A la mañana siguiente, Charlie despertó antes que la alarma de su Hellphone sonara, al abrir los ojos lo primero que pudo ver fue una cabellera roja que cubría parte del rostro de su propietario y sintió como unos brazos la aprisionaban gentilmente, ella estaba en posición fetal, con sus manos a la altura del pecho del Demonio Radio, movió una de ellas para apartar el cabello que cubría el rostro de Alastor y pudo ver que, como siempre, Alastor lucía más atractivo cuando sus facciones estaban relajadas y no se forzaba a mantener su sonrisa perpetua.
Es tan lindo… Pensó mientras acariciaba gentilmente su rostro, pasando sus dedos índice y medio por la frente, cejas, nariz, pómulos, mejillas y, finalmente, labios con cuidado de no despertarlo.
Retiró su mano se mantuvo un par de minutos observando enternecida al Demonio Radio dormir tan plácidamente hasta que su mirada se posó en sus lindas orejas de ciervo. Sonrió como niña planeando su travesura y llevó su mano hasta una de las orejas maravillándose por lo suave que era.
¡Es como un peluche! Pensó mientras seguía acariciando con más ímpetu.
El cuerpo de Alastor comenzó a reaccionar de manera natural, un notable rubor se hizo presente en su rostro, comenzando a respirar de manera agitada al grado que soltó un jadeo que tomó por sorpresa a la rubia, haciendo que se detuviera un par de segundos temiendo haberlo despertado y, al ver que siguió durmiendo, continuó, obteniendo nuevos resultados.
A los jadeos se sumó un movimiento aparentemente involuntario de la cadera del Demonio Radio y que las manos de este se aferraron más al cuerpo de ella.
¡Por mi padre! ¿Acaso sus orejas son su zona erógena?
Su duda fue resuelta cuando, en uno de esos movimientos de cadera, pudo sentir la hombría de Alastor. La rubia, ahora motivada por su reprimido deseo, continuó con sus caricias. Alastor poco a poco fue despertando gracias a la agradable sensación que estaba sintiendo por todo su cuerpo hasta que notó que su cola se removía sin control bajo los pantalones de su pijama y abrió los ojos de golpe, Charlie detuvo sus caricias y sonrió nerviosa.
—Bu… buenos días, Al…
Alastor fue consciente de su respiración agitada, de sus manos aferradas al cuerpo de la chica, de su erección (aunque eso no lo tomaba por sorpresa ya que era algo usual en sus mañanas hasta donde alcanzaba a recordar) pero sobre todo de ese molesto movimiento incesante de su ridícula cola de ciervo.
Y no tuvo que hacer nada más que prestar atención a un ligero agarre a una de sus orejas para saber a qué se debía todo.
—Charlotte… —Dijo con genuina sorpresa.
Los instintos súcubos de Charlie la dominaron y se echó encima del Demonio Radio, haciendo que él quedara acostado boca arriba y ella sentada a la altura de su cadera, con sus rodillas a los costados de la misma.
Alastor tuvo una especie de deja vú pues los ojos de la rubia estaban nublados y le dedicaba una sonrisa perversa.
—Hora de desayunar, venadito~ —Dijo la rubia al tiempo que se inclinaba sobre el cuerpo del Demonio Radio. Alastor, tal como aquella vez que la rubia se había embriagado, entró en pánico.
.
.
.
En el cielo.
—Padre, necesito comunicarle algo que me inquieta. —Dijo Miguel ante Dios.
—Adelante, hijo.
—El holocausto en el infierno de este ciclo fue mucho más bajo que ciclos anteriores, me temo que dejar que el Hotel de la hija de Samael sea una zona segura pueda provocar desequilibrio.
—Siempre han ocurrido este tipo de cosas…
—Pero porque los hombres se comportaban y no eran enviados al infierno. En últimas fechas las cosas en la Tierra se están saliendo de control y no parece que el hombre desee corregir su comportamiento. La moral de la humanidad decae, los pecadores en el infierno aumentan, el mal crece sin control. —Dijo con coraje contenido —Sé que camina entre los hombres mientras él recupera sus fuerzas. —Dijo apretando sus puños y mandíbulas por la impotencia y luego se relajó lo más que pudo para continuar —Soy consciente que las intenciones de Charlotte son buenas, eso quiere decir que la bondad de mi hermano no se perdió del todo y eso me alegra mucho, Padre, pero…
—Comprendo a lo que quieres llegar, Miguel. También me preocupa lo que está ocurriendo con los hombres en la Tierra, sin embargo, desde la promesa de Jesús, los hombres tienen libre albedrío. Respecto al infierno, acepté la propuesta de Charlotte porque me conmovió que una criatura nacida en un lugar tan cruel haya desarrollado tal empatía hacia los hombres.
—Usted mismo, Padre, había dicho que la hija de Samael es el alma, que es quien unificará a los hombres y lo espiritual pero, aun con eso, por lo que vi, ella aun no sabe la razón de su existir. Padre, me preocupa que la falta de información de todos pueda ser usada en nuestra contra. Sé que bloqueaste los recuerdos de mis hermanos aquí y los seguidores de Samael para evitar el caos, pero temo que el momento se acerca. Mercurius está con nosotros sin saber su importancia, Sulphur no recuerda nada y aún no hemos podido localizar a Salis.
—Satán no ha podido hacer contacto con su criatura.
—Nosotros tampoco, Padre. Ambos bandos estamos atados de manos, sin embargo, la humanidad en la Tierra está fortificando a Satán y la disminución del exterminio debilita su prisión, si las cosas siguen como hasta ahora, pronto podrá hacer contacto con su criatura que camina entre los hombres ajena a su origen. Si eso ocurre, la decadencia en la Tierra será mayor ya que su criatura comenzará a obrar por él y cuando eso ocurra… ya no podremos contenerlo.
—¿Qué propones, Miguel?
—Una nueva cláusula en el trato sobre el Hotel de Charlotte, no pretendo que esa visionaria idea deje de funcionar, tampoco quiero que Samael piense que estoy en su contra… —Dijo con rostro afligido pero luego lo cambió por uno decidido —Lo que propongo, Padre, es que se especifique que el hotel solo será refugio para los huéspedes formales… Los ángeles exterminadores dijeron que una gran cantidad de pecadores se refugiaron en el hotel sin ser huéspedes del lugar. Sinceramente, también estoy sorprendido por la bondad de Charlotte, pero tristemente hay cosas que deben seguir siendo prioridad, el exterminio es una de ellas.
—Descuida, Miguel. Hablaré con tu hermano y le daré a conocer tus inquietudes, aunque estoy seguro que él también tiene las mismas.
—Agradezco que tome en cuenta mis palabras, Padre.
—Y yo te agradezco a ti, Miguel, que no lo hayas revelado nada a tus hermanos a pesar del tiempo transcurrido.
—Desde la caída de Samael, yo he sido su hijo más fiel, Padre. No lo decepcionaré. Además, Samael ha hecho lo propio en su reino. Las cosas ya se habrían salido de control si alguno de los dos hubiese roto el voto de silencio, sin embargo, ahora que he conocido a Charlotte, compadezco la posición en la que se encuentra mi hermano, no me imagino lo duró que será para ella conocer la verdad, en su momento.
Dicho afligido Miguel antes de regresar con sus demás hermanos.
.
.
.
En la habitación de Alastor, el Demonio Radio recibía gustoso los besos y caricias de princesa infernal.
Charlie estaba encima de él, besándolo mientras sus manos exploraban por encima de la tela de su ropa la anatomía del demonio carmesí. Le encantó sentir que la temperatura del cuerpo de su novio aumentó considerablemente con sus acciones, así como su agarre firme en su cintura mientras, al igual que ella, exploraba su cuerpo por encima de su tela.
Los besos de Alastor eran cada vez más demandantes, apenas si ambos podían respirar pero al parecer ninguno quería detenerse, parecía que ambos cuerpos se estaban exigiendo mutuamente pues las caderas de ambos se movían natural y rítmicamente, y sentía la hombría de Alastor apretarse en su inferior, chocando constantemente con su pelvis.
Charlie subió una de sus manos y comenzó a acariciar una de las orejas del Demonio Radio, Alastor apartó sus labios de los labios de la rubia para soltar un suspiro.
—Oh, Demon Belle… — Las acciones realizadas por la princesa infernal se sentían demasiado bien.
Charlie sonrió orgullosa por escuchar el primer gemido de Alastor, aumentó el ritmo de sus caderas sobre la erección de Alastor y, en lugar de volver a los labios del demonio carmesí, acercó sus labios a la oreja que estaba mimando.
—¿Te gusta lo que hago, Alastor? —Preguntó con voz sensual.
—Ajá… —solo pudo contestar en medio de otro gemido. El aliento y voz de Charlotte en su oreja lo había excitado más. Charlie pudo sentir cómo las manos de Alastor se aferraron más a su cuerpo y cómo su cadera hizo un movimiento brusco que le provocó placer a ella.
Siguió su acariciando la oreja de Alastor y comenzó a depositar tiernos besos desde la base de su oreja haciendo un camino de besos por su cabeza, bajando por la sien, bajando a su mejilla, luego su mentón y después a su cuello, donde comenzó a lamer y succionar un poco, provocando más reacciones en el cuerpo del Demonio Radio, llevó la mano con la que no estaba acariciando la oreja de demonio ciervo hasta los botones superiores de la camisa del pijama del varón, y comenzó a desabrocharlos, dejando al descubierto la parte superior de los pectorales para poder continuar con su camino de besos, pudo sentir el relieve de las múltiples cicatrices de Alastor, de nueva cuenta se intrigó por éstas, debían estar relacionadas con su muerte, pero eran demasiadas, ¿cuánto dolor tuvo que haber pasado antes de morir?, se dedicó a besar y saborear la cicatriz más prominente que se encontró a mitad de su pecho, estaba por continuar su camino de besos hasta que la voz de Niffty irrumpió desde el exterior.
—¡Señor Alastor, buenos días! —Alastor y Charlie detuvieron su intercambio de besos y caricias apenas escucharon la voz de Niffty tras la puerta —El desayuno ya está listo, Husk, Angel, Vaggie y Cherry lo esperan. La señorita Charlie no me respondió, pero si usted la puede localizar dígale que la estamos esperando también. —Guardó silencio un par de segundos —¿Señor Alastor?
—Te escuché, Niftty querida. —Dijo Alastor controlando su voz —Localizaré a Charlotte y enseguida bajamos.
—Oh, muy bien. Los estaremos esperando. —Dijo para acto seguido retirarse.
Esperaron unos segundos y luego soltaron un suspiro de alivio al mismo tiempo. Charlie estaba por moverse de encima del cuerpo de Alastor pero fue aprisionada por los brazos del Demonio Radio, haciendo que la cabeza de la rubia quedara recargada en el pecho masculino y acariciando el cabello largo y alborotado de la misma.
—Alastor…
—Hora de desayunar, princesita~ —Dijo Alastor con voz burlona antes de depositar un beso en la cabeza de la rubia de forma cariñosa, Charlie se sonrojó y sonrió con alegría: Alastor no la había rechazado ni parecía estar mínimamente incómodo con lo que había pasado.
El Demonio Radio chasqueó los dedos y ambos aparecieron fuera de la cama ya vestidos con sus atuendos habituales. Charlie, quien no está del todo acostumbrada a ese tipo de magia perdió el equilibrio y estaba por caer pero Alastor la atrapó tomándola por la cintura.
—Je te tiens, ma chérie. —Dijo con galantería.
¿Por qué tienes que ser tan guapo? Pensó Charlie mientras Alastor la ayudaba a incorporarse nuevamente.
—Gracias, Al… —Dijo con una sonrisa nerviosa, "adorable" desde el punto de vista del Demonio Radio —Es bueno que tengas ese poder, es bastante útil en estas situaciones. —Dijo señalando su ropa.
Alastor estaba por responder cuando Umbra salió de debajo de la cama del Demonio Radio y revoloteó alrededor de la princesa. Alastor no parecía contento con el comportamiento de su sombra
—Buenos días, Umbra, ¿qué hacías ahí abajo? —Saludó con cariño la rubia. Como respuesta a la pregunta de la chica, Umbra miró con reproche al Demonio Radio y este le devolvió una mirada y sonrisa que reflejaban burla y preeminencia, luego chasqueó los dedos frente a los ojos de su sombra y esta volvió a él.
—¿Qué pasó, Al?
—No es nada, querida, es solo que está acostumbrado a levantarse temprano. —Mintió. —Pero vayamos al comedor, dulzura, que nuestros camaradas nos están esperando —Dijo ofreciendo su mano, Charlie la tomó con gusto —¿quieres bajar de la manera tradicional o prefieres que nos transporte?
Charlie era consciente que no estaba acostumbrada al transporte de Alastor, pero sus amigos ya los estaban esperando desde hacía un rato.
—Transpórtanos, Al.
—En ese caso… —dijo jalando a Charlie hacia su cuerpo, la rubia quedó pegada a él, con una mano en su pecho mientras él la tenía abrazada por la cintura con uno de sus brazos —sostente en mí, my dear. —Dijo para acto seguido chasquear los dedos y aparecer en el comedor.
Charlie nuevamente sintió perder el equilibrio y cerró sus ojos con fuerza, se aferró a la espalda del traje del demonio carmesí, recargando su cabeza en su pecho junto con la mano que ya estaba ahí, Alastor pellizcó una de sus mejillas con la mano con la que había chasqueado los dedos para que abriera los ojos.
—Ya estamos aquí, querida —Dijo con voz dulce y luego habló en tono normal —Lamentamos la demora, amigos nuestros —dijo dirigiéndose a los demás.
Angel y Niffty los miraban con ternura, Cherry se sorprendió al ver eso: jamás se hubiera imaginado que su ídolo tuviera esa clase de relación con la princesa infernal y, por su parte, Vaggie los miraba con algo de tristeza, cada día se convencía más que había perdido a Charlie para siempre.
La pareja se separó y Alastor, como el caballero que era, ayudó a su novia a tomar asiento y luego tomó asiento él, saludaron a todos y el desayuno del staff del Hazbin Hotel inició.
.
.
.
Castillo Magne.
Lucifer y Lilith se encontraban en el salón del trono. El Rey infernal se encontraba revisando los tratos por cobrar en los próximos días mientras su esposa intentaba mantener su mente ocupada leyendo un libro, con cada inicio de nuevo ciclo Lilith se sentía nerviosa.
—Sabes, Lucifer… —comenzó a hablar Lilith —He estado preocupada por los reclamos de Bethesa y Frederick acerca de no haber retomado el compromiso de Seviathan con Charlie.
—¿Qué es exactamente lo que te preocupa, Lilith? —Preguntó Lucifer, dejando de revisar sus tratos y desapareciéndolos en medio de llamas azules.
—Que los Von Eldritch hayan descubierto la verdad. —Dijo desapareciendo el libro en medio de llamas normales.
—Esa familia se rige por la envidia, querida. —Comenzó a hablar Lucifer mientras se ponía de pie de su trono y se arrodillaba ante ella, tomando con delicadeza una de sus manos entre las suyas —Ellos ansían que su hijo sea el padre del próximo heredero al trono. Dudo mucho que ellos estén enterados de la verdad, de ser así, ya nos habrían puesto en una situación difícil con Charlotte. No tienes de qué preocuparte, mi bella Lilith. —dijo con voz serena.
—Charlotte nos odiará.
—Charlotte entenderá, cuando llegue el momento. Es nuestra hija, Lilith, ella heredó lo mejor de ambos. No podía ser de otra manera…
—Charlie lo mejor de mí… en cambio él… —dijo con voz y rostro triste.
—Él no existe, Lilith —Dijo Lucifer cambiando su semblante sereno por uno lleno de ira —Nunca debió existir…
—¡Pero lo hizo! —Dijo con desesperación —Lo hizo y lo hace….
Lucifer respiró profundo unos cuantos segundos, sabía bien lo difícil que era el tema para su amada Lilith.
—No te preocupes por ello, mi amor… No es tu culpa. —Volvió a decir con voz y rostro sereno —Nada. Hago todo lo que esté a mi alcance para protegerlas, a ti y a Charlotte. No dejaré que ellos les hagan daño y, cuando el momento llegue, mi manzanita y yo nos encargaremos de terminar con esa pesadilla que te ha acechado durante tanto tiempo, mi hermosa Lilith. —Dijo llevando una de sus manos a la mejilla de Lilith, acariciándola con gentileza, Lilith sonrió por ello y llevó sus labios hacia los del ángel caído. Lucifer saboreó con delicadeza los labios de su esposa.
Al separarse, ambos se sonrieron con ternura. Han estado juntos por un tiempo incuantificable y aun así sentían que no era suficiente.
De pronto una luz blanca enceguecedora iluminó todo el salón del trono, lastimando un poco los ojos de Lilith, ante eso Lucifer desplegó sus alas negras y envolvió a su esposa con ellas mientras miraba sobre su hombro con molestia cómo el visitante sorpresa terminaba de aterrizar en su salón, dejando de emanar esa molesta luz.
—¡Salve, Lucifer! —saludó con alegría Gabriel extendiendo sus brazos hacia su hermano.
Lucifer extendió sus alas, descubriendo así a Lilith y luego se puso de pie. Emprendió el vuelo y llegó con velocidad hacia donde se encontraba Gabriel, tomándolo fuertemente del cuello de su túnica, elevándolo algunos centímetros del suelo.
—¿Podrían dejar de emanar su pretenciosa luz cegadora en mi reino? Mis súbditos se alteran y su luz lastima sus ojos, idiotas. —Dijo molesto Lucifer, mostrando su cornamenta, con sus ojos con la esclerótica roja y sus irises en amarillo brillantes. Si había algo que no toleraba era que lastimaran, de la forma que fuera, a su amada Lilith.
—Lo siento, Lucifer —respondió Gabriel con una sonrisa nerviosa —No lo sabía y no lo mencionaste cuando vinimos Miguel y yo.
Lucifer lo soltó y volvió a su forma habitual.
—No esperaba que regresaran. —Dijo soberbio.
—Eso es un poco triste, hermano. Creí que te había dado gusto vernos. —Dijo Gabriel alisando su túnica.
—Sí, después de muchos siglos. —Respondió, recalcando lo obvio —Han pasado solo unos meses desde la última vez que los vi. Pero bien, ¿qué haces aquí?, ¿qué necesita él? —Preguntó cruzándose de brazos.
—Padre necesita que vayas a hablar personalmente con él. Creo que tiene algo que ver con el Hotel de mi sobrina.
Lucifer elevó un poco una de sus cejas, sorprendido por el término usado por Gabriel para referirse a Charlie, en cambio Lilith sonrió con ternura al escucharlo.
—¿Tienes alguna idea de lo que sea? —Preguntó intrigado.
—Padre no me dijo nada más, Lucifer. Solo dijo que es muy importante. —Respondió Gabriel.
Lucifer instintivamente volteó a ver a Lilith, ella le dedicó una mirada afligida y él le devolvió una imperturbable. Ambos asintieron al tiempo.
—Después de ti, Gabriel —dijo Lucifer.
—Solo un momento —dijo Gabriel emprendiendo el vuelo en dirección a Lilith, Lucifer giró los ojos con fastidio.
Cuando llegó con la súcubo, ofreció su mano amablemente, a manera de saludo.
—Tanto tiempo sin verte, Lilith.
—Lo mismo digo, Gabriel. —Dijo Lilith tomando la mano de Gabriel.
—Hace unos meses tuve el placer de conocer a Charlotte, es un jovencita encantadora, tiene la belleza de ambos.
—A Lucifer todavía le molesta que le diga que Charlie es su versión femenina. —Dijo Lilith, mirando de soslayo a Lucifer, Miguel giró su cabeza lo suficiente para ver a su hermano y este hizo una mueca de fastidio y les dio la espalda, indignado. Ambos rieron.
—Debes comprenderlo, Lilith. No es que le moleste la verdad, lo que le molesta es que, gracias a eso, su hija es el anhelo de muchos…
—¡¿Y esas son las palabras de un "ser puro" como tú, Gabriel?! —dijo Lucifer mientras volaba hacia ellos, molesto por las palabras acerca de la belleza de su hija y lo que provoca, porque, como lo había dicho Gabriel, eran verdad.
—Estoy en tu reino ahora, ¿no? —respondió juguetón el arcángel.
—No te comportaste así hace meses. —dijo Lucifer mirando con desagrado como su hermano no soltaba la mano de su esposa para acto seguido hacer que se soltaran.
—Estaba bajo la vista de Miguel, ya sabes cómo es él—Respondió divertido por las reacciones de su hermano. —Era agradable cuando estabas con nosotros, Lucifer, tu naturaleza rebelde y la rígida de Miguel hacían perfecto equilibrio.
Lilith miró con ternura a ambos hermanos.
—Como sea… —dijo Lucifer algo incómodo por lo último dicho por su hermano —Vayamos de una buena vez a ver qué es lo que quiere hablar Él sobre el hotel de Charlotte, después de todo es el proyecto de mi hija.
—Me despido, Lilith. Fue un verdadero placer volver a verte. —Dijo Gabriel con sonrisa galante.
No puedo creer que Dios en verdad creyera que hacerlos tan bellos no provocaría ningún bajo instinto. Pensó Lilith.
—El placer fue mío, Gabriel. —Respondió coqueta. Lucifer le dedicó una mirada de advertencia y ella solo le guiñó un ojo de manera juguetona.
Esta mujer… Pensó con disgusto Lucifer al darse cuenta que solo estaba jugando con él.
Gabriel se despidió con un ademán y emprendió vuelo, esta vez sin emanar su "pretenciosa" luz, tal y como se lo había pedido su hermano.
—Apenas regrese tú y yo hablaremos, Lilith. —Sentenció severo Lucifer. Lilith sonrió maliciosa.
—Estaré esperando ansiosa su regreso para recibir mi merecido castigo, my lord —Dijo Lilith tocándose de manera obscena.
—Y lo recibirás, querida. —Dijo Lucifer con una sonrisa perversa, mostrando su forma demoniaca en medio de llamas por unos segundos antes de emprender vuelo hacia el cielo.
Lilith lo despidió con un ademan de su mano y cuando lo perdió de vista, cambió su semblante a uno de preocupación. Algo muy importante estaba pasando, de otro modo, Dios no habría mandado llamar a Lucifer con tal urgencia.
.
.
.
En el hotel, Charlie estaba dando sus talleres de redención mientras Alastor se encargaba de reparar los destrozos de causados por los refugiados. El Demonio Radio se encontraba de bastante buen humor, pues, cuando Angel había chocado accidentalmente con él en un cruce de pasillos, a pesar de su reacción natural de desagrado hacia ser tocado, Alastor no amenazó ni intimidó al demonio araña, solo le sugirió ser más cuidadoso para evitar accidentes con los huéspedes.
Angel quedó confundido por la actitud del Demonio Radio y se retiró del lugar antes que Alastor cambiara de opinión y se decidiera a castigarlo por su "osadía".
Más tarde, cuando los talleres de redención terminaron, Alastor buscó a la princesa infernal para mostrarle los diferentes arreglos y mejoras que había hecho. Durante el camino, la pareja se topó con Vaggie y Cherry Bomb.
Vaggie le estaba dando un recorrido por el hotel a Cherry, la cíclope se presentó formalmente con el Demonio Radio.
—Es un honor conocerlo en persona, Alastor —Dijo la chica ofreciendo su mano. Alastor la tomó con gusto, pues la cíclope estaba alimentando su ego. —Hablando con Vaggie, le he dicho que me encantaría poder colaborar con usted en las labores de vigilancia en el hotel, créame que nada escapará de mi ojo —dijo con orgullo.
—Me halaga su interés en colaborar conmigo, señorita Cherry. Lo pensaré. —Dijo simplemente.
Cherry asintió sonriente.
—¿Qué lugares faltan que Cherry conozca? —Preguntó Charlie dirigiéndose a Vaggie. —¿Vaggie? —Llamó la princesa infernal al no recibir respuesta de la albina.
Vaggie no estaba siguiendo el hilo de la conversación, tenía su vista clavada en las manos entrelazadas de Charlie y Alastor, el Demonio Radio ya había notado esto y con su mano libre tras su espalda hizo algunos ademanes que provocaron que un aura verdosa rodeara su mano entrelazada con la de Charlotte y después formara una flecha señalando hacia arriba. Vaggie dirigió su mirada hacia el rostro del Demonio Radio y este le dedicó una sonrisa arrogante.
—Albina —llamó Cherry dando un codazo en el costado de la demonio polilla —la princesa de habla. —Le dijo.
—Solo Charlie —dijo la rubia, apenada por ser nombrada con tanta formalidad por la demonio cíclope.
—Perdón Charlie, estaba pensando en otras cosas… ¿Qué me decías? —Preguntó Vaggie mirando a Charlie, tratando de evitar, a toda costa, volver a hacer contacto visual con el Demonio Radio.
—Te preguntaba que qué lugares del hotel aún no conoce Cherry, ya casi es la hora de la comida y me gustaría que el recorrido terminara antes para poder pasar tiempo juntos todos en el bar —dijo con alegría mientras abrazaba el brazo de Alastor, este miró de soslayo a la rubia y luego sonrió con orgullo.
Vaggie desvió la mirada con tristeza, Cherry notó la incomodidad de la polilla.
—Creo que no falta mucho Charlie —respondió Cherry tomando el brazo de Vaggie —así que será mejor que nos apresuremos con ese recorrido para estar libres después de la comida, ¿no, Vaggie? —dijo con una sonrisa alegre a la albina.
Vaggie miró sorprendida a la cíclope y después le devolvió la sonrisa, asintiendo.
—Estaremos libres para después de la comida. —Afirmó Vaggie con una sonrisa.
—Bien —dijo contenta Charlie retomando su camino con Alastor, pues este aún tenía pendiente por mostrarle otros sitios que había reparado.
Vaggie tuvo el impulso de seguir con la mirada el camino de la pareja, pero Cherry colocó una mano en su hombro, llamando su atención y con una sonrisa comprensiva negó con la cabeza para acto seguido hacer la invitación de seguir con su camino en el sentido contrario al tomado por Charlie y Alastor. Vaggie asintió y continuaron con el recorrido por el hotel.
.
.
.
En el cielo, Lucifer se presentó frente a Dios.
—¿Cuál es el asunto con el hotel de mi hija? —Dijo apenas estuvo frente a Él.
—Me da gusto verte de nuevo, hijo. —Lucifer desvió la mirada.
—Siento no poder decir lo mismo…
—Miguel hizo una observación…
—¡Por supuesto! Tenía que ser Miguel… —interrumpió con hastío.
—Nunca aprendiste a escuchar, Samael.
—Mi nombre es Lucifer —Recalcó.
—Yo te sigo viendo como mi hijo más cercano —dijo pasando su mano frente a Lucifer, cambiando su apariencia demoniaca habitual por la que había sido apariencia como arcángel: alas blancas, traje de gala tipo militar blanco con costuras y botones dorados, cabello ondulado y dorado, en contraste con el cabello completamente lacio que portaba ahora. En su rostro no tuvo gran cambio, solo en sus ojos: en lugar de tener la esclerótica amarilla e irises verdes, ahora su esclerótica era blanca e irises dorados, no amarillos como cuando mostraba su forma demoniaca total. —Mi hijo amado.
—No mostraste tu amor cuando me desterraste —reprochó —¡Y yo ya no soy ese hijo del que hablas! —finalizó con ira envolviendo su cuerpo en llamas doradas retomando su forma demoniaca habitual. —No perdamos el tiempo y hablemos de "la observación" de Miguel.
—El holocausto de este ciclo fue muy bajo, Samael —Lucifer hizo una mueca al escucharle llamarlo de nuevo así —sabes que el sacrificio de sus almas es necesario para contener el mal.
—Lo sé, tus amados hombres se portan mal en tu patio de juegos y los castigas usando sus almas como contenedores de tu enemigo…
—Samael…
—¿He dicho alguna mentira, "padre"?
—Sabes perfectamente cómo se dieron las cosas, Samael… Pero, continuemos. Este desbalance no afectará pero debemos evitar que llegue a hacerlo. El mal en la Tierra aumenta y esto alimenta a Satán…
—Entiendo a lo que vas, ¿qué propone Miguel? —Preguntó Lucifer, preocupado en su interior por lo que pudiera decir. No quería que el proyecto por el que tanto había luchado su hija se viniera abajo por errores ajenos.
—Que el hotel deje de funcionar como refugio de pecadores que no están en proceso de redimirse. Sé que tu hija quiere salvar el mayor número de pecadores posible pero, como dice Miguel: existen las prioridades y contener a Satán es la principal.
—Comprendo. —Dijo con un asentimiento —Esto no le gustará nada a mi manzanita —rio con sorna —y estoy seguro que lo tomará como un reto. Si mi hija logra redimir más almas antes del próximo exterminio, no la culpes a ella. Ella sigue tu concepto de "bien y mal". Culpa a tus amados hombres que se están destruyendo unos a otros y están fortaleciendo a Satán.
—No solo a Satán…
—Su criatura —dijo con asco —Comunicaré la decisión a Charlotte —Ante él apareció el pergamino del contrato, Lucifer lo tomó y comenzó a leer con atención, comprobando los cambios realizados y el respeto a la autonomía de su hija, una vez terminó de leer, firmó. —Ya está hecho. —Dijo para acto seguido desplegar sus alas dispuesto a retirarse.
—Una cosa más, Samael: ¿cómo se encuentra Sulphur?
—Igual que hace cien años —Respondió emprendiendo el vuelo.
.
.
.
De vuelta en el castillo Magne, Lucifer llegó directo a su habitación donde su amada esposa ya lo esperaba, dispuesta a recibir el castigo merecido por dejar salir su naturaleza. Lucifer se envolvió en llamas doradas, revelando su forma demoniaca total.
—Pagarás por tu comportamiento promiscuo, Lilith… —advirtió comenzando a despojarse de sus ropas.
.
.
.
En la residencia Von Eldritch, Seviathan observaba una fotografía de él y Charlie cuando eran pareja. Debía admitir que siempre odió no poder acostarse con ella. Charlie era bella, nunca negó eso, pero él no podía ser lo que ella quería que fuera. No deseaba casarse aún, mucho menos ser padre.
Era un demonio al que le gustaba divertirse pero no era estúpido, sabía perfectamente que en esos momentos no sería un buen padre, mucho menos para el próximo heredero al trono. Reconocía, también, que se había comportado como una verdadera basura con Charlotte sin ella merecer eso. Lo sabía, ahora lo sabía, después de casi un siglo de excesos tras excesos…
Todo ese tiempo creyó que Charlotte no había cambiado nada, se había burlado, como todo el infierno, de su idea del hotel sin embargo ella les había cerrado la boca a todos… y a él incluso en persona.
Había intentado no pensar en Charlie desde esa vez que visitó su hotel, pero le era imposible. En tan solo unos minutos le había demostrado que quien no había cambiado era él y de lo estúpido que había sido por haberla tratado como la trató.
—Meine schöne, bezaubernde Prinzessin…
¿Será posible que pueda volver a conquistar su corazón?
.
.
.
En el castillo Magne.
En la habitación real, Lilith yacía recargando su cabeza en el pecho de su esposo mientras con sus dedos acariciaba su abdomen.
—¿De qué quería hablar Dios contigo?
—Del hotel de Charlotte —respondió.
—¿Nuestra hija hizo algo que lo molestara?
—No. Era algo relacionado a los refugiados. A Dios no le parece que se salven almas que no estén deseando redimirse de corazón —Mintió —Por lo que modificó las cláusulas del contrato especificando que para los siguientes exterminios el hotel no podrá refugiar pecadores que no estén hospedados formalmente en el hotel.
—Eso molestará mucho a Charlotte.
—Lo tomará como un reto —dijo con sonrisa orgullosa —y sé que logrará sorprendernos a todos.
—¿Cuándo se lo dirás?
—Después, querida —dijo volviendo a su forma demoniaca total —Aun no termina tu castigo.
—Temía que fuera lo contrario…
.
.
.
Había pasado la hora de la comida y el staff original del Hazbin Hotel, incluyendo ahora a Cherry, se encontraba reunido en el bar, a puerta cerrada.
—Los reuní aquí —comenzó a hablar Charlie —porque deseaba poder expresarles mi agradecimiento por haber estado conmigo durante el primer año del hotel. Sé que incluso ustedes no creían en este proyecto y que si estaban aquí era por algo exterior que los retenía, sin embargo, gracias a su duro trabajo, las cosas se dieron, el hotel de la redención es una realidad y, algo que no esperaba, fue que hice nuevos y grandes amigos. Todos ustedes son posiblemente, los primeros amigos reales que he tenido en toda mi existencia y no saben lo feliz que soy por ello. Muchas gracias, chicos. —Terminó de decir comenzando a soltar algunas lágrimas, Alastor le ofreció su pañuelo y luego se apartó un par de pasos pues notó la intención de los demás de abrazar a la princesa infernal.
Y así fue: Angel, Vaggie Niffty y Husk abrazaron de manera cariñosa a la rubia entre palabras de felicitaciones, agradecimiento, ánimo y demás cosas que deseaban decirle, Cherry observaba aquello mientras mantenía en sus brazos a Fat Nuggets. Quizá el estar en ese hotel sería bueno, como le había dicho Angel, independientemente de estar cerca de su ídolo.
Cuando los demonios soltaron a Charlie ella volvió a tomar la palabra.
—Bien —hizo un ademán con su mano, haciendo que apareciera una copa de champagne en las manos de cada uno de ellos —¡Propongo un brindis por el primer aniversario del Hazbin Hotel! ¡Un brindis por nosotros! —gritó con alegría.
—¡UN BRINDIS POR CHARLIE, PERRAS! —Gritó Angel alzando su copa.
—¡Por el hotel, por nosotros, por Charlie! —Gritaron al unísono Angel, Vaggie, Niffty, sorprendentemente también Husk y, animada por Angel, Cherry.
—Chicos… —dijo conmovida Charlie al ser testigo de tal muestra de cariño de sus amigos. Una copa chocó con la suya y miró en dirección a su propietario. Era Alastor quien se había inclinado en señal de respeto.
—Por ti, Charlotte —dijo irguiéndose de nuevo.
—Por nosotros, Alastor —respondió Charlie.
Todos bebieron su copa y luego Charlie anunció:
—¡Todos tenemos barra libre y el bar solo para nosotros durante una hora! Después de eso dejaremos que los huéspedes ingresen al bar. ¡Así que hay que aprovechar estos momentos juntos amigos!
—¡YA LO CREO, NENA! ¡Venadito, haz tu magia y alegra el sitio con música! —Gritó animado Angel mientras comenzaba a sacar botellas de tequila, whisky, vodka y demás variedades de alcohol y las dejaba en la barra para que todos tomaran el licor de su preferencia.
Alastor gruñó por el apodo pero se contuvo por Charlotte y cumplió con la petición de Angel chasqueando los dedos comenzando a sonar música swing.
—Eso está bien para empezar, pero después iremos cambiando el ritmo.
Angel y Husk comenzaron a preparar bebidas al gusto de todos, los siete demonios comenzaron a beber y charlar alegremente, rememorando las experiencias vividas a lo largo del último año. Alastor invitó a bailar a Charlie y luego fueron seguidos por Angel con Cherry, Husk permaneció tras la barra bebiendo mientras veía divertido a las parejas bailar, Niffty y Vaggie bebían a su lado mientras charlaban y miraban a sus seres más queridos bailar.
Cuando ambas parejas se cansaron, regresaron a la barra, ahí Alastor invitó a repetir aquella convivencia en la que habían estado jugando póker, todos aceptaron gustosos. Angel propuso que quien resultara con la peor mano debía beber un shot de tequila puro. Todos aceptaron, incluso Charlie luego de que Alastor le asegurara que él cuidaría de ella en caso que el alcohol comenzara a afectarle.
Primer juego:
Ganador: Husk; peor mano: Angel.
—¿Por qué no me sorprende? —dijo Niffty, causando las risas de todos.
Segundo juego:
Ganador: Alastor; peor mano: Charlie.
—¡Ohhhh, la decepción, la traición, nena! —Se burló Angel.
Tercer juego:
Ganador: Cherry; peor mano: Angel.
—¿Decías? —Se burló ahora Charlie
Pasaron las rondas, al final quien resultó vencedor fue Husk y quien bebió más fue, Charlie, apenas por una mano más que Angel.
Cumplida la hora, Alastor abrió las puertas del bar y los huéspedes comenzaron a llenar el lugar, Niffty estaba por retirarse para preparar la cena, pero Alastor se lo impidió:
—¡Diviértete por hoy, querida! ¡Deja que tus ayudantes se encarguen!
—Pero Alastor, tu comida…
—Descuida, lindurita, yo me prepararé algo después —Dijo con un guiño, Niffty sonrió alegre y después de agradecer al gesto al Demonio Radio se acercó al bar para seguir celebrando.
Alastor chasqueó los dedos y apareció una docena de sombras aparecieron en el bar, un par tomó lugar tras la barra y otras comenzaron a atender como meseros a ellos como staff y a los clientes en general.
—¡Ustedes también diviértanse por hoy, Angel, Husk!
—¡No tienes que decirlo dos veces, sonrisas! ¡Ven a bailar conmigo, tetas de azúcar! —Llamó Angel mientras entraba a la pista de baile cargando a Fat Nuggets en su par de brazos inferiores.
—¡Intenta seguirme el paso, perra! —respondió Cherry adentrándose a la pista.
—¡Baila conmigo, Al! —dijo Charlie abrazando por la espalda al Demonio Radio después de haber estado conversando con Vaggie, Cherry y Niffty.
Alastor se volvió por completo sombra y luego se materializó quedando ahora de frente a la rubia.
—Sus deseos son órdenes, madame. —Respondió con una sonrisa dentada, llevando a la princesa infernal a la pista de baile.
—¡Baila conmigo, Husk! —Pidió Niffty.
—Yo no hago eso… —respondió con voz aburrida antes de dar un trago a su botella de vodka.
—Si no bailas conmigo ya no volveré a limpiar tu habitación —amenazó, Husk elevó una ceja sorprendido por la amenaza de la pequeña cíclope —y tampoco dejaré que ninguno de mis ayudantes lo haga.
—Ahgg… está bien —dijo resignado.
—¡Yupi!
Vaggie se quedó sola en la barra viendo como todos los demás bailaban y se divertían, Cherry notó eso y comenzó a caminar en su dirección.
—¡Hey! ¿A dónde vas, tetas de azúcar? —Reclamó Angel.
—En seguida regreso, Angie bebé —respondió mientras seguía abriéndose paso hacia la albina.
Angel resopló con fastidio pero enseguida una mano se mostró frente a él, un huésped lo estaba invitando a bailar.
—Sígueme el ritmo, guapo~ —Aceptó con coquetería.
—¡Hey, albina! ¡No te quedes ahí y ven a bailar! —Dijo Cherry tomando de las manos a Vaggie y comenzaba a jalarla hacia la pista.
—¡No, yo estoy bien aquí, de verdad!
—¡Tonterías! —Dijo jalando más fuerte hasta que logró adentrar a la demonio polilla dentro de la pista de baile.
Cherry comenzó a bailar frente a Vaggie y esta comenzó a bailar con algo de timidez algunos segundos después.
—¡Plana! ¡Qué bien que no te fuiste de amargada a tu habitación! —Dijo Angel al verla en la pista.
—¡Qué ni lo sueñe! —Respondió Cherry.
El staff del Hazbin Hotel se mantuvo bailando, bebiendo y celebrando durante horas, Charlie ya algo pasada de copas apartó a Alastor para poder besarlo, Alastor también influido un poco por el alcohol correspondió a los besos de la princesa que era cada vez más demandantes, suficientemente consciente como para no querer dar un espectáculo frente a los huéspedes chasqueó los dedos y ambos aparecieron en la habitación del Demonio Radio que para esa hora ya se encontraba en penumbras.
Siguieron besándose y tambaleándose por el alcohol, Charlie comenzó a aflojar con apremio la pajarita del Demonio Radio, este, por su parte, tomó con fuerza de la cintura a la rubia y con su otra mano arrancó sin delicadeza la pajarita de la chica mientras ambos avanzaban inconscientemente hacia la cama del Demonio Radio. Al llegar, Alastor se sentó en la orilla de la cama y Charlie se sentó sobre las piernas del demonio carmesí, con sus piernas abrazando la cintura del mismo, Alastor llevó sus labios al cuello de la princesa y comenzó a besar, lamer y succionar su piel causando múltiples y sonoros suspiros y gemidos de la princesa infernal, Charlie comenzó a mecerse por encima del cuerpo del Demonio Radio, frotando su cuerpo con el de él. Charlie comenzó a desabrochar el saco de Alastor y ya desabrochado, buscó despojarlo de él, Alastor ayudó sacando sus brazos de las mangas del saco para luego volver sus manos a la espalda de la rubia, acariciando con algo de brusquedad, pues sus garras comenzaron a desgarrar la tela del saco de Charlie. Ambos buscaron el encuentro de sus labios y se besaron con desespero, Alastor terminando de desgarrar el saco y camisa de Charlie por la espalda y Charlie llevando sus manos a las orejas de Alastor, comenzando a estimularlas.
Mientras tanto en el bar, Angel, Vaggie y Husk ya se encontraban completamente ebrios. Vaggie salió de la pista de baile y se recargó en la barra, buscó la rubia cabellera de su demonio favorita y comenzó a desesperarse al no poder encontrarla y las cosas empeoraron al darse cuenta que el maldito Demonio Radio tampoco estaba. Salió a prisa (tanto como su estado de ebriedad se lo permitía) del bar, dispuesta a encontrar a toda costa a su Charlie e impedir que Alastor se la arrebate irremediablemente.
Niffty, por su parte, se encontraba en la cocina, no había podido estar en paz hasta haber preparado un platillo para su amo. Sabía que Alastor era en extremo cuidadoso con su comida. Niffty salió de la cocina dispuesta a entregarle platillo a su amo.
En la habitación del Demonio Radio, Charlie y Alastor se besaban con desespero, Alastor tomando con una mano el cabello de la rubia y con la otra sus glúteos, mientras Charlie abría por la fuerza la camisa del demonio carmesí, haciendo que varios botones salieran disparados por toda la habitación. Charlie se inclinó hacia el frente, obligando al Demonio Radio a quedar recostado sobre su espalda.
Abrió los ojos e iluminó el rostro de Charlie con un tono rojizo, haciendo que se viera magnifica ante él.
—My charming demon belle… —dijo llevando una de sus manos al rostro de Charlie, acariciándolo con cuidado de no lastimarla con sus garras.
—Alastor… —respondió Charlie con ojos nublados, inclinándose para poder besarlo otra vez.
—¡Charlie! —Se escuchó la voz de Vaggie en el pasillo.
—¡Señor Alastor, le traigo su cena! —gritó Niffty frente a la puerta de del Demonio Radio.
Charlie estaba por responder, pero Alastor se lo impidió llevando su mano a cubrir la boca de la rubia, y con la otra chasqueó los dedos, invocando su cetro, estiró el brazo hacia un extremo de la cama y golpeo su extremo inferior en el piso, abriendo un portal justo debajo de él, arrastrando a ambos dentro de él.
Niffty llevada más por la preocupación que su amo se quedara sin cenar abrió la puerta, solo para encontrarse con la habitación vacía, estaba por salir cuando notó el saco del Demonio Radio sobre la cama y los zapatos de Charlie a la orilla de esta. Niffty soltó un chillido emocionada, al parecer sin querer había interrumpido una situación importante de su amo pero, como era de esperarse, Alastor encontró la manera de solucionarlo.
Cerró la puerta y llegó Vaggie a la puerta de Charlie, comenzando a tocar insistentemente mientras llamaba.
—Charlie ¡me equivoqué! No quiero que estés con ese bastardo hijo de perra… Charlie, aléjate de él…
Qué triste debe ser perder un amor… pobre señorita Vaggie… Pensó Niffty.
—Señorita Vaggie, no creo que deba tocar la puerta así…
—Pero… Charlie y ese…
—Ambos están durmiendo —mintió —creo que no le cayó muy bien el alcohol a la señorita Charlie y el señor Alastor la trajo a su habitación y el señor Alastor decidió quedarse a dormir. Mire —mostró la charola con la comida —Le traía de cenar al señor Alastor pero se durmió antes, ¿no le gustaría cenar? Creo que se le subieron un poco los tragos… ¡vamos a su habitación para que cene y se acueste a dormir! —dijo la pequeña cíclope.
Vaggie miró ambas puertas, confundida y después asintió, comenzando a caminar con dificultad con rumbo a su habitación.
.
.
.
Charlie y Alastor aparecieron en la cama de la habitación del Demonio Radio de su hogar en Villa Caníbal. Una vez ahí, intercambió lugares con la princesa infernal, quedando él encima de ella. Ambos reanudaron su intercambio de besos y caricias, Alastor despojó de lo que quedaba de las prendar superiores a la rubia e hizo lo mismo con su camisa, quedando desnudo de la cintura para arriba, siendo visible para la princesa infernal que las cicatrices de Alastor no se limitaban solo al torso del Alastor, sino que también estaban presentes en sus brazos. Charlie lo abrazó por el cuello y siguió besándolo mientras Alastor la abrazaba pasando sus brazos por debajo de la espalda de la rubia y tomándola con algo de fuerza de los hombros. Charlie abrazó con sus piernas la cadera del Demonio Radio y comenzó a mover su cadera a manera que ambos sexos rozaran a través de la ropa.
—Oh, Charlotte… —dijo en medio de un suspiro el demonio carmesí, extasiado por esa sensación.
Charlie continuó con ese movimiento hasta que sintió la hombría de Alastor suplicando ser liberada de su prisión de tela. Se incorporó gentilmente hasta quedar ahora ella sobre el Demonio Radio, desabrochó los pantalones masculinos y con algo de brusquedad lo despojó de ellos, quedando él solo en bóxer, las cicatrices también estaban presentes a lo largo de sus piernas; luego ella se despojó de sus propios pantalones, ante la asidua mirada del demonio carmesí, quedando solo en un conjunto de ropa interior combinado.
Charlie se montó de nueva cuenta encima del cuerpo del Demonio Radio, moviendo de manera cadenciosa su cadera sobre la hombría del demonio carmesí mientras acariciaba con sus manos el abdomen, pecho y hombros del varón. Alastor solo reaccionaba a las caricias de la princesa infernal y a aquella sensación que ese movimiento de caderas le provocaba. Las manos de Charlie se retiraron de su cuerpo y fueron a la parte trasera de su propia espalda, a los segundos el brasier que Alastor no alcanzaba a distinguir si era negro, azul o algún otro color oscuro dejó su posición y Charlie terminó de retirárselo lanzándolo a alguna otra parte de la habitación.
Se inclinó de nuevo sobre el cuerpo del Demonio Radio dio un casto beso en sus labios y prosiguió a retirar el monóculo de su ojo derecho y luego se estiró para dejar el lente sobre el mueble a lado de la cama, los senos de Charlie quedaron en la cara de del demonio carmesí y este olfateó su aroma natural, deteniendo a la rubia de que volviera a su posición natural abrazándola de por la cintura. Por instinto, el Demonio Radio llevó uno de ellos a sus labios, dando suaves besos alrededor del pezón y después atrapándolo entre sus labios, comenzando a lamer y succionar tímidamente mientras llevaba otra de sus manos al otro seno, comenzando a masajear y apretar tratando de imitar el ritmo de su boca en el otro, Charlie tomó una de las orejas del demonio ciervo y llevó una de sus manos a su boca tratando de callar los gemidos que estaba segura iba a comenzar a dejar escapar, por alguna razón, le resultaba vergonzoso que Alastor la escuchara así.
Alastor siguió con su labor en los senos de la chica, deleitándose con lo dulces, cálidos y suaves que eran, succionó con más fuerza y Charlie soltó un sonoro gemido que ya no pudo contener.
—¡Oh, Al!
Con algo de fuerza, la chica se irguió de nuevo, montando de nuevo la cadera del Demonio Radio, moviéndose con mayor ímpetu que antes, tomando las manos de Alastor y llevándolas a sus montes, Alastor la miraba embelesado, maravillado por la belleza salvaje de la princesa infernal, deseando poder tomar todo de ella.
Pronto sintió que su hombría dolía bajo la tela de su ropa interior y parecía que Charlie había leído su gesto, pues detuvo sus movimientos para poder levantarse un poco y bajar el bóxer del Alastor, liberando de esta manera su miembro. Alastor sintió alivio a la vez que un enorme bochorno de encontrarse completamente desnudo, aunque agradecía la poca luz había, pues no lo dejaba tan expuesto, Charlie se despojó de sus pantis a juego con su bra y se posicionó de nuevo sobre el demonio carmesí, comenzando a frotar sus sexos directamente, provocándose y provocándole gemidos que ambos trataban de contener.
Charlie estaba nerviosa, sabía lo que seguía pero tenía miedo que Alastor se arrepintiera en el último momento, con decisión tomó el miembro de Alastor y lo llevó hasta su cavidad, comenzando a penetrarse.
—Charlotte…
Charlie siguió bajando lentamente, desconocía si era la mejor manera de hacerlo y dudó de ello cuando sintió su interior arder cada vez que el miembro de Alastor se adentraba más. Era ahora o nunca. Avecinando lo que le esperaba, terminó de bajar de golpe sintiendo el dolor punzante de la pérdida de su virginidad, soltando un quejido a la vez que Alastor soltaba un gemido al sentir su falo en el interior de la princesa infernal. Ambos demonios se quedaron quietos y en silencio mientras intentaban comprender las sensaciones que esa nueva unión les provocaba. Charlie no era una inexperta en el sexo, solo nunca lo había practicado con un varón y Alastor era completamente nuevo en ello.
Cuando Charlie se sintió lista para continuar, comenzó a mover su cadera de manera circular provocando ligeros suspiros en ambos, poco después Alastor llevó sus manos a la cadera de la rubia y comenzó a marcar el ritmo de sus movimientos guiándose por la intensidad de las sensaciones que aquello le provocaba. La naturaleza súcubo de Charlie comenzó a exigir más y entonces comenzó a dar sentones apoyada por sus rodillas, provocándose y provocándole más placer al Demonio Radio y lanzando mayor cantidad y más ruidosos gemidos que comenzaban a inundar la habitación. Alastor comenzó a mover su cadera de manera inconsciente, buscando llegar penetrar más profundamente a la princesa infernal mientras sus manos sostenían firmemente las caderas de la súcubo. El choque de pieles comenzó a sonar fuertemente, así como los suspiros y jadeos de ambos, Charlie se inclinó buscando los besos del demonio carmesí, él la tomó de la nuca y la besó con desespero mientras sus embistes aumentaban de ritmo y fuerza causando que la princesa infernal gimiera cada vez más fuerte y seguido.
—Oh, Al… Al…
—Char… Charlotte…
Alastor chasqueó los dedos y cambió de posiciones con la princesa infernal, quedando él encima de ella, en medio de sus piernas, su miembro seguía dentro de la cavidad de la princesa infernal pero no sabía qué hacer, Charlie lo abrazó con sus piernas y lo apretó haciendo que se hundiera por completo en ella, Alastor perdió el equilibrio y apoyó sus manos a los costados de la cabeza de la princesa infernal. Charlie pudo notar la confusión en el rostro de Alastor, le provocó ternura y llevó sus manos a las mejillas del Demonio Radio, atrayéndolo para poder besarlo con suavidad mientras con el abrace de sus piernas iba marcando el ritmo y la forma en que debía moverse. El cuerpo de Alastor comenzó a actuar por naturaleza y Alastor comenzó a embestir a la princesa infernal bajo su propio ritmo y fuerza, obteniendo un resultado más placentero para ambos.
Sus embistes pasaron de suaves y rítmicos a fuertes y salvajes que hacían que Charlie se retorciera de placer ante sus ojos y en él sus astas comenzaran a incrementarse de tamaño, Charlie tomó con fuerza el cabello del Demonio Radio, tirando de él con cada embiste de Alastor provocando aún más placer en él.
—Alastor… Alastor… basta… no puedo… ya no puedo… —decía entre embistes, pero el Demonio Radio no la escuchaba. No estaba seguro de porqué, pero sabía que no debía detenerse, llevó sus manos por debajo de la espalda de la princesa y la tomó de los hombros, haciendo más fácil para Alastor llegar más profundo dentro de Charlotte. —¡Oh AL! —Gritó Charlie mientras enterraba sus uñas en la espalda del Demonio Radio, para después relajar todo su cuerpo
Aumentó más el ritmo de sus embistes hasta que sintió como algo "explotaba" en su interior y recorrí a su cuerpo hasta llegar con la sensación de fuego líquido salir por su miembro, inundando la cavidad de Charlie con ello.
—¡Oh, Charlotte! —exclamó Alastor mientras se dejaba caer rendido sobre el pecho de Charlie.
Ambos respiraban agitadamente, Alastor no se retiró y se abrazó al cuerpo de Charlie con fuerza. Charlie comenzó a acariciar de manera cariñosa el cabello de Alastor hasta que notó algo que la hizo parpadear en repetidas ocasiones para asegurarse que era verdad:
De la espalda baja de Alastor brotaba una linda y esponjosa cola de ciervo.
¡Es tan linda~! Pensó como una niña emocionada por un juguete nuevo.
Entonces, notó las cicatrices cubriendo la espalda de Alastor también y los rastros de sangre que ella le dejó por los rasguños que le hizo.
—Adelante —Dijo Alastor con voz cancina sin levantar la cabeza del pecho de la rubia. —sé que hay dos cosas que quieres preguntar, responderé solo una de ellas, así que piénsalo bien y adelante, haz tu pregunta, Charlotte.
Charlie se inclinó un poco y pudo ver el rostro sereno del Demonio Radio, más que eso, había una ligera sonrisa de satisfacción, sin rastro de orgullo, sin rastro de malicia, solo paz. No quería romper eso con preguntas que claramente lo incomodan. Tenían, literalmente una eternidad para ser respondidas y, al parecer, Alastor estaba dispuesto a hacerlo, eventualmente.
—¿Te gustó? —Preguntó con voz dulce mientras seguía acariciando su cabello y llevó una de sus manos a la mejilla del Demonio Radio.
—¿Huh? ¿Qué cosa, darling?
—Tener sexo, conmigo. —Explicó. —¿Te gustó, Al? —Preguntó de nuevo. Alastor se sonrojó notoriamente. No estaba acostumbrado a tocar esa clase de temas de manera tan abierta.
—¿Esa es la pregunta que quieres que responda, Charlotte? —Preguntó tratando de disimular su incomodidad.
—Sí. Es la pregunta que más me interesa que sea respondida, Al… —Alastor aclaró un poco su garganta y respondió.
—Fue… bastante agradable… —Dijo con algo de vergüenza, Charlie sonrió con ternura. Tomaría eso como un "sí".
—¿Quieres preguntar algo, Alastor?
—¿Te lastimé, my dear? —Preguntó casi de inmediato.
—¿Qué? ¡No! Para nada, Al…
—Pero… cuando tú y yo… tu rostro… —Trataba de explicarse sin querer sonar obsceno. Charlie lo pensó un par de segundos y comprendió a lo que Alastor se refería.
—Oh… Eso es normal Al… Es decir, cuando es la primera vez de una chica… —dijo sonrojándose y encogiéndose de hombros. Alastor levantó su cabeza para verla, sorprendido… Sabía que él había despertado el deseo sexual de ella pero, asumía que la princesa ya no era doncella conociendo el historial libertino de su exnovio. Charlie notó la expresión de sorpresa de Alastor soltó un suspiro y explicó —Seviathan al igual que yo es un demonio original, un nacido en el infierno, descendiente de uno de los príncipes del infierno… Mi condición de princesa me hace propensa a procrear con mayor facilidad, cuando Seviathan y yo estuvimos juntos, ninguno quería ser padres aun…
Alastor asintió entendiendo, chasqueó los dedos y apareció a un lado de la rubia y sobre ellos una manta que los cubrió. Estuvieron un par de minutos en un incómodo silencio. Alastor todavía procesando lo que acababa de pasar y Charlie sin saber si debía actuar como si nada o esperar…
—¿Y a ti te gustó? —Preguntó Alastor, consciente de su evidente inexperiencia en el tema.
Charlie se acercó y besó a en la mejilla al Demonio Radio, se abrió paso y abrazó al demonio carmesí con cariño, recargando su cabeza en su pecho, Alastor la abrazó instintivamente y recargó su mejilla en la cabeza de la rubia.
—Me gustó mucho, Al. Eres muy tierno —Alastor esbozó una pequeña sonrisa.
—Descansa, my dear. —Dijo Alastor girando su cuerpo para abrazar de frente a la princesa. Charlie se acurrucó en el pecho de Alastor, disfrutando del calor que emanaba su cuerpo y el aroma de ambos combinado.
—Descansa, Al. Te quiero.
.
.
.
A la mañana siguiente, Alastor despertó con la princesa infernal entre sus brazos y, como de costumbre, su hombría estaba despierta, Umbra se desprendió de él y revoloteó sobre ambos con molestia, Alastor le dedicó una mirada de advertencia, abrazó más a la princesa y con un chasquido de sus dedos hizo volver a su sombra a él.
Parecía que ahora tenía una nueva preocupación.
Charlie despertó y por instinto dio un suave beso en los labios del Demonio Radio. Este correspondió y sin mayor preámbulo comenzaron a tocarse y acariciarse, Alastor se colocó encima de la princesa y con delicadeza comenzó un camino de besos desde el cuello hasta llegar a sus senos, Charlie acarició las orejas del Demonio Radio. Ambos estaban más desinhibidos que la noche anterior, Alastor aventurándose a tocar con mayor confianza el cuerpo de la rubia y ella permitiéndose gemir libremente, los besos y caricias aumentaron a tal grado que Charlie tomó el miembro de Alastor y lo colocó en la entrada de su cavidad, Alastor al sentir la humedad del cuerpo de la princesa se dejó llevar y se hundió en ella.
Se sentía mucho mejor que la noche anterior, embestía con suavidad, disfrutando de la calidez y estrechez de Charlotte, además de los dulces besos que ella le daba ya fuera en los labios o en otras partes de su cuerpo.
Charlie por su parte, disfrutaba de la iniciativa de Alastor. Le gustaba sentir su calor, el tacto de su piel, escuchar sus jadeos y esos casi imperceptibles gruñidos que se quedaban atrapados en su garganta. Le gustaba la manera cómo la tocaba, como si tuviera miedo de lastimarla y esos besos que repartía lentamente como si estuviera dando la opción para decirle que se detuviera, pero Charlie estaba segura que después de saber lo que era hacer el amor con Alastor, no habría poder alguno que hiciera que ella deseara que se detuviera.
Alastor aumentó el ritmo de sus embistes comenzando a jadear y gemir de manera más sonora, al igual que Charlie quien por esa ocasión solo se dejaba hacer. Era consciente de la inexperiencia de Alastor pero, para ser la segunda ocasión, el Demonio Radio no lo hacía mal. Después de unos minutos ella terminó corriéndose por un par de estocadas que tocaron en un punto muy específico en su interior que era incluso una novedad para ella y él lo hizo unos momentos después.
Al terminar, Alastor se recostó a lado de la princesa y ella se dedicó a hacerle algunos cariños, como acariciar su cabello, dar algunos besos en sus mejillas, dibujar figuras imaginarias con sus dedos sobre su pecho. Alastor disfrutaba mucho de esos cariños que le regalaba Charlie, le daban paz, una que no había experimentado desde hacía un largo tiempo.
La alarma del Hellphone de Charlie ya tenía buen rato de haber sonado y a la princesa infernal no parecía importarle. Estuvieron en la casa del Demonio Radio durante toda la mañana, Charlie le había mandado un mensaje a Angel avisando que ambos se ausentarían del hotel por "un asunto de negocios".
Charlie pidió poder tomar un baño, Alastor le dijo que podía hacer uso de las instalaciones de su hogar como ella deseara, afortunadamente su hogar contaba con dos baños por lo que Alastor también pudo asearse para poder desayunar juntos. Alastor le ofreció café y galletas, pues era el único alimento con el que contaba en su hogar. Ambos conversaron, Alastor explicaba la distribución de su hogar, para Charlie la casa era muy grande solo para él, pero recordaba que ella vivió en un castillo en el que solo vivían ella y sus padres. Charlie miraba muchos instrumentos de caza y cabezas de ciervo colgadas en diferentes habitaciones, Alastor explicó que era un pasatiempo que había tenido durante su vida en la Tierra
—Aunque durante un tiempo, la caza de ciervos más que un pasatiempo era una necesidad —Le había dicho con cierto aire de impotencia.
Pasando el medio día, regresaron al hotel. Charlie se puso al corriente con sus pendientes y Alastor pidió a sus sombras que le reportaran todo lo ocurrido en el hotel durante su ausencia.
.
.
.
En la tarde, después de la comida Charlie y Alastor se comían a besos en la oficina de Charlie. Parecía que no podían estar a solas porque lo que era un simple roce de manos o un beso terminaba en un deseo incontrolable del uno por el otro.
Pero eso no parecía molestarles en absoluto. Incluso les parecía divertido.
Esa noche ambos durmieron en la habitación del Demonio Radio, luego de otra sesión de besos y caricias que culminaron en un par de demonios sexualmente satisfechos y agotados.
Las cosas iban escalando en ese sentido: dormían juntos todas las noches, se besaban y acariciaban cada que tenían oportunidad durante el día, estaban a nada de tener sexo en la oficina de Charlie y Alastor con el pasar de los días fue descubriendo que a la princesa a pesar de no desagradarle que la tratara con delicadeza durante el acto, reaccionaba bastante bien cuando él perdía el control y la trataba con algo de brusquedad.
—Charlotte —Llamó el Demonio Radio a una rubia adormilada luego de otra noche de amor entre ellos.
—Dime Al… —respondió Charlie con su cabeza recargada en el pecho del Demonio Radio.
—¿Cómo puedo saber si estoy bajo tu control como súcubo? —Charlie levantó un poco la cabeza y sonrió adormilada.
—Si lo estuvieras ni siquiera lo preguntarías, Al. —Explicó —Descuida, no me sentiría bien conmigo misma de saber que estás conmigo solo por eso… —Continuó volviendo a acomodar su cabeza en el pecho del demonio carmesí —Aun espero que te enamores de mí por lo que soy, Alastor… —Dijo antes de caer dormida por el cansancio.
Algunos días después todos los miembros del staff del hotel estaban enterados de las "actividades nocturnas" de la pareja, pues conforme pasaban las noches los encuentros se volvían más apasionados y de cierto modo, rudos. Además que Charlie se olvidaba del mundo a su alrededor y soltaba sonoros gemidos que podían causar la envidia de cualquiera.
.
.
.
Pasadas varias semanas después, Alastor se encontraba bebiendo en el bar mientras conversaba con Husk. Las cosas en el hotel estaban yendo mejor que nunca. Tal parecía que el horror del exterminio había motivado a los huéspedes para que se tomaran con mayor seriedad los talleres en búsqueda de la redención, lo que hizo que en la segunda semana del año nuevo, tres demonios fueran redimidos y otros diez nuevos huéspedes se registraran.
Cherry, al final, se había quedado ayudando como mesera en el bar, para Alastor no tenía sentido tenerla como parte del staff de seguridad si sus sombras eran casi literalmente sus ojos y oídos, por lo que nada de lo que ocurría en el hotel quedaba fuera de su conocimiento.
Además, el respeto de los pobladores del infierno hacia su princesa se incrementaba con cada noticia de un nuevo pecador redimido enviado al cielo y eso se notaba incluso con los huéspedes quienes, al principio, la trataban con algo de recelo, creyendo que su promesa de redención probablemente era una estafa apoyada por su padre para que dejaran de verla como una princesa incompetente.
Según se escuchaba en los comentarios hechos por algunos demonios malintencionados, todo el "espectáculo" del primer pecador redimido había sido una farsa, después de todo, era de conocimiento general que el Rey Lucifer era un ángel caído, por lo que suponían que debía seguir teniendo contacto con sus contrapartes celestiales. Pero el tiempo le dio la razón a la princesa.
Alastor ensanchaba su sonrisa al pensar en eso. Su Charlotte era una demonio fascinante.
—¿En qué mierda estás pensando, tú, maldito raro? —Dijo Husk al entregarle un nuevo trago de Whisky.
—¿Realmente quieres saberlo, mi felino amigo? —Dijo cambiando su sonrisa a una siniestra. Husk cambió su expresión de aburrimiento perpetuo a una de aberración.
—Olvídalo… —dijo girándose para ir a atender a otro cliente que acababa de llegar.
Alastor rio divertido. Le gustaba incomodar al demonio felino, pues Husk era testigo de lo cruel y despiadado que ha llegado a ser cuando ha sido necesario.
Sus orejas reaccionaron al reconocer el sonido de unos pasos acercándose, sabía perfectamente de quien se trataba, con cuidado dejó su bebida a una distancia prudente en la barra y se preparó.
—¡Alastor! —Gritó Charlie con alegría abrazando por la espalda al Demonio Radio, pasando sus brazos por encima de los hombros del varón y pegando su mejilla derecha a la mejilla izquierda de él.
Alastor tomó con una de sus manos un brazo de la rubia y lo apretó ligeramente.
—¿Terminaste con tu trabajo de hoy, querida?
—Sí —respondió después de dejar un beso en la mejilla del Demonio Radio y soltarlo para tomar asiento a un lado de él. Alastor chasqueó los dedos y apareció una botella de agua frente a ella —Gracias, Al.
—De nada, querida. —dijo para volver a tomar su Whisky.
Charlie bebió un poco de su botella de agua y recargó su cabeza en el hombro de su novio. Alastor la miró por la rabadilla de su ojo y esbozó una sonrisa dentada. Tenían unos cuantos días con esa rutina: después de que Alastor arreglara los problemas que se presentan en el hotel, él la esperaba en el bar para pasar tiempo con sus amigos. A veces ella lo esperaba, estaban alrededor de una hora ahí y luego salían a los jardines del hotel, pues Charlie estaba comprometida a sacar a jugar a la mascota de Angel junto con sus familiares, después regresaban a la mascota a la habitación de Angel, ya fuera yendo hasta la habitación o con un chasquido de Alastor. A Alastor le agradaba más la segunda opción, la habitación de Angel lo incomodaba por todos esos extraños juguetes que tiene. "Conversaban" un poco en la oficina de Charlie y luego bajaban a cenar con todos. Al final del día, terminaban durmiendo juntos ya fuera en la habitación de ella o en la de él.
Obviamente, primero gastaban sus energías de una manera que causaba la envidia de Angel y la incomodidad de los demás miembros del staff, a excepción de Niffty.
—Ustedes son cada vez más empalagosos —dijo Angel acercándose a la pareja.
—No es verdad, Angel —se defendió Charlie sin levantar su cabeza del hombro de su novio.
—¿Qué opinas tú, venadito? ¿No te sofocan las muestras de cariño de la princesita?
—No veo por qué deberían, mi querido amigo afeminado. —Respondió para después dar el último trago a su bebida.
—¡Ja! Te tienen dominado, sonrisas… aunque, no te culpo… Después de todo, es evidente que las cosas se dan muy bien entre los dos… —dijo con haciendo una seña obscena con ambas manos superiores antes de alejarse para atender a un cliente.
Charlie se sonrojó y a Alastor le palpitó una vena en su frente. Detestaba que Angel hiciera comentarios sobre su intimidad con Charlotte.
—Ignóralo, Al —dijo Charlie, estirando su brazo izquierdo por encima de su cabeza para tomar una de las orejas del demonio ciervo y comenzar a acariciarla. Alastor sintió cómo su anatomía comenzaba a reaccionar ante tal toque y con su mano derecha detuvo la mano de la chica.
—Querida, sabes lo que ese toque provoca en mí —dijo en tono de advertencia. Charlie soltó una risa traviesa y alzó su cabeza del hombro del varón, soltó la oreja y llevó su mano hasta el mentón del Demonio Radio, lo hizo que girara un poco su cabeza para verse cara a cara, Charlie tenía una mirada coqueta, dejó sus dedos índice y medio en la barbilla de Alastor y le dijo con voz seductora.
—Sé lo que te provoca, mi venadito, y es por eso mismo que lo hago —dijo llevando sus labios hacia los del Demonio Radio y este la recibió gustoso.
Angel secretamente les tomó una foto, reconocía que ambos lucían bien juntos y sentía que le hacía un favor a la rubia al tomar fotos de sus momentos especiales con Alastor. Ya no podía distinguir quién estaba más enamorado, si la o él.
Para muchos, la respuesta obvia sería que era ella, porque durante las últimas semanas ella parecía estar flotando en el aire, en comparación a él que, cuando no estaban juntos, se comportaba igual que siempre, sin embargo cuando la chica llegaba a su lado, le era imposible ocultar su devoción hacia ella.
Cuando Charlie y Alastor se separaron, el Demonio Radio esbozó una sonrisa ladina mientras acariciaba con ternura una de las mejillas de la princesa.
FLASHBACK.
Alastor había dejado la casa de Rosie y se encontraba en su propio hogar en Villa Caníbal, después de haber hecho una revisión rápida y de preguntar a sus cabezas de ciervo sobre las novedades solo para recibir como respuesta que todo se mantuvo en orden, Alastor chasqueó los dedos y limpió el polvo que se encontraba presente luego de tanto tiempo de ausencia. Se adentró a su biblioteca y, en el reflejo de uno de los vidrios de los estantes que se encontraba ahí, notó su traje manchado de sangre.
Tenía mucho sin verse así.
Chasqueó los dedos y su traje cambió por uno limpio. Su sombra se desprendió de él y se materializó a su lado, Alastor la ignoró y se dirigió a su escritorio a tomar asiento en su silla. Volvió a chasquear sus dedos y apareció una botella de whisky, un vaso lowball y una hielera de aluminio con sus respectivas pinzas.
Umbra lo miró con duda y Alastor rio.
—No pasará nada en el hotel si me ausento el día de hoy.
Su sombra revoloteó por encima del escritorio hasta que logró abrir un pequeño cuaderno que se encontraba ahí, Alastor miró su contenido y se encontró con la caricatura que Charlie había dibujado con un agradecimiento. Sonrió con malicia y comenzó a servirse su Whisky.
—Me parece que te estas apegando mucho a la princesa —dijo con burla. Umbra hizo una expresión de reproche y comenzó a revolotear insistentemente frente a él. —¿Acaso estoy mintiendo? En todo caso, ambos necesitamos un respiro del hotel, han sido días muy extraños, ¿no te parece? —Dijo llevando su trago a sus labios y bebió un poco de su contenido.
Saboreó la bebida y se recargó de manera relajada en el respaldo de su silla, estiró su pierna izquierda y cruzó su pierna derecha posando sobre la rodilla izquierda su tobillo derecho, finalmente chasqueó los dedos, haciendo que la radio antigua que mantenía en su biblioteca se encendiera comenzando a sonar la música que más le agradaba: el jazz, posó sus manos entrelazadas a la altura de su abdomen y se dispuso a disfrutar de su momento de paz.
—Da recorridos en la casa de vez en cuando, amigo —ordenó a Umbra —recuerda que el sello está abierto y estamos expuestos a posibles visitas…
Umbra no se movió de donde estaba y más que eso, mostró una expresión confusa a su amo.
—No me malentiendas, mi amigo —dijo recargando su codo izquierdo en el reposabrazos de la silla, recargando su cabeza en los nudillos de la mano derecha, con expresión aburrida —Simplemente no deseo ser molestado por esta tarde.
Umbra se mantuvo inmóvil un par de segundos más y luego salió a prisa a cumplir la orden dada por su amo. Alastor tomó con su mano derecha su vaso de whisky y dio otro trago, dirigió su mirada otra vez hacia el cuaderno y observó con atención la caricatura de Charlie hecha por ella misma.
El talento que Charlotte tenía para cantar era inversamente proporcional al talento que tenía para dibujar. Tomó otro trago y mientras lo hacía, elevó un poco su cabeza para poder chasquear los dedos de su mano izquierda y el dibujo infantil realizado por Charlie se transformó en un retrato a lápiz que no envidiaba nada a la pintura familiar que se encuentra en la oficina del hotel.
Alastor tomó el cuaderno y observó con atención el nuevo dibujo.
No era otra cosa más que la representación gráfica de aquello que lo estaba atormentando desde esa mañana. No podía pensar en otra cosa que no fuera ese rostro de Charlotte. Tan indefensa ante él. Ese rostro hacía que algo dentro de él pareciera querer desbocarse.
Sus ojos… ¡por Lucifer!... esos hermosos ojos…
Alastor apartó el cuaderno de su vista sin soltarlo y tomó el puente de su nariz con frustración.
¿Realmente era posible?
No lo podía creer.
Eso le estaba arruinando sus planes de llegar al trono.
Sabía que para llegar a él debía destruir a los Magne y para eso necesitaba a Charlotte, sin embargo en el camino ella saldría lastimada y era algo que no estaba dispuesto a hacer.
Era algo que no quería hacer…
Azotó en repetidas ocasiones su cabeza con el respaldo de su silla, como si de esa forma sus ideas pudieran aclararse, pero solo lograba sentirse aún más aturdido.
Miró de nuevo el retrato de Charlotte y luego dejó el cuaderno abierto, pero boca abajo, sobre el escritorio, con un chasquido preparó una nueva bebida, esta vez la tomó de golpe.
¿Cómo podría explicarlo? Besarla era pactar con el enemigo y ganar todas las batallas a la vez.*
Nunca imaginó que ese juego en el que se había envuelto lo llegaría a poner así.
Jamás pensó que Charlotte lo llegaría a hacer sentir algo además de burla y diversión. ¿Desde cuándo las cosas se habían vuelto en su contra?
¿Desde la noche del exterminio?
No.
Esa fue la consecuencia de algo previo.
¿Desde el día que mandó al primer redimido al cielo y le demostró de lo que era capaz? ¿Desde ese día que había cambiado su atuendo habitual? ¿Desde su mal momento con el alcohol? ¿Desde que pudo seguirle el paso al bailar? ¿Desde que lo defendió de su entonces pareja? ¿Desde que la escuchó lloriqueando patéticamente en la entrada de su hotel? ¿Desde que la vio fracasar en el noticiero?
—¿Desde cuándo? —Dijo en voz alta levantándose de golpe de su asiento y azotando ambas manos sobre su escritorio, encorvándose un poco y temblando de frustración.
Se irguió de nuevo y pasó una de sus manos por su rostro. Esa sensación de sentirse perdido había regresado. Había mantenido su mente ocupada, había luchado por no dejar que esa imagen de Charlotte inundara su mente y sin embargo su subconsciente lo había traicionado y ahora la tenía al alcance de su mano.
¿De verdad no había otra explicación?
Tomó de nueva cuenta el cuaderno y volvió a tomar asiento sosteniéndolo con ambas manos.
Había algo en su mirada, algo que había notado en el momento correcto, algo que le recordó que existía, que estaba ahí, que, de algún modo, vivía.
Había algo en su hermoso rostro que le gritaba que debía estar con ella, que debía luchar por ella, aunque ni siquiera sabía contra qué o quién debía luchar. Tal vez contra sí mismo, sería lógico.
"No te has dado cuenta, Charlotte, que yo no le tengo miedo a nada, pero todavía no me explico por qué tiemblo cada vez que te veo."
Él mismo creyó que estaba mintiendo, ¡por Lucifer juraba que estaba mintiendo! Pero, momentos después, cuando Charlotte lo miró así, se ahogó en esos ojos azabaches, se hundió en ellos y, si hubiera permanecido un momento más, lo habría dejado fuera de combate.
De hecho, lo había hecho pero, no dejaría que ella lo supiera.
Quizá, su mayor miedo era tener que rescatarse a sí mismo después, por más extraño que eso suene...
—¿Podrás enseñarme, querida? Sé que hay algo que no estoy viendo —Dijo viendo fijamente el dibujo retrato de Charlotte —Algo infinitamente interesante… —dijo soltando una de sus manos del cuaderno, para chasquear los dedos y parecer en su mano otro trago preparado y dar un largo trago (sin terminar el contenido del vaso) antes de seguir hablándole al retrato —Sabes, querida, hay algo en la manera en la que te comportas; veo cada movimiento de tus labios cuando cantas, es algo sutil, algo que no se podría inventar, todo es real. Tú eres real, Charlotte… –dijo terminando el contenido de su vaso.
Umbra regresó, encontró a su amo bebiendo y hablando al cuaderno donde estaba el dibujo de Charlie.
—¿Qué dices tú, mi amigo? —dijo con una sonrisa ladina y ojos entrecerrados, al parecer el Whisky ya estaba haciendo efecto en él, lo cual era bastante raro ya que Alastor tenía gran resistencia al alcohol.
Umbra se acercó a su amo y miró el contenido del cuaderno, mostró una gran sonrisa al ver el retrato. Alastor chasqueó de nuevo sus dedos y su vaso ya estaba lleno, otra vez.
—¿Tú caíste primero, no? —Preguntó divertido, influenciado por su naciente y creciente estado de ebriedad —Con ella —dijo señalando el retrato de Charlie con la mano que sostenía su vaso —Con Charlotte…
Umbra mostró una expresión afligida y Alastor elevó una de sus cejas.
—Diré lo lógico, mi amigo: Eres mi sombra, contrario a lo que muchos puedan pensar no eres mi reflejo, sin embargo conoces todo lo que pasa por mi mente, incluso lo que yo ignoro, por eso has permitido que Charlotte se acerque a mí… —dijo antes de dar un trago su Whisky, luego volvió su vista al cuaderno —¿Qué harás, Charlotte, si cumplo tu deseo y decido no soltarte? ¿Volverás a hacer honor a tu nombre y lucharás? Tu mayor miedo, querida, deberá ser recatarte después… ¿te enfrentarás a mí? —dijo soltando el cuaderno en el escritorio y riendo bobamente mientras tomaba su frente con su mano libre cuando terminó de reír bebió el Whisky restante.
En el gramófono comenzó a sonar una canción que hizo que Alastor se recargara de forma perezosa en su silla, mientras tarareaba la melodía. Tomó la botella de Whisky y bebió el resto de contenido de golpe. No recordaba la última vez que había bebido así… y la verdad era que no le importaba, era una ocasión especial.
Siguió tarareando la canción mientras sentía sus párpados cada vez más pesados.
Close your eyes~
Cuando despertó, ya era de noche. Su disco ya había terminado desde hacía varias horas. Umbra se encontraba vigilando la entrada de su biblioteca. Se desperezó un se puso de pie, sacó su reloj de bolsillo y miró la hora. Ya había pasado la hora de la cena en el hotel. Lo primero que pensó fue en lo afligida que debía sentirse Charlotte por su ausencia, sobre todo después de haberse ido de su lado de esa manera. Tomó el cuaderno y arrancó el dibujo retrato de Charlotte, lo dobló con cuidado y lo guardó en el bolsillo interior de su chaqueta, pareció un gis y cerró el sello de protección de su casa.
—Creo que ya es hora de irnos, mi amigo —dijo Alastor dirigiéndose a su sombra.
Invocó su cetro y abrió un portal que lo llevó directo a su habitación del hotel. Cuando llegó lo único que pensaba era en la manera en que se podía excusar con la princesa infernal por haberse ausentado todo ese día. Recordaba todo lo que había estado pensando sobre la princesa infernal y lo que sentía por ella mientras se quitaba su saco. Umbra comenzó a comportarse extraño y entonces pudo ver a la princesa infernal durmiendo en su cama. ¿Qué hacía ahí? ¿Lo había estado esperando? ¿Por qué? ¿Porque estaba molesta por su ausencia? ¿Porque lo extrañaba?
La princesa se había quedado dormida y ni siquiera había tenido la precaución de acercarse una manta para cubrirse y ahora temblaba, chasqueó los dedos tres veces seguidas y cambiando su atuendo por su ropa para dormir, a ella le puso aquel pijama que le había dado hace tiempo y luego él apareció sentado al lado de ella.
When you open then dear~
Luego de hacer volver a su sombra a él hizo girar a la rubia para que quedara frente a frente con él, haciendo que la rubia despertara de golpe.
I'll be near by your side~
Estuvieron hablando mientras él se aventuraba a confesar un poco su sentir respecto a ella, mientras acariciaba de manera cariñosa a la rubia, tratando de comprender por qué le gustaban sus reacciones, tratando de entender por qué ahora prefería disfrutar del sabor de sus labios en lugar de verla preocupada, enojada o con cualquier sentimiento negativo.
Alastor se jactaba de ser un cínico y tramposo, hábil con las palabras más no de ser un mentiroso, pero estaba dispuesto a serlo si la princesa infernal se lo pedía, y aun no comprendía por qué.
¿Por qué su voz le parecía tan seductora? ¿Por qué ahora buscaba con tanta urgencia sus labios? ¿Por qué su toque le gustaba tanto? ¿Por qué quería cada vez más de ella?
FIN FLASHBACK.
Charlie tomó ambas mejillas del Demonio Radio, Alastor reaccionó y pudo ver que la princesa infernal lo miraba con aquella sonrisa radiante que tanto le encantaba ver en ella.
—Te perdiste, Al —dijo pellizcando un poco las mejillas de su novio —¿En qué piensas, Al?
"Te quiero." Recordó.
—Solo estaba tratando de recordar —dijo tomando la manos de Charlie de sus mejillas, comenzando a entrelazar sus dedos —el momento exacto en el que me di cuenta que estoy enamorado de ti, Charlie.
So won't you close your eyes~
