La Isla de Yangchen. Día 11.
Viernes 18 de Junio.
Cuatro días han pasado desde el altercado que tuve con Piandao. Desde entonces no ha habido más incidentes, los monjes son cordiales pero me he dado cuenta de que me han mantenido especialmente vigilada, aunque no considero que nada de eso sea necesario. Piandao pasa sus días en la playa y yo no tengo motivos para ir ahí, además la conmoción inicial ya pasó y no es que tenga planeado volver a castigarlo.
El hombre jamás se defendió, no levantó los puños u opuso resistencia, dejó que lo golpeara libremente y, si Gyatso no hubiera estado ahí para detenerme, me atrevo a decir que Piandao habría permitido que lo golpeara hasta matarlo... un pensamiento que me llena de incomodidad cuando recuerdo el incidente.
Por el momento me limitaré a mantener mi distancia, no quiero generar más problemas en la isla y tampoco quiero brindarle satisfacción a un hombre que mató a un Avatar y privó al siguiente de su identidad luego de haberle salvado. He estado pensando mucho al respecto, y sé que los traidores del Loto Rojo tienen sus propios motivos para haberse puesto en contra de su organización, pero no logro justificar sus acciones pasadas con las presentes, no quiero darle lo que busca, la culpa en su rostro es evidente, y a pesar de los consejos de Gyatso, no puedo dejar ir el deseo de que ese sentimiento se vuelva más fuerte y continúe carcomiéndole la conciencia por el resto de sus días.
De los tres traidores, Piandao es el único que no muestra interés en integrarse a las actividades de la isla, en vez de eso pasa el día entero sentado en la playa observando el mar, como si se encontrara decidiendo entre quedarse o partir, pero Gyatso me explicó que eso es algo que empezó a hacer luego del primer mes en la isla así que no creo que saltar al mar sea algo que vaya a hacer.
Los otros dos, Ikem y Shoji, lucen como chicos comunes que fácilmente podría haber confundido por chicos rebeldes en Ba Sing Se, si bien son fáciles de distinguir de entre el resto de los pobladores de la isla, la verdad es que no parecen ser una amenaza para nadie. Shoji en particular se muestra como un chico amable y accesible, convive con distintas comunidades acompañado de su novia y se muestra contento con el tipo de vida que llevan aquí. Por otra parte, está Ikem, y aunque su personalidad es menos amigable que la de Shoji, él también parece haberse adaptado por completo a los pobladores con quienes pasa el tiempo y bromea de vez en vez.
Así pues, he concluido que ninguno de los tres representa una amenaza como tal y he logrado dejar el tema de los traidores de lado para enfocarme en el verdadero reto que tengo entre manos. Korra.
El trabajo que hay que llevar a cabo para su rehabilitación consiste en distintas áreas que en conjunto resultan ser algo abrumador para una sola persona, por eso he tenido que hablar con los monjes sobre los planes que tengo en mente y la manera de desarrollarlos. Gyatso aceptó a todos mis términos de inmediato, sugirió llevar a cabo juntas en las que varios monjes asistieron para tomar notas y establecer el plan por escrito con tal de no pasar nada por alto.
Pero sin importar la excelente organización de los monjes y la cooperación de los pobladores, el obstáculo más grande es Korra. Sus hábitos y rutina actual simplemente no se alinean con ninguna diciplina. Despierta al medio día, come, se va a vagar por el pueblo o se pierde en la jungla, duerme más, vuelve a aparecer para cenar, socializa un poco y se va a dormir alrededor de las ocho para volver a repetir todo al día siguiente.
Con todo lo que tenemos que hacer, no hace falta decir que mi plan le pareció más que invasivo a penas se lo mencioné.
Desde entonces me ha estado evitando, o se acerca con preguntas que me niego a responder e inicia una lluvia de reclamos y quejas. La verdad es que con toda la información que he tenido que ir a traer del mundo espiritual para establecer bien las bases de mi plan, he requerido que los monjes transcriban todo lo que les digo y paso la mayor parte del día con ellos lo que me deja sin la oportunidad de hablar con Korra formalmente para hacerla entrar en razón.
A estas alturas en su mente he de ser una terrible villana, tengo todas las respuestas que busca, pero no estoy dispuesta ni tengo el tiempo para darle nada. Eso me ha puesto en una posición interesante, con Korra intentando portarse difícil conmigo no me puedo resistir a provocarla un poco, verla bufar me resulta fascinante y especialmente enternecedor ahora que no se encuentra en condiciones para pelear.
Al final sé que cuándo todo esté en orden y estemos listos para dar marcha a su rehabilitación, no le quedará de otra más que acceder a todo lo que le diga, pero eso no significa que vaya a resultar sencillo, con memoria o sin ella, mi Korra tiene un carácter fuerte. Afortunadamente siempre he encontrado la manera de hacerla fallar a mi favor, y espero que esta vez no sea la excepción.
Pude haber iniciado dándole información poco a poco, pero luego de hablarlo con los monjes y Wan Shi Tong, he decidido que lo primero que debo informarle es sobre su identidad como Avatar pues todo lo que pasó en su vida estuvo siempre influenciado por eso y no puedo profundizar en los temas que busca sin antes mencionarle el porqué de todas sus acciones.
Inicialmente creí que aquello no sería algo tan complicado, luego Gyatso me contó bien lo profunda que es la relación entre Korra y los traidores del Loto Rojo. Al parecer, incluyendo a Piandao, los cuatro llegaron a relacionarse como una familia.
Ahora mi deber es decirle que Piandao, así como mató a Aang, en algún punto de su vida también estaba intentando matarla a ella. En una mente sin referencias previas no sé qué tan bien le vaya a sentar semejante noticia. "El hombre que te salvó también te quiso matar"... de todo lo que le tengo que decir, este será el primer golpe que deberá superar.
Se que mi presencia aquí no significa mucho para ella por el momento, y aunque desearía poder ser su principal fuente de apoyo, temo que esto sea algo que ella perciba como un problema que deba enfrentar sola. De igual manera no pienso rendirme, la ayudaré a salir adelante sin importar lo complicado que me resulte volver a iniciar nuestra relación desde cero.
De cualquier manera, esta es una lista de las cosas que tenemos en mente:
1. Rehabilitarla físicamente con una rutina de ejercicios que ayude a acondicionar su cuerpo en el estado en el que se encuentra actualmente.
2. Ayudarla con su conexión espiritual, deberá asistir a las meditaciones con los monjes temprano por las mañanas.
3. También la obligaremos a interactuar con la gente del pueblo y sus distintos oficios, esto la hará sentirse parte de la comunidad y eventualmente ayudará a levantar su autoestima.
4. Finalmente, deberemos pedir el apoyo de Ikem y Shoji con lecciones sobre el control de cada uno de sus elementos, así tendremos agua y tierra mientras que Gyatso cubrirá viento y yo fuego.
Cada uno de estos puntos se puede diseccionar en partes más pequeñas, la rehabilitación física también va a requerir de la elaboración de una prótesis para su pierna, algo que Jinora y Tarrlok hicieron en mi pueblo para ayudar a la gente que perdió extremidades durante la guerra. Claro, la tarea fue complicada, hizo falta el conocimiento obtenido de la biblioteca de Wan Shi Tong, los esfuerzos del personal médico, el ingenio de Varrick y medio año para darle vida a lo que Jinora había visto en las páginas de los libros de medicina.
Desafortunadamente yo no me involucré en el proyecto y ahora deberé iniciar mi investigación desde cero, lo cual no se puede considerar como "lectura ligera" y lo mismo ocurre con la conexión espiritual de Korra. Según los monjes, nos resultará más sencillo ayudarla a conectar con sus vidas pasadas antes de intentar hacerla cruzar al mundo espiritual, pero el tema de "las vidas pasadas del Avatar" es otra cosa que debo investigar en la biblioteca ya que los monjes carecen de dichos conocimientos.
Por lo mismo he considerado enseñarles a los monjes a cruzar al mundo espiritual con tal de aligerar la carga que pesa sobre mis hombros, pero al final todo consume tiempo...
Faltan 8 días para que Hetam y Nevrik vuelvan por mí a las islas del Antiguo Reino Fuego, ya me he sentado a hablar sobre esto con Wan Shi Tong y él asegura que lo mejor es no notificar a mi gente sobre el lugar en dónde me encuentro. Me dijo que el anonimato y el olvido de la isla de Yangchen es lo que la ha hecho sobrevivir hasta el momento de la manera en que lo ha hecho y quiere que las cosas sigan así.
A pesar de que el espíritu de la biblioteca sea mi amigo, no puede llevarse a ignorar todo el conocimiento que tiene sobre la humanidad y su historia. Confía en mí y un poco en mi gente, pero dice conocer bien la fragilidad del pensamiento humano y asegura que el riesgo de perder las costumbres de la isla pesa más que el beneficio que traería que la gente de mi pueblo supiera del lugar en el que me encuentro. No me queda más que resignarme, por eso el tiempo no debería significar un problema.
Debo dejar de preocuparme por eso y enfocarme en Korra.
En cuanto a la isla, he descubierto que los monjes mantienen el poder del viento entre algunos de sus miembros. Me explicaron que al inicio en la isla había todo tipo de maestros elementales pero que eventualmente los maestros tierra, fuego y agua comenzaron a desaparecer. Supongo que eso fue alrededor del periodo luego de la guerra con el Avatar oscuro, les ocurrió lo mismo que ocurrió en el resto del mundo, pero a ellos les quedaron los maestros aire.
Wan Shi Tong dice que la única teoría viable es que el león tortuga sobre el que navegan sea uno de los que otorga el poder del aire, ellos dicen que eso puede ser una posibilidad, pero que como comunidad jamás escucharon sobre la procedencia del león tortuga o sus habilidades especiales.
Solo los monjes con fuertes poderes espirituales han logrado conectar con el espíritu del león tortuga y ninguno de ellos se dio a la tarea de interrogar al animal para aprender más sobre él. Otro misterio más por resolver.
Desde que llegué no he dejado de hacer preguntas, y me alegra, porque gracias a ellas también me enteré de que los monjes tienen una biblioteca enorme en el templo.
Aunque aún no conozco la historia de la isla como tal, comienzo a darme cuenta de que su sociedad proviene de antes de los días del Avatar Oscuro y que desde entonces creían que ellos eran la última esperanza de la humanidad. Como consecuencia han llevado un registro impecable de su historia, sus conocimientos, sus árboles genealógicos, sus valores, costumbres y creencias, todo se encuentra guardado en aquella impresionante colección de pergaminos y gruesos libros de hojas amarillentas que espero un día tener el tiempo de explorar libremente.
Otra cosa que llamó mi atención es que los pobladores son gente civilizada, todos saben leer y escribir, estudian en escuelas y desarrollan las habilidades del oficio que desean ejercer ayudando en los negocios locales como aprendices. Decir que me han sorprendido no basta para expresar lo mucho que esta sociedad me ha dejado sin palabras.
Hay muchas cosas que aún me queda por aprender de este lugar, espero con entusiasmo el día en el que esta bitácora esté llena de toda la información que logre recopilar. Cuando eso pase este se volverá otro de los libros exclusivos que se guardan en la biblioteca de Wan Shi Tong, y se preservará a través de los años como el relato de la comunidad que ha sido capaz de vivir en armonía con la naturaleza y los espíritus durante más de 500 años, volviéndose así una de las escasas evidencias de la capacidad que el ser humano tiene de ser gentil con su entorno.
Aunque orgullosamente puedo decir que la bitácora no será la única aportación que haré a una biblioteca pues también le he entregado a los monjes el material suficiente para que elaboren un pequeño libro. Les conté a detalle lo que conozco sobre la historia del mundo exterior y les dije todo lo que aprendí y viví al lado del Avatar Korra. Espero eso baste para añadir un capítulo lleno de esperanza en la trágica historia que había estado ahogando a la humanidad hasta el momento.
Solo desearía que hablar sobre el pasado con Korra fuera igual de sencillo. Le pediré a los espíritus que me otorguen la paciencia para superar su mal humor sin perder la compostura y le otorguen a ella la sabiduría para no cruzar mis límites. Ese choque lo he visto antes y sé que sería mejor evitarlo de ser posible.
