Cuando pienso en mi esposa, siempre pienso en su cabeza. Imagino abrir su hermoso cráneo, desenrollar su cerebro, intentar obtener respuestas. Las preguntas básicas de cualquier matrimonio: "¿Qué estás pensando?" "¿Cómo te sientes?" "¿Qué nos hemos hecho el uno al otro?

Gone girl. David Fincher. 2014.

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Charlie despertó ese día y, al estirar su brazo para poder abrazar a Alastor, no lo encontró en su cama. Soltó un suspiro y se giró en dirección contraria para tomar su celular de la mesa de noche y revisar la hora.

Todavía no eran las seis de la mañana, eso explicaba la oscuridad en la habitación. Dejó el aparato de nueva cuenta en la mesa y se acomodó en posición fetal viendo hacia el lado de la cama que le correspondía a Alastor. Dormiría el tiempo que le restaba antes de que la alarma de su celular le avisara que ya hora de levantarse.

Quince minutos antes de las siete de la mañana ella ya estaba lista para iniciar su día laboral. Afuera de su habitación Razzle, Dazzle y su sombra la esperaban.

—Razzle, encárgate de los jardines, Dazzle, revisa todas las instalaciones de servicios, Jingzi (su sombra), echa un vistazo por los pasillos de las habitaciones, yo revisaré toda la planta baja. Nos reuniremos en el lobby cuando terminemos. —Ordenó la rubia a sus ayudantes mientras anotaba las actividades de todos en su tabla portapapeles.

Los tres ayudantes asintieron y salieron a prisa para cumplir con sus labores asignadas a la vez que ella, con un ademan de su mano, desapareció su tabla y salió corriendo rumbo a las escaleras para poder ir a la planta baja y cumplir con su parte del trabajo.

Solo desde el día anterior se había percatado de qué tan grande era su hotel cuando tuvo que correr de arriba para abajo haciendo el recorrido de rutina de Alastor y apenas tuvo tiempo de garabatear los detalles y problemas a resolver que se encontró para poder llegar a tiempo al desayuno y cumplir con el resto de su día.

Alastor se había ausentado del hotel y ella tenía que cubrir sus actividades si quería que su proyecto siguiera funcionando como hasta ahora.

Por la tarde, Charlie se encontraba entretenida en el bar jugando cartas con Niffty y platicando con Angel Dust cuando este no estaba ocupado preparando algún coctel.

—Entonces, ¿usted y la señorita Octavia nunca han sido amigas? —Cuestionó Niffty mientras recogía las cartas para comenzar a barajear.

—Además que Octavia es mucho menor que yo, como te habrás dado cuenta, Octavia tiene una personalidad bastante cerrada…

—Me parece que es bastante selectiva pero no creo que sea mala… —Opinó la cíclope.

—No, no es mala. —Secundó Charlie.

—Su único defecto es —entró en la conversación Angel, dejando sobre la barra frente a ellos tres caballitos de tequila —que le quiere bajar al chulo de fresa. —Terminó de decir con burla.

—Tiene buen gusto. —Afirmó Niffty con simpleza al tiempo que comenzaba a repartir cartas.

Charlie giró los ojos con cierto fastidio.

De pronto, la música del bar fue detenida y la televisión se encendió solo para mostrar una transmisión especial del 666 NEWS sobre un enfrentamiento que había estallado entre los ejércitos del territorio del Demonio Radio y Valentino.

El staff estaba a punto de cuestionar a la rubia sobre Alastor cuando en el propio noticiero se lanzó la incógnita del paradero del mismo ya que, aunque el conflicto se había iniciado prácticamente en su territorio, los pobladores de su zona se habían organizado para luchar sin que su gobernante hubiese hecho acto de presencia aún.

Es evidente la ausencia de Alastor en este conflicto porque, de haber estado presente desde el principio, es muy probable que no hubiese escalado hasta el punto en el que se encuentra ahora ya que nos informan que está avanzando hacia la zona centro del Pentagrama.

Anunciaba Tom Trench.

Esperamos que Alastor se haga presente antes que los combates sigan moviéndose hacia el sur: si esto ocurre, sería la primera vez dentro de la era moderna que nuestro Rey Lucifer moviliza sus tropas para participar en un conflicto territorial. Charlotte Magne: ¿Acaso estás acaparando al Demonio Radio para proteger tu hotel?

Comentó con burla Katy Killjoy.

—¿Dónde dijiste que está el hijo de puta, niña? —Cuestionó Husk.

—Fue a la Villa… —Respondió Charlie sin despegar su vista del monitor.

Estaba preocupada, no era normal que hubiera una guerra territorial en esa época del año, usualmente se daban luego de los exterminios, cuando todos los territorios se encontraban vulnerables por igual.

—¿Y qué? ¿En la Villa no tienen televisiones? Los enfrentamientos iniciaron en su territorio y el fresita proxeneta no se ha aparecido para poner orden. —Se quejó Angel.

—Debe estar muy ocupado… —Justificó Charlie.

—Disfrutando de las muertes causadas por el conflicto, seguramente —Opinó Vaggie luego de volver a la barra, seguida por Cherry.

—No lo dudo… —Secundó Husk.

—Oh, mierda… —Exclamó Cherry sin despegar la vista de la pantalla.

Todos volvieron a dirigir su vista al aparato y vieron con sorpresa que Sir Pentius estaba entrando a la batalla en un gran aparato bastante similar al que había utilizado para atacar el hotel hace casi dos años y que muchos de sus egg boys estaban equipados con armas bastante superiores a las que estaban utilizando los ejércitos de Alastor y Valentino.

—Maldito anciano oportunista… —Se burló Cherry. —Está aprovechando que Alastor no está comandando su ejército. Más le vale aliarse con Valentino antes que regrese y así quizá tenga una oportunidad de sobrevivir de la furia del ciervo, ¿no creen?

Esto se pone cada vez más interesante, Katy, Sir Pentius no pudo dejar pasar la oportunidad de obtener una tajada de los territorios que se están disputando pero… alguien por favor avísenles que están llevándolo demasiado al sur: ya han ingresado a la zona centro del Pentagrama.

—Oh no… Esto es malo… —Dijo Charlie con preocupación.

—¿Dijiste algo Charls? —Cuestionó Angel.

—Alastor tiene que regresar pronto… esto tiene que parar ahora. —Declaró inquieta.

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En el castillo Magne, Lucifer regresó al salón del trono luego de haber estado, como de costumbre, cerrando tratos en la Tierra.

—Bienvenido, querido. —Saludó Lilith depositando un corto beso en los labios.

—No entiendo cómo es posible que los humanos me invoquen para cosas tan absurdas… —Dijo con fastidio mientras tomaba asiento en su trono.

—Con el pasar del tiempo se ha vuelto más común, ¿no querido? —Dijo Lilith mientras tomaba asiento en las piernas de su esposo.

—La amada creación de Dios es cada vez más desesperada: quieren obtener todo en muy poco tiempo… si tan solo reflexionaran que tiempo es lo que sobra…

—¡Lamento la abrupta intromisión, mis señores! —Ingresó con apremio uno de los guardias al salón del trono.

—¿Qué sucede? —Cuestionó con fastidio Lilith mientras Lucifer solo miraba con severidad a su sirviente.

—Ha iniciado una guerra territorial. —Anunció.

—Uhu… ¿y eso qué? —Dijo con desdén el soberano. Lilith se levantó para ir a tomar asiento a su trono. —Es una temporada inusual, es cierto, pero estamos en el infierno… —Dijo mientras se tomaba el puente de su nariz. Estaba cansado, solo quería estar unos momentos en paz en compañía de su esposa. —¿Quiénes están involucrados? ¿Los Von Eldritch otra vez? —Cuestionó con tedio.

—No, mi señor, se trata de toda la zona Norte del Pentagrama, inició con un intento de invasión de parte de Valentino hacia el territorio del Demonio Radio y hace unos momentos se unió Sir Pentius. Los enfrentamientos se han estado moviendo hacia el sur y están próximos a ingresar al centro del Pentagrama.

—¿El territorio del Demonio Radio, dices? —Cuestionó con cierta sorpresa.

—Son sus habitantes los que se están defendiendo, mi señor. Alastor no se ha aparecido en el conflicto hasta ahora.

—Podría estar resguardando el hotel, querido. —Sugirió Lilith.

—Eso espero. —Advirtió. —¿Estás seguro que el conflicto ingresará a esta zona?

—No hay duda de eso, mi señor.

—En ese caso… convoca a las legiones, que se preparen para partir hacia la zona norte y esperen mis instrucciones. —Ordenó Lucifer, el sirviente asintió y salió a prisa a cumplir lo pedido por su rey. —Lilith, por favor, ve a nuestra recamara y no salgas de ahí hasta que haya resuelto este molesto asunto. —Pidió el ángel caído, arrodillándose ante su reina y tomando su mano entre las suyas.

—¿Sospechas algo, querido?

—Es una precaución, querida. —Besó su mano. —No permitiré que ese alboroto llegue hasta aquí pero estaré más tranquilo sabiendo que estás resguardada. —Tranquilizó. —Ahora, lo que me interesa saber es si el Demonio Radio no ha intervenido porque está protegiendo el hotel de Charlotte —Sonrió con burla —si ese es el caso, tendré que felicitar a mi Manzanita por haber dominado de esa manera a ese engreído.

—Está bien, Lucifer. Sé precavido, por favor. —Pidió Lilith tomando de las mejillas al rubio antes de besarlo. —Protege a Charlotte y vuelve con bien.

—¿A qué se debe este sentimentalismo tuyo, Lilith? No es la primera vez que debo interferir en un conflicto de territorios. —Cuestionó con seriedad Lucifer, tomando con delicadeza a su esposa del mentón para verla a los ojos.

—Pero, es la primera vez en varios siglos…

—Quizá sea por eso: tal vez sea momento de recordarles quien es su Rey. —Dijo con una sonrisa burlona. Lilith desvió la mirada, estaba preocupada de manera genuina. —Pero, te prometo que tendré cuidado, querida. —Agregó mientras se ponía de pie al notar la expresión de su esposa. —Espérame para cenar. —Terminó de decir al tiempo que desplegaba sus alas y salía del salón del trono.

En la entrada del castillo Magne, sus 26 legiones estaban listas para recibir las órdenes de su Rey, Lucifer sobrevoló sobre ellas y asintió con aprobación antes de ascender más, dar la orden de avance y volar en dirección a la guerra territorial.

Al llegar, pudo ver que los enfrentamientos ya habían ingresado al centro del Pentagrama y se encontraba a unas cuadras del hotel de su hija. El "edificio" era tan grande y llamativo que era fácil localizarlo.

Localizó de manera inmediata a los líderes de los enfrentamientos: Sir Pentius con sus máquinas y Valentino con sus "guerreros". Esperaba ver también a los achichincles de Valentino, el demonio con cabeza de pantalla y la arlequín pero, parecía que el proxeneta estaba solo. Por último estaban los pobladores del territorio del Demonio Radio que estaban defendiendo ambos flancos.

Había algo raro, algo estaba mal con esos enfrentamientos: el ejército de Valentino era el más patético que había visto en toda su existencia y, por el simple hecho de estar usando armamento, Sir Pentius ya debía haberse abierto paso entre el ejército sin comandante, es decir, el que pertenecía al Demonio Radio.

Seguía analizando el panorama cuando, ante él, se abrió un portal del cual surgió Alastor, sonriendo como de costumbre y manteniendo sus manos tras su espalda.

—Te has tardado, Alastor.

—Lo lamento, su majestad, —respondió haciendo una reverencia —no lo haré esperar más.

Acto seguido Alastor chasqueó los dedos y los tres ejércitos dejaron atacarse entre sí y apuntaron sus armas contra las legiones de Lucifer para finalmente lanzar un golpe de su energía demoniaca al monarca negándole cualquier oportunidad de reaccionar y haciendo que este saliera disparado varios metros hacia atrás, iniciando de este modo el enfrentamiento entre su ejército y las legiones de Lucifer.

Tomó su forma demoniaca y apenas concluyó su declaración de guerra recibió un golpe a puño limpio del Rey haciendo que se precipitara hacia el piso, pero su caída fue evitada por la oportuna intervención de Umbra.

—Gracias, amigo. —Dijo a su sombra.

Lucifer descendió a toda velocidad y tomó de la solapa del traje a Alastor antes para cambiar la dirección de su vuelo y estamparlo contra un muro.

—Creí que eras más inteligente, Alastor. —Dijo con desdén y sin soltarlo. —No es la primera vez que intentan derrocarme pero sí es la primera vez que un simple pecador tiene la osadía de siquiera pensarlo.

—¿Qué puedo decir? Siempre me ha gustado llamar la atención. —Respondió con descaro.

—Nunca me fie de ti pero me decepciona este "plan" tuyo, Demonio Radio, ¿Acaso no fuiste tú quien derrocó a los Overlords antiguos?, ¿Dónde quedó esa astucia?

—Tal vez estaba muy distraído con la princesa, mi señor. —Sugirió con malicia.

Lucifer apretó más el cuerpo de Alastor contra el muro, colocando su antebrazo en su cuello.

—Ya estoy enterado de eso, siervo. —Respondió apretando los dientes.

Aun cuando su hija le había explicado sus motivos para involucrarse de esa manera con él, no estaba nada contento sabiendo que el Demonio Radio había puesto sus garras sobre su hija.

—Por supuesto —decía Alastor con dificultad, pues el aire comenzaba a hacerle falta pero, aun así, su sonrisa seguía presente. —todo el infierno sabe que era socio del Hazbin Hotel…

—¿Eras? —Elevó una ceja.

Alastor tosió un poco y luchó por conseguir aire para poder seguir hablando.

—Su majestad, creí que era más inteligente —Lucifer ejerció más fuerza. —Usted no pensará que Charlotte desee seguir con el acuerdo que tiene conmigo y sobre todo, no pensará que después de esta noche yo desee tener algo que ver con algún miembro de la familia Magne.

Lucifer soltó una carcajada.

—¿"Después"? ¿Crees que habrá un después para ti?

—Estoy segur….

—¡Papá! ¡Alastor! —Se acercó corriendo Charlie seguida por Razzle, Dazzle, Jingzi y, varios metros atrás, los miembros del Hazbin Hotel.

—Manzanita, —Lucifer dirigió su vista hacia su hija —te haré una pregunta: ¿dónde estaba el Demonio Radio cuando todo este absurdo circo inició? —Cuestionó mientras ejercía más presión en el cuello de Alastor y volvía su vista a él.

—Estaba en el hotel, conmigo —mintió. Alastor tosió al intentar reír luego de escuchar la mentira de la rubia. —Papá, por favor, libéralo. Estoy segura que hay una explicación para esto. —Suplicó.

—Claro que la hay: —dijo con burla —tu juguete favorito ha descubierto cuál es su verdadero lugar en tu vida. ¿O me equivoco, Alastor?

—Papá, por favor… —Pidió de nuevo tomando el brazo de su padre en un intento de liberar al Demonio Radio.

Umbra abandonó el cuerpo de Alastor y se abalanzó contra Lucifer, logrando liberar a su amo del agarre del monarca y volviendo a su posición original antes de que Lucifer pudiese hacer algo en su contra.

Alastor comenzó a tomar aire con urgencia, recargando una mano en su rodilla y con la otra aliviaba su cuello lastimado con ayuda de su magia.

—Alastor… —Llamó Charlie mientras se acercaba a ayudar al demonio ciervo pero este la apartó empujándola con poca delicadeza e irguiéndose.

Charlie observó con sorpresa al demonio carmesí. ¿Acaso su padre tenía razón y esa locura era consecuencia de lo que había hablado con su padre días antes y su situación con Seviathan?

—Quítate de en medio, Charlotte. —Ordenó Lucifer, sus ojos se tornaron rojos y su cornamenta se reveló.

—Le sugiero haga caso a la orden de su padre, princesa. —Respondió Alastor mientras acomodaba su ropa y luego buscaba de manera casual en el bolsillo interior de su saco.

—¡Alastor, dime algo! —Exigió la rubia acercándose de nuevo al Demonio Radio, tomándolo por los costados y sacudiéndolo con fuerza. Necesitaba que Alastor le diera respuestas, solo quería escuchar lo que él tenía que decir y de ese modo ella sabría qué hacer.

Sin embargo, la primer reacción de Alastor ante el contacto de la rubia fue emitir estática y distorsionar un poco la realidad a su alrededor pero enseguida volvió a su estado natural.

—Después de todo, no eras una princesa tan inútil como creí. —Le dijo con mirada seria y una sonrisa burlona.

—¡Por favor sé claro, Al! —Exigió de nueva cuenta. —¿Por qué estás haciendo esto?

—No eras la única con dobles intenciones, querida. —Respondió con voz fría y distante. Charlie dio un respingo.

—¿Qué quieres decir con eso? —Cuestionó nuevamente. En su mirada se reflejaba confusión, tristeza y desesperación.

—¡Charlotte! —Reprendió molesto Lucifer por la desobediencia de su hija

Umbra de nueva cuenta se desprendió del cuerpo de su amo y lo liberó del agarre de Charlie, alejándola un poco cuidando en todo momento de no lastimarla.

—El mensaje es claro, Charlotte: —Comenzó a hablar con voz firme mientras avanzaba hacia Lucifer y pasaba de ella. —ya no deseo cooperar contigo en el Hazbin Hotel. —Anunció mirándola sobre su hombro, luego volvió su vista hacia Lucifer. —He decidido continuar con mi objetivo original. —Fue entonces que se colocó un anillo en el dedo anular de la mano derecha.

Lucifer dio un respingo cuando Alastor empuñó su mano.

Imposible. Pensó el monarca.

—¿Objetivo original? —Cuestionó confundida.

—Charlotte… —Llamó con urgencia el ángel caído. —¡Charlotte, aléjate de él! —Ordenó el monarca. Alastor sonrió con satisfacción.

—Se terminó esta partida de Póker, y yo tengo la mano ganadora. —Anunció con orgullo mostrando su mano derecha con el anillo mientras giraba su rostro sobre su hombro para ver nuevamente a Charlotte. —Regla número uno del traidor, querida: nunca cuentes a nadie tus verdaderas intenciones. —Soltó una leve risa. —Tal vez debí decírtelo antes…

Cuando giró su vista al frente vio a Lucifer acercarse a velocidad pero pasó de él y se dirigió a Charlie para tomarla en brazos alejarse ambos de él. Alastor solo levantó la vista y sonrió con diversión viendo cómo Lucifer intentaba, inútilmente, escapar del destino que ya estaba sellado desde mucho antes que pudiera imaginarlo.

Juntó sus manos en posición de rezo y llevó las puntas de sus dedos hasta su frente, cerró sus ojos y comenzó a recitar en voz baja, de inmediato Razzle y Dazzle retrocedieron.

Atrás, el staff del Hazbin Hotel vio con sorpresa como el soberano del infierno parecía tratar de huir de Alastor con su hija en brazos.

—¿Qué mierda está ocurriendo? —Dijo Angel posando su vista en el Demonio Radio.

—Husk, Niffty, ustedes conocen más a Alastor, ¿tienen idea de lo que pasa? —Cuestionó Cherry.

—Deben saberlo, ¡ellos llegaron con el maldito ciervo! —Exclamó Vaggie mientras apuntaba con su lanza hacia el par de demonios.

Husk se puso en posición de ataque mientras mandaba tras su cuerpo a la pequeña cíclope.

—No tengo ni puta idea de lo que está pasando pero, si lo que deseas es pelear contra nosotros porque crees que estamos dentro de toda esta mierda, no tengo problema con ello. —Advirtió Husk mientras mostraba sus garras y desplegaba sus alas.

—¡Vaggie, baja la lanza! —Pidió Cherry.

—¡Este no es momento para pelear entre nosotros! —Señaló Angel colocándose en medio de Vaggie y Husk.

Niffty, por su parte, veía con preocupación hacia el lugar donde se encontraba Alastor. No entendía qué estaba pasando, ¿por qué Alastor estaba haciendo eso?, hubiera deseado poder acercarse más y haber escuchado lo hablado entre los Magne y el demonio carmesí.

Charlie estaba confundida y con justa razón pero, Alastor… Alastor era el que se notaba más extraño, no parecía estar disfrutando lo que estaba haciendo, de hecho, parecía perturbado, triste…

—Señor Alastor… —Dijo en un susurro comenzando a avanzar en dirección del Demonio Radio.

Poco a poco el extraño anillo comenzó a emanar un aura púrpura que se fue extendiendo por su mano, luego su brazo hasta que finalmente cubrió su cuerpo entero. Fue en ese momento que las cabritas salieron corriendo a toda velocidad tratando de alejarse lo más posible de Alastor. Este abrió los ojos, los cuales brillaban con mayor intensidad que de costumbre y elevó su puño derecho al cielo.

—Yo los invoco, Ars Goetia.

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En su habitación, Octavia había estado viendo toda la transmisión del 666 NEWS sobre el conflicto territorial. Todo parecía normal hasta que Alastor había anunciado sus intenciones de derrocar a Lucifer.

Lo que siguió, poco lo podía entender:

Parecía que Alastor estaba a merced del monarca, como era de esperarse. Luego Charlotte Magne había llegado hasta ellos y parecía querer hacer la función de mediadora, no había audio de lo que los tres demonios habían hablado. Y fue en un punto que el semblante confiado de Lucifer había cambiado a uno alarmado y después de unas palabras más entre Charlotte y Alastor, Lucifer había escapado con su hija entre sus brazos.

¿Qué era lo que pudo haber dicho Alastor que hizo que el mismísimo Lucifer reaccionara de esa manera?

Mientras tanto Stolas, de igual manera, se encontraba siguiendo la transmisión de todo el alboroto que la rebelión de Alastor estaba provocando en Ciudad Pentagrama. Le costaba creer que el Demonio Radio se hubiera atrevido a tanto. Pensó en ir a la habitación de Octavia y confortarla, era un hecho que los minutos de existencia Alastor estaban contados, sin embargo, cuando estaba por ponerse de pie, tuvo una sensación desagradable que, muy para su desgracia y a pesar de todos los años transcurridos, nunca logró olvidar, entonces fijó su mirada en la pantalla y aunque la imagen estaba alejada, pudo ver un objeto peculiar en el puño que el Demonio Radio estaba alzando al cielo.

—¿Cómo es posible…

No pudo culminar con su pregunta pues desapareció de su sala.

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Angel y los demás miembros del staff vieron que los cabritos ayudantes de Charlie huyeron despavoridos de Alastor pasando de largo incluso de ellos. Al volver su vista hacia donde se encontraba el Demonio Radio, vieron con asombro cómo comenzaron a caer decenas y decenas de rayos a su alrededor y que con cada rayo que caía, aparecía un demonio nuevo, todos con la apariencia de pertenecer a la nobleza, cuando la lluvia de rayos terminó, Alastor comenzó a hablar.

—Lamento importunarlos de esta manera.

—¿Tú nos invocaste? —Cuestionó sorprendido Stolas. —¿Tú tienes el anillo de Salomón?

Alastor asintió y mostró el anillo en su mano.

—Pero… ¿cómo es posible?

—Señores, el cómo y por qué son cosas que en realidad no les interesa, lo importante aquí es: para qué los he invocado.

—¿Qué es lo que deseas, Alastor, que nos has llamado a todos? —Cuestionó otro demonio.

—Deseo el trono de Lucifer, si me ayudan a obtenerlo, yo, como su nuevo Rey, los liberaré de la tarea impuesta por Lucifer y sus príncipes. Amigos míos, les ofrezco la libertad que tanto han anhelado durante siglos a cambio de derrocar al monarca que no los respeta y que por el contrario, los tiene sometidos a sus deseos y caprichos.

—¿Y si no deseamos ayudarte?

—Tal vez necesito recordarles que, mientras yo posea el anillo, tengo control absoluto sobre ustedes así que fácilmente podría obligarlos a hacerlo, sin embargo, mi primera opción es cerrar un trato justo con ustedes, un trato que nos beneficie a ambas partes, no solo a una pero, si no les interesa….

—¿Por qué nos ofreces liberarnos? ¿En qué te beneficia o afecta el hecho que estemos sometidos a los deseos de Lucifer y sus príncipes?

—En nada, realmente. Es solo que, lo puedan creer o no, detesto las injusticias y considero que los que Lucifer y los príncipes infernales han hecho con ustedes es una.

—Así que, deseas ser un gobernante justo en el infierno…

—En efecto.

—¿Te crees capaz?

—Fui capaz de conseguirlos a ustedes, así que, ustedes díganme: ¿lo soy?

Los Goetia se miraron unos a otros y poco a poco su expresión de escepticismo cambió a una de convicción.

—Aceptamos ayudarte, Alastor. Tú tendrás el trono, nosotros nuestra libertad.

Alastor sonrió satisfecho, luego prestó atención al ajetreo que se escuchaba por los enfrentamientos de su ejército contra las legiones de Lucifer.

—¿Podrían empezar dando fin a las legiones de los Magne? Luego de eso partiremos al castillo en donde reclamaré el trono.

Los Goetia asintieron y salieron a prisa a cumplir con la petición de Alastor, en un par de minutos las legiones de Lucifer habían sido exterminadas y Alastor dio la orden de retirada a su ejército.

El staff del hotel no podía creer tal muestra de poder mostrada por los Goetia y que encima, Alastor fuera quien los comandara. Era una locura. Todos habían escuchado de la historia de cuando derrocó a los Overlords antiguos pero, ahora estaba intentando derrocar al rey del infierno y, por lo visto, tenía muchas posibilidades de lograrlo.

Cuando Alastor y los Goetia avanzaron en dirección al castillo Magne, el Demonio Radio vio a su antiguo staff y se dirigió hasta ellos.

—Señor Alastor… —Se apresuró a querer hablar Niffty pero Alastor la interrumpió.

—Les sugiero regresen al hotel y preparen todo para recibir a sus nuevos huéspedes ¡ah! Y que estén atentos a noticias, les aseguro que ofreceré un espectáculo que nunca olvidarán.

Dicho esto, invocó su cetro y abrió un portal bajo los pies del staff desapareciendo del lugar al instante. Acto seguido volvió al frente de los Goetia y los dirigió hacia el castillo Magne.

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Lucifer volaba lo más rápido que podía, no sabía cuánto tiempo tenía para lograr poner a salvo a su familia.

—Papá, ¿qué pasa? —Cuestionó Charlie abrazándose fuerte al cuerpo de su padre.

—Alastor es más listo de lo que creí. No imaginé que se atrevería a tanto. Me ha tomado por sorpresa…

—Papá, yo…

—Alastor quiere destruirnos. El maldito Demonio Radio va en serio.

—Debiste dejarme hablar bien con él, estoy segura que si escu…

—Desgraciados… —Masculló.

Lucifer aceleró su vuelo y Charlie dirigió su vista al frente, pudo ver con horror que su madre estaba aprisionada dentro de un campo de fuerza y, al frente del ejército que había tomado el castillo Magne, se encontraba el patriarca de los Von Eldritch mientras que, custodiando la prisión de Lilith, se encontraba Bethesa.

Lucifer aterrizó, dejó a su hija en tierra firme y se dirigió amenazante contra Frederick.

—¿Así que estás cooperando con el Demonio Radio en esta estupidez? —Reclamó.

—Alastor nos ofreció un trato que mejora con creces cualquier promesa hecha por ti, Lucifer y, todos sabemos que el Demonio Radio es un demonio de palabra.

Charlie hizo una expresión de sorpresa al escuchar lo dicho por Frederick: ¿Alastor recurrió a los Von Eldritch? ¿Recurrió a la familia de Seviathan? ¿Por qué? ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Alastor estaba haciendo todo eso?

—Tu hijo ya sería el príncipe consorte si no hubiera sido un maldito cretino con Charlotte.

—Esto no se trata de mi hijo ni de la tuya, se trata de dignidad. —Aseveró.

—¿Dignidad, padre? —Se escuchó la voz de Seviathan.

El primogénito de los Von Eldritch se abría paso entre el ejército de su familia, acompañado por su hermana.

—¿Qué demonios están haciendo mamá y tú, papá? —Cuestionó Hellsa.

—No has aprendido nada en todos estos años, Lucifer. —Continuó Frederick, ignorando los reclamos de sus hijos. —Tú cometiste el pecado original, tu soberbia te hizo e hizo caer a muchos de tus hermanos del reino de los cielos, y es tu misma soberbia la que ahora te tiene a punto de perder el trono del infierno. —Advirtió.

—Tal vez —Aceptó. —pero, no somos tan diferentes, Frederick, y la envidia de tu familia no los llevará lejos.

—Lucifer, le juro que no tengo nada que ver en esto. —Aseguró Seviathan arrodillándose frente al monarca, seguido por su hermana.

—Nosotros no entendemos por qué nuestros padres han recurrido a un trato con el Demonio Radio. —Añadió Hellsa.

—¡Liberen a mi madre! —Exigió indignada Charlie.

—Me temo que eso no será posible, querida. —Se escuchó tras ellos la voz de Alastor.

Charlie se giró y pudo ver que Alastor venía acompañado por decenas y decenas de demonios, entre ellos pudo reconocer a Stolas y Octavia.

Frederick sonrió complacido, mientras que Charlie, Lucifer, Seviathan y Hellsa solo se quedaron estáticos sin poder creer lo que sus ojos veían.

—Bael, Agares, Vassago, Samigina, Marbas —comenzó a enlistar Alastor —Valefor, Aamon, Barbatos, Paimon, Buer, Gusion, Sitri, Beleth, Leraje, Eligos, Zepar, Botis, Bathin, Sallos, Purson, Marax, Ipos, Aim, Naberius, Labolas, Bune, Ronove, Berith, Astaroth (a quien, por cierto, no se puede localizar) —señaló —, Forneus, Hasmoday, Gaap, Furfur, Marchosias, Stolas, Phenex, Malthus, Malphas, Raum, Focalor, Vepar, Sabnock, Shax, Vine, Bifrons, Uvall, Haagenti, Croceil, Furcas, Balam, Alloces, Caim, Murmur, Orobas, Gremory, Ose, Amy, Orias, Vapula, Zagan, Volac, Andras, Haures, Andrealphus, Cimejes, Amdusias, Belial, Decarabia, Seere, Dantalion y por último pero no menos importante, Andromalius.

Todos y cada uno de ellos en algún momento de la historia fueron dominados por un humano: el Rey Salomón gracias al anillo que el arcángel Miguel le entregó. Muchos de ellos tardaron siglos en ser liberados de sus prisiones terrenales y al volver a su hogar fueron la burla de los 7 príncipes infernales además de ser obligados a volver a la Tierra, a ese lugar en el que fueron sometidos y seguir teniendo contacto con los humanos solo para traer más almas a un ya sobrepoblado infierno. Es gracioso que yo, un alma humana haya reunido a 71 de ellos aquí pero, a diferencia de Salomón, mi propósito no es someterlos, sino por el contrario, les propuse liberarlos a cambio de su colaboración.

—¿De dónde has sacado ese anillo? Ni siquiera Miguel sabía de su paradero. —Cuestionó Lucifer.

—Su majestad, lo único que puedo decirle es que esto no es algo improvisado. Años de aburrimiento y monotonía me han traído hasta aquí. —Respondió Alastor.

—¿Y ustedes? ¿Nuevamente están siendo sometidos por un humano? —Reclamó a los Goetia.

—Una última vez, Lucifer. —Respondió Paimon.

—Como Alastor lo acaba de decir: hemos hecho un trato con él. —Agregó Caim.

—Y no es algo que se tuviera que pensar mucho. — Continuó Gremory.

—Volveremos a tener nuestro status en el infierno, y tendremos libre albedrío para decidir si queremos seguir teniendo contacto con los humanos en la Tierra. —Explicó Balam.

—A menos que el humano haya realizado el conjuro correcto para llamarlos. —Aclaró Alastor con una sonrisa arrogante.

—No tendremos que ir al plano terrestre para cumplir con la cuota fijada por ti y tus elegidos. Eso ha llegado a su fin, Lucifer. —Sentenció Belial.

—Veamos: —Comenzó a hablar Alastor. —a Leviatán no se le ha visto en varios siglos y sus descendientes te han traicionado, Mammón está muy ocupado en su círculo, Asmodeo debe estar acosando mujeres en la Tierra, Belcebú no ha salido de su círculo en siglos, todos sabemos que Belfegor no es amante de realizar cualquier actividad, y Amon dudo que llegue a tiempo para salvar a tu familia.

—No todos los Von Eldritch hemos traicionado a los Magne. —Encaró Seviathan dando un paso al frente. —Atrévete a poner una mano encima de Charlotte y te haré pagar… —Amenazó.

Charlie miró con sorpresa a su exnovio y Alastor elevó una ceja al escuchar lo dicho por el descendiente de Leviatán.

—No tienes idea de en lo que te estás metiendo, Alastor. Ser el Rey del infierno no es lo mismo que manejar un hotel de pecadores. —Advirtió Lucifer, sintiéndose impotente pues sabía Alastor lo tenía acorralado.

—Descuide, sé lo suficiente: no olvide que soy un alma humana. —Respondió guiñándole un ojo.

—Alastor… —Llamó Charlie mientras avanzaba dudosa hacia él.

—¿Qué se te ofrece Charlotte? —Respondió mirándola de soslayo.

—¿Por qué estás haciendo todo esto? Dime, ¿es por mí?

Alastor soltó una leve risa y negó un poco con la cabeza, divertido. Acto seguido chasqueó los dedos y apareció justo en frente de la rubia, asustándola un poco por ello.

—Seré claro y breve, —Se inclinó hasta quedar a la altura de su rostro. —Charlotte: entre tú y yo hay un abismo de diferencia, sí, quizá eres la hija del primer traidor en la historia de la creación pero, yo he hecho de la traición un negocio, una forma de vivir en su momento y de existir ahora. Me acerqué al hotel buscando diversión, sí, no lo niego pero, luego de ver que no estaba resultando como esperaba y habiendo estado pensando en esto durante mucho tiempo, decidí que era el momento de hacer el mayor espectáculo de mi existencia: robar el trono. Al ser la hija de Lucifer te vi como una pieza clave pero, ¡vaya decepción! No lo eras. —Puntualizó. —Aunque, fue divertido jugar un tiempo contigo y reconozco que todas esas experiencias fueron entretenidas lamentablemente, soy alguien que se aburre con facilidad y llegué al punto que no encontré más emoción en esa "relación" contigo.

—¿Estás diciendo…

—Exactamente eso, Charlotte: nunca estuve enamorado de ti. —Mintió. —También reconozco que no planeaba llegar tan lejos con usted, princesa, y que al inicio fue un martirio pero… Bueno, no entraré en detalles frente a todos: ante todo soy un caballero y tú una dama. —Dijo mirando con burla a Lucifer y Seviathan.

—¡Mientes! —Dijo con los ojos inundados en lágrimas. —Haces esto porque seguro escuchaste la conversación que tuve con papá… Desde ese día te noté distante pero, si me dejas explicarte… —Pidió mientras trataba de tomar las manos del demonio ciervo.

Alastor soltó una carcajada seguida por un suspiro cansino y rechazó el intento de contacto de la rubia.

—Aun así, ¿cómo puedes asegurar que estoy mintiendo? —Cuestionó con seriedad. —Querida, tus referencias románticas son pobres y patéticas: —Señaló a Seviathan. —un prometido destinado desde antes de tu concepción y una novia que solo te sirvió para aplacar tu necesidad afectiva y a la cual no dudaste en hacer a un lado apenas tus instintos naturales despertaron gracias a un varón que, para mi fortuna y tu desgracia resulté ser yo. ¿Puedes asegurar que en realidad sientes afecto hacia mí? ¿Intentaste involucrarte con otro? ¿Cómo puedes tener la osadía de creer entender mis sentimientos incluso mejor que yo?

—Masacraste a tu Villa por mí, fuiste herido por protegerme… Alastor no puedes… —Decía con voz quebrada.

—El mayor riesgo que corrí fue no saber en qué momento decidirías ejercer tu poder sobre mí —Interrumpió. —y, en ese caso, sí hubiese estado en un grave problema pero, te sobrestimaste o me subestimaste tanto que creíste que eso no iba a ser necesario porque estabas segura que me tenías en tus manos.

—¡¿Cómo te atreves?! —Exclamó Seviathan comenzando a avanzar hacia Alastor pero fue detenido por el brazo de Lucifer.

—Charlotte, por favor, dejemos este penoso asunto. Tu padre no se ve muy cómodo y, como ya te lo dije, soy un caballero y no me gustaría seguir discutiendo estas intimidades, frente a tantos testigos tan distinguidos. —Miró con burla al demonio glauco. —Ahora, como seguro ya lo ha notado, —Continuó, esta vez dirigiéndose a Lucifer, dándole la espalda a una descolocada Charlie.—no hay manera que pueda salir victorioso de esto, derroté a sus legiones desde hace ya varios minutos, justo cuando usted se dirigía hacia acá. No tiene el apoyo de los demás príncipes y el Ars Goetia está de mi lado. Podemos resolver esto como caballeros o podemos llevarlo hasta las últimas consecuencias…

Alastor chasqueó los dedos e hizo aparecer a Lilith dentro de su prisión en medio de todos.

—Créame que no disfruto haciendo esto pero, es admirable que su familia sea la mayor debilidad del primer traidor.

Dicho esto, chasqueó los dedos y sus tentáculos aparecieron y rodearon la prisión de Lilith, rompiéndola y aprisionándola con fuerza. Lilith soltó un quejido.

—¡Al, no! —Reaccionó Charlie al ver lo que el Demonio Radio estaba haciendo con su madre.

Pero ella, al igual que su progenitora, fue aprisionada por uno de los tentáculos del demonio carmesí.

—¡Charlie! —Seviathan quiso salir a auxiliar a la rubia menor pero ahora fue detenido por su hermana menor. Su expresión denotaba terror y cuando dirigió su vista hacia donde ella veía, pudo ver que Alastor la miraba fijamente con sus dedos a punto de chasquear, Seviathan bajó la mirada y vio uno de los tentáculos rodeando una pierna de su hermana.

Apretó los dientes con impotencia y Alastor le dedicó una sonrisa ladina. Se estaba burlando de ellos.

—¡Lilith, Charlotte! —Llamó Lucifer pero solo recibió gritos de dolor por parte de las rubias como respuesta. —¡Está bien! Renuncio a la corona del infierno. —Aceptó Lucifer. —Deja a mi familia en paz, ya bastante daño has hecho.

—Me parece una sabia decisión, Lucifer. No vale la pena perder a criaturas tan bellas por un montón de almas que ni siquiera les importan. Ahora, necesito que me entregue su cetro, no creerá que desconozco que gran parte de su poder reside ahí.

—Miserable… —Dio un paso para abalanzarse sobre Alastor.

—Yo lo pensaría dos veces —Sugirió Alastor mientras de fondo se escucharon los alaridos de Lilith y en menor medida, de Charlie y los Goetia miraban amenazante al ángel caído.

Lucifer se detuvo y miró con desprecio a los Goetia, él sabía que era fuerte pero conocía sus límites y sabía que no podría vencer a todos los Goetia si los enfrentaba. Para su desgracia, no tenía opción:

Tensó la mandíbula y le entregó el cetro.

—Ahora, si son tan amables todos, por favor, acompáñenme al salón del trono para realizar la ceremonia oficial.

Alastor comenzó el camino a dicho lugar seguido por la familia Magne (Charlie y Lilith aun atrapadas por sus tentáculos) y Lucifer siendo custodiado por los Von Eldritch mayores, luego Seviathan y Hellsa y al final los Ars Goetia.

Al llegar al lugar Alastor hizo desparecer uno de los tronos (el perteneciente a Lilith) y tomó asiento en el trono que, hasta hace unas horas, había pertenecido, desde su creación, a Lucifer. Chasqueó los dedos e hizo aparecer (muy a su pesar) a Tom Trench y un camarógrafo dentro del salón, el reportero, confundido, paseó su vista por todos lados hasta que comprendió donde se encontraba y, para su mayor sorpresa vio al Demonio Radio sentado en el trono mientras que las mujeres Magne se encontraban prisioneras y Lucifer se mantenía de pie y con clara expresión de impotencia frente a Alastor. De inmediato dio la instrucción a su camarógrafo de dirigir el lente hacia ellos y Lucifer subió un par de escalones hasta llegar a Alastor.

—Yo, Lucifer Magne, el primer ángel caído, el que alguna vez fue la mano derecha de Dios y se rebeló a sus designios, renuncio al trono del infierno —Anunció. —y lo cedo a Alastor, el Demonio Radio, quien, a partir de este momento, debe ser reconocido y respetado como nuestro rey. —Concluyó con seriedad.

En ese instante, Alastor cambio su vestimenta por un traje de gala sin perder su característico color carmesí y el cetro de Lucifer transmutó a un micrófono exacto al que Alastor suele usar como bastón.

—Como lo prometí: —Comenzó a hablar dirigiendo su mirada hacia la cámara. — esta noche el infierno tiene un nuevo rey. Pero, sé que un cambio tan drástico como este causará conflictos entre los que creen que un alma humana como yo no puede gobernar sobre los demonios originales y los nacidos en este sitio, comprendo eso y tal vez tengan razón pero, les recuerdo que este humano acaba de derrocar al mismísimo Lucifer en una sola noche. Aun así, sé que nunca podré comprender las necesidades de un demonio original por lo que no está demás reconocer que necesitaré apoyo con eso. —Chasqueó lo dedos y reapareció el trono que era de Lilith. —Necesito a mi consorte. —Anunció.

Miró por un segundo hacia Charlie y ella le dedicó una mirada de desconcierto, Alastor se puso de pie y de un chasquido hizo que Octavia apareciera sentada en el segundo trono.

Todos soltaron un jadeo ante eso. Octavia veía confundida a Alastor y luego a su padre.

—Ars Goetia, los libero de la tarea impuesta por sus antiguos gobernantes, —Los Goetia asintieron de forma leve. —agradezco su ayuda pero, sería un mentiroso si digo que fue algo que hice solo. —Hizo una pausa. —Señorita Octavia —extendió su mano hacia la chica la cual se encontraba visiblemente confundida y solo atinó a tomar la mano del Demonio Radio por mera inercia —No encuentro mejor manera para agradecer su apoyo y confianza que ofreciéndole o, mejor dicho, pidiéndole que, por favor, acepte ser mi Reina consorte. —Depositó un beso en su mano. —No encuentro a nadie mejor para ser mi compañera en este largo camino que me espera.

Charlie se removió tratando se zafarse del agarre del tentáculo de Alastor, Lilith desde su propia prisión notó la desesperación en su hija luego dirigió su mirada de nueva cuenta hacia el nuevo Rey y pudo ver como este miraba de soslayo en dirección a su hija.

—Octavia… —Susurró sorprendido Stolas.

—Yo… yo… yo no lo sé… Alastor, yo no sabía lo que tú…

—Lamento no haber podido informarle de todos mis planes cuando solicité su ayuda pero, haciendo honor a mi palabra, apenas esta ceremonia termine y en el momento que usted lo desee, cumpliré con mi parte del trato. —Dijo en un volumen en el que solo Octavia pudiera escucharlo.

—No creo ser la indicada para ser tu reina consorte. —Admitió nerviosa.

—Eres la indicada, Octavia. —Aseguró Belial antes de arrodillarse frente a ellos.

Acto seguido, los demás Ars Goetia imitaron a Belial, Stolas incluido.

—¿Lo ve, Octavia? Ellos ya la han aceptado y estoy seguro que el resto del infierno lo hará. —Aseguró Alastor. —¿Usted me acepta a mí? —Cuestionó de nueva cuenta.

Octavia aun nerviosa asintió y fue entonces que su ropa juvenil fue cambiada por un vestido a juego con el traje que Alastor estaba portando.

—Solo durante la ceremonia de coronación, querida, luego podrás seguir vistiéndote como más cómoda te sientas —Aseguró Alastor guiñándole un ojo haciendo que la chica se ruborizara.

El monarca se puso de pie e invitó a Octavia hacer lo mismo, se colocó a lado de ella y ofreció su brazo el cual la chica aceptó aun con timidez.

—De ahora en adelante todos respetarán a Octavia como su legitima Reina, ella representa todos los demonios originales, a los nacidos en el infierno y a los perros infernales mientras que yo, represento a los pecadores. Habrá muchos cambios en la jerarquía infernal, el más importante es que despojo a los Magne de cualquier título nobiliario y de todas sus propiedades a excepción del Hotel de Charlotte Magne, ella puede continuar con su proyecto.

—¡Desgraciado! —Lucifer trató de abalanzarse sobre Alastor pero fue detenido por los poderes de Stolas y varios Ars Goetia más.

Alastor agradeció con un leve asentimiento.

—¡Siempre fuiste bien recibido en mi hogar, Stolas! ¡¿Es así como nos pagas?! —Reclamó Lucifer hincado frente a los nuevos monarcas, oprimido por la magia de los Goetia.

Stolas dejó de ejercer su poder.

—Créeme Lucifer, que esto ha sido una sorpresa para mí pero, sé que comprenderás que, al tener que elegir entre apoyar a mi hija o a un amigo, la elección está muy clara. Si mi Octavia en estos momentos decide traicionar al Demonio Radio y devolverles el trono a los Magne, yo la apoyaré, como padre y como su súbdito.

Octavia miró con sorpresa a su padre. Era verdad, ella podía hacer eso, ya tenía el poder para hacerlo… o tal vez no.

Alastor seguía portando el anillo de Salomón, él podía seguir ejerciendo su voluntad sobre los Goetia.

—No estás equivocada, querida. —Dijo Alastor dirigiendo su mirada hacia la joven. —En el momento que yo me despoje de este anillo tu podrás traicionarme si así lo deseas y quedarte con el trono solo para ti o, como dice tu padre, devolvérselo a los Magne.

—¿Por qué me diste tanto poder? —Cuestionó.

—¿Por qué tendría que limitar el poder de mi Reina?

Stolas sonrió al escuchar la respuesta de Alastor.

Lucifer apretó la mandíbula, estaba haciendo un gran esfuerzo para no caer rendido por la magia de los Goetia, dirigió su mirada hacia su esposa e hija y pudo ver cómo la menor se retorcía con desesperación tratando de liberarse de sus ataduras mientras su esposa la veía con tristeza.

El Demonio Radio se estaba vengando por el engaño de Charlotte, de eso no había duda alguna. Lo peor del caso es que Alastor estaba tan cegado en su deseo de hacer pagar a su hija "golpeándola" en su status social y "ego" que no se daba cuenta de que, en realidad, la estaba lastimando en su alma.

Maldita sea, ¿en qué momento su hija había aprendido a mentir tan bien? Los había engañado a ambos aquella vez que había ido a reprenderla por su relación clandestina con el Demonio Radio. Al parecer, su hija solo había querido mantener al ciervo protegido de él, ella sabía perfectamente que si admitía ante él que se había enamorado de Alastor, él no dudaría en hacerlo desaparecer sin importar si ella después lo odiaba por ello.

—¿Qué ocurrirá con nosotros, mi señor? —Cuestionó Frederick acercándose a los tronos acompañado por su esposa e inclinándose ambos frente a ellos.

—Honraré mi trato con ustedes, señores Von Eldritch. A partir de este momento, ustedes son los condes del infierno y sus adorables hijos serán vizcondes, naturalmente. —Respondió Alastor.

—Se lo agradecemos, su alteza. —Dijo Bethesa.

—¡Me niego! —Exclamó Seviathan. —Me niego a ser gobernado por un simple pecador.

—Seviathan, cállate. —Ordenó su padre.

—¡¿En qué demonios estaban pensando cuando aceptaron aliarse con el Demonio Radio?! ¿Dónde está la dignidad de la que le hablabas hace unos momentos a Lucifer, padre? ¿Te parece digno ser sometido por un humano? ¡Lo han arruinado todo!

—Aunque es evidente su descontento, joven Seviathan, mi trato con sus señores padres no me permite despojarlo del título nobiliario prometido para usted y su querida hermana. —Explicó con calma Alastor.

—Muy mal por ti, Alastor, porque desde mi nueva posición haré lo posible por regresar el trono a sus verdaderos dueños: los Magne. —Advirtió.

—No esperaba otra cosa de usted, joven Von Eldritch, después de todo, su destino era desposar a la ex princesa Magne y posteriormente convertirse en el Rey consorte. Debe ser muy difícil cambiar el rumbo de su existencia aunque, un título nobiliario no debe interferir en su unión con Charlotte, después de todo, nacieron el uno para el otro, ¿o me equivoco?

—No te equivocas y te juro, maldito ciervo, que te haré pagar por esta humillación a la verdadera familia real y el mal trato que le has dado a mi prometida.

—¡Oh! Pero qué descuidado, ¿en dónde están mis modales? —Exclamó con ademanes teatrales antes de chasquear los dedos y liberar a Charlie y Lilith de su prisión y empuñar su mano con el anillo para hacer que los Goetia liberaran de la suya a Lucifer.

Apenas estuvieron libres, Lilith se apresuró a ir a lado de su esposo pues el ex monarca se veía demacrado por todo el tiempo que estuvo soportando la magia de los Goetia, mientras que Charlie cayó de rodillas pues estaba agotada por todo el tiempo que estuvo luchando en vano por liberarse.

—Charlotte —Se apresuró para llegar a su lado Seviathan arrodillándose frente a ella para ayudarla a levantarse. —¿Te encuentras bien? ¿Estás lastimada?

Charlie asintió y negó, respondiendo en orden a las preguntas hechas por el demonio glauco. Luego de que este la ayudara a ponerse de pie, la rubia pasó de él y con la mirada gacha y paso lento se acercó a los tronos, cuando estuvo frente a Octavia y Alastor, ella clavó sus ojos llorosos en los del Demonio Radio.

—Si tan solo me dejaras explicarte, Al… —Comenzó a hablar en un hilo de voz. —Lo que oíste… hay muchas cosas que descubrí sobre mí, cosas que aún no sé cómo manejar, cosas que me asustan. Estaba buscando la manera de cómo lidiar con ellas, luego mi padre apareció cuestionando sobre lo nuestro y, sentí miedo por lo que te pudiera hacer… Sé que lo que escuchaste te lastimó, por eso has hecho todo esto y te pido perdón por no habértelo dicho esa misma noche cuando me lo preguntaste… —Decía tratando de contener el llanto, luego su semblante cambió, parecía haber recordado algo. —Acabo de hacer un trato contigo, ¿no? Hazlo efectivo, pídeme que te diga todo, estaré obligada a decirte la verdad. —Culminó con ánimo renovado.

—¿La verdad, Charlotte? —Cuestionó con desdén. —La verdad es que yo ya sabía todo sobre ti desde antes de que tú descubrieras todas esas cosas que aún no sabes cómo manejar y que te asustan. La verdad, Charlotte, es que yo siempre supe lo que podía pasar si tu padre nos descubría, hablamos mucho sobre ello, ¿no? La verdad, Charlotte, es que no me sorprende que el joven Von Eldritch se refiera a ti como su prometida y no es solo por el "destino que los une" el cual descubrí también desde hace mucho, sino porque pude verlo de primera mano. Así que, la verdad, Charlotte, es que lo único que quiero de ti, por nuestro trato, es que te mantengas alejada de mí, tanto como yo lo desee.

—¡No, Alastor!

Alastor no dejó que la rubia dijera más, chasqueó los dedos y desapareció del salón del trono. Lilith y Lucifer vieron con odio al Demonio Radio y este solo ensanchó su sonrisa para ellos.

—Descuiden, la envié a su hogar. Puedo hacer lo mismo por ustedes, si lo desean.

—Eres un estúpido, Alastor. —Reprendió Lilith. —Un estúpido desde el inicio: no solo cometiste la osadía de poner tus ojos en mi hija, sino que ahora, no ves la verdad ante tus ojos.

—Alastor, te juro, por Charlotte, que pronto te haré pagar por esta humillación. Te haré desear no solo el nunca haberte involucrado con mi hija, sino nunca haber nacido. —Amenazó Lucifer, poniéndose de pie con la ayuda de Lilith. —Experimentarás la agonía eterna y serás un ejemplo para todo aquel que alguna vez piense en imitar esta "hazaña" tuya.

—Estaré preparado para ello, Lucifer. —Respondió Alastor antes de chasquear los dedos y desaparecer a los ex monarcas del salón del trono. —¡Bien! ¡Esta ha sido una noche llena de emociones pero es momento de culminar con esta ceremonia extraordinaria! El día de mañana haré los anuncios necesarios sobre los cambios que se harán en el infierno pero lo haré a mi manera tradicional, así que tú, pequeño —dijo dirigiéndose a Tom Trench quien todo ese tiempo estuvo transmitiendo todo lo ocurrido en el salón del trono —ya no serás necesario. Gracias por tus servicios hasta ahora pero aquí termina tu cobertura. —Chasqueó los dedos y desapareció al reportero y al camarógrafo. —Señores Von Eldritch, supongo ustedes no necesitan de mi ayuda para volver a su hogar…

—Así es mí, señor. Nosotros nos retiramos por nuestra cuenta y le reiteramos nuestra lealtad a usted y su Reina consorte. —Respondió Frederick.

—Me complace escuchar eso. —Dijo Alastor.

—Nos retiramos, con su permiso, su alteza.

Alastor los despidió con un ademán y los patriarcas Von Eldritch se retiraron, siendo seguidos por Hellsa quien todo ese tiempo se mantuvo callada y nerviosa mientras que Seviathan vio con reproche a sus padres antes de seguirlos a la salida del salón.

—Ustedes, Ars Goetia, también pueden retirarse y disfrutar de su libertad nuevamente. Agradezco su apoyo brindado.

Los Goetia hicieron una reverencia y se retiraron del lugar, excepto Stolas.

—¿Me permitiría unas palabras con mi hija, mi señor?

—Por supuesto, príncipe Stolas.

Octavia bajó hasta su padre y fue recibida con los brazos abiertos por este.

—No sé cómo lo hiciste ni sé si fue la manera correcta, hija pero, quiero recordarte que cuentas con todo mi apoyo, siempre. No importa qué, ni quién: yo siempre estaré de tu lado, no lo olvides por ningún motivo, ¿está claro?

—Sí papá.

—Estoy muy orgulloso de ti, mi Octavia. Sé que harás lo mejor para todos.

Stolas dio un último apretón a su hija y se apartó un poco para poder dirigirse de nueva cuenta hacia Alastor.

—No conozco lo que haya ocurrido entre tú y Charlotte Magne, solo espero que no estés usando a mi hija para desquitarte de ella. A pesar de todo, tengo un buen concepto de ti, Alastor.

—Príncipe Stolas, créame que mis intenciones no son ni serán abusar del afecto y la benevolencia de la señorita Octavia hacia mi persona. Ella y yo hablaremos en el momento que ella desee y resolveré todas sus dudas, así que puede estar tranquilo.

—En ese caso, me retiro tranquilo. Octavia, las puertas de la mansión siempre estarán abiertas para ti.

—Lo sé. Muchas gracias por todo, papá.

Stolas asintió y salió del lugar, dejando a solas a Octavia con el Demonio Radio.

—¿Y bien? ¿Desea respuestas ahora o desea descansar? —Chasqueó los dedos y los atuendos de ambos volvieron a los habituales.

—Si no tengo respuestas pronto, no podré descansar. Quiero respuestas ahora, Alastor.

—Entonces, sugiero tomemos asiento ya que será una conversación larga.

.

.

.

En el hotel, Niffty, Angel y Vaggie tocaban con insistencia la puerta de la habitación que había pertenecido al ahora monarca del infierno.

Alastor había hecho aparecer a Charlie en medio del bar y apenas notó las miradas de aflicción por parte de sus amigos y muchas de burla por parte de los huéspedes, salió corriendo del lugar para dirigirse pisos arriba y encerrarse en la habitación que para últimas fechas, había sido la de ella y el demonio ciervo. Todos habían visto la transmisión, todos habían visto cómo Alastor había roto el corazón de Charlie al elegir a Octavia como su Reina consorte a unos cuantos pasos de ella.

—No me importa que ahora sea el Rey, juro que borraré su existencia para siempre. —Masculló con coraje Vaggie.

—No puedo creer que el señor Alastor le haya hecho esto a la señorita Charlie… —Dijo con tristeza Niffty.

—Es… complicado de explicar, loli… No es por sentimentalismo pero, el chulo de fresa no es tan culpable… —Dijo con calma Angel.

—¡No lo defiendas! —Reprochó la demonio polilla. —No hay justificación para la humillación a la que sometió a Charlie y su familia.

—¿Charlotte está aquí? —Cuestionó Lilith tras el trío de demonios. Estos se giraron y asintieron en repetidas ocasiones.

—¿Podría…? —Lilith hizo señas de querer acercarse a la puerta y el trio de demonios se hizo a un lado.

La súcubo tocó de manera fuerte y de algún modo, elegante.

—¿Charlotte? ¿Deseas que hablemos? Solo quiero que sepas que, ni tu padre ni yo te culpamos por nada de lo sucedido y, que a pesar de lo que ahora puedas estar pensando de nosotros, de todo lo que pudimos haberte dicho o hecho y que nos trajo hasta este punto, te amamos, hija, y nos duele verte sufrir de esta manera…

La ex monarca se mantuvo en silencio esperando por una respuesta de su hija pero no hubo tal cosa.

—Charlotte… —Iba a insistir cuando la puerta fue abierta por Jingzi y la invitó a entrar. Lilith volvió su mirada al trio de demonios amigos de su hija y estos asintieron antes de retirarse del lugar.

Al entrar, al instante se percató que esa debía ser la habitación del Demonio Radio a juzgar por el nulo toque femenino.

Charlie estaba recostada en la cama en posición fetal abrazando algo mientras Razzle y Dazzle estaban echados sobre la cama a la altura de las piernas de la chica haciéndole saber que estaban con ella.

—Charlotte…

—Te mentí, mamá —dijo con voz ahogada sin girarse a ver a su madre —y me mentí en esos momentos…

—¿De qué mentira hablas, Charlotte?

—Hace un año, cuando fui a buscarte porque mis instintos súcubos habían despertado… creo… creo que quise justificar de ese modo lo que empezaba a sentir… Supongo que no había superado del todo lo que había ocurrido con Seviathan años atrás y la idea de estarme enamorando de nueva cuenta de un varón y que ese varón fuera precisamente Alastor me asustaba… Sí, su perfume me atraía, pero, no solo era eso, era todo él… es todo él… Mamá, mis instintos súcubos no han despertado… —Confesó. —yo solo… yo simplemente estoy enamorada de él. Amo a Alastor, lo amo y… y ahora él no quiere saber nada de mí… —Dijo rompiendo en llanto mientras se aferraba con más fuerza a lo que tenía entre sus brazos.

Lilith se acercó y tomó asiento a un costado de su hija, comenzó a alisar su cabello con calma, tratando de confortarla. Fue entonces que pudo ver que, a lo que su hija se aferraba con tanta fuerza, era un pijama aborregado.