Normal Pov

Después de despedirse de su amiga de la infancia, Futaba decidió regresar con su otra amiga, quien la estaba esperando en el salón de clases con el objetivo de salir ambas e ir a la casa de la última.

Futaba tenía sus dudas con respecto a ir a casa de su amiga, pero decidió ir para no hacerla sentir mal...

-¿Por qué tardaste tanto? - pregunto la rubia.

-Me encontré con una amiga y me puse al día con ella.

Ambas chicas siguieron su camino a casa de la rubia, una vez que ambas llegaron fue que fueron recibidas.

-¡Estoy en casa! - exclamó *Jennifer, la amiga de Futaba.

-¡Oh, bienvenida! - contesto la madre de Jennifer desde la cocina.

-¡Traje a una amiga conmigo! - volvió a exclamar la rubia a su madre.

La mujer mayor salió de la cocina y fue a la entrada, Futaba estaba tan concentrada en quitarse sus zapatos que nunca noto a la mujer mayor frente a ella. Al levantar su cabeza fue que golpeó la bandeja de la madre de Jennifer y casi cae al suelo por el golpe, casi, ya que la madre se Jennifer alcanzó a salvarla de golpearse en el suelo.

-¿Estas bien? - pregunto gentilmente.

-Ah -. Futaba se quedó embobada viendo a la madre de su amiga. -¡L-lo siento mucho! - exclamó mientras hacía una reverencia en señal de disculpa.

-Tranquila cariño, los accidentes suceden, lo importante es que estás bien -. Dijo la mujer mayor para posteriormente regresar a la cocina.

Futaba no supo que más decir, su mente era un completo caos, lo mejor que se le ocurrió hacer fue sentarse en una silla cerca de la mesa y esperar a Jennifer. La madre de Jennifer noto esto y decidió acercarse a Futaba, las manos de la madre de Jennifer no estaban solas pues llevaba con ella un vaso de agua y algunos dulces.

-¡Oh, muchas gracias...! - Futaba se quedó en silencio al no saber el nombre de la madre de su amiga.

-Touko, mucho gusto -. Dijo la madre de Jennifer mientras le regalaba una sonrisa cálida.

-Mucho gusto, Kirigaya-san -. Futaba llamo a la mujer por su apellido para no sonar grosera.

-No tienes que ser tan modesta, querida.

Dicho eso la mujer regreso a la cocina para seguir haciendo la comida del día, por su parte Jennifer salió del baño con un conjunto deportivo.

-¿Por qué te cambiaste de ropa? - pregunto Futaba tratando de comprender a su amiga.

-Daré una vuelta al gimnasio, puedes ir conmigo si así lo deseas -. Propuso Jennifer.

-Entonces ¿Para qué vine a tu casa? - pregunto Futaba.

-No te preocupes haré poco ejercicio y regresaré para ayudarte con los últimos retoques del trabajo.

-Está bien.

Y con eso Jennifer salió al gimnasio, no sin antes pasar a la cocina de su hogar para explicarle la situación a su madre y salir de ahí con una barra de cereal.

Futaba por su parte decidió sacar sus libretas para hacer parte del trabajo que tenían ambas, ya posteriormente se pondría a trabajar con la computadora que siempre llevaba con ella. Futaba estaba tan inmersa en su trabajo que no noto que la madre de Jennifer estaba observándola con cierta curiosidad.

-¿Qué haces Futaba? - pregunto la mujer tan casualmente a la chica.

-Estoy trabajando en un proyecto de química.

-Ya veo, hice algo de comer ¿Por qué no me acompañas en lo que regresa Jenny? - pregunto la mujer adulta.

Futaba observo que ya no le faltaba mucho en su tarea por lo que decidió aceptar la oferta de la adulta. Ambas estaban comiendo en completa armonía, cuando el sonido del celular de Touko interrumpió aquel silencio.

La mujer dejo la mesa para atender aquella llamada mientras Futaba aún seguía degustando la comida hecha por la mayor, Futaba se preguntaba que era tan importante como para que aquella mujer adulta dejara la mesa y atendiera de inmediato. Pero decidió no darle tantas vueltas al asunto, al final de todo no era un tema que debía importarle...

-¿¡Él hizo qué!? - exclamó furiosa la mujer.

Pronto Futaba se puso pálida al notar el cambio de humor de aquella mujer que hace rato la había salvado, le había ofrecido su calidez dándole dulces y agua, aquella mujer se acercó a la mesa y con mucha pena se disculpó con Futaba.

-Lo siento mucho Futaba-chan, tengo que atender un asunto con mi marido por lo que debo dejarte sola, no te preocupes Jenny no debe tardar mucho.

Con eso dicho, la madre de Jennifer salió de aquella residencia y se fue a quien sabe dónde. Futaba aprovecho el silencio del lugar y decidió terminar la tarea por si sola, ya le daría la tarea de corregir el trabajo a Jennifer. Nuevamente, Futaba estaba tan inmersa en su trabajo que nunca noto que el cielo se tiñó de gris y que pronto amenazaba con llover, ella no noto esto hasta que el sonido de la lluvia y el corte repentino de luz la alejo del trabajo.

-Genial, lo que me faltaba -. Dijo con cierto sarcasmo Futaba.

Futaba utilizo su teléfono para alumbrar algo de la sala donde se encontraba, ella estaba en búsqueda de su mochila para sacar un paraguas que tenía por ahí. La idea era salir de la casa y avisarle a Jennifer que su tarea sería revisar, ajustar y corregir el trabajo que ella hizo.

Ese era el plan hasta que un fuerte golpe en la puerta interrumpió a Futaba, se trataba de la madre de Jennifer quien venía en compañía de su marido, quien al parecer no venía de buenas y lo había demostrado con su accionar.

-¡Déjame en paz! - exclamó molesto el hombre.

-¿¡En serio planeas arruinar la vida de tu hija por esto!? - contesto furiosa Touko.

-¡Cállate! - está vez el grito vino acompañado de una acción que Futaba podría calificar como asquerosa.

Aquel hombre había empujado a Touko al suelo y tenía planeado golpearla, tenía puesto que aquel golpe se detuvo en seco al casi haber impactado en otra persona.

-¿¡Futaba!? - exclamó la mujer mayor.

-Señor, yo sé que el asunto no me compete, pero le pido que deje en paz a Kirigaya-san.

Aquel hombre solo atino a chasquear la lengua para posteriormente retirarse del lugar, una vez que el hombre salió de escena fue que Futaba ayudo a Touko a levantarse. Posteriormente decidió tratar alguna posible herida y estar pendiente de ella.

El silencio en la habitación era algo que lejos de ser molesto era reconfortante para ambas, Futaba estaba vendando una herida que Touko se había hecho por culpa de la caída, mientras Touko solo podía mirar al suelo con algo de tristeza.

-¿Se siente mejor? - pregunto Futaba.

-Si, muchas gracias, Futaba -. Dijo la mujer tratando de ocultar su rostro de la más joven.

Futaba levanto el rostro de la mujer mayor y pudo notar como algunas lágrimas se escapaban de sus ojos, aquellos ojos que hace rato le habían brindado bondad y calidez ahora estaban rojos de tanto llorar.

-¿Ya estaba en casa Jenny? - pregunto Touko algo temerosa.

-Ella me había enviado un mensaje diciéndome que se quedaría un rato más en el gimnasio por la lluvia.

-Ya veo -. Dijo más tranquila la rubia.

-No me meteré en asuntos que no deberían importarme, pero ¿Por qué aquel hombre la quería golpear? - pregunto la más baja.

-Era mi esposo -. Dijo Touko.

-¿Era?

-Hoy descubrí su infidelidad, desde hace tiempo ya lo sospechaba, pero no quise decir nada para no afectar a mi pequeña Jenny -. Mientras decía eso algunas lágrimas seguían escapando de su rostro.

Futaba no podía hacer nada más que solo escucharla y tratar de darle la razón.

-Contrate a un detective privado que lo siguió el día de hoy, el detective finalmente lo encontró con otra mujer en una zona hotelera y pues el resto es historia. La llamada que conteste fue del detective y tan pronto como me dijo lo que ya sabía fue que decidí intervenir...

Con cada palabra la mujer mayor se quebraba y las lágrimas llegaban al punto de casi decir que el llanto era inminente. Futaba no lo pensó dos veces y abrazo a aquella mujer, tal vez fue un impulso de idiotez, tal vez fue compasión por aquella mujer o tal vez algo más, pero ella decidió abrazar a la madre de su mejor amiga.

-¿Futaba? - pregunto confundida aquella mujer.

-Lamento mucho lo que le ha pasado a usted y a Jennifer.

Aquello hizo que la mujer dejara de ser fuerte y se quebrará, durante el resto de aquella tarde el sonido de la lluvia opaco el ruido de los llantos de aquella mujer. Una vez que aquella mujer se calmó fue que Futaba decidió darle tiempo y espacio a la pobre mujer, por lo que alistó sus cosas y se fue se aquella residencia.

«Jennifer te enviaré el trabajo más tarde, tu trabajo será el de corregirlo y reenviarmelo» una vez escrito eso fue que Futaba se fue de la casa de Jennifer.

Futaba se fue de aquella casa con sentimientos mezclados, irá, tristeza, confusión y el más importante de todos... Amor.

-¿En serio, amor? - pregunto al aire Futaba.

«Debo estar muy mal de la cabeza si mi primer amor no es más que la madre de mi mejor amiga» pensó Futaba mientras regresaba a su hogar.

Continuará...