El verano en Potter Manor se extendió ante Harry, lleno de oportunidades y aventuras. Después de un emocionante día en el Callejón Diagon, la familia Potter regresó a su hogar, donde Harry comenzó a descubrir el potencial de sus nuevos anillos de heredero. Se sentía más seguro, valiente e inteligente que antes, sentía que su destino estaba cambiando pero que a la vez sabía que hacer.

El Quidditch se convirtió en una pasión para Harry durante ese verano. Practicaba en el campo de Quidditch de Potter Manor, con sus padres y Sirius como espectadores emocionados. Harry se sentía más conectado que nunca con su anillo de Gryffindor mientras volaba por los aires.

Lily alentó a Harry a leer extensamente durante las largas tardes de verano. Juntos, exploraron la biblioteca de Potter Manor, repleta de libros mágicos, historias de la familia Potter y tomos de Ravenclaw. Harry devoró los libros sobre historia de la magia y empezó a apreciar la sabiduría de su anillo de Ravenclaw.

James y Sirius continuaron enseñando a Harry sobre su herencia mágica y cómo usarla sabiamente. Practicaron magia ancestral y conjuros específicos de sus antepasados. La magia del anillo de los Peverell se volvió más evidente a medida que exploraban los misterios de la magia antigua.

La familia Potter pasó unas vacaciones emocionantes con los Greengrass en la costa. Daphne y Harry compartieron momentos especiales jugando al Quidditch en la playa y explorando los bosques cercanos.

Mientras pasaba tiempo con Daphne, Lily compartió lecciones importantes sobre cómo tratar a los demás con amabilidad y respeto, independientemente de su linaje mágico. Daphne comenzó a comprender que la pureza de la sangre no era lo que definía a una bruja o mago.

A medida que se acercaba septiembre, la emoción de Harry por su primer año en Hogwarts crecía. La familia Potter y los Greengrass visitaron Diagon Alley una vez más para comprar los últimos suministros y retirar los uniformes.

Así, el 1 de septiembre llegó, y Harry Potter estaba lleno de emoción mientras se preparaba para partir hacia su primer año en Hogwarts. El día estaba fresco y soleado cuando la familia Potter y los Greengrass llegaron a la estación King's Cross.

La plataforma 9 y 10 se encontraba abarrotada de muggles que iban y venían, pero Harry sabía que debía encontrar la Plataforma 9 y 3/4. Con su madre y Daphne a su lado, caminó hacia el muro entre las plataformas 9 y 10. Miró hacia atrás, donde James y Sirius sonreían, esperando verlo desaparecer.

Harry tomó impulso y se lanzó hacia adelante, atravesando el muro. Cuando abrió los ojos, se encontró en un andén completamente diferente. La estación de King's Cross había quedado atrás, y ante él estaba el majestuoso Expreso de Hogwarts, con vapor saliendo de su chimenea.

Luego de despedirse de sus padres, Harry subió al tren y se encontró con Daphne Greengrass, quien lo saludó con una sonrisa. Aunque Harry no conocía a muchos otros estudiantes en el tren, se sintió cómodo junto a su amiga de la infancia.

En el tren, Harry y Daphne disfrutaron de las golosinas del carrito y compartieron sus expectativas y emociones sobre el primer año en Hogwarts. Mientras se acercaba la hora del festín, se sintieron ansiosos por lo que les deparaba el futuro en el castillo.

Poco después, el compartimento se llenó con otros estudiantes que buscaban compañía. Entre ellos se encontraban dos gemelos pelirrojos, Fred y George Weasley, quienes, a pesar de las advertencias de los Potter, se habían acercado al grupo.

"¡Hola, chicos!" saludó Fred con entusiasmo. "¿Listos para el primer año en Hogwarts?"

Harry asintió, aunque no estaba seguro de cómo tomar la repentina aparición de los Weasley. Daphne, por su parte, mantuvo una expresión neutral. "iremos a tomar un paseo ahora, si no les molesta, disculpen" dijo Daphne.

Entre los estudiantes que pudieron ver, se destacaba una niña con el pelo castaño y rizado que estaba sentada sola en una esquina, leyendo un libro. Harry no pudo evitar preguntarse sobre ella, pero antes de que pudiera decir algo, Daphne lo tomó del brazo y lo llevó hacia un compartimento donde algunos de sus amigos se habían reunido.

El sol comenzaba a ponerse cuando el tren finalmente llegó a la estación de Hogsmeade. Desde allí, los estudiantes mayores fueron trasladados al castillo en carruajes tirados por Thestrals, criaturas mágicas que solo son visibles para aquellos que han experimentado la muerte, tal como Lily le había contado, en cambio, los de primer año se dirigieron al castillo en botes encantados.