Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.
Gracias por leer y nos veremos después.
Ser pareja de un hombre lobo no es sencillo uwu.
Las orejas de Aomine estaban bajas. Sus garras y colmillos fuera y su cola estaba erizada.
Se acercó lentamente a la cama que comparte con su humano viendo fijamente como este respiraba con dificultad y se quejaba entre sueños.
Nunca le ha gustado que Ryou enferme.
-Ryou...- le llamo esperanzado moviendo su cola y levantando sus orejas. En respuesta, el castaño tosió y se dobló de dolor por la fuerza con la que tosía.
-Lo siento Daiki-san- murmuró entre tosidos el castaño. El moreno se arrodillo a su altura y dejo que las delicadas manos de su humano acariciara sus cabellos y orejas bajas -n-no podré ir contigo a tu casería. Me siento muy mal y lo que menos quiero es que te enfermes-
-Pero... Ryou-
-Deja descansar a Ryou-san, Aomine-kun- expresó Tetsuya atravesando la pared de su habitación mientras que Kagami iba detrás de su pareja con medicamentos naturistas preparados para el castaño por el peli celeste.
-Te recuerdo que tu pareja no es igual que nosotros, Aomine- expresó Kagami viendo a su amigo y después al castaño -si se expone así con este clima corremos el riesgo de que le pase algo peor-
Aomine gruño y gimoteo tal perro regañado. Odiaba que Kagami tuviera razón.
-Daiki-san- le llamó quedito el castaño con una suave sonrisa -el que esté enfermo no es impedimento para que no salgas de casería como todos los fin de mes. Sal a divertirte y corre todo lo que quieras- expresó el castaño acariciando la mejilla del peli azul.
-Pero... no quiero dejarte solo-
-Tranquilo Aomine-kun, Ryou-san estará bien- le aseguro Tetsuya -yo mismo lo cuidare.
-Además- hablo Taiga viendo a su pareja y después a sus amigos -iré contigo Tiger quiere salir a correr dado que hoy termina el castigo que Tetsuya le dio. Más te vale ganarme en la presa que vayas a cazar para Sakurai, Aomine-
El moreno levanto sus orejas y gruño en advertencia -claro que te ganare, gatito-
Ryou soltó una suave risita, Daiki era un presumido.
-Cuento contigo para vigilar a Daiki-san, Kagami-san- el tigre asintió.
Ese perrito no iba a ganarle. Dejaba de llamarse el último descendiente de los tigres en Tokio si eso pasaba.
Después de unos minutos más el lobo y el tigre abandonaron la habitación bajo la mirada de sus respectivas parejas.
-¿Estarán bien?- pregunto Ryou al fantasma quien se materializaba para darle su medicamento.
-Tranquilo Ryou-san, estarán bien. Tiger y Aomine-kun saben cuidarse entre ambos- le tranquilizó Kuroko -además, más le vale a Tiger que así se mantengan las cosas-
Para el castaño era obvio que el fantasma estaba enojado con la otra parte de su pareja.
Vio la luna y después suspiro. Esperaba que su lobo estuviera bien sin el.
-Tranquilizante hombre, Sakurai estará bien- expreso Taiga golpeando el hombro de Aomine. El moreno gruño, definitivamente extrañaba a su honguito.
-Es mi primera casería sin el desde que lo conocí- explicó Aomine viendo a Taiga -ya me acostumbre a su presencia cada fin de mes porque sé que me espera aquí y le fascina todo lo que cazo para el-
Taiga alzo la ceja extrañado. Siendo sinceros, nunca ha visto a Sakurai cocinando o utilizando algo que Aomine cazara para él.
Es más, dudaba que el castaño le gustara todo lo que Aomine le daba cómo tributo.
-Hoy le llevare un venado a Ryou- expresó enérgico el moreno mientras meneaba la cola emocionado. Nada más llenaba su estómago que un venado fresco.
-Yo me conformó con un jabalí o un coyote. Quiero hacerle a Tetsu un nuevo gorro para el invierno- trono su cuello y después se quitó la camisa igual que el moreno.
Era hora de correr.
-Sigo diciendo que no era necesario traerme un venado, Daiki-san- murmuró el castaño sentado en el sofá de su sala con sus cobijas cubriéndole tal fantasma y con una caja de pañuelos a un lado.
El enorme lobo negro que era su pareja estaba en la puerta del recibidor con un venado muerto en el hocico y sangre del animal en la boca y cubriendo un poco su pelaje. Aomine gruño y apretó con sus fauces el cuello del pobre animalillo haciendo que más sangre y carne jugosa estuviera en sus dientes.
Ryou suspiro al ver la sangre que se estaba regando del animalillo, sería difícil quitar la mancha de la alfombra ahora.
-No seas mimado. Ahora no podré quitar la sangre del recibidor- se quejó el castaño torciendo con fuerza ignorando los reproches y gemidos del lobo.
Aomine dejo en el frío suelo al animal muerto y con paso lento se acercó a su humano aun en su estado animal y con las orejas bajas. Ryou suspiro de nuevo al ver a su novio postrarse a sus pies buscando ser mimado y no regañado por él.
Sonrió, nadie dijo que la vida de pareja con un hombre lobo seria sencillo.
-Mañana, que esté mejor te daré un enorme trozo de carne de venado crudo como te gusta- las orejas del lobo se levantaron mientas meneaba la cola, le gustaba la idea y mucho -siempre y cuando me ayudes a quitar esa espantosa mancha de sangre que está en mi alfombra favorita- agregó mientras acariciaba el pelaje del can.
Debía hacer algo con lo modales del lobo.
Pero eso será otro día.
