Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Lo sé, lo sé, el cumpleaños de mi Ryou es el 9 de septiembre y falta mucho para eso, pero resulta que en su momento escribí esto para conmemorar su día, es por eso que están a aquí.


Hoy era 9 de septiembre y solo podía significar una cosa:

Hoy era el cumpleaños de Sakurai Ryou, su tierno y lindo honguito. El único que lo ha entendido desde que entro a Too.

Su mejor amigo, su amante, compañero de equipo y estudio.

Hasta podría decir que Ryou era el amor de su vida.

Por tal motivo ese día no solo era especial para el castaño sino también para él.

Pues era el único día del año en que podía regalarle a su hongo cosas que normalmente Ryou nunca recibiría de ninguna persona.

En especial de él.

De las cosas que estamos hablando no eran normales incluso adecuadas para el tiempo de relación que tenían juntos.

Pero estamos hablando de Aomine Daiki. El chico que lo único que tenia de normal era el nombre y el apellido... supongo.

Y aun así Ryou lo quería mucho.

Con todo y sus perversiones. Por esa razón disfrutaba el cumpleaños de Ryou. El castaño era consentido y mimado por el todo el día y el moreno disfrutaba y muy bien del regalo que le daba al castaño cada año.

O en cada aniversario de noviazgo que tenían... eso claramente nadie ajeno a ellos lo sabía.

Bueno, más o menos. Momoi Satsuki era su sombra en estos asuntos.

Maldito y bendito sea el instinto femenino.


-Mmm- exclamo pensativo Aomine viendo la calidad de la tela -muy corriente- dijo y después le regreso la ropa a quien atendía el local mientras continuaba caminando por los pasillos del lugar.

-¡Dai-chan!- lo amonesto Satsuki -disculpe a mi amigo señorita, es un bruto para estas cosas- se disculpó la peli rosa con la dependista.

-No se preocupe, por raro que parezca ya estoy acostumbrada a las exigencias de Aomine-san- respondió la encargada viendo al moreno andar por los pasillos de su local -me sorprende que no lo supiera, señorita-

-Oh- expreso Momoi -sucede que yo le sugerí a Aomine hacer este tipo de ritual cada mes. Pero no creí que tomara tan enserio mis palabras-

La amable señorita negó -es común para mi ver que un hombre se tome más enserio la calidad de la tela de la ropa femenina que la misma mujer. Tengo dos años de conocer a Aomine-san y lo he notado muy exigente con el diseño de todos los conjuntos que ha comprado a lo largo de estos estos meses. No le gusta la tela de fibra sino de ceda china. Los colores pasteles son sus favoritos y los tonos mate e intenso son de su elección más tiene cuidado con su combinación. Busca que tenga encaje mas no exagerado. Además de que todo el conjunto de ropa femenina debe ser cómoda y fácil de quitar. Cualquier chica se sentiría afortunada de tener un novio tan atento como Aomine-san en este tipo de situaciones- Satsuki se impresiono por tal declaración. Había dejado de ayudar a Aomine con esos regalos debido a que creía que el moreno solo compraba los babydols, camisones y sexys pantaletas solo porque quería molestar a Ryou -quien era quien recibía los curiosos regalos de su amigo-

Pero se equivocó. Daiki se estaba tomando muy enserio todo esto. Y si lo hacía era porque a Sakurai -por muy avergonzado que estuviera y raro que fuera la situación- gustaba de los raros regalos de su novio.

¿Por qué otra razón Aomine seguiría comprando toda clase de ropa femenina para el castaño?

Vaya amigos que tenía.

-Nos llevamos estos tres- hablo Aomine seriamente pasándole a la dependista los cortos y sensuales camisones de tonos celestes, durazno y cereza. Además de la bonita pataleta de ceda y encaje correspondiente para cada uno. Momoi alzo la ceja extrañada mientras la encargada del local sonreía y aplaudía complacida.

-Son más que el mes pasado ¿algún motivo en especial Aomine-san?-

-Es el cumpleaños dieciocho de Ryou, no voy a escatimar en gastos este día- fue la seria respuesta del peli azul.

Satsuki le vio impresionada. Vaya que a su amigo el amor le dio duro.


Sakurai Ryou estaba sonrojado. Su fiesta fue tan emotiva, tan significativa al lado de sus amigos y de la persona que amaba. Estaba a poco de cumplir la mayoría de edad.

Simplemente fue un gran día luego de clases y exhaustivo entrenamiento.

-Gracias Daiki-san, me divertí mucho- expreso Ryou tomando la mano del moreno. Aomine llevaba en su mano el sobrante del pastel que Murasakibara llevo para su cumpleaños y en su hombro la mochila de ambos. El castaño en sus manos traía todos los regalos de sus amigos. Para ojos de Aomine su honguito se veía tan lindo rodeado de bolsas y peluches de todos sus amigos, además de la bonita sonrisa que tenía en su rostro lo hacía ver tan lindo.

-No te preocupes Ryou, es tu día especial después de todo- respondió el moreno besando la coronilla de Ryou -aún falta mi regalo, pero debemos ir a tu casa para dártelo- el castaño asintió acentuando su sonrisa.

Daiki era muy atento con él.

Luego de unos minutos llegaron a la casa de Ryou, el castaño dejo al moreno en la sala mientras que el subía a su habitación a guardar sus regalos. Aomine aprovecho eso y dejo el pastel en el refrigerador y después busco el regalo especial para Ryou en su mochila.

El castaño bajo y busco a Aomine pero no lo encontró. De pronto fue jalado a otra habitación y el moreno lo apreso en sus brazos. Ryou detecto la colonia de Daiki.

-Me divertí mucho hoy- expreso Ryou correspondiendo el abrazo de Aomine.

-Me alegro- respondió Daiki -y aún falta mi regalo. Creo que te gustara-

-Todos tus regalos me gustan porque son tuyos, Daiki-san- explico -creo que lo sabes-

-Lo sé- afirmo el moreno besando suavemente a Ryou -te verás tan lindo con lo que compre para ti-

El castaño se sonrojo. Definitivamente se había enamorado de un perfecto pervertido.

Pero era su pervertido.

¿Qué ropa será la que lucirá ese día?