Ni siquiera había tenido oportunidad de desayunar la mala comida que ofrecía el prostíbulo, y su día ya había iniciado con un malestar de boca.
-¡Ella se lo buscó! ¿Qué clase de servicio dan este lugar, eh? –Exclamó el señor en la sala de recepción, llamando demasiado la atención que, si bien esa era su total intención, lo estaba haciendo con las personas equivocadas. –¡No me hizo caso!
Chara tan sólo se había acercado por mera curiosidad por tanto griterío de un hombre aparentemente drogado desde antes de llegar, pero ahora solo se encontraba estática, junto a varias prostitutas más que al igual que ella, no sabían qué decir al respecto mientras miraban el cuerpo inerte. Nadie gritaba o lloraba ante la situación, como si con ello pudieran detonar que pudieran ser la siguiente en terminar en ese estado si hacían un mínimo movimiento. O al menos estaba segura de que ese era el caso de las demás, ya que el suyo era diferente. Ella desde hace mucho que se trataba de una mujer muerta a la que la vida por alguna absurda y tortuosa razón le permitía andar entre ellos, aun cuando ella deseaba lo contrario. Aunque ver lo que estaba ante ella le hacía desear otras cosas en el instante, y una de ellas era no haber sucumbido a la curiosidad para terminar viendo eso.
Viendo a la joven morena mexicana con ojos tristes y cuello enrojecido.
-E-ella no era una de las prostitutas a servicio, señor. –Comentó la recepcionista con evidente temor. Chara aun no entendía cómo alguien como ella trabajaba ahí si claramente no podía con la hostilidad constante. –Le di-dije que si esperaba a poder...
-¡Yo la pedí a la de ya! ¿Y qué no este lugar se especializa en cumplir los deseos de la gente? –El señor con sonrisa socarrona escupía al hablar, teniendo los ojos levemente desorbitados que confirmaban que en efecto no estaba en totalidad de sus facultades. O tal vez jamás lo estaba con semejante comportamiento y sus aparentes guardaespaldas no hacían nada para calmarlo en cuanto no tuvieran la orden. –¡Cumplan mi deseo ya!
Los guardias del prostíbulo no parecían de ser de mucha ayuda si tan sólo se estaban limitando en levantar el cuerpo sin respeto alguno, dejando que la recepcionista fuera quien se hiciera cargo mientras llegara alguna autoridad suficiente para moderar la situación. Chara notaba de reojo que algunos de los miembros de la yakuza estaban por ahí, pero no tenían intención alguna de intervenir en algo que no era asunto suyo, y aún menos si no tenían una orden de Kris de poder hacer algo al respecto con algo semejante y él seguía sin presentarse de su ausencia. Por lo que ella tampoco debía de darle importancia y retirarse de una buena vez hacia su habitación.
Después de todo, ella se lo había advertido. No tenía nada más por ver ahí. No tenía nada más por interesarle o importarle de lo irreparable. Se lo había advertido un par de veces, más que suficientes para su gusto y si le había pasado tal cosa, seguramente había sido por llamar la atención.
-Solo era una esclava, ¿no? ¡Pues les pago para cogerme su cadáver también! jajajajaja.
Escuchar eso le hizo querer frenarse, pero en su lugar apresuró aún más sus pasos, queriendo alejarse en su totalidad y encerrarse con sus múltiples aromas mezclados entre sí. No entendía nada de lo ocurrido y tampoco era asunto suyo. Sólo había sido una completa desconocida con la que había coincidido en un par de cosas y nada más, pero teniendo su rostro sin vida impregnado en su mente no le ayudaba de mucho, sobre todo cuando recordaba del mismo modo la mirada que le había lanzado con tan sólo hablarle de un minúsculo fragmento de su pasado sin entrar en detalles. Esa mirada había sido compasión, algo que no necesitaba, algo que nunca había pedido ni pediría... pero que de esclava a esclava, era extraño de contemplar.
"No lo hagas".
Chara dio pasos largos mientras andaba hacia adelante. Teniendo la mirada al frente sin mirar a algo directamente. "No lo hagas, no lo hagas", se repetía internamente de tal manera que fuera lo único que sonara dentro de su cabeza. Sólo había sido una escuincla que no supo afrontar el mundo real, como muchas otras que si aprendieron a adaptarse tarde que temprano con tal de sobrevivir a algo que realmente no valía la pena. "No lo hagas, no lo hagas". Sólo fue una tonta más. "No lo hagas". Ella se lo había advertido, había sido acción suficiente de su parte. No tenía que darle siquiera importancia algo tan insignificante y absurdo, sobre todo al tratarse de una babosa que seguramente había sido vendida como objeto de valor y no supiera identificarlo a tiempo hasta estar en manos extrañas. Justo... como le había pasado a ella.
No supo cuándo se detuvo, pero en cuanto lo hizo tomó su propio brazo como si con ello fuera suficiente para detenerse a sí misma de algo que nadie prestaba atención. "No lo hagas, Chara. No vale la pena, no...".
-¿Qué ocurre aquí? –Escuchó a lo lejos al dueño del lugar, quien finalmente se dignó en presentarse.
-¡Pedí a una jovencita para este preciso momento y siguen sin dármela!
-Enseguida arreglamos eso, no se preocupe. Veamos...
Claro, como si realmente no importara que hubiera un cadáver ahora a causa de esa petición tan innecesariamente brusca. Era demasiado temprano incluso para estar en tal estado, estando muy segura de que ni él había desayunado algo más que aquella droga que lo tuviera así. Sin que ninguno tuviera compasión por la chica que jamás había pedido estar ahí en primer lugar, sin poder brindar la mínima inocencia que sus ojos si habían logrado transmitir una vez más sin necesidad de conocer el nombre de la otra. Sin conocer del todo el pasado de la otra. Sin poder entender el idioma del lugar en el que estaba, y siendo muy seguramente la causa por la cual había ocurrido el incidente sin dar lugar a alguna explicación. Porque claro, cuando se trataba de ser un objeto a pertenecer, no se tenía el derecho a explicaciones.
¿Entonces por qué le estaba dando tanta importancia a lo que ya sabía? ¿Por qué se estaba girando al sentido contrario de su habitación?
-Disculpen, creo que puedo ayudar con eso. –Notó Chara que las palabras salían de su boca con demasiada facilidad. ¿Por qué estaba interfiriendo? ¿Por qué le importaba tanto un cadáver? –En lugar de tener una niña, aquí tienes a toda una mujer para ti solito.
Sabía que tenía la atención de todos y no sólo por haber alzado la voz mientras caminaba hacia ellos, sino porque comenzaba a quitarse la ropa durante su andar, queriendo sobresaltar entre todas las prostitutas que seguían sin moverse de ahí. No le iba a permitir que ese tipo se distrajera entre tanto menú, no le iba permitir que apartara la vista de ella, aun cuando era consciente de que no debía de cometer nada de eso. Sobre todo cuando varios miembros de la yakuza también le estaban observando con cierto desagrado por su imprudencia, pero también asustados por lo que fuera a ocurrir si no la detenían. Al haber salido de su habitación sólo para desayunar, no le había importado ponerse alguna peluca, antifaz o cualquier disfraz provocador que otorgaba el lugar para el cumplimiento de múltiples fantasías de los clientes. Se suponía que no debía cometer tales cosas en cuanto una orden indicara lo contrario.
Pero ahí estaba ella, sin ningún disfraz ante nadie, sin algo que ocultara lo inusual de sus ojos. Sin ocultar más la daga que cargaba consigo amarrada en su muslo.
-¡Quieta ahí, perra! –Exclamó uno de los guardias del sujeto, dándose cuenta de lo que estaba pasando y sacando su pistola para apuntarle con ella al igual que su compañero.
-Interesante que me llames así. –Corrió hacia ellos ahora que no había oportunidad de ningún retroceso y que tampoco era su intención hacerlo. –¡Porque a diferencia de las demás, yo si muerdo!
Escuchó rápidamente los disparos hacia ella que hicieron que al fin reaccionaran el resto de las chicas y se ocultaran a sus respectivas habitaciones asignadas, a su vez que la recepcionista se apartaba junto con el dueño del lugar. Se limitó a agacharse para no tener que detenerse, pero ante la corta distancia ya establecida era evidente que más de una bala le daría ante tanta exposición de su cuerpo. Pero tal y como Kris le había enseñado y las experiencias pasadas, eso jamás sería algo que le detuviera. Jamás sería algo que le impidiera dejarse llevar una vez que tenía en la mira a su presa. Aun obligando a que el drogadicto le siguiera viendo lo que estaría por cometer.
-¡¿Qué demonios...?! –Escuchó que uno de los tipos exclamaba.
-También es interesante que digas eso. –Sonrió Chara mientras tomaba su daga, su extraña herencia familiar y se apuñalaba a sí misma para sacar el par de balas que tenía en uno de sus hombros. Dolía demasiado hacer eso, pero las emociones del momento calmaban de algún modo todo ello. –Tal vez lo sea.
Teniendo las balas ensangrentadas en su mano, se las arrojó de vuelta con malicia y se lanzó a ambos guardias que le impedían acceder a su presa que poco le faltaba para ser él quien se acercara a ella. Podía ver la adrenalina en sus ojos, queriendo golpearla y dispararle a pesar de haber contemplado que aquello no le mataría ni mucho menos detendría. Emocionándole de alguna manera todo eso al concentrarse sólo en el olor a sangre, su propia sangre, sobre los sujetos que no pudieron hacer nada más que tratar de golpearla sin éxito alguno una vez que estuvo sobre ellos. Podía sentir cómo se estaba descontrolando de sí misma, rompiendo sus propias cadenas de autocontrol que tanto le había enseñado Kris las primeras veces que habían entrenado juntos. Y ya nada de eso importaba ahora en cuanto notó que ella misma se encontraba mordiendo con fuerza la oreja de uno y se la terminaba arrancando.
-Je... les dije que mordía. –Mencionó en cuanto la escupió.
Después de eso parecía perder la noción del tiempo o de su mismo entorno esporádicamente. Sin saber en qué momento había ahorcado a los patéticos guardaespaldas, apartado a uno que otro de la yakuza que muy seguramente no había hecho gran cosa por el simple hecho de encontrarse desnuda en todo momento, (respetando aun en una situación así, el no tocarla bajo las órdenes de Kris al respecto), o en qué momento había terminado sobre el maldito drogadicto, apuñalándolo con su daga una y otra vez en cada centímetro de su cuerpo tras lo que seguramente fue una persecución, ya que no se encontraba en la sala de recepción donde había ocurrido todo, sino a mediados del pasillo que conectaba con gran parte de las habitaciones. Tan sólo terminó reaccionando en cuanto sintió que alguien por detrás le había sujetado los brazos para detenerla de apuñalar la cara ya desfigurada del tipo, rompiéndoselos sin piedad alguna para inmovilizarla sobre el cadáver y sin importarle de estarla tocando con el cuerpo desnudo y repleto de sangre que se mezclaba con la suya anteriormente.
-Ya es suficiente, Chara. –La mencionada tardó en captar que quien le tenía de ese modo era Kris. Claro, era el único con las agallas suficientes de tratar de detenerla justamente en ese estado. ¿En qué momento había llegado? –No debiste hacer nada de esto.
Instintivamente soltó un grito anormal mientras sentía cómo sus brazos se reparaban a una velocidad superior a lo que acostumbraba su propia anomalía, siendo muy seguramente por estar dejándose llevar por sus propios instintos sin importarle nada más y la adrenalina a tope ayudándole en el proceso. Pero parecía que Kris ya había contemplado cada uno de esos detalles, porque nunca supo en qué momento le había clavado las manos con un par de kunais consigo antes de que sus brazos regresaran a su forma normal. Poniendo su propio peso encima de ella para detenerla aún más y poniéndole un pañuelo de tela sobre su cara.
-Por esto es que soy estricto contigo, Chara. –Escuchó al oyabun detrás de ella. –Al mínimo vínculo emocional que llegas a tener, ocasionas esto.
El olor del pañuelo era sumamente intenso, entrando en todo su sistema sumamente rápido ante la sensibilidad de su olfato e incomodándole por lo mismo. Pero no era suficiente para calmarla, sintiendo su propio pecho agitado y sin querer detenerse.
-¿Fue por ser una mexicana? ¿Aun extrañas ese lugar al que no perteneces? –Le interrogó como si con ello pudiera desviar las cosas, cosa que le estaba resultando bastante mal. –¿O fue por tratarse de casi una niña? ¿Es culpa porque jamás podrás ser madre?
Chara sabía que la intención de Kris era hacerle reaccionar de su realidad, pero todo aquello sólo le estaba alterando aún más. Maldita sea, ¡claro que le irritaba cada una de esas cosas! ¿Pero qué caso tenía? El pasado no podía cambiarse y su presente era un castigo a causa de sus malas decisiones y cobardía. Si tan sólo hubiera sido más valiente en su momento, si tan sólo no hubiera huido, si tan sólo se hubiera expresado... Si tan sólo... le hubiera preguntado al menos su nombre a esa niña... tal vez habría alguien en el mundo que pudiera honrar su memoria. Ella sólo podía vengarla, nada más.
Porque sólo por ello parecía que se mantenía con vida, ¿cierto? Para que otros pudieran tener una respectiva venganza mientras ella se quedaba con nada. ¿Cuántas veces tenía que pasarle lo mismo para que realmente entendiera eso? Los Dreemurr, los Villistas... le habían hecho sentir que era querida, pero al final sólo había sido un objeto al cual usar a su favor. Y lo mismo estaba siendo la misma yakuza. ¿Qué caso tenía querer sentirse en familia una tercera vez cuando claramente sólo era un objeto por usar o de intercambio? No importaba que Kris quisiera insistirle que estaba con la gente correcta cuando todo le mostraba lo contrario. Ella no estaba destina a pertenecer a una familia, y el que no pudiera ser madre pese a múltiples intentos se lo confirmaba aún más. El que hubiera muerto su familia de sangre siendo ella muy pequeña debía de ser el indicio más que suficiente para que comprendiera eso de antemano.
Pero no, tal parecía que aún había una mínima parte de ella que quería rehusarse a esa realidad. ¿Por qué? ¿Por qué aun le importaba? ¿Por qué permanecer con vida sin un propósito personal? ¿Por qué vivir cuando no le quedaba nada desde hace tiempo? ¿Por qué vivir cuando jamás fue libre realmente?
¿Por qué... todavía le dolía?
-Controla esas emociones, Chara. –Escuchó nuevamente a Kris, presionándole demasiado el pañuelo sobre su cara para que no oliera nada más salvo aquello con lo que lo había humedecido, pero siendo algo complicado cuando aún podía oler la sangre impregnada en su propio rostro. –Ya te lo he dicho repetidas veces.
Chara no respondió verbalmente, pero su cuerpo se relajó finalmente al permitir que tal aroma tuviera efecto en ella. Concentrándose aún más en el dolor de sus manos clavadas sobre la alfombra ya arruinada y cerrando los ojos para dejar de ver la cara desfigurada del cadáver. De algún modo quería sentirse mejor, sólo para burlarse de él en alguna oportunidad a su favor. Quería ver su expresión cuando le recordara justo esta vez en que le finalmente le había tocado su cuerpo desnudo y preguntarle sobre cómo se sentía al respecto de haber tenido la virginidad de sus manos ahora. Era una cosa tonta sin duda alguna, pero aquel pensamiento fue más que suficiente para querer estar bajo control. Queriendo olvidar todo aquello que había ocasionado por haberle importado una vida que al menos había tenido la suerte de no sufrir lo que el futuro le depararía en el lugar en el que había terminado.
-Bien hecho.
Aun con los ojos cerrados, notó que Kris le estaba quitando el pañuelo de su rostro y acto seguido quitaba los kunais de sus manos. Ahogándose el dolor de esa sensación incómoda y notando después que le orientaba a levantarse cuando dejó de estar casi encima suyo. Sólo abrió los ojos cuando dejó de sentir las manos de Kris, para darse cuenta de que le había soltado sólo para cubrirla con su gabardina verde que aparentemente le gustaba. Genial, ahora le reclamaría por eso después. Dudaba que la quisiera de vuelta ahora que la sangre encima jamás pudiera quitárselo.
-Creí que tenían adiestrada a esa mujer, señor Yamaguchi. –Escuchó al dueño del prostíbulo, muy seguramente porque finalmente se había acercado de cualquiera que había sido su escondite. –¿Y ahora qué hago con esto?
-Mi gente y yo nos encargaremos personalmente por este inconveniente. No debe preocuparse por esto.
-¡Claro que me preocupa! ¿Cómo explicaré esto a quienes saben que él estaba aquí?
-Arrojaremos el cuerpo al mar y dejaremos que asuman sus propias conclusiones. Con una que otra pista, les haremos creer que esto fue por los Blook. Esos fantasmas están obstruyendo nuestros negocios después de todo. Bien haría arruinar los suyos por un tiempo.
-No, esa es una mala idea. A quien tu chica mató es el Secretario de Seguridad local. –Chara ni siquiera se molestó en renegar por escuchar cómo la mencionaban. –Tenía un trato con él para que dejara en paz mi mercancía ahora que gobierno tiene planes con la costa.
-¿Y consideró oportuno negociar aquí, con el gobierno que claramente me está buscando?
Chara podía percibir el tono amenazante en cada palabra que había soltado en esa pregunta, razón más que suficiente para estar atenta de cualquier cosa que se presentara. Y tal parecía que Kris había notado su estado alerta, porque sutilmente le había sujetado los hombros para indicarle que no debía de hacer nada más. Sabiendo perfectamente que si ese tipo intentaba ponerle las manos encima, el propio Kris o el resto de la yakuza presente le arrancaría las manos antes de siquiera alzar un dedo, pero Chara no se quedaría atrás tampoco ante toda la adrenalina que aun circulaba en todo su cuerpo.
-No lo olvide, señor. Tiene "mercancía" gracias a nosotros. –Kris enfatizó demasiado en esa palabra mientras caminaba lentamente y la encaminaba en el proceso hacia su propia habitación. Genial, le esperaba un gran regaño. –Si intenta traicionarme, se quedará con nada.
Sin necesitar de más advertencias, Kris le dio la leve indicación de que caminara para apartarse de la escena del crimen mientras su gente se encargaba de limpiar todo. Pero ahora que estaba más tranquila de todo su trance, pudo notar finalmente la extrañeza del comportamiento de Kris. El pañuelo de tela que le había obligado a oler había estado empapado de una loción popular entre varones ricachones, (lo había olido demasiadas veces como para no olvidar ese aroma por más que quisiera). Y si bien podría atribuirlo a que el joven líder tan sólo había conseguido eso a la mano con rapidez en el lugar, no era nada común que él también quisiera ponerse loción en todo su cuerpo. Lo de la gabardina con ese aroma podría tener sentido si su intención desde el principio había sido colocársela y relajarla con eso, ¿pero y lo demás? Kris apestaba demasiado a esa loción, y estaba segura que a él ni siquiera le gustaba esa clase de cosas si toda su vida se había encargado de pasar desapercibido como modo de ocultamiento.
Era demasiado fuerte ese olor que le había hecho ignorar lentamente el aroma de la sangre. Y si había logrado eso, no dudaría que podría hacerle ignorar otra clase de olores. Tal vez solo era su imaginación, pero ¿acaso Kris quería ocultarle algo a ella particularmente?
.
.
Sans sabía que había tenido un sueño muy extraño al momento de abrir sus cuencas, pero no recordaba los detalles y francamente le costaba poder levantarse más allá por mera pereza. Realmente le dolía todo el cuerpo, siendo su cráneo la parte que más le atormentaba al momento de estar despierto por completo. Y si bien el dolor formaba parte de la razón por la cual no estaba sucumbiendo al abatimiento no tan repentino, el ruido constante le hizo reaccionar lo suficiente para percatarse de que no se encontraba siquiera en su recámara. ¿Cuánto había tomado esta vez para terminar...? Espera, ¿por qué tenía tantas vendas en gran parte de su cuerpo? ¿Cómo había terminado en la sala, acostado en el sillón junto a varios utensilios médicos del viejo?
Los recuerdos le vinieron de golpe al momento de poder levantarse, percatándose a través del reloj elegante de la sala que... o el mundo había retrocedido dos horas, o había pasado un día entero inconsciente a causa de un golpe que no pudo ver venir a tiempo por confiarse demasiado. ¡Maldita sea! ¡Tenía que darse prisa antes de...!
-Ya despertó, joven Sans.
El mencionado con un sobresalto, siendo el caso que no se había percatado siquiera de su presencia. Sintiéndose incómodo ahora de que el felino grisáceo le estuviese observando con demasiada atención ahora y sabiendo que la presencia particular de uno de los seguidores se trataba de un mal augurio. Ya estaba prediciéndose a sí mismo que ser iluso en ese preciso momento le costaría más de la cuenta.
-Su padre le curó todas sus heridas, pero le recomiendo no hacer movimientos bruscos si no quiere empeorar su situación. –Indicó el felino con una voz tan fúnebre que le hizo sentir que estaba presenciando su propio funeral y aun no se daba cuenta. –Tiene varios huesos que requieren de mucho reposo todavía.
-No tengo tiempo para eso, Flowey...
-Está con la humana. –Contestó rápidamente una vocecilla femenina que aparentemente estuvo observando todo desde su esquina en las alturas. –No deberías de preocuparte por ellos por ahora.
Sans levantó la mirada para ver a la chica pegada a la pared de un modo que jamás entendería cómo era que funcionaba su magia de ese modo. Parecía que sólo le bastaba con un par de sus palmas de las manos y un poco de equilibrio cirquero para estar a la perfección en tal postura, pero esa duda la dejaría para otro momento más adecuado. Por ahora, sólo tenía cabida en su mente el cómo parecía empeorar todo para él con tan pocos elementos presentes y sin poder hacer nada en el instante. La cabeza realmente le dolía de un modo descomunal y presentía que no sólo era a causa del golpe.
-No fuiste capaz ni de cumplir una simple tarea en todo este tiempo, siendo que tú mismo provocaste todo esto. ––Comentó Muffet mientras bajaba con cuidado, acariciando una pequeña araña que movía constantemente algunas de sus patas de un modo inquieto y mirándole con todos sus ojos con sumo desprecio. –Tal vez la humana y tú si están hechos el uno para el otro. Ambos son unos egoístas que no se percatan del desastre que dejan a su paso.
-¿Sólo estás aquí para supuestamente insultarme? –Le reprochó sin verla más, prefiriendo sujetarse el cráneo y lamentándose en el instante al dolerle la columna en ese sutil movimiento. ¿Cómo demonios había estado el golpe para terminar así? –Guárdatelo para otro momento y mejor dime qué pasó.
-Esa pregunta la tenemos nosotros, Sans. ¿Cómo el temido asesino que nadie logra tocar fue golpeado en su propia casa?
Sans estuvo por contestarle, pero el ruido nuevamente hizo aparición en el peor momento, notando finalmente que todo el relajo provenía de la cocina, la cual muy seguramente se encontraban reparando en el instante. Y por lo visto, la pregunta que tenía en mente era más que evidente en su expresión, porque la arácnida suspiró antes de hablar.
-Papyrus es quien está arreglando tu desastre de la cocina en este momento. –Le contestó rápidamente Muffet sin necesidad de palabras. Colocándose a lado del felino que no le importaba en absoluto la conversación. –W.D. está en el cabaret con la humana y el experimento, entrando en una negociación.
-¿Qué clase de negociación?
-No te lo diré, estás fuera en todo esto.
-¿Qué?
Intentó levantarse tras el impulso de querer teletransportarse justo en La Madriguera antes de que algo pudiera empeorar aún más, pero el mareo fue mayor que no pudo siquiera separarse del sillón, sin contar que el felino ya estaba sujetándolo con cuidado para obligarlo de alguna manera a que se volviera a acostar, impidiéndoselo pese a su estado deplorable.
-Me quedé un rato para ver si se necesitaba algo más de mí, pero me retiraré de nuevo a mi puesto y le avisaré a W.D. que ya despertaste. –Puso la pequeña araña en su hombro y tomó el abrigo que le había estado cubriendo mientras estuvo inconsciente. ¿Se lo había puesto ella? –Espero que eso lo calme un poco, estaba muy asustado en cuanto te vio.
-¿Qué es lo que pretende el viejo? ¿Qué...? ¡Ouch!
-Debo insistirle en que debe reposar, joven Sans. –Mencionó el felino tras reaccionar rápidamente a su dolor, teniendo sus manos sobre sus hombros para obligarlo a permanecer en el sillón con sumo cuidado. –No tiene permitido abandonar el lugar.
-¿Y quién me lo va a impedir?
-YO.
Ni siquiera tuvo necesidad de voltear al ser sumamente reconocible esa voz alzada. Supuso desde antes que no tardaría su hermano en presentarse en cuanto escuchara que había voces en la sala y cuando había dejado de generar ruido desde la cocina. Y ya tenía experiencia en verlo molesto con algo que ameritara algo suyo directamente, pero lo que estaba contemplando ahora era una expresión entre disgusto y preocupación. Siendo un detonante para definir que realmente le había encontrado en un mal estado que ameritara que quisiera ablandarse un poco con él.
-NO TE GOLPEARÉ SÓLO PORQUE YA ESTÁS EN MAL ESTADO. –El tono de su voz, si bien era elevado a l normal, reflejaba un agotamiento no frecuente en él. –¿QUÉ DEMONIOS TE OCURRIÓ? ¡PUDISTE HABER MUERTO!
-Le dije a la flor que estoy enamorado de Frisk. –Soltó sin más al querer recordarse a sí mismo qué había pasado realmente, pero tardó en percatarse que no había sido bueno hacer tal cosa con los otros seres presentes. El mareo lo tenía algo atontado. –Creo que no se lo tomó bien, je...
-¿CÓMO SONRÍES EN UN MOMENTO COMO ESTE?
-Creo que es… porque es algo liberador mencionarlo de esta manera. –Pensó abiertamente, notando de reojo que la arácnida estaba sumamente atenta a la conversación. Rayos, había olvidado por completo que le había dicho sobre no hacer nada al respecto y ahora seguramente suponía cosas contrarias. Bien, pues al diablo con eso si de cualquier manera había metido el hueso donde no, otra vez. –Ahora si me disculpan, debo de…
No pudo siquiera levantarse del sillón ante el mareo que muy seguramente se debía más a que se había usado magia compartida para reparar sus huesos, (muy seguramente como modo de castigo por parte del viejo), por lo que no había sido necesario tener varias manos deteniéndole de que no intentara dar un paso siquiera de su sitio. No solo el felino monocromático que tenía la obligación de tenerlo ahí a toda costa, sino de su hermano y de la arácnida que se había acercado nuevamente.
-SÉ QUE QUIERES IR CON ELLA POR MIEDO A QUE LE OCURRA ALGO, PERO TE ASEGURO QUE NO SERÁ EL CASO. –Papyrus se adelantó a explicarle antes de permitirle algo más a alguien. –ASÍ QUE, POR FAVOR SANS, REPOSA PARA QUE PUEDAS RECUPERARTE. EL JEFE SÓLO HABLARÁ CON ELLA SOBRE DT-00X.
-Se supone que no debemos decirle nada de esto. –Le reprochó Muffet con un deje de disgusto.
-COMETERÁ MÁS ESTUPIDECES SI NO LE DECIMOS. –Hubo una pausa silenciosa innecesaria en eso, donde nadie pensó en algo por argumentar lo contrario. Ni siquiera el propio Sans que de algún modo eso le hacía sonreír de nuevo. –PERO SI, SANS. AHORA ESTARÁS VIGILADO POR… ELLOS, HASTA QUE EL JEFE QUITE LA ORDEN.
Papyrus señaló con un movimiento repetitivo de cráneo hacia el felino que no pareció importarle que le mencionaran de esa manera. Sans por su parte, no ocultó su disgusto al respecto al notar el verdadero fastidio en todo eso, como si ahora fuera él quien necesitara de niñera al no poder lograr ser el de la flor en todo ese tiempo.
-¿QUÉ ESPERABAS? –Nuevamente Papyrus se adelantó en regañarlo antes de que pudiera opinar su disgusto. –TENÍAS UN TRATO CON ÉL Y LO ROMPISTE. AGRADECE QUE ESTÁ SIENDO MUY PIADOSO POR ALGUNA RAZÓN.
Eso era cierto sin necesidad de analizarlo demasiado. Pero no quitaba el hecho de que fuera incómodo tal intento.
.
.
-¿Entonces es así como funcionan los cheques?
Frisk terminó de poner los datos requeridos en el papel principal que estaba protegido por su cobertura de cuero nuevo, levantándolo a su vista y sorprendiéndole de alguna manera su función precisa tras las indicaciones que Flowey le estuvo susurrando durante el proceso. Realmente seguía sin tener mucho sentido que con tan sólo anotar tales cosas pudiera valer la cantidad monetaria indicada.
Desde que Don Gaster había aparecido tan temprano en La Madriguera, pudo notar el evidente terror que generaba en toda la familia que habitaba el lugar, y aún más cuando ordenaba poder hablar personalmente con ella y que les dejaran a solas pese a no tratarse de su propia casa. Frisk se había limitado en hacer caso a tal petición y le sirvió café a como recordaba que le gustaba, pero fallando a lo que le indicaba su expresión. ¿O sólo era molestia por todo lo que le había contado durante la preparación? Flowey no había comentado nada mientras ambos lo escuchaban, pero el modo en el que movía sus raíces y lianas en su brazo le indicaban silenciosamente que, en efecto, le había causado mucho daño a Sans y a su casa para terminar volviendo con ella. En otro tipo de circunstancias, eso le habría alegrado un poco de tener a su mejor amigo consigo y a salvo, pero realmente no quería ningún problema en eso y su rápida conclusión había sido poder pagar por ello en cuanto se aclaró que el estado de Sans era estable.
-Lamento en verdad los daños ocasionados. –Le entregó el cheque, pero al no ver que levantaba siquiera una mano para tomarlo, lo dejó a lado de su taza a medio tomar. –Espero que esto sea suficiente para compensarlo.
-No quiero tu dinero, humana. Y menos si provino de esa bestia.
-¿Entonces vino por Flowey? –Intuyó sin reparo alguno del tono de su voz, sintiendo cómo su amigo trataba de detenerla de alguna manera y fallando en brindar señales sutiles. –¿O porque va a culparme de más cosas que no hice?
-Esa impertinencia... No, humana, vine a hablar solamente. –Se cruzó de brazos sin tocar ni su taza ni el cheque, mostrando qué tanta seriedad tenía la situación por la que se presentaba si no se dignaba a tomar café. –Tu dinámica infantil de siempre, pero ahora directo hacia ustedes dos.
-Para eso no requiere venir hasta acá y atemorizar a esta familia pidiendo no estar presentes. –Cuestionó Frisk de inmediato. –Pudo haberme esperado a que fuera al parque después de mis pendientes.
-Porque lo que hablaremos no puede ser escuchado por oídos de poca confianza. –Sin necesidad de hacer algún movimiento, apareció una mano flotante de tono similar a sus ojos luminosos y sacó de su saco una placa de cristal con una mancha roja que con tardía reconoció como sangre. La colocó sobre la mesa entre los dos y desapareció en el acto. –Ya que pretenden estar juntos, podremos hablar sobre sus anomalías como seres existentes primero.
-Yo ya les dije más que suficiente. –Intervino Flowey estirándose un poco para estar más cerca del esqueleto. –No hace falta que quieran tener resultados diferentes sólo con estar Frisk aquí.
-¿Qué resultados?
Frisk no comprendía a qué se refería realmente, pero por lo visto, se encontraba en medio de una conversación donde sólo dos de tres comprendían de lo que estaban dialogando. ¿Así que habían hablado sobre ella a sus espaldas? La joven alzó la ceja en espera de que siquiera le respondieran.
-Ambos tienen en común un par de anomalías en particular, que vienen siendo la regeneración acelerada a lo estándar de sus composiciones biológicas. –Don Gaster se mantuvo de brazos cruzados mientras saltaba todo posible rodeo. –Y el absorber objetos que entran en contacto con su tejido. De ti, flor, ya teníamos el conocimiento al respecto desde tu captura, pero ahora es innegable a estas alturas que tú, humana, tengas lo mismo.
-Sé que ha insistido demasiado con ese tema, pero no sé nada. –Comentó Frisk sin incomodarle la conversación. De algún modo, había esperado que tarde que temprano volviera a retomar tal plática.
-¿Y estás dispuesta a que lo averigüemos?
Apareció otra mano y colocó una placa de cristal limpia y una jeringa vacía, siendo un mensaje más que suficiente en conjunto a su pregunta. Flowey movió sus lianas de un modo inquieto, pero sin intervenir demasiado a comparación de la mirada de advertencia que le había lanzado. Era evidente que quería decirle que no accediera a tal cosa, pero ella se limitó en observarle con seriedad al pensárselo seriamente. ¿Qué tal si era en verdad anormal como humana? ¿Don Gaster le brindaría la información al respecto? ¿Sería algo bueno de descubrir? Si Flowey era un experimento proveniente de un laboratorio financiado por su pad… Asgore Dremurr ¿qué tal si ella lo era también realmente? ¿Esa sería la respuesta a su incógnita sobre porqué la había acogido tras matar a su padre biológico? Tan sólo debía brindar algo de su sangre, tan sólo acceder a que un mafioso lo averiguara por ella, pero… ¿era sensato brindar esa confianza? ¿Tratándose del sujeto que ya la había inyectado un calmante antes?
-Mencionaste estar harta de que te mantengan con mentiras, ¿cierto? –Argumentó Don Gaster al notar su duda. –Pues yo te ofrezco que demos con esa verdad.
.
.
-¡¿Enserio tienes que seguirme hasta en esto?!
-La indicación es no dejarle solo ningún momento.
-¿Incluso al orinar?
Aunque estuviera detrás de él, realmente era incómodo tanta atención mientras bajaba el cierre de su pantalón. Dos hombres estando así en un baño pequeño no era para nada un momento grato.
Si, definitivamente el viejo pretendía castigarlo con eso. Con Papyrus podría tener un convivio más ameno y comprensible a como estaba retornándose su hermandad, o con Muffet incluso podría revertir quién era molesto para el otro a modo vengativo por su intromisión innecesaria, pero no, el viejo era consciente de eso muy seguramente y le mandó a los seres que atendían sus peticiones sin ninguna clase de cuestionamientos. Desde niño, Sans pensaba seriamente que si les ordenaban lanzarse de un puente, lo harían sin una pizca de emoción o duda.
-Bueno, ya que no sabes de espacio personal, cuéntame porqué ustedes realmente siguen al viejo. –Mientras orinaba, pretendía que fuera incómodo también para el sujeto incoloro, pero le fue evidente en esos segundos que no sería el caso. –¿Qué no tienen una vida propia? ¿Familia, amigos… sentido común?
-Nuestro deber es servir a Gaster. –Mencionó sin una pizca de emoción.
-Yo soy un Gaster. ¿Qué no puedo ordenarles también que me dejen en paz? ¿O que por lo menos no me sigan hasta el baño?
-No es quien está a cargo.
-Para mí mala fortuna, lo seré algún día, si no me matan primero, claro. –Soltó una risa amarga ante lo lamentable que realmente sonaba eso para él. –Así que quiero saber porque tanta devoción por un viejo que no tiene tanto poder a comparación de otros mafiosos de esta ciudad. Sólo somos un pequeño grupo en una pequeña zona, ¿se dan cuenta de eso?
-Si.
-¿Y por qué a él?
-Porque nuestro deber es servir a Gaster.
-Y antes de siquiera conocer su existencia, ¿no tenías otra clase de metas? –Cerró su pantalón de vuelta y se dispuso a lavarse las manos. Molestándole que en todo ese proceso tuviera demasiada atención de su parte como si en cualquier momento fuera a desaparecer. Cosa que si podría si no fuera por estar algo débil en ese instante. –¿Algún sueño de niño o sujeto al qué admirar antes?
-No.
-Pues que infancia tan fría, amigo.
-No lo sé, no recuerdo si tuve una infancia.
Sans finalmente se giró para verlo de frente, teniendo la toalla en sus manos a medio secar y extrañado con eso. Era extraño que estuvieran hablando para conocerle, (y aún más que se tornara en el baño), pero que no pareciera recordar nada de un pasado podría ser un indicio de por qué tanta devoción por un sujeto tan raro como lo venía siendo su padre. Y conociéndolo, realmente había intentado ayudarles a recuperar la memoria a modo de experimentación médica, pero ante tanta alabanza recibida se hubiera dado por vencido con ello y permitido serles de utilidad con tanta lealtad. O al menos esperaba que ese hubiera sido el caso.
-¿Qué es lo último que recuerdas? –Finalmente preguntó.
-Oscuridad. –Respondió el felino con inmediatez, pero luego se quedó pensando demasiado hasta dar con algo que tuviera sentido para él. –Y luego una luz verde.
-¿Y después de eso?
-Snowdin… Casa Gaster… Ustedes.
¿Cómo era que el viejo los había aceptado con eso? ¡Si era demasiado sospechoso! ¿Tan desesperado de lealtad estaba o sólo era egocentrismo de tener secuaces que lo admiraran ciegamente? Conociéndolo si era muy capaz, pero también sabiendo su extrema precaución en los detalles le extrañaba que les permitiera andar en su casa, conociendo los secretos familiares e incluso formar parte en los planes. Tal vez él debió de interesarse más en esos sujetos y no haber esperado a exasperarse que le siguieran hasta el baño, para empezar. O tal vez su padre simplemente no le importaba tanto los detalles sobre ellos y no debería de importarle en lo más mínimo ahora.
Así que eran sujetos sin memoria, ¿y entonces porque admiraban tanto al viejo desde antes de presentarse?
.
.
Estaba asustada, no había nada más en su mente mientras notaba cómo la transportaban nuevamente en un vehículo que no podía contemplar. Tan sólo le habían agarrado con fuerza y tapado los ojos antes de que pudiera ser consciente de lo que pasaba, y tras lo que podrían ser días en esa postura y siendo alimentada en la boca directamente sin aviso previo o alguna indicación de qué era lo que pasaba, la monstruo sólo daba paso a un terror inminente de lo que estuviera por pasarle.
-Estúpidos japoneses… Creen que dependo de ellos, pero son ellos los que me han necesitado todo este tiempo.
Escuchó que un hombre hablaba con suma repulsión, asustándole aún más al tratarse de una voz nueva que aparentemente estaba tocando su cabeza.
-Yo puedo conseguir mi propia mercancía en el momento que quiera.
Aquella mano le quitó la venda de sus ojos con una lentitud que habría sido bastante incómoda en otras circunstancias. Por ahora, sólo observó con horror al humano viejo que estaba ante ella con una sonrisa fanfarrona con la que parecía evaluarla con la mirada. Y sólo apartó ese contacto visual para ver a las otras dos chicas que aparentemente le estuvieron acompañando en toda incógnita. Incluso pudo escuchar que una de ellas ya estaba llorando del miedo y poco le faltaba a ella para acompañarle en lo mismo una vez que procesó el lugar en el que estaba.
Skate deseaba huir cuanto antes, pero sus piernas estaban amarradas y sus brazos de igual manera tras su espalda. Tampoco podía emplear magia para tener de alguna manera una oportunidad por algo que parecía impedírselo en el lugar. Y en cuanto vio que había algunas chicas acercándose con cierta curiosidad, tuvo una respuesta evidente con tan sólo ver sus vestimentas con tan poco por cubrir sus cuerpos.
Definitivamente parecía que estaba en un prostíbulo.
.
.
.
Estoy super emocionadaaaaaaaaaaa y nerviosaaaaaaaa! Aaaaaaaahhhhhhhh! Hoy fue mi primer día en un nuevo trabajo que implica mucha creatividad y retos, sin contar que la emoción de lo nuevo de deltarune me dará para mucha emoción en los siguientes meses, jajajaja.
Lamento tener que subir este capítulo tan noche, pero es la única hora que tendré disponible de momento ahora que ando en capacitaciones y retos. Así que ya me iré a dormir y espero que hayan disfrutado de este capítulo. ¡Los quiero mucho! Zzzzzzzzzzzzz
