Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Hay un poquito de lime hetero, tómenlo en cuanta por fis uwu.


Despertar al lado de la persona que amas debe ser el placer más grande y afortunado que el ser humano es capaz de vivir y experimentar a lo largo de su vida.

Para Aomine Daiki, esas palabras eran tan reales e intensas que podría jurar que puede morir de felicidad ahora mismo.

-Mhm- se escuchó un pequeño ruido al otro lado de la cama, Aomine analizo fijamente con sus ojos zafiros la figurita femenina que dormía a su lado -¿qué pasa Daiki-san? ¿No puedes dormir?- preguntó la fémina atrayendo a su pecho desnudo el rostro de Aomine quien para ese momento tenía los ojos bien abiertos -ya, ya, vuelve a dormir Daiki-san- murmuró la mujercita acariciando los cabellos azules y las mejillas del moreno.

Aomine un tanto impresionado por el actuar de su chica se dejó envolver por el sutil aroma a jazmines que desprendía su mujercita y se acurrucó mejor entre los firmes y suavecitos pechos de Ryou.

La chica suspiro al sentir movimientos extraños en sus pechos pero lo paso por alto, su pareja solo estaba buscando donde acurrucarse mejor en su anatomía. Al percatarse de que su mujer estaba de nuevo durmiendo salió de su cálido lugar y después mordió suavemente uno de los bultos de carne de Ryou pareciéndole agradable la sensación de la blanca piel estremeciéndose por su tacto. No lo dudo y comenzó a masajear sus adorados pechos estremeciendo a la castaña quien se removió en su lugar.

Tan hermosa e inocente como la primera vez.

-Daiki no, aún es temprano- pidió la castaña rehuyendo del contacto de su pareja.

-No, no, ya son las 10 de la mañana, es hora de despertar mujercita- respondió el moreno adueñándose de los pechos de su chica quien gemía suavemente -te ves tan hermosa cuando te hago el amor por la mañana, Ryou- la castaña se sonrojo mientras su pareja retiraba las sabanas de su cuerpo.

-No digas eso- pidió avergonzada, se colgó del cuello de Aomine se posicionaba entre sus piernas y acariciaba sus mejillas y sedoso cabello.

-Pero es la verdad- respondió Aomine mientras se introducía lentamente en su chica quien arañaba la marcada espalda del mayor, se sentía tan bien dentro de su chica -eres mi hermosa mujer, mi chica, mi niña y la princesa que en unos meses será mi esposa. Y eso es lo que hace de lo que era mi monótona vida algo mucho mejor- la castaña lloró y abrazo a su pareja.

Lo de ellos fue amor a primera vista.

Y eso es lo maravilloso entre ambos.