Hola por algunos que no lo saben, este cap pertenece a Series de OneShot.
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Anna Wunderman de 23 años de edad, es independiente con un trabajo de tiempo completo en una fábrica de acero fuera de la ciudad, vive en la ciudad de Arendelle exactamente en un pequeño y solitario departamento en un edificio casi deshabitado. Soltera y sin esperanzas de poder tener una persona en su vida amorosa, completamente solterona.

Hobbies o cosas favoritas para hacer: ir a su bar favorito o en dado caso comprar unas botellas de cerveza y quedar algo ebria en su casa escuchando música depresiva para sentirse aún peor de lo que está.

Son las 8:00 pm en temporada de otoño en Arendelle, siendo de noche y con un ambiente frío de locos. Anna terminaba de su jornada de trabajo y solía acudir al museo de historia de su ciudad natal, el antiguo castillo de Arendelle, del cual en sus tiempos de apogeo era de los más avanzados en cuestión de arquitectura y de los más caros en mantenimiento. Para Anna no es que le interese o sea fan de la arquitectura, la historia o mínimo de la cultura de su ciudad, sino que sus amigos de trabajo le recomendaron acudir a una demostración exclusiva de cervezas, vinos y licores en uno de los jardines del castillo. Así que, por querer probar "unos cuantos" tragos y con sólo dar el pago de entrada a la exhibición, Anna quiso aprovechar la oportunidad de probar algo nuevo.

Después de pagar su entrada en taquilla, Anna se dirigió al lugar esperado pasando por los grandes y lujosos pasillos aún cuidados del castillo, se tomó un tiempo para ver los detalles y los antiguos cuadros de pintura que adornaba cada pared de cada pasillo que caminaba, a cierta medida le impresionó que el lugar fuera perfectamente cuidado y conservado por las personas que se encargaron de eso. Obviamente para acudir aquí Anna se fue con sus mejores prendas (a su criterio) esperando que también acudirían varias personas de dinero a probar la exhibición y al igual unos que otros catadores de bebidas alchohólicas, ella escuchó de unas personas en la calle que no sería cualquier exhibición pues era pensado para "gente refinada" según ellos, pero en cambio Anna sólo esperaba "sólo son patrañas de gente idiota"

A unos cuantos pasos, Anna se acercaba a la entrada del jardín principal siendo recibida por un cartel de bienvenida escrito en él: "La Gran Exhibición Anual de Vinos, Licores y Cervezas de Arendelle", dos personas de traje mismo se acercaban a los recién llegados para otorgarles sus primeros tragos para empezar la experiencia. Anna al ver esto cambió su humor a uno de curiosidad y comenzó a animarse.

–Señorita, qué tal. Sea bienvenida a nuestra exhibición, tenga un pequeño trago de cortesía para iniciar con su recorrido– Le otorga una pequeña bebida preparada.

–Gracias, pero estoy interesada en la sección de cervezas– Le preguntaba secamente sin verle la cara, sólo andaba en busca de su elíxir.

–Claro, llegando al fondo podrás encontrar la exhibición– Con una sonrisa la dejaba para dirigirse con otros visitantes.

Pasando por las otras demostraciones se dirigía donde le habían mencionado. Al fin había llegado y pudo probar lo que quería, trago que le daban, trago que se tomó. Agradecida a su buen aguante, los efectos del alcohol tardaron en presentarse en el cuerpo de Anna, sin embargo cuando le llegaba la cuenta de cuánto alcohol le daba a su cuerpo llega el momento en que se revela la contraparte de Anna, una en la que ... bueno, una en la que le encanta coquetear a cada chica que se encuentre, ser alguien que suba la temperatura del ambiente y además ser algo lasciva dependiendo de con quién esté.

Después de unas horas, unos varios tragos fuertes pero de excelente sabor e intensidad y ser desalojada por los guardias por aparecer en un estado de ebriedad evidente, Anna termina de su fabulosa experiencia de catadores de cervezas retirándose del lugar a paso lento, borracho pero seguro . No sabía si era su imaginación o era realidad pero a lo lejos en el fondo de uno de los pasillos de la salida podía escuchar una voz de una mujer, alguien pensaría que la mujer que le da esa voz sería alguien del staff de la exposición. Sin nada que perder Anna se dirigió a como pudo a la fuente del sonido de esa voz que a juzgar por Anna, era una voz suave y seductora según ella (está en un estado de ebriedad, es entendible).

Estando ya al final del pasillo sin encontrar a alguien más, Anna dobló una esquina para dirigirse a una gran puerta tallada en madera donde al otro lado de esta se encontró aquella mujer que Anna podía escuchar. Dio con algo de trabajo unos pasos para finalmente encontrarse enfrente de la puerta analizando el sonido que provenía.

¿Quién será a estas horas metida ahí dentro? ¿Que no sabe que este es un museo? Debería tener algo de decencia esa desconocida– Pensaba Anna mientras se movía inconscientemente de un lado a otro por los efectos del alcohol de varias bebidas que tomó.

Aunque veía borroso y algo mareada, Anna decidió (sin preocupación de qué pasaría) abrir la puerta para ver. El lugar estaba oscuro y gracias a ese motivo Anna se adentra más a la habitación para tener una mejor vista, sin tener éxito debieron frotar sus ojos con la manga de su chaqueta para aclarar su vista. De repente escuchó que por detrás de ella la puerta fue cerrada con llave, sorprendida volteó su mirada hacia atrás pero fue amordazada por la mano de un extraño.

–¿Quién eres y qué haces aquí?– Preguntaba una furiosa mujer un poco más alta que Anna. No se dejaba ver por la oscuridad y traía inmovilizada a la pelirroja.

Anna no podía responder claramente a la extraña, así que sólo hizo los ruidos posibles para darle a entender a la otra mujer que no podía hablar. La mujer entendió y le soltó para que Anna pudiera hablar.

–Nadie importante. Sólo pasaba por aquí a ver– Le respondía tratando de poder verla.

–Es mejor que te vayas de aquí, o si no...–

La mujer extraña fue interrumpida por ser empujada por Anna. La pelirroja dio unos pasos para alejarse de la extraña y logró ver quién era y más importante cómo era. La pelirroja se sorprendió de ver que la mujer se encontraba casi desnuda, era unos centímetros más alta que ella, era de pelo rubio casi blanco pero que le quedaba bien, piel de porcelana, "cuerpo de Diosas" según Anna y extrañamente con una blusa blanca desabotonada dejando ver dos redondas partes del cuerpo que una mujer no dejaría mostrar a cualquiera y por último por debajo llevaba una fina falda de tela transparente de ligero color azul hielo.

Anna no podía quitar su vista del cuerpo de la mujer de enfrente y la mujer al percatarse de esto trataba de cubrirse su cuerpo con lo que podía de sus manos, pero ya no funcionaría, mostró lo necesario para que le activara un delicado sensor en la mente de Anna.

–Sólo una cosa, ¿cuál es tu nombre?– Preguntaba Anna sin dejar de verla.

–¿Qué pasa con esa tranquilidad? ¡Por qué te diría mi nombre!–

Cambiando su mirada hacia los ojos de la extraña, Anna le contestaba –Porque si no es así, iré directamente a reportarte sin remordimiento de lo que te pueda pasar, lindura– Claramente, Anna la estaba chantajeando.

–Mi... mi nombre es Elsa. Pero yo también necesito saber el tuyo– Notablemente sonrojada le contestaba avergonzada.

–Elsa...– Le contestaba Anna saboreando el nombre de la mujer alta, le agradaba cómo sonaba al decirlo –Mi nombre es Anna y sea lo que sea que estabas haciendo, quiero ayudar– Anna no era una tonta, sabía exactamente lo que estaba sucediendo, o bueno, según su mente sabía.

Sonrojada, Elsa no sabía qué hacer o qué decir, pero estaba completamente segura de cómo se sentía, y no no sólo era vergüenza era excitación. Sin más que pensar, Elsa le dio luz verde a Anna con un asentir lento, gracias a eso le otorgó a Anna el poder de llevarla a un escritorio que se encontraba en la habitación, la sentó en este y lentamente Anna se agachó a nivel de quedar cara a las finas piernas de Elsa. Sostuvo suavemente la pierna izquierda con sus calientes manos, le dio un vistazo a la mirada de la rubia y como si hubiera visto lo mejor de su vida, pudo ver a la rubia llena de deseo, sonrojada de la vergüenza y con su delgada mano trataba de cubrirse su cara, toda una obra de arte a ojos de la pelirroja.

Sin perder tiempo, Anna besaba poco a poco la pierna que sostenía, empezaba en la rodilla dando unos cuantos besos seguidos de unas cuantas lamidas a probar ganándose unos ligeros temblores por parte de Elsa, eso indicaba que empezó bien.

–Relájate– Le mencionaba suavemente Anna mientras le seguía lamiendo la pierna y frotando su mano en la otra.

–Estoy bien, pero... Ngh...– Le contestaba la mujer rubia.

Las piernas de Elsa son tan suaves, tan carnosas, tan...– Pensaba para sí misma Anna, claramente disfrutaba del momento.

Por otro lado, Elsa empezaba a sentir el ambiente un poco más caluroso de a como estaba, no paraba de apretar su mano y sentir abajo más caliente.

Anna levantó la otra pierna de Elsa para darle el mismo trato, pero adentrando más su rostro casi al centro de la rubia. Elsa no hacía más que aguantarse, torciendo sus pies a razón de lo que sentía.

Buscando los ojos de Elsa, la pelirroja quería pedirle si podía subir el clima del momento. –Elsa...– Le hablaba sin despegar su cara de las piernas de la rubia.

–¿Puedo...– Le preguntaba sutilmente viendo ahí abajo una humedad.

Con los ojos llenos de lujuria, excitación, vergüenza y deseo, Elsa le permite a Anna con un sí.

Está hecho. Le daré lo mejor