En los siguientes días, Frisk se despertaba sumamente temprano para abrir el negocio que felizmente estaba teniendo éxito entre los habitantes de Snowdin, y no realmente por las flores en sí, sino por el gran conocimiento que mostraba la joven sobre su mercancía. Cada vez que hablaba sobre cada flor hacía que le quisieran comprar al notar lo especial que era cada una para la humana.

Pese a que aún no sabía cómo relacionarse adecuadamente, Frisk descubrió que en cuanto tuviera que hablar únicamente de sus flores no tenía ningún problema en desenvolverse dentro de ese ámbito, por lo que sus ventas consistían justamente en sus explicaciones sobre qué flor quedaba para cada ocasión.

Viendo la popularidad que estaba teniendo, tenía la esperanza de que tarde que temprano aparecería en la puerta su padre, estando orgulloso de ella al mostrar su conocimiento y pasión gracias a él. Pero mientras no pasaba eso, Frisk se encargaba de mantener todo en excelentes condiciones para en cuanto ocurriera el encuentro esperado por ella.

Pero lo que tenía frente a su puerta todos los días, muy a su pesar, era a un esqueleto observándola alegremente al otro lado de la calle. A veces estaba simplemente recargado con las manos metidas en su saco, otras estaba fumando, y otras parecía que estaba dormido simplemente estando ahí. Fuera lo que fuera, no tenía sentido para la humana que estuviera ahí todos los días a la misma hora ¿Qué no los delincuentes tenían otra cosa que hacer? Había pensado seriamente en llamar a la policía con tal de ver si se solucionaba algo con eso, pero al no saber siquiera que decir al respecto optó por no hacer nada e ignorar que estaba ahí. En definitiva no iba a arruinar sus días con su presencia.

Frisk descubrió que los fines de semana tenían más actividad en su local, por lo que Flowey terminaba haciendo crecer más flores al ser necesario. Se le vendían varios ramos de flores durante esos días y comprendió que para la ciudad eran días en los que los citadinos salían en parejas. Le dio gusto saber que aun existían sujetos que cortejaban adecuadamente a diferencia de lo que había pensado sobre la ciudad.

-Disculpe… -Los pensamientos de la humana fueron interrumpidos ante la coneja antropomorfa acompañada de su hija -¿Cuánto por un ramo de margaritas?

Flowey se le adelantó y cobró más de lo que era su precio, sin embargo la cliente no protestó al respecto y pagó sin problema alguno estando contenta con sus flores. Frisk estaba un tanto distraída al notar que de nuevo se encontraba Sans en el mismo lugar fumando como de costumbre, pero a diferencia de otros días, los tronidos del cielo indicaban que no era bueno que cualquiera estuviera fuera en esos momentos.

-¿Acaso te sigue presionando el esqueleto? –Comentó la coneja al percatarse hacia dónde estaba la vista de la joven.

-¿Presionando? –Aquello se le hizo raro a la humana. Le parecía más bien que la estaba acosando.

-Varios locales de este barrio están protegidos por la familia esqueleto, el de mi esposo por ejemplo –Comenzó a explicar la coneja pasándole el ramo a su hija –Hay mucha delincuencia por estos lares, por lo que se agradece bastante contar con su ayuda. Claro que hay un precio que pagar para tal protección.

Nada de lo que le estaba contando le estaba gustando a la humana ¿Así que Sans era esa clase de delincuente? ¿Extorsionando locatarios de que pagaran su precio para una seguridad? Aquello no lo hacía nada diferente a los ladrones, sino que lo hacía alguien mucho peor a los ojos de la joven.

-En cuanto supimos que él había venido aquí en cuanto abriste… creímos que venía a ofrecerte lo mismo que a todos los demás, pero nos parece que tu rechazarte la oferta ¿no es así? Por eso es que te está presionando a distancia.

Frisk no tenía ni idea de qué responder. Sans no le había ofrecido nada de eso, solamente le había dicho que quería conocerla y ya, por lo que el que estuviera a la misma hora todos los días en el mismo lugar después de eso, para ella le parecía que simplemente estaba tratando de saber de ella a distancia. ¿Así que lo que estaba buscando era realmente eso?

Las conejas se retiraron contentas con su compra y Frisk cerró para la hora de la comida ignorando por completo que el esqueleto la observaba nuevamente. Cargó la maceta de Flowey y ambos subieron hacia el piso superior donde yacía su pequeño hogar.

La lluvia hizo su aparición sobre todo Snowdin. En lo que Frisk cocinaba, podía contemplar desde su gran ventanal con terraza el paisaje que daba la llovizna que amenazaba con volverse tormenta.

-Espero que este intento de casa pueda soportar una lluvia –Comentó Flowey mirando el cielo por el ventanal del balcón –Ya de por si pasamos frío en este patético lugar.

-Puedo tejerte una bufanda si tienes mucho frío –Frisk giraba la cazuela tranquilamente sin apartar la vista de su contenido.

-Nah, me vería más patético que ese esqueleto que se queda viéndote al otro lado de la calle todos los días.

La joven giró a ver a Flowey, el cual seguía viendo desde el ventanal. No podía ver demasiado desde donde estaba, pero estaba segura de que la flor lo comentaba porque todavía él se encontraba ahí. Pese a querer ignorar más el tema, en lo que terminaba de cocinar no dejaba de pensar en porqué seguiría parado ahí con la lluvia que cada vez parecía más recia.

La descripción que Flowey le había dado sobre lo que venía siendo un mafioso no cuadraba con el perfil que le daba el esqueleto a primera vista. Tal vez fuera su modo de ver las cosas un tanto infantil de su parte, pero consideraba que un delincuente sumamente peligroso se vería atemorizante y no sonriente todo el tiempo. No estaba muy segura incluso si realmente le gustaba sonreír por considerar todo un chiste o simplemente así tenía la cara. No era algo que le fuera a preguntar de cualquier modo.

Tras llevar el platillo que había preparado a la mesa, fue a donde se encontraba Flowey para tomar su maceta y colocarlo en la mesa junto a ella. No es que fuera a comer también (siendo flor no podía comer algo de cualquier modo) pero siempre le hacía compañía. Sin embargo, al momento de acercarse a él pudo contemplar lo que había estado observando la flor desde el ventanal, a lo que pudo ver con claridad a la figura bien vestida estando recargado en una pared de los locales frente a ella, recibiendo por completo la lluvia sin impedimento alguno.

¿Acaso le gustaba mojarse? No le encontraba sentido común el hecho de que estuviera todavía parado ahí con tal tormenta. ¿O acaso no tenía un lugar a dónde ir en verdad? Algo que le hiciera techo sería una buena opción para él dadas las circunstancias.

-¿Frisk?

No se había percatado de que se había quedado tan quieta viendo a su acosador, por lo que trató de disimular que no le daba importancia llevando en el acto a su amigo con ella y poder comenzar a comer antes de que se enfriara su comida. Pero al poner la maceta con cuidado sobre la mesa volvió a tener en sus pensamientos el desconcierto que le daba tal comportamiento del monstruo.

Sin darse cuenta de en qué momento se había retirado del comedor, se contempló a si misma caminando hacia la puerta que conducía a las escaleras y bajando al piso inferior.

-¡Detente! ¡No hagas una estupidez!

La voz de Flowey la oyó muy lejana en cuanto se encontró en el local cerrado sin darle importancia a la advertencia seguramente acertada de su mejor amigo. Tomó el paraguas que tenía bajo su recibidor y se dirigió con paso decidido hacia el ser más sonriente que había conocido en su vida. Sabía que lo que estaba haciendo podría tratarse de una estupidez, pero tras ver cómo le llegaba el agua de lleno no podía controlar más la angustia que le daba que pudiera pasarle algo y no haber hecho algo al respecto. Su madre le había educado muy bien después de todo.

Fue toda una sorpresa para ella notar que el esqueleto que estaba recargado en la pared yacía durmiendo plácidamente y sonriendo como de costumbre ¿Acaso eso no dejaba de ser normal ya? No era natural que alguien pudiera sonreír todo el tiempo. O peor aún ¿Cómo era que pudiera dormir en tal lugar? ¿No notaba la lluvia que tenía consigo? ¿Y parado?

-Ammm… ¿señor? –Puso el paraguas de tal modo que pudiera tapar a ambos y trató de llamar su atención sin necesidad de tocarlo, pero sus ronquidos le indicaban que no estaba surtiendo efecto -¿Señor… esqueleto?

No hubo respuesta ni algún indicio de su parte. Un tanto desesperada de tener que seguir afuera con tal tormenta abrazando todo el barrio, optó por comenzar a sacudir levemente su hombro, pero aun así seguía sin haber respuesta de su parte ¿Acaso se lo tendría que llevar cargando? No quería ni pensar en tener que recurrir a esa posibilidad.

-Señor… -Poco a poco comenzó a sacudirlo más fuerte con tal de lograr su cometido. –¡Sans!

-¡Hey! –Abrió su cuenca tan de golpe que por poco y Frisk suelta el paraguas de la sorpresa –¿Qué hay, chica? Me da gusto volver a oír mi nombre proveniente de tu voz.

La inexpresión de la joven se hizo presente ante sus palabras desinhibidas ¿Eso era lo que había buscado todo el tiempo? Por unos segundos se la pensó en retirarse en silencio y no volver a preocuparse nunca más por él, sin embargo se limitó a suspirar resignada antes de hablar.

-Está lloviendo demasiado fuerte, será mejor que busques algún techo… o vayas a tu casa. –sugirió un tanto dudosa de si estaba empleando bien sus palabras sin dar a malos entendidos.

-No puedo, no aun al menos –dijo tranquilamente –Si llego antes puede que no me vaya tan bien.

Aquello no tuvo ningún sentido para la joven y le generó más preguntas innecesarias en su mente, pero optó por ahogarlas en su silencio la mayor parte de ellas salvo por una que le estaba carcomiendo en la superficie de su mente.

-¿Eres un acosador?

-¿Tengo cara de ser uno?

Frisk lo vio seriamente ¿Cómo le respondía eso sin ser grosera?

-¿Quieres pasar a mi casa al menos? Aquí podrías enfermarte.

Sans abrió su otra cuenca un tanto sorprendido, pero a la vez divertido de la situación.

-Pero si estamos pasando un rato agradable aquí –Al notar la seriedad de la florista terminó por encogerse de hombros fingiendo estar resignado –He… ok, ok. Ya que insistes.

Sin preguntarle ni nada, tomó el paraguas que estaba sosteniendo y cubrió a los dos pegándose demasiado a ella. Sintiéndose mucho más incómoda con eso, y lamentándose de algún modo, terminó caminando tras notar que el esqueleto no se movería hasta que ella lo hiciera. Una vez dentro del local, Sans dejó el paraguas reclinado y continuó siguiendo a la joven por las escaleras hasta entrar a lo que venía siendo su departamento.

-Muy acogedor el lugar en donde vives.

-Iré por una toalla, estás completamente empapado –Comenzó a retirarse dispuesta a ir por ello, sin embargo se detuvo al percatarse de que no estaba siendo buena anfitriona –Ehhh… pasa.

Sin esperar a que le hiciera caso, se fue corriendo hacia donde se encontraban las toallas que guardaba. En cuanto regresó contempló que Sans ya se encontraba sentado en la mesa sonrientemente y sin su sombrero y saco, mientras que Flowey lo observaba con sumo rencor; el cual en cuanto notó la presencia de la dueña del lugar, aquella mirada la enfocó en ella a modo de reproche de cómo podía cometer tal estupidez más grande en su vida.

Tratando de ignorar tal mirada de odio contenido, le pasó la toalla al monstruo sin necesidad de acercarse lo suficiente.

-Huele delicioso –El centinela comenzó a secarse su cabeza -¿Qué es?

-Eeehhh… un estofado. Receta familiar –Al notar que no estaba siendo educada, contuvo su incomodidad para poder ser una buena anfitriona –Estaba por comer ¿gustas?

-Será todo un placer probar lo que haces.

Ignorando el hecho de que le estaba guiñando de nuevo, le sirvió y se sentó frente a él para comenzar a comer sin querer esperarlo. Flowey estando en lo que vendría siendo el lugar del asiento lateral, gruñía constantemente sin ser nada discreto.

-Cuéntame ¿Qué se siente ser una florista exitosa en estos días?

-No lo sé –Frisk terminó lentamente su bocado –Mejor cuéntame que se siente ser un mafioso.

Las cuencas de Sans se oscurecieron ante la sorpresa. No esperaba que lo supiera tan pronto, aunque por los gestos de la planta supo de inmediato de dónde había tenido tal información.

-Así que estás averiguando cosas sobre mi ¿eh? –Sonrió pese a todo con naturalidad –No es justo que sepas algo de mí y yo no sepa algo de ti a cambio.

Frisk no dijo nada y siguió comiendo. Sans tomó su tenedor y comenzó a comer igualmente, pero en tan solo un bocado quedó estático, cosa que le preocupó en gran medida a la humana. Es cierto que le irritaba de alguna manera, pero no por ello lo iba a envenenar ¿O lo habrá hecho sin querer? No, si ella estaba comiendo de lo mismo, significaba que todo estaba bien, así que sólo le quedaba…

-¿No… te gustó? –preguntó preocupada.

-¿Bromeas? –Inmediatamente se metió otro bocado devorándolo rápidamente –Está delicioso, no había probado algo tan exquisito en mi vida.

-No exageres… -Pese a saber cómo era tan halagador con ella, no pudo evitar sonrojarse por eso –Sólo es comida.

-No es sólo comida, es la mejor que he comido en mucho tiempo.

Ahora la humana estaba extrañada por eso. Contempló frente a él como el esqueleto comía muy animadamente su platillo, pero tras sus últimas palabras tenía consigo un aire melancólico que no pasó desapercibido para ella. Comprendió en el acto que estaba siendo sincero y se conmovió en silencio por ello.

-¿En tu casa nadie cocina?

-Mi hermano –Contestó una vez que se terminó su bocado –Es el único que quiso encargarse de eso, y pese a que le gusta…. No es precisamente su especialidad, me temo. Pero se aprecia su entusiasmo.

-¿Tienes hermanos? –Comenzó a preguntar la humana completamente interesada de saber que existían más esqueletos.

-Sólo uno –Pasó otro bocado y le sonrió juguetonamente –Hey, eso es trampa, estás cada vez sabiendo más de mí. Al menos déjame saber algo de ti para estar parejos.

-No es que fuera esto una competencia… -Alzó la ceja un tanto extrañada con eso.

-Al menos contéstame una pregunta… o dos.

Frisk lo observó analíticamente. Aun le parecía extraño que en verdad quisiera saber de ella si había muchos otros humanos mucho más interesantes que ella en toda la ciudad. De reojo contempló cómo Flowey le advertía silenciosamente que no dijera nada, pero eso era algo que comprendía de antemano tras tantas advertencias de su parte.

Realmente Sans era un sujeto muy extraño para ella y no tenía una verdadera intención de querer saber sobre él más que mera curiosidad de saber sobre su especie, pero intuyó que si quería que le dejara de insistir en ello, tendría que ceder con algo leve para deshacerse de esa incomodidad de tener al esqueleto todos los días fuera de su local observándola.

-¿Si te contesto una pregunta dejarás de acosarme fuera de mi local?

-Palabra de esqueleto –Levantó la mano y le guiñó una cuenca.

La humana suspiró un tanto resignada. Flowey cambió su semblante sumamente aterrador con su respuesta, pero ambos seres en la mesa lo ignoraron por completo. Frisk asintió simplemente con la cabeza para darle a entender que estaba en libertad de preguntarle lo que fuera.

-Bien –Sans terminó de comer su plato completamente satisfecho -¿Por qué Ebbot?

-Es la ciudad más cercana al pueblo en donde vivía –Respondió en el acto para no levantar sospecha alguna. Flowey cambió su semblante al percatarse de que la humana tuvo la audacia de responder sin necesidad de decir directamente los hechos.

-Si, pero ¿por qué venir realmente? Aquí no hay grandes campos para cultivar plantas ni nada por el estilo. Tampoco creo que tengas amigos o familiares qué visitar si llegaste sin que te esperara alguien.

-Ya te contesté una pregunta.

-Pero no me la respondiste con sinceridad.

Frisk comprendió que estaba subestimando la inteligencia del delincuente. Se sintió por primera vez un tanto nerviosa con eso. ¿Realmente en qué estaba pensando al invitar a comer a un posible criminal en potencia y acosador personal? Ahora entendía por qué Flowey la llamaba tonta constantemente, en ese momento se sentía una en potencia.

-¿Y bien?

-¿Por qué realmente deseas saber eso?

-No juegues sucio –Se burló el esqueleto –Primero responde mi pregunta. Fue un trato después de todo.

La joven suspiró antes de resignarse a esa promesa.

-Busco a alguien… es todo lo que diré.

-Bueno, es un inicio al menos.

Para sorpresa de la joven, vio como una de sus cuencas brillaba un azul celeste repentino. Tardó en comprender a qué se debía eso hasta que notó como los platos sucios comenzaban a elevarse ante la magia del esqueleto y se dirigían hacia el fregadero. Supuso que era su forma de ayudarle de levantar la mesa.

-Y sobre tu pregunta, ya te lo había dicho, pero te lo diré todas la veces que sean necesarias –Se recargó en la mesa contemplando a la joven extrañada por lo que acababa de hacer y por sus palabras –En verdad me pareces alguien muy interesante.

-¿Porqué?

-¿Por qué no?

-Eso no responde mi pregunta –Comentó Frisk cada vez más extrañada. El esqueleto rio cada vez más divertido ante el desconcierto de la joven –Hay muchos humanos aquí mucho más interesantes que yo.

-Te equivocas, ninguno es como tú –Dejó de estar recargado en la mesa para recargarse cómodamente en su silla –Eres especial.

-¿E-especial? –No pudo evitar sonrojarse con eso pese a no comprender del todo -¿A qué te refieres?

-Ningún humano se habría disculpado por haberse tropezado con un monstruo, aun cuando haya sido su culpa –Comenzó a decir calmadamente. –Ningún humano habría estado hablando sin problema alguno con un monstruo, y más estando en vista pública y llena de otros humanos. Ningún humano habría venido a Snowdin, el barrio más repleto de monstruos, a vivir y trabajar tranquilamente. Es la primera vez incluso que veo que una mujer ponga un negocio propio sin pensarse en el qué dirán de la sociedad, creo que ni siquiera te cuestionaste eso y eso es muy admirable. Pusiste una florería, el negocio menos rentable en una ciudad tan artificial, o más raro aun, en un barrio donde abunda el frío sin importar la estación… pero nada de eso te importó, tú hiciste lo que querías y ante todo pronóstico has triunfado.

Frisk escuchaba cada palabra del esqueleto que, pese a su voz calmada, se notaba que lo decía con total sinceridad sin siquiera cuestionarse. No pudo evitar seguir estando sonrojada ante todo lo que le comentaba, no sólo por los halagos, sino porque ella en verdad no se había cuestionado nada si estaba haciendo bien o no.

-Aun sabiendo que pertenezco a la mafia, me invitaste a comer en tus aposentos en lugar de juzgarme o hacer conclusiones precipitadas. Y eso no es todo… Tu pasión por las flores es demasiado evidente. Todos por aquí lo han notado y es por ello que les es fascinante venir contigo. Alguien que puede tener tanto aprecio y cuidado por las flores, incluso teniendo una que maldice todo el tiempo –Flowey gruñó por lo bajo –Habla de alguien con una compasión inquebrantable y gran aprecio y respeto por la vida. Si, Frisk la humana, eres muy especial.

La humana oficialmente estaba roja con esas palabras, era la primera vez después de todo que alguien opinaba así sobre ella. Su madre vivía más en angustia y preocupación de su persona que de sus sentimientos, mientras que Flowey no era precisamente el mejor conversador para temas así.

-Gra… Gracias –Apenas y pudo mencionar eso en un susurro.

-Y ahora algo nuevo que sé de ti: te ves encantadora cuando te cohíbes –sonrió Sans divertido de la reacción cada vez más evidente de la joven.

Frisk no sabía qué hacer en esos casos, ya de por si le era sumamente complicado relacionarse con quienes no fueran sus padres o Flowey, saber que alguien en verdad estaba interesado en saber quién era le resultaba de lo más complicado, pero no tenía seguro si le era incómodo o simplemente extraño. No era tan tonta, comprendía que el esqueleto de algún modo estaba tratando de cortejarla, pero aun con sus palabras no lograba comprender cómo era que un delincuente como él insistiera tanto sobre su persona ¿Acaso no le gustaba que lo ignoraran? ¿Estaba siendo un capricho nomás? ¿O era acaso su manera de negociar?

Flowey gruñía desde su lugar, pero aunque mirara con sumo desprecio al esqueleto, éste ni siquiera le prestaba atención como si diera por hecho que no existía. El comportamiento de ambos sobre cada uno le era de lo más extraño, pero mientras que de Sans no sabía mucho y técnicamente era un desconocido para ella, Flowey era su amigo desde la infancia y nunca había visto que callara tanto sin tener oportunidad de opinar a sus anchas como regularmente lo hacía sin importarle las consecuencias. Frisk respetaba de algún modo su vida personal, pero por primera vez se cuestionó qué tanto conocía a su amigo si éste estaba tan firme en mantenerse callado ante un desconocido que evidentemente le irritaba en potencia.

-Y-yo… v-voy por el postre… -Se levantó casi con prisa con tal de poder disimular todas las emociones consigo ante las palabras del esqueleto y las advertencias silenciosas de la flor.

-¿Necesitas ayuda? –Pese a su ofrecimiento, se notaba a leguas que no tenía ninguna intención de levantarse de su asiento.

-No, no… yo puedo.

Frisk se retiró hacia la cocina en el acto, dejando en un silencio incómodo a ambos seres en el comedor. Sans se volvió a recargar tranquilamente en su silla mientras que Flowey lo observaba con un semblante amenazador.

-¿Tienes algo qué decirme, florecilla? –Se burló el esqueleto mientras cerraba calmadamente sus cuencas como si pretendiera dormirse en su asiento.

-Sé muy bien lo que intentas –Susurró Flowey para no llamar la atención de la humana que se encontraba en la cocina –Podrás engañar a Frisk, pero no a mí, basura andante.

-Tiene gracia que me llames así –Abrió una de sus cuencas para mirarlo fijamente con su ojo completamente azul –Considerando que a ti se te encontró en la basura misma.

La flor gruñó por lo bajo. Por más que se estaba conteniendo de hacer algo, optó por mantenerse al margen para no llamar la atención de cierta humana.

-Así que si me recuerdas después de todo… -Continuó susurrando.

-Dudo que exista otra flor parlante tan desagradable como tú –Le contestó de la misma forma susurrando para evitar que la humana siquiera lo escuchara –Aunque me sorprende de que sigas existiendo, ya te daba por muerto.

-El que estará muerto serás tú si intentas sobrepasarte con ella.

-¿Eres como un perrito guardián? –Se burló en gran medida –Supongo que estás vivo gracias a ella ¿no? Es por ello que te quedas con ella en realidad. Es la única que pondría sus manos para tu cuidado.

-¿Celoso de que ella si me toque? –Ahora le tocó a la flor burlarse y al esqueleto molestarse –Podrás dedicarle todas las palabras bonitas que se te ocurran, pero nunca serás algo más para ella que un simple sujeto al cual tenerle lástima. No te sientas especial sólo porque te invitó a su casa a comer tras recogerte de la lluvia, eso te hace a ti un perro faldero al cual desechará sin descaro en cuanto pase la tormenta.

-Cuida tus palabras, hierba –Su ojo brillaba en la flor de forma intimidante –Agradece que no te hice nada en cuanto te vi gracias a ella.

Flowey lo sabía de antemano. Ante su incapacidad de emociones, había logrado controlarse por completo sin levantar sospecha a la humana que traía consigo, pero nunca esperó que el esqueleto actuara como si nunca lo hubiera visto e incluso ni le diera importancia a su presencia. Eso sólo lo tuvo con mayor alerta creyendo que aquel interés en la humana era por él. Sin embargo, tras unos días transcurridos no tuvo ni que pensarle demasiado para percatarse de que el verdadero objetivo del esqueleto bajo era nada más ni menos que la humana inexperta de la vida.

Pese a no entender del todo, sabía que más que nunca tenía que cuidar de la humana si aquel monstruo estaba merodeando. Le era evidente que le atraía como mujer, pero sus interrogaciones implicaban que no era un ámbito sexual lo que estaba buscando de ella.

-¿Y pretendes hacerme daño después? Eso le rompería el corazón, sabes –Continuó haciendo un gesto burlón un tanto tétrico –Verás, yo soy su único y mejor amigo.

-Eso puede cambiarse -Pese a todo, el esqueleto sonrió maliciosamente –Apuesto a que ni le has contado a ella de dónde vienes.

-Ya vine –En el acto apareció la humana llevando una charola caliente que sujetaba con unos guantes viejos. Al notar que había cierta tensión en el comedor comenzó a mirar fijamente a ambos sujetos -¿Está todo bien?

-Por supuesto –Sans le guiñó una cuenca divertido.

Al no notar nada más entre ellos dos, optó finalmente por ignorarlo por completo y puso la charola en la mesa con cuidado. Un pay humeante decoró la escena junto con el delicioso aroma que emanaba. Flowey lo observó detalladamente.

-Es su receta… -Dijo más para sí mismo que para los presentes.

-Si, hoy tuve ganas de prepararlo –Contestó un tanto melancólica Frisk al escucharlo a la perfección –Supongo que no puedo sentirme como en casa sin su pay en la mesa.

Sans no comentó nada, pero se extrañó de tan curiosa conversación que estaban teniendo al compartir algo entre ellos. Supuso que había sido demasiado evidente su observación al respecto ya que la humana lo había mirado de reojo y detenido toda clase de posibles pensamientos que se habían formulado en tan extravagante mente.

Partió el postre con cuidado y le sirvió sin preguntarle al esqueleto, el cual agradeció con un simple gesto de la cabeza. No dudó ni por un instante en que su sabor sería delicioso, pero sus intuiciones no llegaban a la altura de tan exquisito manjar que estaba saboreando.

-Es oficial, eres la mejor cocinera del mundo –La halagó en cuanto terminó de comer su pieza casi de inmediato –Estás lista para casarte.

El semblante de la humana cambió de neutralidad a una de leve disgusto. Pese a indicarle que era una mala señal, Sans no pudo evitar sentirse intrigado de contemplar un gesto nuevo de parte de la joven aparentemente inexpresiva.

-No es de mi interés casarme algún día –Comentó antes de meterse un leve bocado de su pay casi intacto.

-¿Ah no? ¿Y qué piensas hacer de tu vida entonces?

-Soy dueña de mi propia florería, por ahí puedo comenzar –Dijo tajantemente observando al esqueleto con disgusto. Flowey reía sin ser nada discreto. –Es mucho más digno que ser un delincuente.

-Ouch, sí que vas con todo, chica –La sonrisa del mafioso se mantuvo intacta sin importarle el ataque directo –Supongo que es aquí cuando debo disculparme por mi atrevimiento.

-Sería prudente, si.

-Naahh… es divertido ver que si puedes molestarte con algo –Se recargó en la mesa acercándose de algún modo más hacia la joven –Aunque no lo creas, me gusta tu forma de pensar. Me agradas mucho, Frisk.

La humana siguió comiendo su rebanada con calma sin prestarle realmente mucha atención al monstruo frente a ella. Todavía le carcomía las palabras del esqueleto sobre si quería casarse en algún momento de su vida. Al ser nada sociable, siempre imaginó que su futuro consistía únicamente en tener a Flowey en su trayecto y el apoyo de sus padres de nuevo reunidos; y no era porque no fuera una persona sin visión futura, sino porque era lo único que quería realmente en el mundo. El resto era algo que podría conseguir en el camino con el simple hecho de proponérselo. Su madre la llamaba terca con ese razonamiento, pero era lo que salía de ella con suma sinceridad. ¿De qué le servía tener conocimiento si no lo podía emplear en el mundo real? Nunca entendió esa incongruencia de su madre adoptiva en insistir en educarla tanto si finalmente pensaba como el resto de la sociedad.

-Pero tengo el presentimiento de que no te agrado yo a ti ¿verdad?

Ante el mutismo latente de la joven, Sans interpretó su silencio crudamente. Suspiró un tanto resignado sin borrar su sonrisa burlona.

-Supongo que metí el hueso en donde no ¿verdad?

-No te conozco realmente –Terminó diciendo la humana al percatarse de que algún modo extraño si le importaban sus palabras. Al no saber siquiera qué decir realmente, continuó con lo primero que le llegara a la mente –No puede agradarme alguien a quien no conozco nada.

-Eso puede cambiarse fácilmente –Le guiñó una cuenca –Hasta ahora sabes que me llamo Sans, que soy un esqueleto y que trabajo en la mafia.

-Y que tienes un hermano –Dijo sin pensarlo.

-Y que tengo un hermano –Mencionó un tanto divertido con eso –También que soy tu admirador número uno de tu comida ahora. ¿Qué más te gustaría saber de mí?

Realmente Frisk no tenía ningún interés en saber sobre él, pero intuyó en que no la dejaría en paz hasta preguntarle algo, así que comentó nuevamente lo primero que le llegara a la mente sin cuestionarse más a fondo.

-¿Por qué perteneces a la mafia?

Las reacciones en la mesa fueron de lo más extraño para la joven castaña. Por primera vez se le veía a Flowey curioso con la conversación mientras que Sans se le borró levemente la sonrisa mientras sus cuencas yacían completamente oscuras. Aquella imagen de él frente a ella le daba un aspecto de lo más siniestro, sin embargo ella se mantuvo serena ante cualquier posible peligro.

-Porque no tuve elección…

Su voz había cambiado drásticamente a la burlona que ya se había acostumbrado de él. Frisk comprendió en el acto que se trataba de un tema nada agradable para él, sin embargo el esqueleto había borrado esa expresión suya tan rápido como había aparecido. Aquel brillo blanquecino brillaba nuevamente en esas cuencas contemplándola fijamente.

-Supongo que la que ahora metió el pie donde no fui yo. –Se preocupó ante tal gesto de su parte –Lo siento.

-Tranquila chica, yo te di la libertad de preguntarme lo que quisieras ¿no? –Su sonrisa le pareció por primera vez tranquilizadora.

-No te preguntaré más sobre ello si te hace sentir muy incómodo –Dijo en el acto para reparar todo posible error de su parte –Pero a mi modo de verlo, siempre hay más de una elección.

Sans la miró con mayor atención, pero eso no fue lo que le sorprendió a la joven, sino que por primera vez notó que su sonrisa había disminuido considerablemente. Sin permitirse de que aquello la distrajera, continuó hablando con mayor seguridad.

-Sé que no soy la persona apropiada para decirlo, pero sé que pese a que hay obstáculos en la vida, depende de uno el afrontarlos. Como mujer, tal y como tú dijiste hace un momento, mi destino supondría ser la esposa y madre de alguien más, pero yo no considero que ese sea mi sentido en la vida. Eso lo habría elegido la sociedad por mí, no yo. Mientras mi vida sea mía, yo tomo mis propias elecciones. Y es lo que he hecho desde entonces.

-He… interesante.

El esqueleto había apartado la vista de la joven para contemplar el ventanal, el cual indicaba que la tormenta había cesado. Un silencio neutralizador reinó en el departamento siendo por primera vez incómodo para la humana ¿acaso había ignorado sus palabras? ¿O su discurso había sido demasiado largo?

-Tienes una forma de pensar un tanto suicida, chica –Dijo sin más. –Me temo que en esta ciudad no aprobarán tu forma de ver las cosas.

-No me interesa lo que se piense de mi –contó con sinceridad sin preocuparse de alguna reacción –Me preocuparía más no hacer las cosas por mi cuenta.

-Eres alguien determinada ¿eh?

Frisk no dijo nada más; se limitó a terminarse su postre calmadamente mientras el esqueleto contemplaba el ventanal como si aquello fuera mucho más interesante ahora. Tras un lapso silencioso por todos, Sans se levantó de la mesa y fue hacia el perchero para ponerse su sombrero.

-Fue una comida de lo más agradable –Sonrió a la humana que estaba levantándose también –Pero me temo que debo retirarme.

-Ten –Le entregó de inmediato una rebanada de pay envuelta en una servilleta de tela –Hice demasiado… Flowey no come esto, y yo no puedo acabarme todo yo sola y… tú dijiste que te gustó…

Bajaba cada vez más el tono de su voz conforme hablaba al no saber siquiera cómo despedirse. Sans la contempló un tanto anonadado, pero rápidamente cambió a su expresión de siempre y tomó el envoltorio que le ofrecía con una mano, pero con la otra sujetó su muñeca desconcertando ahora a la florista.

Sin darse oportunidad de saber siquiera lo que estaba a punto de hacer, el esqueleto había puesto su mano rozándola con sus dientes de porcelana. Frisk tardó un poco en reaccionar ante lo que implicaba eso y pasó de un leve sonrojo a estar completamente colorada de saber que estaba "besando" su mano.

-Gracias –Le guiñó un ojo antes de soltarla.

Y sin más, desapareció en el acto sin dejar rastro posible más que la cara roja de la joven contemplando el lugar en donde había desaparecido en un pestañeo. Aquel desconcierto de su parte se rompió por completo ante el grito de frustración emanado por la flor cercana suya.

-¡Aggghhh, porfavor! –Flowey dio leves brincos con su maceta para acercarse a la joven –No vayas a decirme que esa estupidez te agradó.

-Yo… -aun permaneciendo roja, tomó su mano que había sentido el roce de sus dientes y la puso en su pecho –No, claro que no…

-Eres pésima mentirosa –Gruñó la flor.

Grillby se hallaba limpiando la barra principal de su negocio mientras tarareaba una canción pegajosa que había oído recientemente en la radio. Se había girado para colorar los vasos en su estandarte animadamente, pero en cuanto se giró de nuevo contempló a cierto esqueleto cuya mirada le indicaba que le sirviera lo de siempre. Sin emitir palabra alguna, sacó la botella de whisky y le sirvió en un vaso, pero con un ademán de la mano su amigo le indicó que le dejara la botella entera.

El hombre llama sabía cuándo no hacer preguntas, por lo que le dejó con su silencio y continuó acomodando las cosas sin apartarse del todo de él.

-¿Qué se le puede dar a una mujer tan distinta a las demás?

-No estamos hablando de la humana de la otra vez ¿oh si? –El hombre llama le cuestionó un tanto dudoso, pero al no recibir respuesta en el acto, dejó a un lado lo que estaba haciendo y fijó toda su atención en su amigo –No hace falta que te mencione que socialmente no será bien visto eso, y más ante la guerra entre ambas especies, pero creo que sería lo mejor que dejaras de verla por tu bienestar.

Sans siguió dándole un gran trago a su botella sin alterarse ante las palabras de su amigo. Con calma fijó su mirada en él antes de responderle algo.

-Aun no averiguo lo que quiero, Grill, no puedo dejarlo por la borda aun.

-Entre nos, sabemos perfectamente que no es por eso que quieres seguir viéndola. Esa mujer en verdad te está atrayendo, eso te dará muchos problemas en tu vida, Sans.

-Como si ser mafioso no implicara ello –Se burló antes de volver a dar un gran trago –En estos días que la he observado he notado cosas interesantes. Y no hablo realmente de ella, sino de que alguien también la observa a lo lejos.

Ahora captó toda su atención ante lo que le estaba contando. Sans apartó su botella en cuanto se percató de que ya se la había terminado.

-La chica mencionó que vino a la ciudad buscando a alguien –Recordó con cautela –Me parece que alguien está al tanto de eso… pero aun no sé cuáles sean sus intenciones. No puedo dejarla sola si corre peligro.

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Sé que me tarde mucho en subir esto, peeeeeeero creo que lo compenso con un capítulo largo, jeje ¿Cierto? ¿Cierto? D:

Michi fuera!