaldas, solo escuchó una carcajada por parte de la amiga de Angel.

Charlie había terminado de dar las sesiones del día. Veía algunos avances entre los demonios pero aún no era suficiente como para empezar a mandar redimidos en mayor cantidad. Salió de los salones y miró a su alrededor, no había sabido nada de Alastor desde lo ocurrido en la oficina. Pensó que quizá estaba haciendo algunos arreglos en el hotel pues la gran afluencia de refugiados había causado algunos estragos en la estética del hotel pero, a juzgar por lo que podía ver, Alastor no había hecho nada.

Una de las sombras que Alastor usa para mantener el orden en el hotel pasó frente a ella y Charlie llamó su atención.

—Hola —saludó algo nerviosa, la sombra la miró expectante ladeando un poco la cabeza, tal y como su amo suele hacerlo —¿sabes dónde se encuentra Alastor?

La sombra sirviente de Alastor giró frente a ella y terminó apuntando en dirección hacia donde estaba el lobby.

—¿Está ahí? —Preguntó Charlie un poco ilusionada.

La sombra negó.

—¿Entonces?

La sombra volvió a girar con más frecuencia y volvió a apuntar hacia el lobby.

—¿Está fuera del hotel?

La sombra asintió. Charlie, al notar el claro problema de comunicación con la sombra decidió no seguir cuestionándola, aunque deseaba saber dónde estaba Alastor y desde qué momento había dejado el hotel.

—Gracias. Continúa con lo tuyo.

La sombra sonrió con sus ojos y continuó su camino.

Charlie soltó un suspiro y se recargó en la pared, colocando sus brazos a la altura de su pecho y llevando una de sus manos hasta sus labios. Tenía que admitir que los último besos compartidos con el Demonio Radio la habían dejado en las nubes, o bueno, así se sentía hasta que la manera en que Alastor se había ido y ese "¿Qué me has hecho?" hacían acto de presencia en su mente.

¿Estaba siendo muy exigente con él? Sabía que Alastor nunca antes había estado involucrado en una relación, desconocía porqué, ya que no era solo porque él ahora era su novio pero, Alastor es atractivo, bastante, y estaba segura que sus facciones no habían cambiado mucho al pasar por la transformación de humano a demonio por lo que estaba segura que no había pasado desapercibido por las mujeres de su época. Su atractivo físico, aunado a su personalidad y carisma, eran innegables incluso ahora que era un demonio con sus peculiaridades. Era bastante obvio pensar que, en vida, Alastor mantuvo su lado sádico oculto de la sociedad, así que, seguramente, debió ser uno de los solteros más cotizados de su ciudad.

Además, debía recordar que era locutor de radio, no tenía idea si era famoso o no pero, ya era conocido por más personas que una persona común y corriente.

¿Por qué Alastor se mantuvo al margen de las relaciones amorosas?

"…tú eres la única mujer que ha llamado mi atención en más de un siglo de mi existencia…" Recordó.

¿Será eso cierto o solo le había dicho lo que suponía ella quería escuchar? Aunque, pensándolo bien, Alastor no tenía motivos para mentir, de hecho, sabía que era tan narcisista que se habría deleitado contando con cuantas mujeres se había involucrado en vida, y se suma su hafefobia… sin embargo esa es una barrera que parecía ya haber sido derrumbada por ella… pensaría que fue rápido pero en realidad fue un proceso de meses hasta llegar a donde estaban ahora ¿A eso se referirá Alastor?

Cerró sus ojos y soltó un nuevo suspiro con pesar.

—Vaya, ¿Por qué no me sorprende encontrarte en las nubes? —Dijo con diversión el demonio araña.

—¡Angel! —la princesa infernal se echó a los brazos del demonio araña, este se sorprendió al principio pero luego correspondió con ternura.

—Te dije que volvería, princesita —dijo acariciando un poco la cabellera rubia de la chica antes de separarse de ella.

—Tardaste más de un par de horas, ¿todo bien? —Preguntó la chica comenzando a andar hacia el comedor, ya casi era la hora de la comida y esperaba que Alastor volviera para ese momento.

—Sí, tardé un poco más de lo que creí en encontrar a Cherry.

—¿Pasó algo? ¿Estuviste en peligro? —Preguntó preocupada.

—Relájate nena, todo estuvo tranquilo… bueno, lo más tranquilo que podía ser un día como hoy. —dijo encogiéndose de hombros y elevando los brazos —Tardé porque había muchos… cuerpos y escombros por lo que el camino hacia la casa de Cherry se hizo algo tedioso de recorrer…

—Y supongo que todo bien con ella.

—Síiiiiehhno —Dijo Angel con algo de nerviosismo.

—¿Eh?

—Ah… supongo que no hay manera amable de decirte…

—¿Decirme qué, Angel? —Preguntó Charlie deteniéndose justo antes de llegar al lobby del hotel.

—Charls, necesito pedirte un favor… Cherry perdió su casa durante el exterminio, no tiene donde vivir y pensé que….

—No —dijo contundente la princesa infernal —Definitivamente no, Angel. Te dejé salir a buscarla, te presté una de tus armas (que por cierto tienes que devolverme) y Alastor te prestó tres de sus sombras solo para que pudieras verla y estuvieras tranquilo, lamento mucho lo de su casa pero, si crees que la voy en mi hotel, en el proyecto que casi se arruina por su culpa, estás muy equivocado, Angel. —Terminó de decir estirando un brazo con la palma abierta en clara señal de estar esperando que algo le fuera entregado. Angel rodó los ojos y le entregó su metralleta la cual Charlie desapareció de su vista con un ademan de su mano.

—Para ser justos, Charls, quien casi arruina tu proyecto fui yo, ya que yo era tu primer cliente y Cherry en un principio no tenía ni puta idea de ello. Nena, tienes mi palabra que Cherry no causará ningún problema, ella sabe que gracias a ti ya no tengo nada qué ver con el hijo de puta de Valentino y eso es algo que agradecemos ambos —dijo con sinceridad —Cherry salvó mi existencia, ella me dio a mi bebé ¿sabes? Estaba en un punto en el que ya no deseaba existir y Cherry me regaló a mi Fat Nuggets. Ella me dio la razón por la cual sigo existiendo.

Charlie notó la sinceridad en la mirada de Angel además que sabía lo importante que era Fat Nuggets para él por lo que si Cherry había hecho eso por él, no debía ser tan mala influencia como ella pensaba.

—De acuerdo Angel —dijo —Cherry se puede quedar en el hotel, le pediré a Vaggie que le busque una habitación.

—Puede usar la que desocupé, la que estaba en el mismo pasillo que el tuyo, no la han vuelto a asignar ¿o sí?

—Creo que no, igual le pediré a Vaggie que revise eso.

—¡Gracias! ¡Gracias, nena! —dijo Angel mientras abrazaba efusivamente a la rubia.

—No agradezcas, Angel —dijo la chica mientras se soltaba del abrazo del demonio araña —y además, no será gratis, Cherry deberá apoyar con alguna actividad en el hotel. Habla con ella, dile que puede quedarse y dale a conocer los diferentes lugares en los que puede ayudar en el hotel.

—Lo que tú digas, jefa —respondió haciendo un guiño.

—Por cierto, Angel, en tu camino de regreso, ¿no escuchaste algo sobre si Alastor estaba por la ciudad?

—Emm… no… De hecho cuando llegamos sus sombras salieron del hotel… supongo que el venadito no está aquí.

—No… —respondió con algo de tristeza desviando, la mirada.

—Hey… ¿qué pasa con sonrisas?

—Angel, necesito un consejo.

—Soy todo oídos, nena.

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Alastor estaba sentado en un sillón en la sala de la casa de Rosie, ella estaba sentada en el sillón frente a él, la demonio lo había llevado luego de verlo tan afectado en el festín. El demonio ciervo se había mantenido en silencio durante todo el camino y en el tiempo que ha estado en el lugar, Rosie le había ofrecido un café cargado pero este se había enfriado entre las manos del demonio carmesí con apenas unos pocos tragos.

Alastor estaba hecho un caos, no era solo por su nada normal silencio y esa extraña mueca que quería hacer pasar por su sonrisa, sino también porque el siempre pulcro Demonio Radio ni siquiera se había preocupado de limpiar sus ropas manchadas de sangre.

—Querido, me apena mucho tener que hacer esto pero me siento genuinamente preocupada por ti, Alastor.

—No hay razón para estarlo, querida Rosie. Solo estoy cansado. —Respondió de inmediato.

—Cariño, no puedes mentirme a mí, nos conocemos desde hace un siglo, sin embargo, si quieres mantener eso que te aqueja solo para ti, sabes que no te obligaré a decirme. Te pareces a mi Barnaby, él tampoco me decía que cosas le aquejaban.

—Un hombre sabio —dijo Alastor invocando flamas en su mano para volver a calentar su café —Si decimos todo lo que nos aqueja, cada proclamación garantiza munición para nuestros enemigos. —terminó de decir antes de tomar un trago de su café ahora hirviendo.

—Vaya, por lo menos has vuelto a hablar. —Dijo Rosie.

—Mis disculpas, Rosie, por este impropio comportamiento de mi parte.

Alastor viró su vista al fuego de la chimenea y se mantuvieron en silencio un par de minutos más, hasta que Alastor rompió el silencio.

—Tengo una curiosidad, Rosie, que es evidente que no podré satisfacer por mi cuenta. Necesito la ayuda de una dama y quién mejor que tú para hacerlo.

—Alastor, pillo, ¿tuvo que pasar un siglo para que por fin me lo propusieras? —dijo Rosie al tiempo que se cubría los labios con una mano, en señal de bochorno e invocaba un abanico de mano para iniciar a ventilarse.

Alastor notó la intención de las palabras de Rosie y sus orejas se tensaron alarmadas, eso definitivamente no era lo que él quería decir. Un tic en su ojo se hizo presente y se giró lentamente para verla.

—Rosie, eso no es lo que yo… —La demonio comenzó a reír a carcajadas, desconcertando más al Demonio Radio —¿Rosie?

—Discúlpame, querido. Me fue imposible evitar hacerte esta pequeña broma. —Decía mientras controlaba sus risas.

Alastor esperó a que su amiga dejara de reír, al final, a él también la causó un poco de gracia que su amiga le hubiera tomado el pelo, no era común. Volvió su vista al fuego y siguió bebiendo su café. Una vez cesaron las risas, el Demonio Radio volvió a hablar.

—Me tomaste por sorpresa, Rosie, no conocía ese sentido del humor tuyo, sin embargo, mi duda tiene ciertamente algo que ver con el tópico de tu broma. —Rosie se inclinó hacia un lado y recargó su codo en uno de los reposabrazos para apoyar su cabeza en su mano.

—Adelante, querido. Ahora yo muero de curiosidad.

—Rosie, ¿es posible que una súcubo domine a un demonio sin haber llegado a cometer el acto sexual?

Rosie esbozó una sonrisa discreta.

Así que eso es lo que te está aquejando, Alastor…

—Los poderes de una demonio súcubo son muy claros, querido. Es posible que el varón (humano o demonio) caiga bajo sus encantos pero no es más que un simple y llano enamoramiento. —Alastor tensó su sonrisa al escuchar lo último —La dominación completa de la súcubo al varón solo se dará cuando se consuma el acto sexual. ¿Ha ocurrido algo con la princesa, pillo?

El Demonio Radio frunció el ceño sin desaparecer su sonrisa tensa.

—Charlotte es mi… novia… —Confesó.

—¡Oh! ¡Qué maravilloso! ¡Venir a encontrar el amor en el infierno, solo tú podrías hacerlo! —exclamó emocionada la demonio, Alastor hizo una mueca de desagrado, a veces olvidaba que las mujeres más importantes de su actual existencia eran unas románticas empedernidas.

—Solo es mi novia, no he dicho que tenga… sentimientos hacia ella… —dijo con fastidio —ni siquiera sé si eso sea posible para alguien como yo —dijo para sí mismo.

—Oh, entonces, ¿por qué estás con ella, querido? ¿Mis sospechas eran ciertas y la princesa tiene que ver con ese "gran espectáculo" que has estado planeando?

—Charlotte es… interesante. —respondió con sinceridad.

—¿Por ser la princesa del infierno?

—Deja mucho que desear como princesa infernal —respondió con una ligera sonrisa, una sonrisa de ¿ternura, quizá? —Sin embargo… Charlotte es muy tenaz, jovial, entregada… es bella, inocente…

—Y te diviertes con ella…

—¡Exacto! —respondió con cierta emoción y chasqueando sus dedos. —No obstante, como es de esperar, Charlotte espera algo de mí que es evidente que cualquier dama esperaría de su novio… Es bastante…

…complicado…

—Cansado…

…resistir…

—Fingir…

…a sus encantos…

—Que me gusta.

Mintió. No podía decirle que su estado de perturbación era porque la princesa infernal lograba descontrolarlo por completo con unos cuantos roces de sus labios, el calor de su cuerpo y su dulce aroma.

De solo pensarlo, Alastor sentía su corazón acelerarse y odiaba esa sensación.

—¿Y esa diversión que obtienes con ella vale la pena por el cansancio que te provoca fingir?

El Demonio Radio lo pensó algunos segundos y luego esbozó una sonrisa dentada.

—Lo vale, Rosie.

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En el hotel, Charlie había terminado de hablar sus preocupaciones respecto a su relación con el Demonio Radio, se sentía algo ridícula por estar así ya que técnicamente solo llevaba un día de relación con Alastor, pero si tomaba en cuenta el tiempo que estuvo tratando de conquistarlo, su "relación" era ya de poco más de medio año.

—Entonces, en resumen, el venadito acepta que se besen y después sale huyendo… —Dijo Angel quien estaba sentado recargando su espalda en la pared frente a la princesa infernal que estaba sentada y recargada en la pared contraria al demonio araña.

—Bueno… yo no lo llamaría "huir" —dijo mientras abrazaba sus rodillas —pero, es un poco extraño que reaccione así… quiero decir, soy consciente de su hafefobia…

—¿Su qué?

—Hafefobia —Angel la miró con confusión —Ha-fe-fo-bia es el miedo o aversión a ser tocado.

—Ah… con que así se llama ese ridiculez de no permitir que alguien te toque… lo cual es extraño ya que el fresa proxeneta adora invadir los espacios personales de todos —dijo colocando una mano en su barbilla, pensativo —¡Ja! Interesante novio te conseguiste, princesita…

—No te burles Angel… tú fuiste el primero al que le dije lo que comenzaba a sentir por él y ahora que estoy con él… me gusta mucho más —dijo recargando su mejilla en sus rodillas, tratando de ocultar su enorme sonrojo.

—Bueno, no te culpo, nena. El tipo es raro como el carajo pero hay que reconocer tu abuelo lo moldeó con esmero

—¿Verdad que sí? —dijo Charlie alzando su cabeza, más animada —Sus facciones….

—Sus ojos…

—Esa sonrisa…

—Su respingada nariz… además de…

—¡Su espalda ancha! —Dijeron al unísono.

Ambos suspiraron, entonces Charlie reaccionó.

—¡Oye! Es de mi novio de quien hablas

—El que sea tu novio no lo vuelve invisible, nena. Soy un admirador de la belleza masculina pero, no te preocupes, no intentare nada con tu chico. —Dijo con un guiño.

—Volviendo al punto: ¿Qué debo hacer, Angel? —Preguntó con algo de desesperación.

—Nena, creo que te estás preocupando demasiado… sí, es raro que el tipo salga corriendo luego de unos besos pero, ¡Vamos, Charls! Es Alastor… Según lo dicho por Husk el tipo nunca tuvo una novia en la Tierra y apuesto que es virgen… dudo mucho que incluso se haya hecho el favor —hizo una seña con sus manos haciendo alusión a la masturbación. Y entonces, Angel tuvo una revelación —Dime Charls… ¿cómo reacciona "mini-Alastor" cuando tú y el proxeneta se besan? —Preguntó con una sonrisa dentada y un gesto de malicia, cruzando sus dos pares de brazos.

—¡¿Eh?!

—Oh, vamos, Charls. Tuviste por novio al demonio más horny del infierno, no puedes no saber qué es lo que pasa ahí abajo.

Charlie se sonrojó a más no poder por el hecho que Angel tenía razón. A lo largo del tiempo que estuvo con Seviathan sabía lo que unos cuantos besos podían provocarle (ni hablar de lo que se lograba cuando ella hacía más cosas) pero, no había punto de comparación entre Seviathan y Alastor.

—¿Entonces? ¿Has notado algo en mini-Alastor?

—N…n…no…

—Oh, eso es triste, nena…

—¡No es eso! Realmente no lo he notado… Me he concentrado (si se puede decir así cuando en realidad estoy en las nubes) en los besos en sí —dijo la princesa son una expresión soñadora —al principio era tan torpe… y luego comenzó a intentar seguirme el paso hasta que ahora él puede guiarme… es tan dulce besando… es como si tuviera cuidado de no lastimarme… además, es cálido y su aroma…

—¡Ja! Estás perdida, nena —dijo Angel después de escuchar su manera de expresarse acerca del Demonio Radio. Charlie asintió con sus mejillas aun encendidas —En fin, ya que no has notado ese pequeño o gran detalle en el venadito, sugiero que la próxima vez que tengas esa "sesión de besos de ensueño" con el proxeneta prestes atención en ello y salgas de dudas.

—¿Cómo el que Alastor tenga una erección me ayudará a salir de dudas?

—Ay, por tu padre… Tienes que estar bromeando, Charls… —dijo Angel tomando su entrecejo con frustración —Si el venadito tiene una erección quiere decir que lógicamente lo pones caliente y como es un puto virgen se comporta como un adolescente asustado, por eso huye porque no tiene ni puta idea de qué hacer, ¿fui lo suficientemente claro, princesita? —terminó de decir al tiempo que se ponía de pie y le ofrecía una mano para que Charlie hiciera lo mismo.

Charlie, sonrojada a más no poder de solo imaginar la situación tomó la mano ofrecida por el demonio araña.

—Intentaré hacerlo, Angel —dijo sintiéndose morir por la vergüenza.

—Hey, Charls —llamó su atención Angel, Charlie alzó su mirada para verlo —Olvidé decirte un detalle importante: si de verdad el chulo de fresa detestara tus muestras de cariño, no las soportaría… ¿sabes que eres la única que pude tocarlo? ¿Te has dado cuenta de las veces que él busca mantener el contacto contigo de manera inconsciente? La noche del exterminio, vi cómo bailaban mientras él te cantaba, estaba feliz por ti, preocupado por Vaggie y muy en el fondo, sentí envidia, porque por más raro que parezca y no sé si es por la falta de droga en mí que estoy delirando con ustedes pero, estoy seguro que el proxeneta no sabe qué hacer con todo lo que le provocas, ¡por Lucifer! Eres su primer chica desde que nació…

—¡Angel, Charlie! Qué bueno que los encuentro —llegó de pronto Niffty…

—Ay por su padre, loli ¡Estaba inspirado aconsejando a Charlie y por tu llegada ya no recuerdo qué más cosas quería decirle! —Se quejó Angel.

—¡Ups! Lo siento jiji…

—No te preocupes Niffty, ¿qué es lo que nos quieres decir? —Preguntó Charlie.

—Oh, cierto. La comida ya está lista, chicos, así que ya pueden ir pasando al comedor. Por cierto, ¿la chica del lobby es una nueva huésped?

—¡Oh, mierda! ¡Estaba tan entretenido con el drama de Charlie y el venadito que me olvidé de Cherry! —Dijo Angel tomando su cabeza con ambos pares de brazos —Las veré en el comedor, nenas. —Y se fue a prisa con la demonio.

—A partir de hoy Cherry se quedará con nosotros, será parte del staff —explicó Charlie a Niffty.

—Oh, bien. ¿El señor Alastor está peleado contigo, Charlie?

—No… no… no, Niffty, es complicado de explicar…

—No creo que sea tan complicado. Eres la primer chica que llama su atención así que solo sigue siendo tú, Charlie —dijo Niffty con simpleza.

—Pero…

—El señor Alastor siempre fue un hombre muy atractivo, no es por presionarte, pero deberías sentirte afortunada ¡muchas desearíamos poder tener tu lugar!

¿Desearíamos? ¡¿Entonces Niffty…

—Niffty… —Llamó seria y con aura oscura, pero a la pequeña cíclope parecía no importarle.

—Dime, Charlie.

—¿Acaso tú estás enamorada de Alastor?

La cíclope estalló en carcajadas y comenzó a avanzar hacia la cocina mientras hablaba entre risas.

—¡Qué cosas dices, Charlie! ¡No puedo! ¡Eso sería muy raro incluso para alguien que ya está en el infierno!

Charlie quiso seguir con la conversación pero la cíclope ya había entrado al comedor mientras seguía riendo a carcajadas.

Una vez en el comedor, todos notaron la ausencia del demonio carmesí y la presencia de alguien nuevo, quien había tomado asiento a un lado de Husk, quedando frente a la demonio polilla.

—¿Qué hace ella aquí? —Preguntó Vaggie viendo de mala manera a Cherry.

Charlie se arrepintió de no haber hablado con Vaggie antes. Debía poner orden en sus prioridades.

—Cherry se quedará a vivir en el hotel a partir de hoy Vaggie, de hecho, te quiero pedir que revises si la antigua habitación de Angel sigue libre para que se la asignes a ella y en caso de no, busques una de preferencia cerca de la actual de Angel.

—Vamos Vaggs, te hablé de ella la noche del exterminio, sabes que no es tan mala influencia como crees —dijo Angel.

Vaggie soltó un suspiro. Angel decía la verdad, él le había contado cómo había cambiado su no-vida con la aparición de la chica en su vida y además, estaba guardando un rencor que ya no le correspondía, después de todos, Charlie ya la había aceptado en el hotel.

—Está bien, revisaré lo de las habitaciones. Soy Vaghatta, por cierto —dijo ofreciendo su mano a la demonio cíclope. Cherry la tomó con una sonrisa.

Se había mantenido callada por petición de Angel, según él ya tenía todo resuelto y cualquier cosa que surgiera se resolvería de inmediato, y al parecer no estaba mintiendo.

—Cherry Bomb —Se presentó.

—¿Y el hijo de puta? ¿No piensa venir o qué? —Preguntó Husk.

—Al no está en el hotel —respondió Charlie —y no sé a qué hora regrese… —concluyó con algo de tristeza.

La comida pasó normal, Angel coqueteaba, como siempre, con Husk. Cherry y Vaggie hablaban entre ellas, al parecer se llevarían bien; Niffty molestaba a Husk con Angel y Charlie solo miraba de vez en vez a la silla vacía de Alastor.

Por lo menos me hubiera dejado un mensaje con una de sus sombras… ¿y si no vuelve? Pensó.

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En Ciudad IMP, una joven demonio búho daba los toques finales a su última creación: un retrato al óleo. Octavia observaba complacida su creación y un ligero rubor se hizo presente, soltó una leve risa y se fue a recostar a su cama mientras veía sus redes en su Hellphone. Stolas entró de pronto, asustando a su hija de manera tal que el aparato le cayó en la cara.

—¿Acaso no oyes que ya es la hora de comer? Sabes que detesto que no bajes a tiempo —reprendió.

—Lo siento papá, estaba pintando y… perdí… la noción del tiempo —terminó de decir abriendo sus ojos de par en par: como su pintura estaba recién terminada no la había guardado aun o siquiera cubierto con una manta.

Mierda.

—¡Oh! Así que de verdad deseabas ir al hotel de la princesa para conocer a Alastor —decía Stolas mientras observaba conmovido la creación de su hija.

La pintura se trataba de un retrato de medio cuerpo del Demonio Radio, haciendo una reverencia de frente con una mirada y sonrisa que Stolas podía calificar como seductoras y encantadoras y, sosteniendo frente a su rostro con una de sus manos, una mano que estaba seguro se trataba de la de su querida hija.

El primer amor de mi Octavia… ¡mi niña creció tan rápido! Pensó.

—¿No dirás nada, papá? —Preguntó algo apenada la joven. Stolas se giró a verla y sonrió con ternura.

—¿Qué podría decirte, hija? Es obvio que el Demonio Radio te gusta.

—¿Y eso no te molesta?

—¿Por qué debería? Alastor es de los demonios más poderosos, indudablemente es atractivo y es un caballero en toda la extensión de la palabra, ciertamente tiene sus excentricidades pero, por algo llegó aquí, ¿no?

—¿Y no te molesta que no sea un demonio original?

—Hija, es a ti a quien debe gustarle o no algo de él. —Dijo acercándose a la joven y colocando una de sus manos en su cabeza de forma cariñosa —Mi misión como tu padre, desde que naciste, es apoyarte en todo, no te impondré nada y menos en este ámbito. Si este demonio es de tu agrado, está bien. Ahora bien, hija, sabes mi posición en el infierno, estoy muy por encima de él y nada me haría más feliz que verte siendo correspondida, pero ambos sabemos que nada es seguro, por lo que te suplico, no me pidas intervenir a tu favor, además ¿no te sería más satisfactorio lograr que el Demonio Radio se fije en ti por tus propios méritos?

—Papá… —dijo Octavia antes de abrazar efusivamente a su padre. Stolas correspondió al abrazo con emoción, pues desde que su pequeña había entrado a la adolescencia mostraba disgusto por dar y recibir muestras de afecto.

—Siempre estaré contigo, mi Octavia.

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Pasó la tarde en el Hazbin Hotel. Cherry se instaló en la antigua habitación de Angel y había pedido colaborar con la seguridad del hotel, dirigir las sombras de Alastor o en todo caso, estar en el bar junto a su mejor amigo. Eso lo resolverían una vez el Demonio Radio volviera al hotel y se pudiera poner de acuerdo con ella. Charlie había pasado parte de la tarde en el jardín junto con sus cabritas y Fat Nuggets. Cuando comenzó a oscurecer, llevó a la mascota de Angel a su habitación y la dejó dormir, ese pequeño cerdo era demasiado tierno, entendía perfectamente por qué era la adoración del demonio araña, luego, llevó a sus cabritas a su habitación y las dejó ahí para que pudieran dormir, estaban cansadas porque habían estado jugando con el cerdito en el jardín.

La princesa infernal pasó el tiempo antes de la cena en el bar, había buena música y algunos huéspedes bailaban, Angel y Husk estaban medianamente ocupados, Cherry y Vaggie al parecer se habían entendido bastante bien pues desde la comida habían estado inseparables.

Para la hora de la cena, Alastor tampoco apareció. Ya todos notaron el semblante triste de la demonio súcubo por lo que intentaron integrarla lo más posible en sus conversaciones; Charlie internamente agradeció ese gesto de sus amigos pero sabía que estaba mal. Desearía que Alastor por lo menos tuviera un Hellphone solo para poder saber de él. Si bien las palabras dichas por Angel la habían calmado por unas horas, ahora que ya era prácticamente la hora de dormir sentía de nuevo ese miedo de haber presionado sin querer al Demonio Radio y que este se hubiera arrepentido de intentar tener una relación con ella o peor aún: que con ese par de días Alastor se hubiera dado cuenta que su conflicto hacia ella no tenía nada qué ver con el ámbito amoroso. Quizá para cuando volviera él solo le informaría que su asunto ya estaba resuelto y que su naciente relación debía llegar a su fin.

Después de la cena subió a su habitación, al llegar a su puerta tomó la perilla, pero antes de girarla, volteó hacia la puerta de la habitación de Alastor. No pudo resistirse y se dirigió a ella, tomó la perilla y la giró sin problemas, la puerta se abrió y ella ingresó. Cerró la puerta tras su espalda y con un ademan encendió la luz. La habitación de Alastor era un símbolo de pulcritud, todo estaba en su lugar. Charlie se dirigió a la cama del Demonio Radio y se sentó en ella. Se sentía cansada mentalmente, no había podido dejar de pensar en la ausencia de Alastor en todo ese día.

Se recostó en la cama dejando sus piernas colgando y extendiendo sus brazos. Las camas de ese piso del hotel eran grandes, y a veces le daban la sensación de soledad. Se incorporó de nuevo y se quitó los zapatos y se subió por completo a la cama, comenzó a sentir frío y abrazó una de las almohadas del Demonio Radio, pudo aspirar el aroma de su cabello y un poco de la colonia que usa, recordó la sensación de sus besos, el toque gentil de sus manos, el calor de su cuerpo y comenzó a relajarse, tanto, que fue inevitable que se quedara dormida.

Algunos minutos después, un portal se abrió en el cuarto del cual salió el Demonio Radio. Notó la luz encendida pero creyó que había sido un descuido suyo, desapareció el portal y su cetro, se quitó su saco y comenzó a aflojarse su pajarita. Umbra se desprendió de él para ayudarle a dejar sus ropas en su lugar cuando notó a la intrusa y comenzó a revolotear alrededor de su amo.

—¿Qué sucede ahora, mi amigo? —Preguntó extrañado por el comportamiento de su fiel amigo.

Umbra lo hizo girar un poco su cabeza hacia su cama y tuvo que girarse por completo para comprobar que no había visto mal. Se quedó congelado unos segundos hasta que notó que la princesa infernal estaba temblando un poco. Las últimas noches estaban siendo especialmente frías y al parecer el saco del traje de trabajo de la princesa estaba siendo insuficiente. Alastor chasqueó tres veces sus dedos cambiando el atuendo de la princesa por aquel pijama que le había dado hace tiempo, cambiando su propio atuendo y apareciendo él sentado en su cama con su espalda recargada en el respaldo. Umbra ya estaba por arropar a la princesa pero Alastor lo detuvo con una señal y lo hizo volver a él, la sombra miró con algo de pesar a la rubia y obedeció a su amo.

Luego que Umbra volviera a él, Alastor se recostó a un lado de Charlie y luego llevó su brazo hacia ella, la envolvió y tomó el brazo que estaba bajo la rubia y, con poca o nula delicadeza la hizo girar para que quedara de frente a él. Por el movimiento Charlie despertó de golpe solo para ver que estaba frente a frente con el Demonio Radio.

Bonne nuit, chérie —dijo con su voz ronca, sin rastro del efecto de radio.

—Alastor…

—¿Por qué estás en mi habitación, Charlotte? —dijo mientras acariciaba con delicadeza una de las mejillas de la rubia.

—E…e…estaba preocupada por ti… no supe nada de ti todo el día… yo…

—¿Me extrañaste? —dijo dejando de acariciar la mejilla de la princesa y tomando su mano para llevarla a su hombro, dejándola ahí, y luego llevó la suya a la cintura de la chica, la cual tomó con firmeza y la acercó más a su cuerpo.

—Al… ¿Qué hac…

—Yo sí te extrañé a ti, my charming demon belle, pero sabía que no me podías acompañar a donde tenía que ir —decía mientras acariciaba por encima de la tela del pijama la cintura de la chica, recibiendo como respuesta unos ligeros apretones de en su hombro.

—¿Dónde estuviste? —preguntó intentando desviar la mirada, pues Alastor la veía con intensidad y su jodida sonrisa que la tenía indefensa.

—Fui a mi Villa, fui a entregar el banquete anual… —dijo acercando su cuerpo un poco más al de la rubia.

—¿Banquete? —preguntó nerviosa por la actitud del Demonio Radio.

—Querida, sabes cuál es la dieta principal de mi Villa, ¿no? Y acabamos de pasar por un exterminio…

—Alastor… tú… ¡no pue…

La rubia no pudo decir su pensar acerca de llevar los cadáveres de los demonios asesinados durante el exterminio para ser consumidos en Villa Caníbal, pues el Demonio Radio la había callado con un beso apasionado, mientras con su mano en su cintura terminó de pegar su cuerpo al de él.

—Es mi gente Charlotte —decía entre besos —¿sabes cuánto deben reprimirse para no comerse unos a otros todo el año? —dijo apenas finalizó el beso con la princesa. Charlie respiraba agitada, no esperaba para nada esa actitud de su novio al volver y mentiría si dijera que no le agradaba.

—¿Tú también, Al?

—No estoy contra el canibalismo, Charlotte, pero no es mi alimento principal y creo que ya lo deberías saber, querida —dijo mientras seguía acariciando la cintura de la princesa infernal.

—¿Y hoy participaste en el banquete? —Preguntó con algo de pesar, Alastor sabía que ella deseaba una respuesta negativa de su parte.

—¿Esperas que te mienta, dulzura? —Dijo antes de acercarse de nueva cuenta al rostro de Charlie, ella cerró los ojos esperando un nuevo beso, sin embargo, aquel contacto no llegó y en su lugar sintió el aliento de Alastor en su oreja —Pídeme que mienta y lo haré con gusto por ti, querida.

Charlie sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. Alastor la sintió estremecerse contra su cuerpo y una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.

—No... No quiero que me mientas nunca, Al —dijo Charlie apenas Alastor se volvió a su posición original, llevando la mano del hombro del demonio hacia el rostro del mismo —No hay problema si las cosas que me tengas que decir no me van a gustar. Fuiste sincero conmigo desde el principio, por eso comenzaste a gustarme, Demonio Radio —las orejas de Alastor reaccionaron al escuchar a Charlie llamarle así.

—Charlotte…

Ahora fue Charlie quien inició un beso, llevando su mano de la mejilla del demonio carmesí hasta su nuca, aprisionándolo para que no pudiera separarse de ella, Alastor respondió de inmediato y pasó su brazo libre por debajo del cuerpo de Charlie, abrazándola por completo por la cintura. Era consciente de lo que hacía, estaba disfrutando de las atenciones de la súcubo pero no sentía perder el control como en otras ocasiones. Pronto la súcubo comenzó a mover su cuerpo de forma "extraña", llegando a frotarlo contra el suyo…

Y la sensación le fue agradable…

Charlie estaba complacida por estar siendo aceptada por el Demonio Radio, intercambió sus manos de lugar, llevando su mano libre hacia la nuca de Alastor y la que tenía en la nuca hacia su torso y brazo, comenzando a explorar el cuerpo de su novio, separó sus labios de los del Demonio Radio y comenzó a hacer un camino de besos por su barbilla hasta llegar a su cuello. Esa fue una sensación completamente nueva para Alastor, pero, por alguna razón, no quería que se detuviera.

Alastor sentía que aún no había perdido el control, sin embargo, no era consciente que su cuerpo había comenzado a reaccionar por su cuenta y respondía a las caricias y frotes del cuerpo de Charlie comenzando a frotarse contra ella también. Repentinamente, se separó de la rubia, Charlie creyó que Alastor de nuevo se había asustado pero, para su sorpresa, lo que hizo fue girarla para que quedara recostada de espaldas y él se posicionó encima de ella para acto seguido atacar con besos sus labios a la vez que sus inexpertas manos daban tímidos toques por el contorno de su cuerpo. Charlie correspondía a sus toques dando suaves caricias a sus brazos y abdomen cubiertos por la tela de su pijama. El Demonio Radio llevó sus besos ahora al blanco cuello de la rubia, embriagado por el sabor y olor de la piel de la princesa, Charlie entonces pudo sentir la hombría de su novio bajo la tela de su pijama, llevó sus manos hacia el borde de la camisa del pijama de Alastor y pasó sus manos por debajo de la tela, comenzando a tener contacto directo con la piel del Demonio Radio, Alastor sintió el toque de las suaves manos de la princesa infernal y sus orejas reaccionaron, al igual que su hombría (de la que, hasta ese momento, era consciente de su evidente estado) y su cola.

Su cola.

Mi maldita cola…

Se separó abruptamente de la rubia, recostándose a un lado de ella mientras sentía bajo él como su cola se removía. Charlie volteó a verlo con expresión confundida y su respiración agitada.

—¿Pasó algo, Al? —preguntó recargando su peso en uno de sus brazos para poder verlo mejor.

—Yo… Me disculpo por mi comportamiento inmoral, Charlotte. —dijo chasqueando los dedos apareciendo una manta que los cubrió a ambos.

—Pero…

—Preferiría que no hablemos de esto ahora… —dijo desviando la mirada claramente incómodo.

"Como es un puto virgen se comporta como un adolescente asustado, por eso huye porque no tiene ni puta idea de qué hacer." Recordó las palabras dichas por el demonio araña y sonrió con ternura.

—Está bien. —Dijo comenzando a descubrirse de la sabana y girándose hacia la orilla de la cama, con la intención de irse, Alastor notó eso y giró su rostro para verla —te dejaré descansar, ya me iré a mi habitación…

Alastor la tomó de una de sus muñecas, llamando la atención de la rubia.

—La sabana es para dos, querida. Quédate esta noche conmigo. —Pidió el Demonio Radio.

—¿Estás seguro?

—¿Tú no quieres, querida?

Charlie no soportó más y se echó con alegría a los brazos del demonio carmesí, este dio un respingo por la efusiva acción de la princesa pero solo fue por la sorpresa, ya que no se sentía en absoluto incómodo, Charlie se acomodó posando su cabeza en el pecho de Alastor y este correspondió al abrazo de la chica, recargando su mejilla en la cabeza de la rubia.

—Desde que supe que no estabas en el hotel, sentí miedo. Pensé que quizá te habías arrepentido de estar conmigo…

—No soy alguien que retroceda tan fácilmente, Charlotte.

—Entonces, ¿Sí estás en conflicto por estar conmigo?

—No te he mentido sobre eso, querida… —Dijo con sinceridad. Ya no estaba seguro si él estaba con ella como parte de su plan original o era porque genuinamente le gustaba. Porque quería hacerlo.

Había una diferencia muy grande entre los primeros acercamientos, ya fueran accidentales o planeados por él, a los acercamientos de ahora. Incluso cuando eran planeados por él debía controlar sus impulsos de querer apartarla bruscamente, pero ahora, había momentos como ese, en el que sentía que era algo a lo que estaba acostumbrado desde siempre.

—¿Qué es lo que te causa conflicto, Al? —preguntó la rubia comenzando a hacer tímidos círculos con su dedo sobre el área del pecho del Demonio Radio, Alastor sintió eso y chasqueó los dedos para que la sábana quedara encima de ambos, otra vez.

—Así está mejor… —dijo cuando sintió a la rubia sin la barrera de la sabana, Charlie se sonrojó —Y respondiendo a tu pregunta, querida… Es precisamente esto… estas situaciones son las que me causan conflicto… Evidentemente no es algo contra ti, no debes preocuparte por eso, sencillamente…

—No sabes cómo debes actuar… —Completó Charlie.

—Así es, querida…

Ambos quedaron en silencio unos momentos en los que, Charlie, seguía dando suaves toques al pecho de Alastor por encima de la tela de su pijama, hasta que ella rompió el silencio con una pregunta que desde hacía tiempo daba vueltas en su cabeza.

—Al, ¿por qué nunca tuviste una relación antes? ¿O un noviazgo o algo más informal? Eres muy atractivo y estoy segura que en tu forma humana lo eras igualmente…

Alastor quedó en silencio por unos minutos, tratando de recordar. Pocas veces se ponía a pensar seriamente en ello, usualmente solo decía que nunca se había interesado en ello, más por un incidente que involucró a una de sus admiradoras cuando era locutor de radio pero, ahora que lo pensaba, era en parte una mentira, solo hubo una vez que una joven de su época le había llamado la atención pero fue más como una visión, pues solo se había topado con ella una sola vez y no podía recordarla, sin embargo, estaba seguro que en su momento lo había fascinado. Lo más gracioso era que ni siquiera pudo preguntar su nombre, pues era claro que de haberlo sabido, incluso ahora lo recordaría.

A veces los recuerdos de su vida humana eran borrosos, lo único que recordaba con claridad era el rostro de su madre y, por desgracia, el de su padre, algunas fechas y hechos importantes y sus últimos años de vida luego de la caída de la bolsa de valores. Fue en ese último tiempo que se topó con esa chica.

La mano de Charlie lo tomó con firmeza de la barbilla, sacándolo de sus cavilaciones, y obligándolo a colocarse de manera que pudieran verse a la cara.

—Te perdiste, Al —dijo seria.

Alastor esbozó una ligera sonrisa y tomó con su mano la mano de la rubia a la cual le depositó un beso y luego la dejó sobre su hombro.

Pardon me, my dear. —Dijo acariciando la mejilla de la rubia con los nudillos de su mano izquierda —Solo estaba tratando de recordar para poder darte una respuesta concreta. Lo cierto es que ha pasado tanto tiempo que sinceramente no lo recuerdo… Es posible que haya sido porque me mantuve muy ocupado con mi trabajo y los asesinatos —dijo lo último como si nada —Y estando aquí, creo que me fue demasiado divertido poder hacer lo que quisiera y convertirme en un overlord… hasta que todo se volvió monótono y apareciste tú, Charlotte.

—No aparecí, Al —dijo la princesa algo escéptica por lo último dicho —yo ya era princesa infernal desde antes que llegaras al infierno.

—No te ofendas, dulzura. Es solo que tu perfil se mantuvo muy bajo por tus peculiares ideas… Ya sabes lo que pensaba al respecto de este hotel —dijo pellizcando levemente la mejilla de la rubia.

Charlie resopló un tanto ofendida cosa que provocó una leve risa de Alastor antes que este la abrazara y la acurrucara en su pecho.

—No soy de los que creen que todos tenemos un destino marcado, sería demasiado egocéntrico que Dios o tu padre decidiera desde el principio lo que será de cada uno de nosotros. Sé que estoy aquí por las decisiones que tomé en la Tierra, así como también sé que estamos aquí y ahora por nuestras propias decisiones hacia el otro… Yo decidí venir a divertirme contigo y tu proyecto y así fue como te conocí, tú decidiste aceptar mi ayuda y el resto ambos lo sabemos… Puede que todo lo que ha pasado estos últimos días me ha rebasado por momentos, pero no me arrepiento, Charlotte…

Alastor esperó una respuesta de la princesa infernal y al no recibirla se apartó un poco solo para ver que la princesa infernal estaba plácidamente dormida.

¿En qué momento…

Soltó un poco de aire con una expresión divertida y chasqueó los dedos para dejar su habitación en penumbras, abrazó de nuevo a la rubia y dio un beso en su frente antes de disponerse a dormir, aspirando el perfume natural de la chica y acariciando levemente su cabello con una mano mientras con la otra daba ligeras caricias a su espalda. Finalmente el Demonio Radio cayó rendido ante el sueño y se quedó dormido. Umbra se desprendió de la sombra de su amo y sonrió ampliamente ante la imagen antes de revolotear un par de veces sobre ellos y terminar echándose a los pies de la cama.

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En la habitación de Husk, la pequeña cíclope terminaba de cambiar las sabanas de la cama del demonio felino.

—Debes tener más cuidado cuando bebes aquí, Husk —comenzó a regañar la demonio —¡Las sábanas de tu cama son las que más seguido debo cambiar! —dijo con cierta molestia.

—Yo nunca te pido que las cambies, niña —dijo Husk sentado en una silla del pequeño escritorio frente a su cama observando a la pequeña demonio haciendo su trabajo.

—Vamos, sabes que no es necesario que me lo pidas, el solo ver las sábanas manchadas de tu licor me disgusta. Gracias a Lucifer el señor Alastor es cuidadoso en su higiene. —decía la pequeña cíclope mientras echaba las sábanas sucias en una bolsa de lavandería.

—Huh… Tal parece que ahora el hijo de puta es agradable para todos.

—Sabes que quiero al señor Alastor desde siempre.

—Sí y no entiendo por qué. El rarito te trata como su maldita criada —dijo comenzando a jugar con un mazo de cartas —Aunque admito que a veces te da un trato especial…

—El señor Alastor no lo dirá, pero también me quiere —dijo mientras acomodaba las almohadas en la cama.

—Si no fuera porque los conozco desde hace décadas, pensaría que tuvieron algo qué ver pero no aquí en el infierno, sino en la Tierra, lo cuál sería aún peor… de solo pensarlo me dan ganas de vomitar…

—¿Te refieres a que si fuimos pareja en la Tierra? —Husk asintió —Qué mente tan sucia, Husk —dijo divertida.

—Ni qué lo digas… —dijo el demonio felino dejando su mazo de cartas sobre su mesa.

Niffty terminó de acomodar la cama de Husk, tomó la bolsa de lavandería y caminó en dirección a la salida. Se detuvo en la puerta y se giró a ver al demonio dueño de la habitación.

—¡Listo, Husk! Tu cama está decente de nuevo, solo por favor, ten más cuidado. Con la cantidad de huéspedes que están en el hotel cada vez hay menos sábanas limpias de repuesto. —dijo con seriedad. Husk rodó los ojos.

—Trataré, pero no te prometo nada, niña.

—Oh bueno… por lo menos tratarás —respondió resignada, comenzando a girarse para ya dejar la habitación.

—Oye, Niffty… —llamó Husk.

—¿Se te ofrece algo más, Husk? Si lo que quieres es más alcohol yo no bajaré al bar para traerlo, ¡además ya ni deberías estar bebiendo! Ya es hora de dormir…

—No, no es eso…

—Oh, ¿entonces qué es? —preguntó amable.

—¿Tú en serio crees que el rarito quiera a la niña?

—¿Alastor y Charlie? ¿Por qué la pregunta? ¡Oh! ¿Te gusta Charlie?

Husk se atragantó con el último trago de su botella y comenzó a toser escandalosamente.

—Aunque, pensándolo bien, no creo que te guste. No te he visto celoso de Alastor sino preocupado por ella…

Husk se quedó en silencio, sorprendido por las observaciones de la pequeña cíclope.

—Sip. El señor Alastor definitivamente sí quiere a la señorita Charlie, solo que él no lo sabe todavía, es muy tonto en ese sentido —soltó una risa divertida — además, si no la quisiera, ya habría hecho algo para sabotear el proyecto de Charlie, desde hace mucho.

—¿Eso crees? —preguntó escéptico.

—¡Sí! Al señor Alastor no le gusta esperar por su diversión, de hecho me sorprendió que no aprovechara el poder que le había dado la señorita Charlie sobre las decisiones del hotel… pensé que solo estaba siendo cuidadoso, después de todo se trata de la hija de los reyes del infierno, pero luego me di cuenta de la forma en que el señor Alastor la miraba de manera involuntaria, era bastante tierno…

—¿Eres una acosadora o algo así, niña?

—Nop, solo el ser pequeña me da cierta ventaja —dijo orgullosa. —La verdad, estoy feliz por el señor Alastor, ya era tiempo que tuviera a alguien especial con él. Sé que cuidará de la señorita Charlie. Seguramente no lo notaste, pero cuando el apuesto ex novio de ella vino, el señor Alastor deseaba asesinarlo ¡Hubiera sido tan emocionante ver un enfrentamiento de dos demonios tan guapos por ella! ¡Como un cuento de hadas! —Dijo entrelazando sus manos y soltando un suspiro. Husk la miró algo incómodo.

Niftty volvió a tomar la bolsa de lavandería que había soltado por estar fantaseando con una pelea entre Seviathan y Alastor.

—Eres muy lindo por preocuparte por las chicas, Husk. —Dijo Niffty, causando un notorio sonrojo en el demonio felino —Gracias. Sé que también te has preocupado en varias ocasiones por mí. ¡Qué descanses! —Y finalmente salió de la habitación.

—Huh, ¿Quién lo diría? —dijo Husk antes de, literalmente dejarse caer en la cama y quedar dormido de inmediato.

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7 de Agosto de 1933, Nueva Orleans, Luisiana.

Un hombre joven y bien parecido caminaba por la desierta calle Saint Byronne, había salido a "cazar" pero no había tenido suerte.

Su error.

Las personas se habían refugiado en sus casas desde temprano debido a las lluvias. El castaño y sonriente hombre caminaba despreocupado, de cualquier modo, sabía que las calles de su querida Nueva Orleans eran suyas durante la noche.

Oh, yeah, —comenzó a cantar una canción que recientemente había llegado a su estación de radio mientras limpiaba sus lentes que se habían empañado un poco
—life is bad,
gloom and misery everywhere…

Dejó de cantar al escuchar unos pasos pisar escandalosamente un charco tras él. Sonrió, tal vez la noche no estaba perdida después de todo. Sacó la navaja de mantenía oculta en la manga de su saco y se giró para ver al osado ladronzuelo que planeaba tomarlo desprevenido para robarle, pero se llevó una enorme sorpresa al ver a una joven que mantenía la mirada clavada en el piso. Aun a unos tres o cuatros metros de distancia, pudo ver como la chica temblaba, no sabía si de miedo, frío, nervios o las tres cosas.

—¡Buenas noches, bella dama! ¿Puedo ayudarle en algo? —dijo guardando la navaja en su saco y comenzando a acercarse a la chica.

—N… no… no señor, yo solo iba a mi casa… —respondió sin alzar la mirada cosa que llamó la atención del joven. Además, parecía querer ocultar a toda costa su rostro, pues bajaba con una mano su lindo sombrero rosado y giraba su rostro hacia un costado.

—¿Me permite acompañarla? No es seguro que una joven como usted esté sola por estas desoladas calles.

—No es necesario, no se moleste, señor. Estoy cerca de mi casa. —Respondió aun sin alzar la mirada, cosa que despertó la curiosidad del castaño, quien caminó hasta llegar a estar a medio paso de la joven.

Ahí, el joven pudo ver que la chica era de piel bastante blanca, a juzgar por sus manos, y bajo su sombrero resaltaba un lindo cabello rubio que llegaba apenas a la altura de su mandíbula, el castaño se inclinó para poder ver el rostro de la chica y se topó con la graciosa imagen de la rubia cerrando los ojos fuertemente, como si deseara no verlo, lo cual le pareció sumamente curioso. Él sonrió divertido y llevó sus manos enguantadas a las mejillas de la rubia, haciendo que la chica abriera los ojos con sorpresa mientras él, con gentileza la hizo levantar la mirada. La misteriosa joven se ruborizó escandalosamente.

Los ojos de la chica eran grandes, sus irises estaba seguro que debían ser de un marrón más oscuros que los propios pero por la falta de luz, lucían completamente negros con un brillo amarillento inusual en la orilla de las irises, su nariz era pequeña y respingada, le recordaba la nariz de un cachorro, sus labios eran de un tamaño normal y ligeramente carnosos cubiertos de un lindo brillo labial, lo que más llamaba su atención era la blancura de su piel, parecía de porcelana, lo que hacía que en ese momento deseara no estar usando guantes para poder sentirla, imaginaba que debía sentirse tan suave como la seda misma, pero lo que más le llamaba la atención eran esas adorables mejillas rojas. Desconocía si se trataba de un caso de exceso de maquillaje, pero estaba seguro que, además del maquillaje, fuera en exceso o no, se debía una adorable combinación de su blanca piel y su reacción fisiológica por sentirse avergonzada.

Qué adorable. Pensó Alastor.

—Insisto, querida. Permítame acompañarle a su hogar —Dijo el hombre con una encantadora sonrisa.

La rubia parecía querer ceder, pero finalmente tomó con firmeza las manos del locutor y las quitó de sus mejillas.

—Ya le he dicho que no es necesario, señor. Y le suplico que no vuelva a invadir mi espacio personal. —Dijo con entereza, cosa le agradó bastante al castaño.

—Me disculpo por mi inapropiado comportamiento, bella dama, pero creo que no miento al decir que es un poco inusitado pretender mantener una conversación si no conozco el rostro de mi interlocutor. —Respondió con una sonrisa ladina.

—Creo que usted ya debería estar más que acostumbrado, señor.

—¿Acaso me conoce, señorita? —Preguntó el castaño colocando sus manos tras su espalda e inclinando su cabeza hacia un lado, de manera inocente. La chica lo miró con deje de sorpresa y algo de ¿nostalgia?

—Alastor… —dijo con voz suave y aparentemente quebrada que luego recompuso —Usted es Alastor Boucher "El demonio de la radio", el locutor más querido de Nueva Orleans.

—¡Oh! Qué halagador que una dama como usted conozca el nombre de este humilde servidor —dijo haciendo una ligera reverencia ante la rubia —¿Me permitiría conocer su nombre?

—No tiene importancia, señor Alastor. Yo solo estoy de visita en la ciudad, pronto partiré y dudo mucho que nos volvamos a ver, por lo que no tiene caso que usted conozca un nombre que pronto será olvidado.

Alastor tomó la mano de la rubia y la beso con galantería.

—Le aseguro que el nombre de la dueña de un rostro como el suyo nunca podría ser olvidado. Y, si es necesario cruzar el país para volver a verla, habrá valido la pena.

El rostro de la rubia se encendió aún más y soltó su mano del agarre de la mano del locutor bruscamente.

—Entonces, ¿me concederá conocer su nombre, bella dama? —Insistió el castaño.

—Disculpe, señor. No puedo. Ya hay alguien que me espera y yo estoy muriendo por volver a él —dijo con una sonrisa triste y los ojos inundados de lágrimas.

La sonrisa de Alastor se esfumó por un segundo y luego regresó una con un rastro de decepción.

—Comprendo. Mis disculpas por haberla incomodado, madame.

—No se preocupe, señor Boucher —respondió la rubia aun con la sonrisa triste aunque Alastor podía jurar que la rubia lo veía con añoranza — Fue un placer conocer en persona al Demonio Radio, perdón, Demonio de la Radio —se corrigió.

La rubia pasó de largo al castaño y con un ademan de su mano se despidió de él, Alastor hizo un asentimiento y se quedó de pie justo unos momentos, debatiéndose entre si debía asesinar a la rubia o no, jugando con su navaja dentro del bolsillo de su chaqueta. Soltó un suspiro y sonrió. Soltó la navaja y se giró para tratar de alcanzar a la rubia.

Era claro que la chica tenía algún tipo de compromiso pero eso no significaba que él dejara que anduviera sola por las calles de Nueva Orleans. No con ese aire tan angelical e inocente que emanaba, sin embargo, la rubia había desaparecido de su vista. Corrió a la siguiente esquina con la esperanza que la rubia hubiera girado, pero no había rastro de ella. Chasqueó los dedos para enviar a su sombra pero esta no se materializó.

Lo había olvidado. La había dejado en casa cuidando a su huésped.

Qué infortunio. Pensó. Sacó su reloj de bolsillo y faltaba poco para la media noche. Apenas y podría alcanzar el último tranvía.

Sonrió resignado mirando la calle desolada, quizá si tenía suerte podría volver a la melancólica rubia antes de que ella dejara Nueva Orleans. Se giró sobre sus talones y comenzó a correr en dirección a la estación de Lee Circle.

Apenas logró alcanzar el tranvía.

Los pocos osados que, como él, aún estaban fuera de sus hogares en la noche de un día lluvioso de Nueva Orleans, lo saludaron alegremente al reconocerlo. Un hombre mayor incluso le regañó por estar tan tarde en la calle.

"No estarás a tiempo para tu programa de radio en la mañana o si lo estás no estarás tan animado como siempre, muchacho." Le había dicho.

Alastor solo prometió ir directamente a dormir apenas llegara a su hogar y le aseguró que estaría tan animado como siempre.

Poco a poco el tranvía se fue vaciando con el paso de cada estación. Alastor bajaba en la última. Al llegar, caminó un par de cuadras hasta llegar a su casa mientras cantaba.

When she went away
The blues walked in and met me
Oh, yeah if she stays away
Old rocking chair's gonna get me
All I do is pray
The Lord will let me
Walk in the sun once more…

Al entrar a su casa su sombra lo recibió y dejó de cantar.

—Hola, mi amigo —dijo antes de chasquear sus dedos y su sombra volvió a unirse a él.

Dejó su saco en el perchero de la entrada y subió las escaleras para ir a su recamara. Había sido una noche interesante. Abrió la puerta de la recamara frente a la suya y desde el marco observó a su huésped dormir plácidamente. Sonrió ante esa imagen y con un chasquido cubrió bien a su huésped con la manta para que no pasara frío durante la madrugada, cerró la puerta y se fue a su habitación para, por fin, dormir.

Se vistió con su pijama y se recostó.

Ese rostro angelical no salía de su mente.

—Ah, my charming angel belle… —susurró —¿será que podré volver a verte? —terminó de decir con una amplia sonrisa.