-¿Quién es usted?
Tras varios minutos de incómodo silencio, Frisk terminó preguntando al señor frente a él que pacíficamente había llegado con ella y pedido que les dejaran solos en una nueva habitación. Por la forma en la que la tortuga venía vestido le indicaba que se trataba de alguien elegante e importante, sin contar el hecho de que la policía había sido muy amable con él y accedido a su petición, por lo que fue suficiente para que Frisk se sintiera incómoda con su presencia tras estar sentados frente al otro y sin entablar conversación alguna que le pudiese explicar qué estaba pasando realmente.
La tortuga le sonrió a modo de respuesta de su pregunta, apoyando sus manos sobre la mesa y dejando en visto que le faltaban algunas escamas en sus manos, seguramente por la avanzada edad que tenía consigo.
-Soy alguien que cree en la justicia, señorita. –Finalmente habló. –Supe que se encontraba en un apuro y no pude evitar querer hacer algo al respecto.
-Eso no responde mi pregunta. –Atajó mientras mantenía su postura indiferente ante él. Alzando una ceja con esa respuesta que sólo parecía rodear el asunto. –¿Quién es usted para intervenir a mi nombre?
-Wah ha ha ha, eres una señorita impaciente ¿eh? –Rió la tortuga sin importarle sus palabras, separando sus manos para sacar algo de su saco y ponerlo frente a ella. –Me tomé la libertad de ayudarle con el malentendido que estaban teniendo aquí, además de su asunto con el banco. Pueden ser bastante molestos con sus protocolos, pero está todo arreglado para su uso inmediato.
Siéndole más extraño cada minuto, Frisk tomó lo que le estaba entregando, lo cual parecía una libreta de hojas alargadas numeradas meticulosamente y con renglones en los que le indicaba que debía escribir un nombre y una cantidad de dinero. ¿Esos eran los cheques que le habían mencionado para poder hacer uso de su dinero? ¿Tantas complicaciones para tener algo como eso? Eran simples papeles.
-Gracias. Pero sigue sin responderme. –Comentó mientras no paraba de revisar la pequeña libreta con cubierta de cuero. Por lo que podía oler, era completamente nueva. –¿Cómo se llama, al menos?
-Soy Gerson Boom, un buen ciudadano. –Sonrió con total tranquilidad. –¿Y usted cómo se llama?
-Soy Frisk D…
Se detuvo en seco mientras sentía un extraño vacío en su pecho. ¿Era correcto mencionar su apellido? ¿Aun cuando acababa de descubrir que realmente no había sido adoptada? No sabía cómo procesarlo aún, pero ahora no le quedaba duda de que tendría que mantener ese dato con mayor cuidado. Siendo que tal vez Flowey le había pedido que no lo diera a sus anchas por ese hecho. Esperaba tener una oportunidad pronta de hablar con él al respecto, ahora que estaba muy segura de que su amigo lo había estado sabiendo en todo ese tiempo viviendo en la ciudad y jamás tuvo la consideración de avisarle. ¿O era el caso de que Flowey no le daba importancia? Tanta confusión le estaba mareando y el temblor de sus manos estaba manifestándose nuevamente, teniendo que concentrarse en guardar esa extraña libreta en el bolsillo de su falda un tanto incómoda para ella para ignorar esa sensación.
-Espero que pueda comprarse algo bonito con ese dinero, señorita Frisk. –La voz de la tortuga le sacó de sus constantes preguntas mentales, mirándole de nuevo fijamente. –Y perdone la curiosidad de un viejo como yo, pero creo que no se encuentra bien. ¿Debo llamar a alguien?
-¿Qué? No, no. Solo quiero irme de aquí ya.
-Sí, el ambiente policiaco es terrible. –Asintió levemente la tortuga como si realmente la comprendiera, pero su sonrisa por alguna razón le incomodaba. –Tantos inocentes terminan aquí sin poder hacer algo, es por eso que tiendo a ayudar a gente como tú de vez en cuando.
-¿Obtiene algo a cambio?
Preguntó con cierta curiosidad. ¿Eso significaba que tendría que darle algo por haberle auxiliado? ¿Aun cuando se trataba de un total desconocido y no le había pedido de su ayuda? Le recordaba de alguna manera a lo que hacía la familia esqueleto en Snowdin, prestando sus servicios de salvaguardar a varios locatarios a cambio de que pagaran por ello, aun cuando se trataban ellos mismos de los delincuentes y problemas que radicaban en ese barrio. Y la tortuga frente a ella por alguna razón le recordaba eso, con su traje tan fino, sonrisa de poca empatía pese a sus palabras diciendo lo contrario que le recordaba a Mettaton, y la facilidad con la que había resuelto las cosas en su entorno. Simplemente no le generaba confianza por sus experiencias pasadas.
-Como dije, sólo soy un ciudadano que cree en la justicia. Una sonrisa y ver que logro ayudar es una buena recompensa para…
-No creo que le sea rentable eso, señor. –Interrumpió Frisk con seriedad, sin darse cuenta a tiempo de lo descortés que había sido. –Hay muchas injusticias en esta ciudad como para querer conformarse con sonrisas.
La tortuga se detuvo en seco con su ademán interrumpido al igual que sus palabras. Por un momento, a Frisk le había parecido que se había molestado por eso y estuvo por disculparse para evitarse malentendidos que empeoraran su situación, pero el señor rápidamente cambió su expresión a una que reflejaba que se estaba divirtiendo con algo, cosa que no tuvo ningún sentido para la humana.
-Estoy de acuerdo, pero desde que perdí a mis hermanos… no tuve otra cosa en mente más que evitar que alguien más pase por lo mismo.
-Oh… lamento mucho oír eso, señor. –Se sinceró de inmediato mientras se relajaba un poco al escuchar eso. –Yo hace tiempo también perdí a mis hermanos, así que sé lo que se siente.
-Entonces tenemos algo en común, eso es reconfortante.
-Supongo…
-Hace muchos años, llegué a esta ciudad esperando poder encontrarme con mi familia… pero fue difícil. Sobre todo cuando se trataban de humanos.
-¿Usted es un monstruo adoptado por humanos?
Frisk no pudo evitar soltar la pregunta con sorpresa, incluso pudo notar que había sonreído con alivio saber que no era la única con ese caso. Eso significaba que la policía estaba equivocada sobre las familias interespecies ¿cierto? No tenía razones para seguir dudando de su familia, sobre todo de su padre que aparentemente se encontraba escondido con un seudónimo que pudo descifrar a la primera. ¿Acaso le había mandado el dinero y vivienda sabiendo que ella lograría identificarlo? ¿Eso significaba que estaba queriendo que le encontrara pero no podía decírselo por alguna razón que todavía no lograba descubrir? Tal vez era un completo extraño el ser que estaba frente a ella y le generaba cierta incomodidad su sonrisa, pero estaba agradecida de haberlo conocido aunque fuera por esos minutos en tan extraño lugar para recordarle lo verdaderamente importante. Le habían levantado el ánimo en el peor momento en el que no debía de haber estado dudando.
-No le podría dar otro nombre en cuanto todo sea por amor ¿no crees?
Frisk asintió estando completamente de acuerdo. Ilegal o no, estaba segura de que su padre le estaba esperando en algún lado. Y que podría dar sus respectivas explicaciones frente a frente en cuanto se presentara la oportunidad.
Amor a su familia… eso era lo que no debía olvidar ante sus dudas.
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Tras haberse acercado lo suficiente gracias al tren en el que se había escabullido, Sans finalmente se teletransportó en su casa ante un agotamiento inminente por tanto uso de magia sin descanso. Realmente quería irse a su habitación a dormir un poco, pero para desgracia suya no tenía tiempo para eso si aún desconocía en dónde pudiera estar la humana que no podía dejar en descuido. Conocer a la señora Dreemurr le había dado un panorama suficiente para comprender ciertos comportamientos de la florista.
Y si la conocía lo suficiente, no le sería grato saber toda la verdad. Pero si le seguían permitiendo andar con toda esa ignorancia, se toparía con su propia perdición.
Ya no tenía más dudas al respecto, el ser que había estado buscando Frisk en todo ese tiempo se trataba de nada más ni menos que Asgore Dreemurr, el Gran Don y bestia de Ebott city. Por lo que había podido leer en sus cartas, estaba en busca de un padre que le había negado su asistencia en todos esos años en los que estuvo en el pueblo. Sin saber el peligro que venía siendo manifestarse en la zona de peligro con tal desinformación consigo. El haber conocido primero la carta que había detonado su búsqueda le indicaba más cosas todavía, pero no era nada tranquilizador percatarse de que habían incitado a Frisk de ese modo para que asistiera a la ciudad por su cuenta.
Haya sido el Gran Don o no quien había escrito esas cartas, se trataba de alguien que conocía a Frisk a la perfección para dar por hecho de que se presentaría en la ciudad. Tal precisión era alarmante.
Y si la flor que lo sabía de antemano no hizo nada al respecto, ¿por qué? Si le había dejado en claro que él era el único al que la chica le hacía caso, ¿por qué permitir que asistiera en la ciudad sabiendo que aquel último regalo se trataba de una posible trampa para ella? Parecía que había detalles que todavía le faltaban, pero cada vez más se alarmaba con lo que se estaba topando.
-¿SANS? –La voz de su hermano resonó con tal intensidad que le indicó qué tan cerca se encontraba. Mostrándose de inmediato llegando a la sala en la que se encontraba, seguramente siendo el hecho de que le había esperado desde el comedor. –INTUÍ QUE TE APARECERÍAS AQUÍ PRIMERO.
-Di con la señora. –Contestó sin necesidad de saludar. –La situación es peor de lo que pensábamos, Paps.
-PUES SE PONDRÁ AUN PEOR CON LO QUE TE TENGO. –La expresión de Papyrus dejaba más que claro que aquello que le diría no sería nada grato de explicar. –EL JEFE HA SABIDO TODO ESTE TIEMPO EN DÓNDE ESTABA LA HUMANA PORQUE EL MISMO LA ESCONDIÓ.
-¿…Qué?
-SE LA LLEVÓ EN CUANTO SUPO DEL VERDADERO NOMBRE DE SAGEOR MURDERER.
Sans oscureció las cuencas de inmediato sin saber cómo reaccionar en esos segundos. Eso significaba que todo lo que habían tenido que hacer para adelantarse… ¿había sido en vano? ¿Ya no podía asegurarse de que Frisk estuviera bien? ¿Ya no la volvería estar haciendo sus arreglos florales al otro lado de la calle?
¿O eso… significaba que el viejo tenía un nuevo plan que no compartiría? Escondiendo él mismo a la humana no era algo que le interesara hacer, por lo que debería de tener un motivo en mente para haberlo hecho de ese modo en todo ese tiempo. Nuevamente el jefe estaba un paso delante de ellos de cualquier fechoría o travesura que tuvieran en mente, pero ya no se trataban de niños que querían hacerle caso con tal de tener su atención, se estaba metiendo en algo que por fin tenían en común en que no querían que a la humana le pasara algo malo. Aún tenía que hacerse algo al respecto, aun quería creer que el viejo aun no la mataba con tal de dar con debilidades del Gran Don.
Pero tratándose de su padre… tampoco era esperanzador pensar eso.
-¿En dónde están?
-NO LO SÉ, CREÍ QUE HABRÍA POSIBILIDAD DE DAR CON ELLOS AQUÍ EN ALGÚN MOMENTO… PERO TAL PARECE QUE NUNCA PENSÓ EN TRAER A LA HUMANA A LA CASA.
-Al viejo le gusta manejar todo con suma discreción. Incluso hacia nosotros. –Analizó con cierta prisa para tratar de calmar sus ansias de golpear algo ante la impotencia. En verdad que el día iba para largo. –¿Qué hay de sus seguidores?
-AUNQUE SUPIERAN ALGO, NO NOS DIRÍAN NADA. SON LEALES A ÉL, NO A NOSOTROS.
-Entonces pensemos. Tal vez fue en algunos de sus escondites.
-NO ESTÁ EN EL RESTAURANTE NI EN ALGUNA PARTE DE SNOWDIN. YA REVISÉ TODO.
-¿Qué hay de Waterfall? Ahí tenía un lugar al que llegar cuando se tenía asuntos ahí.
-NO LO CREO POSIBLE CON SU RECIENTE ENEMISTAD CON LA FAMILIA BLOOK POR CONSIDERARNOS TRAIDORES A LA CAUSA MONSTRUO. ESE DEPARTAMENTO SE LO DIO EL MISMO DON MAD.
Sans quedó en silencio pensando con prisa y angustia. No se le ocurría un lugar en el cual el jefe quisiera hacer algo con la humana, incluso podría apostar para sus horrores mentales que podría intentar matarla en un lugar lejano en el que nadie pudiera encontrar el cuerpo… pero no, no quería pensar en eso por más que fuera lo más creíble a la situación. No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado desde que se había llevado a Frisk y eso podría afectar demasiado para algo más esperanzador.
Lo único que le quedaba para que fuera así, era el hecho de que el jefe no parecía haber llegado a la casa desde la fiesta de la Temmie. Si hubiera matado a la florista, habría dado por hecho su labor y regresado a su escritorio sin importarle que sus propios hijos le odiaran por eso. Quería aferrarse a la posibilidad de que aún no la mataba para mantenerse cuerdo de alguna manera, pero contaba con tan pocas opciones para relajarse con eso que simplemente no podía quedarse quieto mientras pensaba.
El jefe de familia era tan poco comunicativo en sus asuntos personales. ¿Dónde podría haberse escondido fuera de su propio terreno? Era arriesgado hasta para él haberlo hecho así si se encontraban con un conflicto tan devastador como lo era estar enemistados con el Gran Don. Era lo mismo cuando habían tenido que escapar de él una vez que lo visitaron como total fracaso. Habían tenido que esconderse en…
-El departamento de la multiojos. –Concluyó en voz alta. –Si no es ahí, no se me ocurre en qué otro lugar.
-TIENE SENTIDO. –Sin esperar indicación alguna, Papyrus sacó las llaves de su auto que tenía metidas en su bolsillo. –VAMOS.
-Aparezcamos ahí mejor. Ni el tiempo es nuestro aliado ahora.
-¿ESTÁS SEGURO? TE VES CANSA…
Sans ni siquiera esperó a que terminara la oración. Lo sujetó del brazo para llevarlo consigo hacia el departamento que a ninguno de los esqueletos le agradaba visitar. Un lugar que el mismo jefe de familia mantenía como acto responsable de haberse llevado a la arácnida de una anterior vida y ahora tendría que responder por ella como si fuese una hija más. Aunque claro, eso era algo que ninguno quería pensar como eso.
-…DO.
Papyrus se mostró molesto por no dejarle terminar la oración en su propio hogar, pero no comentó nada al enfocarse mejor en observar el entorno en el que no parecía que alguien, además de ellos, estuviese en ese momento. Sans le había soltado y se dirigió con prisa a todas las habitaciones del departamento, pero no tenía caso querer buscar debajo de los muebles o detrás de las cortinas. Simplemente no había nadie en el departamento.
Frustrado de no saber en qué pensar ahora, se regresó a la sala para encontrarse con su hermano y que ambos pensaran en qué más partes pudieran encontrarlos pese a tratarse de algo casi imposible. Pero para sorpresa suya, el menor de la familia esqueleto se encontraba agachado de una manera un tanto cómica, observando a una araña que estaba situada sobre la mesita céntrica de la sala. Parecía estar moviendo algunas de sus alargadas patas como si estuviera bailando para el esqueleto, pero por alguna razón acaparaba toda la atención de su hermano que le observaba con cierta seriedad. Como si en aquella danza hubiera mucho significado del que no podía perder detalle en ningún momento.
-¿Le entiendes a las arañas? –Concluyó tras estarlo observando.
-MUFFET ME ENSEÑÓ CUANDO ÉRAMOS NIÑOS. –Le contestó sin apartar la vista del arácnido. –DICE QUE EL JEFE ESTUVO AQUÍ HACE POCO… QUE TRAJO A UNA HUMANA QUE LE PREPARÓ DE COMER UNOS HUEVOS CON PIMIENTA… CON UN POCO DE TÉ.
-¿Si estuvieron aquí? –Ignorando los detalles innecesarios, preguntó con cierta exasperación que no pudo ocultar, agachándose de igual manera para observar a la araña pese a no entender ninguno de sus movimientos. –¿Sabe en dónde están ahora?
-DICE… QUE EL JEFE DEJÓ QUE LA HUMANA TOMARA UN VESTIDO DE AQUÍ PARA CAMBIARSE…
-¡Eso no nos sirve!
-AUN NO TERMINA SU EXPLICACIÓN, SANS.
-Si no te has dado cuenta, hermano, no tenemos tiempo. ¡No sabemos si Frisk…!
Ni siquiera pudo terminar su propia oración, como si escucharlo en voz alta lo hiciera una realidad que no quería aceptar ahora que sabía la verdad de la humana. Además, un par de balas usadas sobre la mesita tenían su atención ahora, las cuales tomó para contemplarlas y ver con cierto horror que tenían sangre seca.
-NO TE ENFOQUES EN ESAS COSAS, SANS. –Le interrumpió de inmediato cualquier pensamiento que pudiera surgir ante lo que estaba contemplando. Tal parecía que su hermano ya había reparado en esas balas mientras había estado buscando en las habitaciones, mas no quiso decirle con tal de no alterarlo. Ese intento era en vano ante el horror que estaba experimentando ahora. –LA ARAÑA DIJO QUE LA HUMANA COCINÓ ANTES DE QUE SE RETIRARAN DE AQUÍ. ESO SIGNIFICA QUE NO ESTÁ MUERTA.
-Si es así, la trajo herida.
-¿TAL VEZ PARA SALVARLA?
-¡O el mismo fue quien la hirió!
-CALMATE, NO LA ENCONTRAREMOS SI TE VUELVES IMPULSIVO. –La seriedad de su hermano no le ayudaba para calmar su nerviosismo, aun cuando tuviera razón en sus palabras. –EL JEFE NOS LLEVA LA DELANTERA, ASÍ QUE TENEMOS QUE PENSAR COMO ÉL SI QUEREMOS ENCONTRARLO.
Le costaba trabajo cumplir con esa petición, pero una vez más su hermano estaba en lo cierto. El viejo siempre le había reprochado que su error era parecerse mucho a él en cuanto a derivadas reacciones, por lo que contar con Papyrus tan diferente de ellos dos era reconfortante y un muy apreciado regalo. No lograba calmarse al estar siendo atormentado por todos sus pensamientos, así que terminó desenfundando una de sus pistolas bañadas en plata que tenía escondidas dentro de su saco. No era por tener que estar a la defensiva de algo ni mucho menos que tuviera intenciones de atacar a lo que fuera en ese instante, sino porque sujetar un arma le ayudaba a concentrarse en lo verdaderamente importante que tuviera al frente.
Si había algo que el viejo le había enseñado muy bien para volverlo un asesino, era justamente en lograr separar todo pensamiento de duda y temor al momento de portar un arma ante el contrincante. Un verdadero asesino no dudaba ni se preocupaba por lo que fuera a causar en su presencia, y en ese instante no podía darse el lujo de pensar como un tipo preocupado por el posible destino de su amor prohibido. En ese instante tenía que seguir siendo un asesino para poder dar con su presa.
Ser un asesino… eso era lo que siempre se le daría mejor, después de todo.
-ESTO VA A INTERESARTE, SANS. ESTA ARAÑA DE AQUÍ DICE QUE LA HUMANA GOLPEÓ AL JEFE Y NO LE HIZO NADA DESPUÉS DE ESO.
-¿Qué?
-SI… Y ESTA OTRA DICE QUE ESTUVIERON CONVERSANDO TRANQUILAMENTE ANTES DE QUE LE PERMITIERA TOMAR UN VESTIDO DE AQUÍ. –Señaló Papyrus a las arañas que estaban llegando sobre la mesita divisora. Por alguna extraña razón, parecían animadas de que les prestaran demasiada atención. No eran tan diferentes a la multiojos que tanto le irritaba. –QUE ESTUVIERON HABLANDO ALGO SOBRE UN PAPEL ANTES DE DESAPARECERSE DE AQUÍ. ES TODO LO QUE SABEN.
Ignorando lo incómodo que le era ver cómo tantas arañas se estaban juntando para prestarles atención, pensó con detenimiento esa última información. Un papel que le pudiera importar a ambos… esta vez no se le complicó llegar a una conclusión.
-Tal parece que el viejo tenía el permiso bancario consigo en todo este tiempo. –Mencionó mientras oprimía su arma con enfado. De nuevo el viejo ya se le había adelantado hasta con eso, así que no le habría funcionado negociar con la flor si hubiera tratado de encontrarlo. –Nada de esto me pinta a que vaya para bien.
-TAMPOCO A MÍ. GRILLBY CONSIDERA QUE ESE DOCUMENTO ES UNA POSIBLE TRAMPA.
-Una que fueron a detonar entonces.
-¿Y QUÉ HAREMOS? ¿BUSCAR EN TODOS LOS BANCOS HASTA DAR CON ELLOS? ¿EXPONIENDO NUESTRAS CARAS ANTE VARIOS POLICÍAS?
-Es eso o esperar a que el viejo vuelva. –Contestó sabiendo lo tonto que sonaba eso. –Y sinceramente, me parece la peor de las opciones.
-CUALQUIER OPCIÓN ES TONTA… PERO ES TODO LO QUE TENEMOS.
Sans asintió mientras lo sujetaba de nuevo para abandonar ese lugar de una buena vez. Ni él pudo haberlo dicho mejor.
.
.
Más de una hora dentro… y seguía sin ver cambios en la fiscalía desde que Gerson había ingresado al lugar sin compañía. El esqueleto que observaba todo desde su escondite no sabía que esperar realmente ante tal calma desde su llegada, ya que nada podría ir para bien cuando se trataba de ese sujeto si sus sospechas iban a lo cierto. Necesitaba aprovechar la oportunidad que tenía al frente, aun cuando podría ser un error de su parte actuar solo y sin recursos a disposición.
No podía ingresar al lugar ante el evidente problema de que él mismo se trataba de un criminal buscado. Incluso mantenerse cerca de la fiscalía ya era un riesgo en potencia que podría volverse en un garrafal error ante el menor descuido. En otros tiempos no le habría importado al contar con influencias dentro de la policía, pero siendo el caso que la misma mafia Dreemurr había acabado con eso y el socio principal había ingresado sin preocupación alguna le decía demasiado sobre las desventajas que presentaba ahora. Además estaba solo sin sus seguidores, hijos o Muffet, no podía correr el riesgo de ser atrapado sin una carta bajo la manga con la cual escaparse. Ni siquiera su magia sería aliada para sí mismo con tantos reflectores desviadores de magia en el entorno.
Lo mejor para el caso vendría siendo dejar a la humana en otras manos para que dejara de ser problema suyo, que dejara de estorbarle ante lo irritante y exasperante que era. Pero si el propio Gerson había acudido por ella, significaba que era más importante de lo que aparentaba. Había hecho que la tortuga saliera a atender el caso personalmente en lugar de mandar a alguien más. Eso era suficiente para acaparar su atención y preocupación al mismo tiempo. ¿Acaso la humana no estaba tan confundida como creía? ¿En verdad había una posibilidad de que fuera tan considerada por el mismo Gran Don?
La paciencia era algo enriquecedor e importante en toda táctica, él mismo les había enseñado a sus hijos ese hecho, sin embargo no podía quedarse con los brazos cruzados cuando justamente el tiempo era lo que tenía en contra de lo que fuera a pasar ante su error de perder de vista a la humana. Por lo que terminó decidiendo rodear el edificio en busca de alguna abertura entre tantos reflectores. Caminando con total naturalidad para no verse sospechoso y ocultarse a simple vista hasta encontrar un callejón cercano en el cual poder estudiar el edificio con mayor libertad. Y gracias a las compras navideñas que estaban haciendo los seres del entorno, todo le fue bastante fácil.
Tan fácil que por poco provoca que le tomen desprevenido en el callejón que había ingresado. Desviando un machete que tuvo toda intención de arrancarle la cabeza y que esquivó con suma rapidez sin necesidad de su magia y pateando a su agresor para alejarlo aún más de él. No tuvo qué pensar demasiado en el problema que había ingresado al ver que se trataba de un perro de pelaje blanco como la nieve y con traje bastante elegante. Por lo que notaba, el can no había tenido intención de esperar a la tortuga en el vehículo en el cual habían llegado, sino que había estado esperando el momento en el que terminara moviéndose.
Estaba cometiendo demasiados errores para un solo día por su cansancio y desesperación. Si seguía así, no viviría para ver el anochecer y faltaban pocas horas para eso.
-Gerson mencionó la posibilidad de dar con usted por estos lares. –El perro sonrió mientras se levantaba de un salto. –Me alegra saber que ese fue el caso.
-Si tanto le importa mi presencia, ¿por qué manda a su mascota a hacer el trabajo sucio? –Mencionó con suma seriedad mientras se paraba recto en espera de cualquier otro ataque.
-¡Él no requiere presentarse ante traidores cómo usted!
Al haber tumbado el machete con el que había pretendido atacarle, el perro trató de atacarle directamente con un puño. Pero para sorpresa del esqueleto que estuvo dispuesto a pelear cuerpo a cuerpo con el can, éste último no se acercó en ningún momento para golpearlo, al extender sólo su brazo para dar con él sin éxito de nuevo. Don Gaster sabía esquivar esa clase de ataques al haber entrenado con el ejército cosas así y enseñado a sus propios hijos a luchar con sus propios cuerpos cuando lo requirieran, aunque en su caso, el sedentarismo no le ayudaba como antes al ser más lento físicamente de lo que acostumbraba. Llevaba muchos años haciendo que sus hijos se hicieran cargo del trabajo de campo y ahora su cuerpo lo estaba lamentando.
Nuevamente esquivó varios puños que el perro lanzaba sin necesidad de acercarse, lo cual le indicaba al esqueleto que en efecto había dado con un punto en el que los desviadores de magia no afectaban. Sin dudar, invocó varias de sus manos para detener la molestia frente a él, pero a desgracia suya se percató de que ya estaba agotando demasiada de su energía para intentar hacer algo en masa que le diera una victoria más que asegurada. No había descansado lo suficiente para recuperarse, había usado mucha de su magia con la humana y ahora lo estaba lamentando. Tuvo que limitarse en invocar cuatro manos más que suficientes para detener sus manos y piernas que se estiraban a una proporción anormal. ¿Su tipo de magia era su propia elasticidad? Eso no formaba parte de una magia natural canina, por lo que eso significaba que el perro ante él se trataba de un híbrido. Uno que estaba resultando ser una verdadera molestia.
La pureza entre algunas especies de monstruos se estaba perdiendo con el tiempo y ya no generaba tanto conflicto como antes dado que muchos tendían a tales tratos con tal de no desaparecer como especie, pero en su mayoría la descendencia tendía a inclinarse en un solo lado siendo naturalmente el hecho de que se conservara más el lado paterno que el materno, conservándose de alguna manera la pureza de una sola especie. Eran raros los casos en los que un monstruo presentara ambas contrapartes de las que provenía, siendo los híbridos una especie completamente nueva bajo muchos lineamientos. Era por esa razón que no le había preocupado emparejar a Sans en su momento con una arácnida, siendo bastante probable de que hubiesen tenido una descendencia esqueleto por conservar. Aunque claro, eso era algo que ya no se daría y que ahora rogaba con poder deshacerse de aquel proyecto fracasado. Teniendo que responsabilizarse de una molestia como ella hasta que alguien le librase de la carga.
Notó que el perro ahora estaba estirando su cuello teniendo toda intención de morderlo, pero Don Gaster ni siquiera se mostró preocupado por ese hecho al tener todo a su favor ahora. Lo tenía preso con sus manos flotantes y con un simple chasquido lo teletransportó fuera de su vista en donde no le sería un problema por ahora. Tenía que enfocarse en lo verdaderamente importante sin interrupciones algunas.
Pero ahora que había llegado al techo para idealizar un plan mientras tenía todo el panorama, para desgracia y preocupación suya se topó con el hecho de ver a sus hijos a menos de una cuadra de la fiscalía y el banco cercano. No sabía que pensar al respecto, verlos trabajar juntos le daba cierto alivio ante la posibilidad de que habían arreglado sus conflictos personales. Pero eso sólo le confirmaba que estaban unidos en contra suya ante sus decisiones que se atrevían a cuestionarle en sus etapas de rebeldía fuera de lugar. Papyrus le había abandonado en plena fiesta, no le cabía duda ahora de que había buscado a Sans para dividir lo que de por si ya tenían dividido y con pocas probabilidades de sobrevivir.
Tantas molestias que se estaban tomando entre los tres por una arrogante y problemática humana. En verdad que la quería dejar en la fiscalía para que fuera asunto de los humanos si su pequeña experimentación había sido un fracaso, pero no podía darse el lujo de permitir que Gerson tuviera esa ventaja al alcance, algo aparentemente importante si requería de su presencia. Y estado sus hijos en la cercanía, ahora no sólo tendría que pensar en como recuperar a la humana para seguir manteniéndola bajo observación y fuera de las manos de la mafia Dreemurr, sino que ahora tenía que proteger a sus hijos de su propia ceguedad sentimentalista hacia la humana. Aunque se los pidiera, ellos no tendrán intenciones de hacerle caso una vez más.
Si lo habían abandonado… simplemente significaba que sus hijos preferían a una desconocida humana que a su propio padre, a su propia familia. Mad Blook había tenido razón en eso, sus hijos no tardarían en traicionarle por una humana. Pero a diferencia del grupo fantasma que optó por darle la espalda a su traidor como si éste nunca hubiera formado parte de sus vidas, él no tenía intenciones de permitir que les pasara algo malo a sus hijos en cuanto tuviera algo por hacer.
Si había perdido a Arial por sus errores, no permitiría que volviera a pasar con sus hijos. Aun cuando éstos le detestaran y no comprendieran el sacrificio que tomaba por ellos.
No podía teletransportarse cerca de ellos porque los mismos desviadores no le permitirían posicionarse en el punto que quisiera con precisión, así que se limitó en mandar una mano flotante por ellos para que supieran que les estaba llamando. Esperando que no lo ignoraran o cometieran una estupidez que entorpeciera aún más la situación, pero viendo desde lejos que estaban atentos a la mano que ahora estaba entre ellos, con cierto alivio notó que estaban obedeciendo a la indicación silenciosa y estaban siguiéndola sin perder su rastro hasta llegar a su posición. Corriendo entre la muchedumbre que estaba cargando variadas bolsas y paquetes destinados a regalos navideños que tenían más su atención que una simple mano flotante direccionando a dos esqueletos trajeados.
No pasaron muchos minutos en espera para que pudieran reunirse con él, desapareciendo la mano con su magia al no necesitarla más. Teniendo a sus dos hijos ante él con una mirada nada amistosa.
-¿Dónde está? –Soltó Sans sin necesidad de buenos tratos ni especificaciones. –¿Y qué fue lo que le hiciste?
-La policía la tiene detenida ahora. –Contestó sin preocuparse en sus reacciones. Tampoco tenía necesidad de dar verdades abiertas que no intentarían comprender ante su hostilidad. – Le hice un favor de que consiguiera su supuesto dinero a modo de prueba, pero tal parece que ella misma se complicó las cosas.
-Eso sí no te lo creo. ¿Cuáles fueron tus verdaderas intenciones? ¿Qué significa esto? –Le arrojó las dos balas que le había retirado a la humana, confirmándole de que lo habían buscado en el departamento de Muffet. Pese a la situación, le enorgullecía que fueran tan listos de poder seguirle el rastro. –Si le hiciste daño, juro que…
-Esa humana no es normal, Sans. –Le interrumpió con total seriedad y leve enfado. No estaba para soportar tales cosas ahora ni nunca. –Es un fenómeno. No se le puede hacer daño.
-¡Entonces sí le hiciste daño!
-Si pretendes golpearme de nuevo, de una vez te aclaro que no estoy para dejarla en la fiscalía. –Reprochó ante el arrebato infantil de su primogénito. Su ceguedad a causa de su enamoramiento no le permitía percatarse de la gravedad de lo que le estaba confirmando. –No puedo dejarla si Gerson Boom está interesado en ella ahora.
-¿EL SOCIO DEL GRAN DON? ¿UNO DE LOS QUE NOS CONTRATÓ PARA LA CAPTURA DE DT-00X? –Preguntó Papyrus recordando un poco. Aunque se le viera más calmado que el otro, la mirada indiferente que le lanzaba tampoco era agraciada. –¿QUÉ TIENE QUE VER EN TODO ESTO?
-Hice la prueba para ver qué pasaba si la humana intentaba retirar el dinero. Y como resultado, se la llevaron a la fiscalía y Gerson Boom se presentó personalmente a atender la situación. –Contestó para tenerlos al tanto de la situación, esperando que le comprendieran en que debía de hacer algo al respecto sin sus arrebatos infantiles que no llevaban a nada. –La humana mencionó unas cuantas estupideces que me indican que está siendo manipulada por ellos.
-Dime viejo, de las cosas que te mencionó… ¿Una de ellas es sobre ser hija del Gran Don?
Antes de que le preguntara sobre cómo daba tal argumento, notó que Sans le estaba poniendo a la vista dos cosas que había sacado de su saco con prisa y enfado. Una de ellas se trataba de un collar de oro con forma de corazón, mientras que la otra era una carta arrugada que captó mayor su atención al identificar de inmediato la caligrafía.
No pudo evitar oscurecer sus cuencas por la sorpresa y temor que le generaban al mismo tiempo. Aunque hubieran sido pocas las veces que había visto su escritura, su memoria fotográfica era muy precisa sin importar los años que pasaran. No había duda, esa letra se trataba del mismo Gran Don.
Y el contenido que tenía consigo empeoraba aún más la situación. En ella confirmaba que se dirigía hacia la humana con el cariño suficiente para mostrarse de un modo tierno que nadie se hubiera imaginado en semejante bestia. Y ahora que había querido observar el collar que le entregaba Sans con el mismo enfado, descubrió con prisa que se trataba de un relicario cuya fotografía interior confirmaba cualquier sospecha que su mente habría tratado de ignorar. La humana como infante estaba abrazando al hijo ahora fallecido, indicando que todo lo que le había dicho la humana que le habían parecido disparates… no era del todo erróneo.
Manipulada o no, ahora no cabía duda de que la humana tenía un vínculo muy cercano a su peor enemigo para considerarse con total devoción como hija suya. Y si ahora Gerson Boom estaba presente para sacarla de las manos de la policía…significaba que era más importante de lo que hubiera llegado a concluir. El Gran Don si tenía una debilidad que arruinaría toda su imagen, que doblegaría todo su poder ante la verdad que tenía en sus manos.
La humana era el posible talón de Aquiles de Asgore Dreemurr.
-Di con ella, di con la esposa del Gran Don. –La voz de Sans le sacó de sus pensamientos al respecto, pero aun así tuvo las cuencas oscuras sin saber qué pensar en todo. –Lo único que pude obtener de utilidad fue esta carta y su confesión de que han estado manipulando a Frisk haciéndole creer que fue adoptada por ellos. Pero no sé con qué fin realmente.
-Tengo una posible idea en mente… pero aún es muy pronto para sacar conclusiones. –Admitió el Don mientras bajaba las manos para dejar de ver los objetos que le había entregado para comprobar los hechos. Sans se los quitó de inmediato de cualquier manera y se los guardó en su saco nuevamente. –Maldición, esto es peor de lo que hubiera llegado a pensar…
-Viejo, no sé qué tengas en mente ahora, pero quiero dejar en claro que no puedo permitir que le pase algo malo a Frisk.
-Sans, esa humana no solo es anormal, es un peligro. ¿Y tú vas a ponerte en ese plan ahora? ¿Aun cuando tu causaste que nosotros estuviéramos en problemas por ella? –Aunque quisiera mostrarse serio ante sus hijos para tener el total control de la situación, le estaba desesperando su comportamiento que no llevaba a nada bueno. –Piensa con la cabeza, Sans. No cometas mis errores. No hagas estupideces de nuevo.
-Sé que… es estúpido. ¡Lo sé! –Exclamó su primogénito con su misma desesperación. Ante la vista de cualquiera, no habría duda de que se trataban de padre e hijo con el mismo carácter. –Tampoco pido que me entiendas. Pero ella me importa ¿ok? Me importa mucho.
-Sólo es una mujer. Una humana. ¡Olvídate de ella!
-Mamá sólo era una mujer también, ¡eres el peor ejemplo para decir eso!
-¡Entonces no cometas mis errores!
-Es justo lo que quiero evitar. ¡Cometer tu error de permitir que la mataran!
Estuvieron a punto de golpearse el uno al otro, pero la magia de Papyrus actuó con más prisa de lo que cualquiera de los dos hubiera reaccionado. Estando los dos en el suelo de golpe sin haberlo previsto antes y sin poder levantarse ante sus respectivos agotamientos que les impedía poder compensar con más magia su retención. Estaba orgulloso de ver que al menos uno de sus hijos era más prudente y astuto de guardar su magia para los peores y mejores momentos, pero no le era grato que lo estuviera haciendo precisamente con él.
-DEJEN DE CULPARSE EL UNO AL OTRO. AMBOS SON UNOS IDIOTAS. –Comentó Papyrus desde su posición, contemplando a ambos desde arriba con un gesto de evidente enfado. –NO LES DA LA JUSTIFICACIÓN DE COMETER ERRORES.
-Paps… dijiste que estarías de mi lado. –Reprochó Sans sin poder levantarse del suelo.
-DIJE QUE TE AYUDARÍA EN SALVAR A LA HUMANA. PERO ESTOS ARREBATOS NO AYUDAN EN NADA. Y ADEMÁS, SIGO ENOJADO CON LOS DOS.
-El enojado debería de ser yo por ver que mi propio hijo me traiciona en territorio enemigo. –Comentó Don Gaster sin poder levantarse del suelo tampoco. –¿Qué no entienden que todo lo hago por ustedes?
-Es difícil saberlo cuando no nos compartes nada, viejo.
-¿Cómo compartirles algo si se siguen comportando como niños?
-¡Nunca nos permitiste comportarnos como niños!
-¡AAAAGGHHH! CÁLLENSE LOS DOS.
Entre el griterío que se estaban lanzando entre los tres ahora, se percataron tarde de que un sujeto con vestimenta que indicaba que se trataba de alguien de limpieza ahora lo estaba observando con cierto desconcierto en su expresión. Sujetando su trapeador sin saber qué hacer ahora que los tres esqueletos trajeados se habían callado para observarlo con cara de pocos amigos. Fue así como se percataron que en el techo en el que se encontraban tenían a un lado una bodega en la que seguramente el señor de limpieza había tenido intención de acudir, pero ahora se estaba retirando lentamente como si con ello pasara desapercibida su presencia.
Pese a la extraña distracción que habían tenido que en otros tiempos le hubieran matado como testigo, fue suficiente para calmarse y retomar compostura ante la mala imagen que habían dado ante un desconocido. Los Gaster siempre tenían que destacar por ser hombres de clase, pero ahora habían hecho el ridículo estando dos en el suelo y todos gritándose los unos a los otros por cosas que no venían al cabo de la situación. Simplemente deplorable.
-Papyrus, suéltame para que tenga que solucionar las cosas por ustedes de nuevo. –Le indicó tras varios segundos de incomodidad entre ellos. Queriendo mostrarse serio nuevamente con tal de no perder el poco respeto que posiblemente le tenían todavía. Aun cuando era visible que ese no era el caso. –Serán unos malagradecidos todo el tiempo, pero aun así son mis hijos y me responsabilizaré de sus errores.
-¿Y QUIÉN TE SALVARÁ DE LOS TUYOS? ¿EN VERDAD CREES QUE ESTAREMOS CONTENTOS CON VER QUE TE ARRIESGAS SIN QUE CONFÍES EN NOSOTROS?
-Habla por ti, Paps…
-¡ESTOY HARTO DE USTEDES DOS! SIEMPRE ME MENOSPRECIAN AUN CUANDO ME PREOCUPO POR USTEDES. ¿CREEN QUE QUIERO PERDERLOS POR SUS ESTUPIDECES? SÉ QUE NO LES IMPORTO NI CONFÍAN EN MI, PERO USTEDES SI ME IMPORTAN Y NO PIENSO QUEDARME DE BRAZOS CRUZADOS PARA VER CÓMO SE ARROJAN A LA MUERTE.
-Papyrus ¿por qué dices que no me importas? –Preguntó Don Gaster mientras hacía un esfuerzo de levantarse para ver mejor a su hijo, pero fue en vano ante su magia de retención sobre él. Vaya que le había enseñado demasiado bien para que fuera tan sofocante.
-ME VENDISTE CON LOS TEMMIE, ME USASTE COMO UNA MONEDA DE INTERCAMBIO. NI SIQUIERA TE IMPORTA QUE SIGA SIENDO UN GASTER.
-¡Por supuesto que me importa! ¡Son mis hijos! Todo lo hago por ustedes, para protegerlos…. Y tú me abandonaste, me traicionaste en el peor momento.
-PORQUE HABRÍAS TRATADO DE MATAR A LA HUMANA DE INMEDIATO.
-Por supuesto que sí, para evitar todo esto. –En verdad que no los entendía. Ahora que sabían los tres que la humana estaba vinculada de alguna manera al sujeto que los quería muertos, ¿aun así la defendían? –Todos estos malestares que tenemos son por culpa de los arrebatos de Sans por esa humana.
-COINCIDO EN ESO, PERO…
-¡Hey! Yo solo quiero evitar que le hagan daño. –Reprochó Sans intentando levantarse, pero Papyrus con más razón lo aprisionó en el suelo con tal de que dejara de insistir. De alguna manera, estar en ese estado les estaba haciendo descansar quisieran o no. –Ya sé que fue mi culpa, por eso quiero evitar que sufra lo mismo por lo que pasó mamá.
-Y yo quiero evitar perderlos a ustedes como la perdí a ella.
-BUENO, TENEMOS UN PROGRESO AHORA… NINGUNO DE LOS TRES QUEREMOS PERDERNOS. ASÍ QUE, ¿QUÉ NOS DETIENE?
Los tres se quedaron callados sin atreverse a responder eso, aun cuando la respuesta era bastante simple. Don Gaster no podía dar crédito a que uno de sus hijos se atreviera a tenerlo en tal posición tan vergonzosa ni tampoco que el otro más impulsivo le reclamara por cosas que ya habían hablado antes. Y todo por una mujer.
Aunque… ahora que lo pensaba sin tener más opciones, el problema no había iniciado con la humana por más que la detestara desde su presencia en su territorio, sino con el tema de Arial y su pérdida en sus vidas. Tras tantos años queriendo proteger a sus hijos de todo dolor y ahora se daba cuenta de que estaban sufriendo igual o en mayor medida que él. La humana misma lo había dicho después de todo, aun cuando no quisiera aceptarlo por mero orgullo. Su error principal había sido creer que era el único que la extrañaba en todo ese tiempo. Sus hijos estaban teniendo el mismo malestar y estaban cometiendo los mismos errores por lo mismo. Estando los tres en esa situación presente, se estaba dando cuenta de algo que nunca había querido ver antes.
Él había perdido al amor de su vida, a su alma gemela, su compañera… sin poder hacer nada al respecto. Pero ellos habían sufrido el proceso de perderla desde el asalto en su hogar. Ellos habían visto con horror cómo se habían llevado a su madre sin poder hacer nada siendo tan sólo unos niños. Ellos estaban más aterrados con la idea de lo que lo estaba haciendo con él mismo.
Maldita sea.
-Les puse reglas para la familia… y una de ellas viene siendo la de no involucrar a mujeres en su vida ¿recuerdan?
-Viejo, en verdad que no estamos para tus sermones ahora.
-Les puse esa regla no sólo por ser una torpeza en el negocio, sino para protegerlos. –Continuó sin darle importancia a todo ahora. Si había un buen momento para aclarar al respecto era ahora. –Perder a su madre… ha sido de las peores cosas. Sin importar cuánto tiempo pase, yo sigo sin poder superar el dolor. Estar en la mafia, ser delincuentes… los hace propensos a tener el mismo destino que yo, así que quise evitarles ese dolor. El dolor de seguir amando a alguien que nunca más estará con ustedes. Y en lo que estamos es un hecho de que pasará tarde que temprano. Sans, ya usaron a la humana una vez para atraerte y sucederá de nuevo mientras sigas mostrando tu interés por ella a la vista de todos.
-Lo sé… pero aun así no puedo permitir que sufra. No podría llamarme hombre si permito que pase por todo eso sin que yo haga algo para evitarlo. –Contestó Sans ahora más tranquilo. Tal parecía que por fin le había escuchado con atención sin sus quejas sobre él. –Tienes razón, viejo. Yo… estoy enamorado de esa mujer.
Eso era obvio para todos, pero el que su hijo se confesara abiertamente le daba el suficiente peso para que tuviera la atención adecuada sin reclamos ni quejas al respecto. Don Gaster lo escuchaba con cierto malestar, pero no tuvo intenciones de interrumpirle ahora que por alguna razón, estaban por fin hablando con seriedad pese a la situación que tenían encima. Al menos habría agradecido estar en otro tipo de postura menos humillante.
-Sé muy bien lo tonto e imposible que es esto. Y tampoco espero a que se presente una oportunidad. –Continuó Sans con tal de romper el extraño silencio que se estaba formando entre su pequeña familia. –Pero no puedo permitir que algo malo le pase. Así que… por una vez en mi vida, te pido de favor que me ayudes a rescatarla. Te pido… que me ayudes a salvar a la mujer que quiero, para evitar que corra el mismo destino que tuvo mamá en garras de esa bestia.
-¿Eres consciente de lo que me estás pidiendo, Sans? –Preguntó rápidamente al no poder seguir aguantando el malestar que le generaba todo. –No sólo tu enamoramiento es antinatural y problemático para nosotros, sino que se trata de una humana que puede que el mismo Gran Don tenga en cuenta de algún modo. El sujeto que mató a tu madre y que ahora nos quiere matar aparentemente sólo por diversión. ¿En verdad quieres arriesgarte de esa manera?
-Por si no te has dado cuenta viejo, ella no me ve de la misma manera que yo. Así que da igual eso ¿no crees?
-Eso te hace un imbécil más grande.
-PAREN LOS DOS.
-Mi punto es que te estás condenando tú solo a algo que jamás podrá darse. –Le interrogó mientras le miraba directamente con la poca movilidad que contaba estando pecho a tierra. –¿Quieres vivir con eso, Sans?
No obtuvo respuesta, pero tampoco lo necesitaba ahora que ambos se estaban mirando el uno al otro, con esa mirada tan similar a la que Arial le lanzaba cuando imploraba por algo que sabía de antemano que generaría un problema, fuera cual fuera su respuesta. Pero eso estaba fuera de sus límites y el de su esposa… ¿Qué habría pensado Arial en ver que su hijo cometía el escándalo de interesarse por una humana? ¿Qué hubiera hecho que le hubiera ayudado a ponerlo en su lugar?
Quisiera aceptarlo o no, la respuesta a eso estaba en la misma mirada de su hijo. Teniendo el ojo izquierdo que alguna vez brilló como la más hermosa esmeralda que alguien pudiera contemplar, pero que ahora se trataba del ojo mágico de su hijo ante el sacrificio que había dado por él, dándole la oportunidad de luchar y vivir pese a todo pronóstico. Arial nunca mostró una opinión abierta sobre lo que opinaba de los humanos que no fueran del ejército, por lo que no sabía qué habría pensado su esposa de que Sans tuviera tal tontería de interesarse por una humana.
Pero sí que Arial habría querido que el hijo por el que se sacrificó pudiera sobrevivir… y ser feliz.
No le cabía ninguna duda ahora, si no hacía algo al respecto, con o sin su ayuda Sans se lanzaría como fuera a tratar de salvarla de algo que todavía no comprendían del todo qué estaba pasando. La humana era anormal, peligrosa biológicamente y una potencia andante de problemas que no era capaz de darse cuenta de la evidente atracción que su hijo estaba teniendo hacia ella. En definitiva no le agradaba la situación ni tampoco querría hacer algo de tanto valor por una humana… pero si no lo hacía, podría perder a su hijo y eso en definitiva no lo iba a permitir. Tenía que evitar que su hijo cometiera locuras… que si fuera su propio caso, habría cometido también.
Ahora que por fin había dado con una posible debilidad para esa bestia, descubría que no podría hacer mucho si se trataba también de la debilidad de su primogénito. En verdad que era una total molestia el mal chiste que estaba resultando su vida.
En todo el tiempo que habían estado discutiendo, no sabía si la humana seguía en la fiscalía o no. Por lo que no tenían nada a su favor ahora que pudiera garantizar que pudiera cumplir con su palabra de hacer algo al respecto, pero si con ello iba a ser suficiente para contar con sus hijos una vez más… vaya que se sentía desesperado. Detestaba estar en una situación así, sin comprender cómo era que sus hijos estaban queriendo defender a una simple humana altanera que presentaba más problemas que beneficios. Proteger a esa humana significaba que no podrían vengar como quisieran a su madre. ¿Eran conscientes de eso?
Por la forma en que los veía, tenía claro que ya lo habían pensado. Y aun así, le estaban pidiendo ayuda para rescatarla. Era la primera vez que le pedían algo en mucho tiempo, en realidad.
-No estoy de acuerdo con tu interés en ella ni tampoco me agrada esa humana en particular. –Comenzó a hablar mientras trataba de convencerse a sí mismo de lo que estaba por hacer. Pero no importaba qué tanto lo analizara, simplemente detestaba a lo que tenía que llegar ahora. –Por lo que jamás esperes que apruebe cualquier intento que tengas al respecto…
-No espero nada en realidad.
- … Así que si quieres que te ayude, debes comprometerte a obedecerme en todas mis indicaciones. –Continuó el jefe de familia sin darle importancia a su interrupción. –Y eso incluye el destino de la humana en mis manos una vez que la saquemos de ahí.
-Si prometes que no la pasará mal en su vida… tenemos un trato entonces.
Papyrus finalmente los liberó de su magia y les permitió que se levantaran. Don Gaster era consciente de que Sans nunca cumplía sus promesas y tampoco esperaba del todo que le hiciera caso en su totalidad cuando dejaran el tema de lado, pero tenía suficiente valor para él que le pidiera algo tan particular, aun cuando fuera algo que de antemano le desagradaba. Al menos por ahora, dejaría a un lado el malestar que le provocaba salvar a una humana. Después pensaría con detenimiento cómo hacer que su hijo dejara de interesarse por ella y estudiar qué era lo inusual que tenía ella como posible experimento controlado.
Y si tenía a DT-00x a su favor… tener a dos a su disposición no sonaba tan mal ahora que sus planes habían sido cambiados radicalmente.
-Hotland está repleto de reflectores que desvían la magia hacia el exterior. Un simple ataque deja a la vista nuestra posición y nos comprometería a la primera. –Comenzó a analizar mientras los tres estaban mirando hacia el lugar desde las alturas. –Sin embargo, podemos usar esos desvíos a nuestro favor para romper con todo. Sólo que no podemos permitirnos ciertos descuidos, sólo tendríamos una oportunidad para lograrlo.
-¿ENTONCES CUÁL ES EL PLAN PARA INGRESAR?
-El problema no será ingresar, sino salir.
Indicó sin necesidad de señalar el edificio. Su altura comunicaba aún más a lo que quería llegar sin necesidad de comentarlo abiertamente.
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Ho, ho, ho. ¡Feliz navidad!
No habrá actualizaciones de esta historia hasta el siguiente año, dándome unas ligeras vacaciones de todo (aunque si me pega la inspiración, puede que me adelante de nuevo… ya me conozco, jajaja). Espero que con esto tengan un bonito regalo de navidad, aunque lo haya subido días después de lo que había contemplado. Ya que el apoyo de cada uno de ustedes ha sido un gran regalo para mí y espero poder seguir contando con ese apoyo y cariño en el siguiente año.
Michi fuera!
:D
