Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Masashi Kishimoto.


EXTRA 1

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EL AZUL EN TU MIRAR

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Caminaba a paso rápido, tratando de no congelarse. La ventisca comenzaba a formarse, pero eso no había representado ningún impedimento para quedarse resguardadas en el palacio real.

Cuando el viento congelado golpeó su delicado cuerpo, maldijo por lo bajo, pero enseguida se arrepintió. Ella había aceptado esto y tenía que aguantarse.

¿Segura? ¿Aceptas por gusto o por obligación?

Suspiró. De nada servía lamentarse ahora, ella había aceptado por su princesa y no se arrepentía de nada.

- Ya sabes, espera aquí – salió abruptamente de sus pensamientos cuando escuchó esas palabras

- Ah, sí – respondió tratando de entender como habían llegado tan rápido a ese lugar

Miró a la princesa Yua alejarse unos metros más, perdiéndose entre la bruma del bosque. Mientras la veía caminar se preguntaba como habían llegado a este punto. Desde hace unos meses, la princesa siempre quería ir al centro del bosque y se perdía en él, después de un rato, regresaba tranquilamente, no lo demostraba, pero era fácil de deducir que siempre volvía alegre.

En múltiples ocasiones quiso preguntarle que era lo que hacía tanto tiempo, pero ni en mil años se veía faltándole el respeto a su princesa. Ella no era nadie para cuestionarle, simplemente estaba ahí para servirle, era todo.

Nuevamente el frío se apoderó de ella, sintió un escalofrío recorrerle toda la espalada, por lo que se abrazó así misma con más fuerza. Exhaló y observó el vaho que emanaba de su boca.

¿Cuánto tiempo permanecería ahí? No lo sabía, mejor acostumbrarse.

Se sentó al pie de un árbol, encogiéndose en su lugar. De pronto, sintió una enorme pesadez en los ojos, por lo que no mucho después se quedó dormida totalmente.

Despertó cuando sintió que le acariciaban el rostro. Se agitó un poco, mirando a todos lados, pero no vio nada, aunque juraría que una sombra negra se había alejado a toda velocidad.

Sacudió la cabeza, seguramente era producto de su imaginación o del sueño.

¿Sueño? Abrió desmesuradamente los ojos. ¡No puede ser! ¡Se había quedado dormida! ¿Por cuánto tiempo? ¿Qué era de su princesa? ¿Ya la había llamado? ¿Y si la llamó y no respondió? ¡Si regresaba sin compañía o le pasó algo, le cortarían la cabeza!

Se levantó de un salto, nuevamente miró alrededor, el susto de hace un momento había quedado en el pasado, lo importante era encontrar a su princesa, pero la bruma se había hecho más espera y le dificultaba la visión.

De pronto, unos ruidos se escucharon cerca, se giró rápidamente, pero fue en vano. Los sonidos pararon y, de todas formas, no veía nada. Avanzó unos pasos para no asustarse más, pero fue todo lo contrario, los ruidos volvieron alterándola un poco. Se escuchaban como pasos, pero no distinguían de quien era.

- ¿Princesa? – preguntó sin respuesta

Su corazón comenzó a acelerarse al igual que su respiración cuando los pasos se escuchaban más cerca. Trató de encontrar algo, una rama, una roca, lo que sea para defenderse, pero no encontró nada.

Estaba indefensa

Miró a todos lados con desesperación, pero no distinguió ninguna silueta. Sin ser consciente de ello, comenzó a retroceder, pues sentía que delante de ella había algo o alguien.

Se detuvo abruptamente cuando chocó con una roca. Sintió una respiración en su oído. Eso no era una roca. Con gran temor se giró lentamente, al hacerlo observó unas cuencas rojas que la miraban fijamente.

Su gritó se escuchó por todo el bosque, su cerebro no procesó nada, simplemente su cuerpo reaccionó corriendo a toda velocidad. No importaba que no viera claramente, ella tenía que salir de ahí.

Siguió corriendo hacia el límite del bosque, donde la bruma era más tenue, pero tuvo que detenerse en seco, cuando vio que un acantilado se encontraba frente a ella.

Susurró una maldición cuando se asomó un poco. Una caída de esa altura la mataría. Retrocedió un paso mientras se giraba, pero de detuvo en seco, la bruma la había alcanzado, por lo que no era seguro adentrarse en ella nuevamente. ¿Y si se encontraba con el mismo ser de hace un momento? No, lo mejor era esperar un poco.

Pero en cuanto más veía la bruma fijamente, más se convencía de que allí había algo esperándola. Observó todo a su alrededor, pero sólo había dos caminos, la bruma o el acantilado, cualquier opción, marcaría su muerte.

Tenía que hacer algo y rápido, pues aún faltaba buscar a la princesa Yua. Tal vez estaba escondida en algun lugar del bosque, temblando de miedo como ella lo había sentido momentos atrás.

¡No! No se daría por vencida, tenía que ir con su princesa.

Yui sintió como un fuego comenzaba a crecer en su interior, no sabía que le pasaba, pero sentía que nada podía vencerla. Con ese valor latente comenzó a caminar en dirección a la bruma, en dirección a los ojos sangre.

¿Estaba loca? Probablemente. Ni siquiera sabía porque lo hacía, seguramente estaba buscando su muerte.

Se detuvo a unos cuantos pasos del comienzo de la bruma, los ojos no se habían movido en todo este tiempo, simplemente estaban ahí, observándola.

- ¿Quién eres? – preguntó decidida

Pero no obtuvo ninguna respuesta. – Sal, maldito cobarde – le retó tomando una posición de ataque

Internamente se sorprendió a sí misma. ¿Desde cuando ella sabía pelear? No, nunca lo había hecho, pero su cuerpo había adoptado esa posición, como si lo recordara.

Aparto esos pensamientos, cuando, lentamente, los ojos comenzaron a moverse. Instintivamente, ella comenzó a retroceder en medida que se dejaban al descubierto. Retrocedió tanto que se encontraba nuevamente al borde del acantilado, pero, abrió desmesuradamente los ojos al ver a quien pertenecían esos ojos.

Perdió totalmente la confianza en sí, comenzó a temblar imperceptiblemente. Frente a ella se encontraba un demonio.

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- ¡Yui! – gritó por quinta vez

Su voz hizo eco por el bosque, pero no hubo respuesta. Ahora sí, comenzó a preocuparse. Si le pasaba algo no se lo perdonaría jamás, pues ella era la causa de que su querida doncella se internara en el bosque casi todos los días, acompañándola.

Se sintió terriblemente al pensar que algo le pudo a ver pasado.

- ¿Sigues sin poder olerla? – preguntó girándose para encarar al motivo de sus escapadas

Él aspiró profundamente y después de unos segundos la miró, negando con la cabeza. – No lo entiendo, es como si algo estuviera bloqueando su alrededor. No logró olerla, ni sentirla cerca – respondió Rokuro

Yua se tomó la cabeza con angustia, ¿Qué es lo que iba a hacer? – Si algo le pasa, yo…

- Hey, tranquila – le dijo tomándola de los brazos – La encontraremos, no pudo haberse alejado mucho con esta bruma

- Pero tú la escuchaste, medio bosque la escuchó, debió de pasarle algo grave para gritar de esa forma – Yua lo miraba al borde de las lágrimas

Rokuro quería decirle que no se preocupara demás, seguramente se había asustado con algún animal que andaba por ahí, pero sabía que cuando Yua se ponía en ese estado, nada la convencía de lo contrario, por lo que soltó un suspiro.

- La buscaremos – le informó tomando su mano – No quiero que me sueltes – le dijo tomándola de la mano

Yua asintió y lo siguió de cerca.

¿Yui, dónde estás?

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Ahora ya no podía ocultar su temblor, su corazón palpitaba frenéticamente. ¿Iba a morir?

El demonio seguía en la misma posición desde que se dejó descubrir. Yui trató de dar un paso más para atrás, pero ya tocaba el borde del acantilado, ya no podía retroceder.

- A-Alejáte – susurró, pues del miedo, no podía hablar con claridad

El demonio no despegaba su vista de ella. Yui no sabía que quería de ella, pues a este punto él ya la hubiera atacado, pero seguía ahí, simplemente observándola. Era como si…

Recuérdame, escuchó de pronto. Se sorprendió, pues ella no había hablado, ni el demonio de enfrente había abierto la boca, ¿entonces de dónde venía esa voz?

Vamos, recuérdame, volvió a escuchar y esta vez se alarmó más. Miró en todas direcciones comprobando que solamente se encontraban ellos dos en esa situación. Comenzó a respirar ruidosamente, ¿qué le estaba ocurriendo?

En un segundo, el terror la invadió completamente, pues su visión había cambiado radicalmente.

- ¿Q-Qué…? – parpadeó y nada cambiaba

Veía extrañamente, era una combinación entre gris y negro brillante. Levantó sus manos para verlas y eso la aterró aún más, pues las veía de igual forma en que lo miraba a él. - ¡¿Qué está pasando?! – gritó mientas trataba -por cualquier medio- volver a la normalidad

Está comenzando

- ¿Qué? – preguntó cuando escuchó nuevamente esa voz. Entonces lo comprendió, era él. - ¡Aléjate! – comenzó a gritarle con todas sus fuerzas

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Se detuvieron un momento. - ¿Escuchaste eso? – susurró Yua

Rokuro asintió. – No debe estar muy lejos – le respondió

Continuaron caminando.

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Recuérdame, Hinata

- ¡¿Quién diablos eres?! – le gritó fuera de sí - ¡¿Cómo sabes eso?! ¡Aléjate de mí!

Hinata

- ¡No! ¡Cállate! ¡Lárgate! – gritó mientras sujetaba su cabeza

En medio de su desesperación, se olvidó un momento del lugar en el que estaba, por lo que cayó al vacío y mientras caía sólo un pensamiento acudió a su mente.

¿Así voy a morir?

Era somo si estuviera en cámara lenta, veía cada vez más lejos el límite del risco, pero no sentía nada. Es todo. Cerró sus ojos aceptando su trágico destino

Recuérdame.

- Te amo – no lo olvides

- No lo olvidaré – dijo una chica en medio del llanto – Vuelve, vuelve a mí – le dijo

- Lo prometo – respondió aquel chico mirándola con una expresión que denotaba que eso no era posible

Yui frunció el ceño cuando esas escenas acudieron a su cabeza.

- ¡No! – gritó aquel chico, observando con temor la daga que permanecía en el cuello de la chica – Por favor, no lo hagas, te lo suplico – dijo mirándola con absoluta desesperación - ¡Tú me quieres a mí! – gritó enojado

Escuchó una risa a sus espaldas. – Tienes razón te quiero a ti, pero me divertiré un poco – su corazón latía aceleradamente

- Te amo – le dijo regalándole una sonrisa a su querido amor, pues sabía que ya era demasiado tarde

- ¡No, Hinata! – gritó el muchacho observándola con horror

Ella sintió el cuchillo cortar su garganta. La boca se le llenó de sangre y poco a poco, la obscuridad vino a ella.

- ¡Nooooooo!

Yui abrió los ojos, mientras las lágrimas se desbordaban por sus pálidas mejillas. ¿Qué fue todo eso?

En un segundo, observó como aquel demonio se dirigía directamente hacia ella, la atrapó en el aire y la colocó delicadamente en el suelo verde. El demonio se puso de pie y se alejó tres pasos de ella, pero sin dejar de mirarla, por su parte, Yui lo miraba desde el suelo. Sus lágrimas no dejaban de caer.

El efecto en sus ojos ya no estaba, ahora lo miraba normal y ahí pudo notar que esos ojos rojos ya no lo eran más, en su lugar se encontraban dos hermosos zafiros. Unos ojos azules que penetraban su alma.

Hinata

Un relámpago cruzó su memoria, agrandó sus ojos y trató de aguantar el llanto.

- Naruto – susrurró

El demonio se relajó y la miró con el más puro amor que podía transmitir su mirada. – Pensé que no me recordarías – por primera vez habló

- ¡Naruto! – gritó abalanzándose sobre él

Naruto la recibió y la abrazó lo más fuerte que pudo. – Naruto, estás aquí – dijo

- Aquí estoy, mi Hinata – le susurró

- Oh, Naruto – se separó un poco de él y acunó su rostro – Perdóname, yo…

- No te disculpes – tomó entre sus manos las de ella – No lo recordabas – le dijo juntando su frente con la de ella

- ¿Hace cuánto que tú…?

- Hace algunos meses – respondió mirándola fijamente – Cuando lo recordé quiso morirme de nuevo – dijo para susto de Hinata – Lo último que recuerdo es… - guardó silencio

- Shh, tranquilo. Estoy aquí – le dijo cálidamente, pues ella sabía perfectamente que era lo último que recordaba

Naruto respiró tranquilo gracias a esas palabras. No quería volver a despertar solo.

- No lo harás – pronunció ella, provocando una leve risa en Naruto

Por un momento se había olvidado que ella podía hacer eso.

- ¡Yui! – escucharon

Se separaron un poco más para observa el risco que los separaba del bosque.

- Creo que te buscan – le dijo Naruto mirándola

Ella asintió, abrazándolo. – No me quiero separar de ti – Naruto correspondió el abrazo fuertemente

- Ni yo, pero debemos hacerlo o podrían sospechar – era evidente la decepción de Naruto – Te prometo que te buscaré – le aseguró tomándola en brazos

Hinata asintió, sabía perfectamente como podrían volver a verse. Naruto comenzó a saltar subiendo el risco hasta llegar a la cima, cuando lo hicieron, depositó a Hinata delicadamente en el suelo.

Los gritos se escuchaban más cerca, tenía que irse rápido, dio media vuelta, pero algo lo detuvo. Hinata lo sujetaba de la manga, ella lo veía con un deje de tristeza. Naruto no resistió, la tomó de la nuca y sus labios se unieron con los de ella. Era un beso demandante, exigía amor y deseo por igual.

- Búscame aquí – le dijo con la respiración entrecortada

- Lo haré – se alejó rápidamente de ella, pues las voces estaban a nada de encontrarla

Hinata quería salir corriendo tras él, pero sabía que no podía, no por el momento.

- Te esperaré, lo prometo – dijo observando el camino que había tomado

Te amo Naruto Uzumaki, demonio del nueve colas.


Aquí está uno de los capítulos extras prometidos. Gracias por leer. Pueden dejar sus comentarios, críticas, etc.

Nos vemos

AS