Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Les traigo continuación de este drabble que quizá en algún momento trabaje de forma independiente.
El semblante de Aomine Daiki estaba intimidando a todas las chicas y chicos que buscaban acercársele con la intensión de divertirse aquella noche a su lado.
Lastima que en la mente del íncubo no había otra persona que el chico que estaba trabajando en la pequeña librería cercana al departamento en el que vivían.
Definitivamente quería irse ya a casa. Pero no lo haría sin haber probado antes las mieles del placer de aquel lindo chico primero.
Dejaba de llamarse Aomine Daiki si Sakurai Ryou no dejaba de ser virgen por su culpa.
Su maldita y excitante culpa.
-Vaya, vaya- salio de sus pensamientos al oír una molesta voz cerca de él. Frente a sus ojos había un rubio alto de ojos grises viéndole con diversión en sus facciones, aquello molesto a Aomine -es la primera vez que veo a un íncubo frustrado sexualmente ¿qué te pasa demonio? ¿Acaso la mortal con la que te quieres acostar no ha caído aun bajo tus supuestos encantos?-
-No me molestes angelito de la guarda- gruño el moreno viendo fríamente al rubio -¿no tienes a un cordero de Dios a quien llevar por el aburrido y antipático camino del bien en vez de molestarme a mi?-
-Oh- el tono que ocupó el ángel para responder no le gusto para nada a Aomine -claro que lo tengo, y creo que lo conoces bien-
-¿Aomine-san?- se acercó al moreno el chico que ha estado vigilando todo este tiempo -¡oh, Wakamatsu-san! Qué sorpresa verlo por aquí ¿esta esperando a alguien?-
-Te estaba esperando a ti, Sakurai- respondió el rubio para molestia e impresión de Aomine -¿te molestaría acompañarme a cenar? Imayoshi y Susa no van a estar hoy y mañana y no quiero cenar solo-
-¡No, no va a ir contigo hoy ni nunca!- respondió Aomine tomando de la cintura al castaño -vámonos Ryou- ordenó empezando a caminar con el castaño.
-¡Espera!- le paro Ryou -lo siento Wakamatsu-san pero ya tenia planes de salir con Aomine-san, quizá sea en otra ocasión- hizo una pequeña reverencia al rubio y después fue arrastrado por el íncubo quien fulminaba al rubio por siquiera creer que podría separar de sus garras al castaño.
El ángel chisto molesto. Esta no seria la última vez que vería al demonio que quería corromper al inocente castaño.
-¿Puedo saber por que fuiste descortés con Wakamatsu-san?- preguntó el castaño viendo seriamente al peli azul quien se mantenía con el ceño fruncido.
-Por nada importante, solo que no terminan de agradarme los ángeles- respondió el íncubo. Ya habían llegado al departamento del castaño.
-¿Por qué no te creo?-
-Enserio Ryou no paso nada más- el bajito suspiro derrotado.
Lidear con criaturas mitológicas y mágicas jamás sería su fuerte.
-Okey- se rindió al final -pero nada de devorar mi alma por hoy. Fuiste descortés con Wakamatsu-san-
-¡Ryou!-se quejó Aomine.
-Si no te gustan mis castigos, sabes que puedes irte cuando quieras Aomine-san, la puerta esta abierta y sabes que yo no te detendré- explicó el bajito esperando la reacción de Aomine.
3.
2.
1.
¡Go!
-¡JAMÁS!- bramó Aomine molesto -he perdido muchas oportunidades de víctimas potenciales por culpa tuya adorable honguito mojigato, así que no me iré de este jodido mundo sin tu hermosa y blanca alma y tu trasero virgen ¿entendido?-
Ryou soltó una risita divertida -entonces obedece lo que te digo y puede que algún día te haga caso para que tengas mi cuerpo y mi alma ¿esta bien?-
-Eso no es justo- se quejó el íncubo mientras se cruzaba de brazos -¿qué propósito tiene ser un íncubo si no puedo tener sexo con los humanos si ellos no me dejan acostarme con ellos?-
-Bueno- se alzó de hombros el castaño -deberías irte si vez que ningún humano quiere acostarse contigo ¿quizá ya estas perdiendo el toque, Aomine-san?-
El moreno chisto molesto. Ryou se estaba pasando de gracioso con el.
Definitivamente iba a violarlo y a disfrutar de su cuerpo mortal esa noche.
