Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

En su momento el hibrido Au estaba de moda, ahora ya saben que hacemos aquí.


Sakurai Ryou era feliz en su muy pequeño y rosa mundo en compañía de sus mejores amigos, su sexy pareja y el trabajo de medio tiempo junto con su carrera a punto de concluir en pinturas plásticas.

Su trabajo final y con el que posiblemente lograría abrirse paso al mundo laboral de los mangas y comics.

Sí. Estaba muy emocionado por todo eso.

Aunque estaba olvidando un pequeño detalle. Detalle que justo ahora sus amigos lo ayudaban a cubrir.

-Admito que las orejitas felpudas de Ryou-chan son adorables- comento Takao mientras cepillaba sus hermosas alas café con tonalidades grises. Vio por el espejo a sus amigos arrastrando con ellos al castaño -¿por qué ocultarlas?-

-Bueno- respondió Tatsuya moviendo su cola de tonalidades negro y blanco de arriba abajo -te recuerdo que donde ira a hablar para su trabajo estará rodeado de híbridos más intimidantes y peligrosos y no podemos arriesgarnos a que le pase algo camino haya-

-Además- comento Kuroko moviendo su cola negra y sus orejas de muy atento y serio -Aomine-kun nos matará si algo le pasa a su pareja-

-Y lo que menos quiero es a una pantera negra molestándome y peleando con Sei- acoto Kouki terminando de acomodar las adorables orejitas del perrito Pomerania que tenía por mejor amigo.

-Aunque- opino Ryota cepillando su esponjosa cola amarilla -podía ir Aominecchi con él en primer lugar para evitar todo eso.

El híbrido de Pomerania negó -quiero hacer esto por mi cuenta. No quiero preocupar a Daiki-san- dejo de mover su corta colita esponjosa para ponerse serio -debo hacer esto. Es mi sueño de toda la vida y una bola de híbridos sub desarrollados no harán que cambie de opinión. Ya viene siendo hora que los híbridos de aparecía adorable se hagan notar-

-¡Salud por eso!- exclamó Tatsuya alzado su vaso de agua.

-Tienes todo nuestro apoyo- acoto Tetsuya.

-Te acompañaremos hasta la editorial- secundo Kise.

-Será divertido molestar a todos esos cabeza hueca- agrego Kazunari.

-Es hora de irnos- ordeno el híbrido de perrito chihuahua. No quería preocupar más a su pareja. Además de que quería ver a su amigo crecer profesionalmente.

Se sentía una madre realizada por su cachorro.


-Y...- exclamó Aomine en su forma de pantera con su pareja en su hocico quien se dejaba llevar por Daiki por todo el departamento que compartían -¿me dirás como les fue?- preguntó mientras se echaba sobre el sofá y ponía en sus patas delanteras a su lindo Pomerania.

-Muy bien- respondió Ryou tratando de liberarse del agarre de Daiki -me divertí mucho con mis amigos hoy- puso sus patitas en el rostro de la pantera que pasaba su lengua por todo su cuerpo, tratando de marcar su aroma en él.

-Me agrada oír eso- murmuro la pantera restregándose en el cuerpecito del perrito -pero no me gusta el olor que tienes ahora. Se pierde tu aroma y el mío. No me molesta impregnar tu aroma con el mío todos los días pero sería bueno que esos idiotas sepan que mi lindo perrito ya tiene pareja-

-Pero- trato de hacer entrar en razón a su pantera pero no lo dejaba hablar -olvídalo- se dejó apresar por la pantera quien no iba a dejarlo en un largo tiempo. Como venganza al verse ignorado por Daiki lamió la nariz de la pantera quien paro en seco sus movimientos -sabes que te quiero ¿verdad?-

-Si- respondió Aomine.

-Y sabes que yo solo te amo a ti ¿cierto?-

-Si- siguió la pantera.

-Entonces no debes dudar en mí y no debes de marcarme cada cinco minutos ¿cuándo aprenderé a cuidarme por mi mismo?- la pantera gruñó molesto.

Pero el perrito tañía razón. Mucha razón.

-Entonces- abrazó a la pantera -confía un poco más en mí, te recuerdo que no estoy solo en esto-

-Okey- aceptó de mala gana -pero mientras te tendré sólo para mí en lo que aún no trabajas para ellos-

Se puso de pie con el Pomerania en su boca y se lo llevo a su habitación. Ryou ya no hizo el intento de repelar.

Ahora se dejaría devorar por una pantera hambrienta.

Solo esperaba no gestar a un bebé esa misma noche.