Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Continuamos con las aventuras del Aomine y Sakurai del pasado uwu.
La habitación estaba sumida en un silencio incómodo.
La sala de tres piezas era ocupada por dos parejas de las más peculiares que el mundo mismo pueda conocer.
-Bien- exclamo el policía viendo fijamente al otro par que estaba frente a sus ojos en especial al castaño menor que se incomodaba por cómo era visto -¿a qué hora piensan en cenar? Mi Ryou y yo tenemos hambre, saben-
-Daiki- le amonesto su esposo -cariño, no molestes a los niños- pidió Sakurai.
-Grrr- gruño el adolescente -no somos ningunos niños. Además, Ryou solo me alimenta a mí, piérdanse ancianos- se quejó Aomine asustando en el proceso al Sakurai de su época.
-Pues no lo parece, mocoso egoísta- respondió de vuelta el policía.
-¿Qué dijiste anciano?-
-Lo que oíste mocoso-
-Ya basta- pidió con suavidad el castaño mayor sentándose a un lado de su contra parte menor. El adolescente estaba temblando y sus ojitos estaban llorosos a punto de romper en llanto -ya, ya Ryou, no llores. No les hagas caso a este par de brutos insensibles- le consoló el mayor abrazando al pequeño castaño mientras le daba palmaditas en su cabello y acariciaba su espalda. El adolescente lentamente comenzaba a tranquilizarse.
-Yo no soy ningún bruto insensible, Ryou-
-Oi, deja a Ryou en paz- gruño el moreno adolescente arrebatando de los brazos del castaño mayor el cuerpo del castaño de su época -perdón si te hice llorar Ryou, no le digas a Imayoshi por favor- lo que menos quería era tener al cara de zorro a sus espaldas solo porque molesto e hizo llorar a su jugador favorito. Acaricio los cabellos del más bajo logrando sonrojar y avergonzar al menor quien ya se encontraba mejor.
-Eres un bebé llorón que le teme a un zorro y un sabueso- agrego burlón el policía viendo a los otros dos.
-¿Y a ti qué? ¿Olvidas que yo soy tu?-
-Saben...- hablo de nuevo el castaño mayor. Esos dos no lo estaban ayudando -por qué mejor no van los dos por los ingredientes de la cena. Ryou y yo prepararemos la cena en cuanto lleguen con ellos- los dos morenos se vieron fijamente. Y después de chasquear la lengua aceptaron de mala gana.
Una vez los dos castaños estuvieron solos en la sala y en el hogar del castaño menor, un silencio un poco incómodo se instaló entre ambos.
El adolescente estaba rojo y avergonzado. El mayor sonrió de ternura por las tiernas acciones de su contra parte más chica.
No recordaba que fuera tan suave y frágil estando en preparatoria.
Era momento de actuar.
-Te gusta Aomine ¿cierto?- el menor brinco del susto luego de oír esas palabras. Vio al castaño menor y después desvío la mirada. Después de unos segundos y un leve movimiento de cabeza el menor asintió. Ryou sonrió, aun podía recordar esa época con caridad -¿por qué no se lo has dicho aún?- pregunto por mera curiosidad.
El adolescente se tomó unos segundos en responder -que me guste no es sinónimo de que a él le guste yo- respondió el menor bajando el rostro. Estaba enamorado de Aomine desde su primer año en preparatoria y a la fecha no recibía alguna señal de que el moreno estuviera interesado en él.
O interesado en otra persona que no fuera el baloncesto.
Sakurai sonrió, no se daba cuenta su versión pequeña que el Aomine de su época mostraba cierto interés por él. Muestra de ello eran sus celos hacia quien le hablaba o le trataba con tanta familiaridad.
-Para Aomine-san solo soy su cocinero personal y en ocasiones su compañero de equipo. Dudo mucho que llegue a sentir algo más por mí- acoto el adolescente triste.
El castaño mayor se acercó de nuevo hasta donde estaba su yo adolescente y puso su mano sobre los suaves cabellos del menor, revolvió su cabello en señal de afecto y comprensión -dale tiempo, se dará cuenta el maravilloso chico que eres. Tu tercer año en Too será muy interesante y movido, no pierdas la fe- el menor le vio esperanzado.
-¿De verdad?- preguntó ilusionado y con sus ojos brillantes.
-Si- aseguro el mayor -las constantes visitas de Wakamatsu-san a ti y a Momoi-san serán factores que harán que Daiki termine por aceptar sus sentimientos por ti. No tengas miedo- el menor sonrió y abrazo al castaño mayor quien correspondió el abrazo.
En ese momento ambos Aomine entraron a la casa sin anunciarse viendo la escena de los dos castaños abrazándose. El policía lo aceptó de buena manera mientras que el adolescente solo chasqueo la lengua y volvió a gruñir.
-Definitivamente te verás hermoso criando a mis hijos en un par de años más, Ryou- afirmó el moreno abrazando a su esposo de la cintura mientras que el otro moreno volvía a quitar de su lado al castaño menor.
-Hasta entonces, aléjense de Ryou- reclamó Aomine viendo feo al otro par.
El castaño mayor le guiño el ojo al menor quien se sentía seguro ahora de sí mismo.
Tendría que darle tiempo al tiempo.
