06. Cuando pierdes el control
Salieron del sitio de comida basura al que habían entrado hacía más de una hora y caminaron hacia el club que se encontraba a 5 minutos a pie. Era un edificio de una sola planta, bastante amplio y se encontraba en medio de una calle bastante transitada. Había algunas personas haciendo cola para entrar, pero no muchas, así que prácticamente no tuvieron que esperar nada. Pagaron la entrada, cada uno la suya y se dirigieron a la barra a reclamar su consumición. La primera en entrar fue Wasabi, seguido Chōchō, que entró prácticamente bailando, Namida y Sumiré y Sarada agarradas del brazo mientras cuchicheaban.
-A ver, chicas, ¿qué os pido para beber?
-A mi nada, puedes tomar mi consumición, Wasabi, yo he venido a bailar - Dijo Chōchō
-¿Estás bien?-Le pregunto Sarada agarrándola del brazo.
-Sí, estoy bien, es solo que si bebo mucho luego tengo que ir al baño y este vestido es un poco difícil de quitar.
Pidieron sus consumiciones y se fueron a bailar. Sumiré bailaba con Inojin, a veces parecía que Inojin se acercaba demasiado y que entonces, Sumiré se alejaba un poco para mantener la distancia. Con esos tacones era tan alta como él. Iwabe y Namida bailaban juntos y Denki y Metal se acercaron a un grupo de chicas para pedirlas bailar. Chōchō estaba como loca bailando con cualquier desconocido y Shikadai se tomaba su consumición tranquilamente en la barra. Sarada bailaba con Mitsuki. En solo una semana se habían hecho muy amigos.
-No tenías pinta de saber bailar.
-Bueno, salgo poco, la verdad. Creo que le gustas a Shikadai…
-Sí, yo también lo creo, aunque no lo sé, a veces pienso que solo me tantea.
-¿Tantearte? ¿Por qué?
-No lo sé. Oye, ¿te puedo contar una cosa?
-Claro
-Pero promete no juzgarme. Creo que en el fondo es una tontería. -Mitsuki la miró y no dijo nada- Creo que algo raro pasa en la empresa.
-Pero si entramos a trabajar esta misma semana, ¿cómo puedes meterte en esos temas ya?
-No lo sé, es simplemente que veo que hacen cosas inusuales desde el departamento legal, no te puedo dar más detalles, pero son cosas, contratos…Y luego la enfermedad del presidente, es raro.
-Sí, el vicepresidente pasa mucho tiempo en el despacho de Amado, no sé si traman algo, pero hasta Sumiré piensa que es extraño.
Por un momento Sarada vio a Shikadai solo en la barra y tuvo una idea brillante. Seguro que el hijo del vicepresidente de la empresa sabe algo al respecto. De pronto Chōchō les tomó de la muñeca a ella y a su compañero y les arrastró a donde estaba Shikadai.
-¡Ronda de Chupitos!
-¿Pero no decías que no ibas a beber?-dijo Mitsuki
-Un chupito no es líquido.
Invitó a un chupito de vodka a cada uno de ellos y se fue con Mitsuki a seguir bailando.
-Yo creo que en una noche quema todas las calorías que le sobran- dijo Shikadai al oído de Sarada
-¿Por qué sois tan malos con ella?
-Porque ella es la primera que hace estos chistes. Además, nos conocemos desde muy jóvenes. Prácticamente desde que nacimos, nuestros padres…
Algo interrumpió el discurso de Shikadai, que se calló de repente. Ese algo fueron los nuevos clientes del club. Entraron primero dos hombres vestidos de negro con gafas de sol y un pinganillo en la oreja derecha, muy poco discretos. Después entró Kawaki acompañado de una chica. La chica parecía una estrella de pop coreano, tenía la piel blanca y las piernas largas. Vestía unos shorts negros muy cortos y una blusa con purpurina y transparencias. Llevaba el pelo largo y peinado con unas ondas perfectas. Era imposible no quedarse mirando, parecía una muñequita de porcelana. Sus manos parecían delicadas y sus ojos eran grandes y redondos. En una fracción de segundo, la mirada de Kawaki se cruzó con la de Sarada. Tomó a su acompañante de la cintura y se dirigió a un reservado. Detrás de ellos iba un chico pelirrojo de unos 30 años con un chaleco de color lila.
-Esa es Ada, la novia de Kawaki.
-Es guapísima
-Ya te digo, tiene un rollo estrella del pop que la hace irresistible. Además, es la hija de un empresario un poco…no sé cómo decirlo…un poco mafioso, así que tiene un poco de fama de ser la niña mimada de papá.
-¿Y es la novia de Kawaki?
-No es la novia oficial, en la empresa no quieren que se les relacione, pero como puedes ver alguna relación tienen y no creo que sea para tomar café.
-¿Crees que su relación va más allá de ser unos simples amantes?
-No lo sé, hay algo raro en ese chaval. ¡Perdona! Otra copa de estas, gracias.-Interrumpió su discurso para pedir otra bebida- Es un niño de la calle, el presidente lo encontró robando por ahí cuando decidió adoptarlo. Siempre ha sido un tanto inadaptado y creo que en el fondo solo quiere poder…
-¿Eso es lo que tu padre cree también?
-Creo que he bebido demasiado y estoy hablando de más, ¿bailamos?
La entrada de esos tres en la sala había cambiado la dinámica de la noche. Cuando los dos entraron Sarada no pudo evitar ver a Chōchō parada en mitad de la sala mirando a Kawaki y a Inojin y a Sumiré cuchicheando entre ellos. Denki y Metal bailaban los dos con Namida, mientras que Iwabe y Wasabi se habían ido a una esquina cerca de la barra a enrollarse.
-¡Qué rápido van algunos!
-Ya verás el lunes, cuando tengan que cruzarse en la oficina.
-Pues sí, si no fuera porque tú y yo trabajamos en la misma planta ya te habría robado un beso. -Sarada no dijo nada, pero se puso seria y dejó de bailar- Mujer, no seas así, ¿nadie te ha dicho que matas con la mirada?
-Creo que tengo que ir al baño- Le dejó ahí plantado y se fue a buscar a Chōchō que estaba bailando hace unos segundos con un desconocido.
Buscó en todas partes, incluso en el baño, pero no la encontró. Le preguntó a Denki, Metal y Namida, pero estaban recogiendo sus cosas para marcharse y no la habían visto. Sumiré y Mitsuki estaban hablando con unos desconocidos y tampoco la habían visto. Iwabe y Wasabi habían desaparecido por completo, así que ni intentó buscarlos. Empezaba a preocuparse, pero por suerte Shikadai e Inojin estaban en la barra pidiendo más chupitos.
-Chicos…
-¡Eh! Otro chupito para la señorita- Inojin estaba claramente borracho.
-No encuentro a Chō.
-Estará por ahí enrollándose con el primero que pasa, hoy por lo visto es el día de suerte de muchos.
-No, no está en la sala ni en los baños, tampoco la he visto en la puerta. Creo que voy a salir a buscarla, porque tampoco me coge el teléfono. No lo he visto muy bien, pero creo que sus cosas están en el ropero.
-Sarada, voy contigo. Chō no se iría con el primero que pasa.
Los tres salieron fuera, pero no estaba en la zona de fumadores. Le preguntaron al tipo de seguridad si la había visto y dijo que creyó verla con dos chicos caminando hacia el convini. Sin pensarlo dos veces los tres salieron corriendo y se asomaron en todos los callejones hasta que al fin la vieron. Estaba en un callejón, detrás de una tienda de conveniencia con otros dos tipos muy altos. Uno de ellos la sujetaba de los brazos mientras que el otro intentaba con muy poca delicadeza abrirla el vestido, rompiendo la cremallera.
Inojin corrió hasta darles alcance y Shikadai fue detrás, se enzarzaron en una pelea con los otros tipos. Inojin tomó al que estaba tocando a la chica por los hombros y lo tiró al suelo, Shikadai fue también a por él hasta que el otro le dio un puñetazo en el ojo. El primero de los agresores estaba en el suelo mientras Inojin le daba patadas, pero tan pronto como el segundo agresor tumbó a Shikadai, fue a por el rubio, quien no tardó en acabar en el suelo. Se levantó y se tiró encima del segundo agresor, este era más alto y más fuerte que el primero, al que habían mandado al suelo entre los dos sin mucha dificultad. Sarada fue corriendo a socorrer a su amiga, que estaba llorando y con el vestido roto. Le puso encima su sudadera y le ayudó a levantarse para alejarse de la pelea. Oyeron unas sirenas y las chicas se sentaron detrás de un contenedor donde no se las podía ver.
Los agresores salieron corriendo mientras que la policía interceptó a los dos amigos. Les preguntaron si estaban solos a lo que Shikadai contestó en voz alta que sí, que estaban solo ellos dos. Así que Sarada frenó a Chōchō cuando quiso salir en su defensa. Ambos entraron en un coche patrulla y ellas esperaron hasta que quedaron solas. A los 5 minutos el móvil de Sarada empezó a sonar. Era Sumiré, así que le contó todo lo que pasaba y le pidió que recogiera las cosas de Chōchō del ropero.
Esperaron en el convini mientras Mitsuki y Sumiré llegaban. Chōchō se tomaba con ansia unos fideos instantáneos mientras que Sarada se había comprado un café.
-Creo que también deberías tomarte un café, has tomado demasiados chupitos.
-Sara, hay que ir a por ellos, tú eres abogada, seguro que puedes hacer algo.
-Sí, vamos a hacer algo. Primero vas a tomarte ese ramen y vamos a tranquilizarnos un poco, los nervios no nos ayudan para nada.
-Pero mira en qué lío se han metido, además, les han dado una paliza…
-Sí, no te preocupes. No voy a dejar que pasen la noche en el calabozo. Cuando vengan Mitsuki y Sumiré con tus cosas nos vamos en taxi hasta la comisaría más cercana, que es donde ellos estarán seguramente retenidos y vamos a denunciar esta agresión.
-¿Ahora?
-Sí, tiene que ser ahora, cuanto antes mejor y si te puede ver algún médico que compruebe las lesiones mucho mejor todavía. Vamos a utilizar tu denuncia para alegar que te estaban defendiendo.
-Pero eso llevará tiempo.
-Así es, pero es nuestra mejor baza.
Cuando Mitsuki y Sumiré llegaron con las cosas hablaron un rato más, les explicó la estrategia que llevarían a cabo y les pidió que se marcharan a casa. Aunque se quedaran no podrían hacer nada por sus amigos y sería mejor que descansaran algo por si les necesitaban más tarde.
-Creo que Sarada tiene razón, aquí no hacemos nada. Ayudamos más desde casa…
-Gracias, chicos, por todo.
-Lo siento mucho de verdad, no sabía que podía haber llegado a esto, no sé cómo me he confiado tanto…
-Ya está, Chō, no podemos cambiar lo que ha pasado, solo solucionar las cosas con las herramientas que tenemos- Sarada intentó tranquilizar a su amiga
Como habían planeado tomaron un taxi y se fueron a la comisaría. En el camino, Sarada se retocó el maquillaje, se rebajó la purpurina con una toallita desmaquillante, se puso un blazer que Sumiré le había prestado y le daba un toque más serio y colocó el pelo para atrás y se puso también las gafas. Entró en la comisaría caminando con seguridad, como si fuera otra persona diferente a la que había estado bailando toda la noche. Sabía que dos chicas solas, vestidas de fiesta a las 3 de la madrugada no serían tomadas muy en serio.
-Buenas noches, venimos a poner una denuncia-En la entrada de la comisaría había dos policías jóvenes de guardia que parecieron despertarse un poco cuando vieron entrar a las dos chicas.
-¿Una denuncia? ¿A qué chulo vais a denunciar?
-Una denuncia por agresión sexual y si continúan ustedes con esta actitud quizá tenga que poner una queja a sus superiores por su falta de educación.
-Discúlpeme, señorita, pero la denuncia la tiene que poner la afectada, o en todo caso su abogado. Así que su amiga tendrá que entrar sola.
-Yo soy su abogada, este es mi carnet de colegiado.
-Uchiha Sarada…-El semblante del agente cambió en cuestión de segundos y con una exagerada reverencia comenzó a disculparse otra vez.
Estuvieron una hora rellenando documentos, tomando declaración de una Chōchō que iba perdiendo sus nervios. Les contaron con todo detalle como ella había salido con dos chicos para ir al convini y que cuando estaban cerca la inmovilizaron. También les contó cómo de no haber sido por sus amigos, a saber, dónde estaría ahora ella. El proceso fue largo y cuando terminó el policía le ofreció un taxi para volver a casa, pero Chōchō lo rechazó, ella quería salir de ahí con sus amigos. Así que se quedó en una sala de espera mientras Sarada entraba en el calabozo.
-Sí que has tardado. -Dijo Inojin
-Estaba con Chōchō, denunciando a esa gente para que no os puedan acusar.
-Ah, pues nos vamos, ¿no?
-No, listo, he conseguido que os dejen fuera pagando una fianza. Así que, a ver, cuánto dinero lleváis encima.
-Mendokusai, ya sabía yo que esto iba a ser un marrón ¿hay cargos?
-No parece, lo han tomado como una pelea de borrachos.
-Voy a preguntar a Chōchō si puede conseguir dinero, ahora vuelvo.
Cuando salió hacia la entrada se encontró a Kawaki hablando con alguien por teléfono. Los policías que habían sido maleducados con ellas, parecían también mostrar muy poco interés en ser educados con Kawaki.
-Dice que te pongas- Kawaki le pasó el teléfono al agente.
-Sí, señor- El agente parecía hablar con alguien importante- Pero señor comisario…Sí, ahora mismo.
Colgó y le devolvió el teléfono al moreno de mala manera. Él miró a Sarada mientras guardaba el teléfono en el bolsillo del pantalón. El agente tomó unas llaves y se fue hacia el calabozo.
-¿Qué está pasando?-preguntó Sarada con cierto desconcierto.
-Pues que el señor Uzumaki ha venido y se ha puesto a hablar con los agentes, luego ha llamado al comisario y les van a soltar - Chōchō lo vivía con absoluta pasión.
-¿Y la fianza? ¿Y los cargos? ¿Qué pasa con los registros?
-Por lo que a nosotros nos consta, señorita- se metió en la conversación el agente- aquí no ha pasado nada.
Kawaki se mantuvo en silencio todo el rato. Shikadai e Inojin aparecieron detrás de uno de los agentes de policía y Chōchō se abrazó a ellos y estos, doloridos, le devolvieron el abrazo. Los cinco salieron por la puerta de la comisaría después de que Kawaki cruzara una fría mirada con ellos.
-Vosotros tres os vais en taxi, corre de mi cuenta y yo me llevo a la señorita Uchiha, creo que le debéis un buen detalle.
-Muchas gracias por todo, de verdad, no sé cómo agradecerle lo que ha hecho por nosotros.
-Tengo que proteger a mis empleados. – Sarada percibió como a Shikadai le sentó algo mal ese comentario y se abstuvo de decir nada.
Kawaki pagó un taxi a los tres amigos y empezó a caminar hasta un callejón donde había un Mercedes negro. Como muchos coches europeos que se traían directamente desde la fábrica tenía el volante a la derecha y no a la izquierda como la gran mayoría de coches en Japón. Le abrió la puerta del copiloto y esperó a que se sentara. Empezó a conducir con absoluto silencio, sólo le había preguntado dónde vivía.
-Gracias, señor.
-No me llames señor y no me des las gracias.
-¿Puedo preguntar algo?
-Dime
-¿Cómo sabía que estábamos en comisaría?
-Te seguí
- ¿A mí?
-Sí, te vi muy alterada dentro del club así que pensé que algo raro había pasado y me fui detrás de vosotros. Cuando vi que la policía se llevó a tus amigos me preocupé y cuando vi que vosotras también fuisteis a comisaría me preocupé aún más. No me gusta tener a un jefe de departamento en el calabozo, pero tú estás en tu primera semana de trabajo y tienes un cargo bastante importante.
-Lo siento.
-No lo sientas, yo hubiera hecho lo mismo.
Este último comentario dejó a Sarada callada. No se imaginaba que ese tipo tan frío podría tener algo de empatía. Aunque no le dio muy buena espina, de alguna manera sintió que no era tan mala persona como todos sospechaban.
-Ya hemos llegado-Sarada estaba absorta en sus pensamientos- A tu casa.
-Ah sí, claro, muchas gracias por el viaje. De verdad, gracias por todo.
-No es nada, si no te importa, esperaré a que entres en tu apartamento. No quiero más desgracias esta noche.
-Gracias.
Sarada se marchó para no hacerle esperar más. Tenía mucho sueño y solo quería dormir.
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Este capítulo me ha quedado bastante largo. Así que, si habéis llegado hasta aquí, muchas gracias. Espero que no os haya aburrido mucho.
La historia es lenta, pero poco a poco va cogiendo ritmo.
¡No os olvidéis de comentar!
Nos vemos en la próxima actualización del fin de semana
¡Hasta la próxima!
