Elvira llega a Hogwarts.

(Ningún personaje me pertenece, sólo los que he inventado para la trama, sólo escribo para distraerme, no obtengo beneficio económico.)

Prólogo.

Muchos muggles consideraban a Elvira una bruja, pero ninguno sospechaba que era una bruja auténtica. No sólo era una bruja auténtica, era una bruja muy poderosa y habilidosa. Descendía de una larga estirpe procedente de Inglaterra, su bisabuela era familia lejana del gran Albus Dumbledore y llegó a Estados Unidos cuando se casó con su bisabuelo que era norteamericano. Elvira era mestiza y sus padres la criaron sin apartarla de ninguno de los dos mundos y se adaptó perfectamente a ambos mundos, en el mundo muggle era una excéntrica que presentaba películas de terror antiguas en una televisión local de una pequeña ciudad americana, bromeando sobre brujería, hechizos y criaturas de la noche, echada en un sofá de terciopelo rojo con un peinado extravagante y un vestido negro muy revelador…pero nadie sospechaba de su naturaleza.

Su vida transcurría más o menos tranquila entre muggles, teniendo en cuenta su físico y sentido de la moda, destacaba entre la gente como una mosca en la leche, así que aunque su vida no tenía muchos sobresaltos, sólo los normales, tenía que soportar a muggles que lo mismo la detestaba que se obsesionaban con acostarse con ella, éstos últimos eran fácil de librarse de ellos, si le agradaban tenía con ellos una noche o dos de sexo decente, si acaso, pocas veces encontró un muggle que le gustara y la dejara satisfecha…y cuando no le gustaban era fácil, no en vano era una bruja muy habilidosa y con un gran poder, así que usaba con ellos un hechizo sin palabras ni varita y manipulaba su mente para que dejen de perseguirla. Elvira era experta en hacer magia no verbal y sin varita, la tenía cerca siempre, y como era corta, mágicamente camuflada entre su reveladora vestimenta, aunque sólo la usaba en contadas ocasiones para no llamar la atención, sólo si se trataba de una emergencia, no quería tener a las autoridades del ministerio de magia pegadas a su trasero por hacer magia delante de muggles…y cuando lo hacía ella misma era capaz de hacerles olvidar lo que han visto, si es que era necesario.

Pero su vida se complicó de repente, tuvo que abandonar su pequeño programa de cine clásico de terror porque la cadena quebró y sin su trabajo y sin poder encontrar trabajo en otra cadena porque las demás eran muy conservadoras y consideraban sus programas "demoníacos", así que prácticamente la echaron de esa pequeña ciudad cerca de Boston. Así que viendo que no podía seguir allí volvió al mundo mágico. Además ya se estaba cansando un poco de los muggles…el que no era rematadamente tonto o era un baboso salido, era un fanático religioso que pasaba los días arengando a los demás para llevarla a la hoguera, cuando en realidad lo que les pasaba era que sentían culpabilidad porque ella les hacía pensar en el sexo más a menudo de lo que consideran "decente". En fin, que estaba hasta las narices de salidos y de reprimidos.

Lo primero que hizo fue ir al Nueva York mágico, pero no encontró nada que le gustara lo suficiente para dedicarse a ello y sus ahorros empezaban a escasear, así que cuando estaba en una entrevista para trabajar en una tienda de pociones, esperaba que le ofrecieran el puesto de maestra en pociones, ya que lo era, pero sólo le ofrecieron un puesto de dependienta mientras el dueño del negocio se comía con los ojos su generoso escote… así que al llegar a su apartamento decidió enviarle una lechuza al tío Albus que seguía siendo director de Hogwarts, su parentesco era muy lejano pero se llevaban muy bien desde que a los 16 años sus padres la mandaron a hacer un curso a Hogwarts. Pasó un gran año allí, lo recordaba con mucho cariño, sus padres consideraban que sería positivo para ella viajar y le daría la oportunidad de hacer nuevos amigos y mejoraría su educación mágica. Así que le escribió al tío Albus, le pidió si era posible trabajar en Hogwarts una temporada, quizás como ayudante del profesor de pociones, mientras podría ahorrar algo para poner su propia tienda de pociones e ingredientes, que era lo que había decidido hacer. Brevemente pensó en pedirle ayuda a su madre antes de enviar la lechuza a Albus, pero ya tenía bastante con su trabajo en la sección de criaturas mágicas del ministerio…además, siempre fue una persona independiente y no quería pedirle dinero, ya que no ganaba mucho. Así que decidió que su mejor opción era Albus, se llevaban muy bien y desde que se fue de Hogwarts se carteaban con frecuencia, ella siempre le decía que era su tío favorito y ambos tenían un sentido del humor muy similar. Desde que cayó Voldemort hace 3 años, Albus volvió a su puesto de director, ya que lo tuvo que abandonar porque, con la colaboración de Severus Snape, tuvo que fingir su propia muerte a fin de derrotarlo, todo salió según sus planes, el mago oscuro fue derrotado y Severus Snape fue exonerado de toda culpa, ya que tuvieron que fingir que fue él su asesino, así que finalmente todo volvió a su cauce en cuanto Dumbledore reapareció en la batalla final y explicó lo ocurrido ante el tribunal que juzgó a los mortífagos seguidores de Voldemort. De toda la historia Elvira se enteró por la prensa mágica y, cuando reanudó su correspondencia con Albus se enteró de muchos más detalles que no se hicieron públicos, pero él sabía que Elvira podía ser un poco excéntrica, pero no era una chismosa, ni buscaría dinero vendiendo la información que él le había dado.

Debido a su mutua confianza, Elvira estaba segura de que no le fallaría y así fue. Pasados un par de días llegó una lechuza con una carta de Albus. En ella le decía que se estaban planteando contratar un ayudante para Severus Snape, que volvió a su puesto de profesor de pociones pero que debido a las heridas recibidas en la lucha contra Voldemort aún sufría algunas secuelas, nada grave, pero molestas, así que su carta llegó como caída del cielo. A ella le entusiasmó la idea de trabajar con Severus, no sólo era un maestro de pociones famoso por su talento del que podría aprender mucho, durante su curso en Hogwarts se convirtió en un buen amigo suyo. Elvira estaba en quinto año y Severus en el último curso, pero coincidían mucho en la biblioteca y charlaban a menudo en la sala común de Slytherin, donde Elvira fue seleccionada para ese curso. A ella le encantaba hablar con él, eran muy compatibles y era el único que hablaba con ella mirándola a los ojos, desde que se desarrollaron sus atributos femeninos pocos hombres la miraban a la cara. Que Severus la tratara como a un ser humano inteligente más allá de su físico le encantaba, estaba deseando volverlo a ver, por su trabajo como espía se interrumpió su correspondencia, pero estaba segura de que él también se alegraría de verla aunque no lo demostrara, sabía que no habría cambiado mucho desde que era un adolescente taciturno y melancólico, pero no le importaba, estaba segura de que en cuanto llegue volverá a ganarse, por lo menos, su amistad.

Así que allí estaba ella días después, con todas sus pertenencias mágicamente encogidas para poderlas llevar en un bolso de tamaño pequeño cogiendo un traslador en la delegación del ministerio de magia de Nueva York para ir a la delegación de Londres donde la estaba esperando Albus Dumbledore para llevarla al que durante un tiempo sería su nuevo hogar: El Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.