La calidez de la mañana se convirtió en un mensaje positivo para la joven en cuanto los rayos del sol la despertaron. De la emoción se había levantado y arreglado rápidamente mientras era observado por una flor malhumorada de tener que comenzar el día oficialmente trabajando. Frisk se puso su collar con la foto de sus hermanos y arregló lo más que pudo su corto cabello para no dar una mala impresión en su primer día en su florería.

Cargando la maceta de Flowey, bajó las escaleras para acomodar los últimos toques del lugar y sin más abrió el local.

Oficialmente había una nueva florería en la ciudad.

Flowey acomodó con sus lianas un letrero y lo colgó fuera del local mientras era supervisado por Frisk.

-Ahora que lo pienso… no tenemos nombre para el lugar.

-Pensaremos en eso luego, no es urgente –Flowey terminó colocando el letrero a su gusto pese a las indicaciones de la joven –Dudo que tengamos clientela si quieres mi opinión. Las cosas naturales no sobreviven en la ciudad, y mucho menos es de su interés.

-¿Algún día me dirás cómo es que sabes tanto de la ciudad? –interrogó Frisk levantando la ceja en lo que metía de nuevo la maceta de su amigo.

-Pon esas orquídeas en agua o se morirán pronto –Comentó con indiferencia.

La joven suspiró resignada, sabía de antemano que le desviaría rotundamente el tema, pero aún mantenía la esperanza de que algún día le respondería a su pregunta. Lo puso sobre la barra junto a la caja registradora y se dirigió a colocar las orquídeas en agua mientras era observado por su amigo con un aire levemente melancólico mientras ésta no se daba cuenta.

-SANS… SANS… ¡SANS!

El mencionado yacía sobre su cama mal posicionado pero rotundamente dormido pese a los constantes gritos y golpes al otro lado de la puerta. Tras varios minutos de insistencia, finalmente terminó abriendo sus cuencas levemente malhumorado de tener que despertar tan temprano para su gusto.

-Ya voy, bro… -Se sentó en su cama y puso sus manos sobre su cráneo completamente cansado.

-TE PERDERÁS DE NUEVO EL DESAYUNO SI NO TE LEVANTAS AHORA –Amenazó la voz al otro lado de la puerta levemente molesto –EL JEFE NOS QUIERE EN REUNIÓN AHORA, NO PARECE ESTAR DE BUEN HUMOR, ASÍ QUE VENTE DE INMEDIATO.

-Si, si… -se estiró un poco antes de levantarse por completo de su cama.

Tras escuchar cómo se retiraban los pasos, Sans gruñó a sus anchas para no tener que ser regañado por eso y comenzó a vestirse de mala gana. Estaba sumamente cansado tras no poder dormir pensando en la joven y el misterio que traía consigo. Fuera lo que fuera, no le daba una buena sensación de lo que pudiera tratarse si había fuerzas manejándola indirectamente.

Como si de un simple peón se tratase en el tablero de ajedrez más peligroso que existía sobre la ciudad.

Teniendo flojera total de ponerse zapatos, terminó por dirigirse al comedor en sus cómodas pantuflas y sin ponerse su saco pese a ser casi un requisito en lo que tenía que llamar hogar. En cuanto hizo acto de presencia en la mesa, el alto esqueleto intimidante yacía sentado tranquilamente leyendo el periódico mientras varias manos esqueléticas púrpuras sostenían algunos documentos que anteriormente había estado revisando y una taza de café que por el humo intenso que sobresalía, aun se encontraba hirviendo.

-Buen día, jefe –Sonrió como de costumbre en lo que se sentaba en la otra esquina mirándolo de frente.

-Sans –Dijo sin apartar la mirada del periódico a modo de saludo formal. Siempre era muy seco en sus palabras, por lo que le fue normal al mencionado –Sabes lo que pienso de que no se presenten arreglados iniciando el día.

-Son las 7 de la mañana, viejo, al menos deja que me despabile un poco –Se recargó en la mesa completamente cansado.

El esqueleto alto apartó el periódico para mirar fijamente al ser que tenía en frente e iluminó una de sus cuencas con la misma tonalidad de las manos flotantes que le acompañaban. Sans ya sabía que venía a continuación, por lo que se dejó resignado levantar de su asiento, producto de la magia de su jefe, y varias manos púrpuras aparecieron junto a él vistiéndolo forzosamente en el proceso.

Estando completamente formal con su saco negro y su sombrero (además de tener puestos los zapatos adecuados a combinación del traje) la magia que lo mantenía suspendido en el aire desapareció por completo para dejarlo caer sin sutileza alguna sobre su asiento.

-No te costaba hacer lo mismo para bajarme –refunfuñó el esqueleto bajo.

-Al menos ya estás despierto –volvió sin más a su lectura –Y no vuelvas a presentarte informalmente en la mañana o en verdad tendrás represalias.

-Ok, ok… -Sonrió sin más el esqueleto. Ya había escuchado esa amenaza varias veces y aquello nunca pasaba. Por más que fuera estricto con él, sabía que no tenía malas intenciones.

Tras varios minutos en silencio, otro esqueleto de gran altura hizo presencia en el comedor trayendo varios platos con espagueti empleando una gran sonrisa en lo que los ponía en la mesa. Los acomodó a sus respectivos dueños y se sentó cómodamente entre ellos esperando a que alguno comentara algo sobre su platillo.

-Buenos días, Paps –Sans tomó un tenedor para comenzar a comer con cierto pesar.

-BUENOS DÍAS, SANS –Sonrió el esqueleto mirándolo comer –ES MI NUEVA RECETA QUE PONDRÉ HOY EN EL RESTAURANTE. DIME QUE TE PARECE.

El sabor era… indescriptible, pero al ver el entusiasmo resaltando en su hermano, se limitó a levantar un pulgar mientras aún tenía la comida en su boca sonriendo con todas sus fuerzas.

-¡WOWIE! OTRA OBRA MAESTRA DEL GRAN PAPYRUS –Exclamó en lo que se ponía a comer su plato.

Los dos esqueletos observaron al cocinero comer animadamente su platillo. En silencio ambos se preguntaron cómo era que él no se daba cuenta de las grandes fallas que tenía en su sazón.

-Hablando del restaurante, Papyrus –Guardó tranquilamente el periódico y el resto de los esqueletos le prestaron atención. Sabían que aquel gesto era su forma de decir que había iniciado la reunión de la mañana -¿Cómo va la administración del lugar?

-AUN EN DECLIVE, PERO SIGUE SIENDO FRECUENTADO –Reportó con leve seriedad –SUPONGO QUE SE SIENTEN INTIMIDADOS DE COMER ALGO TAN MAGNÍFICO COMO MI COCINA, PERO AUN ASÍ VAN A TOMAR ALGO EN EL LUGAR.

-¿Siguen siendo los mismos clientes?

-SI.

-Bien… Sigue siendo un buen punto de vigilancia, así que se seguirá manteniendo el lugar. –Desapareció las manos flotantes y tomó de su taza de café antes de proseguir hablando con la misma seriedad –Pese a cierta torpeza, la recolección de la carga fue un éxito. Teniendo este material podemos negociar con el otro sector para que nos den vía libre por Waterfall. Sans, tú te harás cargo de llevar una muestra con ellos para dar mi mensaje, y Papyrus, tú…

No terminó de completar sus mandatos ante la aparición de una figura grisácea en el lugar. El esqueleto intimidante le prestó atención en lo que le permitía acercarse a él con la simple mirada.

-Don Gáster –La pequeña figura gris y de ojos saltones hizo una reverencia estando en su persona –Sé que no soy digno de interrumpirle en sus mañanas, pero personalmente me pidió que le avisara de cualquier cosa inmediatamente.

-Adelante.

-Se ha abierto un nuevo local aquí en Snowdin, sin aviso de apertura anticipada ni nada –Informó rápidamente el pequeño monstruo –Está operando desde hace un par de horas.

-Otro que cree que no necesita de nuestra protección ¿eh? –Dijo Sans.

-Eso parece –Comentó Gáster tranquilo –Cambio de planes para hoy entonces. Sans, tú te encargarás de ofrecerle nuestra protección y las consecuencias de no aceptar nuestro servicio.

-Ok, jefe.

-¿De qué es el negocio? –Se dirigió nuevamente a la criatura gris.

-Es una florería, Don Gáster –Comentó abriendo demasiado los ojos –Y parece que está teniendo éxito a pesar de tan pronta apertura.

-ES ALGO INUSUAL EN UN LUGAR TAN FRÍO COMO LO ES SNOWDIN, PUEDE QUE POR ESO ESTÉ GUSTANDO TANTO –Analizó Papyrus.

-En realidad parece ser que es por que quien atiende el lugar es una fémina –Comentó inmediatamente el pequeño sujeto –Tal parece que es la dueña del local.

-Ésta época y sus valores en declive… -Suspiró resignado el jefe. Los presentes sabían lo anticuado que era él en cuanto al posicionamiento de la imagen femenina en cualquier ámbito laboral –Bien, eso hará más fácil el trato.

-O peor, no sabes lo peligrosas que pueden ponerse las hembras, sobre todo si toman una pequeña broma como algo ofensivo sobre su peinado –Rió Sans.

-LO DICES POR ESA VEZ QUE…

-No hace falta traer ese recuerdo a la mesa, bro.

-Calmados los dos –ordenó Gaster y se volvió a dirigir hacia su informante -¿Obtuviste algo más?

-Sólo que parece ser que no es de por aquí.

Tanto Gáster como Sans no comentaron nada al respecto, cada uno por sus razones personales. El más bajo de los esqueletos se paró de su asiento y se dispuso a retirarse sin más, pero la voz del jefe le detuvo en su trayecto.

-Asegúrate de obtener todos sus datos en caso de que se rehúse a declinar nuestra oferta –Mencionó antes de darle un nuevo trago a su café.

Sans se limitó a levantar el pulgar en lo que se acomodaba su sombrero y se retiraba del lugar. Una vez que estuvo fuera del lugar, sonrió con gran complicidad sobre su persona al tener una idea de lo que pudiera tratarse.

-Sin duda alguna me encargaré de obtener sus datos –susurró para sí mismo antes de desaparecer en un pestañeo.

Frisk sabía que de algún modo llamaría la atención una florería nueva de acuerdo a lo que había intuido con los comentarios de Flowey, pero nunca se imaginó la magnitud de lo que sería en el primer día. Una vez que abrió el lugar, varios seres habían entrado al lugar por mera curiosidad de contemplar algo nuevo en el lugar. Algunos comentaban sobre los bellos colores que resaltaban los pétalos y otros sobre el dulce aroma que emitían, pero sobre todo resaltaba en los oídos de la joven los comentarios sobre su persona, que si bien no se lo decían directamente, los podía escuchar con claridad en sus conversaciones entre los mismos clientes.

Ya se había acostumbrado a esa clase de comentarios en el pueblo sobre su madre, siendo dueña de la repostería del lugar, sobre que una mujer no debía de ser jefa de un negocio, pero si había aprendido algo de ella, además de todo lo que le había dado en sus clases, era a mantener la cara en alto sin importar esa clase de comentarios. Tarde que temprano todos se callaban ante un buen servicio según recordaba en su infancia.

Sin embargo, la joven comenzaba a entrar en pánico al no saber cómo tratar con tanta gente. Se había olvidado por completo que no sabía siquiera como saludar a un desconocido, mucho menos hacer una venta. Su gran fallo había sido que ella no tenía ni idea de cómo hablar con la gente que no fueran sus padres o Flowey. Terminó poniéndose detrás de la barra de atención escudándose en ella de algún modo torpe junto con su amigo que no paraba de gruñir cada vez que un cliente se acercaba a él creyendo que era un producto más del lugar.

-¿Cuándo por la flor parlante? –preguntaban algunos.

-¡NO ESTOY A LA VENTA, IDIOTAS!

Frisk trataba de calmarse para librar con todo, pero al abrir la boca no sabía cómo emplear una palabra siquiera. Flowey la contemplaba con un deje de burla.

-Apenas te das cuenta de tu gran fallo, ¿verdad?

-¿Cómo se supone que venderé algo si no sé cómo iniciar una conversación? –Frisk sujetó con fuerza su collar para armarse de valor. Pese a que sus hermanos ya no vivían, el tener algo de ellos le hacía sentir que se encontraban con ella brindándole su valor que tanto habían mostrado los dos.

-Saludando es una buena forma de comenzar.

La humana se sobresaltó de aquella voz tan repentina. A lado de ella recargado sobre la barra se encontraba el esqueleto sonriente teniendo sus manos metidas en su saco. Frisk estaba anonadada de verlo justamente ahí ¿En qué momento había entrado? O más bien ¿En qué momento se había puesto ahí a lado de ella?

-Hey, chica, cuanto tiempo –Se acercó un poco a ella manteniendo su sonrisa. Aquello hizo que la humana retrocediera un tanto temerosa de tanta cercanía de su parte –Tranquila, no voy a morderte… a menos que quieras eso, claro. –le guiñó divertido.

-¿Por qué querría que me mordieras? –Le miró extrañada apenas y pudiendo comentar eso ante su sorpresa de su presencia.

El esqueleto se rio como si hubiera dicho el chiste más gracioso. Frisk le miró aún más extrañada, no cabía duda de que aquel sujeto era demasiado raro para ella.

-Disculpe señorita, ¿Cuánto…? –Un conejo antropomorfo corpulento se había acercado a la barra, pero en cuanto vio al esqueleto, se retiró sin más.

Ese gesto le fue de lo más raro para la humana, pero el esqueleto que también había observado eso seguía sonriendo como si aquello le fuera de lo más natural. Esperó un momento en silencio para ver si el esqueleto comentaba algo al respecto, pero su sonrisa algo perturbadora para la humana fue lo único que sobresalió en él.

Como si se tratase de un tic, acomodó su pañoleta que le había regalado su madre y se retiró lentamente de la barra para acercarse al conejo. De algún modo intuía que le detendría o algo, pero simplemente la observó sonriente retirarse quedándose en el mismo lugar junto a Flowey, quien se encontraba en silencio total una vez más ante la presencia del monstruo esqueleto.

El conejo se encontraba observando las orquídeas un tanto nervioso, pero en cuanto la humana se le acercó se calmó para dirigirse a ella nuevamente.

-Esta flor es muy bonita.

-Si… las orquídeas tienen un encanto de lo más seductor –sonrió levemente la humana observando sus flores de tonos rosados –Ideales para regalar si lo que se pretende es seducir a alguien justamente.

-¿En verdad? –Le miró asombrado el conejo -¿Por qué?

-En infusión es un buen afrodisiaco, pero su belleza en si transmite ese mensaje indirectamente y dependiendo del color con el que se regale.

-Y… para…. –El conejo comenzó a sonrojarse extrañando a la humana, pero le esperó pacientemente a que terminara su oración – Para… invitar a salir a alguien… ¿qué recomiendas?

-Bueno… -Frisk analizó en su mente qué pudiera recomendarle apropiadamente –Lo ideal es regalar su flor favorita, pero si no sabes ello puede ser una rosa que es lo más común. O si quieres que sea más especial, puede ser una que tenga su perfume acorde a su personalidad.

-¿Podrías ayudarme con eso? –El conejo tomó de las manos a la humana poniéndola tensa de su tacto –si te digo cómo es… ¿puedes recomendarme una flor para regalarle?

-Ehhh, claro… -Frisk no sabía que responderle además de ello, por lo que esperó a que le soltara.

Sin darse cuenta de en qué momento había pasado todo, tenía a varios clientes escuchándola explicar sobre las flores con sumo interés. Parecía que en verdad les llamaba la atención lo que significaba cada flor. Atendió a algunos como pudo y le pagaron más de lo que había pedido por cada flor, algunos le comentaron que se trataba de propina por su servicio y se habían retirado sonrientes de su compra y atención. Algunos otros seguían observando las flores en silencio y leve timidez ante la presencia del esqueleto que se encontraba aun recargado en la barra esperando a la dueña del lugar.

Frisk no era tonta, sabía que no era bueno su presencia si ponía nerviosos a algunos de sus clientes, pero también notaba que otros estaban tranquilos justamente con su presencia, como si el hecho de que estuviera en el lugar diera un indicio de que podrían entrar con calma. No entendía qué estaba pasando, pero prefirió no indagar más en el tema mientras tenía gente que atender con gran esfuerzo de su parte al tener que hablar más de lo que hubiera hecho en su vida.

Tras un rato en calma, se regresó a la barra a depositar el dinero en la caja registradora y se quedó a lado del esqueleto bien vestido que parecía no tener ninguna intención de retirarse en un buen rato.

-Así que florista ¿eh? –comenzó a hablar el esqueleto tras un minuto incómodo de silencio –Y una muy buena por lo que veo.

Frisk le siguió observando en silencio sin saber qué decir, por lo que Sans tomó eso como paso para seguir hablando.

-Debió de ser difícil para ti venir a la ciudad para abrir tu propio negocio, eh pueblerina –Sacó de su bolsillo un puro y lo puso en sus dientes –Pero me parece que lo estás manejando muy bien para ser novata en esto.

En cuanto sacó el encendedor, Frisk le quitó el puro de los dientes con seriedad y lo puso a lado de su caja registradora. Aquel gesto había sorprendido un poco al esqueleto, pero no se comparaba con el miedo que habían reflejado los clientes que habían observado eso y retirado por completo del lugar con rapidez.

-Aquí no se fuma, señor –comentó seriamente sin importarle de lo extraño que había sido el comportamiento de varios al retirarse sin más –Es malo para las flores.

-¿Y para ti? –Por un momento le pareció ver un tono azulado en su cuenca -¿Qué crees que sea bueno para ti?

Pese a que su sonrisa no desvanecía por completo, Frisk estaba segura que había cierto tono de amenaza en su voz. Pero aquello no le importó si pretendía ser descuidado en su propio lugar. Notó cómo Flowey se preparaba en silencio ante cualquier cosa que pudiera presentarse a la defensiva y aquello no le dio buena espina si su amigo aparentemente sin sentimientos se estaba preocupando por algo.

-Las flores son buenas para todos –Respondió finalmente tras la incomodidad que le daba –si quiere permanecer en este lugar, deberá respetar esa regla.

-¿Así que aquí tu pones las reglas? –Se burló el esqueleto tornándose cada vez más serio pese a su sonrisa. Frisk comenzó a darse cuenta porqué varios se habían retirado en cuanto notaron la actitud del esqueleto. –Esto es la ciudad, pueblerina, y la ciudad tiene sus propias reglas.

-Pero este lugar sigue siendo mío, así que aquí soy yo quien pone las reglas mientras siga siendo mi techo.

-Frisk… -susurró Flowey preparando sus semillas, pero la humana lo ignoró mirando seriamente al esqueleto.

-Así que la humana si tiene coraje después de todo –se burló nuevamente Sans –Eso me agrada, te ayudará a sobrevivir aquí.

El esqueleto tuvo toda la intención de volver a tomar su puro, pero la humana fue más rápida y terminó lanzándolo lejos del lugar. Pese a lo rudo que había sido su acto, Sans tomó aquello como algo divertido frente a él.

-Florista, pueblerina y totalmente atrevida. No cabe duda de que eres una caja de sorpresas, Frisk… -aventuró el esqueleto sonriéndole por su movimiento.

La humana no entendía por qué no terminaba su oración hasta que captó que estaba preguntando por su apellido.

-Oh, Frisk Dr…

Rápidamente atravesó entre los dos una semilla impactándose con gran fuerza e interrumpiendo por completo aquel ambiente extraño que se había formado entre ellos. Ambos le prestaron atención en el acto, pero cada uno con un semblante distinto.

-Me parece "señor" que eso no es de su incumbencia –Gruñó Flowey para sorpresa de la humana.

-No me digan señor, hacen que me sienta viejo y sólo tengo 26 años –Rio sin importancia. –Pero en cuanto a eso, te equivocas florecilla. En verdad quiero saber de ti, Frisk, eres una chica interesante.

-¿Yo… interesante?

No entendía qué estaba pasando, por un momento le parecía que trataba de amenazarla y luego… ¿qué estaba tratando realmente? Frisk estaba confundida de todos sus actos, pero más que nada por el hecho de que aquella sonrisa nunca se borraba de su rostro a diferencia de ella, que aquella inexpresiva cara daba una gran comparación de gestos.

-¿No crees ser interesante? –Indagó divertido el esqueleto -¿Acaso nunca te lo habían dicho?

-No suelo hablar con nadie –Admitió la humana –Lo siento, señ… Sans, pero no quiero hablar de eso.

-¿Así que recuerdas mi nombre? –Para su sorpresa, se había mostrado el esqueleto asombrado por eso –Me agrada como suena proviniendo de tu voz.

Una leve idea le llegaba a la humana de lo que estaba tratando el esqueleto con ella, pero no quería llegar a ese punto en su mente al parecerle absurdo siquiera pensar que fuera eso.

-Es una pena entonces que no hable mucho –Aventuró un poco la humana ignorando el apretón en su brazo por parte de una liana de su amigo a modo de advertencia –Te quedarás con las ganas de escucharlo.

-Eso lo hace más maravilloso más bien –Le guiñó un ojo –Atesoraré cada vez que escuche mi nombre de tus labios.

Pese a querer controlarse, no evitó a tiempo el sonrojarse ante sus palabras, las cuales le confirmaban en el acto que sus sospechas eran ciertas por más inverosímil que le parecía ello. ¿En verdad estaba coqueteando con ella? No sólo le era nuevo que alguien hiciera algo así con ella, sino que no le estaba dando resultado.

Flowey gruñía desde su lugar observando con gran disgusto al esqueleto que solo veía a la humana un tanto divertido de verla sonrojarse, por lo que se mantuvo en guardia ante cualquier movimiento en falso que intentara. Frisk se dio cuenta de ello y puso su mano cercana a la flor para indicarle que todo estaba bien y calmarlo, pero su esfuerzo fue en vano ya que la flor aprovechó eso para enredarse por completo en su brazo y estar en mejor posición para defenderla.

-Me parece que la florecilla es demasiado protector contigo ¿Tienes más de ese tipo de flores? Vendría bien esa clase de mascotas protectoras –Se burló el esqueleto tratando de romper con la tensión que provocó Flowey, pero se dio cuenta de su error en cuanto se percató del disgusto de la joven ante sus palabras.

-Flowey es único en clase, y mi mejor amigo –Frisk se apartó para irse hacia donde había lanzado el puro y lo recogió para entregárselo en el acto obviamente disgustada –Si solo vino a insultar a mi ser querido, intentar dañar mi mercancía y a asustar a mi clientela, le pido cordialmente que se retire, "señor" -Enfatizó demasiado en la última palabra.

-Tranquila, no pretendía ofenderte, en verdad –Comentó calmado pese a la rudeza de la humana y guardando el puro de nuevo en su bolsillo –Pero soy sincero en cuanto a querer conocerte, Frisk la humana.

-Yo no quiero conocer a nadie –Se sinceró. –No pretendo relacionarme con nadie.

-¿Entonces por qué venir a una ciudad? –Preguntó rápidamente desconcertando a la joven –Venir a una ciudad tan grande como esta… de algún modo tienes que conocer a mas sujetos en cualquier momento, y más siendo dueña de su propio negocio. ¿Para qué querer emprender si no quieres relacionarte con nadie? No tiene sentido.

-Es un asunto personal.

-¿Algo en que pueda ayudarte? –Se aventuró el esqueleto ante la firmeza de la humana. Aquello le estaba resultando divertido –Conozco a mucha gente en la ciudad, de seguro que puede haber algo con lo que pueda ayudarte. Lo digo de todo corazón.

-¿Los esqueletos tienen corazón? –preguntó sin intención de ofender, aquello le salió sin pensarlo.

-Tenemos mucho más que eso, te aseguro. Es algo complicado de explicar y seguramente no es un tema adecuado para los oídos de una dama como tú –Rio nuevamente el esqueleto –Pero no me negaré si quieres… verlo un día de estos.

La inexpresión de la joven fue suficiente respuesta. Tal vez no supiera cómo relacionarse con otros seres, pero sabía entender el mensaje que estaba escondido en sus palabras. Cruzó sus brazos junto con las lianas y raíces de Flowey y observó al esqueleto con un deje burlón para sorpresa de Sans.

-Dudo que tengas lo que si quisiera ver –Respondió Frisk alzando una ceja. Flowey se rió con fuerza sin ocultar su cara de burla hacia el esqueleto –Así que suerte para la próxima.

-Oh, te sorprenderías al ver que sí, te lo aseguro –Sonrió Sans asombrado de que la humana tuviera la audacia de responderle pese a lo poco que conocía de ella –Así que en verdad espero tener suerte en la próxima.

Se miraron el uno al otro un tanto desafiantes, pero a diferencia del esqueleto que no borraba para nada su sonrisa, la humana parecía que lo estaba escaneando con sus alargados ojos. Flowey se desesperó de aquel extraño silencio entre ambos y jaló del brazo con fuerza a la dueña del local para dirigirla detrás de la barra nuevamente.

Sans se encogió de hombros un tanto resignado y levantó su sombrero a modo de despedida cordial.

-Tu amiguito tiene razón, ambos tenemos trabajo que hacer –La flor gruñó por el hecho de que lo llamara así –Espero poder vernos pronto, Frisk.

La mencionada no dijo nada, pero era claro que ese sentimiento no era para nada mutuo. El esqueleto se retiró tranquilamente del local y en lo que pareció ser un pestañeo desapareció por completo frente a ella. La humana supuso que se trataba de la misma magia que había empleado con ella cuando la trajo al lugar.

-Si pretendes superarte en tu propia estupidez, vaya que lo estás logrando –Le regañó la flor en lo que volvía a colocarse en su maceta lentamente.

-Sé que mis actos no fueron apropiados, pero es que no me agrada del todo ese sujeto. Es demasiado confiado sobre mi persona, y ni siquiera le conozco.

-Bueno, al menos hay algo de sentido común en ti. Tienes cerebro ¿no? ¡Úsalo!

-¿A qué te refieres?

-¿En verdad no te das cuenta? –Observó fijamente a la joven para darse cuenta de que en efecto no entendía. Suspiró resignado de tener que explicarle algo –Si sus ropas no te dijeron nada, al menos el miedo que infundía en su presencia debía de ser suficiente indicio. Frisk, ese monstruo pertenece a la Mafia.

Aquella palabra le era vagamente familiar a la humana, pero no le daba un buen sentimiento ello. Estaba más que segura haberla escuchado en algún lugar, pero no recordaba en dónde. Viendo que no comprendía su significado, Flowey continuó hablando para su malestar.

-La cabra no te enseñó nada de eso ¿eh? Bueno, supongo que tiene sentido… -Lo dijo más para sí mismo que para ella –Existen muchas clases de delincuentes circulando por la ciudad, pero los más peligrosos son aquellos que son toda una organización, y eso es la Mafia. Tienen contactos por varios lados al grado de que no puedas confiar en nadie y pueden matarte sin que se sepa de tu existencia. Lo que menos querrás es que alguien de esa clase sepa sobre ti, así que grábate en esa cabeza tuya el no andar divulgando información tuya tan campante. Ya de por si es bastante peligroso que sepa tu nombre, si saben tu apellido te aseguro que estarás muerta.

Frisk no entendía del todo la advertencia de Flowey, pero terminó asintiendo dando a entender de qué le haría caso a sus consejos de sobrevivencia en el lugar. Si Sans era tal y como describía Flowey, aquello no le sorprendía después de todo, pero tampoco la asustaba. Le era raro, pero no consideraba para nada una amenaza el esqueleto, sino más bien un simple comediante que le gustaba andar campante por la vida.

¿Pero por qué un delincuente querría saber sobre una chica del pueblo como ella?

En el bar de la misma zona friolenta de la ciudad, se encontraba el esqueleto bajo en el lugar de siempre junto a la barra siendo acompañado por el dueño del bar quien se encontraba limpiando los tarros en silencio total. Sans estaba tomando de su botella de licor un tanto pensativo hasta que finalmente decidió exclamar a su amigo lo que tenía en mente.

-Grillby ¿Qué sabes sobre las mujeres humanas?

-Que son un peligro para sí mismas y para nada una buena opción para relacionarse –dijo sin más el dueño del bar.

-Si, eso creí. –Dio un largo trago a su botella antes de continuar hablando –¿Qué crees que les guste?

Hubo un silencio incómodo por parte del hombre llama que miraba fijamente al esqueleto extrañado.

-¿Qué? –Sans no borró su sonrisa mientras observaba con naturalidad al dueño.

-¿Estás pretendiendo relacionarte con una humana?

-No es lo que crees, Grill.

-¿Entonces porque tanto el interés?

-Hay algo en ella… misterioso. Y no creo en las casualidades como para tomar ello con simpleza.

-Entonces si estamos hablando de una mujer –Indagó de inmediato el hombre llama. Las cuencas de Sans se oscurecieron al percatarse de su torpeza al contar eso. La bebida le había jugado mal esta vez –Tratar de jugar con una mujer ya de por si es un peligro, intentarlo con una humana ya es suicidio.

-No voy a jugar con ella, eso no sería para nada caballeroso de mi parte.

-¿Ahora si quieres ser un caballero? –Exclamó sorprendido el hombre llama y dejó lo que estaba haciendo para enfocar toda su atención en su amigo y gran cliente frecuente. –¿Qué es lo que esta mujer está haciendo contigo?

-Te repito que no es para nada lo que crees –Volvió a dar un gran trago antes de continuar –Necesito saber quién es realmente y porqué vino a este lugar tan condenado. Es demasiado raro que una pueblerina haya querido venir sin haber tenido nada antes y ahora tenga todo tan fácil, sin contar el hecho de que pareciese ser que hay gente informada sobre su presencia aquí. Nada me cuadra.

-¿Y para ello quieres ganarte su confianza entonces? –Intuyó audazmente la llama -¿Acaso no es más simple que se lo preguntes y ya?

-Tiene una flor parlante que la sobreprotege –Dijo sin más terminándose el resto de la botella en un trago –La humana se ve a leguas que es una inexperta, pero la hierba sabe en qué resguardarla. Eso no da "buena espina", he…

-¿Al menos puedo saber su nombre?

-Confórmate con saber que es una humana, es demasiada información para ti. –Le entregó su botella vacía –Si el jefe se entera…

"Si el jefe se entera…" pensó el esqueleto. Recordó que tenía como labor obtener información sobre la dueña del lugar y lograr de que fuera una cliente más. No cabía duda de que tenía que lidiar con eso, ya luego pensaría en una solución.

-Sabes que no diré palabra alguna –Sonrió con cierta complicidad con el esqueleto –Gajes del oficio.

-Gracias Grill, es bueno saber que tengo un amigo en todo este caos llamada ciudad –Se colocó su sombrero de nuevo y se retiró del lugar sin más.

El bartender esperó a que el esqueleto desapareciera por completo del lugar antes de susurrar para sí mismo de lo que contempló frente a él para su sorpresa.

-Guardaré tu secreto de que te estás interesando en una humana –Volvió a tomar el tarro que estaba limpiando y continuó con su labor –Pero espero que sepas en el peligro que te estás metiendo.

Me tardé bastante en actualizar, pero en verdad he tenido mucho trabajo y no quería escribir este capítulo a las prisas. Espero que haya valido la espera :)

Como podrán notar poco a poco, mantengo las esencias naturales de los personajes, pero a diferencia de lo que implica Undertale, tiene que ser obvio el que actúen distinto al nunca haber sido encerrados y convivir "naturalmente" entre humanos pese a la guerra discriminatoria entre ellos. Por ejemplo, de Papyrus no esperen a que sea completamente inocente si es un adulto que pertenece a la mafia (más adelante se darán cuenta) o que Frisk sea tan campante por la vida si nunca había socializado en su vida.

Poco a poco se darán cuenta de esos detalles que espero que disfruten tanto como yo en escribir esta versión. Hay partes en las que ansío llegar, pero que todavía falta para eso.

Muchas gracias por la espera! Procuraré no tardar tanto para el siguiente capítulo.

Michi fuera!

:)