Hola a todos los Sesshriners obsesivos como yo, si eres anti sáquese. Esta historia la vengo a pasar de wattpad hacia acá, ya que Wattpad es un poco más complicado que FanFiction en algunos aspectos, ah y también con la esperanza de un pequeño empuje para seguir actualizando.
Esta historia es basada en el canon de Inuyasha pero desde la perspectiva del Sesshrin ya que muchos como yo hubiéramos querido más desarrollo para nuestro shipp CANON favorito. Aquí sé que hay muchos soñadores con respecto a las actitudes en especial de Sesshomaru pero si bien, pienso regirme bajo su personalidad real que apareció en la mayoría de Inuyasha, tratando de incorporar más adelante su desarrollo hasta Hanyo no Yashahime, por lo que tomare cosas del manga de Shiina. Obviamente va a haber cosas que puedan sacar de onda porque estamos hablando de que aquí despejaré la hermética dinámica de pareja de Rin y Sesshomaru, que claro, aunque sus actitudes sean particulares y exclusivas entre sí, fuera del foco que vimos en Inuyasha no dejare de lado el cómo son canónicamente.
No hablare mucho del otro grupo del patas peladas (Inuyasha) porque eso sería relatar el anime y que hueva jaja. En principio de cuentas estaré relatando de Inuyasha hasta Kanketsu hen y posteriormente un plazo que me va a costar más trabajo ya que es el que está en el limbo y es cuando Sesshomaru corteja a Rin y Rin crece en el pueblo, se decide ir y se embaraza de las gemelas. Pero para eso tener paciencia porque voy a hacer un ritual satánico para meterme en las mentes de Sunrise, Takahashi y Shiina jaja. En fin, espero les guste.
Contestare reviews si es que los hay. Disfruten.
1|Bosque Profundo
En las profundidades de un bosque espeso cuyos frondosos árboles eran abrazados por los últimos rayos de sol, alguien respiraba con dificultad.
Las hojas de los arboles eran balanceadas entre vaivenes tenues de viento que provenían del claroscuro rojizo.
La ruda respiración esencialmente aun traía consigo serenidad, pero fue apaciguada hasta unos minutos después cuando el herido cuerpo de un apolíneo muchacho de cabellos albos quedo dormido al pie de un árbol ubicado en medio de pequeños arbustos circundantes.
El joven quien aparentaba unos diecinueve años, traía ropas blancas ensangrentadas y una armadura rota que al parecer no había tenido la fuerza para quitársela en el momento que llego a ese lugar. Yacía acurrucado entre una especie de mullida almohada larga parecido a un peluche blanco, lo rodeaba por completo.
No fue que hasta una media hora después las hojas cambiaron su movimiento sereno por uno muy violento el cual parecía acercarse cada vez más. Alguien estaba acercándose, el muchacho no presto mucha atención a pesar de que aun dormido se mantenía alerta, pero su olfato era la suricata que inevitablemente lo exalto e hizo que ahíto abriera los ojos.
Una pequeña niña iba a paso acelerado mientras exploraba los alrededores, tal vez podría encontrar algunas hierbas para poder comer, caminando vio a lo lejos unos hongos comestibles los cuales la hicieron sonreír levemente, varios recuerdos pasaron por su cabeza, eran recuerdos felices los cuales acababan de ser evocados pero tras algunos pasos aquellos recuerdos fueron interrumpidos por una respiración somnolienta, su corazón se aceleró, tal vez debía regresar pues podría ser un monstruo o algún otro bandido que quisiera hacerle daño, pero la niña pensó, no había forma de que alguien solo se quedara en medio del bosque, sería muy peligroso para cualquiera exponerse así si no está acompañado, o tal vez era una persona o un animalito que necesitaba ayuda.
La niña al final no tuvo el corazón para alejarse de donde estaba, con coraje se dispuso a acercarse hasta donde se oían los relentes resuellos.
Fue despejando las ramas de los arbustos hasta que apenas vio a un guapo muchacho recostado.
La pequeña se sonrojo por lo imponente y raro que era, e instintivamente se ocultó detrás de uno de los árboles con rapidez, pero la curiosidad la aniquilaba, trato de analizar bien lo que acababa de ver, pero no se dio mucho tiempo para pensar y asomo la cabeza una vez más para poder ver al muchacho.
El muchacho, quien harto, salto dejando ver a la niña unos horribles y lúgubres ojos rojos quienes eran animados por feroces gruñidos, que amenazaban a la pequeña para que se fuera, la niña salto y pego un suave gritillo de la impresión.
Ambos quedaron estáticos viéndose fijamente durante unos segundos, la niña sabía que el joven demandaba que se fuera, tal vez era lo más sensato, pero estaba herido como ella, alguien herido no podía ser malo, pensó, también los animales reaccionan con agresividad cuando están lastimados, y no quería que nadie se le acercara, tal vez a ella la lastimarían. Él se veía diferente, no es un humano, descartó, nada puede ser peor que un humano, los humanos son egoístas.
Lo ayudaré, aunque no quiera y estará mejor. Fue el decreto final de la niña.
Gesticulo su rostro con decisión y se acercó tranquila y con lentitud al muchacho, quien seguía a la defensiva.
Era inútil al parecer, pensó el muchacho, sus ojos poco a poco se iban difuminando hasta quedar en dos bellas gemas ambarinas con las pupilas filosas.
Ambos se quedaron quietos uno en los ojos del otro mientras se acercaba la pequeña fémina.
El muchacho era un perfecto sanguinario, pero eso no era superior a su implacable honor bélico, no se mancharía de la sangre de un niño.
La niña estaba más cerca, lo suficiente como para poder tocarlo. La curiosidad y el desconcierto invadió al muchacho.
¿Es que acaso no tiene miedo? Pensó el muchacho.
La niña extendió sus delgados brazos, hasta que sus manos llegaron hasta las mejillas del muchacho, la niña curioseaba por su rostro, indagaba las marcas del rostro del varón, su par de rayas color vino de ambas mejillas, sus parpados rojos pero sobre todo, lo que más le llamaba la atención era la marca azul de la frente, parecía una luna menguante, la niña sonrió, y aunque la alcanzo con torpeza, sus toques se sentían como caricias, el muchacho tenía los ojos cerrados hasta que de repente lanzo una falsa tarascada alejándose violentamente haciendo que la niña perdiera el equilibrio y cayera sentada, jadeando del susto.
No paso mucho tiempo para que la niña decidiera correr y perderse entre la maleza.
Al fin.
Pensó que nunca se iría.
El muchacho pudo conciliar el sueño una vez más, que quedo nuevamente dormido, así oscureciéndose más el cielo. Parecían haber pasado horas, pero después de minutos o tal vez una hora más tarde, fue cuando de nuevo oyó unos pasos aproximándose hasta que se detuvieron. Volteo los ojos en la dirección contraria de la que se encontraba dirigido su rostro, pudiendo ver que a su lado nuevamente la niña estaba, era quien llevaba cargando un vaso hecho de bambú, sus miradas se cruzaron una vez más, haciendo una pausa antes de que una turba de agua le cayera en el rostro que lo despabiló con fuerza haciendo que rugiera iracundo.
¿¡Otra vez tú!?
Volteo a mirar a la niña molesto, tratando de calmarse.
¿Acaso quiere curar mis heridas? Pensó viéndola sentada a lado de él.
-Hmph…- gesticulo sutil- Haz lo que quieras.
Así hablándole por primera vez.
Al siguiente día, el demonio despertó sin poder ver a la niña por ningún lado, en calma durmió casi todo el día sin ser perturbado, solo en la noche por fin pudo sentarse y seguir descansando despierto.
Regresó otra vez.
Se acercaba de nuevo, el aroma de la niña ya estaba instalado en su memoria.
La niña salió de entre los arbustos llevando de nuevo el mismo vaso de bambú, lleno de agua del rio y en una hoja un poco grande un pescado y unos cuantos hongos comestibles recién cocinados.
La niña manteniendo su distancia los deposito en el suelo con delicadeza para después dar la vuelta y marcharse de nuevo.
-No te molestes en hacer esto- la detuvo la voz del más grande- no hay algo que deteste más que la comida que ingieren los humanos.
La niña desanimada, y con su carita triste volteo a ver al demonio quien evadió una nueva posible mirada fija. No quedo más que alejarse cabizbaja.
La persistencia de la niña aun hacia que insistiera al amanecer, vio la comida todavía intacta, la recogió para luego acercársele al demonio con ella, mostrándole la comida más cerca cuando este le dio un manotazo haciendo que todo quedara derramado.
La niña corrió para una vez más irse, y volver entrada la noche con la esperanza de que el nuevo pescado si se lo comiera aquel malcriado.
Todos se habían ido a dormir, la niña suponía que nadie la atraparía, pues como era su costumbre, siempre pescaba en la noche en aquel riachuelo perteneciente a la aldea donde vivía. Pero esa noche las antorchas la deslumbraron.
- ¿Qué demonios estás haciendo?
- ¡Ya lo suponíamos!
- ¡Rin, tú eres la que se ha estado robando los peces!
La pequeña trato de huir, pero de inmediato uno de los aldeanos la sujeto del obi cargándola cual cachorro hasta llegar a la orilla del rio y aventándola como un trapo viejo hacia la horda de aldeanos que, enfurecidos, comenzaron a patearla con fuerza y sin tener piedad con su pequeño y débil cuerpecito.
-Nos das lastima, solo porque los bandidos mataron a tus padres.
- ¡Que acaso no te es suficiente con el cuenco de arroz que te dan!
- ¡Juro que te matare si te vuelvo a ver robando!
Le gritaban mientras uno de ellos la sostenía del kimono y finalizaba con un estridente puñetazo en el rostro.
La dejo caer y esta como pudo logró ponerse de pie y alejarse lerda.
Llegó a su pequeña choza, para poder dormir un rato y reponerse de los golpes, tardo un poco en conciliar el sueño pues la ansiedad se apoderaba de ella al tratar de pensar que otra cosa podría traerle para comer al muchacho.
Despertó con pesar, pero sin detenerse recogió algunas varitas de dulce bambú, acomodándolas en una hoja, esperaba que el muchacho siguiera mejor. Llego donde el demonio, el cual dormitaba, sus pasos los llevaba con más normalidad.
-No quiero.
Vio el abrir de los ojos del demonio y así se acercó con prisa, arrodillándose a lado de él y mostrándole con las manos extendidas las varitas de bambú.
-Te he dicho que no quiero nada. Entiende.
La niña triste bajo las manos y consigo lo que traía para el muchacho.
De inmediato creyó escuchar.
- ¿Quién te hizo eso en el rostro? - lo miro patitiesa- Si no quieres decírmelo, está bien.
Tras unos segundos el demonio se dispuso a dirigirle una mirada, encontrándose con unos ojos absortos provenientes de la niña. La cual ante la mirada que el muchacho le acababa de obsequiar, la niña, le lisonjeo una tierna, sincera y más pura sonrisa que significaba una primera vez en la vida del demonio.
- ¿Por qué te pones feliz? Solo te pregunte como estabas- dijo el demonio que entre su frialdad se podía notar cierto desconcierto, sin saber que una sonrisa desdentada seria su semillero.
La niña volvió al pueblo feliz saltando de un pie y bailoteando hasta llegar a su choza. La felicidad se apaciguo cuando vio un hombre dentro tomando algunas cosas.
- ¿Esta pocilga es tuya?
La niña asintió con miedo.
Pronto gritos y hocicos babeantes se oían de la aldea. La niña volteo a mirar y eran lobos y sus amos del clan de los lobos quienes devoraban a la gente, el hombre de la choza solo salió para escapar y vio como era acorralado por el jefe y sus compinches, luego de parlar un rato los lobos procedieron a desmembrarlo y a darse un festín con el hombre.
Ante tal escena la pequeña salió despavorida en dirección al demonio de estola blanca, las heridas no le permitían correr más rápido, llego hasta donde siempre lo veía, pero ya no estaba ahí, trato de alcanzarlo corriendo en diferentes direcciones sin saber con exactitud donde había ido, desesperada llego hacia una senda obscura, iba cansándose cada vez más y los lobos ya estaban más cerca de ella.
La mala fortuna se le atravesó con una raíz haciendo que esta tropezara. Viendo hacia atrás y entre sus lágrimas, que los canes se lanzaban sobre ella, desgarrando sus ropas y consigo su piel hasta que su vista se oscureció.
El muchacho, por su parte había llegado no muy lejos, donde se encontraba su sirviente y su respectivo dragón de dos cabezas.
- ¿No se supone me estabas buscando… Jaken?
-Eh si amo bonito, pero… lo perdí de vista y …
El muchacho recogió con una remarcada sutileza una piedra que había enseguida del suelo y la lanzó sin ningún esfuerzo a su sirviente a quien derribo antes de que pudiera decir una palabra más.
Ulterior a eso, unas ráfagas de distintos olores penetraron su olfato llamando su atención.
Siento el olor de sangre, muchos lobos y …
El muchacho se volvió y retomo el camino por el que había llegado.
- ¡Amo bonito espéreme! - exclamo el sirviente pequeño y verde yendo de inmediato tras él.
Caminando unos metros yacía la niña que había estado cuidando de él.
El demonio sapo no entendía la mirada que su amo le dirigía a la niña, generalmente sabía lo que el muchacho pensaba, pero esa vez era indescifrable.
- ¿Que pasa amo bonito? ¿Es que acaso conoce a esta chiquilla?
El muchacho no respondió.
-Ha llegado la hora… de poner a prueba el poder de colmillo sagrado.
- ¡Eh! - el sirviente volvió a exclamar asombrado.
Sin desperdiciar un segundo más, el joven desenvaino su espada y casi de inmediato pudo ver alrededor de la niña a cuatro sirvientes del otro mundo, pequeños, marrones y de aspecto repugnante. Blandió su espada con pulcritud que de un solo movimiento atravesó por la mitad a todos ellos, desapareciendo entre el aire.
El demonio volvió a enfundar con elegancia su espada y enseguida tomo entre sus brazos a la niña.
Con delicadeza espero, hasta que la pequeña volviera a latir su corazón, impresionado y casi boquiabierto por el efecto de la espada y el regreso de la pequeña.
No tardo en que abriera sus ojos y volviera a atravesar los del muchacho. Poco a poco se fueron separando sin despegar sus ojos uno del otro, hasta que ella quedara de pie y el siguiera su camino.
- ¿Amo Sesshomaru? - el demonio sapo estaba impresionado por aquella escena.
La niña lo siguió mirando aun cuando el caminara casi ya a lo lejos.
Un paso, otro paso, otro y otro, hasta que fueron más rápido llegando a lado del muchacho, quien ya no rechazaba su compañía. Quien la aceptaba como una nueva compañera que viajara a lado de él.
- ¿Puedes hablar? - preguntó el muchacho.
- ¿Eh? -recordó la niña- s-sí,… si puedo.
-Iremos a conseguir un nuevo kimono para ti, ¿te apetece?
-Se lo agradezco mucho- la niña hizo una tímida reverencia.
Después de un berrinche un poco sonoro que se traía el sapo y al cual no le habían prestado atención, él ya estaba justo detrás de ellos jadeando por haberlos alcanzado corriendo.
- ¿¡Tú que haces niña?!- grito majadero el sirviente quien era inclusive un poco más pequeño que la niña- amo Sesshomaru, ¿permitirá que esta mocosa lo acompañe? ¡escúchame niña, el amo Sesshomaru no puede estar cargando con mocosas inútiles como tú, lo mejor será que te retires!
-JAKEN- reprendió el muchacho- guarda silencio.
-Eh, si- respondió obediente y abatido el sapo- ¿Tu nombre? - musito aun agresivo.
-Me llamo Rin- la niña le respondió.
Pasadas algunas horas la niña esperaba junto al dragón de dos cabezas. Llegando estaban el muchacho de ojos ambarinos y su pequeño sirviente.
-Jaken.
- ¿Si amo bonito?
-Pon la montadura.
-Enseguida.
El sapo obedeció al instante, se veía muy gracioso poniendo la montadura ante los ojos de la niña, quien soltó una dulce risita.
-Rin-llamo el joven.
- ¡Sí! - respondió enérgica.
-Toma… ¿es de tu agrado?
-Es muy bonito señor Sesshomaru, ¡gracias!
La niña corrió hasta el rio más cercano con no mucha profundidad para poder tomar una ducha rápida, cuando salió, se puso ávida el kimono y la nueva donita naranja para el pelo, que combinaba con el resto del kimono, de cuadros naranjas y amarillos y obi verde, que el muchacho llamado Sesshomaru le había comprado.
Cuando regreso, el señor Sesshomaru estaba sentado, mientras supervisaba que el sapo no quemara la comida que también habían traído para la niña.
La niña se sentó a lado del muchacho y empezó a comer las brochetas de pescado.
- ¿No quiere?
- Ya te he dicho que no cómo.
- ¿Uhn?
Recordó.
- ¿Y usted señor? - pregunto dirigiéndose al sapo.
- ¡No molestes niña, no lo necesito!
Cuando la noche llego la armadura de Sesshomaru había quedado como nueva, el sirviente dormía cerca de la fogata y la niña igual junto al dragón.
Un poco de sus pensamientos de Sesshomaru mientras estaba en vela pasaron dubitativos entre dejar a la niña en otra aldea o dejar que al final lo acompañase, no presto atención a eso, lo que inmediato se le cruzaba por la cabeza es que podría volver a terminar como hasta hace unas horas si la dejaba sola.
Ignoro cualquier pensamiento y solo se quedó toda la noche viendo fijamente una eternidad que apareció en solo un momento en forma de una niña.
