—Emilie… —dijo en voz baja Husk, tenía bastante tiempo que no pronunciaba ese nombre.
El demonio felino salió de su ensimismamiento y sacudió su cabeza en repetidas ocasiones para poder alejar esos dolorosos recuerdos.
Qué ridículo recordar eso… Se regañó mentalmente.
—Hey tú, "amigo" del hijo de puta de Alastor —llamó Husk a Umbra, la sombra del Demonio Radio dirigió su vista al demonio felino —Sí, te estoy hablando a ti… cosa… Necesito que busques a tu amo. Lo están buscando en el lobby, parece que es importante.
Umbra dirigió su mirada a la sombra de Charlie, parecía que estaban hablando de algún modo y cuando la sombra original de Alastor se alejó un poco, la sombra de Charlie se apresuró a detenerlo, finalmente ambas sombras se dirigieron al demonio felino, quien había visto con algo de asombro el comportamiento de ambas sombras.
—Así que, tú eres la sombra de la niña —dijo viendo con curiosidad a la sombra femenina, Umbra se interpuso de manera protectora entre ambos —Huh, por más que el bastardo diga que no eres una copia exacta de él te comportas exactamente como él, ¿también te enamoraste de la rubia? —Dijo con burla, Umbra le dedicó una mirada feroz —…sigo sin creerlo —dijo para sí mimo al notar la actitud de la sombra de Alastor. —Como sea, en el lobby se encuentra la hija del Overlord Stolas, ella quiere hablar con tu amo o con la rubia pero la rubia está ocupada con los talleres, ¿puedes darle ese mensaje a tu amo? —Umbra esbozó una sonrisa y, tomando de una extremidad a la sombra de Charlie, salió disparado en busca de su amo.
Husk miró el camino por donde se fueron las sombras y luego dirigió su vista hacia el jardín donde solo quedaban el cerdo mascota de Angel y los sirvientes de Charlie, los tres jugueteaban entre sí, Husk por un instante pudo ver en ellos a sus hijos cuando eran niños y de inmediato apartó la vista con molestia.
—No sé por qué sigo pensando en eso incluso ahora… —dijo para sí mientras ingresaba de nuevo al hotel para regresar al lobby.
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Pisos arriba, Alastor se encontraba revisando la integridad de los muebles, piso y tapiz del pasillo. Tal parecía que sus sombras consideraban que él estaba bastante ocupado con Charlie como para darse cuenta de su actitud holgazana de las últimas semanas. No eran demasiadas cosas, pero lo podría haber resuelto todo en el momento que se presentaba y no ahora que estaba revisando todo de forma minuciosa y no sabía si le alcanzaría el día para terminar con esa tarea autoimpuesta.
Chasqueó los dedos para restaurar un pedazo de tapiz que había sido arrancado cuando un par de sombras que se acercaron con prisa, se materializaron frente a él, eran su sombra y la sombra de Charlie.
—¿Qué sucede, mis amigos? —Preguntó al tiempo que chaqueaba los dedos para restaurar todo el pasillo, presentía que ya no podría continuar con su actividad pero odiaba dejar las cosas inconclusas casi tanto como detestaba abusar de su magia, justo como lo acababa de hacer.
Umbra se acercó a él y comenzó a susurrar en su oreja mientras la sombra de Charlie miraba nerviosa al Demonio Radio; este, al escuchar la inesperada visita de la hija de Stolas arqueó una ceja y al ver cómo la sombra de Charlie lo miraba sonrió divertido, acción que hizo que dicha sombra se encogiera un poco. Umbra al terminar de dar el mensaje de Husk se separó de su amo y Alastor se encaminó hacia la tímida sombra de Charlie.
—¿Qué sucede, querida? —Preguntó tratando de tocarla, pero no pudo, al parecer su sombra ya le había enseñado ese truco —Oh, parece que mi amigo no ha perdido el tiempo contigo, me parece bien, sin embargo, siento cierto recelo de tu parte hacía mí, querida… —Dijo Alastor colocando sus brazos tras su espalda e inclinando su cabeza de manera inocente.
Umbra de nueva cuenta de acercó a susurrar en la oreja de Alastor, este escuchó atentamente lo que su sombra comenzó a decir viendo directamente a la sombra de la rubia.
—Así que, mi energía te inquieta, querida. Debo decir que es halagador que mis poderes puedan ser percibidos por ti… te aseguro que soy inofensivo —dijo finalizando con una sonrisa dentada, la sombra de Charlie lo miró escéptica —No debes verme así, dulzura, después de todo yo te di la libertad que mereces y mi amigo —dijo viendo hacia Umbra —es tu amigo, ¿no? Él te ha estado enseñando todos sus trucos y, más importante que todo eso, eres una extensión de Charlotte… yo no podría dañar nada que sea de ella —dijo serio, sorprendiendo a ambas sombras por igual.
La sombra de Charlie se acercó de sorpresa al Demonio Radio y susurró en la oreja contraria a la que había estado susurrando Umbra. Alastor se tensó al poder sentir el cuerpo de la sombra de Charlie recargado en el suyo, su aliento en su oreja y esa voz que, aunque no era igual a la de su Charlie, en definitiva hacía que pensara en ella. Todo eso, en combinación con lo susurrado por la sombra femenina, hizo que el demonio ciervo se sonrojara de manera tenue y carraspeara al tiempo que la sombra femenina se apartaba de él sonriendo con sus ojos y Umbra se interponía entre ellos. Alastor apartó a Umbra sin mucha delicadeza y se dirigió a la sombra femenina.
—Te aseguro que tu ama no corre peligro alguno conmigo. Yo no busco lastimarla. —Dijo Alastor, inclinándose ante ella de forma caballerosa.
Ya no… Pensó, siendo sincero consigo mismo.
Ante eso, la sombra femenina revoloteo alegre alrededor del Demonio Radio, luego lo envolvió, dándole un ligero apretón, a manera de abrazo, antes de salir disparada por el pasillo con rumbo desconocido. Umbra la miró confundido y Alastor rio de buena gana.
—Me parece, mi amigo, que hemos dejado muy clara nuestra inexperiencia con las féminas —dijo con burla, Umbra siguió viéndolo confundido —Descuida, mi amigo, tú situación es más sencilla que la mía en un principio…
O justo ahora… Pensó con pesar.
—¡Pero, por ahora —dijo retomando su ánimo habitual —tenemos a una dama esperando ser atendida! —Dijo chasqueando los dedos despareciendo a él y su sombra del lugar.
Instantes después, Alastor apareció en el lobby a unos cuantos pasos del sillón donde estaba sentada Octavia.
—Bonjour! —Saludó Alastor. —Lamento la demora, señorita, pero debe comprender que no esperábamos su vista el día de hoy.
Octavia se encontraba dando un trago a su bebida y, por la impresión de la repentina aparición del Demonio Radio, escupió el último trago de refresco que le quedaba. El lobby había estado en completa tranquilidad y ella estaba tan concentrada escuchando su música que la aparición de Alastor la tomó desprevenida por completo.
Alastor vio con algo de asco el desastre hecho por la hija de Stolas y con un chasquido limpió el piso del lugar. Octavia limpió su rostro avergonzado, en definitiva no era la mejor presentación y deseaba que se la tragara la tierra.
—¿Se encuentra bien, señorita Octavia? —Preguntó Alastor, inclinándose un poco hacia el frente. Octavia se puso de pie y alzó la mirada, un leve rubor en la blanca-azulada piel de las mejillas de la joven se hizo presente y ofreció tímida su mano, a manera de saludo.
—Bu… buenas tardes Alastor —Alastor se irguió de nuevo y tomó la mano de la joven, aceptando con educación el saludo, la joven se ruborizó aún más por el tacto de la mano (aunque fuese guantada) del Demonio Radio con la suya, Alastor retiró su mano y la colocó tras su espalda junto con la otra.
—¿En qué puedo ayudarle, señorita Octavia? —Preguntó Alastor, comenzando a sentirse un poco incómodo por la inacción de la chica, no le gustaba que le hicieran perder el tiempo.
—Yo... eh... —habló nerviosa Octavia, viendo tímida al Demonio Radio quien parecía esperar impaciente lo que tuviera que decir —Yo quiero colaborar en el hotel. —Por fin dijo con algo de seguridad.
—¿Colaborar? —Cuestionó Alastor un tanto intrigado, elevando una de sus cejas.
—Sí… verás… yo desde el día que conocí el lugar he estado pensando en una manera de colaborar… me… me parece interesante esto que intenta hacer Charlotte… la redención —mintió, ella sabía perfectamente que estaba ahí solo para poder estar cerca de él.
—¿Y de qué manera planea colaborar una Goetia? —Cuestionó inclinándose hacia ella, invadiendo su espacio personal, como acostumbraba a hacer — Por lo que sé, ustedes no se interesan en las almas humanas en el infierno si no que, de hecho, les interesan las almas en la Tierra, ¿o estoy en un error, señorita Octavia?
Octavia miró con sorpresa a Alastor, no era común que un demonio humano supiera eso.
—Mi padre es un Overlord como tú —mintió. Alastor rio con gracia.
—Supongo que le es difícil creer que un simple pecador como yo conozca su verdadera posición en el infierno, señorita —dijo Alastor inclinando un poco su cabeza y con una sonrisa dentada. —No es difícil pensar que la jerarquía infernal se ha perdido u olvidadoluego de tantos y tantos siglos… después de todo, infierno y Tierra fueron creados casi al mismo tiempo y todos sabemos que en la Tierra los humanos siguen buscando respuestas de donde provenimos… —explicó con expresión maliciosa.
—¿Cómo lo sabes? —Preguntó seria Octavia. Comenzaba a comprender mejor el por qué Alastor era catalogado como un ser peligroso.
—Siempre fui un ávido lector. —Respondió con simpleza.
—Pero, esa información…
—Tal vez debería preguntar a su padre sobre el Rey Salomón, —interrumpió —estoy seguro que lo recordará. Ahora, volviendo a mi pregunta inicial, señorita Octavia, ¿de qué manera la hija del príncipe Stolas planea colaborar?
¿Rey Salomón? Por supuesto que le voy a preguntar. Pensó la demonio búho.
—Yo… ehh… bueno —comenzó a titubear, agachando la mirada y jugueteando con sus manos entrelazadas frente a ella. Alastor giró los ojos con fastidio. Esa niña solo lo estaba haciendo perder el tiempo.
—Señorita Octavia, no es mi intención ser descortés con usted sin embargo debe comprender que mantener funcionando un hotel requiere de nuestra entera atención. Mi socia en estos momentos se encuentra impartiendo los talleres de redención y su servidor debe estar atendiendo los por menores que se presenten durante su ausencia…
—Sí, sí, lo siento —se disculpó la chica, molesta con ella misma por estar actuando tan infantil frente a Alastor —Es por eso mismo que acabas de comentar que creí que sería bueno un taller extracurricular no solo para los clientes del hotel, sino también para los colaboradores del hotel.
—¿Taller extracurricular? — Cuestionó curioso Alastor.
—¡Sí! Quizá deba mostrarte —respondió comenzando a buscar en su mochila su cuaderno de bocetos pero estaba tan nerviosa que no la sostuvo bien y su contenido se vació entre ambos demonios —Oh, genial… —se regañó en voz alta al tiempo que se agachaba para recoger sus cosas.
Alastor pudo ver que, entre las curiosidades de la chica, se encontraban: un par de libros de arte, un cuaderno, algunas cajas (que imaginó serían para guardar lápices y bolígrafos) y algunas hojas sueltas con lo que parecían dibujos. Octavia ya había guardado un par de cosas cuando Alastor chasqueó los dedos y las cosas restantes volvieron al interior de la mochila, a excepción del cuaderno, el cual, el Demonio Radio comenzó a hojear con curiosidad.
—Gracias, Alastor —dijo Octavia buscando el cuaderno de nuevo en su mochila mientras se ponía de pie, extrañada de no poder dar con él si apenas un par de segundos lo había visto —yo… yo quería mostrarte algo pero… —dijo alzando la vista y encontrándose con que este estaba ojeando su cuaderno.
—¿Es usted la autora de esto? Es muy interesante, bastante bueno, he de decir… —Halagó sin despegar la vista de dicho cuaderno.
Octavia se ruborizó por el cumplido hecho por el Demonio Radio y, aprovechando que Alastor estaba viendo sus dibujos, comenzó a hablar al sentirse menos intimidada.
—Yo he pensado que debe ser bastante estresante todo esto de la redención, tanto para los clientes del hotel como para ustedes los colaboradores —Alastor asentía, invitándola a continuar mientras continuaba pasando las páginas del cuaderno —y pensé que sería bueno que pudieran distraerse con alguna actividad fuera de lo que hacen durante los talleres… el arte —comenzó a explicar —funciona como la manera en que todos podemos expresar ideas, emociones, y en general una visión del mundo, no importa si es a través de la música, un escrito, una escultura o, en mi caso, un dibujo y creo que sería bueno para ustedes poder expresar sus frustraciones a través de él… por eso me atrevo a proponerles que me permitan dar una clase extracurricular de dibujo y pintura, no me importa si solo hay un demonio en la clase, si puedo ayudar en algo, quiero hacerlo.
Alastor la escuchó interesado, sus palabras le recordaron un poco a Charlie, ya que ella decía que se expresaba mejor cantando y, si era sincero, le sorprendió la habilidad de la demonio frente a él con el lápiz y los colores. Continuó hojeando el cuaderno hasta que encontró un boceto que le llamó la atención: era él. Elevó una ceja, intrigado por ello. Pasó página y encontró más bocetos de él en diferentes poses.
—¿Qué te parecen? ¿Qué te parece lo que te propongo? —Preguntó Octavia acercándose para poder ver qué dibujos estaba viendo Alastor.
—Me parece que me debo sentir bastante halagado… —dijo con voz divertida a punto de cambiar página pero Octavia se lo impidió arrebatándole el cuaderno.
Había olvidado que en ese cuaderno tenía los múltiples bocetos que había hecho del Demonio Radio en solitario y los que hizo de ambos. Revisó la página en la que se quedó Alastor y agradeció a Lucifer que el demonio ciervo no hubiera llegado unas páginas más adelante.
—No se suponía que vieras eso —aclaró la demonio búho, agachando un poco la mirada, avergonzada.
Alastor sonrió arrogante, siempre había sido bueno para su ego ser el objeto de deseo de las féminas aunque no estuviera interesado y ahora le era hilarante ser la pareja de la princesa infernal y ser el numen de otro miembro de la realeza infernal.
—Como dije, señorita Octavia, me siento halagado. Agradezco ser el objeto de su inspiración y, retomando el asunto acerca de su participación en el hotel, considero que es una buena idea en verdad, sin embargo, debo consultarlo con Charlie, ya que ella es la dueña del hotel.
—Comprendo Alastor —enunció Octavia guardando su cuaderno en la mochila —y mi idea era poder hablar con ambos pero desconocía que a esta hora Charlotte está ocupada. Si no es molestia, me gustaría poder esperarla para poder exponerle mi idea.
—Oh, por supuesto que no hay problema, señorita. Estoy seguro que a Charlie le fascinará, ella también disfruta del arte —afirmó con una sonrisa.
—Entonces, en lo que Charlotte se desocupa… —la demonio búho se ruborizó levemente —¿podrías darme ese recorrido por el hotel que acordamos meses atrás?
Alastor no era ajeno al comportamiento de la joven frente a él, era bastante parecido al que tenía Charlie meses atrás. No le desagradaba, pero tampoco despertaba la satisfacción que sintió en su momento con la rubia. ¿Será algo problemático en un futuro? ¿Stolas estaba enterado de eso? Lo más sensato sería dejar claro que él no estaba, ni estará nunca interesado de ese modo en ella, pero no quería ser rudo con ella.
Pasar tanto tiempo con Charlie ya me está afectando. Pensó. Tiempo atrás se habría burlado cruelmente de ese enamoramiento/admiración de la demonio búho hacia él.
—Por supuesto, señorita. —Respondió invitándola a caminar en dirección al bar —Ya debe estar familiarizada con el lobby por lo que omitiré este espacio y le mostraré el piso inferior ya que en el segundo piso solo se encuentra la oficina de Charlie y los demás pisos son solo son las habitaciones y no hay nada interesante en ellos —explicaba mientras caminaba a lado de la chica.
Al llegar, Alastor comenzó a detallarle la distribución del lugar, el horario de funcionamiento, quienes atendían, el tipo de actividades que se podían llevar a cabo y demás. La chica lo escuchaba atenta, sentía que a pesar de todo, las cosas habían resultado bien.
Cuando Alastor terminó de mostrar el bar, la invitó a continuar el camino en dirección al comedor. Ambos demonios salieron. Desde la barra del bar Husk los había estado observando en silencio, aunque era claro que Alastor le estaba dando alguna clase de recorrido, la joven se notaba distraída… distraída observando de manera boba al hijo de puta de Alastor mientras este hablaba y hablaba con sus estúpidos ademanes teatrales.
¿Qué mierda le ven a tipos como él? Pensó con algo de molestia y ¿por qué no? envidia, pues desde que conocía a Alastor, este siempre había sido blanco de los oscuros deseos de múltiples demonios femeninos e incluso masculinos, podría jurar que la overlord Rosie en algún punto de su existencia estuvo interesada en él, lo mismo sospechaba de Niffty (aunque ambas siempre lo han negado), estaba Angel también quien en un principio coqueteaba con ambos (Alastor y él), pero dejó de hacerlo con el Demonio Radio y Husk podría apostar que eso se debía a que se había dado cuenta del interés de la rubia en él.
¿Cómo la princesita de la redención pudo poner sus ojos en alguien como él?
El tipo era raro como el carajo, egocéntrico, malicioso, presuntuoso, orgulloso, soberbio… ¿Por qué parecía que entre más hijos de puta fueran, mayor suerte tenían con las mujeres? Ahí estaba la hija de Stolas, viéndolo de la misma manera en que Charlie comenzó a verlo meses atrás y el maldito ciervo, estaba seguro, se regodeaba con ello. No solo se estaba tirando a la hija del rey del infierno sino que ahora, si él quisiera, podría hacer lo mismo con la hija de otro tipo importante.
¿Lo hará?
Lo dudaba. Y no lo dudaba porque creyera que Alastor fuera un tipo con una moral anticuada. Lo dudaba por el hecho de esa aversión a ser tocado y que de algún modo la princesa infernal había logrado sortear.
Él todavía no podía creer que el Demonio Radio estuviera enamorado de la rubia, por más que se comportara de esa forma extraña cuando Charlie estaba cerca, por más que él fuera testigo de la forma en que Alastor la miraba cuando ella no se daba cuenta y de cómo sus estúpidas orejas de ciervo reaccionaban al reconocer los pasos de la rubia, por más, incluso, de la reacción que tuvo cuando él le dijo que jamás creyó verlo así.
No. No era posible que el hijo de puta de Alastor estuviera realmente enamorado porque ¿Qué mierda podría saber él acerca del amor?
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En uno de los talleres de redención, minutos atrás.
Charlie, junto con Angel se encontraba observando cómo los participantes del taller hablaban entre ellos luego de que Charlie había logrado calmar el llanto de uno de ellos. Una sombra se deslizó dentro del salón, Charlie pensó que podría ser Umbra, aunque también se permitió ilusionarse un poco al pensar que podría tratarse de Alastor yendo a darle algún mensaje importante. No había manera que ella no se alegrara de verlo, no importaba que pasaran todas las noches juntos, no importaba que pasaran las tardes trabajando en su oficina o que estuvieran juntos en el bar, ella deseaba poder pasar cada segundo del día con él. A veces se preocupaba por eso, le daba miedo que Alastor se sintiera ahogado por ella porque ¿cómo había podido pasar de tener hafefobia a aceptar todas sus muestras de cariño físicas?
Solo podía darle una explicación: amor.
Pero, para su sorpresa, se trataba de su propia sombra. Eso la sorprendía porque, desde su creación, su sombra la pasaba con Umbra lo cual no la molestaba sino que, por el contrario, le daba ternura al ver cómo Umbra la cuidaba y protegía.
Esta se acercó a ella y sonrió con los ojos.
—Hola —saludó amable Charlie.
—¿Y tu noviecito? —Preguntó Angel a la sombra, esta revoloteó un poco en medio de ambos.
—Está con Alastor —interpretó Charlie. Angel la miró extrañado —Aprendí a interpretar un poco para poder comunicarme con Umbra, la sombra de Alastor… —explicó.
Su sombra se acercó a ella y comenzó a susurrarle algo, Charlie se sorprendió de poder, de alguna manera, escuchar la voz de su sombra. Era como escuchar su voz interna, sus pensamientos, pero tuvo que dejar su sorpresa de lado al escuchar lo que su sombra había ido a informarle: Octavia estaba en el hotel… y Alastor la estaba atendiendo.
Su expresión dulce y alegre cambió por una serie y, hasta cierto punto, tensa.
—¿Qué ocurre, nena? —Quiso saber Angel al ver el repentino cambio de ánimo de la rubia.
—Octavia está en el hotel…
—Uh… ¿y ella es importante porque… —Invitó a explicarse ya que él no tenía idea de quien era Octavia.
—Octavia es la hija de Stolas… uno de los Overlords más importantes del infierno y ambos estuvieron aquí el día que tú fuiste a buscar a Cherry. —explicó.
—Ok, es otra princesita como tú… o eso creo… —dudó —¿te cae mal o algo? —Cuestionó tratando de entender la preocupación o molestia de su amiga.
—¿Qué? No… no para nada… no negaré que Via es especial pero ¿qué adolescente no lo es, verdad? Además, la he visto muy poco. —Respondió, mostrando algo de ansiedad en sus ademanes.
—Entonces ¿por qué esa cara de mal cogida? Porque me consta que el venadito te cumple bastante bien… —Volvió a cuestionar, esta vez con un tono juguetón.
La sombra de Charlie revoloteó alegre, como queriendo confirmar lo dicho por Angel, pero Charlie no lo notó, estaba con una preocupación mucho más importante en su cabeza.
—Es que Alastor la está atendiendo y yo no estoy ahí… —dijo con molestia en su voz.
—Nena, el venadito la atenderá bien, el tipo es el último caballero del infierno. No te preocupes, dejará en alto el hotel…
—No es eso, Angel… Es… Es que… ¡Ahg!… —Se quejó frustrada —Creo que a Octavia le gusta Alastor… —Confesó.
Angel se reprimió de reír a carcajadas para no exponer a la princesa frente a sus clientes.
—Por favor, por tu padre… dime que no estás celosa y crees que esa otra princesa te puede robar a sonrisas… —dijo incrédulo. Angel esperó una respuesta por parte de la rubia, pero esta solo se limitó a cruzarse de brazos con la mirada clavada en el piso y su ceño fruncido —Oh por Lucifer… ¡estás celosa!… ¡realmente estás celosa! —dijo haciendo uso de todo su autocontrol para no gritar como quería.
—No es gracioso Angel… —regañó ofendida —tú no la viste… y no lo viste… él estaba… regodeándose —dijo mientras giraba los ojos y hacía una mueca de fastidio —por las atenciones de Octavia y ella no dejaba de mirarlo como… como…
—¿Cómo tú? —Charlie asintió —Bueno, amabas sabemos que el venadito es un tipo atractivo tanto por físico como por personalidad pero, nena, el tipo se mantuvo soltero toda su existencia hasta que apareciste tú…
—Eso es lo que me preocupa, Angel… ¿Qué tal si ahora ya le sea más fácil relacionarse con otras chicas? Y si… y si termina aburriéndose de mí y termina lo nuestro… —comenzó a confesar su temor con voz angustiada —Angel… tengo miedo… es que… yo… yo en verdad estoy enamorada de él… —terminó de decir abrazándose a sí misma con una expresión triste que fue reflejada por su sombra.
Angel, al ver esto, no pudo evitar sentir ternura por su amiga y empatizar con sus sentimientos, pues recordó las veces que se sintió igual cuando estaba en la etapa "linda" de su relación con Valentino.
—Hey, —Comenzó a hablar para tratar de calmarla, poniendo una de sus manos en el hombro de la princesa infernal —dudo que el venadito sea esa clase de hombre. Quiero decir, es un tipo anticuado, bastante correcto y él también está enamorado de ti. Se le nota por la manera que te ve. —Charlie lo miró mostrando algo de inseguridad en sus ojos —Créeme, he conocido toda clase de tipos indeseables y mentirosos, —confesó con una mueca de asco que luego cambió por una de comprensión para seguir animando a su amiga —el venadito no tienen ojos más que para ti. Eres su chica, quizá la chica por la que estuvo esperando toda su existencia… —terminó de decir en tono dulce, Charlie sonrió con ternura y lo abrazó —Oh mierda, qué cursi sonó eso pero, creo que es verdad. ¿Sabes qué? —dijo separando a la chica de su cuerpo y tomándola firmemente por los hombros —Ve por tu hombre y yo termino con esto aquí.
—Pero, Angel… —dudó.
—Les debo un favor a ambos por haberme dejado ir a buscar a Cherry y haberme dado protección. Anda, ve a proteger lo que es tuyo, Charls —Animó el demonio araña.
Charlie miró el reloj de pared y faltaban quince minutos para que terminara la sesión. Dentro de cinco minutos los pecadores dejarían de hablar entre ellos y, en el plan original, ellos les harían algunas preguntas para fomentar la empatía entre los participantes.
—Angel, ¿estás seguro que puedo dejarte solo con ellos? —Cuestionó viendo hacia los huéspedes y luego a su amigo.
—Oh vamos, he estado ayudándote con los talleres durante meses, algo debí aprender de ti en tu papel de maestra y… si se ponen difíciles solo los amenazaré con no dejarles entrar en el bar, créeme, eso los mantendrá a raya, nena. —Culminó guiñándole un ojo.
—Bueno… —continuaba dudando —de cualquier modo, si encuentro una de las sombras sirvientes de Alastor te la enviaré como apoyo…
—Aws, te preocupas por mí… —dijo ladeando su cabeza y entrelazando sus manos inferiores, en expresión de ternura —Está bien, nena… ¡Pero corre y deja claro que ese venadito ya está cazado! —dijo simulando disparar con una de sus manos.
—Eso haré. —Aseguró Charlie con una expresión de seguridad y salió a prisa del salón acompañada de su sombra.
Salió del pasillo de los salones y dirigió su vista al lobby. No estaban ahí. Su sombra revoloteó frente a ella.
—¿Quieres ayudar? Bien, busca a Alastor y dile que lo necesito, que es urgente. —Su sombra asintió y salió a prisa del lugar en busca de Alastor o, en su defecto, Umbra.
¿Habrán subido a la oficina? Pensó.
Esperaba que no. No le agradaba la idea de Alastor a solas con Octavia en un espacio cerrado. Sabía que estaba sobre reaccionando pero no podía dejar de sentirse incómoda con la idea de otra chica interesada en Alastor.
Las huéspedes del hotel ya habían dejado de hacerlo al notar que había algo entre ellos pero Octavia no lo sabía y por alguna razón estaba segura que Alastor no se lo diría. Estaba por subir las escaleras para ir al segundo piso cuando llamaron a la puerta del hotel. Su deber con el hotel y su angustia por no saber dónde se encontraban Alastor y Octavia tuvieron una leve pelea en su interior resultando como ganador su deber para con el hotel, por lo que decidió ir a abrir la puerta, a medio camino salió Husk del bar, era probable que él también había escuchado los golpes, Charlie le hizo la seña que ella iría a abrir y el demonio felino se regresó al interior del bar. La rubia abrió la puerta y se encontró con la desagradable sorpresa de ver a su ex novio tras ella.
—Seviathan.
—Charlotte.
Saludaron de manera monótona.
—Creí que en tu segunda visita te había quedado claro que no eres bienvenido en mi hotel. —Puntualizó mientras se cruzaba de brazos y se recargaba en el marco de la puerta, evitando que el demonio glauco pudiese pasar o ver el interior del hotel.
—Y yo creí que lo pensarías y llamarías para que pudiésemos hablar como los demonios con clase que somos, meine prinzessin. —Respondió galante.
—No tengo nada de qué hablar contigo, Seviathan.
—Pero yo sí, Charlotte y demando que me escuches.
—Te escuché durante diez años y las cosas no resultaron en absoluto bien para mí, así que la respuesta sigue siendo un rotundo no, Seviathan. No quiero hablar contigo, no quiero escucharte y ni siquiera quiero saber de ti.
—Vamos, Charlotte, ¿acaso tu negativa a escucharme no va en contra de la ideología que intentas probar con este hotel? ¿no fuiste tú quien cantó para todo el infierno que un demonio puede cambiar?
—Las almas humanas son las que pueden cambiar. —Aclaró.
—¿Y los corazones de los demonios no? —Charlie lo miró con algo de sorpresa por la última pregunta —Manzanita, tú eres la perfecta princesa infernal… He estado pensando mucho en ti y caí en cuenta que nunca me puse a pensar en algo tan obvio y lógico que explica el por qué deseas tanto salvar a las almas de los pecadores: eres la hija de un ángel caído, eso es lo que todos advertimos pero hemos cometido el error de olvidar que también eres la hija de Lilith, la primer esposa de Adán, es decir…
—Una humana… —dijeron al unísono.
—No me parece justo que toda tu atención se vaya solo a las almas humanas y dejes de lado a tu otra naturaleza… Soy un demonio como tú, descendiente de un ángel caído, exactamente como tú, —Recalcó —cometí errores, los acepto y quiero hacer algo para compensarlo, por favor, Charlotte, concédeme unos minutos de tu valioso tiempo. No me hagas suplicarte… —Pidió con vehemencia.
Charlie lo miró tratando de encontrar algún rastro de falsedad en su rostro que delatase la alevosía de sus intenciones, pero no encontró nada de eso, solo unos ojos verde-amarillos que la observaban expectantes y una sonrisa nerviosa que poco común era en aquel demonio.
—De acuerdo. —Aceptó, esperando que con esa charla por fin Seviathan dejara de molestarla y esta vez para siempre —Tienes cinco minutos. —Determinó, mientras empujaba la puerta con uno de sus brazos para poder abrirla por completo y se encaminarse al interior.
—Veinte. —Negoció caminando, apresurado, a unos cuantos pasos tras ella.
—Cinco, Seviathan. —Recalcó autoritaria, sin voltear a verlo.
—Diez, —pidió el demonio verduzco, tomando con firmeza una de las muñecas de la rubia, acción por la cual la princesa giró su tronco para verlo con algo de molestia por haberla tocado —por favor, Charlie. —pidió con ímpetu de nuevo.
—Está bien, Von Eldritch. —Respondió con expresión de fastidio, mientras se soltaba de un tirón del agarre de su ex novio —Y te agradeceré que no me vuelvas a tocas, Seviathan —aclaró seria mientras se giraba por completo para después señalar uno de los sillones del lobby, invitándolo a tomar asiento.
Seviathan dirigió su vista al lugar señalado e hizo un gesto de disgusto.
—Charlotte, no creo que sea un lugar adecuado para nuestra conversación.
—Me parece el lugar perfecto —señaló cruzándose de brazos —está cerca de la salida, te evito la fatiga —puntualizó con una sonrisa maliciosa —a fin de cuentas, será una conversación corta, Sevi.
Seviathan sintió como algo dentro de él se removió por la sonrisa y actitud de su ex novia, definitivamente su carácter afable y hasta cierto punto infantil había madurado para llegar a ser uno determinado… y eso le parecía tan sexy…
—Charlotte, Manzanita…
—Abstente de llamarme de esa manera, Seviathan. —Interrumpió —Solo un hombre tiene el derecho de llamarme así y ese es mi padre. Es claro que fue un error habértelo permitido hace tiempo.
—Como quieras, mi princesa —obedeció, inclinándose ante ella —y, continuando, si bien será una conversación corta debes saber que tocaremos asuntos personales y no quisiera que fuésemos víctimas de cotilleos es un futuro cercano.
—Los huéspedes están es sus talleres y los demás colaboradores están ocupados en sus puestos. No tienes nada de qué preocuparte, Seviathan.
—Insisto, Charlotte. Ambos sabemos que las paredes oyen… —aseveró.
Charlie miró el reloj del lobby, faltaban 8 minutos para que los talleres terminaran y los huéspedes podrían andar por todo el hotel y, quizá, Seviathan tenía razón respecto a los cotilleos que se pudiesen generar y ella no estaba dispuesta a seguir "atada" al demonio frente a ella de ningún modo.
—De acuerdo… hablemos en la mi oficina —aceptó con cierto fastidio. —Sígueme —le ordenó mientras le daba la espalda y comenzaba a caminar en dirección a su oficina.
—Por supuesto, mi princesa.
Charlie caminaba veloz, pero firme. Quería terminar cuanto antes cualquier asunto pendiente o que Seviathan considerara pendiente con él. Mientras tanto, el demonio glauco se mantenía unos pasos atrás de la princesa infernal siguiendo su ritmo sin poder dejar de admirar la agraciada figura de la rubia.
No recordaba que el cuerpo de Charlie fuera tan apetecible, es decir, siempre fue bonita pero ahora le parecía irresistible. Incluso ese aburrido traje sastre que usaba para trabajar le lucía increíble, más por ese pantalón que se ceñía por completo a su cuerpo y resaltaba la curvatura de su cadera y trasero.
No, definitivamente el cuerpo de Charlie había cambiado y él, como demonio que gustaba en demasía de los placeres del sexo, sabía que esos cambios en un cuerpo femenino se debían a la constate practica del sexo, pero no como el que seguro la chica había estado teniendo con su noviecita polilla, sino con un varón. Frunció el ceño al darse cuenta que alguien le había robado lo que por derecho le correspondía y apretó los dientes al ser consciente que quizá la rubia tuviera actualmente una pareja sexual activa.
¿A qué sucio pecador le había dado ese privilegio? ¿Por qué no se había dado cuenta antes de ese detalle? ¿O es que era reciente?
Trató de rememorar los últimos encuentros con la chica. El día que se volvieron a ver lucía exactamente como la recordaba de hace cien años, por supuesto ese vestido que le había mostrado a su hermana para dejarle en claro que ella era la más hermosa entre las dos le había lucido espectacular, pero no estaba tan curvilínea como ahora. Ahí todavía no se involucraba con un varón.
Recordó la última visita que hizo al hotel, casi un mes atrás y cayó en cuenta que en ese momento ya había cierto cambio en la anatomía de la rubia.
Salió de sus cavilaciones sobre la ya evidente iniciada vida sexual de su ex novia cuando esta detuvo su andar y abrió una puerta, invitándolo a pasar primero, como buena anfitriona. La oficina le resultó sencilla, pero funcional. Era amplia con toques elegantes y, por supuesto, no podía faltar el retrato de la familia Magne tras el escritorio.
—Toma asiento, Seviathan y terminemos con esto de una buena vez —invitó mientras se dirigía a tomar asiento en su respectiva silla.
Cuando ambos ocuparon sus lugares el demonio varón comenzó a hablar.
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Mientras tanto, Alastor estaba mostrando los jardines del hotel a Octavia, ella estaba maravillada por la belleza de estos y se sentía en un sueño al estar paseando por ellos con el demonio que le gustaba tanto.
El Demonio Radio, por su parte, se sentía un tanto incómodo pues cada cierto tiempo miraba con disimulo a la demonio búho y, sin variar una sola vez, esta lo estaba mirando con una extraña sonrisa y un notable rubor en sus mejillas. Sacó su reloj de bolsillo y faltaban un par de minutos para que los talleres terminaran.
—¿Sucede algo, Alastor?
—Ya es hora de que terminen los talleres —respondió guardando su reloj —creo que sería bueno interceptar a Charlie a la salida de los salones, mi querida socia suele salir con prisa para hacer otras actividades por lo que sugiero vayamos al interior del hotel, señorita.
—Oh, está bien. Merci beaucoup pour la visite de l'hôtel, Alastor.
—No fue nada, señorita Octavia —Respondió comenzando a caminar hacia el interior del hotel, ella se desilusionó un poco, pues esperaba volver sentir esa conexión que sintió en su primera visita al hotel cuando ambos conversaron en francés… el idioma del amor…
Quizá sí vine en mal momento… Pensó con tristeza mientras lo seguía un par de pasos atrás de él.
Cuando llegaron a los salones, varios huéspedes ya se encontraban por el pasillo, la mayoría saludaba con respeto al Demonio Radio y, entre la multitud Alastor distinguió a Angel Dust saliendo de uno de los salones con su Hellphone en mano, se encaminó hasta él y saludó, Angel despegó la vista de su Hellphone.
—Hey, sonrisas~ —saludó coqueto.
—¿Charlie sigue adentro?
—¿Huh? Charls salió antes porque necesitaba hablar contigo —respondió extrañado Angel, al parecer su amiga no había tenido suerte, dirigió la mirada a la parte detrás de Alastor y notó a una joven cuyo aspecto le recordaba a la albina de Vaggie. Estaba seguro que no era una huésped y, por la forma en que miraba cada tanto al novio de su amiga dedujo que ella era la otra princesita.
—Entonces… iré a buscarla a su oficina, quizá pensó que yo me encontraba ahí. Gracias, mi estimado Angel.
—¿Qué se traen ustedes dos, eh venadito? —Octavia rio levemente por el apodo dicho por ese excéntrico demonio a Alastor.
Alastor gruñó un poco al escuchar ese apodo dicho por Angel, no lo regañó por respeto a su visitante, pero en un futuro cercano le haría saber claramente que la única que le podía llamar así (y de preferencia a solas) era Charlie.
—Si te refieres a mí y a Charlotte, desconozco por qué me está buscando pero yo la busco porque esta adorable señorita vino a buscarla pero, como bien sabes, Charlie estaba ocupada con el taller. —aclaró, señalando educadamente a la joven tras él.
—Oh, entiendo —respondió Angel con una voz y expresión de malicia que no pasó desapercibida por el Demonio Radio.
—Te veo después, Angel —se despidió Alastor caminando esta vez, con rumbo a la oficina de Charlie.
Octavia lo siguió y se despidió de Angel con tímido ademan de su mano, este se despidió con el mismo ademán sin cambiar su expresión de malicia.
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En la oficina, Charlie y Seviathan continuaban conversando, o bueno, él seguía hablando. La súcubo se encontraba incómoda y aburrida, pues Seviathan se la había pasado enlistando cada error que él había cometido. No tenía necesidad de hacerlo, ella los recordaba bastante bien…
—…sé que tienes una muy mala impresión de mi Charlotte y sé que es algo que gané a pulso por mis desatinadas acciones pasad…
—Seviathan —interrumpió su monólogo.
—¿Sí, Charlotte?
—Si pasé casi un siglo sin una relación es porque tenía muy presentes todas las canalladas que me hiciste —expresó con expresión aburrida —si eso era todo lo que querías decir, supongo que ya hemos terminado con esto —sentenció comenzando a ponerse de pie.
—No, Charlotte, espera —la rubia rodó los ojos —es complicado para mí admitir que me encuentro un tanto ansioso que no me di cuenta que estaba dando demasiadas vueltas al asunto…
—¿Y el asunto es…? —Cuestionó cruzándose de brazos y elevando una de sus cejas mientras tomaba asiento de nueva cuenta y se recargaba en el respaldo de su silla.
—El asunto es que no estoy arrepentido de lo que te hice en el pasado por buen samaritano… lo estoy porque desde que te volví a ver no dejo de pensar en ti, Charlotte.
Charlie siguió con su expresión aburrida y escéptica. No creía nada de lo que decía el demonio frente a ella.
—Hablé con tus padres —informó.
—¿Qué?
—Me gustas, Charlotte… en verdad. —Confesó ofreciendo su mano por encima del escritorio. Charlie lo miró incrédula. —No es un misterio que mi aparición en tu vida después de casi un siglo no fue con la mejor de las intenciones pero fue precisamente por esa entereza tuya para defenderte de mis ataques y los de Hellsa que se despertó algo que creía inexistente en mí.
—¿Y para qué fuiste a hablar con mis padres?
—Soy uno de los caballeros del infierno, Charlotte, no esperarás que te pretenda como a una demonio cualquiera. Hablé con tus padres sobre mis aspiraciones contigo.
—¿Aspiraciones? —Cuestionó, dando su mano por educación.
—Volverte mi esposa, claro está —aclaró para después ponerse de pie y besar galante la mano de la rubia.
—¡¿Qué?! —Charlie se sonrojó e intentó retirar su mano, pero el firme agarre de Seviathan se lo impidió.
—Oh no, meine Prinzessin, ya te dejé ir una vez, no planeo que la historia se repita. —Declaró seductor y guiñándole un ojo.
—Seviathan… —apenas pudo pronunciar la rubia cuando la puerta fue abierta de pronto, dando paso un par de demonios:
Alastor, quien cuidando su etiqueta y educación, sostuvo la puerta para que su acompañante pudiera pasar y Octavia, quien, apenas notó la situación desvió la mirada apenada y comenzó a disculparse por la interrupción.
—Lamento la intromisión…
Alastor por fin dirigió la mirada hacia el escritorio y se topó con la desagradable y nada placentera imagen de su Charlie tomada de la mano con Von Eldritch y además sus adoradas mejillas encendidas por, obviamente, un demonio que no era él.
—Al… Alastor… —pronunció su nombre nerviosa mientras soltaba la mano de Seviathan, el demonio de los ojos verde-amarillos notó la evidente tensión creada desde la aparición del Demonio Radio en la oficina.
—¿Interrumpimos algo, Charlotte? —Cuestionó Alastor con la expresión y voz más serena que pudo.
—¡No!
—Sí.
Dijeron al tiempo Charlie y Seviathan respectivamente.
—Oh, en ese caso, creo que volveré otro día —dijo Octavia, sintiendo también la tensión en el ambiente.
—No, no Octavia —decía Charlie nerviosa paseando sus ojos entre la demonio búho y Alastor, quien no había despegado su vista de ella en ningún momento —Seviathan y yo ya hemos terminado. —Recalcó lo último sonriendo nerviosa hacia Alastor, esperando que él comprendiera —por favor, toma asiento —señaló la silla a lado de Seviathan —sé que llevas algo de tiempo esperando para poder hablar contigo.
—Oh, está bien. —Dijo Octavia dando un paso rumbo al escritorio —Gracias, Char…
—De hecho —interrumpió Seviathan, haciendo que la demonio búho detuviera su andar —aún hay cosas que necesito discutir contigo, Charlotte —culminó viendo de soslayo hacia Alastor para luego tomar asiento de nueva cuenta y sonriendo arrogante hacia Charlie.
—Me parece que la conversación entre tú y yo ya terminó Seviathan y te pido que respetes el tiempo de Octavia ya que ella lleva más tiempo esperando para poder hablar conmigo.
Octavia sentía que en definitiva no era un buen momento, acomodó nerviosa un mechón de su cabello tras su oreja y se giró hacia la salida, dispuesta a salir del lugar, pero Alastor se lo impidió.
—Vous partez, mademoiselle? —Cuestionó Alastor poniendo sus manos sobre los hombros de la chica y sonriendo amable. Octavia se sonrojó y Charlie pasó de estar nerviosa a molesta por ver de nueva cuenta ese trato de Alastor hacia la hija de Stolas.
—Je pense que ce n'est pas le bon moment. Elle a l'air occupée —Respondió apenada, viendo en dirección a Charlie, Alastor miró hacia ella también y mostró su sonrisa dentada antes de volver su vista hacia Octavia.
—Ne t'inquiète pas, chérie. elle va s'occuper de toi. —Tranquilizó Alastor al tiempo que llevaba una de sus manos a la cintura de la chica y con la otra una de sus manos, comenzando a guiarla hacia el escritorio.
Charlie dejó caer su mandíbula, incrédula de lo que estaba viendo. No solo estaban hablando en ese idioma extraño que Alastor sabía perfectamente que ella no entendía, sino que tenía que ver cómo la enamoraba justo ante sus ojos.
—Je peux attendre que tu exposes ton affaire, Octavia. —habló Seviathan en fluido francés, llamando la atención de los otros tres demonios —Bien sûr, si ça ne te dérange pas que j'écoute. —Terminó de decir con una sonrisa dentada, sin despegar su vista de Charlie. No se estaba perdiendo ni una sola de las reacciones de la rubia y no le estaba gustando en absoluto la conclusión a la que estaba llegando.
Charlie miró con sorpresa a su ex novio. No podía creer que ahora ella estaba, por completo, fuera de esa conversación.
—Je n'ai aucun problème, Sevi. —Respondió Octavia al tiempo que Alastor, cual caballero que era, le ayudaba a tomar asiento —Bien que vous pourriez trouver ennuyeux.
—Je déciderai si c'est ennuyeux ou pas, Via. —Replicó el demonio glauco, dirigiendo su vista hacia la demonio sentada a su lado.
—¿Podríamos volver esta conversación al español, por favor? —Pidió Charlie, fastidiada de no poder entender ni una mierda lo que decían.
Alastor soltó una leve risa, Octavia y Seviathan se disculparon.
—Bien… —habló de nueva cuenta Charlie y tomando asiento —¿De qué deseas hablar conmigo, Octavia?
—Oh, la señorita Octavia ha venido con una propuesta maravillosa, Charlotte —respondió Alastor con una amplia sonrisa, manteniéndose de pie tras la mencionada y colocando una de sus manos sobre un hombro de la demonio búho. Octavia se ruborizó más y sonrió apenada, Charlie miró con reproche al Demonio Radio y este solo se limitó a sonreír de manera inocente.
Seviathan, desde su asiento, captaba cada acción y reacción de los demonios presentes.
—Cuéntame, Octavia —enfatizó —¿de qué trata tu propuesta? —cuestionó tratando de sonar lo más amable posible.
—Bueno, le comenté a Alastor que desde la primer visita que hice al hotel sentí la necesidad de ayudar con algo y, como no me gusta usar los recursos de mi padre, busqué algo que pudiera ofrecer yo —decía mientras comenzaba a buscar su cuaderno de bocetos y al encontrarlo, se lo entregó a la súcubo, Charlie lo tomó con extrañeza y lo abrió, encontrándose con unos bellos dibujos…
—Wow… Octavia… —dijo con genuina sorpresa, pasando páginas.
—Pensé que debe ser agotador y estresante para todos, huéspedes y colaboradores por igual, este camino hacia la redención. El arte es una manera de expresar sentimientos y emociones por lo que me gustaría colaborar en el hotel con un taller extracurricular de dibujo y pintura, a manera de distracción, para bajar el estrés, abierto para huéspedes y colaboradores. —Explicó su propuesta.
—Vaya Octavia, es una idea maravillosa —respondió sincera Charlie, sin dejar de hojear el cuaderno de la chica, hasta que llegó a los dibujos de su novio. Levantó rápido la mirada en dirección a Alastor y este sonrió arrogante. Octavia lo vio y comprendió que había llegado a los dibujos del Demonio Radio.
—¿Impresionante, verdad Charlotte? —Dijo Alastor.
Charlie cerró el cuaderno y se lo entregó a Octavia, mirando fijamente al Demonio Radio, tragándose las ganas de abofetearlo hasta que su rostro doliera de tal manera que le fuese imposible dibujar su estúpida sonrisa.
—Es… una gran idea, Via —habló, volviendo su vista a la chica, tratando de calmarse —pero me temo que no tenemos los recursos para poder financiarte un taller digno —concluyó, decía la verdad y aunque podía buscar la manera de conseguir esos recursos, de manera egoísta quería mantener a Octavia alejada de Alastor ahora que sabía que, en efecto, la hija de Stolas estaba enamorada de él.
—Yo puedo patrocinarla —habló Seviathan —puedo darte eso y todo lo que necesites, meine schöne Prinzessin.
—Seviathan, no…
—El Hazbin Hotel no necesita de su patrocinio, joven Von Eldritch —intervino Alastor —y, si Charlotte lo desea, yo puedo encontrar la manera de dar esos recursos que necesita el taller de la señorita Octavia.
Charlie y Alastor se vieron retándose con la mirada, ambos sabían el juego que estaban jugando y parecía que ninguno iba a ceder.
—¿Sabes, Sevi? —dijo Charlie cambiando su semblante a uno malicioso, despegando su vista del demonio carmesí para ver de manera coqueta al demonio glauco —Creo que no puedo dejar a mis huéspedes y colaboradores sin tan maravillosa idea y, ya que te ofreciste tan amable a otorgarle a Octavia los recursos, supongo que no puedo negarme. —Terminó de decir viendo con intensidad al joven Von Eldritch, cosa que molestó de sobremanera a Alastor quien se limitó a apretar su puño libre, lastimando su palma con sus garras, y tensando su mandíbula.
—Puedes pedirme lo que sea, Charlotte —respondió galante —de verdad, lo que sea y te lo daré, preciosa.
Charlie se ruborizó. Le era imposible ignorar el hecho que Seviathan seguía siendo tan atractivo como hace un siglo.
—Entonces… —llamó la atención Alastor caminando hacia el demonio de traje verde, colocando su mano lastimada tras su espalda y la otra en el hombro del otro —Ya que mi socia aceptó su desinteresado apoyo, usted y yo debemos hablar, joven Von Eldritch ya que tu servidor se encarga de los contratos y las finanzas del hotel.
—No hace falta, Alastor. —Rechazó —Seviathan es de confianza, yo me encargaré de hacer todo el papeleo correspondiente con él y con Octavia, por supuesto —culminó mirando de forma breve a la demonio búho y sonriéndole al demonio glauco.
—Insisto… —dijo Alastor apartando su mano del hombro de Seviathan, controlando su deseo de querer lastimarlo.
—Me parece, Demonio Radio, que ahora eres tú quien está yendo contra los deseos de Charlotte —habló arrogante, sin dejar de sonreírle a la princesa infernal.
Octavia, no terminaba de entender lo que estaba sucediendo entre ellos tres, pero eso no importaba, por el momento, ya que había logrado su objetivo del día: ingresar a las filas del Hazbin Hotel.
—Como participante y beneficiaria —habló Octavia —me gustaría que Alastor revise el contrato cuando lo tengas listo, Charlotte.
—Uh… claro… —respondió Charlie.
—Agradezco su confianza, señorita Octavia.
—Yo solo sé que no hay demonio más capacitado para revisar contratos que tú, Alastor. —Le respondió con un ligero rubor.
—Huh… no te confíes tanto, Via. Alastor solo ve por sus intereses —advirtió Seviathan.
—Alastor es socio del hotel, por tanto mi interés es su interés, tal vez de quien debemos cuidarnos es de ti, Sevi.
—Te aseguro que mi interés nada tiene que ver con lo económico…
—Lo mismo podría decirte.
Los cuatro demonios quedaron en un incómodo silencio durante unos segundos, Alastor y Charlie retándose con la mirada, Octavia mirando de vez en vez al demonio carmesí y Seviathan observando las expresiones de Charlie.
El silencio fue interrumpido por unos golpes en la puerta de la oficina seguida de una voz un tanto infantil.
—Señor Alastor, señorita Charlie, ¿se encuentran aquí?
—Así es, Niffty, ¿qué sucede? —Respondió Alastor, sin dejar de ver a la rubia.
—Solo venía a avisar que la comida está lista.
—Espera un momento, Niffty —Esta vez habló Charlie.
—Seviathan, ¿nos acompañas a comer?
—Nous honorez-vous de votre présence dans la salle à manger, Mlle Octavia?
Invitaron.
—Me encantaría, sin embargo me temo que debo declinar ya que se supone debo regresar a comer con mi familia pero, si me permites —dijo Seviathan ofreciendo su mano la cual Charlie tomó de inmediato, esperando que Alastor la viera —puedo compensarlo invitándote a comer o cenar si así lo prefieres, preciosa —terminó de decir para besar la mano de la chica.
—Cuando vengas redactar los términos del contrato, podemos ponernos de acuerdo para esa cena, Seviathan y… tal vez durante esa cena podamos terminar la conversación que tenemos pendiente…
—Me parece perfecto, Charlotte.
Al mismo tiempo, Alastor conversaba con Octavia.
—J'adorerais Alastor, mais je pense que je suis déjà parti plus longtemps que prévu de chez moi. Mais, est-ce qu'il reste l'invitation pour une autre occasion, peut-être? —Respondió tímida.
—Bien sûr, jeune fille. —respondió con una sonrisa encantadora.
—¿Señor Alastor, señorita Charlie? —Llamó de nuevo Niffty, quien había quedado a la espera afuera de la oficina.
—Discúlpanos querida Niffty, creíamos que íbamos a tener compañía, pero tal parece que hoy no ha sido nuestro día de suerte —Habló Alastor, sonriéndole a Octavia.
—Muy bien, entonces iré a poner el comedor —y se fue.
Minutos después, el cuarteto de demonios bajó de la oficina, regalando una escena bizarra, en el sentido anglosajón de la palabra, a los colaboradores del hotel pues Charlie iba del brazo del demonio de traje verde mientras que Alastor llevaba del suyo a la hija Stolas.
—Qué carajo… —habló Angel.
Las cabeceras del Hazbin Hotel despidieron a los visitantes y apenas cerraron la puerta principal, Charlie y Alastor se miraron con enojo.
—Parece que tenemos mucho de qué hablar, cariño… —dijo Alastor.
—¿Eso crees? —Respondió sarcástica, antes de comenzar a caminar rumbo al comedor, pero Alastor la detuvo tomándola de la muñeca y atrayéndola hacia su cuerpo, quedando frente a frente.
—No juegues conmigo, Charlotte. Sabes que no existe demonio en el infierno que pueda ganarme en ello.
—Soy una Magne y tú un simple pecador, cariño. Tus amenazas me tienen sin cuidado, siervo.
Alastor esbozó una sonrisa burlona.
—¿Es así, Charlotte? Bien. Me vas conocer, Charlotte Magne… —dijo soltándola de su agarre para pasar de largo de ella y dirigirse al comedor.
Charlie no se volteó enseguida, pues su rostro ardía ya que en la vida había visto un rostro tan sexy como el de Alastor conteniendo su furia y a la vez quería sacarle los ojos por estar aceptando los coqueteos de Octavia y entablar conversaciones en otro idioma deliberadamente.
Maldita sea, me he vuelto loca… Pensó.
Alastor por su parte, no estaba en mejores condiciones ya que en su mente solo veía imágenes de las distintas formas violentas en que podía asesinar al joven Von Eldritch y la manera en que podría castigar a Charlotte por irrespetarlo.
Ambos llegaron al comedor y todos sin excepción guardaron silencio. La tensión se sentía en el ambiente y temían que cualquiera de los dos explotara si decían algo desatinado. Incluso el imprudente de Angel solo se dedicó a comer sin siquiera sentir curiosidad de saber qué demonios había pasado.
Al terminar de comer, Alastor chasqueó los dedos sin despedirse de nadie y Charlie bufó sonoramente pero nadie tuvo valor de preguntar algo.
—Gracias por la comida, Niffty. Iré a dormir un rato, que nadie me moleste.
Todos asintieron en silencio y la rubia subió a prisa las escaleras. Al llegar al pasillo de su cuarto, se detuvo entre su puerta y la puerta de Alastor, su sombra apareció frente a ella
—¿Dónde estabas? No sabes los problemas que tuve porque no encontraste a Alastor a tiempo —regañó, su sombra se entristeció y le susurró algo. —Aun así… —dijo viendo hacia la puerta del demonio ciervo —Dime si él está ahí —le ordenó señalando la puerta de Alastor, su sombra obedeció y entró deslizándose por debajo de la puerta, luego salió y le informó que no se encontraba ahí.
Seguramente se fue a su casa en Villa Caníbal… Pensó con tristeza. Ella esperaba que él quisiera resolver ese asunto cuanto antes pero, parecía que esta vez estaba demasiado enojado.
Entró a su cuarto y se arrojó a su cama abrazando su almohada. Alastor pasaba tantas noches ahí con ella que su cama estaba impregnada con su aroma.
—Quizá me pasé con mis coqueteos con Seviathan… ¡pero él empezó!... No me dejó explicarle… Además estuvo no sé cuánto tiempo paseándose a solas con Octavia por el hotel… ¡y él sabe perfectamente que ella está enamorada de él!
Siguió quejándose hasta que se quedó dormida.
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En el bar, el staff del Hazbin Hotel trataba de entender qué diablos había sido eso antes de la comida.
—¿En qué momento llegó el chico menta? —Lanzó la pregunta al aire Angel.
—Cuando el hijo de puta de Alastor dejó el lobby con la hija de Stolas para mostrarle el hotel. En ese rato llamaron a la puerta, yo iba a abrir pero la niña se me adelantó, regresé al bar y no supe quién era, hasta hace un rato. —Dijo Husk.
—Entonces… el chico menta es el ex novio de Charlie y la chica es la hija de Stolas…. —Se explicó a sí misma Cherry.
—Así es nena y, la otra princesita, según me contó Charlie le echó el ojo al chulo de fresa y Charls tiene miedo que el chulo la deje por la chica nueva…
—Osh… ¿Quién diablos se fijaría en Alastor? —Se quejó fastidiada Vaggie,
—Charlie —respondieron a coro, Angel, Niffty, Husk y Cherry.
—Aun así, no me explico cómo es que terminaron en ese extraño "intercambio de parejas" con el venadito y la rubia aguantándose las ganas de sacarse los ojos mutuamente. —Cuestionó Angel.
—Bueno, eso es fácil —dijo Niffty, todos dirigieron su vista a la pequeña cíclope —El señor Alastor desde antes de ser el novio de la señorita Charlie ya quería matar al guapo joven Von Eldritch seguramente por celos aunque en ese tiempo no lo sabía y la señorita Charlie estaba estresada por la visita de la señorita Octavia.
—Loli, eso ya lo sabemos —Obvió Angel.
—Como decía… La señorita Charlie ya estaba estresada por el tiempo a solas que estaba pasando el señor Alastor con la señorita Octavia por lo que cuando llegó el joven Seviathan no pudo manejar la situación como quería, y conociendo al señor Alastor no se tomó nada bien que la señorita Charlie y el joven Seviathan estuvieran un tiempo a solas en la oficina por lo que decidió sacar provecho de la inseguridad de la señorita Charlie y empezaron una guerra para ver quién molestaba más a quien terminando con los resultados que ya conocemos —terminó de explicar Niffty.
Todos la miraron con expresiones de horror.
—Eso es enfermo, niña —le dijo Husk.
—¿Cómo mierda pudiste concluir eso, loli? —Cuestionó intrigado y asustado Angel.
—Fácil, conozco al señor Alastor —respondió con una sonrisa —si el señor Alastor hubiese controlado sus celos las cosas habrían terminado muy diferentes.
—Claro, como siempre quien lo arruina todo el malparido de Alastor —concluyó molesta Vaggie.
—Nop —contradijo Niffty —Si la señorita Charlie no se hubiera estresado por la presencia de la señorita Octavia ella habría podido manejar bien la situación con el joven Seviathan.
—Pero Alastor y la otra chica…
—El hijo de puta solo fue educado con ella, ni siquiera la miraba si no era necesario, me consta, yo los vi. Es la chica la que babea por él.
—O sea, que Alastor es un genocida y psicópata pero es un hombre fiel —dedujo Cherry.
—Sí pero no… El señor Alastor no es fiel por una moralidad o algo así… él lo es porque él de verdad está enamorado de la señorita Charlie y no existe otra chica para él —dijo soñadora la cíclope.
—Eso es demasiado cursi, incluso para ti, loli.
—¡Lo sé! —Secundó emocionada la cíclope, desconcertando a los demás —Eso es lo que lo hace aún más especial porque es la verdad. El señor Alastor no va a permitir que nada ni nadie le quite a la señorita Charlie.
—Pero Alastor es un pecador y Charlie la princesa de este sitio. No hay manera que se queden juntos para siempre, a menos que el maldito raro acepte ser el amante o algo así. —Objetó Vaggie.
—Jiji, el señor Alastor nunca va a aceptar compartir a la señorita Charlie.
—Pues tendrá que hacerlo porque no hay manera que él pueda formar parte de la familia Magne. —Recalcó Vaggie enojada por la actitud defensiva de Niffty hacia Alastor.
—Encontrará la forma.
—No. Hay. Manera. —le dijo exasperada.
—Hey Vaggs, relájate —pidió Angel, comenzando a incomodarse por la discusión de la albina con la pequeña cíclope.
—¿Es que no lo ven? Esta pequeña fanática del malparido de Alastor dice tonterías. Alastor y Charlie pueden estar juntos ahora pero al final, ella terminará desposando a un demonio original porque el linaje Magne debe continuar y un demonio venido de la Tierra no puede engendrar, Lucifer nunca lo permitiría.
—El que usted no haya podido siquiera pensar en una solución para poder estar para siempre con la señorita Charlie no quiere decir que el señor Alastor hará lo mismo.
—¿Qué dijiste… tú… pequeña hija de…
—Debería resignarse ya, señorita Vaggie. El señor Alastor no le robó a la señorita Charlie, ¡él ni siquiera sabía que se podía enamorar! Y ahora que lo sabe y que lo está, él hará todo lo que le sea posible para no perderla. Usted no lo conoce y lo juzga. Eso es desagradable y, si el señor Alastor no la ha lastimado, es porque sabe que usted es importante para la señorita Charlie, aunque él nunca lo va a admitir.
Dicho esto, la pequeña cíclope salió del bar para comenzar a preparar la cena, dejando callada a la albina e incómodos por la discusión a los otros tres demonios.
—Yo sigo sin creer del todo que el hijo de puta esté enamorado de la niña, pero Niffty tiene razón en algo: el maldito ciervo no te robó a la chica. —Habló Husk.
Vaggie no dijo nada y subió en silencio a su habitación.
—Hey, Husk —llamó Cherry —¿Cómo se conocieron la pequeña y Alastor?
—No tengo idea, cuando llegué al infierno y lo conocí, ellos ya llevaban tiempo trabajando juntos.
—La loli y Alastor no se parecen físicamente ¿verdad? Es decir, para descartar que son familia… como padre e hija o abuelo y nieta ¡qué sé yo! —dijo Angel.
—¿Hija? ¿Nieta? ¡Ja! La niña seguro le quito lo virgen al raro.
—Ay, sí es cierto… lo olvidé por completo —dijo pensativo.
—¿En serio en todo el tiempo que llevan conociéndose ellos no te han contado cuál es su relación? —Cuestionó Cherry.
—Apenas si dijo conocer a Rosie desde la Tierra pero no dijo cómo ni desde qué punto de su vida. Alastor no habla nada de su vida más que lo obvio: era un locutor de radio y un asesino serial. Fin.
—Vaya, a sonrisas sí que le gusta el misterio —Concluyó Angel yendo a su lugar de trabajo
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Contrario a lo que Charlie creía, Alastor no había abandonado el hotel, de hecho se encontraba en la oficina trabajando en los documentos atrasados del hotel. Se mantenía concentrado, envuelto en números y nombres. Tratando de acallar sus deseos de asesinar a Charlotte y Seviathan por su irrespeto.
Le molestaba de sobremanera estar en esa oficina pero era demasiado orgulloso como para admitirlo y llevarse todos los documentos para trabajar en el escritorio de su habitación. Aunque llenaba su cabeza con cuentas interminables, clausulas confusas, correcciones y anotaciones, no dejaba de pensar en cómo Charlie había permanecido no sabía cuánto tiempo a solas con Von Eldritch en ese lugar.
Lo detestaba, detestaba ese sentimiento de furia e inseguridad.
Sí, le molestaba que Vaghatta siguiera esperando du oportunidad con Charlie, pero no había punto de comparación entre la polilla y el descendiente de Leviatán. El tipo era su ex novio, razón suficiente para quererlo lejos de Charlie pero parecía que la rubia había empezado a cambiar de opinión a juzgar por sus reacciones ante los galanteos de Von Eldritch, además que era miembro de una de las familias más importantes del infierno el candidato más que perfecto para volverse el esposo de la princesa Magne y asegurar el linaje y descendencia.
Gruñó con una notoria interferencia de radio y alterando la realidad a su alrededor de solo imaginarlo.
—¿Te encuentras bien, Al?
Escuchó la voz de Charlie llamarlo desde la puerta de la oficina. No la había escuchado a causa de su propia interferencia.
—Me encuentro perfectamente, Charlotte. —Respondió volviendo su vista a los documentos, en un intento de ignorar a la princesa.
Charlie caminó hasta el escritorio y tomó asiento en el lugar donde Seviathan había estado sentado horas antes, una nueva interferencia de radio se hizo presente por unos segundos.
—Creí que te habías ido del hotel…
—En absoluto, vine a terminar con el trabajo atrasado ya que parece que mi única función aquí es arreglar las cosas que haces mal o no haces…
—¡Oye, yo trabajo tanto o más que tú y soy buena en lo que hago! —Se defendió ofendida.
—La pila de papeles demuestra lo contrario, Charlotte —respondió sin despegar la vista de los documentos.
—He estado ocupada, Al…
—Al igual que todos Charlotte y tu trabajo es el más descuidado… —Interrumpió.
—¿Quieres hacerme enojar criticando mi trabajo?
—No lo crítico, solo digo hechos… —respondió indiferente.
—Al, mírame —Pidió al percatarse que Alastor evitaba verla.
—…
—Por un demonio… —masculló molesta por la actitud del Demonio Radio —Alastor, como princesa del infierno y heredera al trono te ord…
—Basta, Charlotte —dijo por fin mirando a la rubia. —Estoy ocupado haciendo esto así que si no vas a ayudar te pido de la manera más atenta que te retires. —La invitó señalando la puerta.
—Es mi oficina Alastor, no me puedes echar de ella. —Dijo cruzándose de brazos y elevando una de sus cejas.
—Quizá tienes razón… o quizá no… depende de lo que mis dedos decidan —dijo mostrando una de sus manos, lista para chasquear los dedos —descuida, solo te enviaré a algún otro lado del hotel para yo poder seguir trabajando. —concluyó con una sonrisa maliciosa.
—No te atreverías…
—Pruébame. —La retó.
—¿Qué quieres probar con esto, Al? ¿Qué eres más necesario que yo para el hotel?
—En absoluto, solo quiero terminar con esto como un favor hacia ti antes de dejar este sitio. —Aclaró bajando su mano y tomando de nueva cuenta los documentos del escritorio.
—¿De qué hablas, Al? —Cuestionó confundida.
—El acuerdo era que yo te ayudaría con el manejo de tu hotel tanto como yo quisiera y después de estos documentos, ya no quiero ayudarte más… —Respondió con sencillez.
Charlie sintió que el piso bajo su asiento se desmoronaba.
