Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Aomine siendo Aomine.
"Tienes la sonrisa más jodidamente hermosa del todo jodido universo"
Fue el mensaje que recibió en su bandeja de entrada de Facebook. Si bien han pasado unos cuantos meses desde que Aomine Daiki -su acosador sexual número uno y nuevo... ¿amigo? ¿Era eso?- el moreno no dejaba de hostigarlo -y molestarlo- en todas y cada una de sus redes sociales.
¿Será un buen momento de demandar al peli azul por acoso sexual?
"Oi, Ryou..."
Salió de sus pensamientos al leer ese nuevo mensaje. Era temprano y era un lindo domingo de otoño, se le hacía raro que el moreno quisiera hablar con el tan temprano.
"Buenos días, Aomine-san"
"Es Daiki, Ryou, DAI-KI. No me gusta que mis coestrellas me llamen por mi apellido, me hacen sentir viejo"
"¿Seguirá insistiendo con lo de su película, Daiki-san?"
"Shi"
Ryou suspiro cansado y avergonzado a la vez. Aomine se comportaba como un niño cuando le convenía.
"Quiero que vayamos a almorzar a algún lugar de la ciudad mientras aún estoy aquí. Además, me gustaría conocerte mejor y no solo por mensajes"
"¿No es una excusa para poder manosearme y acosarme sin una computadora de por medio?"
"... Quizá"
Ryou soltó una pequeña risita.
"¿Le parece vernos a las tres de la tarde en el parque Ueno? Por ahí hay un café que vende unas galletas y unos bocadillos deliciosos"
"Hecho, es una cita Ryou"
El castaño se sonrojo. Tenía poco de tratar con el moreno pero extrañamente todo eso le era gratificante, era la primera vez que sentía aquel sentimiento.
"Llevare los condones de sabores, el lubricante y vaselina de ser necesario Ryou :D"
Todo era tan bonito hasta que llego ese último mensaje.
Estúpido Aomine.
Las jodidas manos le estaban sudando, se sentía nervioso y su respiración era acelerada.
Tener tan cerca de él a Ryou lo ponía en ese estado. Si bien ha tratado con mujeres y hombres atractivos para cualquiera debido al »trabajo« que desempeña muy bien todos estos años, nada ni nadie se compara al aura de tranquilidad y paz que en esos momentos el castaño que tenía a su lado era capaz de producir sin ningún problema.
¡Joder! ¡Que el castaño era más hermoso en vivo y a todo color que solo en fotografía!
Y si bien lo ha tratado desde algunas semanas nunca había tenido la oportunidad de ver con mayor precisión a Ryou.
Su mente solo tenía el pensamiento de saltarle encima a la primera oportunidad que tuviera.
Deberás, deberás quería tener al castaño entre sus brazos después de una intensa noche de sexo. Quería quitarle la virginidad.
Porque... Ryou era virgen ¿cierto?
No ha estado con nadie más ¿cierto?
¡¿Cierto?!
-¿Daiki-san?- preguntó extrañado el castaño. Aomine no ha mencionado nada desde que salieron del café e iban camino al cine -¿está todo bien?-
-Ryou- lo llamo el moreno, Daiki tomo por los hombros el cuerpo del mas bajito, los ojos azules del moreno le veían con seriedad -aun eres virgen ¿verdad? ¿Nunca has dejado que alguien te toque?- la mirada seria del moreno al soltar esas preguntas lo puso nervioso.
¿Por qué preguntaba eso tan repentinamente?
-¿Por qué lo pregunta, Daiki-san?-
-¡Quiero ser yo quien te quite tu virginidad, por eso pregunto!- ¿lo grito o lo pensó? Se dijo a si mismo Aomine.
La pregunta que hizo en la mañana volvió a parecer en la cabeza de Ryou.
¿Debía demandar al moreno por acoso sexual? ¿Una orden de restricción?
¿Dejarse llevar por los sensuales labios del moreno que estaban sobre los suyos luego de aquella declaración?
Quizá la tercera opción no se oía mal.
