Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos despues.
*Este drabble deriva en dos fics AoSaku que tengo publicados y finalizados en la plataforma naranja, uno se llama "Be my Baby (Daddy Kink AU)" y el otro "War of Change (Yakuza/Mafia AU)", ambos los subiré en su momento en Fanfiction, es necesario medio leerlos pero no taaanto, se puede entender más o menos de que va el asunto sin entender tooodo el contexto de ambas historias.
Tómenlo en cuenta por si hay detalles que no entienden.
Sakurai Ryou tenía marcado el ceño en su rostro. El ruido en aquella cafetería no ayudaba en aliviar su molestia. Ni siquiera los comentarios fuera de lugar de su esposo y sus bromas sin sentido lo ayudaban a aliviar sus pesares.
-Si sigues con esa cara vas a asustar a Kai- comento Aomine oprimiendo las cejas de su esposo. Ryou suspiro, su esposo tenía razón.
-Perdón- murmuro el castaño -pero... esta situación me preocupa, mi Kai me preocupa ¿te has puesto a pensar si alguien más lo está molestando fuera de la escuela e invente el hecho de que los padres de su compañera de clase somos nosotros? No se Daiki, mi bebé me preocupa, Mahiro tampoco me ha querido decir quiénes son. Mi hermano y mi hijo mayor me preocupan- explico el de ojos chocolates viendo los ojos azules de su esposo. Aomine tomo la mano de Ryou y la beso dando entender que el al igual que el castaño compartían la misma preocupación por el adorable Kai Aomine.
-Tranquilo Ryou, de estar pasando algo a mi hijo Kasamatsu ya lo nos hubiera dicho, incluso alguno de los niños de nuestros amigos. Pero nada de eso ha pasado, debemos confiar en Kai ¿no? Es nuestro hijo de todas formas- el castaño sonrió y asintió.
Ahora que lo recordaba: debía hablarle a Chihiro para saber cómo estaba su bebé bajo los cuidados y mimos de su padre y abuelo consentidor. Debía hablar con Mayuzumi e insinuarle el hecho de convencer que su padre dejara de gastar tanto dinero solo para consentir a sus nietos. Su hermano estaba siendo malcriado por su padre.
Pero Ryosuke era terco como mula ¿qué puedes hacer contra un ex jefe de la mafia japonesa?
El sonido de la campanilla de entrada de la cafetería interrumpió la conversación de ambos esposos. Aomine vio a Ryou y después a las personas que los estaban buscando.
Kai no les estaba mintiendo.
-Sigo diciendo que es una tontería- se quejó Aomine conduciendo la camioneta de su esposo quien soltó una risita divertida por la actitud infantil y caprichosa de Daiki -Mika es una niña inteligente y que no se deja impresionar por cualquier cosa ¿por qué mi hija insistiría en que nosotros conozcamos a los padres de su amigo? No lo entiendo Ryou-
Sakurai sonrió -te recuerdo querido que ella nos suplicó conocerlos porque según mi princesa nos parecemos a los padres de Kai-kun. No perdemos nada en hacerlo, además, según me dijo los padres de Kai-kun también son inversionistas, quizá puedas hacer negocios con ellos en el futuro- Aomine gruño.
Su baby tenía razón.
Estúpido y sensual dinero.
-Okey- acepto el moreno -baby tiene razón. Pero Daddy quiere su recompensa también- vio sugestiva mente a su esposo quien se sonrojo de golpe -ya sabes cuál es mi precio Ryou- el castaño suspiro. Tantos años de casados y no podía controlar los impulsos pervertidos de su marido.
-¿Qué traje y juguete quieres que use esta noche, daddy?-
La pequeña mesita de cuatro sillas estaba sumida en un profundo e incómodo silencio. Ambas parejas se analizaban y veían con atención.
Cada moreno estaba tomando con firmeza la mano de su correspondiente castaño.
Es decir... esas cuatro personas respondían por el nombre de Aomine Daiki y Sakurai Ryou.
No eran hermanos.
No eran primos.
Mucho menos imitadores.
¡¿QUIÉN DEMONIOS ERAN?!
-Vaya- exclamo el moreno empresario viendo seriamente a la otra pareja -mi princesa tenía razón, vaya que nos parecemos a ustedes- puntualizó viendo específicamente al otro moreno y después al castaño parecido a su esposo solo que el cabello de este era un poco más largo -aunque claro, mi esposo es mucho mejor y por supuesto, yo también lo soy-
-¿Qué?- exclamo indignado el Aomine mafioso -repite eso infeliz-
-Daiki- le reprendió el castaño mafioso -disculpen a mi esposo, suele ser muy impulsivo cuando se lo propone. Para él también es una sorpresa todo esto-
-Tranquilo- hablo el Ryou de azúcar* viendo al otro par -mi esposo es igual de impulsivo que el tuyo. Solo que yo suelo tranquilizarlo en otras circunstancias- agrego mientras apretaba descaradamente bajo la mesa el pene de su esposo apretándolo con fuerza mientras le sonreía tenebrosa mente. Si seguía Aomine con esa actitud, su noche de pasión se vería cancelada por su baby -discúlpate con los padres de Kai-kun, cariño. No seas grosero-
-Yo no me voy a disculpar con un hongo y una patética imitación mía-
El moreno mafioso se levantó de golpe y exclamo -¡voy a meterte una jodida bala en el trasero si no te disculpas en este instante con mi esposo! ¡Ryou no es ningún hongo, idiota!-
-¡Me importa un jodido comino!-
-¡Ya basta!- gritaron a la vez ambos castaño tirando de la oreja a su esposo debido a que los cuatro estaban llamando la atención en el lugar.
-El único que meterá balas en el trasero seré yo sino te calmas, Daiki-
El castaño volvió a apretar el pene de su esposo haciendo que Aomine ahogara un grito de dolor -te advertí lo que pasaría si no te calmabas, Daiki. Despídete de tu noche de pasión-
-Va lo mismo para ti, Daiki. Le diré a Mayuzumi-san que te haga vomitar el desayuno de toda la semana- aseveró viendo a su esposo -además de nada de sexo, jovencito-
"¡Noo!" pensaron los dos morenos. Todo menos eso.
Definitivamente la vida era cruel con ellos.
