Normal Pov

Tsukushi Futaba se consideraba a sí misma como una chica que nunca destacaba, por esa misma razón ella se ofreció como voluntaria para ser la delegada de la clase. Una vez que acepto la difícil tarea fue que se sintió como alguien importante y que la gente podría confiar en ella… aunque hoy es de esos días en los que maldecía su ego y su suerte.

Futaba estaba en casa de Jennifer de nuevo, aunque está vez la chica de pequeña estatura estaba en una posición incómoda por no decir que estaba en un grave aprieto.

-¡Futabahhhh mi amhorsh me dejó y estoy solltera! (¡Futaba mi amor me dejó y estoy soltera!).

Fue lo que escucho Futaba de la madre de Jennifer, Touko. ¿Cómo es que la delegada de la clase había acabado en esta situación digna de una romcom?

Volvamos un poco al pasado…

Futaba estaba arreglando sus cosas para irse, hasta que uno de sus profesores la había llamado. Ella fue a atender al profesor quien amablemente le había pedido un pequeño favor.

-¿Jennifer no pudo asistir? – pregunto Futaba.

-Su madre dijo que ella se enfermó y que se le dificultaría venir a clases, por eso ¿Podrías llevarle tus apuntes y estás hojas a ella? – pregunto el hombre a la chica.

-Está bien -. Contesto con cierto temor, Futaba se había dado cuenta en la primera visita a la casa de Jennifer que se había enamorado de la mamá de su mejor amiga.

-Cuento contigo, Tsukushi.

Y con eso dicho Futaba fue a casa de Jennifer, durante el camino se intentó distraer con algo de música pero para su mala suerte su lista de reproducción había dado en aleatorio y sonaron puras canciones de índole romántica.

«¿Es en serio?» pensó molesta.

Finalmente, luego de un trayecto que ella podía calificar como tedioso y largo, fue que llegó a la casa de su amiga Jennifer, lo extraño fue que su amiga estaba en la cocina luchando por hacerse algo de comer.

-¿¡Qué estás haciendo!? – exclamó Futaba.

-¿Hmm? ¿Futaba, qué haces aquí? – pregunto la rubia.

-Yo debería preguntar eso, se supone que deberías descansar chica.

-Ya me dormí un rato y me siento fresca -. Para demostrarlo la rubia comenzó a hacer lagartijas variando entre hacerlas con una mano, dos manos, un dedo, con aplausos, etcétera.

-Es bueno verte bien, pero aun así necesito que descanses otro poco más ¿Dónde está tu madre? – pregunto Futaba.

-¿Ella? Dijo que saldría y desde la mañana de ayer no ha regresado a casa.

-Ya veo -. Dicho eso Futaba le dio los apuntes a Jennifer y procedió a ingresar a la cocina para hacerle algo a su amiga.

Todo el ambiente era de paz y tranquilidad, al menos hasta que la puerta de la casa hizo un estruendo enorme. Para la buena suerte de Futaba Jennifer tenía un sueño muy pesado, por lo que está no se despertó.

Futaba por instinto y defensa decidió tomar una cuchara de hierro como su arma para defenderse. Aunque pronto bajo el arma al darse cuenta que la "perpetradora" de la casa era nada más ni nada menos que la mamá de Jennifer, Touko.

-¡Oh! ¡Futabahhhh! – exclamó la mujer.

Claramente está estaba ebria y había sido un milagro que hubiera regresado a la casa. Futaba decidió servirle un vaso de agua y acelerar el proceso de elaboración de comida (además de añadir más ración).

La pobre Futaba no tenía fácil el asunto, por una parte, no podía hacer mucho ruido y por otra parecía que tenía otra niña pequeña que cuidar (la mamá de Jennifer). No ayudaba en nada el hecho de que está se pegará mucho a la pequeña Futaba.

-¡Futabahhhh! ¡Él me abandono! ¡Destruyó nuestra familia por un trasero ajeno! ¿¡En serio mi trasero es tan horrible para abandonarme!? – reclamaba la rubia mayor.

-Kirigaya-san, ya está la comida.

Con eso dicho Futaba logro silenciarla, al menos por un rato en lo que está se disponía a comer. Mientras tanto la chica de estatura baja decidió reservar comida en otro traste para su mejor amiga.

Cuando la comida finalizó, fue que el ruido retomó su rumbo, la rubia mayor se pegó nuevamente a Futaba y en ese acercamiento fue que ambas tropezaron.

Y de ahí regresamos al principio de esta historia…

-¡Futabahhhh mi amhorsh me dejó y estoy solltera! (¡Futaba mi amor me dejó y estoy soltera!).

«¿Acaso ella se me está confesando o algo por ese estilo?» pregunto Futaba para sí misma.

Antes de que la madre de Jennifer pudiera hacer algo más fue que la puerta del cuarto de está hizo ruido que Touko se compuso y se levantó.
Aunque lejos de hacerlo para recapacitar o dejar las cosas por la paz fue para salir corriendo al baño a vomitar.

«Las dos sí que son personajes extraños» pensó Futaba para posteriormente tomar sus cosas y salir del lugar.

Mientras se dirigía camino a su casa, Futaba recibió una llamada de Jennifer.

«Gracias por la comida» agradeció Jennifer.

-No te preocupes, y también te deje mis apuntes ahí, entrégamelos mañana.

«Dalo, por hecho» y con eso dicho la rubia se despidió de Futaba.

Aunque pronto su celular volvió a sonar, aunque está vez el número era desconocido para ella, Futaba dudo si en contestar o no. Pero al final decidió hacerlo, si era alguien pidiéndole dinero ya bloquearía el número…

-¿Diga? – pregunto Futaba.

«Lamento mucho las molestias, Futaba» al otro lado de la línea hablaba Touko, quien aún seguía sufriendo las consecuencias de haber ingerido mucho alcohol.

-No se preocupe Kirigaya-san, solo trate de cuidarse más y a Jennifer.

«¡Espera! Necesito alguien con quién hablar y tú eres la única que sabe mi secreto ¿Podrías venir algún día que Jennifer no esté?» para Futaba esto sonaba raro, pero en cierta forma la mujer tenía razón, ella era la única que sabía su secreto y tal vez era la única que la podía escuchar.

-Por supuesto.

«Muchas gracias, Futaba» y dicho eso colgó.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Futaba, tal vez había valido la pena haberle llevado esos apuntes a Jennifer.

Continuará…