Esta historia ya está terminada, así que habrá actualizaciones constantes para poder tener todos los capítulos de este fic por aquí.

Gracias por leer y nos veremos después.

Aomine es un pervertido, ahora con bb Ryou fem lo es todavía mas.


¿Había algo mejor que pasar tu día de descanso al lado de la persona que amas, ambos acobijados con una calentita y suave mantita?

-¿Daiki-san?- no, claro que no había nada mejor que eso, pensaba para sus adentros Aomine emocionado abrazando la cintura de su novia mientras se acomodaba en el tatami que compartía con Ryou.

-No es nada Ryou ¿qué me decías?- preguntó el moreno acurrucado se en el cuerpo de la chica mientras estrechaba su cintura con sus fuertes brazos.

-Decía que si no tiene hambre, tengo un poco de sed y frío y quiero preparar un poco de té y traer galletas y bocadillos para Aomine-san- explicó la bajita castaña acariciando las manos de su novio en su cintura.

-Mmm- se lo pensó un momento Daiki mientras sentaba a su novia en sus piernas y besaba el cuello descubierto de la castaña. El clima afuera era frío y húmedo lo que era oportunidad perfecta para aprovecharse de la inocencia e ingenuidad de su novia -no quiero que te separes de mí, estas muy calentita y suave Ryou. Hace frío afuera- se quejó el moreno encaprichado.

-Pero... Aomine-san no enfermará y- trato de negarse pero el moreno no la dejó.

-No me importa, Ryou- hizo que la castaña se girara haciendo que su cuerpo cubierto por la suave y adorable pijama de su chica rozara su pecho y cuerpo, haciendo sonrojar a la castaña -interesante...- exclamó Aomine mientras sus ojos se enfocaban en los pechos de su novia los cuales eran cubiertas por su sudadera, sudadera que su bebé honguito no le ha regresado -no tienes brasier puesto, cariño- rozo con su lengua el pequeño pezón que sobresalía y se notaba bajo la sudadera que usaba la castaña avergonzado y sonrojado a su novia -me gusta. Es muy suavecito igual que tu Ryou- agregó mientras frotaba su mejilla en los esponjosos y suaves pechos de Ryou quien trataba de apartar a su novio de su cuerpo pero este no daba su brazo a tercer.

-¡Da-Daiki-san!- exclamó avergonzada la castaña tratando de separar el rostro de su novio de sus pechos pero le era imposible, se quejó un poco e hizo puchero al ver que su novio no le hacía caso -¿enserio te gustan mis pechos?- murmuro viendo desde su posición a su novio quien se acurrucaba en su pecho.

-Claro- acoto el peli azul ocultando su boca en los senos de Ryou mientras los apretaba un poco con sus manos -¡son perfectos, Ryou!- exclamó midiendo con las palmas de las manos el tamaño y densidad de aquellas bellas formaciones de carne de su escultural novia -caben muy bien en mis manos, son blanditos y grandes, todo lo que buscaba en los senos de mi novia- acoto, mientras volvía a acurrucarse en su honguito quien acariciaba los cabellos azules de su pareja resignada.

Su novio era raro, pero así lo quería. Aunque tuviera una obsesión con sus pechos.

Parecía un niño con su amado y codiciado juguete nuevo.