Hola amigos, soy Yuzu Araki.

El presente 15 de marzo, considerado por muchos como el día de mala suerte (Eso pueden preguntar a Denzar Crocker), es el día de natalicio de una de las musas más densas como serias de las nueve heroínas de Otonokizaka.

Y como es obvio, le hice otro one shot con motivo de su día pero al igual que el año pasado lo hice con algo que muchos no se atreven a aventurar y por consiguiente una dedicatoria a mi mejor amigo de este página desde hace tres años.

Si estás leyendo esto, espero que te guste.

Y también a los demás o si no, pues echen la arena que quiera ya que estoy preparada.

Bueno, ya dicho esto, empecemos con estas mañanitas que cantaba el Rey David.

Yuzu y fuera.

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El primer paso es ponerse en pie.

Mientras miras al objetivo, da medio paso hacia el centro del objetivo con el pie izquierdo. Luego, cierra el pie derecho contra la parte interna del pie izquierdo y, con un paso, abre el pie en forma de abanico. En este método, no mires hacia los pies.

Así es como Umi tropieza frente a ese chico castaño centroamericano, detrás de la escuela, evitando la grieta en la acera bajo sus pies, y mientras apenas logra recuperar el equilibrio, comienza a reflexionar sobre lo sabio que fue decidir seguir el consejo del Kyudo y aplicarlo a este desastroso esfuerzo.

Su rostro arde cuando la brillante sonrisa de Ramón se separa para liberar una pequeña risita.

El guerrero que lleva dentro le recuerda que es demasiado tarde para dar marcha atrás. No deja ninguna tarea a medias, y así sigue adelante.

No ayuda que sepa que Nozomi, quizás Inazuma Candy o Asuka Tachibana están esperando a la vuelta de la esquina, impidiéndole escapar de todos modos.

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El segundo paso, continúa, es darle la forma adecuada a su torso.

El centro de gravedad debe estar situado en el centro del cuerpo. Regular la respiración. Asienta tu energía espiritual en el abdomen. La línea de los hombros y las caderas debe colocarse en el mismo plano, paralela y por encima de los pies.

Ella se endereza.

-¿Umi?- el hondureño grita, con la cabeza inclinada por curiosidad. Su cabello castaño como sus ojos rojizos y piel morena tostada brillan bajo el sol de la tarde.

Los latidos de su corazón hacen que le resulte difícil moderar su respiración y espera no estar mirando a su nakama hondureño mientras intenta desesperadamente concentrarse.

Sus palmas, metidas detrás de su espalda, sudaban alrededor del objeto que tenía a su alcance.

Energía espiritual, ¿eh?

Nozomi le dará mucho de eso si no sigue adelante con esto.

Una lengua nerviosa sale disparada y moja sus labios secos.

Ramón continúa sonriendo con dulce inocencia por lo que está a punto de hacer.

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El tercer paso consiste en preparar su arco y, con eso, comienza a apuntar.

Divida el objetivo con la cresta de la nariz. Mire al centro del objetivo principalmente con el ojo derecho. Observe al objetivo con calma con la mirada de ambos ojos pasando a lo largo de la línea central de la nariz. Enfoca el espíritu y regula la respiración. Los ojos no deben parpadear.

-Maldonado-san...- la peliazul se ahoga, y en el momento en que cruza los ojos con los centelleantes ojos rojizos de ese chico moreno, le toma todos sus años de entrenamiento no apartar la mirada. Ojos en el objetivo. Enfocar.

Con las mejillas calentándose constantemente, se traga el nudo que tiene en la garganta y trata de no parpadear.

-¿Qué pasa, Umi?- Ramón sonríe. Está tan feliz que Umi casi cree que su amigo hondureño sabe exactamente lo que está a punto de suceder y, de repente, no está segura de qué es lo que más le aterroriza: la posibilidad de rechazo, o la posibilidad de aceptación y lo que viene después.

Le arden las puntas de las orejas y el calor del sol de la tarde le quema la coronilla.

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Paso cuatro…

Enfoca la energía espiritual en las piernas, caderas y abdomen. No pongas fuerza en el pecho y los hombros.

Nozomi había elegido algunas palabras sobre este paso, y Umi siente que su rostro se prende fuego. El instinto de salir corriendo y enterrarse en el suelo es fuerte, pero su miedo a huir y caer directamente en los brazos de Nozomi o cualquiera de sus compinches es aún más fuerte que eso.

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Así que rápidamente pasa al paso cinco.

Tira el arco hacia atrás.

Sus brazos tiemblan.

Ante esto, Ramón se inclina ligeramente hacia adelante, con las cejas arqueadas hacia arriba con repentina preocupación, mientras pregunta:

-¿Estás bien, Umi?

Sus ojos comienzan a lagrimear, pero se niega a parpadear.

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Paso seis...

Ella mueve sus brazos hacia el frente, el papel arrugado y mojado por sus manos húmedas. Los ojos rojos de su amigo centroamericano apartan su mirada preocupada para centrarse en este nuevo desarrollo, y Umi se siente simultáneamente aliviada y mortificada.

Se firme. Fortalezca gradualmente la fuerza del abdomen hasta el momento óptimo que es justo antes de la liberación.

Está tan cerca que sólo tiene que terminar esto. No hay otra opción. Su arco ya está completamente tensado, con la flecha marcada y la mirada enfocada intensamente en su objetivo.

Diana, o nada.

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Paso siete: liberación.

-¡Maldonado-san!- casi grita, y su amigo castaño moreno salta, con los ojos muy abiertos y el cuerpo inclinado hacia atrás.

Sin arrepentimientos. Ninguno en absoluto. Deja que la flecha vuele certera. Liberar.

-¡Me gustas, Umi Sonoda!

Su voz resuena por todo el patio y su cabeza rápidamente se acerca a niveles de calor de fusión.

Como un reloj, sus brazos se disparan, las letras se rompen por la velocidad y la fuerza de sus acciones, y se inclina, finalmente rompiendo su concentración.

Con los ojos bien cerrados ahora, termina.

-¡Por favor, sal conmigo!

Silencio.

El viento aúlla suavemente, pero Umi no puede oír nada debido al martilleo de su corazón en sus oídos.

Si existe un dios, piensa, por favor mátame ahora.

-Umi...

Su corazón se detiene.

-Um...

Aquí viene, se da cuenta con tristeza. Lo he arruinado todo. Nuestra amistad nunca será la misma. ¿Seguirá aquí después de esto?

Oh, no.

¿Qué pasa si esto destruye su relación de amigos?

Ella no puede soportar la idea.

Temblando, comienza a pensar en dónde puede encontrar una flecha afilada para cometer seppuku.

Su padre debería tener algo guardado en algún lugar de la casa.

Pero tal vez sería más limpio y fácil.

Ella traga saliva. Si no fuera por sus modales, no cree que sería capaz de responder. Tal como están las cosas, la cortesía fuerza su voz.

-¿S-Sí, Maldonado-san?

Con gran expectación, espera.

-Um... Umi... tú... um... estás agarrando la carta con tanta fuerza que en realidad no puedo tomarla...- Y Ramón se ríe tímidamente, sonando tan tímido y avergonzado como se siente Umi.

Deja caer la carta en su prisa por reaccionar.

-¡Ah!

Lanzándose hacia abajo, se congela cuando nota que el hondureño hace lo mismo, pero antes de que pueda detenerse, su mano aterriza encima de la del castaño de piel morena, que está sentada sobre la carta sudorosa, sucia y arrugada en la acera.

Desde algún lugar en el fondo de su mente, escucha el eco del paso ocho alto y claro.

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Paso final y último...

Después del lanzamiento de la flecha, no cambies de postura, pero observa intensamente el lugar donde ha impactado la flecha.

Entonces ella obedece.

Lentamente, sus ojos se deslizan de sus manos unidas, suben por el azul de la manga de su uniforme, pasan por los hombros y esos pequeños rizos morenos, para posarse en una cara tan roja como un tomate como ella siente que es la suya.

Sus ojos dorados están muy abiertos.

"Es apuesto...," piensa Umi, ...y lindo".

Tan lindo.

Incapaz de detenerse, dispara otra flecha, apunta y dispara.

Sus labios no faltan.

(...)

-¡¿Umi?! Umi, ¿estás bien? ¿Umi? ¡Umi!

Desde la vuelta de la esquina, muchas cabezas miran a sus dos amigos, la peliazul desmayada en la acera y el hondureño tratando frenéticamente de devolverle la vida a la samurai, ambos con las caras enrojecidas y ardientes.

-Wow...- Maki levanta una ceja mientras está sonrojada- No pensé que Maldonado-san realmente la besaría.

-Nozomi es... toda una casamentera- dice Nico inexpresivamente, con los labios curvados hacia abajo.

La mencionada, sin embargo, simplemente parpadea.

-Ni siquiera yo pensé que Umi llegaría tan lejos como para hacer eso. No pensé que lo tuviera en Ramoncchi.

-Esa es Umi-chan para ti- sonríe Honoka- ¡Vamos, vamos a felicitarlos!

-¡Vamos, nya!

-E-Espera, espera, tal vez no deberíamos...

-¡Vamos, Kayochin~ Maki-chan también!

-O-Oye, espera, ¿qué estás haciendo?

Mientras entre chicos y chicas iban hacia la ahora nueva pareja oficial, una joven rubia de ojos azules, alta y de buen cuerpo junto con una pelimorada de ojos del mismo color veían el suceso con una cálida sonrisa. Con ellas se les unió un joven castaño pero con algo de vello facial.

-Vaya, vaya, nuestros estudiantes de primer año seguro que son enérgicos- se ríe Asuka Tachibana en su palma- ¿No es así, Joan-san?

El castaño con una pequeña sonrisa echó una mirada a otra chica rubia alta de ojos azules y de deslumbrante belleza.

-¿Qué te debo decir, Tachibana-san? La confesión de Ramón fue mayor que la mía, ¿no?

-Ya que lo dices, Joan-san, sí...- Dijo la pelimorada mientras veía a su amigo hondureño- Entonces, con eso puedo deducir que...

-Fui derrotado por Ramón y en limpia ley- concluyó el joven de vello facial- Ese chavo, de entre todas las personas hizo un mejor trabajo que yo cuando le confesé a Eli.

Las cejas de la rubia argentina se disparan en su frente segundos antes de que sus labios se curvan en una sonrisa tortuosa y luego de eso se echó una pequeña risa junto con su amiga colombiana.

-Está bien, Joan-san...- y sus ojos se mueven juguetonamente hacia un lado, dirigidos deliberadamente a la pelimorada a su lado, cuyos brazos estaban cruzados y cuyos ojos miraban con total firmeza a una hermosa pelirroja de ojos amatistas.

-Creo que ahora somos tres, ¿no lo crees, Tachibana-san?

-Así es, Yuzucchi. Justamente en el tiempo preciso, tú y Maki reunieron el valor para confesarse y ser la bonita pareja que son. Por cierto, felicidades por otro mes de noviazgo.

-Jajaja, muchas gracias, Tachibana-san- Dijo la colombiana entre risas y luego echó mirada a una pequeña chica pelinegra de ojos rojos y coletas- Hablando de coraje, creo que cierta enana todavía ni siquiera ha reunido el coraje para confesar nada.

-Es cierto, pero bien dice el dicho que el león no espera mucho tiempo para buscar a su presa- Dijo el castaño de vello facial entre risas.

Mientras tanto, mientras la multitud se reunía alrededor de Ramón y Umi, la pequeña pelinegra de sueter rosa estornudó.

-¡Achú! Creo que alguien está hablando de mí...- Murmuró la pequeña niña de coletas mientras miraba por todos lados hasta que se topó con lo que no debió toparse.

-¿Que alguien está hablando de tí?- Era una chica rubia de ojos azules y listones rojos en forma de cuernos afilados- Estoy segura de que no... A menos de que sea yo quien lo haya hecho...- Sonrió en grande la chica rubia.

-Era obvio que eres tú, Inazuma Candy...- Dijo Nico con un pequeño gesto de enojo.

-Entre más lo niegues, más te gusto, mi pequeña niña...- Cantó la rubia de listones rojos. Se acercó hacia la pequeña niña pelinegra y le dio unas palmaditas haciendo que la pobre loli se sonrojara al tiempo que mantenía su mal humor.

Candy como se llamaba la chica sacó una tarjeta de su saco escolar y se lo dio a la pequeña niña.

-¿En serio? ¿Un Love Hotel?

La rubia mantenía su sonrisa radiante como la luz de un relámpago.

-Créeme, pronto, muy pronto... Me darás más que tu corazón, mi pequeña estrella de primavera.

Y nuevamente, aunque odiaba admitirlo... Esa rubia estúpida la hizo caer a sus pies.