You're a song —cantaba alegremente Charlie mientras salía de dar su último taller de redención del día —written by the hands of God.
Don't get me wrong because,
this might sound to you a bit odd.
But you own the place
where all my thoughts go hiding.
And right under your clothes
—se sonrojó
—is where I find them…

Underneath your clothes,
there's an endless story,
there's the man I chose. —
cantó con mirada ilusionada.
—There's my territory —
dijo con malicia.
And all the things I deserve
for being such a good girl hon…

Fue interrumpida por los aplausos de Angel quien estaba escuchándola desde el final del pasillo.

—Vaya, el venadito te tiene en las nubes, Charls —dijo acercándose a la rubia, Charlie se ruborizó y desvió la mirada un poco avergonzada —y no esperaba menos ya que tooodos escuchamos lo bien que te trata durante las noches, princesita —terminó de decir en su oreja cuando llegó con ella.

—¡Angel! —regañó la chica con el rostro a reventar.

—Lo bueno que al venadito no le gusta ser tocado, no me imagino lo que sería si le gustara —dijo con malicia.

—¡Angel, por favor! —dijo Charlie cubriéndose el rostro con vergüenza.

—Ya, ya, princesita —decía el demonio araña mientras daba pequeñas palmadas en la espalda de la rubia —Solo quería molestarte un poco. Usualmente estás con sonrisas y si digo algo como esto el maldito freak me amenazaría con torturarme —dijo mientras un escalofrío recorría su espina dorsal al recordar las veces que Alastor lo ha amenazado.

—¿En serio todos nos escuchan? —Preguntó Charlie descubriéndose el rostro.

—Ehh… sí… Pero, descuida, no todo el hotel… Solo tu pasillo y el pasillo de abajo y… supongo que los huéspedes que anden por el jardín cuando están en la habitación del venadito —dijo encogiéndose de hombros.

—¡Ay, no! —se quejó avergonzada.

—Si tanto te avergüenza, podrías pedirle a sonrisas que haga algunos de sus trucos de "brujo" —dijo haciendo las comillas con los brazos inferiores —para que el sonido no salga de la habitación.

—Supongo que podría decirle… —dijo Charlie sobando su nuca.

—Y… ¿Ya explotaste todo tu potencial como súcubo o todavía siguen con el misionero?

—¡Angel!

—Solo responde eso, Charls —dijo juntando ambos pares de manos, a manera de súplica —Te juro que me muero de curiosidad por saber. Además, me lo debes —recalcó —Yo te estuve aconsejando para que pudieras llamar la atención del venadito.

—Sí… —respondió rodando los ojos, derrotada por la insistencia de Angel —Ya "salimos" del misionero ¡y no diré más! Eso solo nos compete a Al y a mí. —Sentenció.

—Aww, es tan tierno cuando te refieres al chulo de fresa como "Al" —dijo Angel pellizcando con ligereza una de las mejillas de la princesa infernal.

—Basta, Angel —dijo Charlie mientras apartaba la mano del demonio araña con un manotazo.

—Ups, lo siento. Olvidaba que son exclusivas de "Al". —Charlie soltó un poco de aire.

—¿Qué necesitas, Angel?

—En realidad nada. Solo estaba un poco aburrido y te escuché cantando por lo que vine a molestarte un poco, Charls.

—¿Y Cherry?

—Ni idea, supongo que está con Vaggs en su habitación.

—Ellas se llevan muy bien, ¿no?

—No me sorprende. Cherry es buena socializando incluso con personas tan hurañas como tu ex.

Ambos demonios siguieron conversando, salieron del pasillo de los salones y subieron las escaleras para ir a la habitación de la princesa infernal.

.

.

.

En su habitación, Alastor mantenía una silenciosa guerra de miradas con su sombra. Su fiel amigo había estado comportándose extraño desde el día después de haber estado bebiendo en su hogar en Villa Caníbal.

—Veamos, mi buen amigo, ¿qué te ha estado molestando?

Su sombra le dedicó una mirada acusadora.

—Vamos, ambos sabemos que puedes comunicarte de mejor manera, ¿temes que tu descontento no sea tomado en serio? —Preguntó ladeando un poco la cabeza. —Adelante, muéstrame.

Umbra revoloteó un par de veces alrededor del Demonio Radio y luego ingresó a su cuerpo, el demonio carmesí y este entró en trance. En su mente pudo verse a sí mismo, visto desde la perspectiva de su sombra, en diferentes situaciones con Charlie, incluso en las que estaba teniendo intimidad con ella, chasqueó los dedos y Umbra abandonó su cuerpo. Alastor lo miró con burla y comenzó a reír a carcajadas.

—Con que de eso se trataba… —dijo apenas pudo contener sus risas —Me gustaría decir que estoy sorprendido pero, creo que ya era bastante obvio —dijo mientras caminaba hacia su cama y se recostaba boca arriba colocando ambas manos tras su nuca, Umbra se colocó frente a él, expectante de lo que su amo tuviera que decir —Estaba bastante preocupado intentando entender qué era lo que sucedía conmigo respecto a Charlotte que no me había dado cuenta que tú, mi amigo, estabas bastante interesado en que ella se acercara a mí, pero —dibujó una sonrisa maliciosa —tú no querías que estuviera cerca de mí, tú querías que estuviera cerca de ti —Umbra cambió su expresión a una afligida —¿Qué esperabas que sucediera? No te culpo por no creer que algo entre ella y yo pudiera pasar, eso es algo que incluso yo pensé que sería imposible —dijo llevando una de sus manos a su barbilla, pensativo —pero aun así, mi amigo, esto es hilarante…

Umbra se bajó al pie de la cama y se agazapó ahí. Alastor soltó un suspiro y se sentó en su cama.

—Has sido realmente un buen amigo para mí, mi amigo. Sin embargo, Charlotte es mía y no pienso compartirla, ni siquiera contigo —dijo sorprendiéndose de sus propias palabras apenas las dijo —Pero, supongo que puedo intentar hacer algo por ti, aunque no puedo asegurar que funcione —Umbra se levantó de nuevo y vio expectante a su amo, Alastor le dedicó una sonrisa dentada y levantó una de sus manos la cual emanaba un aura verde. Ambos se sonrieron cómplices.

Más tarde ese día, luego de la comida, Charlie y Alastor se encontraban en la oficina de la rubia. Era ya el tercer mes del ciclo, ya habían enviado a un par más de redimidos al cielo y el hotel estaba cerca de la mitad de su capacidad. Evidentemente las responsabilidades aumentaban con cada nuevo huésped que ingresaba y, aunque Charlie ponía todo de su parte, seguía necesitando la ayuda de Alastor con la administración por lo que ahora estaban ambos revisando documentación y contabilidad.

Charlie se encontraba en la silla principal del escritorio, Alastor estaba sentado frente a ella, la princesa infernal no podía concentrarse por estar admirando la manera tan absorta en la que el demonio carmesí se encontraba. Estaba segura que cada día se enamoraba más de él. Aún seguía preguntándose cómo un hombre como él terminó convirtiéndose en un asesino, Alastor tenía todas las cualidades para haber podido ser un hombre con una vida tranquila, exitosa y feliz, quizá hasta un hombre de familia.

—Querida, si me sigues observando así no terminarás de revisar esos papeles en tus manos —dijo mientras pasaba a la siguiente hoja de la pila de papeles frente a él, sin levantar la vista hacia su novia —y esta vez yo no te ayudaré con ello.

—Pero, ¡Al! —se quejó la princesa infernal con un tono casi infantil.

—Creo que te he consentido demasiado en este sentido —dijo Alastor levantando la vista hacia la rubia con una sonrisa dentada.

Charlie se cruzó de brazos y se recargó de golpe en el respaldo de su silla, frunciendo el ceño y sacándole la lengua a su novio, Alastor negó con la cabeza y soltó una breve risa.

—Recuerdo que el trato era que yo te ayudaría tanto como quisiera, querida. —Dijo Alastor recargándose en su propio respaldo. Charlie rodó los ojos y resopló más que nada porque en el fondo sabía que Alastor tenía razón: últimamente se aprovechaba de la buena voluntad del demonio ciervo con ella y dejaba que él terminara sus trabajos inconclusos. Sí, en definitiva Alastor la consentía mucho… y eso le encantaba.

Umbra se hizo presente y revoloteó alrededor de ambos demonios, Charlie rio por la acción de la sombra, ella tomaba eso como una muestra de cariño por parte de la sombra de su querido Alastor, en cambió Alastor soltó aire con fastidio.

—Lo había olvidado —musitó —Charlotte, querida, ¿podrías hacer un favor?

—¡Claro! Dime, Al

—Solo quédate quieta justo ahí un par de segundos.

Charlie lo miró extrañada mientras Alastor retrocedió un par de pasos, acompañado por Umbra. El Demonio Radio cerró los ojos y desplegó sus brazos en dirección a la rubia, cerrando sus manos en puños de los cuales un aura verde comenzó a extenderse en dirección a Charlie mientras Alastor recitaba palabras que Charlie no alcanzaba a comprender y símbolos vudú se mostraban alrededor de él. Una "x" de rojo brillante se hizo presente en la frente del Demonio Radio y el aura verde por fin alcanzó a la princesa infernal, un poco de nervios se hizo presente en ella, pero se relajó pensando que Alastor no le haría daño, un ligero cosquilleo se hizo presente en todo su cuerpo hasta que sintió un leve tirón de su ropa y cabello en la parte posterior de su cuerpo y justo en ese momento pudo ver como Umbra salió disparado en dirección a sus espaldas.

Alastor dejó de recitar aquellas palabras y poco a pocos los símbolos vudú desaparecieron de su alrededor así como el aura verdosa desaparecía de ella. Finalmente Alastor abrió los ojos y la "x" desapreció de su frente con lentitud.

—¿Qué hiciste, Al?

—Velo por ti misma, querida —Dijo Alastor sonriendo al observar la parte posterior de la rubia y notar que su ritual había funcionado.

Charlie se giró y pudo ver con sorpresa como Umbra revoloteaba alegremente alrededor de una nueva sombra, su sombra, la cual se notaba confundida.

—Al, ¿por qué… ¿cómo…

—Mi amigo se había estado comportando extraño porque aparentemente yo estaba acaparando todo tu cariño y atención así que, pensé que sería bueno para él tener una compañera. —Explicó.

Charlie miró con ternura como Umbra revoloteaba alegre pero cuidadoso alrededor de su sombra, como tratando de no asustarla.

—Ella…

—Está confundida, es la primera vez que tiene la posibilidad de moverse independiente de ti, querida. Pronto se adaptará y, estoy seguro que mi amigo se encargará de explicarle muy bien todo…

Fue interrumpido por una columna de fuego que se hizo presente tras Alastor, en medio de la oficina, la sombra de Charlie volvió instintivamente a los pies de su ama y Alastor se puso de pie de inmediato, listo para defender a Charlie de quien fuera que estuviera invadiendo la oficina, hasta que reconoció la figura que se materializaba en el fuego.

—¡Papá! —Saludó alegremente la rubia, corriendo alrededor del escritorio para ir a abrazar a Lucifer.

—Manzanita —recibió gustoso el abrazo de su hija. —Demonio Radio —saludó, cuando se separó de Charlie, al demonio que se encontraba de pie tras su hija.

—Majestad. —saludó Alastor con una reverencia.

—¿Qué haces aquí papá? ¿Pasa algo? —preguntó Charlie, Lucifer dio un par de palmadas cariñosas en la cabeza de la rubia y se dirigió a tomar asiento en la silla principal del escritorio, pasando de largo del demonio carmesí.

—¿No puedo solo venir a ver cómo se encuentra mi única hija? —Dijo el monarca tomando asiento y tomando uno de los papeles que estaba revisando Charlie, leyendo su contenido, una sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro —Veo que has tenido mucho trabajo, Charlotte.

—¡Sí! Seguro ya lo sabes, pero en este nuevo ciclo hemos enviado a un par de redimidos más y los pecadores se están interesando más en el hotel, actualmente estamos al 50% de nuestra capacidad —contó emocionada la rubia a su padre.

—Impresionante, Manzanita —dijo Lucifer dejando el documento de nuevo sobre el escritorio.

—Charlotte —llamó Alastor, la rubia giró a verlo —Será mejor que te deje a solas con su majestad, después continúo revisando la contabilidad.

—Así que, aun deseas seguir ayudando a mi hija, Demonio Radio. ¿Por qué? Tenía entendido que solo deseabas ver este sitio fracasar. —Preguntó Lucifer con suspicacia —De hecho, creí que abandonarías el hotel luego del primer caso de éxito.

—Papá…

—En efecto, majestad, mi principal motivo para participar en este proyecto era ver que, a pesar de los esfuerzos de Charlie y las facilidades otorgadas por su servidor, este fallara porque, como desde el principio lo manifesté, la idea de pecadores redimidos me parecía algo completamente risible, sin embargo, Charlie nos demostró a todos que nosotros éramos los equivocados —dijo con una sonrisa ladina y cierto orgullo que no pasó desapercibido por Lucifer, mucho menos al notar la manera en que su hija estaba viendo a aquel demonio, le era familiar —por lo que mis motivos para estar aquí son completamente diferentes ahora, majestad. Deseo seguir ayudando a Charlotte hasta donde ella me lo permita. —Finalizó inclinándose ante Charlie.

—Al… —Dijo ella enternecida, lo cual de nueva cuenta no pasó desapercibido por el Rey infernal.

—En ese caso, quédate, Demonio Radio. Hay algo que, como socio del hotel, te interesará saber. Tomen asiento. —Ordenó.

Alastor ayudó a Charlie a tomar asiento y luego hizo lo mismo.

—¿Qué sucede papá? —Preguntó comenzando a sentirse nerviosa. Lucifer soltó un suspiro, chasqueó los dedos y apareció el contrato entre el cielo e infierno en las manos de la princesa. Ella comenzó a leer y al reconocerlo subió la mirada, confundida.

—Tuve una reunión con Dios —dijo con fastidio lo último —No fue de su completo agrado que se admitieran refugiados durante el exterminio…

—Pero, ellos mismos establecieron el hotel como zona segura... —Interrumpió Charlie, a lo que Lucifer le pidió guardar silencio con una seña de su mano.

—La cuestión es, Manzanita, que no le pareció justo que estuvieran aprovechando la zona segura sin tener siquiera la intención de querer redimirse. Francamente, sabemos que durante el exterminio pasado la mayoría de los ocupantes del hotel eran refugiados en lugar de huéspedes. En fin, para no alargarme más, Dios estipuló en una nueva cláusula que el hotel será zona segura solo para los huéspedes del hotel. No más refugiados. —recalcó.

—¡¿Qué?! —dijo Charlie poniéndose de pie, notablemente molesta, Alastor chasqueó los dedos y despareció el contrato de las manos de la rubia y lo apareció en las suyas.

—Calma, Charlotte —Pidió Lucifer.

—Pero, papá, yo no voy a permitir eso, es MI hotel y yo decido si quiero recibir refugiados o no. —Declaró con enojo en su voz.

Alastor terminó de leer el contrato, prestando especial atención en la nueva cláusula y elevó una ceja al notar la fecha de la firma. Había pasado más de un par de meses de ello.

—Me temo que tu padre no ha venido a pedir opiniones, Charlotte —dijo Alastor, colocando el contrato en el escritorio.

—¿Qué quieres decir, Al? —Preguntó la chica mirando expectante al Demonio Radio.

—El contrato con la nueva cláusula fue firmado en la primer semana del nuevo ciclo, apenas unos días después del anterior exterminio. Es un hecho que no podrás recibir refugiados en los próximos exterminios. —dijo sin despegar la vista del monarca, Lucifer lo miró con desagrado.

—¿Cómo pudiste firmar esto, papá? —Reclamó dolida la princesa infernal

—Era eso o cerrar el hotel, Charlotte —Lucifer no estaba seguro qué tanto de eso era mentira, pero no podía revelar el verdadero motivo por el cual Dios había llegado a aquella conclusión —Y me parece algo perfectamente razonable.

—¡Salvé a cientos de pecadores este año! ¡Esta nueva cláusula solo los está condenando! —Gritó Charlie al punto del llanto.

—¡Pues que así sea! —Dijo autoritario Lucifer, poniéndose de pie y golpeando el escritorio con amabas manos, cansado de los reclamos de su hija.

Ante las últimas acciones, Alastor se puso de pie y comenzó a hablar con voz calma.

—Me parece que debemos calmar un poco los ánimos, majestad, Charlotte —dijo mirando a los aludidos —Sé perfectamente, Charlotte, lo mucho que crees que esta nueva cláusula te limita, sin embargo, considero que Dios tiene un punto válido y creo que tu padre se percató de ello.

Charlie miró con indignación a Alastor, este notó la expresión de la rubia e intentó exponer aquello que la rubia no estaba viendo cegada por el coraje.

—Querida, si me permites explicarte eso que no estás viendo… —pidió Alastor con cierto aire dócil.

—¡Lo único que veo es que mi proyecto ya no es mi proyecto porque no tengo ni voz ni voto en lo que concierne a él! —Le gritó al demonio ciervo y luego salió indignada de la oficina, Alastor chasqueó los dedos y Umbra se desprendió de él deslizándose por el suelo, fuera de la vista de Lucifer y salió en busca de la princesa infernal.

—¿Qué es eso que aseguraste entender, Demonio Radio? —Preguntó Lucifer tomando asiento de nuevo, invitando a Alastor a hacer lo mismo, pensando en el comportamiento mostrado por su hija y el demonio frente a él. En definitiva era diferente a meses atrás. Alastor despegó la vista de la puerta y tomó asiento.

—No hay mucho misterio —respondió —Es evidente que Dios no quiere que los pecadores que no están dispuestos a arrepentirse gocen del privilegio de ser inmunes al exterminio.

—Como tú. —Dijo viperino. Alastor sonrió con sorna.

—Me parece que me encuentro en una categoría diferente a los refugiados, su majestad. Yo ayudo en el hotel y soy consciente que nunca podré recibir la absolución de mis pecados.

—¿Y no te gustaría? —Preguntó insidioso.

—No encuentro algo que sea atractivo para mí en ese lugar —respondió con seriedad.

—¿Y aquí?

—Creo que usted debe saber mejor que nadie todas las libertades que nos ofrece su reino —dijo finalizando con una sonrisa dentada y, aparentemente, inocente. Lucifer elevó una ceja. Algo en Alastor lo tenía intrigado desde la primera vez que lo conoció en persona.

El ángel caído extendió la mano y Alastor le entregó el contrato.

—Me di cuenta que Charlotte y tú son más cercanos que meses atrás… —dijo mientras desparecía el contrato entre sus manos.

—Está en lo correcto, majestad. Creo que se debe a mis intenciones de hacer que este lugar sea un éxito mayor y no solo esperar a que fracase —Mintió.

—Interesante. —Respondió el Rey poniéndose de pie, Alastor hizo lo mismo —Será mejor que le expliques mejor a mi hija el motivo de la decisión tomada por Dios. Usualmente no estoy de acuerdo con sus designios pero en esta ocasión me pareció completamente razonable. Creo que entre socios se entenderán mejor. —Dijo mirando de manera despectiva al Demonio Radio.

—Descuide, su majestad. Me encargaré de explicarle a Charlotte. —Respondió Alastor, ocultando sus ganas de reírse en la cara del Rey del infierno, aunque, no podía culparlo del todo: Charlie tenía gustos peculiares para los hombres.

—Bien. —Asintió Lucifer —Y, Demonio Radio, espero que no intentes envolver a mi hija en uno de tus tratos. Aun no me convence esta "ayuda desinteresada" que le estás ofreciendo. —Dicho esto, el Rey del infierno desapareció en medio de una columna de fuego.

Alastor soltó un suspiro de fastidio, ¿podría considerar esta molesta situación como su primer "pelea de pareja"? Honestamente, esperaba que eso sucediera con un asunto mucho más importante, como cuando tuviera que enfrentarse a Lucifer por ser él, un "simple" pecador, la pareja de su hija. Podría pensar que no habría problema con ello, después de todo, por lo que la propia Charlie le había contado, ellos no tenían problema que ella tuviera diferentes parejas en su vida, dada su naturaleza súcubo, siempre y cuando al final terminara desposando a un demonio original varón (obviamente) para que el legado Magne continuara.

Pero, se trataba de él, Alastor, el "simple" pecador que doblegó los antiguos Overlords apenas un corto tiempo después de haber llegado al infierno. Era claro que Lucifer lo consideraba un peligro, que el Rey no confiaba en él. Lucifer y él compartían varias similitudes: ambos ocultaban sus verdaderas intenciones, sus pensamientos e ideas tras una sonrisa, irrebatiblemente Alastor lo hacía de manera mucho más constante, pero la constante entre ellos era que sus ojos, con esos pequeños y casi imperceptibles movimientos en sus músculos circundantes, podían expresar mucho más que mil palabras. Alastor estaba acostumbrado a revelar sus verdaderas intenciones a través de ellos, por lo que era experto en interpretar lo que las miradas como las de Lucifer le dedicaba: había recelo y mucha curiosidad hacia su persona. ¿Qué parte de él le provocaba tanta curiosidad al Rey del infierno? Lo había visto desde su primer encuentro, meses atrás, pero ahora había sido mucho, muchísimo más evidente.

Chasqueó los dedos y puso orden a todos los documentos que era incuestionable que no terminarían de revisar ese día. Tomó la vista de Umbra y lo único que pudo ver fue la puerta de la habitación de Charlie mientras su sombra revoloteaba frente a ella.

—¿Qué demonios haces? Se suponía que debías estar con ella —regañó apretando los dientes, irritado por el fracaso de su sombra —Entra. —Le ordenó.

Umbra se deslizó debajo por debajo de la puerta de la rubia y lo que Alastor vio hizo que una fuerte interferencia de radio sonara dentro de la oficina antes que Alastor desapareciera del lugar apareciendo en la habitación de Charlie, viendo con desagrado como su Charlie abrazaba gustosamente a la albina.

Charlotte… —Llamó con su voz distorsionada y sonrisa tensa.

.

.

.

Minutos antes.

Charlie salió hecha una furia de la oficina, ofendida por su padre, indignada por la falta de apoyo de su novio. Del otro lado del pasillo venían Cherry y Vaggie, ambas notaron la cara de "ni se les ocurra hablarme" de la rubia además del fuerte aura de furia que desprendía la princesa infernal, tras ella estaba la sombra del Demonio Radio, que parecía estar guardando una distancia prudente y mostraba una expresión de angustia.

Al pasar la rubia a un lado de las otras chicas, seguida por la sombra de Alastor, Vaggie se giró para ver el camino que iba tomar la princesa infernal, subió las escaleras, seguramente iría a su habitación.

—Vaya, la chica tiene su carácter —Dijo Cherry, igualmente viendo la dirección en la que se fue Charlie.

—Sí… —Respondió Vaggie sin dejar de ver el final del pasillo.

—¿Quieres ir con ella? Conozco esa cara y sé que la chica justo ahora lo que necesita es una mano amiga.

—¿Por qué? —Preguntó la albina girando a ver la pelirrosa.

—Duh, es claro que acaba de discutir con su hombre —dijo como si fuera la cosa más obvia del mundo —Y Alastor debió cagarla en grande como para que la señorita "arcoíris" se encuentre con ese humor.

—¿Crees que ella quiera hablar conmigo? —Preguntó Vaggie mortificada.

—Nada pierdes con intentar, albina —dijo Cherry encogiéndose de hombros y luego puso una de sus manos en el hombro de la demonio polilla —Ya eres consciente que la princesa ahora está con el Demonio Radio ¿no? Perdiste a una pareja, no pierdas a una amiga. Créeme, ella necesita que alguien la escuche justo ahora.

—Últimamente Angel tiene ese lugar…

—Pero Angel no está aquí ahora, ¿o sí? Él debe estar en el bar, justo como yo debería haberlo estado desde hace un par de minutos. Vamos, Vaggs, demuestra que eres una buena amiga…

Vaggie tomó la mano de la chica y le dio un ligero apretón en señal de agradecimiento y asintió.

—Te veo después, Vaggs. —Se despidió Cherry para dirigirse al bar.

—Gracias, Cherry.

Vaggie comenzó a correr en dirección de la habitación de la princesa infernal. Al llegar la escuchó aventando objetos dentro de su cuarto, abrió la puerta sin tocar la encontró arrojando almohadas y prendas de ropa (quizá su pijama) a la sombra de Alastor.

—¡Te digo que me dejes en paz! —Le gritaba —¡Tú no eres mi novio! ¡Alastor es quién debería estar aquí!

—Charlie…

—¡¿Qué?! —Gritó arrojando la almohada que tenía entre sus manos a la persona que le había llamado desde la puerta, en su delirio de coraje había jurado que era Alastor. Pero al ver una cabellera larga y albina alborotarse por el impacto, cayó en cuenta de su error. —¡Vaggie! ¡Lo siento, lo siento! —Se acercó disculpándose, completamente avergonzada por su comportamiento.

Vaggie mantenía ambas manos cubriéndole la cara, daba gracias a Lucifer que le hubiera arrojado una almohada y no otra cosa, le había acomodado todas la ideas con ese golpe.

—Está bien Charls… Solo dame un minuto —Dijo sobando su frente y el puente de la nariz, sitio donde había recibido la mayor parte del impacto.

Charlie la tomó del brazo para guiarla a la cama para que pudiera sentarse. Se había pasado.

—En verdad discúlpame Vaggie. Creí que eras…

—Alastor —Dijo levantando la mirada, ya nada más tomando el puente de su nariz —Debió hacerla muy grande como para que le quieras arrancar la cabeza con un almohadazo —terminó de decir con un poco de burla.

Charlie iba a comenzar a hablar pero vio un movimiento de la sombra de Alastor y se dirigió a ella.

—¿Te importa? Ya no estoy sola y tú no estás invitado a esta conversación. Sal de mi habitación si no quieres que llame a Razzle y Dazzle. Te aseguro que nada de lo que pueda hacerte tu amo no se compara a lo que te harán mis guardianes si les digo que me estás molestando. —Umbra se quedó estático —¡Fuera!

Umbra hizo una expresión de tristeza y salió de la habitación, Charlie dio un portazo con sus poderes y soltó un suspiro de fastidio.

Se dejó caer de espaldas en la cama y comenzó a hablar.

—Mi papá vino hoy…

—Ya veo…

—Aprobó unos cambios en el trato hecho con el cielo sin consultármelo primero… y Alastor en lugar de indignarse por ello, lo apoya… —dijo con frustración.

—Oh, vaya…

—Yo soy la dueña del hotel, Vaggie, fue mi idea, es mi proyecto, yo estoy todos los días desde el primer día, luchando y soportando las burlas y la falta de fe en él. No es justo que decidan cosas a mis espaldas.

—¿Qué cambio hicieron? —Preguntó intrigada.

—El hotel ya no podrá recibir refugiados durante los exterminios. Solo será zona segura para quienes sean huéspedes oficiales. Vaggie, ¿sabes cuántas almas salvamos en el anterior exterminio?

—Muchas…

—¡Cientas! —Dijo exasperada —Cientas, Vaggs… Con esta nueva cláusula del contrato solo podré salvar a unos cuantos, las cosas han mejorado, pero aun cuando ese día esté al 100% de su capacidad de huéspedes, muchos pecadores desaparecerán… ¿Cuál es su propósito? ¿Por qué tan interesados en que las almas humanas sean exterminadas? —Preguntó apretando los puños contra su frente con frustración

—Es por la sobrepoblación, Charlie…

—¡Bien! ¡Lo entiendo! Entiendo perfectamente eso —dijo bajando la voz, con tristeza —pero solo es cuestión de tiempo, si tan solo esperaran, podría reducir la sobrepoblación sin necesidad de tener que… desaparecerlos… Sé que es un proceso largo pero, sé que puedo hacerlo, Vaggie —dijo con su voz comenzando a quebrarse —puedo hacerlo…

Vaggie se quedó en silencio unos segundos escuchando a la princesa infernal sollozar, le dolía verla así de triste… y el hijo de puta de Alastor no se dignaba en ir a consolarla, ¿qué demonios pensaba ese puto narcisista?

—Tranquila, Charls —dijo recorriéndose un poco hacia atrás en la cama de la rubia y, con cuidado, tomó la cabeza de la rubia y la colocó sobre sus piernas, para comenzar a acariciar de manera cariñosa la cabellera de la princesa infernal. —Sé que lograrás lo que te propones Charlie, sin importar las trabas que Dios o tu padre te pongan.

—Lo que más me molesta de esto es que Alastor simplemente aceptó el cambio… Él es socio de este proyecto —dibujó una sonrisa con sorna —pero es obvio que a él siguen sin importarle las almas de los pecadores… él solo ve este hotel como un sitio de entretenimiento y ya… Además, —Agregó —su "espectáculo" favorito es el exterminio anual —dijo con desazón —es claro que a él le conviene que esas pobres almas estén desprotegidas para que así pueda obtener su diversión…

Vaggie la tomó amablemente de la cabeza la elevó un poco para hacerse un poco hacia un lado, Charlie se incorporó sosteniéndose con uno de sus brazos y la demonio polilla la abrazó.

—No te preocupes, Charlie. Sé que al principio no tuve fe en tu proyecto, pero te prometo que de ahora en adelante te apoyaré en esto y en todo lo que necesites. Que esto no te desanime, vuelve a demostrarles que están muy equivocados contigo si creen que eres una chica débil ¡eres la princesa del infierno! Hazlo notar, Charlotte Magne —Animó la albina.

—Vaggie… —dijo conmovida y apretando más el abrazo.

Charlotte… —Se escuchó la voz distorsionada de Alastor inundar la habitación.

Charlie se apartó de Vaggie y miró indignada a Alastor, ambos demonios se adentraron en una guerra de miradas, ignorando por completo a la demonio polilla.

.

.

.

En el castillo Magne.

Lucifer apareció en el salón del trono, Lilith se encontraba ahí revisando algunas cosas en su Hellphone que dejó de lado apenas vio a su esposo aparecer.

—¿Cómo te fue?

—Como era de esperar, Charlotte se enojó por no haber consultado con ella antes de aceptar el nuevo designio… —dijo Lucifer caminando hacia su trono.

—¿No le dijiste la razón?

—Huh… parece que no conoces a tu hija… Me dejó con la palabra en la boca —rio un poco —bueno, nos dejó con la palabra en la boca.

—¿Nos? —Preguntó confundida la súcubo.

—El Demonio Radio estaba presente, cuando llegué al hotel ambos estaban juntos revisando documentos en la oficina y, ya que Alastor es socio de Charlotte, no vi problema en informar del cambio a ambos. Sorprendentemente, el ciervo comprendió sin necesidad de dar una explicación. Cosa que molestó de sobremanera a Charlotte… —dijo pensativo.

—¿Qué sucede, querido?

—Hay algo en Alastor, desde que lo conocí en persona tengo la sensación de que hay algo oculto en él pero, no es lo obvio como segundas intenciones o alguna trampa… Es algo que se siente incluso personal…

—¿Personal? ¿A qué te refieres, Lucifer?

—Es… complicado de explicar, Lilith. En definitiva no es alguien ni mínimamente parecido a alguien que hubiese conocido antes… pero da la sensación que sí, es extraño.

—Amor, hemos vivido durante un tiempo ya incalculable, es posible que en algún momento hayas conocido algún demonio parecido al Demonio Radio, quizá uno de esos tantos cientos de miles que han llegado buscando tus favores, —dijo despectiva —alguien insignificante, poco memorable, en comparación al Demonio Radio que se hizo notar desde su llegada.

—Es probable… —Dijo aun sopesando el asunto.

—¿Hay algo más con ese demonio, Lucifer?

—Noté cierta cercanía entre él y Charlotte. Incluso el punto de quiebre de mi Manzanita fue cuando el Demonio Radio trató de explicar el motivo del cambio en el contrato, más que enojo, fue como si se sintiera traicionada… incluso decepcionada.

—Bueno, cariño, ya sabes que Charlotte ha sido desde siempre demasiado emocional, es probable que después de más de un año de convivencia ella sienta al Demonio Radio como un amigo.

—Quizá pero, Charlotte lo miraba de una manera diferente y él se dirigía a ella sin darse cuenta como "Charlie".

—¿Y qué tiene eso de extraño? Todos sus amigos la llaman así.

—Él no lo hacía meses atrás…

—Sus majestades —un mozo del castillo se presentó ante ellos —el joven Seviathan Von Eldritch solicita una audiencia con ustedes.

Lilith y Lucifer intercambiaron miradas, extrañados por la sorpresiva visita de Seviathan. No habían visto a los Von Eldritch desde el final del exterminio y no se imaginaban qué pudiera querer el hijo mayor de la familia con ellos, a menos que sea un mensaje de sus padres.

—¿Dio alguna razón de su visita? —Preguntó Lilith.

—No, mi reina. Solo dijo que era algo importante y que si mi rey se encontraba resolviendo asuntos en la Tierra volvería otro día ya que necesitaba hablar con ambos —respondió el mozo.

Los reyes volvieron a intercambiar miradas sin entender qué pretendía el joven Von Eldritch.

—Hazlo pasar —Ordenó Lucifer.

Momentos después, Seviathan se hizo presente en el salón del trono.

—Sus majestades —saludó haciendo una reverencia frente a ambos tronos, los reyes asintieron al tiempo, respondiendo al saludo.

—¿Qué te trae por aquí, Seviathan? —Preguntó Lilith.

—Me pareció prudente venir a informarles una decisión que he tomado —respondió con mesura Seviathan.

—Me halaga que nos consideres, Seviathan, pero no tienes que informar todo lo que hagas —dijo Lucifer, con cierta burla.

—¿Ni siquiera cuando Charlotte está involucrada? —Preguntó con malicia.

—Te escuchamos —Dijo Lucifer, mirándolo con recelo. Seviathan sonrió arrogante.

.

.

.

En la habitación de Charlie.

—Charlotte, querida, me parece que tenemos algo pendiente por hablar. —Dijo el demonio ciervo con una sonrisa tensa, ignorando por completo la presencia de Vaggie en la habitación.

—Me parece que no, Alastor. —respondió Charlie con firmeza —y te agradecería que salieras de mi habitación.

—Insisto —dijo Alastor avanzando un poco hacia la rubia.

—¿Qué no entiendes, maldito ciervo? Charlie no quiere hablar contigo. Vete. —Dijo Vaggie, interponiéndose entre él y Charlie. Alastor soltó una leve risa.

—Oh, estabas aquí, Vaggatha. Disculpa mi descortesía, no había notado tu brillante presencia —dijo con una sonrisa dentada —Aun así, me temo que sales sobrando aquí, querida. Hay asuntos importantes que los socios del hotel deben resolver, por lo que agradecería que te retires y nos dejes discutir este importante tema.

—Ya te dije que no tenemos nada de qué hablar, Alastor —dijo Charlie, poniéndose de pie sobre su cama —Y no tienes ningún derecho de pedirle a Vaggie que se retire, es mi habitación y yo decido quien permanece en ella, el único que sale sobrando aquí eres tú, así que haz "gala" de tus modales y retírate. —dijo con mirada desafiante. Alastor la miró con jactancia y chasqueó los dedos, despareciendo a la demonio polilla de la habitación.

—¡Vag… —No pudo terminar de decir el nombre de la demonio polilla —¡Tú! —Bajó de la cama con rapidez y abofeteó al Demonio Radio con coraje —¡¿Cómo te atreves a hacer eso?! ¡¿Con qué derecho?!

Alastor sobó su mejilla maltratada, aun con la sonrisa arrogante y soltó unas risas.

—Tienes un gran problema con el manejo de tu enojo, querida —dijo llevando su mano de su mejilla a la mejilla de la rubia —Y me parece que este comportamiento debe ser reprendido —Dijo con mirada de cazador a la rubia que en ese momento se sintió como una pequeña liebre frente a él. —Creo que me he equivocado en ser tan consentidor contigo, Charlotte —dijo llevando su otra mano a la mejilla libre de la rubia —quizá deba ser más estricto contigo, no queremos que la heredera al trono sea una insolente y mimada, ¿o sí? —finalizó pegando más su cuerpo al de Charlie.

—Al, ¿qué haces? —cuestionó nerviosa por la actitud del Demonio Radio, por alguna razón se sentía en peligro.

Alastor llevó una mano a la cintura de la chica y sin mucha delicadeza la empujó hacia la cama, Charlie cayó de espaldas y se apoyó en los codos para poder incorporarse y ver cómo el Demonio Radio se deshizo de su saco y comenzaba a aflojarse su pajarita. Estaba bastante serio en comparación a unos segundos antes en los que parecía estar burlándose de ella, Umbra se hizo presente y se interpuso entre los dos, la acción de la sombra alertó más a la princesa infernal pero Alastor la hizo volver a él con un simple chasquido.

—Qué molestia… —masculló el demonio carmesí mientras desabrochaba ahora su camisa.

—Alastor no estoy de humor para… —Pero el demonio ciervo no la dejó terminar de hablar, se volvió sombra y se materializó sobre ella, tomándola por las muñecas con una mano para inmovilizarla.

—Veamos: te has vuelto irresponsable con tu trabajo de oficina en el hotel —comenzó a enlistar con voz ronca —eres infantil cuando trato de hacerte entrar en razón, te niegas a escuchar de razones, te atreves a dejarme con la palabra en la boca y no conforme con eso, te encierras en tu habitación con tu ex novia y pretendes que me vaya y te deje como si no fuera gran cosa —finalizó con una sonrisa tensa y, mientras iba enlistando el mal comportamiento de la princesa infernal, chasqueaba los dedos por lo que la princesa infernal ahora se encontraba completamente desnuda ante él —¿Cómo te atreves?

Charlie estaba entre avergonzaba y atemorizada, además de excitada, era la primera vez que Alastor se comportaba así, pronto sintió la mano libre del Demonio Radio acariciándola, bajando desde el ombligo hasta llegar a su zona íntima.

—Al, ¿qué ha…

—Shh, shh, shh… Ahora te toca guardar silencio, princesa… —Dijo antes de llevar sus labios a los de la rubia y besarla al tiempo que comenzaba a estimularla —¿En serio creías que ibas a poder hacer lo que quisieras conmigo, Charlotte? —Decía entre besos —Me tienes completamente perdido por ti, Charlie, pero eso no significa que me voy a doblegar ante ti, querida…

—Yo no… yo no quiero eso… Al… yo… yo solo…

—Shh, shh, shh… No te he dicho que puedas hablar, Charlotte… —dijo continuando con su actividad en la zona íntima de la chica, liberando sus muñecas para poder chasquear sus dedos y deshacerse de su camisa.

Charlie apenas sintió sus manos liberadas y las llevó hasta las orejas del demonio ciervo pero las quitó de inmediato al sentir que con el simple toque su piel se quemaba, Alastor soltó una breve risa y dijo:

—Esta vez voy a tener completo control sobre ti, querida…

—No… no es justo… Al… —dijo entre suspiros la chica, aferrándose a la espalda del demonio ciervo.

Alastor rio de nuevo y llevó sus labios al cuello de la chica, repartiendo numerosos besos y lengüetazos por su pálida piel.

—Al…

—Parece que la princesa no entiende de órdenes —dijo separándose un poco de ella, volviendo a chasquear los dedos apareciendo una mordaza de tela en la boca de la chica, Charlie abrió los ojos sorprendida por la osada acción del Demonio Radio —Así está mejor —dijo Alastor con una sonrisa ladina antes de bajar a atender con sus labios los senos de la rubia, el cuerpo de Charlie reaccionó con mayor vehemencia a los toques del Demonio Radio.

.

.

.

En el bar del hotel Vaggie había aparecido luego del chasquido de Alastor.

—Desgraciado malparido —se quejó lo suficientemente alto como para que Angel, Husk y Cherry alcanzaran a escucharla.

—¿Qué sucede, plana? —Preguntó Angel acercándose a ella.

—Alastor, eso me sucede —dijo yendo a la barra y tomando asiento en un banco frente a ella.

—¿Qué te hizo el hijo de puta? —Preguntó Husk acercándole un vaso con agua, la albina lo tomó y agradeció.

—Charlie está molesta con él y yo estaba con ella en su habitación y a él, como siempre, le importó un carajo la privacidad de los demás y apareció dentro del cuarto de Charlie, ella le pidió que se fuera y el hijo de puta no hizo caso entonces yo quise intervenir y el malparido me hizo aparecer aquí… —narró con rapidez.

Husk y Angel intercambiaron miradas y el demonio felino se alejó negando con la cabeza.

—Nena… Es obvio que el venadito te iba a hacer salir de esa habitación de la forma que fuera… ¡Pelearon! Simplemente quería privacidad para poder resolver —dijo haciendo una seña alusiva al sexo —su problema, además, ¿tú que mierdas hacías en la habitación de Charls? Agradece que el chulo de fresa te hizo aparecer aquí y no te eliminó por completo…

—En eso estamos de acuerdo —dijo Husk desde un extremo de la barra, sirviendo un trago.

—¿Qué demonios estabas pensando? —Preguntó Angel.

—Déjala en paz, Angie —intervino Cherry —Ambas vimos a la rubia salir hecha una furia en uno de los pasillos y yo le sugerí a Vaggie que fuera con ella. El hecho que sea su ex novia no significa que no pueda ser su amiga. —Concluyó recargándose en la barra del bar, frente a Vaggie.

—Chicas yo solo sugiero que esta plana de aquí evite querer acercarse a la rubia cuando esté en problemas con su hombre. El venadito podrá ser un novato en esto de la relaciones pero no es estúpido y créeme que él no se traga el cuento que la albina solo quiere ser "amiga" de su chica.

—¡Pero es así! —Defendió Cherry —¿O no, Vaggie?

Vaggie se recostó en la barra y cubrió con sus brazos su cabeza.

—Creo que con esto ha quedado más que claro que nuestra querida albina aún no ha superado a su ex —dijo Angel con una sonrisa sagaz hacia su amiga pelirrosa —Hazle un favor y no vuelvas a sugerirle algo como lo de hoy, tetas de azúcar. La princesa y el venado están locos el uno por el otro y ella —dijo señalando con el pulgar a Vaggie —tiene que hacerse a la idea. Aunque la plana no lo crea le tengo aprecio y no me gustaría ver que el señor sonrisas pierda la paciencia que está teniendo con ella y la haga desaparecer para siempre.

Cherry miró afligida hacia la albina y asintió en silencio.

—Hey, no te estoy regañando, tetas de azúcar. Solo, no apresures el proceso de Vaggs… ¿De acuerdo?

—De acuerdo Angie, lo siento Vaggs…

Pero la demonio polilla no respondió, Angel hizo una seña con su cabeza y se fueron al otro extremo de la barra. Apenas se supo sola, Vaggie soltó un sollozo y se echó a llorar de solo pensar que seguro en ese preciso momento Charlie se estaba reconciliando con el Demonio Radio.

.

.

.

En el castillo Magne.

—Sé que lo que acabo de decir les toma por sorpresa —decía Seviathan —Pero créanme, majestades, que tengo las mejores intenciones con Charlotte.

—No estoy enterado por completo de qué sucedió entre ustedes hace cien años —habló Lucifer —pero mi Manzanita estaba muy molesta contigo, Seviathan.

—No entraré en detalles y tampoco pretendo justificarme, Lucifer. Sé que el coraje o incluso el odio que Charlotte pueda sentir por mí es completamente merecido… Pero puedo asegurar que haré todo lo posible para volver a ganarme su confianza y su afecto…

—¿Qué es lo que hizo que tomaras esta decisión, Seviathan? Es bien sabido por todos que eres un demonio que disfruta mucho de estar sin compromisos… —Preguntó Lilith.

—Y estás muy equivocado si crees que voy a permitir que humilles a mi hija enredándote con esas demonios que tanto llaman tu atención estando tú comprometido con ella —Dijo severo Lucifer.

—Hace tiempo hice una visita en el hotel de Charlotte, evidentemente mi visita no fue de su agrado, sin embargo, ella me hizo darme cuenta de lo estúpido que fui por no haberla atesorado hace cien años… —dijo serio —Charlotte creció mucho, me refiero a su carácter, no se deja doblegar por nada ni nadie, no se mostró nerviosa o intimidada por mí… Charlotte se impuso… se comportó como una auténtica reina infernal… sin demeritar su presencia, reina Lilith —aclaró.

—Entonces, dices que nuestra hija te cautivó… —Señaló Lilith.

—Precisamente —Afirmó el demonio de traje verde.

—Sabes que nosotros no podemos ayudarte, ¿no, Seviathan? Es Charlotte quien decidirá si te acepta de nuevo o no —Dijo Lucifer.

—Lo sé, como dije desde el inicio, solo me pareció prudente informarles, como una muestra de mi respeto hacia la familia Magne. —Dijo haciendo una breve reverencia —Sé que mis padres han estado insistentes en este tema todos estos años, por lo que también decidí no hablar de esto con ellos, no quisiera que ellos comenzaran a presionarlos o cometan la imprudencia de querer imponerme a Charlotte, en especial mi madre.

—Me parece una buena decisión —Respondió el ángel caído.

—Muy adecuada —secundó la súcubo.

—Entonces, ¿puedo tomar esto como su aprobación para poder acercarme de nueva cuenta a Charlotte?

—Puedes —respondieron al unísono.

—Sin embargo, debe quedarte claro que esta relación debe terminar con un compromiso formal, Seviathan. Uno que debes respetar cabalmente. —Advirtió Lucifer.

—Y es lo que aspiro. —Aseguró —Deseo fuertemente volver a Charlotte mi esposa por el resto de mi existencia.

Lilith y Lucifer sonrieron complacidos.

—Por cierto, Seviathan, Charlotte puede que necesite un poco de apoyo extra en el proyecto del hotel… Podrías iniciar por ahí —Dijo casual Lucifer.

—Entonces, depende de ti, querido —respondió Lilith —Buena suerte reconquistando a nuestra hija.

—Te advierto que su carácter ha empeorado con el paso de los años. No esperes que se deje doblegar. —dijo Lucifer con una sonrisa orgullosa.

—Muchas gracias, majestades —dijo inclinándose ante los monarcas. —No les quito más el tiempo, me retiro.

Ambos reyes asintieron y el joven Von Eldritch se retiró del salón del trono.

—¿Crees que…

—Definitivamente Seviathan cayó ante la energía súcubo de Charlotte. —Respondió Lilith —Era casi inevitable para él luego de haber sido el interés de Charlotte por tanto tiempo, y no, no querido, ella no lo hizo intencionalmente. Fue una reacción natural.

—Jamás terminaré de entender ese poder suyo, Lilith…

—Los varones complican tanto las cosas… —Dijo con tedio —No te preocupes, querido, no necesitas entender… —Dijo dedicando una sonrisa condescendiente, Lucifer ignoró eso.

—Hace tiempo comentaste, querida, que nuestra hija había despertado sus instintos súcubos por un varón en el hotel… ¿ella te ha comentado algo sobre eso? —Preguntó incómodo Lucifer.

—En absoluto, querido, pero, te aseguro que le aconsejé bien. Descuida, Charlotte sabe perfectamente que ella no se puede enamorar de un pecador cualquiera… Ella sabe perfectamente cuál es su lugar…

—Tal parece que es imposible escapar a la voluntad de Dios, ¿no? —Dijo Lucifer más para sí mismo —De otro modo, Charlotte no habría nacido con ese poder y es probable que Seviathan nunca se hubiera interesado seriamente en ella.

—Como lo dijo Stolas: es algo ineludible. —Dijo con seriedad Lilith.

.

.

.

En el hotel.

—¡Oh, Charlie! —gimió el Demonio Radio mientras embestía con algo de brusquedad a la princesa infernal a quien tenía de rodillas dándole la espalda.

Charlie estaba apretando las sábanas de su cama con sus manos, apenas había tenido oportunidad se había quitado la mordaza que Alastor le había colocado pero no estaba segura se debía haberlo hecho ya que le estaba regalando numerosos y sonoros gemidos al Demonio Radio que estaba seguro que lo único que lograban era que el ego del mismo incrementara exponencialmente.

Había manchas de sangre, su sangre, en las sábanas, Alastor la había rasguñado intencionalmente con sus garras cada vez que ella intentaba tomar el control, provocándole una extraña sensación entre dolor y placer por sus acciones.

Cuando sintió que estaba por correrse, sus brazos cedieron y quedó completamente pecho tierra, Alastor aumentó la fuerza de sus embistes hasta que terminó dentro de la rubia. Se retiró segundos después y permaneció inmóvil recuperando el aliento. Charlie se giró para poder acostarse boca arriba y le dedicó una sonrisa cansina al Demonio Radio, este seguía respirando agitadamente. Algo de su cabello estaba pegado a su frente debido al sudor que lo cubría por todo el cuerpo y Charlie le encantaba esa vista. El cuerpo de Alastor le gustaba mucho, estaba segura que él ni siquiera era consciente de lo atractivo que era… o quizá, él consideraba que las cicatrices que lo cubrían eran demasiado… Ella extendió sus brazos, invitándolo a que se recostara en su pecho y Alastor aceptó gustoso.

—Estuviste muy intenso, Al… —dijo la rubia acariciando el cabello del demonio.

—Estaba muy molesto contigo, Charlotte…

—¿Y esa rudeza fue tu castigo? Creo que me portaré mal más seguido… —Dijo con voz coqueta.

—Tienes gustos muy extraños, querida —Acusó —Y me está fascinando descubrirlos… —Charlie rio por lo dicho.

—¿Qué es lo que más te hizo molestar, Al?

—Verte con Vaggatha —respondió de inmediato —puedo tolerar tus actitudes infantiles, me son entretenidas, me molestó bastante que salieras corriendo de forma tan inmadura… Eres la dueña del hotel, por amor a tu padre… Pero definitivamente no te puedo ver en una situación tan íntima con la polilla… no sabiendo que ella está esperando cualquier oportunidad para recuperarte —dijo levantando la mirada para ver a los ojos a la rubia —Vaggatha aún no se ha resignado, Charlotte.

—¿Te pusiste celoso de Vaggie? —Preguntó un tanto emocionada la princesa infernal.

Alastor se recostó de nuevo en el pecho de la princesa infernal y no dijo nada. Charlie lo miró con ternura y continuó acariciando la cabellera del demonio carmesí, viendo como la esponjosa cola de venado respondía a su toque.

La princesa infernal trataba de enfocar la mirada en aquella extremidad, evitaba a toda costa ver con atención las cicatrices de Alastor, no porque le causara asco, nada más alejado de eso, de hecho, siempre que tenían sexo, ella se dedicaba a besar y acariciar cada cicatriz con la que se topaba, como si con sus besos pudiera borrar el dolor que debió sufrir Alastor al momento de obtenerlas. Después de eso evitaba verlas porque si las miraba, sentía la necesidad de preguntar por la historia de todas y cada una de ellas. Con el pasar del tiempo y casi involuntariamente había notado las diferentes tonalidades y texturas entre ellas, haciendo evidente que no se habían hecho todas en una sola ocasión sino que eran de diferentes tiempos y diferentes circunstancias. Llevó su vista a la espalda del demonio carmesí y notó una mancha (o lo que a simple vista parecía una mancha) en la parte alta de la misma, la observó con mayor atención y se percató que era una clase de marca.

—Alastor —Llamó la rubia.

—¿Si, Charlotte?

—¿Alguna vez te hiciste un tatuaje?

Alastor comprendió a lo que se refería y se movió del pecho de la rubia para recostarse a su lado.

—No, nunca me llamó la atención. Eso que está en mi espalda lo obtuve al llegar aquí, o eso creo… Sé que no lo tenía como humano porque es una marca que una madre en definitiva tuvo que haber notado en su hijo y evidentemente lo habría mencionado en algún momento, pero mi madre nunca me mencionó nada al respecto y yo nunca la vi…

—Es… extraña. Es como un símbolo.

—Es similar al símbolo alquímico de la sal de antimonio (🜭)… no estoy seguro… —dijo el demonio carmesí con expresión de estar intentando recordar algo, Charlie lo abrazó sacándolo de su pequeño trance.

—Hoy faltamos a nuestra convivencia con nuestros amigos.

—¿Te arrepientes, querida?

—Nop. —Dijo acomodándose en el regazo del demonio ciervo —A veces pienso que las horas del día no son suficientes para pasar tiempo contigo, Al.

—Son suficientes, querida. Pero, ciertamente lo serían más si alguien se concentrara en su trabajo, así podría terminar mucho antes —Respondió Alastor envolviendo con sus brazos a la rubia y recargando su barbilla en el hombro de la rubia.

—¿Alguna vez te imaginaste esto, Al? Estar así conmigo… Yo no,,, Había escuchado mucho sobre ti y si alguna vez imaginé conocerte, siempre supe que estaría aterrada… lo cual fue cierto… —dijo con una risa nerviosa —pero, al poco tiempo me di cuenta que eres un demonio bastante justo, Al… tus métodos son cuestionables pero, me he dado cuenta que no eres el demonio cruel que todos creímos.

—Creo que tus sentimientos hacia mí te están cegando, querida…

—No… no Al. Lo digo en serio…

—Yo también. —Respondió serio —Por cierto, Charlotte, aún tenemos un tema pendiente por hablar. El trato que firmó tu padre…

—Realmente no quiero hablar de eso, Al… mi papá…

—Charlotte, escúchame… —pidió el demonio carmesí restregando su mejilla con la mejilla de la chica, de manera cariñosa.

—Está bien… —respondió derrotada. Los cariños del demonio ciervo la derretían siempre.

—Sé que tu intención es lograr que todos los demonios candidatos a ser redimidos sean salvados y sé muy bien lo feliz que te hizo tener bajo tu protección a cientos de ellos durante el exterminio pasado pero, querida, estaría de acuerdo en tu descontento con la medida tomada por Dios si en estos momentos el hotel se encontrara igual de ocupado que ese día… Me parece que muchos pecadores solo se van a aprovechar de tu buena voluntad y solo una minoría se interesará en redimirse como lo deseas, querida.

—Pero Al, estamos al 50% de nuestra capacidad, muchos de los refugiados vinieron…

—Tres meses después, querida... —abrazó con más fuerza a la rubia, tratando de transmitirle un poco de seguridad —Debes entender, Charlotte, que por más que lo desees no podrás salvarlos a todos, mucho menos si ellos no desean ser salvados. Podríamos seguir recibiendo refugiados año tras año y recibir solo el 5 o 10% de ellos como huéspedes durante el siguiente pero, creo que sería perjudicial a la larga… Ambos sabemos que este proyecto es algo lento, redimir no es cuestión de que solo lo deseen… y evitar el exterminio solo logrará…

—Que la sobrepoblación en el infierno aumente aún más —dijo Charlie con tristeza.

—¿Lo comprendes ahora, querida?

—Sí, Al —dijo acurrucándose más en el regazo de su novio —creo que le debo una disculpa a mi papá —dijo con voz adormilada. —Al, ¿podemos quedarnos aquí el resto del día? Me gustaría dormir un poco y que cenemos tú y yo solos aquí.

—Me parece una maravillosa idea, Charlotte —dijo chasqueando los dedos apareciendo un manta con la que cubrió a ambos —Descansa, querida.

—Te quiero, Alastor… —dijo antes de caer dormida.

Alastor sonrió con ternura y besó la coronilla de rubia.

—También te quiero, Charlie.

.

.

.

Días después, Charlie limpiaba el lobby del hotel, ya había pasado la hora de la comida y Alastor estaba ocupado supervisando unas remodelaciones en los jardines del hotel. Llamaron a la puerta y, siendo ella la persona más cercana a esta, abrió.

—¡Hola! —Saludó alegremente —¡Bienvenido al Hazbin Ho… —pero se detuvo al ver a la persona tras la puerta.

—Buenas tardes, Charlotte —Saludó Seviathan con una sonrisa galante —¿Me permites pasar?

—No —dijo tajante, tratando de cerrarle la puerta en la cara pero Seviathan la detuvo colocando un pie y un brazo.

—En verdad me gustaría poder charlar un poco contigo, Charlotte —pidió con tensión en la voz por la fuerza que estaba ejerciendo para evitar que la puerta fuera cerrada.

—No tenemos nada que hablar tú y yo Seviathan ¡debió quedarte claro que no eres bienvenido aquí!

—¡Perdón, Charlie! —Soltó de pronto el Overlord.

—¿Qué?

—Quiero pedirte perdón, Charlotte. Por todo —dijo apenas logrando asomar su cabeza a través de la apertura de la puerta.

Charlie soltó la puerta y retrocedió un par de pasos, viendo con asombro e incredulidad al demonio de traje verde. Seviathan abrió por completo la puerta.

—Por favor, permíteme reivindicarme contigo, Charlotte —dijo llevando su mano derecha a la altura de su corazón e inclinándose ante la rubia —Sé que fui un patán contigo, en especial la última vez que nos vimos antes que decidieras romper el compromiso y estoy sinceramente arrepentido de mis acciones.

—No estabas arrepentido cuando nos vimos hace unos meses, de hecho, trataste de herirme evocando esos recuerdos. —Dijo Charlie cruzándose de brazos y elevando una ceja, escéptica ante lo que su ex novio le decía.

—Lo sé, lo sé, Charlotte y también te pido me perdones por ello —dijo irguiéndose de nuevo —Es por lo que ocurrió esa noche que hoy me encuentro aquí, Charlotte.

—No entiendo…

—Espero no lo tomes como un atrevimiento de mi parte pero, Charlotte yo —dijo acercándose a la rubia y tomando con gentileza una de sus manos, Charlie se tensó por el contacto —esa noche me di cuenta de lo bella y encantadora demonio que siempre has sido y de lo estúpido que fui por haberte apartado de mí —finalizó depositando un beso en la mano de la rubia. Charlie se sonrojó y apartó la mano bruscamente.

—N…no sé qué pretendas ahora, pero te advierto que no me engañarás…. No creo que te hayas arrepentido de todo lo que me hiciste de unos pocos meses para acá, quizá te lo habría creído esa noche que nos volvimos a ver luego de un siglo, habría considerado el tiempo, pero te comportaste igual. Vete, Seviathan… no eres bienvenido aquí.

—Charlotte…

—Vete

—¡Puedo serte de ayuda con tu proyecto!

—¡Ja! Sí, claro —respondió con sarcasmo —Detente ya, Seviathan…

—Charlotte, es en serio, puedo y quiero ayudarte con tu proyecto. Tengo la manera de hacerlo…

—Mi querida socia ya cuenta con mi apoyo —dijo Alastor materializándose de una sombra frente a Seviathan —y me parece que ya se le había informado que usted no es bienvenido aquí, caballero. —Dijo con una sonrisa dentada.

—Si me permites, Alastor, estoy conversando con la dueña del hotel…

—Y ella desde hace tiempo ha solicitado que se retire del aquí. Me parece poco civilizado de su parte que no atienda a su petición, joven Von Eldritch.

Seviathan soltó un suspiro y soltó una leve risa.

—Me parece que tiene razón, Alastor. Estoy siendo descortés con la petición de la dama —dijo dirigiendo su mirada hacia la princesa infernal —Aun así, espero que pronto puedas darme la oportunidad de poder conversar contigo, Charlotte… a solas —dijo dedicando una sonrisa osada al Demonio Radio.

Alastor lo miró con desagrado aunque manteniendo su sonrisa.

—Entonces, aclaradas las cosas, le suplico tenga la amabilidad de retirarse, caballero.

—Por supuesto, Demonio Radio —dijo con la misma sonrisa osada y mirada desafiante para después pasar de largo al demonio carmesí y volver a tomar la mano de la princesa infernal —Espero consideres mi propuesta, Charlotte y sobretodo, consideres tener una conversación conmigo —dijo depositando otro beso en la mano de la rubia. —Hasta luego —se despidió guiñando un ojo de manera galante.

Alastor apretó sus puños ante tal imagen, conteniendo el impulso de enviar a sus tentáculos. El demonio de traje verde de nueva cuenta pasó de largo al demonio carmesí y salió del hotel.

—Al… —llamó Charlie pero no pudo decir nada más pues Alastor chasqueó los dedos apareciendo ambos en la habitación del demonio carmesí.

El demonio ciervo no le dio tiempo de nada a la rubia pues se abalanzó sobre sus labios, besándola con desespero y algo de coraje, cuando se separaron, Alastor respiraba agitado y no soltaba de su agarre a la súcubo.

—No me quejo de estos arrebatos tuyos —dijo Charlie llevando su mano a la mejilla del Demonio Radio —pero es imposible que ignore que hay algo que te molesta.

—Von Eldritch… La manera en la que te ve, no me gusta —confesó.

Charlie sonrió enternecida y besó suavemente al demonio ciervo.

—Te mentiría si te digo que no aumenta mi ego el hecho que tú, Alastor, el demonio más egocéntrico y narcisista sienta celos por mí, pero también pienso que es mi deber decirte que no tienes nada de qué preocuparte. Solo me gustas tú y pienso que eso nunca va a cambiar —dijo abrazando con fuerza al varón.

Alastor correspondió al abrazo sin saber cómo sentirse al respecto: ¿él se sentía igual? Y de ser así, ¿qué tan bueno era? Por muy poderoso que era, él no dejaba de ser un simple pecador y Charlie la princesa infernal y, si había algo que sabía muy bien acerca de las monarquías era que el linaje debía continuar, cosa que definitivamente con él no podría lograr.

Charlie se separó de él y le sonrió alegremente, Alastor tomó las mejillas de la rubia y las pellizco con gentileza, haciendo que la chica riera de buena gana, entonces, gracias a un reflejo de luz pudo ver algo grabado en el centro de la pajarita de Charlie, un símbolo que memorizó para poder investigarlo después.