Harry Potter pertenece a J.K. Rowling.

Solo nos pertenecen los OC.

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La Pirata de los Cielos

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77: La Batalla de Azkaban.

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La noticia salida en el periódico El Profeta, sorprendió a todo el Reino Unido y todos en el Gran Comedor, en aquel último día de Hogwarts, se mostraron aterrorizados, ante lo que leían.

ÉL ESTÁ DE VUELTA.

El viernes por la noche, Cornelius Fudge, ministro de Magia, corroboró que El que no debe ser nombrado ha vuelto a este país y está otra vez en activo, según dijo en una breve declaración.

«Lamento mucho tener que confirmar que el mago que se hace llamar lord…, bueno, ya saben ustedes a quién me refiero, está vivo y anda de nuevo entre nosotros —anunció Fudge, que parecía muy cansado y nervioso en el momento de dirigirse a los periodistas—. También lamentamos informar de la sublevación en masa de los Dementores de Azkaban, que han renunciado a seguir trabajando para el Ministerio. Creemos que ahora obedecen órdenes de Lord… Voldemort. Ya habíamos pensado en tener cambios en Azkaban, temíamos que esto pudiera pasar y como mínimo, dos docenas de Dementores, fueron destruidos, por los Patronus de los Aurores que ahora protegen Azkaban.»

De momento, este periódico no ha podido entrevistar a Albus Dumbledore, recientemente restituido en la Confederación Internacional de Magos y, de nuevo, Jefe de Magos del Wizengamot. Durante el año pasado, Dumbledore había insistido en que Quien-ustedes-saben no estaba muerto, como todos creían y esperaban, sino que estaba reclutando seguidores para intentar tomar el poder una vez más. Mientras tanto, «La Niño Que Sobrevivió», combatió a Aquél-Que-No-Debe-Ser-Nombrado, en el atrio del mismísimo Ministerio de Magia y luego, un par de días después, en el patio trasero de un hospital Muggle.

Los alumnos del colegio, comenzaron sus vacaciones, son sentimiento de desasosiego y sin desear realmente, abandonar el colegio.

Pues se decía que Hogwarts, era el lugar más seguro del planeta. Ahora, iban de camino a casa, para estar junto a sus padres.

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El caos estaba poblando el Reino Unido Mágico, al tiempo que los grandes líderes de la guerra, se protegían. El Ministro de Magia: Cornelius Fudge y la jefa del DMLE: Amelia Bones, abandonaron sus hogares y se refugiaron en casas seguras, cerca de la frontera de Inglaterra con Irlanda.

Los Aurores y Magos de Golpe, enfrentaban con valor a los Mortífagos; mientras que la Orden del Fénix, descubría sobre el próximo plan de Voldemort y la fecha en la cual planeaba ejecutarlo.

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Una semana después, la Orden del Fénix estaba en la isla de Azkaban y usaban sus Patronus, para alejar o eliminar directamente a los Dementores; mientras que los Mortífagos y Voldemort se acercaban, para liberar a todos los demás reclusos, ensanchar las filas de los Mortífagos y que todos los restantes Dementores se les unieran.

Y, sin embargo, el líder Mortífago, sabía que, a causa de las muertes más recientes, sus filas estaban sufriendo por el presupuesto monetario. Pues las esposas de los Mortífagos fallecidos, quienes no estaban de su lado, ni mucho menos eran sus simpatizantes y ellas habían tomado el control de las cuentas monetarias familiares, arrebatándoles ese dinero, tanto a Voldemort, como a Dumbledore, siendo que el líder de la Orden del Fénix, jefe del Wizengamot y Jefe Mago Supremo de la Comunidad Internacional de Magos, planeaban tomar control de dichas cuentas bancarias; pero ya no era posible.

Al ver cómo iban cayendo sus Mortífagos y como los Dementores, o eran destruidos por los Patronus o se alejaban de Azkaban, Voldemort enfureció, decidido a acabar con los Potter, con Sirius Black y Remus Lupin, de una vez por todas.

Pronto, había animales plateados fantasmales de todo tipo, volando por los cielos: Venados, lobos, perros, serpientes, pavorreales, destruyendo a los Dementores o haciéndolos huir y gracias a que primero se encargaron de los devoradores de almas, entonces la Orden estuvo libre de centrarse en los Mortífagos.

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Céline Volkova se deslizó en el interior de la prisión. Cuando comenzaron los intercambios de magia. Al comienzo, pensó en usar magia, pero luego cambió el plan y usó sus dos pistolas. — ¡Concierto de Balas: Bala Cazadora! —Disparó seis veces de cada pistola y cada bala fue tras un recluso; mientras que los miembros de la Orden del Fénix y los magos ahora apostillados en Azkaban, por el mismísimo Ministro Fudge, hacían frente a los Dementores y a los Mortífagos, que venían llegando.

Voldemort llegó a la playa, solo para ver a los Mortífagos supervivientes y el olor a sangre le llegó desde el interior de la prisión, no necesitó mucha imaginación, para saber lo que había ocurrido DENTRO de los muros de Azkaban y para descubrir a la perpetradora, hizo falta aún menos imaginación. Ante este fracaso monumental, en su rostro apareció una mueca de odio. —Albus Dumbledore... —El Mago Tenebroso más grande de todos los tiempos, pensaba que lo último que él necesitaba ahora mismo, era toparse con ese maldito anciano, cuando ya su patética orden, estaba echando por tierra sus planes y aun peor: Ese estúpido director, ni cuenta se había dado, de los actos de su elegida.

La rubia salió del interior de la prisión y al ver a la decena de magos que seguían al mago oscuro calvo, apuntó con sus pistolas. — ¡Concierto de Balas: Bala Explosiva al Contacto! —Céline disparó doce balas y luego desenfundó su varita, mientras veía a la Orden levantar muros.

¡Desmaius! —Céline escuchó gritar a sus padres, Sirius, Remus y a Nymphadora.

Ante esto, ella solo pudo poner los ojos en blanco, viendo como la última decena de Mortífagos atacaban con Avadas Kedavras y los miembros de la Orden del Fénix, solo saltaban de un lado a otro, para esquivar los mortíferos ataques.

Los seguidores de Voldemort, parecían muy decididos a matar de una vez por todas, a quienes habían eliminado a tantos Dementores, quienes ya no podrían unirse a la causa. — ¡Corwynt Treisgar! (Tornado Violento) —Céline usó su varita mágica y atacó de frente a los Mortífagos, arrojándoles una esfera de viento, que se fue empequeñeciendo, mientras la fuerza del viento iba aumentando, hasta explotar, causando los gritos de dolor de los Mortífagos, quienes pronto estaban en el aire y luego caían sobre la playa de rocas de la isla de Azkaban, lastimándose sus espaldas de gravedad, algunos gritaban desde el suelo, luego de haberse escuchado gritos de huesos rotos.

Los miembros de la Orden del Fénix se giraron para mirarla, pero ella solo observaba a los Mortífagos levantándose.

—Buen trabajo, Potter —Felicitó Moody sonriente y decidido a terminar con esto. — ¡BOMBARDA! —Una esfera roja y naranja, salió contra los Mortífagos caídos, quienes seguían sin levantarse, debido al dolor del golpe.

— ¡NOOOOOOOO! —Gritó Albus, llegando en ese momento y levantando violentamente el brazo de Alastor; pero la maldición ya iba contra los Mortífagos, a quienes el dolor del golpe anterior, les impedía levantarse y todos explotaron en una bola incandescente, solo quedando sus restos. Alastor lo miró enfurecido, por su intento de evitar que acabara con los perros rabiosos, como él los llamaba. Pero Albus ya no miraba a Alastor y solo veía los restos calcinados de los Mortífagos, adolorido, por el resultado de esta guerra y de ver como su amigo, no había tenido reparos en matar a tantos miembros de tantos linajes nobles y ancestrales, sin dolerse el corazón.

Voldemort, ahora con la mitad del rostro y el brazo derecho calcinados por el fuego de la Bombarda, lanzó un rugido de furia y atacó de frente con un Avada Kedavra, pero Dumbledore todavía estaba triste por las muertes de los seguidores de Voldemort y los demás tuvieron que protegerlo, con múltiples hechizos.

El anciano director, pareció recobrar la compostura y atacó desde las coberturas, mientras que todos lanzaban hechizos para empujar o herir a Voldemort, quien atacaba y se defendía muy bien, para la edad que tenía.

Céline y Alex levantaron una nueva cobertura, antes de lanzarle uno de los muros al lord oscuro, quien lo cortó por la mitad, con el rostro lleno de ira y locura absoluta, por la pérdida de sus Mortífagos y comenzó a lanzarles maldiciones, mientras que la Orden del Fénix, lanzaba Patronus, para detener a los Dementores.

Viendo que estaba en una clara desventaja, Voldemort se desapareció, justo cuando un asustado guardia, llegaba. — ¿Qué ocurre? —Preguntó Dumbledore, todavía entristecido por los cadáveres, que sabía bien, pronto serían lanzados al mar.

— ¡Señor, diez criminales de la sección X, han logrado escapar de alguna forma! —Dijo el guardia.