Feliz navidad atrasada a todo el mundo. Esta es la traducción de mi última historia de 2023. Fue un gran año, lamento haberme tardado en hacerla.
Dejaré, como siempre, una advertencia con los fetiches que encontrarán en esta historia.

Fetiches: Vello Axilar Femenino. Vello Púbico Femenino. Sudor. Leche materna. Semen sucio.

Fate/Grand Order.

Las aventuras Cuckquean de Morgan III.

One-shot.

Ritsuka x La Dinastía Pendragon

"Navidad con las Pendragon"

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-[Fragmento 1: Asuntos más importantes que atender]-

Diciembre 13.

Sluuuurp sluuurp sluuurp~ sluuurp~

Era un día soleado en Babilonia, como era lo usual. Una vez más, una pequeña singularidad fue detectada. Aunque el grupo de bestias empezando a reproducirse y viajar por las tierras no sería digno de requerir intervención de Novum Chaldea normalmente, Goredolf y Da Vinci preferían prevenir antes que lamentar, y por supuesto Sion, Nemo y Holmes estuvieron de acuerdo.

Chaldea había estado ocupadísima estos últimos días producto de los pequeños preparativos para la fiesta de navidad que tendrían tarde o temprano, aunque hasta ahora nadie tenía idea de quién sería el Santa de este año, Karna si bien se había retirado como todos sus predecesores, estaba entrenándose a si mismo en caso de que debiera tomar el manto una segunda vez.

Morgan dejó salir un pequeño suspiro de placer mientras acariciaba su cabeza gentilmente, Fujimaru miró al rostro de su esposa con parte de su cara cubierta por un tinte carmesí, habían estado peleando bajo el sol por un par de horas, y ahora mismo, seguían tratando de encontrar el nido de las despreciables criaturas.

Le Fae no obstante, pensó que sería idóneo para su amante el mostrar su aprecio y recompensarlas a todas rápidamente antes de continuar, y para su buena suerte, el resto de sus compañeras estuvo de acuerdo. El Master cuarenta y ocho presionaba su nariz contra el clítoris de la Reina Alta, mientras su lengua seguía devorando y jugando con el interior de la mujer y sus labios mayores cubiertos de pelo.

No podría continuar mucho tiempo cuando un par de dedos acariciaron su cabeza. Ishtar, quien estaba sentada en Maana, le miraba con sus ojos entrecerrados y una sonrisa seductora.

"Ritsuka, mímame a mi también..."

Habló la Archer. Si, tanto ella como Ereshkigal fueron invocadas en una versión más joven del cuerpo de su madre, Rin Tohsaka, y si bien eran incapaces de usar sus cuerpos verdaderos de manera permanente, gracias a sus habilidades respectivas "Bendición de Kur" y "Manifestación de la Belleza" podían transformar sus apariencias a como se veían verdaderamente cuando estaban vivas. Todo con tal de que no se sintiera tan sucio cuando querían intimar, algo que Fujimaru apreciaba enormemente.

"G-gomenasai..."

Se disculpó, antes de atender a la diosa de Venus, que abrió sus piernas dándole la bienvenida a su afecto con alegría. Sentir su mana ir desde su lengua hasta su vientre y su spirit core la hacían sentirse viva. La mirada azul de Morgan miró a su marido, cuyas manos ahora sostenían los muslos de la diosa Mesopotámica acariciándolas con gentileza.

Justo a su lado estaban Mélusine, Baobhan Sith y Barghest, todas ellas habiendo sido lamidas previamente por Ritsuka hasta llegar al orgasmo. Ishtar había pedido ser parte del equipo antes de salir y, por supuesto que motivada por sus celos, su hermana mayor deseó acompañarlos también. La verdad sea dicha, pese a Lancer querer ser recompensada por Ritsuka tras enviar a todas esas asquerosas criaturas a las profundidades de Kur, no fue capaz de desvestirse en frente de tantas personas, mucho menos recibir sexo oral de parte de él en frente de sus compatriotas.

Es por eso que decidió irse para intentar rastrear a donde sea que hubiesen ido el resto de sus enemigos tras escapar, claramente aterrados por su magnánimo poder.

"Verdaderamente... tu hermana se comporta como una bebé, Diosa de la guerra."

Habló Baobhan Sith, ahora mirando la cabeza de su estúpido padre de mierda, percatándose de como pareció perderse instantáneamente en los pliegues de la mujer. Ese era un truco sucio, usar una de sus habilidades para hacer que Fujimaru ignorase al resto de ellas por un tiempo, pero cada quien hacía lo que quería. Un pequeño "Hmph" escapó de la hermana menor, conforme la deidad descansaba su cabeza contra su palma derecha, su izquierda acariciando el cabello de su novio, Ereshkigal había sido influenciada muchísimo por su vasija.

Lo mismo podría decirse de ella... pero...

Si había algo que decir... es que ambas estaban de acuerdo en que fue para bien.

"Ereshkigal es más pura y modesta tras fusionarse con esta mujer. Es una verdadera ironía y una tremenda coincidencia de que nuestras vasijas terminaran siendo la madre de este niño, como una broma enfermiza. De todos modos… pese a que solo sea temporal, el mirar y rostro y escuchar mi voz aunque sea por unos minutos es un placer que me gusta darle a Ritsuka."

Porque me hace sentirme como su esposa, fue lo que pensó con una sonrisa, no terminando la frase porque, por supuesto, era más inteligente que simplemente decir sus sentimientos en voz alta frente a la esposa de Fujimaru. Barghest, sin embargo, dejó de enfocarse en la escena, retirándose algo de sudor de la frente mientras se concentraba en la cara de su Reina. Si bien Le Fae veía a Ritsuka enfocarse en la carne de otra mujer como acostumbraba...

Gawain conocía a su Reina lo suficiente como para notar que estaba ausente. Casi dos segundos antes que ella, Baobhan habló.

"¿Madre? ¿Estás bien?"

Preguntó la vampira, y la contraparte Lostbelt de la Bruja del Lago, volteándose para mirar a su niña. La Archer de tez gris, Mélusine y Saber encaraban a su gobernante. Morgan se acarició el mentón como respuesta silenciosa, si. Estaba perfectamente bien, pero no estaba del todo enfocada en la actual situación, desde que se detuvieron para que Ritsuka pudiese comerlas.

El pelinegro lo notó. Su preocupada expresión finalmente la hizo hablar, al él gentilmente murmurar su nombre con un tono temeroso que activó el lado amable del frío y muerto corazón de la mujer.

"¿Morgan?"

La servant albina movió su cabeza de forma negativa, antes de sonreírle a su media naranja.

"No es nada por lo que tú o mis caballeros deban preocuparse Esposo mío, estoy perfectamente bien. Continúa hasta que estés satisfecho. El clima actual es perfecto para bañar nuestros cuerpos en el sudor que tanto adoras... de hecho... "

Morgan cambió la posición rápidamente, dándole a su amor verdadero una vista perfecta de sus enormes, gordas y sudorosas nalgas, ahora estando en cuatro. Un pequeño sonido de aprobación escapó de la boca de Mélusine quien imitó a su Reina, seguida de sus compatriotas. Ishtar fue la última en hacerlo, acomodándose en Maana.

Esto le daba a Ritsuka acceso completo a sus vaginas y sus anos en caso de querer lamerlas ahí también. Algo que definitivamente necesitaba hacer. Sus dientes se hundieron en la nalga izquierda de la diosa de Venus, sus dedos empezando a acariciar sus labios mayores y los de Morgan. Esta, por su lado, volvió a perderse en su cabeza.

Si, disfrutaba este pequeño momento de paz con su esposo y su Bretaña… pero como la gobernante Absoluta que era, su mente estaba concentrada en otro tema, ligeramente no relacionado al hombre que ahora mismo se alimentaba de su carne y cuerpo.

Navidad… huh…

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-[Fragmento 2: Una alianza bastante inesperada]-

Diciembre 15.

El caballero de la traición reposaba su cabeza contra el muro de su cuarto, su mirada fija en su querida compañera, Clarent. La eléctrica espada de plata era lanzada al aire una vez más, giró unas cuantas veces antes de caer perfectamente en la mano de su maestra. La rubia la sujetó por el mango sin esfuerzo, repitiendo el proceso como había estado haciendo las últimas horas como manera de pasar el rato.

Me pregunto si Berserker de Negro está libre

No había mucho que Saber de Rojo amara hacer aparte de sacarles la mierda a golpes a sus enemigos, pero mentiría si dijera que no estaba emocionada por la fiesta Navideña. Ayer, Skadi terminó llevando toda Novum Chaldea en un pequeño caos tras transformar a Santa Marta en una versión más joven de si misma, dándole el título de la Santa Claus de este año.

No solo eso, también transformó cada ingrediente en el sótano en criaturas vivientes. Así es como Marta quería celebrar la navidad este año, de la única manera que sabía: dándoles la mejor cena que jamás hubieran tenido… y la esperaba con ansias. Quizás Caenis y ella eran culpables de la actual situación, desde cierto punto de vista eran el motivo por el cual Marta estaba tan cansada en primer lugar, y el por qué Skadi la encontró.

Si, desde que Caenis consiguió su propio traje de baño, habían estado dándose una paliza la una a la otra para divertirse, pero la culpa empezaba a acechar a la caballera de ojos verdes. ¿Quizás debía ir a pedirle a Ritsuka darle un poco de su tiempo y ayudarlo a reunir toda la mierda que Marta necesitara para lo que sea que estuviese cocinando?

Solo porque ese cabronazo de Percival le ganara el puesto en el equipo, no significaba que no pudiera-

TOC TOC TOC~

Los dedos de Mordred se cerraron alrededor de la empuñadura de Clarent tras esta caer en su palma una última vez. La hija de Arturia alzó una ceja, ¿quién podría ser? ¿tal vez la Santa negra finalmente decidió tomar sus espadas e intentar hacer algo de valor con ellas? seguro, Mordred no tenía ni idea sobre Katanas, pero era una orgullosa caballero de la mesa redonda.

El arte de la espada seguía siendo su fuerte.

"¿Quién mierda-... es... ?"

Un escalofrío recorrió su espina dorsal en el momento en el que la puerta se abrió. Parada en frente suyo, vestida con sus negros ropajes como siempre, con el velo sobre sus ojos conectado a su corona, la única y verdadera reina de Faerie Britain se paró en frente de su niña de la historia Pan-humana. La cara de Mordred perdió todo el color cuando sus ojos chocaron con los de Morgan Le Fae.

"Ha... Ha-ue... "

Habló. Si, esta quizás no fuese la versión de su Madre que la crió en Camelot, pero de todos modos, Tonelico se había fusionado con su contraparte de la Historia Pan-humana que Beryl Gut invocó cuando todavía estaba viva, ganando todo su conocimiento y memorias en el proceso. Esto, por supuesto, la incluía.

Así que en todos los ámbitos, esta en efecto era su madre, solo… una versión menos maligna y más calmada. Pero eso ni significaba que hubiesen interactuado en absoluto anteriormente.

La reina alta no se movió ni un milímetro. En su lugar, sus ojos subieron y bajaron, analizando cuidadosamente y escrudiñando su figura y la ropa que vestía. Por algún motivo, esto molestó y avergonzó a la Caballera de la rebelión a partes iguales, por lo que eligió cerrar su chaqueta roja, en un esfuerzo inútil por ocultar su prominente busto.

Esa chaqueta estaba diseñada para su "antiguo" cuerpo cuando había sido invocada, pero desde que ese mierdoso maestro bonachón le robó el corazón, y supo sobre su obsesión por las tetas grandes, terminó cambiando su saint graph para encajar con sus gustos. Esto no quería decir que Mordred Pendragon actualizara su guarda ropa, porque ese era el punto.

Los atributos adultos que eran casi una copia exacta de los del Rey León, siendo apretados por el top rojo de su tercera ascensión junto a que sus pezones ni siquiera eran cubiertos del todo por su chaqueta o la polera blanca bajo esta… hacían que Ritsuka se volviera loco.

En más de una ocasión el hijo de puta le pidió que le diera una rusa en pleno campo de batalla, por lo que necesitaba un relevo por la siguiente media hora, o hasta más… pero todo ello la hacía feliz, el ver que tanto la deseaba… o al menos, solía hacerlo.

De todos modos, pese a que esta era su madre, Mordred no iba a dejarse intimidar en absoluto, por lo que decidió romper el silencio.

"¿Hay algo que nece– ?"

"Hijo mío. Camina conmigo."

El tono que usaba, sorpresivamente, la hizo sentirse como una niña. La manera en la que las dos primeras palabras salieron de sus labios azules fue tan pesada… tan… monárquica, como de la realeza. Mordred no había sido invocada a Faerie Camelot, contrario a Tristan que murió peleando contra Barghest, o Gawain junto a Lancelot que ayudaron a Mashu tiempo después.

Pero por lo que le contaron, la contraparte Lostbelt de su Madre era un monstruo absoluto. Una tirana que gobernó por dos mil años sobre criaturas tan abominables como las Hadas, y que casi logró matarlos a todos si no fuese por una mujer llamada Aurora y un tal "Spriggan" o una mierda así.

De todos modos, la rubia terminó aceptando la humilde petición, siguiendo a la reina de las Hadas poco después. Mentalmente tomaba nota de todo lo que sabía y recordaba de su propia Madre, comparándolo con esta mujer, algo tan simple como su forma de caminar el tono de su voz, el movimiento de sus piernas y brazos, junto a el como sostenía ese bastón...

La Rhongomyniad.

La lanza que la mató en la batalla de Camlann.

Todo era exactamente como recordaba... pero al mismo tiempo, el aura que la rodeaba, era tan… pacífica. Fría, pacífica y relajada, tanto así que parecía alienígeno. ¿Qué tipo de vida había vivido esta Morgan? ¿Era por culpa de Master que terminó de esta manera? La noche de su boda, ella había sido parte de los invitados.

Cuando vio a Morgan llegar con un brillante rostro sonriente, no pudo creerlo. Durante su vida, Madre jamás sonrió. Ni una sola vez, todo lo que hacía era-

"Hijo mío. Por lo que mi esposo me ha contado, le confesaste tus sentimientos poco después del incidente en América, ¿es correcto?"

Cuestionó, sin darse la vuelta para mirarla ni deteniendo su avance. Saber bufó mientras su mente la regresaba a su primera noche de pasión con Ritsuka. Mordred, al igual que Arturia, jamás se consideró a si misma como una "mujer". Era la Caballero de la Rebelión, aquella que mató al Rey Arturo y causó la caída de Camelot, vivió su vida como un hombre por la espada, y murió por la espada jamás siendo aceptada por su padre, ni como una mujer por la historia.

Pero Ritsuka hacía que se sintiera como una, algo que no entendía del todo aún tras tantos años. Algo dentro de él activaba su personalidad de damisela… es por eso que… ese verano cuando fue forzada a vestir un traje de baño por primera vez, su corazón finalmente tomó el control, haciéndola murmurar esas malditas palabras que aún hoy en día la hacían avergonzarse.

"Master. Te amo."

No tomó mucho para que se entregara a él en esa estúpida isla. Mashu le enseñó un montón de cosas y también lo hicieron el resto de mujeres de su, en aquel entonces, muy pequeño Harem. Dios, odiaba recordar el cómo terminó todo; fueron encontrados por Kyrielight y Tamamo mientras Mordred le daba una mamada... y el resto era historia.

Las cosas jamás volvieron a ser lo mismo luego de eso.

Sentía la necesidad de quedarse a su lado, de protegerlo, de amarlo y mostrarle afecto en maneras que no creyó posibles. Pero eso era parte de lo que significaba ser una damisela enamorada, y tras siete años Mordred ya se había acostumbrado. Era Lady Mordred para Ritsuka Fujimaru, una de sus muchas amantes, y Sir Mordred el caballero de la traición.

"Sí, Haha-ue... es correcto..."

Sus piernas finalmente se detuvieron. Morgan por fin encaró a su hijo de la historia Pan-humana con un rostro severo, pero Mordred no parecía en absoluto atemorizada. Una parte de ella se intrigó ante la pregunta y la reacción, su madre estaba claramente molesta, ¿pero por qué y cómo? Si los rumores eran ciertos, veía a diario como Ritsuka le ponía los cuernos con múltiples mujeres tras su matrimonio, en frente suyo, así que su relación con Master no debía de ser un tema tab-

"Entonces contéstame algo, hijo mío. Si en efecto eres una de las concubinas más antiguas de mi Esposo, ¿por qué no has recurrido a mí para pedirme tiempo con él?"

De todas las cosas que podían haber salido de la boca de Morgan, esta definitivamente no era la que Mordred esperaba. Una gota de sudor descendió por su mejilla izquierda mientras un sentimiento de incomodidad le subía por la espalda. Este era el motivo por el cual no había visitado la recámara de Ritsuka desde que Berserker fue invocada a Chaldea y, básicamente, tomó control de la misma.

Era obvio.

¿Cómo podía entrar al cuarto de Madre y de Master sin pedir permiso ni nada, interrumpir lo que estuviesen haciendo y decir que quería tener una cita con él? Incluso con Morgan en su forma espiritual, estaría viéndoles 24/7. Esto, por supuesto, también incluía las transferencias de Mana… y no importaba cuanto amara a Ritsuka, la idea de compartir cama con él mientras Madre veía...

Era demasiado... irrespetuoso y perverso.

"¿Huh?"

La mano de la reina acariciando su mejilla la interrumpió. Los labios de Morgan se curvaron en una pequeña sonrisa mientras hacía desaparecer su corona en partículas azules, dándole a la caballera de la mesa redonda acceso completo a su rostro y iris color océano. Una forma de decir que quería ser escuchada desde el fondo de su corazón.

Una manera sutil pero simple de demostrarle que iba en serio.

"Mordred. Mi querido niño de la historia Pan-humana... no pienses pobremente de tu naturaleza como mujer, ni de permitirme presenciar tu forma de amar a mi Marido. Cmo una miembro de Chaldea, así como uno de sus más cercanos, confiables y amorosos aliados, eres mi Bretaña. Quizás seas el Caballero de la Traición, sin embargo, puedo darme cuenta sin la necesidad de usar mis ojos de Hada… de que este camino que has elegido como manera de respetar mi relación con él, no es algo que te de alegría."

...

Terminó siendo incapaz de hablar. ¿Era tan obvio?... no. No lo era. Simplemente era que Morgan, esta Morgan, no era la misma. Su Madre nunca, jamás se preocupó verdaderamente por ella. La Morgan Le Fae que nació en este mundo era una mujer perversa que sucumbió a la locura producto de su resentimiento y las personalidades de "Vivian", "Morgan Le Fae" y "Morgan Pendragon" chocando entre si cada día de su vida.

Su madre era un monstruo maldito, Mordred, Gawain, Agravain y Gareth también lo sabían.

Pero esta mujer... ella era...

"Haha-ue..."

Musitó la rubia, Berserker gentilmente antes de agarrarle la mano. Este era el amor y las palabras que solo ella podía darle. Después de todo, había vivido mucho más que su contraparte, una vida llena de dolor y arrepentimiento que al final terminó en fracaso. Esta era una segunda oportunidad no solo para ella sino para cada espíritu heroico en Chaldea, y no podía permitirle a Mordred rechazar su propia felicidad simplemente porque carecía de voluntad.

Antes de que pudiera decir algo más, su vista fue cubierta por partículas azules; y luego estaba en otro lado. Morgan había usado su hechizo de teletransporte para acelerar el proceso. No podían perder más tiempo.

"¿Oh?... ¿Cuál es el significado de esto, Morgan?"

Reconocería esa voz en cualquier lado. Justo cuando la Reina Alta se volteó, la galante figura de la mismísima Rey León se reveló en toda su gloria. Mordred encaró a la encarnación Lancer de su Padre, que previamente ya había llegado al cuarto del trono de Morgan como esta le pidió, hacía menos de un minuto.

Las tres miembros de la "Casa Pendragon" fueron reunidas por orden de la "Matriarca", la familia que nunca fue, ni jamás sería, ni siquiera en Chaldea.

"'Chichi-ue... ?"

Arturia inclinó la cabeza ligeramente como forma de saludo, enrojeciendo a Saber. Hacía mucho tiempo que nunca interactuaría con la contraparte Saber de su padre, pero sus otras encarnaciones eran temas diferentes. Su resentimiento jamás moriría, simplemente aprendió a vivir con ello, pero lo mismo podría decirse de su admiración hacia el Rey de los Caballeros, no importando el mundo del que viniera, ni como se viera. Mordred siempre admiraría, odiaría y amaría a su padre a partes iguales, incluso siendo un espíritu heroico.

La Alta reina observó a los dos miembros de su familia en la historia Pan-humana, ella y Arturia tenían una expresión similar: de seriedad. El ambiente se volvió más pesado al instante, si… ella y Arturia ya no eran enemigas, pero no era secreto alguno que Morgan no era fan de ver a su patética hermanita menor besar y reproducirse con su Esposo cada vez que lo pedía.

Arturia claro, siendo una de las mujeres que más le ponían los cuernos en Chaldea.

Eso la enfurecía, pero ver la expresión feliz y sonriente de Ritsuka siempre lograba calmarla. Vaya chiste de situación.

Al final, su amor... no, el amor de ambas por Ritsuka Fujimaru superaba por mucho cualquier sentimiento de odio u/o animosidad que pudiese haber entre ellas. Y Arturia ahora también era la Bretaña de Morgan, así que estaba en todo su derecho de ponerle los cuernos, y como la Reina la obligación de Morgan era aceptarlo y mirarlo.

"Arturia, hijo mío. Confío en que ambas saben que mi Esposo está trabajando incansable junto a Santa Marta y la gobernante de Escandinavia reuniendo materiales para esta Navidad."

Lancer asintió ante la pregunta de su hermana, también Saber. Bien, esto simplificaba y facilitaba las cosas para ella, así que Tonelico sonrió. Ritsuka tendría su estómago lleno hasta reventar para cuando la fiesta terminara en Diciembre 25, lo que significaba una cosa… como Reina, Morgan sabía que todos merecían una recompensa cuando trabajaban arduamente.

Con mayor razón cuando se trataba de algo tan altruista como una fiesta navideña.

"Tengo una propuesta para ustedes relacionada con él, y me gustaría que me dieran algo de su tiempo para escuchar lo que tengo planeado... "

Una mesita junto a tres sillas apareció tras ello. Arturia se sentó en frente de su hermana mayor, y Mordred imitó a su padre no mucho después, estando en el medio.

Era muy bueno que nadie les hubiera seguido ni tuviese poder alguno para invadir sus aposentos reales. Después de todo, lo último que necesitaban era que Minamoto no Raikou, Hassan de la Serenidad y Kiyohime se enterasen de su plan.

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-[Fragmento 3: El contraataque de Camelot]-

Diciembre 24.

"Buenas noches Mashu"

Una sonrisa apareció en el rostro de Ritsuka mientras cerraba los ojos, sintiendo las manos de su amada Kouhai acariciándole la cara. El Master cuarenta y ocho era sostenido por la mujer que más amaba, quien también cerraba párpados, pronto sus bocas se encontraron, derritiéndose en un beso amoroso. Un simple beso de despedida entre ambos, bajo la atenta mirada de Morgan… no podía irse a dormir sin darle a su querida berenjenita algo de afecto.

Sería la segunda que le diera los buenos días mañana.

Sus lenguas bailaron dentro de sus bocas mientras sus enormes senos se presionaban contra su pecho, el Master sintió como su mana abandonaba su cuerpo, yendo al de su Kouhai, mientras pequeños hilos de saliva caían por su boca. Mashu, de manera inconsciente, se había vuelto algo dominante debido a ser más alta que su amado, algo que él disfrutaba en demasía.

Pero todo terminaba eventualmente. Especialmente las cosas buenas, porque sus pulmones se quedaron sin aire, y tuvo que dejarle ir. Su mirada morada se llenó con tristeza, no podía esperar para su matrimonio, una vez que pusiera esa sortija en su dedo, se le permitiría mudarse a su cuarto y dormir a su lado, y el de Morgan.

"Buenas noches Senpai... te veré mañana. Buenas noches para usted también, Morgan-san."

Habló Shielder, dándole un último beso en la mejilla a su amor verdadero. El Master vio a su novia partir, dejándole solo en frente de su puerta, para luego, por fin, mirar a su amada Esposa. La Reina del invierno sonrió mientras le jalaba a su lado, introduciendo la contraseña, que ella cambió poco después de su llegada del Enma-tei.

Originalmente, era la fecha en la que llegó a Chaldea.

Hoy en día, era la fecha en la que se casaron.

"Tus esfuerzos son dignos de alabanza, Esposo mío. He probado muchas delicias, pero los ingredientes y platos que tus compañeros y Santa Marta crearon me dejaron satisfecha."

Escucharla halagarle le hizo sonreír, con el corazón. Ritsuka asintió tres veces con rapidez, su parte favorita fue el pastel… todavía no podía creer que ordeñó a una Sphinx con sus manos desnudas, o que mató a un Pilar Demoníaco… hecho de ingredientes para hacer pasteles.

"Gracias, Morgan... por todo. Estar conmigo, aceptarme… y amarme."

Fue su única respuesta mientras sus dedos, ya entrelazados con los de ella, apretaron su palma más fuertemente. Berserker sintió sus mejillas enrojecer y su frío corazón carente de piedad palpitar, lleno de amor por él. Amaba el hecho de que era más bajito que ella pese a ser un adulto, le hacía ser más adorable y, además, podía sostener su cuerpo, hacerlo descansar en su escote siempre la ponía cachonda… probablemente, Galahad se sentía de igual manera.

"No es nada por lo que debas agradecerme, Esposo mío. Mi destino y el tuyo están entrelazados por la eternidad, a donde sea que vaya tu alma, también iré. No obstante… creo que tras todos tus esfuerzos para hacer una celebración digna de tus espíritus heroicos, mereces una recompensa... "

Sus ojos se iluminaron emocionados tras esta terminar de hablar. La puerta se cerró, sumiendo al cuarto en oscuridad, y Le Fae se desnudó utilizando magia. Ritsuka observó la hermosa y bella figura de su amante desde atrás, el olor a duraznos al que ya se había encariñado invadió su nariz, trayéndole un sentimiento de seguridad hogareña como ninguna otra.

La mujer le encaminó en dirección al baño, ¿quería mimos cariñosos junto a una sesión dulzona de hacer el amor en la ducha? Oh dioses, claro que si. La cara de Morgan se hallaba cubierta por las sombras generadas por su cabello. Las caderas del hada se movían de lado a lado, asegurándose de que sus nalgas chocaran entre si para que sonaran, excitando a su marido tanto como fuera posible. Se tomó su dulce tiempo en cruzar su cuarto, para que pudiesen disfrutar cada momento.

Morgan adoraba sentir la mirada de Ritsuka sobre su cuerpo, que la deseara con un hambre tan primigenia y con tanta desesperación pues la hacía sentir única y especial… su esposo absolutamente adoraba mirar a su hermoso y perfecto cuerpo de porcelana. Cada parte de su ser, desde el más largo de sus bellos cabellos blanco/azulados, hasta la planta de sus pies, le volvía loco.

¿Stheno tenía un Fantasma Noble que podía hacer a cualquiera enamorarse de ella… ? si, claro...

Morgan no necesitaba algo como eso. Su apariencia era más que suficiente.

"Y estoy segura de que disfrutarás lo que yo, tu esposa, he preparado para ti."

Cuando las luces por fin se encendieron, no pudo creer lo que vio. Su bañera estaba llena hasta tope con agua caliente, dentro de esta habían dos rostros que Fujimaru jamás creyó ver juntos. En medio de todo, la caballero de la traición descansaba su cabeza en el escote de la Rey león, ambas vistiendo únicamente dos sombreros de Santa. La cara de Mordred se contorsionó en una expresión de vergüenza al ver a su Madre y novio llegar.

Las manos de Arturia, no obstante, acariciaron gentilmente la espalda de su hijo, calmándola mientras un tinte rojo se esparcía por sus mejillas. Oh, cuanto había anhelado pasar tiempo con él otra vez… quizás esta contraparte de su hermana mayor no era tan mala después de todo.

"O-Ohayo... Master... "

"Ritsuka, feliz navidad."

Saludaron tanto el Rey como su hijo, mientras el objeto de su deseo caminaba frente a ellas. Morgan rápidamente alzó su mano, encendiendo cuatro velas que colocó previamente para iluminar el lugar, para luego presionar el botón que apagó las luces nuevamente, dándole al cuarto un ambiente más sensual, pues apenas podía ver algo, pero todavía alcanzaba a distinguir los rostros sonrojados de Lancer y Saber.

¿Qué… era esto?

En el momento en el que se giró para confrontar a su otra mitad, se percató de que invocó un sombrero para si misma, aunque el suyo era azul. Le Fae sonrió felizmente mientras se arrodillaba, empezando a desabotonarle los pantalones, mientras sus ojos rompían el contacto directo. Sus hechizos de comando brillaban casi tanto como su rostro.

"¿Por qué... por qué están— ?"

"Hemos unido fuerzas temporalmente, para agradecerte por todo el arduo trabajo que has puesto en hacer esta Navidad especial para todos aquí en Chaldea."

Habló el hada bajándole tanto los pantalones como su ropa interior, descartando sus zapatos, calcetines y camisa con un chasquido de sus dedos, dejándole desnudo. Su pequeño miembro si bien estaba duro, permanecía en su tamaño infantilizado, haciendo que Arturia riera. Su hermana mayor le dio a su falo un gentil beso como forma de saludo, antes de caminarle hacia el agua, donde su hermana y su niña esperaban.

Mordred y Arturia, por supuesto, acunaron a su Master velozmente en sus senos, descansando en el pecho izquierdo de su Rey y el derecho de la Caballero, forzándolas a tener sus brazos detrás de los hombros de la otra, la posición por suerte permitía a Morgan presionar su cuerpo contra el de él. Sentir sus pezones duros frotándose contra su piel le hizo temblar.

Se sentía como un sueño, siempre había anhelado por una noche con ellas tres, pero era lo suficientemente astuto para saber que sería imposible, nada más que una fantasía… hasta ahora, claro está.

"Master... Ha sido... mucho desde que estuvimos así... "

Sentir su cabello debajo de su mentón mientras se frotaba contra su cuerpo la hizo feliz. Fujimaru miró a su caballero, su rostro lleno de incertidumbre. La última vez que él y Mordred pasaron tiempo de calidad fue la semana anterior a la llegada de Morgan, y si bien volvió a ser parte del equipo en expediciones recientes, pasó tanto tiempo sin verla que llegó a creer que sus sentimientos por él murieron.

No podía estar más equivocado.

That flame just burn even brighter.

"Si. Llegué a pensar que tú... que quizás ya no me-"

Su voz murió en el momento en que sus labios se unieron. Los brazos de Mordred apretaron su cuerpo a la vez que un "¿Ohhh?~" en un tono juguetón escapaba de la boca de Morgan. Arturia simplemente rió ante la escena, la mano izquierda descendió por su torso, acariciando sus músculos con amor. Fujimaru se avergonzó cuando la saliva con sabor a frutillas del Caballero de la Traición empezó a mancillar su lengua.

¿Cuándo fue la última vez que Mordred le besó?

Slurp... sluuurp~

Su lengua giró alrededor de la suya, sintiendo como sus padres le acariciaban, el moreno dejó salir un ahogado gemir. La manera que tenía Mordred Pendragon para besar era en extremo dominante y brusca, como su madre. Sus bocas se separaron por un breve segundo para tomar aire, pero no lo suficiente para que pudiese hablar, porque antes de darse cuenta lo había vuelto a hacer.

Esta vez, con mayor lentitud y pasión.

Arturia terminó cambiando su expresión de cariño por una de celos.

"Mordred. No te dejes controlar por tus sentimientos. La energía y el mana de Ritsuka son para compartirlos entre todas nosotras."

Habló, aún con amabilidad presente en su voz. Pese a su naturaleza rebelde, entendía que su Padre tenía razón, así que obedeció, permitiendo a sus pulmones llenarse de oxígeno. Ritsuka miró directamente a los ojos de Saber de Rojo, sus labios habían sido mancillados por el lápiz labial carmesí que Arturia muy cuidadosamente aplicó mientras esperaban a que llegaran él y Morgan.

Un rojo brillante, similar al de sus ropas, pero no tanto como el sonrojo que los dos tenían. Si bien no era la mejor expresando sus sentimientos, siempre daba lo mejor de si misma.

"Master. Por favor... nunca pienses eso otra vez. Mi corazón y mi espada son tuyos, por siempre."

Le Fae asintió ante el discurso de su hijo, para luego besar el cuello de su marido, dejando una de sus clásicas marcas en este. Ritsuka miró al rostro de su amante mientras Lancer y las manos de la caballero finalmente encontraban el miembro del hombre. Ambas sostuvieron sus bolas, notando lo grandes y llenas que parecían estar.

Por supuesto que estaba reprimido... no había sido capaz de sumirse en los placeres de la carne desde que empezaron las preparaciones de la fiesta. No había eyaculado ni una gota de semen en diez días.

"Efectivamente, Esposo mío. Mi hijo, Arturia y yo hemos preparado este pequeño regalo para ti, y solo para ti. Por favor, bríndanos tu amor cuanto quieras, y déjanos a nosotras, la Casa Pendragon, amarte igualmente."

Si el plan era ponerle caliente a la vez que hacerlo enamorarse nuevamente de ellas tres, estaba teniendo éxito. Arturia, había pensado que algo romántico y pervertido ciertamente podría poner a su amado en el humor que querían. Pese a ser el Rey León, Lancer, contrario a su vástago y hermana mayor, siempre amó ser dominada por él.

Eso significaba... que sabía exactamente que botones presionar.

"Si, Ritsuka. Eres libre de violar a cada una de nosotras esta noche, tan amorosa o bruscamente como quieras… lo que es más… por favor, mancilla y ensucia nuestro linaje con tu sucia y asquerosa semilla apestosa… felizmente tomaremos absoluta. mente. todo."

No le tomó más de tres segundos para perder la cabeza luego de eso. Lo primero que hizo fue besar a Arturia, justo después de que terminara su frase. El Rey felizmente recibió el tributo que su amante le daba, permitiendo a su niña y hermana acomodarse para que pudiesen ser las primeras en darle a su pene la atención que merecía.

Lo haría... ¡Mancillaría el sagrado linaje real del mismísimo Rey Arturo… !

"¡H-hmngh... !~"

Su voz salió ahogada conforme la lengua de la gobernante de Camelot se peleaba con la suya. Arturia olía y sabía en su totalidad a vainilla, sus tetas se presionaban contra su cabeza. La había extrañado tanto, tanto, pero aún si estaba succionándole el mana, jamás dejó de prestarles atención a su Esposa y a la caballero de ojos verdes.

Mordred y Morgan miraban fijamente a su pequeñito pene, mientras sus manos acariciaban sus bolas.

"Su... semilla... incluso si está dentro de sus bolas... hay tanto que puedo olerla desde aquí... "

Saber tenía dificultades para comunicar sus pensamientos. Esta era su primera sesión con Ritsuka en un largo tiempo, así que desconocía por completo el hecho de que su Madre había alterado el olor de sus gametos. El Hada del paraíso sonrió orgullosa ante la frase de su hijo, y el que, contrario a Baobhan Sith, no reaccionaba negativamente ante el olor de su semen.

Por la forma en la que movía sus caderas de izquierda a derecha como si fuese un perro… parecía que la estaba poniendo cachonda.

"Adelante Mordred. Permíteme presenciar tu técnica en chupar el pene de mi Esposo. Estoy segura de que sabrás una cosa o dos tras tantos años."

El hecho de que no estaba equivocada lo hizo peor, pero ya era muy tarde. Apestoso o no, el semen de Ritsuka era delicioso, simplemente porque era suyo. El hijo del Rey Arturo asintió mientras abría la boca, permitiendo a su lengua salir, no empezando desde la base, sino la punta, pelando su piel, por suerte, el agua hizo su trabajo mucho más sencillo.

Sluuurp sluuurp sluuuurp~

Lo trataba como un helado. La lengua de la mujer continuaba girando alrededor de la carne masculina, bajo la atenta mirada de su madre. Le Fae, atraída por la vasta cantidad de mana que sentía dentro de los testículos de su marido, se unió en tratar de complacer su miembro mientras cuidadosamente empezaba a jugar con el derecho, los párpados de Mordred se cerraron ligeramente mientras sus latidos se aceleraban.

Esete sentimiento... esta alegría que invadía su alma, esparciéndose por su cuerpo, su rostro…

"¡H-hnmmmngh!~"

Escucharle gemir incluso mientras Padre le besaba con todas sus fuerzas, esto era lo que había extrañado. Los ojos de Mordred reflejaban la cara llena de placer de Ritsuka mientras él sentía su piel ser bajada, un pequeño y tierno falo palpitó, demandando más de ambas. Por supuesto, un buen caballero siempre obedecía las órdenes de su maestro…

Y Mordred era un buen caballero, siempre dispuesta a matar o servir.

Su boca rápidamente capturó y empezó a chupar el pequeño trozo de carne masculina, empezando a darle todo el cuidado y amor que podía reunir. Su cuerpo deseaba que el maldito bastardo alcanzara su máximo potencial de una vez… tomó mucho tiempo, pero su garganta logró acostumbrarse a su tamaño, eso era algo que Morgan notó inmediatamente cuando, contrario a Baobhan que luchaba siempre para darle una mamada a Fujimaru, con el costo de que le dolía durante todo el proceso, su Hijo de la historia Pan-humana no tenía problemas.

Lady Mordred la silenciosa bajó su boca, sus labios tocando y besando la pelvis de su Master, permitiendo a su hombría llegar a las partes más profundas de su garganta, para que pudiese disfrutar y crecer cuanto quisiera.

El Master de Mashu gimió contra los labios de Arturia, quien rápidamente rompió el beso para que gritara el nombre del Caballero. Mordred miró a su amado, cuya boca fue callada nuevamente, esta vez por uno de los enormes pezones carnosos de Arturia, ahora los únicos que podían hablar eran Madre y Padre respectivamente… dios, la expresión de orgullo en sus rostros era todo lo que podía desear, algo con lo que solo había llegado a soñar.

"Bien, Mordred. Muy bien. Continúa. Ritsuka está disfrutándolo mucho, ¿lo ves?"

Claro que no, Chichi-ue estúpido...

El hecho era que los pechos de Arturia eran tan grandes que le impedían ver el rostro de Master, y eso la cabreaba. Una pequeña vena apareció en su frente, claramente molesta por el como Pendragon acariciaba su pecho mientras le mimaba con su leche. Como sea… esto solo comenzaba, y la noche aún era jov-

SLAP~

"HMNGH~"

Una pequeña nalgada en una de sus nalgas la hizo gemir, los músculos de su garganta reaccionaron apropiadamente, tomados por sorpresa, apretaron el pene de Fujimaru fuertemente, haciéndole gritar en placer contra el pezón del Rey, una sonrisa apareció en su rostro. Morgan ahora tenía una mirada severa, había sido una pequeña amonestación por su carencia de dedicación.

Podían hablar todo lo que quisieran más tarde. Tenían trabajo que hacer.

La lengua de la reina del invierno continuó moviéndose, empapando los testículos de Ritsuka y los dedos de Mordred con su saliva, conforme su nariz constantemente se frotaba contra su escroto. Sus "joyas", se percató, latían cubiertas de venas muy gruesas, no era saludable para alguien como su consorte el abstenerse por tanto tiempo, todo lo contrario.

Su marido, se suponía, llenase hasta el máximo a cualquier mujer que deseara, ella incluida, a cualquier instante. El que haya logrado suprimir sus deseos con tal de traerle alegría a todos era una prueba del tipo de persona que era, y Morgan no podía estar más orgullosa.

Sluuuurp sluuurp chup chuuup chuuup~

"Mi pobre y amado esposo... mira lo cargado que estás... ¿debió haber sido complicado para ti, no es cierto... ? el suprimir tus necesidades por tantos días, tu deseo de ser amado y amar a aquellas cuyos corazones ya robaste… pero no temas. Como tu esposa, me haré cargo de todos tus deseos y anhelos..."

Habló la belleza albina, antes de abrir su boca y meterse una de sus bolas dentro de la misma. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Fujimaru cuando sus labios se presionaron contra el pezón de Arturia, quien gimió y suspiró largamente. Era igual a un pequeño mocoso, que adorable. La cabeza de Mordred continuó subiendo y bajando, la vena en su frente desapareció junto a su ira, tal vez Padre bloqueó por completo el rostro de Master…

Pero ahora mismo era ella quien tenía el permio más grande en su garganta.

CHUUP CHUUUP SLUUUUURP~

Podía sentirlo. Su mente se deshacía conforme sus caderas seguían moviéndose de derecha a izquierda, tratando de calmar el fuego que plagaba su vientre. Su glande y el resto de su masculinidad se frotaban contra su garganta, luchaba para moverse pero continuaba de todos modos. Pese a cuanto tiempo había pasado, jamás podría olvidar lo grande que era.

Ese pene era su dueño después de todo.

Master... master... master... puto imbécil pedazo de mierda...

Pese a lo duro de sus pensamientos, su rostro era uno de puro éxtasis. Los labios de Mordred se extendían por el falo de Cuarenta y ocho conforme su cabeza ascendía, antes de bajar nuevamente con tanta rapidez que su nariz golpeó su pelvis. Su vagina empapada en su miel palpitaba de desesperación conforme le sentía golpear la parte trasera de su garganta, como si estuviese tratando de meterse en su estómago.

Su estúpido y tierno Master con un miembro tan enorme que se comportaba de manera tan masculina en el campo de batalla, pero tan benigna y bonachona dentro de Chaldea… su estúpido y adorable Master imbécil que se la folló hasta el hartazgo y la hizo su exclusiva Caballero de la Traición… lágrimas descendieron por sus mejillas en el momento en el que se dio cuenta de como su brazo se movía, terminando en su rostro, para acariciarle su larga y bella melena dorada.

¡Hijo de puta... Te he extrañado tanto... !

Es por eso que tenía que aprovechar esta mamada. Era su reunión después de todo. Arturia, no obstante, tuvo un pequeño cambio de planes al sentir sus impulsos comenzar a tomar el control, junto al hecho de que los rostros llenos de placer de sus familiares la afectaban cada vez más. El Rey de los Caballeros gentilmente alejó la cabeza del Chaldeano de su pecho, percatándose de que sus labios estaban empapados de su leche materna.

Que adorable...

"Ritsuka. Creo que alguien como tú se merece algo más. Permíteme ofrecerte un plato digno de un Rey."

El senpai de Mashu ladeó la cabeza en confusión, antes de que Arturia finalmente se uniera a su Hijo y Hermana. El Rey león se puso de pie, colocando sus piernas a cada lado de la cabeza del hombre, antes de dejar caer su cuerpo sobre este, dándole a Ritsuka acceso completo a uno de los culos más gordos y grandes de toda Chaldea: el de ella. Los ojos azules se iluminaron mientras abría la boca en shock, finalmente presenciando la verdadera melena dorada del Rey. Su lengua tembló ante la vista de la vagina de Arturia, cubierta de pelo, miel y sudor.

Pendragon no obstante, ahora estaba cara a cara con su vástago y su hermana, quienes no se detuvieron en absoluto, todo lo contrario. Mordred se motivó a chupar más fuerte al estar siendo vista por su Padre, que tenía una sonrisa gentil en su cara. El compartir una noche de pasión con Ritsuka y Mordred era algo que cruzó su mente una o dos ocasiones, si. Pero jamás actuó a favor de ello o lo sugirió para evitar momentos incómodos.

Resulta que al final, solo fue una pérdida de tiempo.

"Mordred. ¿Acaso Morgan nunca te enseñó a compartir?"

Habló, y un gruñido escapó de la garganta de la caballero mientras finalmente dejaba ir el pene de su Master. Morgan hizo lo mismo con sus bolas, totalmente cubiertas con lápiz labial azul, su territorio estaba marcado. El miembro de Ritsuka estaba pintado de rojo, pero todavía no había eyaculado. Necesitaba mucho más que una garganta profunda para liberarse.

Y las tres le conocían lo suficiente como para saber qué quería.

"Vamos, mi familia. Mostrémosle a mi esposo qué sucede cuando luchamos juntas."

Las tres sujetaron sus pechos, para luego cuidadosamente envolver su miembro con estos. Ritsuka gritó mientras sentía su carne penetrar tres escotes de manera sucesiva; Morgan se encargó de su base, Arturia del medio, y finalmente Mordred cubrió su glande por completo. Una torre de pechos lo suficientemente grande como para superar en demasía a alguien tan dotado como Fujimaru Ritsuka, el Master número cuarenta y ocho de Chaldea.

Arturia sonrió amorosamente, Morgan lo hizo sutilmente, y Mordred tuvo una mueca socarrona y retadora, con el ceño fruncido.

Definitivamente debían repetir este cuarteto, ¿tal vez una o dos veces a la semana? O mejor tres.

"¿Y bien? ¿Master? ¿Qué opinas de la casa Pendragon ahora, eh?~"

Habló Saber de Rojo, Arturia agitaba sus caderas de arriba abajo para tentar al moreno, sus dulces fluidos manchaban su cara mientras trataba de respirar. Morgan no perdía tiempo tampoco, empezando a mover sus pechos de igual modo, apretándole tan fuerte como podía, seguida no mucho después por su hermana menor y la hija de ambas.

Su amante, por supuesto, dejó salir otro grito y un gemido mientras su cabeza reposaba contra la bañera, tratando de comprender el placer al que era sometido: una torre de pechos… nunca, jamás había experimentado algo así. Era algo que solo un trío de maestros en el combate como Arturia, Morgan y Mordred podrían imaginar.

"¡A-ahhhh! ¡p-por favor... no tan... fuerte... !"

Gritó, pero tuvo el efecto contrario. Morgan alzó su ceja izquierda en confusión, sintiendo y viendo como los testículos de su marido y su falo palpitaban emocionados, pero seguían intentando rebelarse contra ella. Esto era inaceptable, Ritsuka sabía que no toleraba ningún tipo de insubordinación, había asesinado y torturado a miles de hadas por mucho menos que esto.

"Esposo. Te correrás pronto si sabes lo que te conviene. No tienes derecho a suplicar por piedad o consideración de nuestra parte teniendo en cuenta que disfrutas romper mujeres hasta la sumisión mental, física y emocional. Y lo que es más, el que disfrutes tanto serme infiel: a mi, tu esposa diariamente."

Habló severa, él siendo callado por Arturia finalmente presionando sus peludos labios mayores contra su boca. La lengua de Ritsuka comenzó a moverse salvajemente casi al instante, buscando probar más de la miel de vainilla que el Rey León tenía para ofrecer. Sus nalgas le enviaron a un mundo de oscuridad conforme aterrizaban sobre sus ojos cerrados, ahora dejándole incapaz de ver, sintiendo su mana siendo succionado lentamente por lastres figuras más influyentes de las leyendas Artúricas.

Contrario a su hermana, la Rey era mucho más amorosa y comprensiva.

"No seas así Morgan. Master es un hombre joven que fue forzado a crecer demasiado muy rápido. Y los niveles de belleza en la vasta mayoría de las mujeres solteras en Chaldea es algo que pocos podrían resistir. Es normal que esté hambriento y deseoso de nosotras en tantos niveles… pero admito que si, nos sobrepasamos con él estos últimos años."

La cara de Le Fae se contorsionó en una expresión de ira mientras empezaba a lamer y chupar lo poco de su pene que podía ver, forzada a hundir su cara en las enormes y sudorosas tetas de Arturia, la menor hizo lo mismo con Mordred, siendo ella la única que podía encargarse de su punta, o lo pequeño que podía ver.

Todas sus manos se movían a su ritmo, sus senos presionándose contra su carne con diferentes tipos de presión, cada una de ellas tenía su método para tratar con él.

La lengua y labios de Fujimaru se presionaban contra los peludos y extremadamente dulces labios vaginales del Rey de los caballeros, disfrutando el sabor y fragancia de su carne y fluidos invadiendo tanto sus fosas nasales como su boca. Su lengua, desesperada, trataba de lamer y devorar el interior de Arturia, haciéndola gemir pese a que su voz estaba ahogada por estar en el pecho de Lady Mordred.

Si había algo en lo que Ritsuka sobresalía, era el arte del cunnilingus. Tuvo mucho tiempo para practicar a lo largo de los años, y muchas que estuvieron dispuestas a ser sus sujetos de prueba.

Oh, cuanto amaba practicarle sexo oral a Arturia. Las manos de Ritsuka fueron a las nalgas de la mujer, apretándolas y presionándoselas contra la cara a la vez que la lengua de Mordred abusaba de su Glande. El Caballero de la Traición movía sus masivas tetas heredadas de sus dos padres, ligeramente incrementando la dificultad de la labor de Arturia.

Eso fue hasta que sintieron aumentar la frecuencia con la que sus bolas latían. Finalmente empezaba a alcanzar su límite, por lo que todas se detuvieron.

"Chichi-ue... Haha-ue... Master va a-"

"En efecto lo hará, hijo mío."

Habló la Reina Alta con una expresión jovial, antes de empezar a besar la hombría de Ritsuka tras quitar sus pechos de la misma. Arturia la siguió poco después, pese a todavía no estar cerca del orgasmo, conocía a Ritsuka lo suficiente como para saber que querría comérselas una a una cuando llegara el momento. Mordred dejó salir un suspiro alegre, uniéndose al Rey León y a la Reina Alta en lamer el pene del humano al que sus almas pertenecían.

No importaba que tanto quisiera seguir devorando la feminidad de Arturia, no podía contraatacar. Sus caderas empujaron hacia arriba, como si quisiera follarse el aire, provocando que el trío sonriera, no se detuvieron. Sus lenguas se movieron más rápida y fuertemente. Mordred permitió a su padre chupar el glande de Fujimaru, Arturia no era avariciosa como su niña o su hermana, así que mientras sus labios mamaban su puntita por un ratito, terminó sacándosela para darle un turno a Morgan.

Y por supuesto, aceptó sin mediar palabra. La polla de Ritsuka estaba manchada en lápiz labial rojo y verde para este punto, no podía permitirlo, en absoluto: debía de marcarlo como suyo. Motivada por una ardiente determinación creciendo y ardiendo dentro de su alma, la Alta Reina hizo lo opuesto a su hermana e hijo de la historia Pan-humana.

Tomó la totalidad de Ritsuka dentro de su garganta, para luego proceder a apretarlo como forma de demostrar su superioridad y dominación. Ritsuka Fujimaru era su marido, suyo y solamente suyo. Bajo la sorprendida cara de Mordred por la velocidad a la que su Madre movía la cabeza, y la cálida expresión de Arturia, Morgan Le Fae succionó el alma de su marido a través de su pene.

SLUUURP CHUUUP CHUUUUP CHUUUP~

Se alejó justo a tiempo para que se corriera. Las tres agarraron su carne una última vez, aprovechando la saliva y el agua para masturbarlo, seis manos eran más que suficiente cubrirlo por completo, arriba y abajo, arriba y abajo. Estaba tan duro como una viga, y tan caliente como la lava. Finalmente, salió.

SPLUUUUUUUUUUURT~ SPLUUUUURT~ SPLUUUUURT~

Tres gruesas líneas de esperma salieron de su punta. Morgan abrió la boca, Arturia cerró los ojos con una sonrisa, y Mordred puso sus manos bajo su mentón para sujetar tanta como pudiera. El olor… era absolutamente asqueroso, pero el sabor era tan dulce y adictivo como recordaba. La nariz del rey se movió con delicadeza, sintiendo por primera vez la esencia que su Hermana otorgo al mana de su amado. Si bien no entendía sus motivos para hacerlo… debía admitir… que le hacía parecer más masculino.

"Impresionante, Esposo mío… parece que el contener tanto semen por tanto tiempo tuvo un efecto negativo en tu Mana... el olor es incluso peor que el que usaste para marcarme a mi y a mis caballeros en el Enma-tei..."

Habló, tomando algo de la substancia con sus dedos para luego lamerla, inmediatamente encontró resistencia al tratar de tragarla, el grosor similar a jalea mezclado con lo pegajoso que era le hacían extremadamente difícil de tragar, pero perseveró. Arturia hizo lo mismo, mientras su niño solo se alimentó en lo que sus manos lograron conseguir.

Verdaderamente necesitaban beber su semen más seguido.

"Mi cabeza se siente mareada... M-mierda... ¿Haha-ue... qué carajos hiciste... ?"

Preguntó Saber, sacándole una ligera risita a Morgan. Ese era el tipo de reacción que esperaba. Para Mordred, se sentía como si ese semen estuviese intentando contaminar su mismísima alma y su Saint Graph. Sentía el deseo de reproducirse con su Master, de recibir más y más, infinitamente, por la eternidad. El sostenerle entre sus brazos, apretarlo y protegerlo hasta la muerte… obedecer cada una de sus órdenes y cumplir todos sus deseos.

¿Pero qué mierda le hizo Madre al semen de Ritsuka... ?

"Debo decirlo Morgan... tus ideas verdaderamente son dignas de elogio."

Halagó su hermanita menor, haciendo que Le Fae sacara su pecho orgullosa. Arturia removió su cadera de la cara de Cuarenta y Ocho, todas tomaron nota del adorable rostro que tenía, probablemente estuvo luchando por respirar todo el tiempo que estuvo comiéndole la vagina. Mordred tomó su pecho, su Padre su brazo derecho y Morgan el izquierdo.

Su pene seguía igual de duro, solo que ahora estaba cubierto por rojo, verde y azul.

"Dime... Master. ¿Qué te gustaría ahora?"

Cuestionó Saber, frotando su rostro contra sus músculos con una sonrisa. Sus brazos eran succionados por los escotes del Rey y la Reina, las tres continuaban masturbándole, pero muy lentamente para que no se corriera. Ambas hermanas besaban y marcaban su territorio en una guerra silenciosa; mientras que Morgan besaba el lado izquierdo de su rostro, Arturia hacía lo mismo con el derecho.

Todo mientras él seguía jadeando, intentando relajarse y recomponerse.

"Vamos, Ritsuka... dinos lo que piensas. Ya sean nuestras mentes, nuestras almas, corazones, o solo nuestros cuerpos, todos te pertenecen solo a ti. Cumpliremos cualquier petición que tengas mi amor."

Luego le besó la frente, antes de que su cansada pero lujuriosa mirada se perdiera en el mar azul y verde que eran los ojos de Morgan, Mordred y Arturia. La última continuó cubriendo su rostro con besos de colores, la mente de Fujimaru estaba abrumada por el olor de frutitas provenientes de sus cuerpos. Apenas podía ver algo en aquella oscuridad, pero eso solo lo ponía más caliente producto de las velas.

¡Por el amor a la mierda, iban a matarlo… ! pero quería más. Quería besarlas más, hacerles el amor, lamerlas, follárselas, su mente solo podía pensar en Mordred, Arturia y Morgan, tal como ellas querían. Se había olvidado por completo de su rol como Master de Chaldea, o que había todo un mundo fuera de ese cuarto.

"Quiero... quiero... Quiero penetrar las axilas de Arturia y Morgan…"

Suplicó, y ambas se miraron con una sonrisa. Le Fae chasqueó los dedos, invocando una pequeña botella de loción en su mano. Ambas hermanas se aplicaron un poco en aquella zona, para luego posicionar sus cuerpos lado a lado, permitiendo a Ritsuka presenciar un pequeño hoyo por el cual deslizar su pene.

Que vista tan depravada... pero la amaba.

"Perfecto... El "Onahole" de axilas peludas exclusivo para ti Esposo, está listo. ¿Quizás deberías llamar a esto "Nueva Camelot"... ?~"

Dijo la reina con un tono juguetón, provocando que su hermana riera ante la reacción, pues el pene de Ritsuka empezó a palpitar ante la vista. El hombre caminó hasta terminar detrás de ellas, empujando su pene justo en el medio. La piel cubierta de sudor junto al pelo rubio y blanco/azulado masajearon y acariciaron su carne, haciéndole gemir.

La única que no recibía atención alguna era Mordred... pero eso estaba por cambiar.

"Mordred. Solo porque Morgan y yo estemos ocupadas, no significa que no puedas unirte. Ven, dale a Ritsuka una mamada mientras está ocupado invadiendo Nueva Camelot."

¿Qué... ? ¿Darle a Master una mamada… mientras su pene entraba y salía de las axilas de Madre y Padre… ? El caballero miró hacia sus rostros, Arturia sonreía de manera invitadora mientras el Hada asentía, estando de acuerdo. Ritsuka simplemente suspiraba y gemía mientras movía las caderas, disfrutando del sentimiento de sus pelos y pieles frotándose contra su miembro, con cada embestida, sentía como perdía más y más de su energía. Por supuesto que lo hacía, incluso algo como esto estaba drenándole su mana.

La mirada de Mordred enfocó la cara de Master, junto a la expresión de alegría que estaba haciendo… y luego maldijo por lo bajo.

"Estúpido hijo de perra depravado..."

Eventualmente aceptó. La rubia lentamente se arrastró por la tina en dirección a las axilas de sus padres, dándole una buena mirada al falo del humano. Estaba completamente cubierto en su sudor, pero parecía estar latiendo incluso más que cuando le dieron un triple-paizuri. Mordred cerró los ojos, hundiendo sus manos en los pechos de Arturia y Morgan, antes de que capturase el falo de Ritsuka en su boca.

Justo cuando lo hizo, la penetró, golpeando la parte trasera de su garganta.

"¡A-ahhh! ¡M-Mordred!... "

Sentirla empezar a chuparle la verga mientras veía su boca y rostro sumergiéndose en las axilas de, tanto Morgan como Arturia, le hizo ponerse tan cachondo como un toro. Podía verlo, el rostro enrojecido, furioso y enojado de Mordred mientras su boca retrocedía solo para volver a hundirse en las peludas axilas de Arturia y Morgan, Fujimaru empezó a jadear.

SLUUURP CHUUUP CHUUUUP~

"Mírala... como tu Madre, estoy orgullosa del amante en el que te has convertido, Mordred. Mi Esposo parece estar en el cielo."

Habló el hada, dándole a su hijo un besito en la cabeza, viendo su boca volver para chupar el miembro del ojiazul, ahora usando su lengua para rodearla y debilitarle. Saber se percató de como parecía tener venas más gruesas que antes, ¿acaso estaba tan frustrado sexualmente, o acaso el ver como estaba forzada a zambullirse en las axilas de Padre y Madre le puso tan caliente?

Arturia se notaba feliz, presionando su axila contra la de Morgan mucho más fuerte, para que pudiesen estrujar a Ritsuka, quien seguía empujando con evidente rapidez, podían sentir sus bolas golpeando sus espaldas con una fuerza tal que hacían sonidos similares a cachetadas.

Parecía estar adolorido, ¿en serio era tan complicado el aguantar sus ansias por correrse?

"Ritsuka, por favor deja de contenerte. No es saludable. Especialmente para un pene tan enorme y grueso como el tuyo, ya te has estado conteniendo por muchos días..."

SLUUUUUUURP SLUUUUURP CHUUUUP~

La ahogada voz de Mordred escapó de su boca mientras movía su cabeza de izquierda a derecha, antes de que Ritsuka jalara sus caderas hacia atrás para sentir más del pelo de "Nueva Camelot". El tono con el que Arturia le hablaba era tan amoroso y maternal que no le fue extraño imaginarla como una ama de casa. Joder, joder la garganta de Mordred parecía saber lo que pensaba, porque le apretó muy fuerte.

Para el Caballero de la traición, esto era demasiado duro... literalmente.

Este imbécil... este imbécil Master bastardo… ¡su semen… tiene un olor más asqueroso que la mierda de un caballo... !

Hasta el líquido pre-seminal y los restos de sus eyaculaciones previas tenían un olor tan nauseabundo que la hacían sentirse borracha. Vaya situación tan enfermiza… estaba siendo tratada como una mujer, como una sucia puta, obligada a chupar el pene de un hombre mientras hundía su cara en las peludas axilas de sus padres mientras su tierno, estúpido e idiota Master que ella misma preparó, estaba cada vez más cerca de descargar una gran cantidad de su repugnante, desagradable, sucio y espeso mana a su estómago...

Todo mientras su corazón le suplicaba porque siguiera y le satisficiese.

¿En qué se había convertido su vida?

"¡G-GAAGH! ¡M-MORDRED! ¡ARTURIA! ¡MORGAN!"

Gimió, las tres miembros del linaje Pendragon actuaron al unísono. Morgan y Arturia apretaron su pene tan fuerte como pudieron, Ritsuka las penetró por completo, sintiendo el pelo y la piel presionándose contra su falo una última vez antes de que fuese envainado en las zonas más profundas de la garganta de Mordred.

SPLUUUUUURT~ SPLUUUUUURT~ SPLUUUUUUUUURT~

De algún modo, su segunda descarga fue más fuerte que la primera. Bajo las miradas de Morgan y Arturia, vieron como el pene de Fujimaru latió mientras descargaba gruesas líneas de semen directamente en la boca de su hija. La caballero de la Traición cambió su expresión de ira por una de éxtasis, si bien intentó luchar contra la enorme cantidad de esperma que le era otorgada… era demasiada.

"¡M- hmgnht... !"

"Oh vaya..."

Efectivamente era demasiado, porque estaba empezando a salirle por la nariz, pero Ritsuka seguía corriéndose. Por fin se detuvo tras un largo rato, su cuerpo se hubiese hundido en el agua de no ser porque Le Fae y su hermana le agarraron justo a tiempo. Saber todavía tenía dificultades para tragarse el semen que tenía dentro de la boca.

Casi sintió que la ahogaba en su semilla, y ahora sin importar lo que hiciera no podía dejar de olerlo, pues invadió su nariz.

¿Qué tan llenas estaban sus bolas... ?

"Creo que es momento de tomar una ducha de verdad y continuar en la cama. Esposo ciertamente necesita una ventaja si seguirá luchando esta guerra."

Tanto su hermana como su hijo estuvieron de acuerdo con la sugerencia de la Reina. El cuerpo de Ritsuka reposó contra la fría piel de Morgan mientras sus brazos le sostenían amorosamente, para que pudiese descansar mientras Morgan y Arturia cubrían sus cuerpos en jabón para fungir como esponjas humanas. Pronto, terminaron frotándose contra él, yendo de arriba abajo mientras suspiraba, complacido.

La forma en la que sus tetas se presionaban contra su piel, el como sus dedos apretaban y acariciaban cada lugar que podían encontrar… la cara de Saber estaba entintada de rojo, pero sus ojos seguían llenos de amor y cariño, una vista que había olvidado tras tanto tiempo. Arturia no perdió su oportunidad de forzarlo ir a su escote, su hermana hizo lo mismo.

Dos pares de pechos, uno en su rostro, otro en su nuca, mientras se movían de un lado al otro con gentileza, buscando abrumarle.

Para el momento en el que terminaron, Morgan cargó a su Esposo como si fuera una princesa, cuidadosamente dejándole en medio de su cama Real. Su garganta dejó salir un largo, larguísimo suspiro mientras miraba sus rostros. Una botella de vidrio llena con la mezcla entre su leche y jugo de manzana dorada fue invocada, justo como en su noche de bodas.

Bebió en silencio, sus energías regresaron a su cuerpo, y de nuevo estuvo excitado.

"Y bien, Master... ¿quién de nosotras irá primero?"

Una muy buena pregunta. Las tres se alinearon en posición de perrito, Mordred en el medio, Morgan a su izquierda, y Arturia a su derecha. Cada una queriendo la misma cosa, pero no sabiendo quién debía venir. Morgan era su esposa, así que debía de ser su prioridad… pero también era cierto que Arturia no tuvo oportunidad de correrse cuando estaban en el baño. Mas… quien probablemente más le quería, era la heredera al trono.

Y él también deseaba a Mordred.

Su cabeza tuvo una idea. Una que las complacería a las tres, en lugar de hacerlas esperar por su turno.

"U-Um... Quiero comerte a ti, Mordred. Pero estaba pensando... ¿podrías sentarte en mi cara... ? I quiero que Morgan y Arturia me den... "

Su voz murió en ese momento, producto de la vergüenza. Ritsuka no era ajeno a pedir cosas pervertidas de sus amantes, su libido era muy impresionante cuando tenía el control. Desde que Morgan empezó a administrar su Harem, "recuperó" por decirlo de algún modo, un sentimiento de libertad y dominación tanto sobre Chaldea como sobre sus mujeres, por muy malo que sonara, ellas ya no le usaban como querían 24/7, por tanto su confianza recibió un aumento.

Lo que era más, esta era una ocasión especial.

Es por eso que... por la forma en la que le miraban...

"¿Si, Esposo mío?"

"Dinos lo que quiere tu corazón, Ritsuka."

Ambas preguntaron antes de acercar sus rostros al suyo. Fujimaru enrojeció en el momento en el que sus labios resumieron la batalla, por supuesto. Pese a que le lavaron, el lápiz labial que Mordred, Arturia y Morgan usaron era mágico. Las marcas durarían un largo rato, por ello, mientras su cuerpo salió de la ducha perfectamente limpio y con la dulce fragancia del jabón impregnándolo, sus genitales y rostro seguían marcados por las tres féminas.

El Rey Arturo frotó su nariz contra la cara de su amado, mientras la lengua de su hermana lamía su oreja derecha, y su hijo le daba un paizuri para despertar su miembro nuevamente. Las tetas de Mordred se presionaban gentilmente contra el falo de Cuarenta y Ocho, antes de atacarlo con una lluvia de besos.

La mujer de ojos azules invadió su oreja con su lengua, antes de que la otra usuaria de Rhongomyniad tomara sus labios en un beso gentil, presionando su lengua contra la de él.

"Hmmm~... succionaremos la respuesta de ti si es necesario, Ritsuka... ¿Qué es lo que tu corazón desea que hagamos Morgan y yo?... dilo."

Insistió, agarrándole el mentón. Incluso en la oscuridad de su cuarto, atormentado por la lengua de la Bruja metiéndose en el canal de su oreja, y los pechos del Caballero de la Traición que ahogaban su miembro en un mar de carne sudada con olor a frutillas, podía ver esos verdes ojos Reales, cargados con amor, cuyas pupilas tenían forma de corazón.

Arturia frotó su nariz contra la suya, Ritsuka dejó escapar suspiros largos y pesados. Había cabado su tumba… pero si realmente querían complacerlo, entonces estaba bien pedir cualquier cosa… ¿verdad?

"Quiero... Quiero un sándwich de vaginas… ¿p-por favor... ?"

La inseguridad en su voz era absolutamente adorable, como si un niño estuviese pidiendo perdón tras decir o hacer algo que no debían. Pendragon y su hermana rieron ligeramente, mientras Lady Mordred finalmente dejaba ir el miembro de su Master. ¿Así que quería sentir sus peludos labios vaginales acariciándole la verga mientras se comía a su niño, eh?

Eso podría ser interesante.

"Por supuesto Querido. Ven, Arturia... mostrémosle a mi Esposo nuestro Fantasma Noble~"

Un beso de despedida del Rey fue todo lo que recibió, Saber se acercó a él. Ritsuka reposó su cabeza contra la almohada, antes de sentir como las nalgas de Mordred cubrían sus ojos. Su peluda vagina aterrizó justo frente a su boca, dejando salir un gemido. La deliciosa miel y el olor de la rubia le invadieron justo como quería. Ver su pene latir en placer fue otra tierna reacción que las hizo reaccionar.

Morgan cariñosamente se sentó en la parte derecha de su cadera, mientras su hermana mayor tomaba la izquierda. Era casi como si intentaran hacerse tijeras mutuamente, con él en medio de ellas, impidiendo que sus vaginas hicieran contacto. Un escalofrío recorrió la espina dorsal del muchacho al sentir el empapado vello púbico de ambas hermanas, junto a sus clítoris frotándose contra cada lado de él, junto a sus labios vaginales.

"Sincronicémonos, Arturia... uno, dos, tres."

Y finalmente todo dio comienzo. Mordred dejó salir un gemido al sentir como la lengua de Master empezaba a acariciarle los labios, lentamente yendo hacia arriba hasta que encontró su clítoris, empezando a presionarlo. La cadera de Le Fae se movió hacia arriba lentamente junto a su hermana, empapando el pene de Ritsuka cubierto de labio labial con su miel, antes de que ambas descendieran hasta que sus culos chocaron con su cadera.

Estaba tan caliente y lleno de vida, todo gracias a su brebaje especial.

Sluuurp~ sluurp~

"M-Mierda... Master... cálmate... ¡Mi vagina no irá a ninguna parte!"

Gritó la Caballero de Londres, antes de que agitara su culo para excitarle mucho más. Su mirada se fijó en su falo, y en como las caderas tanto de la albina como de la rubia subían y bajaban al mismo tiempo, había mucho espacio para que pudieran. Le Fae dejó salir un suspiro de placer cada vez que sentía como su carne se arrastraba por el pene de Ritsuka.

La hombría de su Esposo era realmente impresionante e increíble. Aunque a decir verdad, todo de él era perfecto. Lo amaba tanto, casi hasta la locura.

"H-hhhpmh~... M...gan... Atudia~"

No podía hablar bien producto de su actual trabajo. Su lengua se arrastró en la carne de Mordred Pendragon, antes de entrar en ella, haciéndola gemir. Su cuerpo había olvidado como enfrentarse al placer, así que estaba muy sensible producto de la carencia de este pese a no haber tenido un orgasmo. El de ojos azules no perdió tiempo, e inmediatamente empezó a lamer su interior.

Hasta su voz resonando contra su carne mientras trataba de decir los nombres de Padre y Madre, la hizo sentir bien.

SLUUUURP SLUUUURP SLUUUURP~

Sus dedos apretaron y masajearon el enorme culo gordo y sudado de la Caballero mientras sus caderas subían, enviando olas de placer directo a los vientres de las gobernantes. Arturia sonrió con un rubor en su puente nasal, acelerando su ritmo sin ninguna advertencia previa, lo que forzó a Morgan a adaptarse en un esfuerzo por resumir su ataque combinado.

Ritsuka se movía como si intentase tener sexo con ellas, pese a saber que no podía meterse en ellas ahora mismo.

"Arturia... Apreciaría si me dijeras cuando incrementarás la velocidad de tus movimientos."

Su tono de voz indicaba ira, presionando sus caderas mucho más, causando que su miembro se presionara más fuertemente contra los pliegues vaginales del Rey Arturo, a la vez, la hermana menor la imitó, ahora las dos le apretaban. El Padre de Mordred, pese a haber sido regañada, tenía una sonrisa en la cara, que contrastaba mucho con la cara furiosa de su hermana.

"Mis disculpas Morgan... pero no puedo evitarlo... está tan caliente, se siente como si estuviera quemándome..."

SLUUUURP SLUUUURP SLUUUURP~

El ver a la Galante y elegante Rey León, la contraparte más adulta de la Rey de los caballeros hacer una expresión tan femenina mientras era consumida por sus deseos y sentimientos, era una vista para recordar. Morgan aún recordaba, furiosa, la noche anterior a que Ritsuka la hiciera su mujer y la marcara su útero con su semilla. Ese día Arturia le pidió desde las cinco de la tarde hasta el final del día, cabreándola no solo a ella sino a gran parte de las concubinas de su marido. Para rematar… había traído a todas sus contrapartes sin permiso.

Y si bien era cierto que su estúpida hermana en efecto, no la molestaba ni se burlaba de ella como lo hacía Lady Lancelot, ver como su lengua violaba y extraía el mana de su esposo frente a sus ojos era algo que odiaba desde el fondo de su fría y cruel alma. Ver a Ritsuka gemir de placer mientras Arturia hacía su culo bailar sobre su cara, drenaba su boca o le alimentaba con su leche para revitalizarlo y que siguiera corriéndose…

La forma en la que lo cabalgaban, como hablan y se susurraban entre si esas palabras malditas que debían de ser solo suyas… "Te amo"… eso era lo que más irritaba a Tonelico. Ella era superior a cualquier ser vivo en la historia Pan-humana, el único, el único capaz de hacerle sentir alguna pizca de humildad, inferioridad y derrota era el propio Ritsuka.

"A-ahhhh~ M-master... ¡M-Maldición! ¡Te dije que te calmaras, pedazo de mierda!"

La voz de Mordred, pese a tratar de sonar enojada, más que nada pareció un gimoteo gutural. Estaba haciendo su mejor esfuerzo para no correrse, pero él aún recordaba los puntos débiles de su vagina, la principal razón siendo que compartía muchos en común con sus padres. Un claro ejemplo era que disfrutaba que abriera el lado izquierdo de sus labios menores, justo como Arturia, pero le gustaba ser lamida muy lentamente como Morgan.

Un suspiro de placer escapó de la boca de la Bruja del Invierno conforme sus helados y peludos labios vaginales comenzaron a palpitar. Su clítoris ardía; se empezaba a concentrar en complacerse a si misma, presionando la protuberancia rosada contra el miembro de su amor, pero aún haciendo su mejor esfuerzo por mantener la compostura. Ella era la Realeza, no podía dejar que su lujuria la controlara, no cuando todo el punto de esto era obedecer cualquier orden de su Esposo. Tendría que enseñarle una lección la once del 26 de Diciembre, pero eso sería para el futuro.

Al parecer, todos estaban acercándose al orgasmo al mismo tiempo.

"Intenta contenerlo, hijo mío... parece que esta es una oportunidad perfecta para alcanzar el clímax todos juntos."

Una sonrisa se hizo presente en la cara de Pendragon, mientras guiñaba el ojo a su hermana… la peque bastar-… bien. Morgan rápidamente descartó cualquier rastro de oscuridad que empezara a infectar su humor, asintiendo. Ambas chasquearon sus dedos al unísono, sorpresivamente la ahogada voz de Ritsuka salió con tanto volumen que pudieron escucharla incluso si estaba atragantado con la feminidad de Mordred.

Sus genitales empezaron a brillar; mientras que la vagina de Morgan estaba cubierta de un resplandor azul, la de Arturia tenía una luz dorada, similar a la de la propia Rhongomyniad, conforme empezaban a frotarse contra el hombre con mayor velocidad. Arriba y abajo, sin cesar, la cama empezó a rechinar, principalmente producto de la rapidez y fuerza de sus movimientos.

El que terminó hablando, fue la mismísima Rey.

"¿Te gusta esto, Ritsuka?~ te dijimos que este es nuestro nuevo Fantasma Noble~"

Mordred cerró los párpados conforme continuaba agitando su culo. Sus manos cayeron en el pecho del hombre. Podía imaginar claramente la lengua de Ritsuka moviéndose tan salvajemente dentro de ella, que era enloquecedor. El cuerpo de la ojiverde se acostumbró al entrenamiento intenso, horas y horas de batallar, entrenar y por supuesto, dolor. Hasta era irónico que haya sido invocada en su supuesto "Prime" antes de que adquiriera alguna de las cicatrices que ganó durante su vida.

Pero el placer... eso era algo con lo que siempre tenía dificultades.

"U-Un momento, Master... déjame intentar-... ungh~"

SNAP~

ZAAAP ZAAAP ZAAAP~

"¡¿H-HMNGPHT?!"

Oírle gritar conforme un cosquilleo explosivo llenaba su boca fue más de lo que Saber pudo haber pedido. Su Mana Burst se enfocaba mayoritariamente en la electricidad, ahora viendo cubierto su coño de manera similar a como hicieron sus padres con sus magias respectivas. Electricidad carmesí lo suficientemente débil como para no herir a Ritsuka en absoluto, pero lo suficientemente fuerte como para enviar olas constantes de placer a través de su boca completa mientras la lamía.

La sonrisa de orgullo que apareció en la cara de Morgan al ver a su hijo de la historia Pan-humana imitarlas con tanta facilidad, hizo que la rubia se sonrojara. Con tres vaginas llenas de magia atacándole por todos lados, era obvio que no duraría mucho más. Fujimaru hizo su mejor esfuerzo para intentar contener su esperma dentro de si mismo tanto como pudiera, pero sentir los helados fluidos y carne de Morgan, el calor de Arturia y la electricidad de Mordred esparciéndose por su lengua…

Estaba acabado.

SPLUUUUUUURT~

Se vino un segundo antes que ellas, pero fue irrelevante a la larga. Si bien no fue un orgasmo lo suficientemente fuerte como para hacerlas gritar, las tres de igual modo se vinieron. Las largas y nauseabundas líneas de semen aterrizaron perfectamente en sus caderas, mientras que la Caballero inundaba la boca de Master con su miel con sabor a frutillas, el olor casi pareciera haberlas hecho correrse más fuerte. Morgan fue la que dividió el mana entre las tres, como era de esperarse, en tres pequeñas esferas.

La magia era muy útil, si.

"Aún hay un último aperitivo que probar antes del plato principal, cariño."

Arturia tomó control de la situación cuando vio el rostro de su Master, Ritsuka estaba luchando por respirar tras haber sido sofocado por tanto tiempo. Era mejor dejarle descansar por ahora. La rubia lentamente se arrastró hasta el borde de la cama, encarando el sofá donde Morgan usualmente se sentaba para observar las largas sesiones de Adulterio que su esposo tenía todas las noches, seguida de la hada de cabello blanco/azulado, y su hija.

Las tres Pendragons alinearon sus culos en dirección a su Master nuevamente, en una posición indefensa, perfecta para follar…

Y para comer.

SLAP~

"Ven, Esposo mío. Hemos preparado estos Pasteles solo para ti."

Ni su hermana ni su hijo se quejaron cuando Morgan usó sus manos para nalguear sus traseros. La vista de las enormes nalgas de "Padre" e "Hijo" temblando cuando la Madre les golpeó hizo que corazón latiera. Arturia Pendragon: el Rey, Morgan Le Fae: la Reina, y Mordred Pendragon: la Caballero… ¿a quién debía escoger? Todas ellas se veían exquisitas, y el olor a frutas que salía de sus cuerpos de igual manera era tentador.

¿El culo invernal de Morgan con sabor a Durazno… el pastel de Mordred con sabor a frutilla… o el Ano Real de Arturia con sabor a vainilla… ?

"¡Oh!~... Ritsuka... eres un santo~"

Mordred mentiría si dijera que no estaba celosa tras ver la expresión llena de placer que Padre hizo cuando la cara de Master se perdió entre sus nalgas. Morgan reposó su cabeza contra su puño cerrado, alzando una ceja para observar la forma en la que Arturia movía su lengua. Claro que se estaría sintiendo así, su esposo era el mejor comiendo culos en toda la historia Pan-humana.

No importaba que tanto poder le haya dado Rhongomyniad a su culo al hacerlo tan grande y gordo, Ritsuka la devoraría por completo de igual modo.

SLUUURP SLUUURP SLUUUURP~

Era tan habilidoso y presuroso como siempre cuando se trataba de lamer. Rostros, pechos, traseros, pies, vaginas, siempre que tuviese que poner su lengua a trabajar, no podía esperar un mísero momento, no. La lengua de Ritsuka rápidamente atacó, el ano de la Rey, siguiendo la deliciosa forma de dona que tenía mientras inhalaba el olor saliendo de su piel y el sudor que le rodeaban.

El ano de Arturia era demasiado delicioso y muy carnoso, lo suficiente para que pudiese molestarla y probarla con extrema facilidad. La voz de la Rey León salió, feliz en el momento en el que su carne fue acariciada y amada por la boca de su amando compañero, sus manos ahora apretaron sus nalgas, no perdió tiempo en absoluto. Tal como Modred hacía unos minutos, empezó a agitar su trasero, provocando que sus nalgas temblaran y le acariciaran por todos lados.

Plap plap plap plap~

Obviamente, se sentía genial para los dos. Una pequeña recompensa de ella a él por sus esfuerzos en mimar su Trasero Real. Los hechizos de comando de Fujimaru brillaron más fuertemente conforme su mana, junto a su saliva, eran introducidos en Arturia, lentamente llegando a las partes más profundas de su culo: tal como deseaba, estaba dándole una muy buena probada a su recto.

"Ritsuka... ¡Ritsuka... !... ¡estás haciendo... que me venga muy rápido!"

En respuesta a sus lamidas, su culo se movió más fuerte. La cabeza de Fujimaru había sido completamente engullida por el trasero de la Rey de los Caballeros, mientras su empapada entrepierna cubierta de cabello dorado hacía un desastre en la cama, como si fuera una catarata. El moreno era piadoso, lo suficiente como para atacar su hambrienta vagina con su mano derecha, penetrándola con el dedo índice, que apenas y era suficiente para satisfacer a una mujer perdidamente enamorada Arturia Pendragon Lancer.

No, ni siquiera eso.

Estaba burlándose de ella a propósito, justo como hizo con Morgan. Estaba hambreándola de afecto para que estuviera más desesperada cuando llegase su turno de ser penetrada y llenada con Mana. ¿Cómo podía su tierno y adorable Master ser tan cruel?, las manos de Arturia apretaron el colchón, su voz ahora siendo más un jadeo que cualquier otra cosa.

Y entonces, finalmente ocurrió.

Ritsuka metió tres dedos dentro de ella, mientras su lengua iba tan lejos como podía dentro de su ano. La Rey León gritó mientras se venía, justo en frente de los ojos de su Hijo y Hermana. La Rey Arturia Pendragon, uno de los seres más poderosos en toda la historia del mundo, gobernante de Camelot, había caído… derrotada porque un plebeyo Japonés le había comido el culo.

"Sasuga wa ga Ott- ¡¿oh?!~"

La bruja invernal no pudo terminar de halagar a su Marido cuando empezó a comérsela. Mordred ganó una expresión de shock al ver la enorme sonrisa que plagó el rostro de Madre. Ritsuka "Le Fae" no perdía tiempo en bromas ni juegos, tenía hambre. Estaba malditamente hambriento, y ahora, tras haber terminado su primer plato, quería comerse aquel enorme, suave, carnoso y jugoso durazno.

SLAP~ SLAP~ SLAP~

Sentir y escucharle nalguearla la hizo suspirar de felicidad. Morgana amaba ser deseada por Ritsuka tanto como él amaba cuando ella le abrazaba. La lengua de Fujimaru pronto encontró su premio; la dona del hada del paraíso. Su nariz inhaló largamente, disfrutando la fragancia proveniente de su sudor y piel.

Ese olor... ese delicioso y exquisito olor que amaba tanto… se sentía como si Morgan le hubiese destrozado, y transformado en el hombre que ella quería, pese a que siempre le decía "Conviérteme en el tipo de mujer con el que te gustaría estar" de vez en cuando. La boca del muchacho besó amorosamente el ano de su esposa, moviendo sus labios lenta y amorosamente mientras su miembro latía, casi al mismo tiempo que los labios menores del hada.

Luego vinieron otras cuantas nalgadas, y entonces empezó a agitar su culo en sus hombros justo como hiciera su hermana menor. Los ojos de Berserker brillaban en la oscuridad, llenos con amor al sentir el apasionado beso Francés que su esposo tenía con su trasero. Luego su lengua se movió de arriba abajo, una y otra vez en pequeñas pinceladas.

"Ah~... Esposo mío... mi preciado, pequeño y amado Esposo… por favor, come hasta que estés satisfecho..."

Habló la bruja mirando hacia atrás, gozando de la cálida cabeza, boca y aliento de su amor verdadero entre sus nalgas. Fujimaru, cuyos ojos estaban cerrados, sentía como si estuviera en medio de una ventisca invernal. Así de helado era el cuerpo de su esposa, pero era increíble. Pronto obedeció su orden, ¿quería que quedara satisfecho, cierto? Entonces Cuarenta y ocho saciaría su estómago y corazón con aquel delicioso culo con forma de melocotón.

SLUUUUUUUUUUUURP~

Finalmente logró entrar. Su lengua invadió Faerie Camelot "por la puerta trasera", enviando un escalofrío por la columna de Morgan. Contrario a su hermana, estaba haciendo su mejor esfuerzo por mantener la calma. Pero las pupilas con forma de corazón que tenía eran todo lo que necesitaban Mordred y su Padre para saber que...

Haha-ue estaba en el cielo.

El pene de Ritsuka latía emocionado cada vez que su lengua sentía como el ano de Morgan palpitaba, agradecido de ser lamido y amado por su esposo una vez más. Los pezones de la mujer expulsaban su leche real producto de su excitación a la vez que también lo hacía su coño, pronto, sus caderas comenzaron a ir de izquierda a derecha.

Se estaba acercando, su frío vientre ardía de deseo, desesperado porque entrara dentro de ella de una buena vez. Tonelico cerró sus palmas en el colchón, la boca del humano estaba completamente pegada a su trasero, como si fuese un beso. Sus labios se movían lentamente, pero su lengua era salvaje e inmisericorde.

Entonces lo hizo. Movió su cabeza de izquierda a derecha tan bruscamente, buscando sentir la fría, suave carne similar a jalea de su trasero temblar a su alrededor. Eso fue lo que llevó a Morgan al clímax, a lo que cerró los ojos, abriendo la boca para soltar un largo suspiro. En efecto, logró suprimir su voz.

SQUIIIIIIIIIIIIRT~

Solo faltaba un pastel por comer. El Senpai de Mashu finalmente sacó su cabeza del enorme culo de su esposa, no sin antes darle un beso y mordidita a su nalga izquierda. Amaba lo frío que era el cuerpo de la albina, la hacía tan única y hermosa. Un beso, dos besos, tres besos, luego otras cuantas mordidas a aquella deliciosa mujer, lamiéndola dentro de su boca; una, dos, tres veces, y luego continuó, embelesado, hasta que el pie de Mordred le tocó la pierna gentilmente.

Si, si, le daría afecto ahora mismo.

"Voy a... castigarte... Master estúpido... "

El Caballero de la traición dejó sus celos tomar control de su juicio. Cuando la cabeza del humano fue engullida por sus nalgas, justo cuando la lengua de Ritsuka lamió su trasero, activó su Mana Burst. Los pequeños choques de electricidad invadieron su boca a la vez que su lengua repetía los mismos movimientos. Ahora habiendo probado tanto el culo de Morgan como el de Arturia, notó que Mordred era una mezcla entre ambas.

Un ano con forma de dona como el de Morgan, pero más carnoso que el de Arturia. Una deliciosa dona eléctrica con olor y sabor a frutillas. Los dedos del Chaldeano se cerraron en el culo de la Caballero mientras su cabeza iba más profundo, el placer provocando que su trasero palpitara. La expresión furiosa de la ojiverde cambió a una de placer mientras gemía.

El ver como Haha-ue y Chichi-ue la miraban con tanta intensidad hacían que su sonrojo se hiciera más intenso.

La hizo pensar… ¿qué clase de expresión tan vergonzosa podría estar haciendo ahora mismo?

Sluuuurp sluuuuurp sluuuuuuurp~

"¡M-Mierda!... Master tú... ¡Maldito hijo de perra!"

En ese momento Ishtar se sintió furiosa y Ereshkigal sintió ganas de llorar. La heredera al trono del Rey Arturo golpeó la cama tan fuerte como pudo, casi rompiendo la blanca madera bajo esta, antes de que su cabeza siguiera con su trabajo oral. El humano estaba tomándose su tiempo en oler y devorar su trasero, a la vez que su legua se movía con tanta intensidad que parecía intentar derretir el cerebro de la Servant.

¿Pero cuánta mierda le enseñaron Nero, Scathach y Mashu? ¿Qué clase de porquería mágica hizo para ser así de bueno complaciendo mujeres?

La electricidad carmesí rodeando el trasero de Mordred junto al cosquilleo del que era víctima su boca le excitaron hasta no poder. Si había algo que le gustaba del verano era lo mucho que sudaba cuando vestía su armadura, y ahora mismo, parecía que su cuerpo obedecía sus deseos.

Ese dulce olor, ese exquisito sabor electrizante...

Chuuuuuu~

"¡E-eeeeek!"

Lo adoraba… no podía contenerse de darle un beso Francés a su trasero. El tierno sonido adorable que salió de la boca de Mordred Pendragon hizo que Arturia riera ante su ternura. Una de las manos de Fujimaru fue directo a por el clítoris de la mujer, encontrándolo asomándose incluso entre todo ese hermoso cabello dorado cubriendo sus labios vaginales, antes de empezar a jalarlo.

La hija de Morgan Le Fae no conocía nada sobre elegancia o modales, así que su voz comenzó a salir completamente devorada por el placer, por mucho que odiara ser vista por sus Padres. Morgan y su hermana tenían una sonrisa similar, que Mordred podía leer perfectamente. Creían que era tierna, ella, la Caballero de la traición, la puta razón por la que Camelot se fue al garete.

Creían que era tierna.

Todo por la manera en la que Ritsuka la dominaba al lamerle el interior del culo. Ese pensamiento empujó a Mordred al límite, finalmente corriéndose con tanta fuerza que parecía ser un aspersor. El marido de su Madre pronto repitió su mismo actuar, sacando su cabeza de su culo...

Solo para que empezara a lamerle los muslos, para su gran horror.

Morgan y Arturia, no obstante, se percataron de la cantidad de venas presentes en sus testículos. Claramente debía de estar muy adolorido, solo para complacerse a si mismo y a ellas a la vez, pero estaba alcanzando su límite. Ritsuka necesitaba correrse y hacerlo tan pronto como fuera posible. Continuó limpiando a su caballero, pero se detuvo pues su cuerpo fue cubierto por un aura azulada.

Morgan alzó uno de sus dedos, apuntándole.

"Ya es suficiente, mi querido y amado Esposo. Pareces incapaz de seguir conteniéndote, y no permitiré continuar este tipo de insubordinación. Hoy es la noche en la que te serviremos nosotras a ti, no al revés, y mis órdenes son absolutas."

Habló, su cuerpo aterrizó suavemente en medio de la cama. Las tres Pendragon se arrastraron hacia su Master, Morgan a su derecha, Arturia a su izquierda, y finalmente, Mordred en el medio. Si bien la servant albina/azulada era quien más quería ser llenada con su Mana, Mordred debía de ir primero por el simple hecho de que había pasado mucho tiempo.

Las tres sabían que sus entrañas eran las que más extrañaban a Fujimaru.

"¿M-Mordred... ? ¿tu irás primero?"

Cuestionó, ligeramente sorprendido. Usualmente ella no era así de asertiva a no ser que estuviese en su Spirit Origin clase Rider. Pero eso era lo que el amor le hacía al corazón de una damisela. Ni una palabra escapó de sus bellos labios rojos, en su lugar, esas pupilas de corazón le miraron desde la oscuridad, mientras sus piernas rodeaban su cadera, y sus brazos reposaban en sus hombros.

Tomaría ventaja de esta posición y usaría su Skill de Montura en él.

"Solo... ¡Solo quédate quieto y cállate o golpearé tu puta cara tan fuerte que despertarás en la próxima navidad!"

Pronto ya ni siquiera pudo verla, pues sus pechos aplastaron su cara. Sus pezones estaban adoloridos, querían ser ordeñados desesperadamente por sus amorosos labios calurosos. Las manos de Morgan y Arturia fueron a ayudar a su niña; mientras la mano derecha de Le Fae acariciaba las venosas bolas de su Esposo, la mano izquierda de Arturia masturbaba su falo, apuntándolo en dirección a la entrada de Mordred.

Honestamente, estaba nerviosa. Le dio el himen de su spirit origin hace mucho tiempo, tras regresar de América. Pero su cuerpo no había sido follado en tantos días que sus entrañas serían abrumadas por su tamaño y grosor. Las hijas de Uther colocaron sus manos izquierda y derecha en la cadera de Mordred, iban a bajarla ella misma para que fuese empalada por Ritsuka.

"No temas, hijo mío... solo deja que el semen de mi Esposo te corrompa más allá del punto del no retorno. Ofrécele tu alma esta noche, junto a todo lo que "Mordred" es."

Arturia asintió ante la declaración hecha por su hermana, para luego lamerse sus labios cubiertos de lápiz labial, no podía esperar su turno.

"Asegúrate de exprimir mucho del apestoso semen oloroso de Ritsuka con tu vagina, ¿vale Mordred?~ y disfrútalo... lo has amado con toda el alma por un largo tiempo, ¿no es cierto?"

Ninguna de ellas permitió replicar al hijo Bastardo del Rey Arturo, pues dejaron caer su cadera sobre su falo con fuerza tal que un bulto se hizo notar en su estómago. Mordred Pendragon murió con la Rhongomyniad perforándole el estómago y saliendo por su espalda en la batalla de Camlann, pero ni eso... podía compararse a la verga de Ritsuka.

La primera vez que se la folló en esa puta Isla, casi perdió la conciencia pese a su naturaleza como un espíritu heroico. Era tan cálido, can amoroso, tan gentil, tierno y adorable, la trataba como si fuese la cosa más preciada del mundo. La sostenía entre sus brazos, frotaba su cara contra la suya y la hizo sentir mujer, lo que más odiaba en el mundo.

Le hizo amar el haber nacido mujer.

Y ahora... esa misma sensación... regresó.

"¡G-GAAAAAAAAGH! ¡J-JODEEEEEER!"

Su voz salió tan fuerte que, de no ser porque el cuarto de Ritsuka ya estaba insonorizado, probablemente habría despertado a casi la mitad de la población de Novum Chaldea. Las manos de Mordred apretaron los hombros de su Master mientras saliva descendía por su boca. Los labios de Ritsuka se cerraron en su pecho, empezando a drenar su necesitado pezón izquierdo.

Morgan y Arturia esperaron un momento, cada una dándole una buena mirada al rostro lleno de placer de su hija, que se había contorsionado en una expresión de locura, lentamente intentando recordar y ajustarse al tronco de carne que invadía las zonas más profundas de su estómago. Era tan enorme que podía sentir el bulto, podía verlo, claramente, en su estómago, su vientre reaccionaba.

Sus paredes le estrujaron y se cerraron alrededor, apretándose a tal punto que su mente pareció hacer click, recordando su forma.

Por supuesto... por supuesto que lo recordaría... después de todo...

"Tú... ¡ME CONVERTISTE EN UNA PUTA HACE AÑOS, BASTARDO!"

Gritó finalmente, sin saber que Ritsuka sonreía. La única respuesta de recibió fue él lamiéndole su pezón amorosamente, el corazón del hombre empezó a latir emocionado ante el sentimiento de la cálida leche descendiendo por su garganta, sus palabras quizá fuesen bruscas, pero lo amaba de igual manera. Si no, no habría cambiado la posición de sus manos; de sus hombros a sostener su cabeza, empujándole contra ella para que sintiese toda la carne de su prominente busto.

Si amaba tanto sus tetas, entonces más vale que la lamiera como un perro. Su lengua se movía en círculos alrededor de la areola de Pendragon, antes de que succionaran el pezón, una dos, tres veces, tal cual bebé. Morgan y Arturia agarraron la cadera de Mordred, subiéndola, percatándose de lo empapado que sus fluidos dejaron la carje de Ritsuka, totalmente cubierto por su miel. La mano del Rey Arturo fue directo al miembro de su amor, empezando a masturbarle mientras subía las caderas de su hijo bastardo.

Morgan seguía masajeándole las bolas, estimulándolas para que produjeran más y más semen.

Mordred volvió a gritar cuando sus padres la empalaron en la hombría de Master, sin ninguna previa advertencia. Eso fue lo que hizo su voz llegar tan alto, su glande tocó la entrada de su vientre. Su cuerpo reaccionó de acuerdo al placer y alegría que sentía su Saint Graph: liberando su Mana Burst.

La electricidad carmesí que cubrió el cuerpo de Saber también infectó a Berserker y Lancer.

Z-ZAAAP ZAP ZAP~

"H-hm... ~... Ya veo... ¿así que este poder representa tus emociones, mi hijo?"

Mientras más se enojaba, más fuerte y errática era su electricidad. Por eso el rayo carmesí cubriendo el cuerpo de Mordred ahora mismo no las hería en absoluto. La voz que contestó la pregunta de la Reina vino con un tono enloquecido, pues el moreno ahora movía sus caderas de arriba hacia abajo.

Su pelvis ascendió, llegando a las zonas más profundas de Mordred, antes de salir nuevamente, no perdiendo tiempo en absoluto. Ella sentía como sus dientes cuidadosamente jugaban con su pezón endurecido, sin morderla, solo frotándose contra este, antes de que su lengua le presionara como un botón. "Glup, glup, glup~" el sonido que hacía al beber de ella la estaba volviendo loca.

La polla del hombre se zambulló en su feminidad una vez más, provocando que la Caballero empezara a llorar.

"UHOOOOGH~ ¡MIERDA! ¡JODER! ¡MIERDAAAAAH! HAHA-UE~ CHICHI-UEHHHH~"

Los ojos de ambas brillaron en la oscuridad cuando su hija las mencionó. Mordred en efecto era propiedad de Ritsuka desde hacía mucho tiempo. Lo hizo, había domesticado el corazón del Caballero de la Rebelión esa tarde en esa isla abandonada por dios. Era totalmente suya para hacer lo que quisiera con ella, pero Ritsuka no era el tipo de hombre que disfrutara de romper espíritus como forma de entretenimiento.

No.

Chu~

La voz de Mordred murió cuando los labios de Master chocaron contra los suyos. Un beso amoroso y dulce que, de seguro, derretiría su cerebro. Pero contraatacó: su lengua lamió la suya mientras sus bolas seguían golpeando su culo, le montó con la misma intensidad, su cadera yendo a su propio ritmo ya no necesitando asistencia por parte del Rey y la Reina, queriendo sentir, queriendo ser amada, queriendo que su Rebelión fuese aplacada por él. La persona que más amaba.

Ritsuka Fujimaru Emiya Tohsaka era un hombre que cuidaba a sus posesiones, aquellos amigos que luchaban a su lado, aquellas mujeres que le amaba, los que le protegían, los que le enseñaban que valía la pena vivir la vida pese a sus dificultades y luchas. Mordred había estado ahí para él desde los primeros días de la Grand order.

Y mientras su lengua luchaba contra la de ella, su cadera volvía a estrellarse contra él… como su trasero seguía sonando con cada movimiento, la cama pronto no pudo resistir, no quería nada más en el mundo que hacerla feliz, que se quedara a su lado por toda la eternidad, como las demás.

"H-HMMMMMMMMMMNGHHHHHT~"

La luz roja pronto murió cuando finalmente se vino. Mordred sintió su cuerpo ser recargado con mana al igual que su vientre. Su estómago se infló, lleno a tope con el dulce, asqueroso y muy apestoso semen de su amado Master, enviando su conciencia directo a Avalon. La parte más adorable fue la forma en la que sus brazos terminaron; cerrados en el cuello de Ritsuka, rehusándose a ser separada de él.

La propia Morgan retiró el cuerpo de su hija, liberando a su esposo para ser montado por Arturia, pero tenía otros planes. La Rey León se sentó en su cadera, frotando sus empapados y peludos labios vaginales contra la erección del hombre, haciendo la vaquera invertida. Una posición perfecta para que Cuarenta y Ocho la dominara agarrándole las piernas, pero también para que tuviera acceso completo a sus axilas reales.

"Ritsuka... mi amado master... por favor... sé que no tengo derecho de pedirte esto en frente de tu media naranja... "

Sentir su brazo jalar su rostro cuidadosamente hacia su axila, le hizo mirar hacia arriba. La Rey sonrió ante la expresión sorprendida de su plebeyo. Morgan entrecerró los ojos ante la vista, reconocía esa posición perfectamente. Esa era la posición en la que le reveló a Ritsuka que había estado dejando crecer su vello axilar, durante su noche de bodas cuando se volvieron uno solo.

Eso, en compañía con la última parte de su frase, solo podía significar una cosa.

Arturia... ¡tú... !

Estaba en lo correcto, porque esos ojos verdes en forma de corazón miraron la cara del humano, su mano acariciándole el hombro, motivándolo a lamer el lugar que adoraba mimar tanto, mientras la follaba cuanto anhelara su corazón. La gobernante de Camelot había caído enamorada ante él hacía años.

"Quiero que me violes como si fuera tu Esposa… te lo suplico, satisface mi corazón, ya no puedo soportar esta hambre de ti... "

Los ojos de la hada del paraíso brillaron mientras apretaba su puño. Usando sus ojos de hada para encontrar algún tipo de oscuridad en el alma de su hermana, cualquier tipo de emoción oscura que revelase sus verdaderas intenciones, pero no había nada. Arturia Pendragon, Rey de los Caballeros, su corazón siempre se mantendría igual de puro. La Rey ideal que gobernó Camelot en la historia Pan-humana, a cambio de su humanidad y cualquier tipo de egoísmo o sentimiento humano que pudo haber tenido.

Esto causó un efecto dominó en su contraparte Servant, sin un reino que reinar, no había razón para que la rubia no fuese esclava de sus emociones.

Arturia genuina y verdaderamente amaba a Ritsuka, desde el fondo de su corazón, hasta el punto en el que la lastimaba… tal como hacía Morgan. Ninguna de ellas podía vivir sin él, y lo sabían.

"¿E-estás... estás bien con ello, Morgan? "

El pedir su aprobación fue tanto inesperado como esperado a la vez, pero lo apreciaba de todos modos. La Reina Alta acarició su mentón por un breve instante, tanto para pensar como para calmarse. No importando qué sintiera por su hermana, debía descartarlo todo… si, no pasaría de la noche a la mañana, pero con el tiempo debía de hacerlo, por su bien. Por el bien de su Esposo, y el de Arturia.

Le Fae suspiró largamente, tratando de apaciguar su ira y oscuridad interna, para luego mirar al par con una pequeña sonrisa.

"Por supuesto, Esposo mío. Mi querido Ritsuka... es natural que cumpla todos tus deseos y peticiones... "

Pese a que este era el momento de Arturia, Morgan aprovechó la oportunidad para acariciar su rostro con amor. Cuarenta y Ocho abrió la boca, sorprendido ante el gesto mientras su esposa se acercaba a él, sus frentes se tocaron a la vez que sentía como sus ojos azules le jalaban hacia su hermosa y bella alma nevada, capturándole en sus brazos para protegerlo en su escote.

Siempre le daría lo mejor a su esposo.

Chu~

Marido y mujer se besaron amorosamente por un rato, los dedos de Ritsuka se entrelazaron con los de Morgan por un breve momento conforme la cadera de Arturia descendía, empalándose en la carne del muchacho. La fría lengua del hada giró alrededor de la lengua humana, antes de que finalmente se separaran. No podía ni iba a interferir en la sesión sexual entre su amor verdadero y su hermana. Su rol era observar, después de todo.

La Rey de ojos verdes soltó un gemido de dicha tras sentir y ver el bulto aparecer en su cuerpo. La hombría del pelinegro abrió sus muros, entrando en sus entrañas una vez golpeó la entrada de su vientre. Morgan se separó de la boca de su esposo no mucho después, tomando algo de distancia para que el de ojos azules pudiese coger con su hermana cómodamente.

"Ummmmngh~ Ritsuka... Mi Amor~"

Sentir su lengua empezando a lamer su axila izquierda con tanta pasión le trajo escalofríos. Las caderas del hombre bajaron, sacando la mitad de su falo del interior del rey, antes de volver a meterse en ella. Pendragon gritó, pese a que sus pezones no estaban siendo atacados, estos lactaron inevitablemente.

Oh, qué vista tan obscena y embarazosa debía de estarle otorgando a Morgan ahora mismo.

La alguna vez orgullosa gobernante de Camelot, el Rey ideal, transformada en nada más que una mujer enamorada cuyo único deseo era mantenerse al lado del hombre que más amaba. El único hombre que alguna vez había amado, más bien. Los ojos de Arturia subieron cuando sus manos le agarraron las piernas, separándolas con tal de llegar más profundo.

PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF~

Todo mientras su lengua lamía aquel lugar dorado que cultivó con mucho cariño y amor para él y solamente para él. Su nariz se movía salvajemente cual perrito, provocando que la rubia sonriese dichosa, cerrando sus párpados. La expresión de Morgan era indescifrable, gracias a su estoicismo, pero no dejó de utilizar sus ojos de Hada todo el tiempo, estaba dándole una larga mirada no solo a su estúpida hermanita menor mientras se la follaba, sino a sus emociones.

Su conexión, el mana fluyendo de él a ella, el lazo emocional entre los dos.

La lengua de Master ascendió, atravesando el valle de cabello dorado, disfrutando tanto el olor como el sabor de su sudor. Ella sintió el miembro de su amado palpitar en su interior mientras sus bolas golpeaban su culo otra vez, sus dedos se cerraron en sus muslos más fuertemente. Ahora, en lugar de penetrarla, empezó a mover sus caderas de lado a lado.

"¡Ahh!~ ¡ahhhh!~ Mi amor... Mi amor... ¡Ritsuka... ! hmngh~"

Hasta sus gemidos le excitaban. Pese a estar en una posición tan sumisa, trataba de satisfacerle más, quería que le mancillara: que la ensuciara y corrompiera. ¿Qué tipo de mujeres le gustaban? Ella y muchas otras se preguntaban lo mismo. Sus labios agarraron parte de su vello y jalaron, provocando que gritara en una mezcla de placer, y algo de dolor.

Dejó de moverse por completo, permitiendo a sus pulmones respirar por aire, antes de retomar sus embestidas con mayor lentitud, pero misma profundidad. Arturia esperaba que su amante alcanzara su vientre, pero no lo hizo. Se detenía justo debajo, retrocedía y repetía.

Su expresión de amor se tornó en desesperación.

"P-por favor... ¡Amor... no me mortifiques de esta manera!"

Rogó la Rey de Camelot, pero si bien eso fue lo que dijo, sabía que no la obedecería. Ritsuka sonrió ligeramente antes de continuar lamiendo y devorando su axila, ahora moviendo su cadera con pequeñas embestiditas que ni siquiera llegaban tan adentro de Arturia, pese a ser suficientes para suministrarle placer.

No el suficiente.

Se burlaba y jugaba con ella. La madre de Mordred chilló, ¿cómo podía su amado "Esposo" ser tran cruel?, Lancer abrió los ojos mientras miraba directamente al mar azul que eran los ojos de Morgan, cuya expresión era elegante pero tenía atisbos de sadismo. Esta no era la forma en la que Ritsuka se la cogía, obviamente, pues ella era su Reina: su gobernante. Quizás le mimase hasta no poder más, pero jamás le permitiría burlarse o aprovecharse de ella de ese modo.

Esa era la diferencia entre ellas. Ritsuka no podía dominar a Morgan, simplemente le permitía hacer lo que quisiera, pero nunca se sometería, no como Arturia hacía ahora mismo.

"¡R-Ritsuka... ! ¡P-por favor!"

Suplicó, las caderas masculinas entrando y saliendo lentamente, había demasiado de él fuera de su cuerpo, su vientre empezó a doler, el resto de sus adentros ardían en desesperación. El Master cuarenta y ocho detuvo sus movimientos por completo, lo que empeoró la situación para ella. Miró a su "cuñada" con una mueca alegre e inocente, una amable… que la llevaba a la locura.

"¿Por favor qué, Arturia?... hago lo que me pediste; te estoy haciendo el amor de la forma en la que se lo haría a mi Esposa… si pudiera hacerlo."

Estaba torturándola. La rey de los caballeros dejó salir otro grito, tratando de moverse ella misma, pero Ritsuka retrocedió a la vez que ella bajaba, sintiendo y viendo como su miembro era sacado de su cuerpo la hizo perder la cabeza; no, no, no podía permitírselo, ¡no podía! Lancer giró su cabeza de izquierda a derecha frenéticamente, viéndole.

¿Quería que rogara por su amor?, lo haría. Lo haría, lo haría, lo haría.

"¡P-POR FAVOR! ¡POR FAVOR FÓLLAME! ¡¿Q-qué quieres?! ¡Te lo daré todo, Master! ¡Mi amor! Mi Darling, ¡Mi Ritsuka! S-solo- ¡No me dejes!"

Juró, Morgan se lamió los labios lentamente al ver a su hermana estar "de rodillas" metafóricamente hablando, todo lo que podía hacer era seguir follando a su Esposo. Sin que lo supieran, Mordred ya había despertado, abriendo los párpados ligeramente ante el sonido de su Padre ser ahogada en tanta desesperación.

El humano se aprovechó de su vulnerabilidad, quería que lo dijera. Que dijera que lo amaba y que le quería, nada más nada menos.

"Ruégame Arturia... dime cuanto me quieres y qué es lo que-"

"¡POR FAVOR FÓLLAME HASTA HACERME MIERDA, MASTER! ¡QUIERO TU SUCIO, REPUGANTE, APESTOSO Y PEGAJOSO SEMEN EN LO MÁS PROFUNDO DE MI VIENT— REEEHHHHHHHHHHHH!~"

Sorpresivamente funcionó mejor de lo esperado, por lo que le dio lo que quería. Ritsuka Fujimaru empujó sus caderas, su falo regresó a la vagina de Arturia Pendragon en solo un movimiento, llegando a la entrada de su templo sagrado a la vez que un bulto enorme aparecía en su estómago nuevamente. Sus ojos con forma de corazones parecían latir cuando retrocedió, solo para volver a meterse en ella.

Esta superpervertida Rey de los caballeros, su Santa Lancer cachonda que vestía aquel traje de baño con forma de coneja en Las Vegas… iba a hacerla mierda, tal como le pidió.

PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF PLAF~

Su voz cambió por completo, incapaz de comprenderla, tal como sucedió como Mordred. De tal palo, tal astilla después de todo… los hechizos de comando del Master brillaron mientras la Patriarca de la Casa Pendragon era tratada como una puta barata, ¿cómo pudo ser tan estúpida, como pudo ser tan ciega todos estos años?

Conforme la lengua de su amor se daba un festín con sus axilas, se dio cuenta mientras su pene chocaba, golpeaba y violaba su vientre sin esfuerzo, que amaba las putas.

Putas pervertidas, putas amorosas, putas cariñosas, putas adictas al sexo, putas dulces que pudiera tratar como depósitos de semen en la cama, pero como reinas, princesas y con dulzura durante el día, cuya lealtad fuese incuestionable.

Ese era el tipo de mujeres que le gustaban.

"OHHHH~ ¡OHHHHHHH! ¡MI AMOR! ¡MI AMOR! ¡FÓLLAME MÁS DURO! ¡MÁS! ¡RITSUKAAAHHHHH!~"

Todo el orgullo que pudo haber tenido en su vida se quebró y reconstruyó en amor eterno por ese hombre. Ese hombre que luchó y sufrió tanto, el hombre que lo perdió todo, su vida, su familia, su paz, su mundo, pero seguía caminando, determinado a recuperar todo lo que el destino le arrebató, pero nunca perdiendo esa amabilidad y dulzura en su mirar.

Ese hombre estaba follando hasta su alma.

CHOMP~

Cuando sintió sus dientes morderle el hombro, volvió a gritar. Las caderas de su macho se pegaron a las suyas otra vez antes de sacar su pene por completo, para frotarlo contra su clítoris y sus labios mayores, volviendo a envainarse de golpe, retomando sus movimientos. Su boca empezó a dejar un rastro de chupetones en su piel, cada marca roja era una advertencia.

Ella era su puta, su amor, su novia, suya y solamente suya.

¿Así... así es como follaba a Mashu? ¿Cómo follaba a Nero y a cualquier otra mujer que no le dominara como hacían Scathach y Morgan?

Sus pechos se movían con el mismo salvajismo que la parte baja de su cuerpo. Arturia continuaba gritando a todo lo que daban sus pulmones, su sombrero de Santa casi se cayó de su cabeza de no ser porque Morgan volvió a colocárselo con algo de magia, no podía contraatacar, no podía contenerse, quería correrse, lo ansiaba tanto.

Semen, su semen, su semilla, su repugnante, sucia semilla, quería que mancillara su cuerpo, parecía que su núcleo espiritual se desmoronaría de no ser satisfecho.

"¡CÓRRETE DENTRO DE MÍ! ¡TE LO RUEGO! ¡POR FAVOR! ¡PORFAVORPORFAVORPORFAVORPORFAVOOOOOHHHHHHHHHH!~"

SPLUUUUUUUUUUUUUUUUUUURT~

SQUISHHHHHHHHHHHHHHHHHHH~

Cumplió su deseo en masa tras penetrarla por última vez, sus dientes se hundieron en su cuello como si fuese un depredador. El plebeyo cerró los ojos, Arturia gritó con todas las fuerzas que tenía, su voz casi pareció alcanzar los cielos, pero fue su alma la que lo hizo. Su boca se contorsionó en una sonrisa, al sentir cuánto se estaba corriendo.

Tanto... había pasado tanto tiempo desde que su semen llenaba su vientre, lo había extrañado demasiado.

Un minuto, dos minutos... tres, cuatro... continuó llenándola por cinco minutos. Cuando por fin terminó, su miembro estaba flácido. Ritsuka se retiró del interior de la Rey de los caballeros, su esperma instantáneamente empezó a salir de ella, por lo llena que estaba. El cuerpo de Arturia cayó a un lado de la cama, totalmente derrotada, tal como él, pero sabía que no era el final.

Aún quedaba el jefe final.

"Esposo. Bebe."

Dijo, rápidamente haciendo su cabeza reposar sobre sus muslos, usándolos como almohada. Fujimaru cerró sus ojos al sentir el delicioso elixir descender por su garganta, la leche con sabor a duraznos de su esposa mezclada con jugo de Manzanas Doradas, era algo que jamás podría aburrirlo. Los dedos de Morgan acariciaron el cabello de su otra mitad mientras le escuchaba y veía beber su poción. Su rostro mantenía su expresión estoica, pese a su amoroso actuar.

Tras terminar, un largo suspiro de alivio salió de si, como si proviniese de su alma: su erección regresó mientras el deseo de dormir desaparecía. La cara de Le Fae pronto encontró la suya sus labios se fundieron en un amoroso beso de pareja, mientras se posicionaba sobre él, asegurándose de que su pene estuviera entre sus nalgas.

"Hmmm~"

Por supuesto, desde el comienzo no tuvo esperanza alguna. Las manos de Berserker agarraron su cabeza mientras su lengua giraba alrededor de la suya, el humano pronto sintió escalofríos surgiendo en su espina dorsal mientras su amor empezaba a mover su culo, aplastando su hombría entre su helada, fría y sudada carne.

Podía sentirlo; su mana siéndole arrebatado conforme la lengua de Morgan empujaba la suya dentro de su garganta, no permitiéndole contraatacar, pero aún así… acarició la espalda de su Santa. La Alta Reina separó sus bocas por un mar de milímetros, para poder lamerle los labios.

Su saliva era exquisita, jamás podría cansarse de ella.

"Prepárate Amado Esposo; me aseguraré de que recuerdes quién es tu dueña. "

Dijo por lo bajo, teniendo un leve tinte rojo en su puente nasal, su mirada cargada de amor. Su cónyuge asintió, no importando a donde mirase, todo lo que podía ver era a Morgan. Morgan, Morgan, Morgan: su esposa, la mujer con la que se casó, la mujer que le derrotó, la mujer que robó su corazón, su harem, la mujer que conquistó Chaldea desde dentro.

La mujer que lo amaba hasta morir.

Sus caderas ascendieron lentamente. Pese a que su vagina estaba totalmente empapada y desesperada porque se metiera de una vez, le castigaría por haberla dejado hasta el último. Ritsuka gimoteó cuando la sensación de sus nalgas aplastando y frotándose contra su pene tuvo lugar. Cuando finalmente lo hizo, lo siguiente que sintió fueron sus labios sobre su punta.

Finalmente descendió. Dos se volvieron uno conforme la conexión física fue establecida, su hombría se metió en el cuerpo sagrado del hada, el brazo derecho de esta fue detrás de su cuello, jalando su cabeza en dirección a ella en busca de otro beso. El ojiazul apenas pudo contener su dicha, su calor contrastaba perfectamente con las heladas entrañas de Le Fae.

Fue entonces que se percató... estaba más estrecha de lo normal.

Probablemente era por la falta de sexo. Su cuerpo también le deseaba, qué encantador.

"H-hmmm~... Esh... psho... ~"

Su voz salió ahogada, lamiendo su lengua a la vez que su cabeza empujaba la de él contra la almohada. Los párpados de su amor se abrieron ligeramente, encontrándose con las bellas pupilas de corazón de su querida. Incapaz de contener sus deseos, empezó a acariciarle el culo, bien. Le permitiría mostrarle afecto a su reina, como un buen plebeyo.

Sus paredes se apretaron alrededor de su falo mientras subía sus caderas, haciéndolos gemir al mismo tiempo.

M-mierda… va a matarme…

No había piedad alguna en ella. Ni Mordred ni Arturia le salvarían del frío abrazo de su mujer. Las caderas del Hada del paraíso bajaron una vez más, con mayor rapidez, antes de frotarlas de izquierda a derecha, arrastrando su pene con ella, estaba yendo contra las manecillas del reloj. Una, dos, tres, y luego se detuvo para retomar su cabalgata.

Plaf~ plaf~ plaf~ plaf~

Cada vez que bajaba, su gordo culo real sonaba sus nalgas, en compañía de su cadera. La boca de Berserker se separó de su invocador, teniendo una pequeña sonrisa, su respiración era pesada. Oh, vaya alegría. Ver a su otra mitad completamente devorado por sus entrañas, por la presión que ofrecía, incapaz de hacer nada… era uno de sus placeres favoritos.

Ritsuka gemía de una manera tan tierna y adorable, con una expresión de desesperación en el rostro, su pecho subía y bajaba con tanta fuerza, sus pulmones parecían estar desesperados por aire.

"Bien, Esposo mío. Lucha más, ofréceme tu tierna y adorable expresión mientras dreno tu mana."

"¡Mor... gan!"

Gritó de vuelta, ella rio. Su mano derecha subió hasta su rostro, acariciándole la mejilla mientras sus caderas volvían a acrecentar la velocidad. El Mago cerró su boca, tratando de contener su voz, pero no podía. Otro grito escapó de él cuando la sintió apretarse, lo estaba haciendo adrede, claro que si. Ya había dicho que nunca permitiría rebelión alguna en su Bretaña, ni de él, ni ninguna de las otras miembros del Harem.

Si quería oírle gemir, lo haría.

"¡A-ahhhh! ¡Aghhhh! ¡M-Morgan! ¡MORGAN!"

Si fuese su contraparte de la historia Pan-humana, se habría reído ante su actual situación, pero no se parecían en nada, compartían solo nombre, memorias y apariencia física, pero sus almas eran totalmente diferentes. La reina del Lostbelt tras ver a su amor gritar y clamar por ella con tanto ahínco, detuvo sus movimientos para dejarle descansar por un instante, juntando sus frentes. El enorme bulto en su estómago: su pene, se frotaba y golpeaba la entrada de su vientre, haciéndola sentir cosquillas.

Jadeaba, pero sus fríos dedos cariñosos acariciaban su mentón. Sus pulgares se presionaron contra sus mejillas, deleitándose con lo suave de su piel pese a ser un hombre.

"Shhh... shhh... calma, calma Esposo mío, calma calma... siénteme... adórame... alábame... ofrécete a mí..."

Todo lo que pudo hacer fue asentir mientras lágrimas descendían por sus mejillas, pero no eran de miedo sino de amor. La esposa frotó su nariz contra la suya en un dulce y amoroso beso esquimal, que pronto se transformó en un Beso Francés, retomando su cabalgata no mucho después. Quizás eran los restos de la hada ingenua que alguna vez fue; "Tonelico", todavía se quedaron el fría y cruel tempestad que era su alma.

Quizás esos restos eran la razón por la cual fue capaz de enamorarse de él para empezar, y el por que sabía lo frágil que era, junto a su deseo de protegerle de todo y todos.

Morgan y Ritsuka se besaron con pasión, sus voces ahora siendo gemidos ahogados. Su peso y fuerza combinados con el tamaño de su enorme trasero estaban probando ser una combinación letal en la cama, su pene por fin empezó a palpitar. La albina cerró los ojos, queriendo sentirle emocionalmente mientras se acercaba más y más al final, pronto llegarían al orgasmo, juntos.

Sluuurp~ sluuurp~

El baile entre sus lenguas continuó conforme la Reina montaba a su consorte. Le Fae se aseguró de que Fujimaru no tuviese oportunidad alguna de contraatacar. No podía hacer nada más que acariciarla y besarla mientras le drenaba hasta los huesos. Hasta que ocurrió: su cadera cayó una última vez, sus labios se volvieron uno, y su glande golpeó la entrada a su vientre.

"H-hmmm~"

Sus brazos la estrujaron, a ella: su invierno, su esposa, su otra mitad, las manos de ella hicieron lo mismo con su cabeza. El sentimiento cálido de la semilla masculina invadiendo su cuerpo, tomó absolutamente todo: sus entrañas reales le dieron la bienvenida a su semilla plebeya, a la vez que los dedos femeninos acariciaron ese hermoso cabello negro, moviendo sus labios azules con hilos de saliva cayéndole por el mentón.

Qué desperdicio, pensó.

Tras el beso romperse, Ritsuka, claramente exhausto, miró a su Esposa, quien ahora se giró para que pudiese reposar sobre ella y su escote. El valle exclusivo para su cabeza, donde había dormido muchas veces. El hada del invierno retiró las lágrimas de sus ojos, antes de darle otro beso, esta vez en la frente.

"¿Has disfrutado mi regalo Navideño, amado Esposo?"

Cuestionó cariñosa, sosteniendo su mentón con el pulgar y dedo índice de su mano izquierda, mientras la derecha le acariciaba su cabello y nuca. Un sonrojo apareció en la cada de Master al asentir, Mordred y Arturia se arrastraron en silencio hacia la pareja casada, la hermana menor en la derecha, la hija de ambas en la izquierda.

Por supuesto, por supuesto que lo hizo.

Se sentía como si su conexión emocional se hubiese hecho más fuerte, y los hizo felices. Quizás este cuarteto fue para lo mejor, porque no sentía hostilidad alguna de Berserker hacia Lancer. Quizás un día podrían reír y disfrutar su tiempo en Chaldea como hermanas, pese a solo ser un mero deseo.

Morgan, no obstante, aún tenía un último truco bajo su manga.

"Bien... ahora es momento de iniciar la fase final."

Clap clap~

Dos gentiles aplausos provocaron que el último Master de la humanidad alzara su ceja, no comprendiéndolo al principio. Lo que no se esperaba, sin embargo, fue que la puerta de su cuarto se abriera; desde el pasillo, Arturia Pendragon Santa Alter apareció, vistiendo nada más que su capa, y su sombrero de Santa azul oscuros.

"¿A-Arturia Santa?"

Rider tenía una sonrisa en la cara, sus labios cubiertos de lápiz labial negro y rojo que se aplicó hace unas horas. Oh, cuanto había extrañado a su amado Reno. Pese a verlo en los brazos de su hermana, de Mordred y otra de sus múltiples contrapartes era un verdadero dolor en el culo, a gran escala no era nada por lo que preocuparse.

"Saludos, mi querido Reno."

"¡TONAKAI-SAN! ¡FELIZ NAVIDAD!"

Los brazos de Morgan apretaron su cuerpo fuertemente cuando la voz de Jeanne Alter Santa Lily vino a continuación, la pequeña Lancer saltó hacia la acción, había descartado su diadema pero conservaba su capa blanca, su sostén también fue dejado atrás, permitiéndole ver sus pequeños pero bellos pechos blancos.

Ya se había dado cuenta de lo que estaba pasando para cuando Altera llegó poco después, habiendo caminando descalza, vistiendo únicamente sus guantes blancos.

"Ho-ho-hoh~ Santa tercera también está aquí, Master Esponjosito"

Habló la Archer de tez negra, con un tinte rojo en su cara. Pese a tener ganas de hablar, un inconfundible "Olé" le calló. Altera, Lily y Arturia se giraron mientras la diosa Azteca entraba bailando, la cara de Mordred cambió de una de sorpresa a una de vergüenza, esto se suponía fuese "candente" pero ahí venía esa estúpida Ruler cabeza de aire, arruinándolo todo… o eso creía.

La forma en la que sus pechos se movían de izquierda a derecha conforme saltaba y aterrizaba justo al lado de Altera parecieron excitar al Master.

"¡Hola, mi amado Master!~ ¡Santa te ha extrañado, mucho mucho!"

La última que entró fue Florence Nightingale, que solo vestía su gabardina roja, pero esta estaba abierta, mostrando parte de sus pechos y sus genitales, no había ni rastro de alguna otra prenda. La Enfermera tosió gentilmente en su puño para llamarle la atención, antes de ver a su más amado paciente.

"Considerando la cantidad de energía que gastarás esta noche… y la carencia de condiciones sanitarias en la que el cuarto quedará, he decidido unirme y darte un tratamiento Gratis esta noche como regalo, Master."

Todas las Santas de los años anteriores estaban ahí, la puerta se cerró. Ritsuka encaró a su esposa, que le devolvió la mirada felizmente. Incapaz de ver nada salvo sus ojos conforme las pisadas se acercaban más y más a la cama, el Master sufrió otro escalofrío. Solo sería él, un hombre…

Contra nueve mujeres.

Las manos de Morgan acariciaron su rostro una última vez, la tormenta nevada de Faerie Britain poco a poco comenzó a consumirlo una vez más.

"Mi querido y amado Esposo… no temas, ni te inquietes. Como mi consorte, y la persona que más amo, mereces lo mejor, y solo lo mejor. Las mejores tetas, los mejores culos, los fértiles más vientres, las vaginas más apretadas, la mejor cama, las mujeres más putas en todas las eras… y el mejor amor que cualquiera pueda darte..."

La Reina de Faerie Britain se acercó a Ritsuka una última vez, preparándose para darle otro beso mientras que Arturia Lancer y Mordred guiaban al escuadrón Santa hacia la cama, para que pudieran comenzar. Fujimaru miró directamente a los ojos azulados de su amante, cuyas pupilas parecían estarle arrastrando a un eterno Invierno, uno más frío que el Ártico, pero igual de amoroso que el sol en una tarde de verano.

"Siempre te daré todo eso, y más... porque soy tu Esposa."

Sus labios chocaron, una vez más.

.


.

-[Epílogo: Hacia el futuro y más allá]-

Diciembre 26.

Como siempre, Chaldea estaba llena de voces, alegría, y por supuesto… espíritus heroicos yendo desde el punto A al punto B. Sion Eltnam Sokaris bebió un poco de su taza llena con chocolate caliente, Da Vinci, Holmes y Goredolf miraron a la pantalla frente suyo; en esta, un diagrama sobre lo que planeaban para la fiesta de Año nuevo.

El rubio asintió con una sonrisa en su rostro, complacido con el trabajo de sus subordinados, antes de darle una gentil palmada a la cabeza de la mujer de cabello marrón, haciéndola sonrojar y sentirse ligeramente avergonzada.

"¡Bien, bien! Asesora técnica, Asesor administrativo, ¡creo que todo está listo para que tengamos una GRANDIOSA festa de año nuevo en el Wandering sea! Quizás incluso los Servants estarán felices, ¿no lo creen?"

Musik cuestionó, encarando a Sherlock, que se agarró el mentón para darle una suave caricia seguida de una larga calada a su pipa, el humo escapó los labios de Ruler mientras Da Vinci le daba un guiño, orgullosa de la fiesta que habían organizado. Si, Beni no les permitió visitar el Enma-Tei este año, pero no significaba que no podían hacer algo maravilloso y hermoso a partes iguales para todos sus amigos y familia aquí.

"Creo que es adecuado, si."

Rider fue la que le dio una palmada en la espalda a Ruler en esta ocasión.

"Aw, vamos Asesor administrativo. ¡Ponte Feliz! Quizás Moriarty no intentará nada malo esta vez… esperémoslo, al menos. Si no es él, será BB."

Eso envió escalofríos bajo la espalda de Muniere. Dios, no. Lo último que necesitaban era lidiar con los estúpidos planes de la IA intentando hacerle bullying a Ritsuka o meterse con el resto de Chaldea… otra vez.

Él y Robin Hood ya tuvieron más que suficiente con lo que hizo en Luluhawa durante 2018, dios les libre.

Ahora que lo pensaba...

"Oigan, ¿Alguien ha visto a Ritsuka?"

La intriga en su voz era claramente palpable, arreglándose los lentes. El índice de Sion se presionó contra un botón, entrando en el sistema de seguridad. Nemo y el resto de los Series todavía estaban haciéndole mantenimiento al Storm Border, cada Servant estaba siguiendo sus instrucciones, colocando decoraciones en todas partes. Nobunaga causaba estragos mientras ella y Heroína Misteriosa X trataban de vender entradas a su concierto "Año nuevo Atsumori" junto a Chacha y Nobukatsu.

Entonces lo vieron en el cuarto de Simulación, corriendo.

Fujimaru no vestía nada excepto una camiseta negra y shorts grises, el clima había sido ajustado para ser una playa, mientras Mashu, Leónidas y Espartaco corrían a su lado. El Master de cabello negro jadeaba con sudor cayéndole por cada parte de su cuerpo, luchando por seguir el paso de su novia y amigos.

"¡BWAHAHAHAHAHA! ¡VAMOS MASTER! ¡REBÉLATE CONTRA TU CUERPO! ¡CONTINÚA! ¡ROMPE LOS LIMITES DE LA OPRESIÓN!"

Dijo el gladiador en voz alta, antes de golpear sus pectorales con sus puños como si fuese un gorila. Claro que estaría cansado, tenía dos pesas en sus tobillos, pero seguía corriendo. Leónidas gritó hacia los cielos mientras alzaba su lanza, motivado por su clásica determinación Espartana. La rosada, sin embargo, hizo su mejor esfuerzo para mantenerse al lado de su amor.

"¡C-Continúa Senpai! ¡Tengo una botella de jugo de manzana dorada y otra de agua si estás muy cansado o tienes mucha sed!"

Bramó Kyrielight, antes de darle un cariñoso apretón a su hombro en forma de apoyo. El hermano menor de Rurika asintió dos veces, todavía podía seguir. Su cabeza, no obstante, dejó de mirar al frente para enfocarse a su lado. Descansando en cuatro sillas playeras, las Caballero-hadas y su Esposa le agitaban los brazos, Mélusine sin embargo tenía un rostro de puro deseo.

Claro, como una dragona, podía oler perfectamente su sudor, y ya la estaba poniendo caliente.

"Continúa, Esposo mío. Tu Reina está complacida con tu dedicación y devoción."

La Reina del invierno, como acostumbraba, habló con gentileza, aplicando algo de su magia en dirección hacia ella, Barghest, Mélusine y por supuesto, su querida Baobhan Sith. La vampira aplicaba algo de bloqueador a su piel, teniendo un par de lentes para el sol. Esta pequeña oportunidad de disfrutar el sol con su madre, amigos y ese Debilucho eran algo que no podía desperdiciar después de todo.

"¡Vamos, vamos Master! ¡da tu mejor esfuerzo!"

La gobernante de Manchester le tiró palabras de aliento a su amor, alzando su puño hacia el cielo en una pose motivadora. Tam Lin Lancelot le lanzó un beso, su cola de Dragón se agitaba de izquierda a derecha. Fujimaru Ritsuka asintió a las mujeres de Faerie Britain, su forma lentamente se perdió en el horizonte, sabiendo que volverían a verle en un ratito.

Morgan se puso a pensar en que tipo de Kimono podría vestir en Año Nuevo, junto a que tipo de postre le gustaría comer.

La Reina Alta suspiró, reposando su cabeza contra el respaldo de la silla y cerrando los ojos, sintiendo el sol artificial golpearle la cara.

Chaldea y su vida con Ritsuka... verdaderamente eran lo mejor.

El Fin.