Normal Pov

Desde que Misaki tiene memoria ella siempre se dedicaba a ayudar a quien lo necesitará, no le importaba la situación ella está dispuesta a ayudar siempre que esté en sus manos.

-¿Estás perdida? – pregunto una pequeña a una chica un poco mayor que ella.

Bueno, "un poco" es quedarse corto y dejar a la ligera el hecho de que Misaki estaba tendiéndole su mano a una mujer de al menos 18-20 años, casi 8-10 años mayor que ella.

-¿¡Fue!? – exclamó la chica.

-¿Estás perdida Onee-san? – pregunto nuevamente Misaki.

-S-si -. Dijo con mucha pena y lágrimas amenazando con salir.

-¿Tienes algún nombre? – era raro para Kanon que una niña estuviera actuando de una manera más madura que ella.

-Kanon Matsubara.

-Mucho gusto, Kanon-san -. Contesto Misaki mientras le extendía de nuevo su mano y le regalaba una sonrisa.

Y con esa sonrisa fue que Kanon se calmó un poco, además, fue con esa sonrisa que ella había experimentado algo que nunca había sentido…

-Y con eso concluimos la clase de hoy, muchas gracias, chicos -. Decía Kanon mientras se despedía de sus alumnos.

-¿Vamos a casa, Kanon-san? – le pregunto una voz a la maestra.

-¡Por supuesto! Solo deja que lleve algo a Minato-sensei y nos vamos -. Dicho eso Kanon se fue a la sala de maestros.

-¿Tuviste suerte hoy, Misaki-chan? – pregunto una chica de coletas a Misaki.

-Estaba por irme con ella, y deja de molestarme ¿No deberías regresar con tu otra amiga?

-Oh vamos no seas tan fría, después de todo fuiste y eres mi amiga de la infancia -. Dijo la chica de coletas.

-Ten cuidado, Futaba.

-Tu igual, Misaki.

Mientras Misaki conversaba con su amiga de la infancia Kanon regresaba del aula de profesores.

-¿Lista? – pregunto Kanon a Misaki.

-Por supuesto.

Ambas tomaron camino a la casa de Kanon, durante el trayecto Kanon recordó la charla que había tenido con Yukina.

Flashback

-Si ella te gusta deberías decírselo -. Dijo Yukina para después darle un sorbo a su café exageradamente lleno de azúcar.

-P-pero -. Kanon se puso nerviosa ante el consejo que su amiga y compañera le estaba dando.

-Obviamente no estoy sugiriendo que vayas ahora y le digas eso, lo que digo es que le digas, pero en el momento que tú consideres que sea correcto.

-En el momento que sea correcto…

Fin Flashback

-Kanon-san ¡Cuidado! – exclamó Misaki mientras la tomaba de la mano y la acercaba a ella.

Un camión había pasado muy cerca y casi choca a Kanon, de no haber sido por Misaki probablemente Kanon se hubiera hecho daño.

-¡¿Fuee?!

-¿Estas bien Kanon-san? – pregunto la menor a la mayor.

-Y-yo lo siento mucho Misaki-chan.

Misaki le dedicó una sonrisa a la mayor, mientras está no sabía que decir o cómo reaccionar.

«Y ahí está, esa sonrisa que me hace enloquecer» pensó Kanon.

Finalmente, luego de pasar por un casi accidente ambas habían llegado a su destino, el hogar de Kanon.

-¿Tienes sed, Misaki-chan? – pregunto la mayor.

-No me haría daño un té.

La menor ingreso en el hogar de su maestra y amiga de la infancia. Misaki se sentó en la mesa de Kanon mientras está se encargaba de preparar un té para ambas.

-¿Qué tal tus otras materias? – pregunto Kanon.

-He tenido problemas con matemáticas pero nada grave.

-¿Y con mi materia? – cuestionó Kanon.

-Tu materia es sencilla y la encargada de enseñarme no podría hacerlo mejor -. Dijo la menor para después sonreírle.

-G-gracias.

-¡Kanon-san, el té! – exclamó Misaki.

Kanon estaba tan perdida en sus pensamientos que nunca noto que el té estaba por quemarse, casi evaporarse.

-Lo lamento mucho -. Se disculpo la mayor.

-No te disculpes por todo Kanon-san.

-El té sabe delicioso, nada se arruinó.

«Eso es lo que amo de ti, que eres muy amable y le encuentras lo positivo a lo más negativo» dijo en voz baja Kanon.

-¿Sucede algo? – pregunto Misaki al notar la mirada sobre ella.

-No, nada.

Una vez que finalizó el té, Misaki ayudo a Kanon a limpiar y a lavar los trastes, y se despidió de la mayor.

-¿Cómo le podré decir que me gusta? – se preguntó Kanon.

Al día siguiente…

Misaki había llegado a su salón y se acomodó pues no tardaría mucho tiempo para que su amada Kanon-sensei llegará para dar clases. Paso un rato y eso no sucedió, más tarde que pronto Misaki pudo observar cómo Minato-sensei llegó al salón de Misaki y comenzó a dar las lecciones de la clase de Kanon.

Al finalizar la sesión de Kanon, Misaki se acercó a Yukina para preguntar por su amada Kanon-sensei.

-¿Minato-sensei pasó algo con Matsubara-sensei?

«Así que es ella…» Pensó Yukina al recordar que Kanon le había dicho que una alumna le gustaba.

-No te preocupes fue una pequeña gripe, de hecho estoy a punto de ir con ella para hacerle algo de comer y…

-¡Déjeme ir con usted! – exclamó Misaki.

Yukina pudo ver esa determinación en la mirada de Misaki.

Más tarde…

-Kanon, vine a ver cómo estabas -. Dijo Yukina entrando en el hogar de Kanon.

-No te preocupes ando mejor -. Dijo la amante de las medusas.

-¡Oh no! No, no, no.

-¿Fuee?

-Deja la cocina, yo me encargo de la comida tu ve a la cama y descansa -. Ordenó Yukina.

Kanon obedeció a regañadientes y fue a su cuarto.

-¿Tuviste algún problema en mi clase? – pregunto Kanon.

-No, aunque de hecho te traje una pequeña sorpresa.

-¿Una pequeña sorpresa?

El timbre de la casa sonó, anunciando que alguien más estaba de visita en la residencia Matsubara.

-¿Eh?

-¡Kanon-san! ¿¡Estás bien!? ¿¡Necesitas ayuda!? – exclamó Misaki entrando a la casa casi buscando una bomba.

-¿Fuee?

Misaki al ver a Kanon en pijama y reposando en su cama se tranquilizó.

-Me alegra ver qué estás descansando y que estás bien -. Dijo la menor aliviándose.

-¿Por qué? – pregunto Kanon a Misaki y Yukina.

-Ella insistió en venir -. Dijo Yukina mientras seguía en su labor de cocinar.

-¡Quería verte! Saber que estás bien y ayudar a Minato-sensei a cuidarte.

Estas palabras hicieron que el rostro de Kanon se iluminará y a su vez que se sonrojara.

-Pero Misaki-chan…

-No escucharé nada tu eres alguien importante para mí y…- Misaki fue interrumpida por Kanon.

Un cálido abrazo fue lo que silencio a una Misaki algo alterada.

-Gracias por tomarte el tiempo de venir a verme, Misaki-chan te quiero.

-¿Eh? – fue lo único que pudo decir Misaki.

-¿Eh? ¿Lo pensé o lo dije en voz alta? – pregunto Kanon.

-Lo pensaste, pero al emocionarte lo dijiste a los cuatro vientos -. Dijo Yukina con una sonrisa en su rostro.

Misaki y Kanon estaban más rojas que un tomate, Yukina por su parte no podía dejar de sonreír maliciosamente al verlas.

-Ya terminé la comida, pero acabo de notar que Kanon no tiene té por lo que ahorita vuelvo -. Dicho eso Yukina salió de la residencia Matsubara.

El ambiente en la habitación de Kanon era algo pesado e incómodo luego de aquella confesión algo apresurada.

-¿Lo dices en serio? – se animó a preguntar Misaki.

-Y-yo…- Misaki se percató que unas lágrimas escaparon de los ojos de Kanon.

-¿Kanon-san?

-No quiero arruinar mi amistad contigo solamente por un capricho mío -. Dijo la mayor mientras lágrimas seguían escapando de sus ojos.

Misaki abrazo a la mayor, cosa que sorprendió a Kanon quien no explicaba el actuar de su amiga.

-Kanon-san yo también.

-¿Tú también? – pregunto Kanon, algo confundida ante la respuesta de Misaki.

-Yo también te quiero, solamente que no me atreví a decirlo para no ser rechazada.

-¡Yo nunca rechazaría a Misaki-chan! Eres linda, sabes cocinar, siempre animas a todos y eres la luz que ilumina mis días.

Ante lo dicho por Kanon, el rostro de Misaki se ocultó debajo de su suéter escolar.

-Yo también pienso lo mismo de Kanon-san, es linda, escucha a todos y trata de ayudarlos sin pedir nada a cambio, y…

-Oh por favor ¡Besense, maldita sea! – exclamó Yukina quien estaba llegando.

Ambas se sonrojaron y procedieron a seguir el consejo de Yukina, Misaki se acercó a Kanon y le dio un tierno beso en los labios. Una vez que ambas se separaron se miraron y se dedicaron una sonrisa.

-Mucho mejor, ahora ¿Quién quiere comer? – pregunto tan casual Yukina.

-¡Yukina! – exclamó Kanon.

-¡Minato-sensei! – exclamó Misaki.

-¿Qué? Ver sus cursilerías me dio hambre.

Con eso dicho las tres solo comenzaron a reír ante las locuras y ocurrencias de Yukina. Tal vez hoy no habían ido al café, pero ya tenían una nueva historia que contar en cuanto fueran de visita.

Continuará…