En el bar del Hazbin Hotel, Angel observaba a Husk, el demonio felino estaba bebiendo más que de costumbre desde que regresó de su reunión con Charlie.
Deseaba que Husk fuera tan fácil de leer como Charlie, Vaggie, Cherry, Niffty, él mismo o incluso Alastor… Husk siempre estaba fuera de la realidad, no se podía saber mucho con su nula expresión facial: así como Alastor mantenía una sonrisa perpetua, Husk mantenía su cara de desinterés.
Angel sabía que algo pasaba, no era normal que estuviera bebiendo tanto pero ¿cómo podría preguntarle? Si lo hacía, el demonio felino seguro lo alejará a punta de insultos e improperios…
¿Podría ser que, aprovechando que Charlie pidió hablar a solas con él, Husk aprovechó para decirle a la rubia que ella le gusta? Angel había notado desde hace tiempo cómo Husk parecía estar en completo desacuerdo con la relación de Charlie y Alastor y más que eso, parecía estar siempre al pendiente de la princesita.
Él no era ciego, quizá el ego de Alastor era tan grande que no se preocupaba que un demonio como Husk pusiera en sus ojos en su chica y Charlie estaba tan perdida por el demonio carmesí que no tenía ojos para nadie más que él, pero él no era ingenuo, después de todo, él fue el primero en darse cuenta de esos sentimientos nacientes entre ambos… obviamente notaría si su interés amoroso está fijándose en alguien más.
En esos días que Alastor había abandonado el hotel lo notó mucho más: Husk la miraba todo el tiempo a la distancia y eso lo estaba matando.
No era juego, él de verdad estaba interesado en el demonio felino, sabía que sus modos no eran los apropiados, era obvio que Husk no estaba interesado en el amor y mucho menos en una relación homosexual pero si tan solo pudiera ser un poco más accesible… quizá él podría abrirse un camino hacia su "congelado" corazón.
Sabía que Husk no era insensible como pretendía serlo. La vez que Valentino casi se lo llevaba, cuando los interceptó a él y Charlie cuando estaban en la calle, aunque solo le ofreció un simple vaso con agua, para Angel significó todo.
Husk lo había notado, Husk había visto lo mucho que le había afectado ese encuentro e hizo una pequeña acción, algo que salió de su corazón, algo que nadie le pidió.
—Oye Husky… —Llamó con timidez.
—Ahora no, afeminado —cortó de tajo Husk.
—Creo que estás bebiendo demasiado… —Insistió.
—Huh, no me has visto beber demasiado —respondió con una sonrisa burlona.
—¿La princesita está bien?
—Seguro… —respondió girando los ojos con molestia.
—¿Por qué lo dices así?
—¿Por qué me preguntas a mí? Eres su amigo, ¿no? Ve y pregúntale a ella… —Volvió a dar un trago a su botella.
—Te estoy preguntando a ti porque estuviste más de una hora encerrado con ella y cuando saliste te quieres beber todo el puto bar —respondió con disgusto —¿Acaso te rechazó? —Preguntó celoso.
Husk escupió su trago y volteó a ver al demonio araña con un tic en su ojo ¿qué mierda pasaba con todos ese día que estaban tan interesados en su vida amorosa?
—¡¿Pero qué carajo estás diciendo?! —Preguntó molesto. El grito del demonio felino llamó la atención de los huéspedes en el bar además de Vaggie y Cherry que estaban mesereando.
—Ay por Lucifer… —respondió exasperado, elevando la mirada hacia el techo y las palmas de sus brazos inferiores mientras que con las superiores se sobó el rostro con frustración —¡te he visto, Husky! Estos días no le has quitado la vista de encima a Charlie. —Acusó dolido.
Cherry y Vaggie ya iban de regreso a la barra y escucharon lo dicho por el demonio araña con mayor claridad, Vaggie miró de mala manera a Husk y Cherry estaba lista para detener a la albina por si trataba de atacar al demonio felino (que estaba segura que era lo que haría).
—Mierda… —masculló Husk pasando una mano por su rostro.
—¡Ja! Lo admites —recalcó Angel, señalándolo con uno de sus dedos.
—A la mierda, estoy harto de todo esto… —dijo Husk comenzando a caminar fuera de la barra.
—Husk, ¿de qué hablaron tú y Charlie hace un rato? —Demandó saber Vaggie.
—Pregúntenle a ella —Contestó dándoles la espalda.
—Husky —Llamó Angel.
—¡Deja de llamarme así, maldito afeminado! —volvió caminando furioso hacia el demonio araña, estaba harto de él —Deja de querer meterte en mis asuntos, tú no sabes nada de mí porque yo no quiero que lo sepas, crees que eres un observador pero no tienes ni puta idea de lo que pasa a tu alrededor ¿y sabes qué? Das lástima. —Dijo con frialdad, a Angel le estaban doliendo mucho sus palabras —Tu vida debe ser incluso más aburrida que la mía que debes inventar estupideces como la que acabas de decir. Hazles un favor a todos y cierra tu maldita boca y hazme un favor a mí y abstente de acercarte.
—Oye, oye gatito —se acercó Cherry —no tienes ningún derecho de hablarle así a Angel.
—No te preocupes, estoy seguro que la idea le quedó clara a tu amigo —Respondió Husk abriendo camino para por fin salir del bar.
Niffty iba entrando al bar cuando Husk iba de salida, ella estaba a punto de decirle que la cena ya estaba lista pero este paso de largo y subió las escaleras, entonces vio como Vaggie parecía estarse debatiendo entre seguir a Husk o regresar con Angel quien estaba siendo consolado por Cherry.
—Señorita Vaggie, ¿Qué fue lo que pasó? —Cuestionó al llegar a lado de la demonio polilla.
—En realidad… no entiendo bien qué pasó, Niffty… Quizá deberíamos preguntarle a Charlie… Por cierto, ¿ya le avisaste a Charlie que la cena está lista?
—Esperaba que ella estuviera aquí… Entonces subiré a buscarla a la oficina y a su habitación, también aprovecharé para preguntarle a Husk si pongo su plato en la mesa o si le llevo la cena a su habitación.
—Yo te ayudo poniendo nuestros platos y el de Charlie.
—¡Oh! Qué amable, señorita Vaggie. Gracias.
Niffty subió a prisa por las escaleras, Vaggie regresó con Angel y Cherry, Angel estaba llorando por lo que Husk le había dicho y Cherry lo abrazaba tratando de controlar su llanto.
—Chicos… —llamó la demonio polilla, la ciclope dirigió su mirada hacia ella —la cena ya está lista. Yo ayudaré a Niffty a poner la mesa y, Angel… Si quieres, después de la cena podemos hacer una pijamada nosotros tres.
Angel asintió un poco y Vaggie salió del bar para ir al comedor.
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Escaleras arriba, Niffty tocó la puerta de la oficina de Charlie, al no recibir respuesta abrió la puerta y se asomó. La oficina estaba sola.
Subió las escaleras y llegó a la habitación de Husk.
—¿Husk?
—No voy a cenar… —Respondió desde adentro de su habitación sin abrir la puerta.
—¿Quieres que te traiga tu plato aquí?
—No tengo apetito, niña…
—Oh, vamos Husk… No te puedes quedar sin cenar… Anda, deja que te suba la cena, si no lo haces me pondré muy triste y luego me enojaré contigo y si me enojo contigo ya no limpiaré tu habitación. —Chantajeó.
—Está bien —respondió derrotado —pero tráela después de que cenen, yo después me encargo de llevar los platos a la cocina…
—¡Muy bien! —Respondió al tiempo que se retiraba para ir a buscar a Charlie.
Husk estaba recostado, su botella de alcohol estaba vacía y se sentía miserable. Estaban siendo unos días pesados y todo por culpa de Alastor.
El hijo de puta se pelea con su novia y el que paga los platos rotos es él: Alastor le había dado la orden de cuidar de Charlie y la princesa no le hacía las cosas fáciles. Estaba seguro que ella era mucho mayor que ellos pero su comportamiento era la de un adolescente y eso Alastor lo tenía muy claro.
Tuvo un deja-vu del día que la princesa tuvo la brillante idea de ahogar sus penas en alcohol, afortunadamente no hizo nada en comparación a la vez que se embriagó con ayuda de Angel, simplemente se quedó dormida y estuvo con resaca.
Y ahora, por estar cuidando de ella para evitarse un problema mayor, Angel cree que está enamorado de ella.
No es que me importe lo que ese afeminado piense, lo que me preocupa es que después de contarle mi vida y recodar a Emilie, soy consciente que la princesa se parece mucho a ella… ¡Maldita sea! Se cubrió su rostro con ambas manos, frustrado Charlie y Alastor… Emilie y Amon… Pensó con tristeza.
—No… no estoy enamorado de ella… Solo me recuerda mucho a Emilie, solo es eso… —cavilaba en voz alta —Además, tiene el mismo gusto de mierda… No por nada está con un hijo de puta como Alastor… —concluyó.
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Alastor continuaba recostado boca arriba en su cama, sus pies tocaban el piso y sus manos bajo su cabeza. Umbra estaba echado como un perro o un gato cerca del cabezal de la cama, había estado revoloteando alrededor de la habitación, ansioso por ir a buscar a Charlie y su sombra hasta que Alastor, como buen amo, lo calmó.
Alastor estaba sorprendido: usualmente su recámara en Villa Caníbal y su mansión en general le parecían el lugar más acogedor del mundo, pero esos tres días y noches que pasó allá le parecieron todo menos placenteros. Su único consuelo había sido estar leyendo acerca de Charlie y dejar que las horas pasaran mientras observaba el retrato de la rubia.
Y ahora estaba ahí, recostado en una habitación que en un principio le pareció poca cosa y en la que solo dormía porque le parecía un desperdicio de energía abrir y cerrar portales todas las mañanas y noches del hotel a su casa pero ahora, sentía que no podía estar en un lugar mejor.
Aspiró profundo, sus sábanas estaban impregnadas con el perfume de Charlie y estaba seguro que si tomaba una de sus almohadas podría oler el shampoo que ella utilizaba.
Se sentía en paz.
Lo único que faltaba para que ese momento fuera perfecto era tener a la princesa infernal entre sus brazos. No de manera sexual, él sencillamente disfrutaba de sentir el calor de ella, sentir como poco a poco ella va cayendo en el sueño, confiando ciegamente en él, sintiéndose segura. Le gustaba sentir como a mitad de su sueño ella buscaba aferrarse más a su cuerpo, le parecía tan tierna.
¿Qué poder tenía Charlie sobre él que ahora se permitía pensar en esas cursilerías sin sentirse ridículo? No era algo relacionado con que ella fuera una súcubo, estaba seguro de eso y estaba seguro de ello porque no pensaba en ella de manera morbosa, aunque sería un mentiroso si dijera que no disfrutaba de esos encuentros íntimos frecuentes.
—Señorita Charlie, buenas noches, la cena ya está lista, la señorita Vaggie ya está poniendo la mesa.
Escuchó que Niffty llamaba a Charlie en la habitación frente a la suya.
—Solo es cuestión de minutos amigo, dejemos que tome sus alimentos en paz —dijo relajado hacia su sombra, esta solo asintió un poco y siguió echada en la cama.
—¿Señorita Charlie? —Llamó de nueva cuenta Niffty.
El segundo llamado y el silencio consiguiente llamaron la atención de Alastor. Ahora que lo pensaba, sus sensibles orejas de ciervo no habían percibido sonido alguno de la habitación de Charlie, de hecho, antes de la llegada de Niffty, había pensado que Charlie estaba en el bar, como de costumbre.
Niffty tocó nuevamente la puerta y al no recibir respuesta bajó a prisa. Alastor apenas escuchó a la pequeña cíclope alejarse envió a Umbra a la habitación de Charlie. Unos cuantos segundos después Umbra regresó solo para confirmar que la princesa no se encontraba ahí.
El Demonio Radio no lo pensó dos veces e invocó un trio de sombras y les ordenó buscar a la princesa por todo el hotel, a Umbra le ordenó ir a comedor y escuchar si los miembros del staff sabían algo. Las sombras salieron a prisa a cumplir la orden dada por su amo mientras Alastor entró a la habitación de Charlie en busca de algún indicio.
La habitación de la princesa infernal estaba hecha un desorden: El uniforme de trabajo de la rubia estaba puesto sobre la silla frente al tocador, había ropa sobre su cama, zapatos tirados por todo el piso, su maquillaje desordenado sobre su tocador y muchas toallas desechables con rastro del mismo en ellas, señal que la princesa estuvo corrigiendo su maquillaje en múltiples ocasiones.
Era claro que Charlie se había vestido para salir, incluso todavía se percibía un poco de su perfume en el aire.
Antes de arremeter contra los muebles de la habitación de la princesa infernal, el Demonio Radio salió de esta y volvió a la propia. Siempre había sido un hombre (y ahora, demonio) racional, pero para su sorpresa y desgracia, el primer pensamiento que llegó a su mente al ver evidencias de Charlie arreglándose para salir, era que la chica lo hizo para una cita con Von Eldritch.
Flashback.
—Me encantaría, sin embargo me temo que debo declinar ya que se supone debo regresar a comer con mi familia pero, si me permites —dijo Seviathan ofreciendo su mano la cual Charlie tomó de inmediato, esperando que Alastor la viera —puedo compensarlo invitándote a comer o cenar si así lo prefieres, preciosa —terminó de decir para besar la mano de la chica.
—Cuando vengas redactar los términos del contrato, podemos ponernos de acuerdo para esa cena, Seviathan y… tal vez durante esa cena podamos terminar la conversación que tenemos pendiente…
Fin flashback.
—Maldición… —masculló al tiempo que comenzaba a caminar en círculos dentro de su habitación, emulando a algún animal enjaulado.
Charlie, su Charlie no podía hacerle eso…
Mientras tanto en el comedor, Angel, Vaggie y Cherry ya habían tomado asiento en sus respectivos lugares, había tres platos extra: para Charlie, para Husk y para Niffty, el trio de demonios esperaban a que los demás miembros del staff bajaran para comenzar a comer pero apenas vieron que la pequeña cíclope bajó sola se miraron con extrañeza unos a otros.
—¿Y Charlie? —Cuestionó Vaggie.
—¿Y Husky? —Preguntó Angel.
—¿Por qué bajaste sola, Niffty? —Esta vez fue Cherry.
—Husk va a cenar en su habitación y Charlie… esperaba que estuviera aquí.
—¿Qué? —Cuestionaron al unísono.
—No la encontré ni en su oficina ni en su habitación, creí que quizá había ido a los jardines y al ver la hora había entrado…
Umbra se arrastró por el piso del comedor hasta llegar debajo de la mesa y poder escuchar con mayor claridad.
—No vi que Charlie bajara desde la tarde. —Dijo Vaggie.
—Sí, no había bajado desde que estuvo hablando con Husk en su oficina. —Secundó Angel.
—Entonces, quizá Husk sepa algo. —Razonó Cherry.
Apenas escuchó eso, Umbra se arrastró a prisa para ir a informarle a su amo. Al llegar, Alastor ya lo esperaba con impaciencia, Umbra le informó sobre la conversación con Husk y que los miembros del staff no habían vuelto a ver a la rubia luego de eso, Alastor chasqueó los dedos y apareció al instante en la habitación del demonio felino.
—¡¿Qué mier…
Alastor no lo dejó hablar pues lo levantó de su cama tomándolo por las solapas de su saco.
—¿De qué hablaste con Charlie?
—¿Qué mierda te pasa? —Reclamó Husk tratando se zafarse del agarre del Demonio Radio pero como de costumbre, no pudo hacer nada más que sorprenderse por la fuerza que poseía Alastor.
—¿Dónde está Charlotte? Te dejé la orden que te quedaras y cuidaras de ella, Husker —Demandó saber Alastor, con una sonrisa tensa en su rostro. —No creas que no sé que Charlotte estuvo bebiendo, pero hablaremos de eso después… ¿Dónde está Charlotte? ¿De qué hablaste con ella en su oficina?
—No lo sé —comenzó a hablar Husk, empezando a sentir miedo ya que los ojos de Alastor estaban cambiando a diales de radio poco a poco —no sé dónde esté, yo bajé al bar luego de hablar con ella y luego me vine aquí porque el maldito afeminado estaba de entrometido sobre lo que hablé con ella… justo como tú.
—Charlotte es mi mujer y sea lo que sea que hayan hablado en esa oficina puede decirme en dónde se encuentra ahora —dijo Alastor tomando con más fuerza las solapas del demonio felino —¡Habla! —ordenó sacudiéndolo con violencia.
—La niña preguntó qué clase de trato hice contigo, usó su poder de la palabra y tuve que contarle cómo fue que te conocí y todo lo relacionado a nuestro trato, incluida nuestra ida a la Tierra.
El trio de sombras que había invocado para buscar a Charlie por el hotel entró a la habitación, al ver a su amo ocupado se dirigieron a Umbra.
—¿Qué más? —Exigió saber el demonio ciervo volviendo a sacudirlo.
—¡Fue todo! —Respondió harto —Le dije lo que quería saber y salí. No supe más de ella.
Alastor soltó al demonio felino, dejándolo caer sobre su cama, Husk comenzó a acomodarse sus ropas mientras el demonio ciervo se giró hacia Umbra, esta se acercó y comenzó a informarle lo que las sombras habían investigado con las demás sombras que trabajaban en el hotel.
—¿La limosina Magne? —Cuestionó a sus sombras llamando la atención del demonio felino.
Arreglada y usando la limosina Magne… Alimentó su mal presentimiento.
En ese momento entraron los demás miembros del staff sin haber llamado a la puerta antes, todos se detuvieron al instante al ver al Demonio Radio ahí.
—Sonrisas…
—¡Señor Alastor!
—¿Qué haces aquí, malparido?
—Angel, necesito un favor tuyo —Habló el demonio ciervo, ignorando a los demás demonios e incluso a sus propios pensamientos.
—Lo… lo que digas, sonrisas —respondió nervioso Angel. Notaba que Alastor estaba conteniéndose.
—Tienes uno de esos aparatos modernos, ¿no? —Decía mientras llamaba a sus sombras de vuelta —Un teléfono móvil. Llama a Charlotte y pregunta a dónde ha ido con la limosina Magne. —Ordenó con falsa calma.
—¡Enseguida, sonrisas! —respondió.
Angel y todos los demás se dieron un facepalm mental por no haber pensado en ello en primer lugar.
Vaggie comenzó a escribir a Charlie desde su Hellphone, regañándose mentalmente por no haber pensado en algo tan sencillo como eso antes y sintiéndose inferior a Alastor por el hecho que él incluso investigó que Charlie se había llevado la limosina de su familia.
Niffty, Cherry, Husk y sobretodo Alastor estaban expectantes a que la llamada de Angel fuese respondida.
—¡Charls! —Exclamó alegre Angel cuando escuchó la voz de la rubia al otro lado de la línea. —Nena, ¿dónde diablos estás?
Todos guardaron silencio.
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Minutos antes.
La limosina Magne se detuvo a las afueras de Villa Caníbal, Charlie les había pedido a Razzle y Dazzle que se detuvieran ahí y estacionaran la limosina.
—Caminaremos a la casa de Al —les dijo apenas salió del auto.
Razzle y Dazzle comenzaron a balar con rostros preocupados.
—Si entramos con la limosina llamaremos mucho la atención y eso ustedes lo saben… Es mejor que caminemos, además, ustedes están conmigo y cuidarán de mí ¿cierto? —dijo acariciando amorosamente las cabezas de sus guardianes, Dazzle baló preocupado nuevamente.
—En realidad… no tengo idea en qué dirección esté su casa. La única vez que he estado ahí él nos transportó usando un portal —decía mientras se rascaba la nuca apenada por su desconocimiento —pero, podemos preguntar —dijo positiva —Al es muy querido aquí y estoy segura que todos los habitantes de la Villa saben su dirección y, si ellos saben que somos visitantes y amigos del Demonio Radio, seguro no nos molestarán —dijo emocionada por la conclusión a la que había llegado —¿Ven? Todo estará bien —animó a sus guardianes comenzando a caminar hacia el interior de la Villa.
Razzle y Dazzle se miraron uno a otro no muy convencidos por la conclusión a la que había llegado su ama pero como los guardianes que eran se apresuraron a darle alcance y caminar a su lado, atentos a todo a su alrededor.
La noche ya estaba llegando al infierno y los habitantes de Villa Caníbal parecía que en su mayoría se encontraban dentro de sus hogares preparando la cena. Alastor le había dicho que los habitantes comían como cualquier otro demonio en el infierno, solo que, si se presentaba la oportunidad, disfrutaban de cometer canibalismo. Por eso mismo, ella en esos momentos se aferraba a la idea que dentro de esos hogares los demonios estaban cocinando cualquier cantidad de deliciosos platillos en cuya receta no se contemple el uso de carne de otros demonios.
Estaba atenta a las casas a su alrededor por si de casualidad podía reconocer la casa del Demonio Radio, aunque nunca la vio por fuera pero, recordaba que era muy grande, una mansión prácticamente.
Siguieron caminando con la esperanza de ver a algún demonio al que le pudieran preguntar, comenzaba a decepcionarse de pensar estar tan cerca de él y no poder verlo por no saber su dirección. Pero, como un milagro, un par de demonios doblaron en una esquina y caminaban en su dirección.
—Chicos —llamó a Razzle y Dazzle —atentos. Vamos a acercarnos a ellos y a preguntarles la dirección de Al.
Las cabritas asintieron y siguieron a su ama. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Charlie llamó al par de demonios.
—Disculpen, chicos… —el par de demonios se detuvieron. Uno de ellos era del tipo reptil y el otro tenía la apariencia de un toro.
El reptil miró con lasciva a Charlie de pies a cabeza y se acercó a la súcubo.
—¿Estás perdida, preciosa? —Preguntó mientras seguía reduciendo la distancia entre él y Charlie, Razzle se interpuso y Dazzle lo miró amenazante, cosa que llamó la atención del otro demonio y dirigió su atención hacía las pequeñas cabras.
—En realidad sí —respondió con algo de vergüenza Charlie —Estoy buscando la mansión de Alastor, el Demonio Radio.
La sola mención de Alastor hizo que el reptil retrocediera, nervioso.
—Al señor Alastor no le gusta que sea molestado en su hogar, si quieres uno de sus favores, debes invocarlo. —informó.
—Oh no, no se trata de eso… yo soy… una amiga… —dijo nerviosa, sabía que no podía revelar su identidad.
—El señor Alastor…
—Sigue esta calle y después de tres cuadras dobla a la derecha, camina hasta que te encuentres con la casa más vistosa —habló el demonio toro, el reptil lo miró extrañado.
—¿Una mansión? —Cuestionó emocionada.
—Sí, una mansión —aseguró el demonio.
—Muchas gracias —dijo Charlie comenzando a caminar a prisa. Estaba tan emocionada que decidió quitarse los tacones para poder correr. No podía esperar para estar entre los brazos de Alastor de nuevo.
Atrás, los demonios se quedaron discutiendo entre ellos.
—¿Qué demonios? ¿Por qué le diste una dirección equivocada a la chica? —cuestionó el demonio reptil.
—Es la princesa Magne —informó el demonio toro.
—¿Qué?
—Ya era raro que un demonio cualquiera tuviera guardianes y esas cabras tenían el escudo Magne bordado en sus chaquetas. Es la princesa, es Charlotte Magne.
—¿Y por qué dejaste que se fuera? ¡Pudimos haber acabado con ella y mandarle su cabeza a Lucifer como agradecimiento por sus atenciones a la Villa!
—Esas cabras son sus guardianes…
—¡¿Y qué?! ¡Esas cosas no son nada en comparación a nosotros!
—¡Piensa, imbécil! ¡Lucifer no le daría de guardianes a su hija un par de cabritas insignificantes! ¡Esas cabras estaban listas para atacar ante cualquier provocación! ¡Pudieron acabar con nosotros!
—¿Entonces? ¿Qué hacemos? ¡Es nuestra oportunidad de vengar a la Villa por la indiferencia de Lucifer!
—Exacto. Es la venganza de la Villa. La Villa hará justicia. Llamemos a todos, debemos encargarnos de los guardianes para poder llegar a la princesa.
Ambos demonios comenzaron a correr la voz entre los habitantes de Villa Caníbal. Todos, sin excepción tenían un gran resentimiento hacia Lucifer y su familia por tantos siglos en los que el ángel caído no había mostrado más que indiferencia y desdén hacia las necesidades de la Villa y sus habitantes.
Todo el reino sabía que el Rey amaba por sobre todas las cosas a su esposa, Lilith pero sobre todo a su hija por tanto, si querías herir al Rey, tenías que llegar a una de ellas dos. Y la princesa se había puesto en bandeja de plata.
Charlie hacía rato que ya había doblado a la derecha, tal y como el demonio toro le había dicho pero no podía encontrar la mansión de Alastor y ya se había cansado de correr. Se detuvo respirando con pesadez, estaba agitada y deseaba que su carrera no hubiera arruinado su cabello y/o su maquillaje.
—¿Ven una mansión? —Preguntó a sus cabritas, estas negaron.
Charlie tomó un respiro y se estaba preparando para retomar su carrera cuando su Hellphone comenzó a sonar. Miró el identificador de llamadas y vio que era Angel. Estaba por responder cuando vio que Razzle y Dazzle tomaron posición de ataque.
—Chicos, ¿qué…
Sintió la vibración de su celular por la llamada de Angel y finalmente respondió.
—Angel…
—¡Charls! Nena, ¿dónde diablos estás?
—Angel, hola. Perdón por no avisarles nada. Vine a Villa Caníbal.
—¡¿Qué?! ¡¿Villa Caníbal?!
En el hotel, apenas Alastor escuchó en dónde se encontraba Charlie, invocó su micrófono y abrió un portal por el cual desapareció.
—¿Qué demonios haces allá, nena?
—No te preocupes Angel, Razzle y Dazzle vinieron conmigo, no nos ha pasado nada, de hecho pude conversar un poco con un par de habitantes de la Villa.
—Nena, el venadito enseguida llegará contigo.
—¿Qué? ¿Al está en el hotel?
—Estaba, apenas escuchó que mencioné Villa Caníbal hizo uno de sus portales y se fue.
—¡Oh, Angel! —Se quejó con un puchero —quería sorprender a Alastor en su casa… ¿por qué lo llamaron?
—Nadie lo llamó, nena. No sabemos desde cuándo llegó aquí pero creo que él te estaba buscando como loco por todo el hotel.
—Entonces… Al fue a buscarme al hotel… —dijo con una sonrisa enternecida, pensando que parecía que tenían una clase de conexión pues ambos habían decidido buscarse el uno al otro al mismo tiempo.
—¿Nena?
—Los veo luego, Angel. Alastor no debe tardar. —Colgó —Bueno, la sorpresa se arruinó pe…
La princesa infernal no pudo terminar pues Dazzle había tomado su forma de macho cabrío y la había tomado en brazos para correr con ella. Fue hasta entonces que Charlie pudo ver que decenas de demonios se estaban reuniendo a su alrededor con intenciones hostiles, pues unos pasos atrás, Razzle, también ya como macho cabrío, se defendía de los ataques de los demonios de la Villa.
—¿Qué pasa? ¿Por qué nos atacan? ¿Quieren comernos? —Cuestionó a Dazzle.
—Creo que se dieron cuenta que eres la princesa Magne, Charlie —Respondió con su voz grave, voz que les era dada cuando tomaban su forma de macho cabrío.
—Pero, ¿cómo?
—No lo sé, Charlie —respondió Dazzle, concentrándose en correr lo más veloz posible para sacar del peligro a su ama, sin embargo, la horda de demonios ya había superado la capacidad de defensa de Razzle por sí solo y había alcanzado a Dazzle, haciendo que este cayera con Charlie en brazos.
—¡Razzle, Dazzle! —Llamó Charlie poniéndose de pie.
—Debes correr, Charlie —respondió Dazzle poniéndose de pie, alejando a los demonios que se querían acercar a la princesa infernal.
—Nosotros nos encargaremos de que no te hagan daño —secundó Razzle.
Charlie retrocedió un par de pasos viendo horrorizada la cantidad de demonios que se estaba reuniendo para atacarla y cómo Razzle y Dazzle estaban esforzándose por protegerla. Se giró y comenzó a correr lamentándose y maldiciéndose por nunca haberse interesado en aprender a usar su poder demoniaco para defensa y ataque y no unos simples trucos cosméticos.
Nunca había estado en una situación así, podía tomar su forma demoniaca y tratar de asustar a sus atacantes pero, eran demasiados y los esfuerzos de sus guardianes por protegerla habrían sido en vano.
Al… ayúdame… Suplicó mentalmente.
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Alastor había aparecido en su hogar, apenas puso un pie fuera del portal invocó a docenas de sus sombras sirvientes y les ordenó buscar a Charlie por toda la Villa, rompió el sello de protección de su casa y sus sombras, Umbra incluido, salieron a prisa.
Alastor tomó la vista de Umbra, recorriendo las calles que su sombra recorría.
¿Dónde estás, Charlotte?
Una de las sombras sirvientes se apersonó frente a Umbra y la fue guiando por las calles de la Villa. A Alastor le llamaba la atención lo silencioso y calmado de todo el lugar hasta que casi llegando a la orilla del poblado se pudo ver una aglomeración de demonios, las sombras de abrieron paso entre los demonios y Alastor pudo ver algo que le hizo hervir la sangre:
Charlie estaba siendo atacada por los habitantes de la Villa y un par de machos cabríos que supuso se trataban de los adorables guardianes de la princesa, estaban siendo sobrepasados.
Un par de minutos más tarde y Charlie habría muerto. Alastor sonrió de manera sádica y con su micrófono abrió un portal.
Charlie estaba en medio de Razzle y Dazzle, sus brazos y piernas ya tenían algunos rasguños y podía notar que sus guardianes estaban muy lastimados.
Razzle fue el primero en caer ante la impotente mirada de Charlie, estaba por ser atacada y su sombra salió en su defensa, revoloteando alrededor de los demonios que más cerca se encontraban de su ama y de los que se disponían a atacar y posiblemente devorar a Razzle. Las lágrimas ya tenían rato que habían comenzado a caer de los ojos de la princesa infernal, el miedo y la impotencia se habían apoderado de ella y ahora estaba a punto de ser devorada junto con sus mejores amigos.
Miró a su sombra y a Dazzle luchando por protegerla y se avergonzó de sí misma, era la princesa del infierno, su padre era Lucifer, el ángel que alguna vez fue la mano derecha del Dios todopoderoso, el ángel que lo desafió, vivió para contarlo y se construyó su propio reino.
No, ella no iba dejar que se la comieran sin haber luchado con sus propias manos, aun si no tenía posibilidades de salir victoriosa, que nadie diga que Charlotte Magne había sido una cobarde. Tomó un profundo respiro y tomó su forma demoniaca, los demonios atacantes se detuvieron un par de segundos al observar la transformación de la princesa pero de inmediato continuaron con el ataque, Charlie envió algunas esferas de energía contra los demonios, pero no les hizo daño alguno, su sombra ahora se estaba dedicando a proteger a Razzle, y Dazzle estaba ocupado protegiendo la espalda de Charlie por lo que ninguno pudo evitar que Charlie fuera herida con una cuchilla en uno de sus brazos. A diferencia de otras heridas recibidas, esta le causó un ardor indescriptible que la hizo perder su forma demoniaca.
Charlie cayó arrodillada, el dolor era insoportable y la herida no daba señales de comenzar a curarse como usualmente lo hacían. Estaba a punto de ser atacada de nueva cuenta por la cuchilla venida de quien sabe cuál demonio, pero su sombra se interpuso.
Si su sombra pudiera emitir sonido, estaba segura que el gritó que debió emitir por una herida como esa debió ser desgarrador. De nueva cuenta el demonio con la cuchilla causante del dolor insufrible en el brazo de Charlie se abalanzó con la intención de herir de manera fatal a la princesa infernal pero el ataque nuevamente fue interceptado esta vez por la mano cubierta con guante cuyo dueño hizo que el bullicio fuera silenciado con su sola aparición.
Alastor hizo una mueca de dolor sin perder su sonrisa, la cuchilla había traspasado su palma y ahora estaba incrustada en su mano. Con su otra mano había retenido el brazo de su atacante, y se giró un poco para poder ver a Charlie quien seguía sollozando por el dolor de su herida, los ojos de Alastor se ensombrecieron por ello y tiró con fuerza del brazo del demonio para poder tenerlo frente a frente, lo tomó con su mano sana del cuello de su camisa y lo elevó unos centímetros de del piso. Mientras tanto, Umbra se había dirigido hacia Charlie, la princesa se mantenía sosteniendo su brazo lastimado y con los ojos cerrados tratando de soportar el dolor. Estaba bien, dentro de lo que cabía. Se dirigió a la sombra de la princesa infernal y esta se encontraba desvanecida por lo que decidió quedarse a su lado hasta que su amo le ordenara otra cosa.
—Ya que estás tan entusiasmado —mostró su mano aun atravesada por la cuchilla —¿podrías explicarme qué pretendías lograr? —dijo amenazante, Charlie al reconocer la voz elevó la vista y pudo ver la espalda del Demonio Radio y una de sus manos atravesada por la cuchilla que tanto dolor la estaba haciendo padecer.
—¡Es la hija de Lucifer! —gritó uno de los tantos demonios presentes.
—Señor Alastor, usted sabe que el Rey Lucifer ha tenido en el olvido a la Villa —habló el demonio al que tenía sujeto el Demonio Radio —Si no fuera por su benefactora ayuda, la Villa habría desaparecido hace mucho tiempo.
—¿Qué pretendían hacer con la princesa? —Inquirió.
—Asesinarla, comernos su cuerpo y enviarle la cabeza al Rey. —Respondió.
—¿Y qué lograrían con eso?
—Hacer que el Rey sufra en carne propia todo el sufrimiento que ha hecho pasar a la Villa por su indiferencia.
—Disculpen, mis perturbados amigos, pero no logro relacionar la penitencia con el pecado…
—¡El Rey Lucifer debe sufrir! —Gritó otro demonio, esta vez demás demonios secundaron y vitorearon su deseo de hacer pagar al ángel caído.
—Entonces —habló de nueva cuenta Alastor —todos ustedes son partidarios de hacer pagar al hijo por los pecados del padre… Qué patético. —Dijo al tiempo que soltaba el cuello de la camisa y tomaba el cuello del demonio directamente —Sacrificar a tan adorable criatura por los errores de su padre…
—Se… señor Alas…tor… noso… —trataba de hablar pero Alastor poco a poco iba ejerciendo mayor presión.
—Asesinan a la princesa Charlotte, provocan la ira de Lucifer ¿y luego qué? ¿Esperaban que yo los defendiera del Rey? —Silencio —No provocaron la ira de Lucifer… provocaron la mía —dijo con la voz distorsionada, destrozando el cuello del demonio.
—¡Al! —Llamó espantada Charlie al ver lo que el Demonio Radio había hecho.
Alastor se desincrustó la cuchilla de su mano y la hizo desaparecer con un chasquido.
—Creí que su humilde servidor había sido lo suficientemente complaciente con ustedes, creí que tenía su cariño y respeto…
—Y lo tiene, señor Alastor —respondió uno de los demonios.
—Entonces ¿por qué desafían mi autoridad? —esta vez se distorsionó el espacio a su alrededor. —Charlotte Magne es mi socia en el Hazbin Hotel y ustedes lo saben… Saben que no me gusta que se meten en mis negocios y tratos… Charlotte Magne es mía y se acaban de meter con ella… —Chasqueó sus dedos con su mano lastimada e hizo aparecer un portal del cual salían tentáculos: se trataba de la misma criatura con la que había destrozado la máquina Sir Pentius el día que se conocieron.
Alastor comenzó a manipular los tentáculos y estos comenzaron a atacar a diestra y siniestra a los demonios reunidos, estos comenzaron a correr despavoridos y Alastor envió a decenas de sus sombras, estas comenzaron a someter a los demonios y no conforme con ella, el Demonio Radio invocó su micrófono, este estaba diferente a lo habitual, estaba emanando un aura verde y por primera vez, desde el día que Alastor se había presentado en el hotel, este habló, haciendo un conjuro que hizo que los demonios que habían corrido fuera del alcance de los tentáculos y a los cuales sus sombras no habían llegado se quedaran petrificados.
Alastor tenía sus ojos como diales y una sonrisa maniaca, en su frente se había manifestado una "X" brillante, pero en esta ocasión hilos de sangre brotaban de la misma.
Charlie, aun sufriendo el dolor de su herida, veía con horror todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, Umbra seguía cuidando de su sombra y Dazzle cuidaba de Razzle, ambos ya en sus formas habituales. Fijo su vista en Alastor, con su mano izquierda sostenía firmemente su micrófono y con la derecha seguía manipulando los tentáculos, sangre escurría de esta, un pequeño charco se había formado debajo de la misma.
—Al… basta —pidió con voz apenas audible, como era de esperar, Alastor no la escuchó —Al, por favor detente —dijo con mayor volumen y al borde del llanto, de nueva cuenta no fue escuchada por el Demonio Radio.
Alastor estaba cegado por, después de un largo, largo tiempo, estar haciendo gala de sus poderes, los gritos eran música para sus oídos y lo mejor era que los estaba haciendo pagar por el daño causado a lo más valioso que tenía actualmente. De pronto sintió un suave peso tras su espalda, un delgado brazo rodeando su cintura desde el lado izquierdo mientras los dedos de su mano izquierda fueron entrelazados por unos blancos y delicados dedos.
—Por favor, Alastor, ya no sigas —pidió entre sollozos Charlie.
Poco a poco los tentáculos fueron arrastrados hacia el portal hasta que estuvieron por completo dentro y el portal se cerró. El micrófono dejó de emanar el aura verde y finalmente las sombras volvieron a su amo. Alastor sin decir nada más, abrió un portal con la ayuda de su micrófono y se llevó a Charlie, sus guardianes y sombra con él.
Todos aparecieron a mitad de la sala del Demonio Radio, Alastor chasqueó los dedos y desapareció a Razzle y Dazzle, Umbra se llevó a la sombra de Charlie y ambos quedaron a solas. El Demonio Radio se volvió sombra y se giró para poder ser abrazado por la princesa infernal, dejando que la rubia pudiera llorar en su pecho mientras él acariciaba su cabello con su mano sana y su mano herida la mantenía tras su espalda.
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En el hotel, todos ya se encontraban en sus respectivas habitaciones, nadie había cenado, el apetito se les había ido luego de saber que Charlie había ido a Villa Caníbal y, a juzgar por la reacción del Demonio Radio, eso no había sido una acción muy inteligente de parte de la princesa infernal.
Todos sin excepción esperaban que Alastor hubiera llegado a tiempo a evitar lo que fuera que lo hizo salir a prisa apenas escuchó el nombre de su hogar.
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Rosie se encontraba cerrando su local, un grupo de demonios pasó corriendo y gritando a todo pulmón: "la princesa Magne está aquí", logrando que demonios que se encontraban en la comodidad de su hogar salieran de inmediato. Todo parecía estar perfectamente organizado pues mientras alguno de los nuevos se unía al voceo, otro de los antiguos voceadores tomaba el camino contrario guiando a los demonios que habían salido. Rosie, sin comprender del todo de qué iba todo eso, salió de su local y se acercó a los demonios.
—Disculpa, querido, ¿a qué se debe todo este alboroto?
—Charlotte Magne está en la Villa, viene acompañada sus guardianes, estamos reuniéndonos para poder asesinarla…
—¡¿Asesinarla?! —Cuestionó sorprendida Rosie.
—Oh, Rosie. Tú llegaste a la Villa en un momento en el que ya todo estaba mejor gracias a la benevolencia del Señor Alastor, pero antes de la llegada del Demonio Radio al infierno, Villa Caníbal estaba a punto de desaparecer gracias al nulo interés del Rey en nuestra Villa. Es por eso que el que su hija esté aquí es nuestra oportunidad para hacerle pagar por todo el sufrimiento en el que la Villa estuvo sometida antes de la llegada de Alastor. —Explicó antes de continuar con su peregrinaje.
—Espera —llamó con urgencia Rosie —¿Exactamente dónde se encuentra la princesa?
—En la Zona Este, créeme, muchos ya se encuentran ahí y otros muchos más se dirigen para allá, no te perderás.
Rosie trató de invocar a Alastor, pero este no atendió su llamado. Esperaba que la estuviera ignorando porque ya estaba en camino a rescatar a la princesa y que si era así, que los habitantes de la Villa no hubieran lastimado visiblemente a Charlie o tendrían que sufrir la ira de Alastor.
Comenzó a caminar con paso apresurado en dirección a la Zona Este. Tal y como aquel demonio le había dicho, cuanto más se acercaba a la zona, había más demonios que se dirigían a esa misma dirección.
Cuando llegó, lo que vio iba más allá de lo que se había imaginado: Alastor había hecho una masacre.
—El señor Alastor se enfureció porque hirieron a su socia…
Escuchó explicar a uno de los demonios heridos.
—La princesa le rogó que detuviera su ataque…
Eso era de esperarse, si hubiera sido por Alastor, no hubiera quedado ningún sobreviviente. Rosie se debatió entre ir a la casa de su amigo o no. Estaba la posibilidad que Alastor se hubiera llevado a la princesa al hotel o, si estaba en su hogar, era probable que tuviera muchas cosas que hablar con la princesa infernal.
Sentía curiosidad, no había manera que Alastor hubiera dejado a la princesa andar sola por la Villa, lo que le hacía pensar que Charlie había llegado por su cuenta (eso explicaba que estuviera acompañada por sus guardianes) las preguntas era: ¿Por qué? Y ¿Dónde estaba Alastor?
Tendría que ir a la cama con esas interrogantes.
Alastor, pillo, ¿en qué lío te has estado metiendo? Se cuestionó mentalmente.
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Charlie estaba sentada en el sillón de la sala del demonio carmesí, Alastor estaba arrodillado frente a ella, curando la herida de su brazo haciendo uso de su magia, él había encendido la chimenea pues había notado que la princesa estaba temblando más no sabía si era porque sentía frío o si era el miedo que aún no abandonaba su cuerpo.
—¿Aún duele? —Cuestionó, eran las primeras palabras que le dirigía a la rubia desde que habían llegado a su hogar.
—Un poco —respondió apenas audible Charlie, viendo como el Demonio Radio tenía su vista clavada en la herida de su brazo y parecía querer evitar verla —no es nada comparada al dolor inicial.
—Te hirieron con la cuchilla de una lanza olvidada por los ángeles exterminadores… —explicó —es por eso te dolió de esa forma… la naturaleza celestial y el propósito de exterminio del arma hizo que tu poder de sanación se viera afectado, si te hubieran herido en otros lugares específicos o simplemente con múltiples rasguños hechos con ella, habrías muerto, Charlotte. —Dijo con voz queda y sin levantar la mirada.
Charlie llevó sus manos hasta las mejillas del Demonio Radio e hizo que volteara a verla, Alastor había borrado su sonrisa, en su lugar, había una línea recta.
Charlie pudo ver los rastros de la sangre que había brotado de la marca en su frente, Alastor llevó sus manos a las muñecas de la princesa infernal y sin mucho esfuerzo, apartó sus manos de sus mejillas, fue entonces que Charlie pudo sentir la palma derecha de Alastor empapada de la sangre que seguía brotando de la herida.
La princesa infernal se zafó de su agarre y llevó ambas manos hacia la mano lastimada del Demonio Radio, acunándola con sumo cuidado para evitar lastimarlo.
—¿Te duele? —Cuestionó Charlie. Alastor asintió un poco —Dime cómo puedo ayudarte a curarte —Pidió.
—No es necesario —respondió al tiempo que un aura verde envolvía su mano por unos segundos —no sanará al instante pero evitará que me desangre y aminora el dolor.
—Al…
—¿En qué estabas pensando, Charlotte? —Cuestionó poniéndose de pie y separándose de la rubia unos cuantos pasos.
—Yo… yo solo quería verte, Al. —Respondió con voz entrecortada.
—No debiste venir…
—No creí que algo como esto podría llegar a suceder…
—Ese es el problema contigo, Charlotte. Aparentemente nunca piensas lo que haces —Dijo con severidad.
—Lo siento —comenzó a llorar —por mi culpa atacaste a tu gente…
—No estoy enojado por haber atacado y asesinado a los pobladores de la Villa. No me importan, su existencia no es significativa para mí —dijo con frialdad —estoy enojado porque te pusiste en peligro y porque de haber tardado un poco más… pude haberte perdido para siempre, Charlotte…
—Alastor…
—Siempre he creído que eres la peor princesa infernal que me pude haber imaginado alguna vez… ¡pero esto es ridículo! —Comenzó a hablar más agitado caminando de un lado a otro en la sala —¡Eres la hija de Lucifer! En esencia eres de las primeras demonios originales, tienes sangre celestial, tu padre en su tiempo en el cielo superó al general Miguel, el líder de todo el ejército celestial y no puedes defenderte por tu cuenta de unos simples demonios pecadores…
Charlie se achicaba más y más en su asiento con cada palabra dicha por el Demonio Radio. Alastor tenía razón, era una princesa inútil.
—Debería dejar de acudir en tu rescate cada vez que te pones en riesgo… —continuó, Charlie dio un respingo y comenzó a llorar con mayor sentimiento.
Lo había logrado, había hecho que Alastor se cansara de ella.
—El problema es que no puedo… no quiero… Llegué al hotel con la idea de querer obtener diversión con tu fracaso, pero desde el principio no hice otra cosa más que ayudarte a lograr tu objetivo… Eres la princesa del infierno y te veías tan indefensa que sin darme cuenta, provocaste en mí la necesidad de protegerte, Charlotte… —dijo acercándose de nuevo a la rubia y arrodillándose frente a ella —Todo el tiempo creí que solo era mi retorcida necesidad de diversión lo que me hizo acercarme a ti, pero con todo lo que he vivido estando a tu lado, he llegado a la conclusión que no buscaba diversión en ti, sino ese cariño y protección que prometiste a los pecadores ese día en el noticiero y desde que te tuve en mis brazos por primera vez hiciste que volviera a sentir algo que no había sentido desde mi llegada al infierno: miedo.
Charlie dejó de llorar y dirigió su mirada al rostro del Demonio Radio, este se encontraba perturbado.
—¿Miedo de ti? Perdona que me ría, querida —dijo con sorna —¿De tu padre? Ni siquiera en mi llegada al infierno lo tuve… Entonces, ¿a qué le temía? No lo comprendía hasta que Von Eldritch llegó por primera vez al hotel, no fue su sola presencia la que me hizo sentir miedo, fue la manera en la que te miró cuando te vestiste con ese fabuloso vestido… Además de esa desagradable lasciva en su mirada, había deseo. Von Eldritch te quiere para él y eso me aterró, no podía permitir que te apartara de mi lado, a pesar que en ese momento creí que solo era porque te consideraba mi entretenimiento personal… El día del exterminio… si te soy sincero, no sé qué pasó conmigo, solo puedo decir que no me arrepiento de haber entrado a calmar tu ansia causada por esa situación… no me arrepiento de haberte cantado, de haber bailado otra vez contigo…. No me arrepiento de nada de lo que ha sucedido entre nosotros después… He vivido con miedo desde entonces, pero hasta hoy supe que ese miedo no era a tu poder, ni a tu linaje… Tengo miedo de perderte, Charlotte…
—Al…
—No sé qué tan osado o ridículo pueda sonar para ti, princesa, pero este excepcional pecador no quiere perderte de ninguna manera posible… Quiero estar a tu lado el resto de mi existencia y no me importa la manera… no me importa si tengo que obligarte a hacerlo, no me importa si por esto me gano el odio de Lucifer, no me importa nada de eso, Charlotte… solo quiero estar contigo…
Charlie no resistió más y se echó a los brazos del Demonio Radio.
—¿Qué sucede, Charlotte?
—Estoy tan feliz…
—¿Mis deseos no te han ofendido, querida?
Charlie negó con la cabeza en repetidas ocasiones.
—Eres una princesa muy extraña…
—Lo sé… —dijo con una pequeña risa —Al…
—¿Hmm?
—Te amo.
Charlie esperó una respuesta por parte del Demonio Radio pero al no recibir una se asustó de al pensar que había dicho algo que lo incomodó, pero es que no podía no decirlo si era una verdad innegable: ella amaba a Alastor. Se separó un poco y pudo ver que el Demonio Radio se había desvanecido, tuvo un pequeño ataque de pánico al pensar que pudo haber muerto por el esfuerzo realizado minutos antes al sentir el cálido aliento del demonio carmesí en su piel, supo que, al igual que aquella vez que le había ayudado con la transmisión de radio para todo el infierno, Alastor estaba agotado por el uso extremo de su magia y energía demoniaca y se había quedado dormido.
Charlie se vio en un problema: su brazo estaba herido, no podía cargar a Alastor a una de las habitaciones sin ayuda de Umbra. Alastor seguramente había enviado a Umbra, su sombra, Razzle y Dazzle a alguna de las tantas habitaciones de su mansión. Su sombra había sido lastimada por la cuchilla y Umbra seguramente no se quería separar de ella y Dazzle seguro estaba en la misma condición con Razzle. No podía subir y molestarlos, todos se encontraban en esas condiciones por salvarla. Ella también se sentía cansada, tenía que dormir ya pero no quería separarse de Alastor. Entonces vio la chimenea y tuvo una idea.
Con mucho esfuerzo, pudo ponerse de pie y cargar a Alastor apoyando su brazo sobre su hombro unos pasos hasta estar a una distancia prudente de la chimenea. Lo recostó con cuidado y luego ella se acostó a su lado dejado uno de los brazos del Demonio Radio bajo su cabeza y llevando ella su brazo hacia su pecho, acurrucándose con él.
—Yo también quiero pasar el resto de mi existencia contigo, Al. No Importa cómo, pero te prometo que así va a ser.
Le dijo antes de quedarse dormida también.
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12 de Agosto de 1933, Nueva Orleans, Luisiana.
—Y esto fue "Close your eyes" interpretada por la maravillosa Ruth Etting, —hablaba Alastor frente a su micrófono —una excelente canción para escucharse durante una cita especial ¡HA HA! Y hablando de citas especiales tenemos nuestra cita de esta semana… ¡Así es, hoy es sábado de cartas dirigidas a sus locutores favoritos! Esta mañana me he llevado la grata sorpresa de ver una pila de cartas sobre mi escritorio ¡en serio! Casi no lograba encontrar el micrófono —el encargado de audio colocó risas pregrabadas —Bien, leeremos 3 cartas al azar ¡pero no se preocupen! Todas sus cartas serán leídas, eventualmente, y el Demonio de la Radio les responderá al instante. Bien, primera carta escrita por la señorita Geraldine Davis:
"Querido Alastor" oh, qué afectuosa querida "espero esta carta llegue a sus manos" y llegó "sé lo que diré no es nada original, ni nada que no le hayan dicho antes pero aun así quiero que sepa que es mi locutor favorito de toda Luisiana" Siempre es halagador, mi estimada "y creo que su voz y carisma es un regalo de Dios para nuestra comunidad. Dios lo bendiga siempre, señor Boucher, mi esposo, mis hijos pequeños y yo siempre pasamos las mañanas escuchando música en su compañía"
¡Oh, qué mensaje tan conmovedor, Sra. Davis! Un afectuoso saludo para toda la familia Davis, en especial para esas pequeñas criaturitas, deben ser todos unos angelitos…. La segunda carta es de Mary Brown:
"Estimado señor Boucher" Estimada señorita Brown "escribo solo para decirle que estoy enamorada de su voz" oh, ojalá fuera la mitad de atractivo de lo que al parecer es mi voz "mis días son más amenos en su compañía" me alegra poder hacer sus días más amenos, Mary "espero que nos siga dando la dicha de poder escucharlo en nuestras radios por muchos años más." Bueno, eso no depende de mí… Despende enteramente de ustedes, si ustedes desean seguir escuchando al Demonio de la Radio háganlo saber contestando la encuesta bimestral que viene en el periódico local… Y… la carta número tres ha sido enviada por… Caroline Magnolia…
"Querido señor Boucher" Querida Caroline "Espero se encuentre con buena salud y la prosperidad impere en su vida" muchas gracias por sus deseos y en efecto, me encuentro en perfecto estado de salud, Caroline "Había pensado mucho sobre escribir esta carta o no, al final me decidí a hacerlo porque de otro modo no podría hacer honor a mi nombre" disculpa, querida, no sé a qué te refieres con esto último "Señor Alastor" Señorita Caroline "Estoy enamorada de usted… —Alastor carraspeó un poco por lo que acababa de leer, no era la primera vez que una admiradora le declaraba su amor a través de una carta que leía en vivo, pero eso no significaba que se hubiera acostumbrado —y me gustaría saber cómo es la chica de sus sueños para saber si tengo una oportunidad, por mínima que fuese. Le envío un afectuoso abrazo esperando no haberlo irrespetado con mi confesión." —Alastor carraspeó de nuevo, esa chica lo había metido en un apuro, no deseaba responder esa pregunta pero lo llamativo de esa sección era responder las cartas como si estuviera conversando por lo que no podía negarse a contestar —Bueno, Caroline, esta ha sido una declaración muy apasionada y me siento sumamente honrado por ser merecedor de tan bello afecto, comprenderá que no puedo corresponderle ya que no la conozco en persona pero, no se desanime, quizá la vida nos tenga preparada una sorpresa… Respondiendo a su interrogante, la chica de mis sueños ella —Alastor recordó a la misteriosa chica que había conocido noches atrás —ella es una chica muy tierna, alguien que me inspire protegerla, una chica que sea sincera de todas las formas posibles, que sus ojos, sus mejillas, un gesto de sus labios, un jugueteo de sus manos, digan más que mil palabras… Espero eso haya respondido su pregunta, señorita Caroline.
Terminamos con la sección de cartas y regresamos al segmento musical con un regalo para los más pequeños de la casa tenemos: "Who's afraid of the big bad Wolf?" Del cortometraje "Los tres cerditos" directamente de los estudios D. ¡Qué lo disfruten!
La música comenzó a sonar y Alastor salió del aire. Retiró su silla un poco del escritorio y releyó la última carta una y otra vez.
La autora le intrigaba, nunca había escuchado ese nombre. Se desperezó y mientras estiraba sus brazos recordó a la rubia misteriosa.
Ah… Charming Angel Belle… ¿escuchaste lo que dije? Una sonrisa divertida se dibujó en sus labios, esperaba que la chica hubiera escuchado, él realmente deseaba que ella le diera una oportunidad, tan solo una…
Minutos antes, en una cafetería no muy lejos de la estación de radio, las camareras y clientas escuchaban atentas el programa de radio a la espera que alguna de las presentes corriera con la suerte que su carta fuese leída en vivo, en una mesa junto a la ventana, una chica rubia escuchaba atenta la transmisión de radio, con la mirada fija en el exterior de la cafetería y una humeante taza de café con leche entre sus manos.
Alastor leyó las primeras dos cartas, las chicas en la cafetería hicieron ruido al reconocer el nombre de una de las remitentes, cuando el locutor comenzó a leer la tercera carta, guardaron silencio esperando reconocer otro nombre.
Caroline Magnolia no les dijo nada a ninguna de las presentes, a excepción de la chica en la mesa de la ventana, la cual apretó con sus manos la taza de café al escucharlo.
Mientras Alastor iba leyendo la carta y respondiendo, la joven apretaba sus manos y labios con nerviosismo.
"Estoy enamorada de usted…" las chicas del café gritaron como si ellas hubieran hecho la confesión, la rubia comenzó a mover ansiosa una de sus piernas a la espera que el locutor terminara de leer toda la carta.
—Bueno, Caroline, esta ha sido una declaración muy apasionada y me siento sumamente honrado por ser merecedor de tan bello afecto, —la chica sonrió con timidez —comprenderá que no puedo corresponderle ya que no la conozco en persona pero, no se desanime, quizá la vida nos tenga preparada una sorpresa… —su sonrisa se ensanchó un poco más —Respondiendo a su interrogante, la chica de mis sueños ella es una chica muy tierna, alguien que me inspire protegerla, una chica que sea sincera de todas las formas posibles, que sus ojos, que sus mejillas, que un gesto de sus labios, que un jugueteo de sus manos, digan más que mil palabras… —y mientras Alastor iba enlistando las cualidades de la chica de sus sueños, la rubia se iba ruborizando más y más, aguantando un risa de emoción —Espero eso haya respondido su pregunta, señorita Caroline.
—Sí, la respondiste, Al. —contestó en un murmuro antes de dar un trago a su café con expresión soñadora.
