Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Viva el amors uwu.


Contrario a lo que mucha gente piensa, el dinero no compra la felicidad.

No compra a los amigos.

A la familia.

Al amor.

Tener dinero no es sinónimo de felicidad. Y vaya que le hubiera gustado creer en eso antes de ser un hombre ya de cuarenta años. Un hombre rico, exitoso y deseado por hombres y mujeres.

Pero desdichado y vacío en el amor.

Vaya ironía.

Fue entonces en una de sus tantas salidas por la noche en la ciudad que la encontró.

Aún no sabe si fue casualidad o destino.

O si pudo ser lo que llaman amor a primera vista.

Lo que sí pudo decir de aquella fría noche de invierno fue:

Aquella hermosa y sincera sonrisa era para él. Exclusivamente solo para él.

Sin dudarlo e importándole poco el tráfico en aquella concurrida calle camino con pasos seguros hasta la cafetería que estaba del otro lado.

Esa chica, esa hermosa chica lo había invitado a acompañarla. A pasar el resto de su turno en su trabajo a su lado.

Y el, el gran Aomine Daiki, no dudo en ir a su encuentro.

Su encuentro con, posiblemente, su hermoso destino.

Y vaya que no se equivocó.

-Buenas noches- saludo la pequeña castaña de ojos caramelo y sonrisa hermosa. Estaba embobado por aquella chica -¿en qué puedo ayudarlo?-

-Dándome tu número de celular- hablo sin ser consciente de lo que dijo. La chica soltó una risita divertida -eh... Yo, lo siento- se disculpó de inmediato. No quería un ligue de una noche con esa hermosa niña.

La quería para todas las noches del resto de su vida.

-Lo siento- se disculpó la chica con una suave sonrisa -pero si quiere mi numero tendrá que esperar a que salga de mi turno que será dentro de...- vio su reloj de muñeca -una hora. Por lo mientras, le traeré un expreso y una rebanada de panque de zanahoria- explico mientras tomaba la orden y se despedía de aquel atractivo moreno. Sus mejillas se sonrosaron por aquel pensamiento.

Parecía que el sentimiento que surgió aquella noche era mutuo.

-Por ti esperaría toda una vida- la castaña se frenó al oír eso.

-¿Acaso eso es una proposición?- preguntó sonrosada.

Aomine tardó en responder, leyó el nombre de la chica en la plaquita de su uniforme. Sakurai Ryou, oh que lindo nombre.

-Si- y con esa afirmación la chica lo dejó solo.

El amor a primera vista si existe y ellos son prueba de ello.