Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Conocer a los suegros no es tan intimidante como se piensa al principio ¿cierto?


En su joven vida nunca había pensado en que llegaría a ese punto.

Iba a conocer a los padres de su futuro esposo.

A los padres de su Ryou.

De su honguito.

»Dios, gracias por hacer de mis suegros los padres de mi Ryou« pensó mientras iba de la mano a la casa de los padres de Sakurai.

-Mamá está feliz de conocerte por fin- hablo el castaño viendo su anillo de compromiso -papá llegara en una hora, así que no te preocupes Daiki-san- agrego mientras veía a su novio con una radiante sonrisa.

Fuck, esa era la debilidad de Aomine.

Tomo por la cintura al castaño y lo atrajo hacia él, sin resistirse le robo un pequeño beso en los labios -tranquilo Ryou, estoy seguro que tus padres me aprobaran. En especial tu padre, verás que no hay nada que temer- el castaño suspiro, la sonrisa de Daiki siempre lo tranquilizaba.

-Mi padre es... mi padre es complicado de tratar y un poco más de entender pero es un gran hombre. Cuando crecí quise conocer a alguien parecido a él y que formara parte de mi vida el resto de mis días-

-¿Y lo encontraste?- preguntó Aomine mordiendo la oreja de su honguito.

-No- admitió el castaño con una sonrisa mientras acariciaba la mejilla de su pareja quien le veía consternado -encontré a alguien mucho mejor, a Daiki-san- explicó besando tiernamente la barbilla de su pareja.

-Ryou, eres tan terriblemente adorable. Me siento mal por ser quien corrompe cada noche y cada oportunidad a tan hermoso ángel- exclamo el moreno besando apasionadamente a su castaño.

Definitivamente con Ryou a su lado todo saldría bien.

Es decir ¿Qué es lo peor que podría pasar?


Es normal sentir miedo cuando conoces a personas importantes de tu pareja, en especial si son los padres de esta. Incluso sentirte nervioso era lo común en momentos como ese.

Pero... ¿Sentir que tu vida corre peligro en cortesía de tu suegro?

Vaya, eso sí que era un nuevo nivel de intimidación.

-Vaya, así que eres tú la pareja de mi bebé- expreso un castaño alto, mayor y con un simpático bigote café. Sus ojos verdes eran cubiertos por un par de gafas de armazón delgado. Aomine estaba sentado frente al mayor quien bebía tranquilamente una copa de vino rosado. Su Ryou se vería igual que su suegro en unos cuantos años más -me niego a que mi Ryou se case con alguien como tú- lo barrió con la mirada -idiota-

-¡¿Qué?!- grito escandalizado el moreno levantándose de su sitio.

-Cariño, no molestes al prometido de tu hijo por favor- pidió amablemente una hermosa y fina peli negra de ojos castaños y mirada amable que llevaba una taza de té a Aomine -Daiki-san es un buen chico, no lo intimides querido-

Oh, qué mujer tan comprensiva.

-Querida- hablo el mayor viendo a su esposa escandalizado -no voy a permitir que Ryou se una en santo matrimonio con un... con un criminal ¿qué pasa si por su culpa lastiman a nuestro bebé?-

-Ryosuke- murmuró la mujer -Daiki-san es estudiante de la academia de policías de Tokio, está a poco de graduarse. No seas duro con él, además, nuestro bebé no pudo caer en mejores manos que en las suyas. Ryou estará muy bien protegido gracias a Daiki-san-

Definitivamente amaba a su suegra.

-¡Con mayor razón!- grito el mayor -no quiero que mi bebé salga lastimando por culpa suya- señalando despectivamente al moreno -mi bebé fue criado para ser desposado por alguien con preparación universitaria, alguien con el suficiente poder económico para satisfacer sus necesidades y ser mimado como el hijo de familia que es Ryou, no por un vago bueno para nada como Aomine-

-¡Papi!- grito Ryou escandalizado -no menosprecies el arduo trabajo de Daiki-san, es el mejor de su generación y ritmo que va será promovido a detective. No seas cruel con mi prometido papi- pidió con un puchero sabiendo que era el arma para chantajear a su padre y dejara en paz a su novio.

Aomine le vio, vaya que ahora sabia porque su honguito era así con él.

Honguito bebé era un experto manipulador. Y vaya que eso era lo que amaba de él.

-Pero bebé- se quejó el mayor haciendo igual un puchero a su hijo -¿no pudiste haberte conseguido a uno menos feo?-

Bueno, al menos contaba con el cariño y apoyo de su suegra y honguito.

Eso era bueno ¿cierto?