Yo fui un abominable adolescente Parte 7

—¡COMER HUMANOS PROVOCA GASES! —gritaba Luz desde los tentáculos bucales de la babosa demonio, mientras movía las piernas que colgaban en el aire.

—¡ÑaÑaaaa!

Queen se lanzó de la rama más alta de un árbol, y aterrizó sobre el gran molusco, clavándole las garras (tanto de las patas delanteras como traseras) justo en la frente.

Entonces Gideon abrió las fauces tentaculares y soltó un rugido, dejando caer a la chica Noceda de pompas contra el suelo. Luz miró de frente a la cabeza de la babosa y se dio cuenta de que su rescatadora tenía un ligero parecido a King, por el cráneo expuesto, y las cornamentas. La "reina de los demonios" era tal y como recordaba que el "rey de los demonios" la había descrito.

—No puedo salvarte ahora, Caramelito de miel —susurró Luz poniéndose de pie, mientras observaba preocupada como el demonio molusco sacudía frenéticamente la cabeza y rugía, tratando de librarse de la pequeña criatura—. Pero conozco a alguien que lo haraaaah!

Tras aparecer volando, la "novia búho" (como todavía llevaba puesto el vestido nupcial y el velo) la tomó de la capucha y tiró de ella, subiéndola a su bastón mágico.

—¡Eda!

—Y yo —dijo arrogantemente King, quién iba adelante—. El gran y poderoso rey de los demonios.

—Sostente, niña.

Luz se abrazó fuertemente a la cintura de Eda por detrás cuando esta dio media vuelta con su bastón mágico y se dirigió hacia la furiosa bestia demonio.

—¡Ten paciencia, reina mía! —gritó King levantando el puño diestro—. ¡Voy por tí!

Dispuesta a eliminar a la babosa demonio, Eda invocó un barril de sal flotante y rodeado de un aura amarilla tras dibujar un círculo mágico con su índice zurdo.

—Come sal, mon...

De pronto, como si lo hubiera previsto, Gideon escupió lo que pareció ser ácido naranja o lava que pasó rozando a Eda (gracias a que lo esquivó a tiempo) y chocó por el barril, el cual se fundió en el acto.

—¡Titán!

—¿Acaso pensaban lastimarlo? —preguntó Luz en un tono que parecía dolorido.

Tras elevar su bastón mágico hacia el cielo, donde se quedó flotando, Eda la miró seria y le reprochó:

—Luz, esa cosa trató de comerte.

—Y además tiene a mi reina —señaló King, apuntando el índice diestro hacia abajo, donde "seguía la fiesta"—. ¡Resiste, mi amor!

Luz suspiró.

—Lo sé —Sacó de su bolsillo diestro la piedra rosa de sal—. Y aunque sea algo horrible y me parta el corazón, creo que haré lo correcto.

Eda echó un vistazo a dicho objeto de cerca.

—¿Eso es sal?

Luz sonrió.

—Y era una bola pegajosa.

Eda adoptó una expresión de orgullo.

—Prepárate.

—Pequeño gran Gideon...—susurró Luz con pesar, mientras la dama búho se lanzaba hacia abajo justo cuando el demonio molusco abría las fauces—. Mami Luz lo siente.

Arrojó la piedra de sal. Primero, tras haber ingerido dicho mineral, Gideon comenzó a temblar, luego soltó un último rugido, y finalmente volvió a su diminuto tamaño, cayendo junto con Queen (quién lo atrapó con la boca) al suelo.

—¡Síííí!

Ni bien aterrizó el bastón, King bajó de un salto, corrió hacia su "reina" en cuatro patas y, tras darle un abrazo, la reprochó:

—¡Estás en grandes problemas, mujer!

Mirándolo indiferente, la "reina de los demonios" se tragó a la babosa y le soltó un fuerte eructo en la cara, salpicándolo de baba.

—Buen trabajo, niña —felicitó Eda a Luz, dándole unas palmadas en la cabeza con la diestra—. Parece que algo te enseñé después de todo.

—Sí, que una gran bruja es ingeniosa... —dijo Luz dudosa, pero mirando sonriente a la dama búho—. ¿O no?

Eda soltó una risita, y mientras ayudaba a los "reyes" (quienes llegaron tomados de las patas) a subir hacia adelante del bastón mágico, preguntó retóricamente:

—¿Acaso no soy la dama búho?

—¡Edaaaaaa! —exclamó Luz, abrazándola efusivamente.

—Hey, hey, hey, oye... ¿Qué-Que es esto? —se quejó la bruja—. Nunca entiendo cuando lo haces —Suspiró, y cuando la chica Noceda rompió el abrazo, agregó—: Como sea, regresemos. Ya está oscureciendo.

—No quiero ser dramática, pero si no encuentro a mi hermanito en la casa búho cuando lleguemos, eso literalmente me matará —bromeó Luz haciendo reír a King, al tiempo que Eda soltaba una pequeña tos.

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Luis estaba de pie, con los ojos cerrados y las manos en su bolsillo canguro frente a la casa búho, mientras pensaba en cierta joven bruja de las plantas. Recordaba lo linda que era, con su cabello gris azulado, sus puntiagudas orejas, y sus encantadores ojos verdes ocultos tras sus redondas gafas.

Tenía que admitir que ella lo había cautivado, y eso le parecía molesto.

—Estúpida pubertad.

—¡Luchoooooo!

Al escuchar el grito pronunciando su sobrenombre, abrió los ojos rápidamente y lo que vio no le gustó nada. Casi en el mismo instante en que Eda aterrizó su bastón mágico, Luz se bajó y corrió a abrazarlo.

Mostrando su desgana de contacto físico con una pequeña mueca, la esquivó, haciéndola caer al suelo.

—Sin gérmenes, por favor —le dijo con su habitual indiferencia—. Acabo de ducharme.

Luz se levantó riendo.

—Y...

—¿Y qué cosa, Nutria? —le preguntó Luis.

—¿Fue bombón o fondue? Porque te tardaste un buen rato, ¿eh?

Hubo un estallido de risas. Sin embargo, Luis no rió, sino que se cruzó de brazos y recorrió con la mirada a todos los presentes.

—Supongo que querrás una explicación —le dijo Luz, quién dejó de reír primero. Luego, señaló a la "Novia Búho" con su palma derecha y agregó—. Bien, resulta que Eda se casará de nuevo.

Eda frunció el ceño y, con los brazos en jarra, intentó decir:

—Oye, eso no es exactamente...

—Este caramelito de miel es Queen, la reina de los demonios —la interrumpió Luz, acuclillándose para acariciar la barbilla de dicha criaturita que empezó a mover la cola mientras reía.

—Jijijijijiji.

—Y mi verdadero amor —añadió King, rodeando los hombros de su "reina" con la pata diestra—. Después del caos, por supuesto —Adoptó una expresión amenazante—. Si le hacen daño o intentan robármela, juro que...

—Y a mí... —lo interrumpió Luz casi gritando y poniéndose de pie—. Casi me devora un molusco hambriento al que yo misma había cuidado, sobrealimentado y nombrado Gideon.

Luis alzó una ceja.

—¿Gideon? ¿En serio?

Luz rió nerviosa.

—Sí... —afirmó rascándose la nuca con la diestra.

Luis suspiró.

—Ok, ya que estamos siendo honestos, Nutria. Déjame decirte que mentí. Solo quería alejarme un rato, pensaba dar un largo paseo por el bosque, caminar sin rumbo, pero terminé en una especie de castillo (o mejor dicho catedral) que se hace llamar la "Escuela de magia y..."

—¿¡QUÉ!? —exclamó Luz con los ojos como platos.

Eda se arrodilló, miró hacia el cielo y, extendiendo los brazos al tiempo que cerraba los ojos, gritó:

—¡Nooo! ¿Por quéééé, laa escueeelaaaa?

"El rey y la reina de los demonios" se echaron a reír.

—Esto es mejor que la basura de la bola de cristal —dijo King, limpiándose las lágrimas con el antebrazo diestro—. ¿No es así, mi reinita?

—Ñijijijiji Ñañaa Ñijijiji —respondió Queen entre risas.

Luz sacudió la cabeza y miró a su hermano mellizo con desaprobación.

—Visitaste una escuela de magia... —Señaló a su persona con las palmas—. ¿SIN MÍ? —Luego, cerró los ojos y se masajeó las sienes—. Mira que a veces eres un...

De repente, el regaño de la chica Noceda fue interrumpida por un par de voces que al unísono gritaron:

—¡Luiiiiiis!

Todos dirigieron la mirada hacia un par de jóvenes que llegaban corriendo desde el bosque y, al momento en que estos abrazaron de forma impulsiva al chico Noceda, este, entre anonadado e incómodo, solo pudo decir:

—Uuuh...

—¡Dos pequeños brujos! —exclamó Luz con entusiasmo.

Eda adoptó una expresión amarga.

—Hexsidianos —dijo, volviendo a ponerse de pie—. Y en serio ¿Qué es eso? —agregó, refiriéndose al abrazo grupal.

Luz la miró sin comprender.

—¿Eh?

—Quiere decir que son de Hexside —le explicó King—. Así se llama la escuela de magia y demonios en donde van estos.

A Luz le brillaron los ojos.

—Ooooh.

—¿Cómo demonios me encontraron? —les preguntó Luis, antes de hostilmente agregar—: ¡Explíquense ahora!

Rompieron el abrazo, y Gus se aclaró la garganta.

—Salíamos de la escuela y vimos a la dama búho junto con sus amigos peludos volar por el cielo —respondió, señalando hacia cierto cuarteto con el pulgar diestro—. Y como también iba acompañada de una humana que se parecía a ti, sabíamos que estarías cerca, así que la seguimos.

Luz embozó una extraña sonrisa, posó las manos en los hombros de su hermano mellizo por detrás y, mientras se los masajeaba con suavidad, le preguntó moviendo las pestañas:

—¿No vas a presentarme a tus nuevos amigos, Luchito?

—Apenas los conozco, Lucinda —le respondió Luis de mal talante—. Todavía no puedo decir que son mis amigos o algo por el estilo.

—Soy Willow Park —se presentó la chica regordeta, extendiéndole la diestra.

Luz se la estrechó.

—Y yo soy Augustus Porter —dijo Gus, señalándose a sí mismo con el pulgar zurdo—. Pero puedes decirme Gus.

—Es todo un placer conocerlos —dijo Luz, tras soltar la mano de la chica regordeta—. Soy...

—Lo sabemos, Luz —la interrumpió Willow cortésmente—. No te preocupes.

—Luis nos habló mucho de ti —agregó Gus.

Luz recorrió a Willow con la mirada.

—Wow, eres como una fusión entre Azura y Cynthia Coven —la halagó.

—Eeeh, gracias —le agradeció la chica regordeta, tocándose la nuca con la diestra—. Supongo.

Acto seguido, Luz le tendió la palma diestra al brujito de color.

—Y Gus... Choca esos cinco.

Confundido, Gus miró a Willow, y se encogió de hombros.

—Que golpees tu mano con la de ella, mocoso —le dijo Luis fastidiado.

—Lenguaje, Luciano —lo regañó Luz, antes mirar nuevamente al brujito de color con una sonrisa amable y, palmeándose a sí misma, agregar—: Golpear las manos es algo de humanos.

Gus dio un paso adelante, golpeó lentamente la diestra de Luz con su siniestra y, tras adoptar el gusto por tal acción...

—Oh, oh, sí —Se puso a "chocarlas" de seguido cada vez más rápido—. Oh wow... ¡Qué emocionante!

Luis giró los ojos.

—¿Y a qué debo el honor de su visita? —preguntó entre dientes.

Para su sorpresa, Willow lo tomó de los hombros y lo miró fijamente.

—No lo creerás, Luis —le dijo de forma alegre, y con las mejillas levemente ruborizadas—. ¡Todo es perfecto ahora!.

Luis (igualmente ruborizado) alzó una ceja.

—¿Mm?

—El director Bump se sorprendió por mi hechizo con la planta y me cambió a plantas mágicas. Mira.

Willow se echó hacia atrás, chasqueó los dedos y, tras dar media vuelta entre un aura verde, las mangas largas y los leggings de su uniforme cambiaron de morado a verde.

Luis sonrió orgulloso.

—Por fin se hizo justicia.

—Vaya, vaya, pero si eres tú —dijo repentinamente Eda, acercándose hacia la chica regordeta—. No te había reconocido, gordita.

—Oh.

Willow juntó las manos e inclinó levemente la cabeza, saludándola:

—Buenas tardes, señorita Clawthorne.

Eda fingió molestia.

—La primera y última vez que te vi, pensé haberte dicho que me llamaras Eda —soltó una risita—. Has crecido mucho.

—¿Ustedes dos se conocen? —preguntaron los hermanos Noceda al unísono.

—Como olvidar a la pequeña cuatro ojos que preparó la mejor sangre de manzana casera que he probado en mi vida —respondió Eda, pellizcando cariñosamente la mejilla izquierda de la chica regordeta con su diestra.

Willow se ruborizó, halagada.

—Usted y su sobrino me ayudaron mucho ese día.

Sobrino. Aquella palabra hizo que Luis recordara algo.

—Por cierto, ¿qué pasó con Satan? —preguntó alzando una ceja.

—La última vez que lo vimos estaba persiguiendo a Amity por haberle gastado una broma —le explicó Gus.

Luz apoyó el brazo siniestro en el hombro diestro de su hermano y, con una sonrisa de oreja a oreja, le empezó a decir:

—Bueno, hermanito. Ahora estoy oficialmente ansiosa por ir contigo la próxima vez que vayas...

—En cuanto a eso, Nutria —la interrumpió Luis, apartándola con gentileza—. No regresaré a ese lugar ni aunque me paguen.

—¡Ese es mi niño! —exclamó Eda con los puños al aire.

Luz tuvo un tic nervioso en el ojo izquierdo.

—¿Qué? ¿Y por qué no?

—Es muy peligroso e inadecuado para cualquier mortal —le explicó seriamente Luis.

Willow posó la diestra en el hombro izquierdo de la chica Noceda y, sonriendo amigablemente, intentó consolarla diciendo:

—Pero podemos venir aquí, y enseñarte lo que aprendimos.

—Aw, sería lindo —dijo Luz conmovida—. Pero... —Miró a Eda con orgullo—. Ya tengo una maestra increíble.

—No podría estar más de acuerdo, Nutria —agregó Luis.

Eda embozó una sonrisa triunfante.

—Sí, así es —Dirigió la mirada hacia los "reyes demonio", introdujo la zurda en su frondoso, sacó un trozo de hueso blanco y lo extendió hacia este—. ¿Escuchaste eso, pequeño CUBONE?

—No estoy sordo, bruja —gruñó King tomando dicho objeto, derrotado.

—Disculpa ¿Qué dijiste? —Burlonamente, Eda se inclinó hacia el "rey de los demonios", poniendo una mano en su oído diestro —. ¿Podrías repetirlo, por favor?

—Cubone Cubone Cubone, Cubone, Cubone, Cubone, Cubone —se resignó a responder King, agitándo el hueso de su pata diestra.

Queen rió por lo adorable que le parecía su amado "rey de los demonios"

—Jijijijiji

—¿No son adorables? —le preguntó Luz a su hermano mellizo, mientras señalaba hacia los "reyes demonio" con su pulgar zurdo.

Luis asintió, pero antes de que pudiera responder, Willow se inclinó hacia él y lo besó en la mejilla izquierda, provocando un inmediato jadeo de parte de Luz.

—¿Y eso por qué fue? —le preguntó Luis con las mejillas ardiendo.

—Todavía estaría haciendo abominables de no ser por ti —le respondió dulcemente Willow, ruborizada—. Gracias, Luis.

Luis embozó una leve sonrisa.

—De nada, Mimosa.

Luz miró a su hermano mellizo con una expresión de como si faltara poco para su cumpleaños.

—¿Mimosa?

Luis resopló y metió las manos en su bolsillo canguro, preparado para lo que vendría a continuación.

—Fuego a discreción —bromeó sin gracia.

—¡Síííííííí! ¡Woooooooooo!

Tras un escandaloso vitoreo con los puños levantados, Luz se puso a dar saltitos alrededor de la "pareja" mientras canturreaba:

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Willow y Luis en un árbol se sentaron.

Y de pronto, ellos se besaron.

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Al llegar a esa parte, los "reyes demonio" se unieron al "baile" detrás de a chica Noceda. King se golpeaba el craneo, cuál tambor entre saltitos laterales, mientras que Queen hacía una especie de "danza de fuego"

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Con amor, pronto se casaron.

Y un hijo pronto crearon.

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Ni bien terminado el "número" de su hermana melliza, Luis escupió al suelo y emitió un sonido semejante a un gruñido que a cualquier palabra conocida.

—Malditos insectos del amor —bromeó Eda, quitándose el velo para así colocarlo sobre la cabeza de una todavía ruborizaba y sonriente Willow—. Parece que la que se casará es otra.

Gus le sonrió a la "pareja"

—¿Puedo ser el padrino? —les preguntó, ganándose una mirada asesina de Luis.