El bote encantado los llevó desde la estación de Hogsmeade hasta el lugar designado en el

castillo de Hogwarts. La vista del castillo, con sus torres puntiagudas y su apariencia antigua, dejó a Harry sin aliento. Sabía que estaba a punto de entrar en un lugar lleno de historia y

magia.

A medida que cruzaron el umbral del castillo, Harry sintió una extraña conexión con el lugar.

Parecía que el propio castillo lo reconocía como heredero de tres de los fundadores: Godric Gryffindor, Rowena Revenclaw y Salazar Slytherin. Los pasillos resonaban con susurros antiguos mientras caminaban hacia el Gran Comedor.

Minerva McGonagall, la subdirectora de Hogwarts, los esperaba en la entrada. Sus ojos chispeaban de curiosidad cuando se acercaron.

"¡Bienvenidos a Hogwarts!" exclamó. "Estoy segura de que tendrán un año excepcional aquí."

La profesora McGonagall los guió hacia el Gran Comedor, donde los estudiantes se habían

reunido para la ceremonia de selección. Los largos bancos de las cuatro casas se extendían ante ellos, y una gran mesa al frente estaba ocupada por el personal de Hogwarts.

La ceremonia comenzó con una melodía solemne interpretada por la orquesta invisible. La canción narraba la historia de Hogwarts, sus fundadores y la importancia de la unión entre las casas. Era una canción que llenaba de orgullo a todos los presentes y recordaba a los

estudiantes el valor de la diversidad y la amistad.

El sombrero seleccionador se encontraba en un taburete en el centro del Gran Comedor, listo

para cumplir su función ancestral. Comenzó a cantar una canción, describiendo las cualidades de cada casa y el tipo de estudiante que buscaba.

Primero fue Draco Malfoy, un niño rubio con aires de superioridad. El sombrero seleccionador no dudó en enviarlo a Slytherin, donde pertenecían aquellos con astucia y ambición.

Luego, Susan Bones, una chica amable y simpática, fue seleccionada en Hufflepuff, la casa de la paciencia y la lealtad. Daphne, con su elegancia y determinación, también fue enviada a Slytherin.

A medida que avanzaba la ceremonia, Harry no pudo evitar notar la presencia de los fantasmas de Hogwarts. Nick Casi Decapitado, el Caballero Sin Cabeza, flotaba elegantemente cerca de la mesa de Gryffindor. The Fat Friar, el Fraile Gordo, sonreía amigablemente mientras flotaba junto a la mesa de Hufflepuff.

Peeves, el travieso poltergeist del castillo, causaba estragos al arrojar confeti sobre los

estudiantes y hacer estallar petardos invisibles. Su risa maliciosa resonaba en todo el Gran

Comedor mientras los estudiantes trataban de ignorarlo.

Hermione, con su ansia de conocimiento y valentía, fue enviada a Gryffindor, donde prevalecía la valentía y la audacia. Neville, un joven aparentemente tímido pero con un corazón valiente, también fue a Gryffindor.

Finalmente, llegó el turno de Harry. Cuando el sombrero se posó en su cabeza, hubo un

momento de silencio tenso. Harry sintió una extraña conversación en su mente mientras el

sombrero exploraba sus pensamientos y su linaje.

"Hmm, interesante," murmuró el sombrero para sí mismo. "Eres un caso único, Harry Potter.

Tienes la valentía de Gryffindor, la inteligencia de Revenclaw y la astucia de Slytherin. Pero,

sobre todo, tienes la voluntad de un verdadero Potter."

Harry se movió interiormente mientras el sombrero continuaba sus reflexiones. "Sin embargo, hay una casa que llama a tu sangre con más fuerza. Una casa que valora la valentía, pero también la inteligencia y la astucia. La casa de tus ancestros, Ravenclaw."

Harry estaba sorprendido por la elección del sombrero, pero sabía que había sabiduría en sus palabras. Sin embargo, algo en su interior lo impulsaba en otra dirección.

"¿Estás seguro, sombrero?" preguntó Harry en voz baja.El sombrero se tomó un momento antes de responder en un susurro en su mente. "Sí, Harry Potter, estoy seguro. Pero al final, la elección es tuya".

Harry cerró los ojos por un momento, reflexionando sobre sus propios deseos y valores. Finalmente, con determinación, pronunció su elección en voz alta.Después de una breve pausa, el sombrero gritó: "¡Gryffindor!"