La intrusa Parte 3
Luis se levantó del sofá y, tras acercarse hacia la inconsciente dama búho, la volteó boca para arriba sobre la alfombra.
—No puede ser —se lamentó Luz—. Mi obsesión por los hechizos mató a Eda —Se llevó las manos a la cabeza con culpa—. Soy un monstruo.
King y Queen se acercaron al "cadáver" y comenzaron a darle palmadas en la nariz por turno.
—Bap, sí está muerta, bap.
—Ñaña Ñaña.
—Ya déjenla, remedos de gato —los regañó Luis.
King rio.
—Solo queríamos asegurarnos.
—Busquemos ayuda.
Luz corrió hacia la puerta, solo para ser detenida por su hermano mellizo de la oreja izquierda.
—¡Ayayayy!
—Lluvia hirviente, ¿recuerdas, lutrina desjuiciada? —le gruñó Luis.
—Déjala intentarlo. Será divertido —comentó Hooty, antes que Luis cerrara la puerta de un fuerte golpe.
—Tú cierra el pico, pajarraco gusanoide.
—¡Pero Eda está muerta! —exclamó Luz con un gesto.
—Cosa brillante... Nido grande... —susurró Eda entre ronquidos.
Los "reyes de los demonios" se acercaron a los mellizos tomados de las patas.
—¿Recuerdas cuando le cortaron la cabeza la semana pasada? —le recordó King—. Esa mujer puede soportar cualquier cosa. Solo está cansada por perseguir toda la noche musarañas y topos.
—Además de realizar un hechizo de barrera protectora, y otra de luz unas tres veces en cinco minutos —agregó Luis—. Lo que equivale a fatiga.
—Bueno, pero no podemos dejarla en el piso —protestó Luz.
King miró hacia Eda con una expresión en blanco, y Queen, pareciendo preocupada, dijo:
—Ñañaa.
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Otro trueno se oyó desde el exterior cuando Luis llevó a Eda cargando en sus brazos hasta su habitación.
—Que fuerte es tu hermanovio —señaló King.
—Claro, —dijo Luz orgullosa, mientras apartaba unos esqueletos de la cama de la dama búho, que en realidad era un gran nido hecho de varias ramas—. Él es quién siempre hace más ejercicio ayudando con los quehaceres de nuestra casa.
Queen adoptó una expresión coqueta viendo como Luis depositó a Eda en su "cama" boca para arriba.
—Ñaaa.
—Oye, oye, sigo aquí —le dijo King en tono de advertencia.
—Perdón por presionarte, Eda —susurró Luz, preocupada—. No me lastimes cuando despiertes.
Luis se cruzó de brazos, pensativo.
—Jamá la habíamo vito tan deguabinaa —dijo con acento dominicano—. ¿Me pregunto...?
—¿La golpeamos de nuevo?/¿Ñañaa? —lo interrumpieron King y Queen al unísono con las patitas levantadas.
—Déjenla dormir, crías de roedor —los regañó Luis en voz baja.
—Vengan, vamos abajo.
Luz dejó el tema, y salió de la habitación seguida de su hermano mellizo.
—Bap/Ñaa.
King y Queen golpearon a Eda en el rostro por última vez, antes salir corriendo entre risitas.
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Cuando regresaron a la sala de estar, King se puso a dibujar sentado en el costado derecho del sofá, guiándose por un libro de demonios, mientras Queen lo abrazaba por detrás.
—Oye, no te me pegues —le dijo él en broma.
—Oye, Luchito.
—¿Mmm?
Sentado a la izquierda de los "reyes demonios", Luis seguía leyendo, cuando levantó la vista y gruñó al ver que Luz (de pie e inclinada hacia él) le sonreía ampliamente.
—Quiero hacerte una preguntita.
Luis le dedicó una mirada cansada.
—Dime que pasa por tu cerebro, Lucinda.
—¿Tienes algo para mí? —le preguntó Luz emocionada.
Luis alzó una ceja.
—¿Los ovíparos tienen ombligo?
—Oh, vamos —se quejó Luz incrédula.
—Si crees que he estado leyendo sobre la magia de este lugar, no podrías estar más equivocada. He evitado esos libros. Además, dudo que obtengas mucho buscando "La magia en la sociedad humana" en cualquier parte. Lo siento, nutria.
—¡Pero quiero hacer mi primer hechizooooo! —volvió a quejarse Luz, haciendo un puchero.
Luis soltó una risita sin humor.
—Que te cambien el pampel, Chichí —se burló con acento dominicano. Luego, volviendo a poner su expresión indiferente, agregó—: Eda jamás dijo que era algo imposible. Puedes hacerlo.
Luz suspiró.
—Yeterdey, bro —dijo con acento dominicano, ya un poco más contenta por el estímulo de su hermano mellizo, quién volvió a su lectura.
—Perfecto.
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—¡Uuoogg! —se quejó Luz, tras unos minutos de estar trazando círculos en el aire con el índice siniestro—. Esto es todo lo que ella hace —Se fijó en su móvil que sostenía en su diestra—. ¿Tienes que ser tan enigmática, dama búho?
Acto seguido, ella reprodujo la grabación, tratando de encontrar algo que la ayudara.
—Verás, él... círculo de hechizos... Es real...
King, quién se había subido a una pila de libros para estar a la altura de Luz, puso su cuaderno de dibujo sobre la pantalla del móvil de esta, mientras Queen se recostaba boca abajo sobre un cojín verde para mirar coquetamente la imagen del Jarjacha en el libro de demonios abierto del suelo.
—Hey, ¿sabes que es realmente enigmático? Déjame contarte sobre el demonio más escalofriante...—Levantó dicho objeto, mostrando y señalando con su índice diestro lo que parecía ser el dibujo de un pez gigante—. ¡Pez bonito, dulce cariñito! Él es... Bueno, él es mucho más amenazante de lo que su nombre indica.
—¡ÑAAGG! —exclamó Queen asqueada, sacando la lengua.
Mirándola de reojo, King le dedicó una expresión burlona.
—¿Qué? ¿No es de tu tipo?
—No, ahora no, majestades —Luz miró nuevamente su móvil, mientras King se sentaba sobre la pila de libros mirando al suelo con tristeza—. Quiero descubrir este hechizo. ¿Cómo haré si no tengo un saco biliar mágico? Solo... —Comenzó a hacer gestos con su zurda—. Estaré girando mis dedos inútilmente por siempre —Resopló frustrada—. Tal vez debí vender mi alma cuando tuve la oportunidad.
Luis despegó la vista de su lectura por un instante, y la miró feo.
—Jamás vuelvas a decir eso.
—Lo siento, hermano —se disculpó Luz apenada.
—¿Por qué deseas tanto aprender magia después de todo? —le preguntó King con amargura.
—Yo no era nadie en mi mundo —le reveló Luz en tono triste—. Pero convertirme en bruja es mi oportunidad de ser alguien —Miró a su hermano y sonrió un poco—. Y Lucho... Bueno, con su actitud pasivo-agresiva e indiferente hacia casi todo, él me inspiró a ser yo misma y quiero demostrarle que hizo bien al permitirme aprender magia —Borró su sonrisa, se sentó abrazando sus piernas en el suelo, y miró nuevamente a King—. ¿Sabes lo que es que nadie te tome en serio?
El "rey de los demonios" miró de reojo a su "reina" (quien seguía observando la imagen del Jarjacha con los ojos brillosos) y suspiró.
—Si te ayudo a aprender ese hechizo. ¿Podremos terminar nuestra lección?
—Oh, sí, sí —se animó Luz—. Puedes enseñarnos sobre demonios toda la semana si me ayudas con el hechizo.
—Ella dijo que su hermanita hacía magia diferente —King levantó la cabeza y se tocó la barbilla con la diestra. Luego, empezó a escribir (o dibujar) algo en su cuaderno de dibujo con un lápiz verde—. Descartando los pactos y/o elementos de limpieza, tiene que haber otra manera, ¿sí? Y tengo una teoría —Le mostró una especie de ecuación a base de dibujos a la chica Noceda—: Cada día Eda bebe en secreto este elixir especial, ¿sí? —Apuntó el lápiz al dibujo de una botella, seguido de uno de Eda, para así terminar en la palabra "Magia!"—. Luego ella siempre recibe una inyección de energía, ¿sí? Creo que ahí es cuando ella obtiene su poder.
—Una duda —dijo Luis sin despegar la vista de su lectura, mientras se tocaba la barbilla con la diestra—. Si la doña Clawthorne tiene un elixir para eso ¿Por qué explicaría lo del saco biliar?
King se encogió de hombros.
—¿A quién le importa? Sé donde conseguirlo.
—¿En serio? —preguntó Luz esperanzada.
—Sí.
Luz lo hizo girar en un abrazo.
—¡Muchas gracias, eres un príncipe!
—Rey —la corrigió King, sin entender la metafora—. Soy un rey.
—Cier... ¡Ow!
Luz intentó disculparse, pero recibió un golpe directo en la nuca con el cojín que una malhumorada Queen le había arrojado.
—¡ÑAA!
—Awwww, miren eso —arrulló Luz tiernamente a la "reina de los demonios", quién le gruñó amenazante—. Está celosa —Soltó una risita—. Que linda.
—Ñañaa.
—Cuidado, Luz —le advirtió King con una pequeña expresión malévola, al notar el tono siniestro en la voz de Queen.
Luz lo miró curiosa.
—¿Qué fue lo que dijo esta vez?
—Dijo que no sabe si cortarte el cuello o comerse tu cara —respondió King con simpleza, provocando que Luis (sin despegar la vista de su lectura) niegue con la cabeza, y Luz riera levemente nerviosa.
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Un par ruidosos destellos de luz se asomaron por la ventana de grandes cristales. King abrió la puerta y entró a la habitación de una profundamente dormida Eda, seguido de Queen en silencio.
—Ahora, ¿dónde puede estar? —se preguntó, mirando alrededor con los ojos entrecerrados.
—Ñaa.
Queen le tomó gentilmente el mentón con la zurda y lo hizo mirar hacia una mesita donde estaba una redondeada botellita con un líquido naranja justo al lado del gran nido.
—Bien.
El "rey" y la "reina" se tomaron de las patas y, dieron unos pasos, solo para que la pata izquierda del primero casi quedara atrapado en lo que parecía ser una trampa para osos (que hizo un ruido metálico al cerrarse) de no ser por la segunda que lo apartó al jalarlo con ambas patas a tiempo.
—¡Ñaña!
—Oh, gracias cariño —le agradeció King, dándole una rápida lamida.
Queen se ruborizó y rio en voz baja.
—Jijijiji.
—Ja, buen intento —se burló King de la trampa para osos que cobró vida (al salirle un gran ojo amarillo junto con un par de piernitas) y, antes de irse caminando, le dijo:
—No quería hacerlo.
King subió a la mesita, trepando por la cortina.
—Un elixir por día —leyó la etiqueta de la botella, antes de tomarla con ambas manos.
Queen, quién lo esperaba abajo, dijo:
—Ñaa.
—Así es, amorcito —afirmó King, bajando de un salto—. Enigmático.
Pronto, el "rey de los demonios" miró el elixir, le quitó la etiqueta y la arrojó aún lado para después dirigir la vista hacia Eda, sintiéndose un poco culpable por estar robándole, pero...
—¿Ñañaa? —le preguntó Queen preocupada.
King la miró con el ceño fruncido.
—Nah —negó bruscamente con la cabeza y, tras colocarle la botella bajo el brazo diestro, tomó a su "reina" de la pata zurda y salieron corriendo de la habitación.
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—Aquí está —le presentó King la botella a una chica Noceda que llevaba puesto un babero de gato que decía "Es hora de comer", cuando él y Queen se subieron a una mesa.
—Wow, no puedo creer que voy a aprender magia —dijo Luz tras agarrar la botella y quitarle el corcho—. Magia real. Esto es histórico.
Pero antes que pudiera darle un sorbo...
—Trae acá —Luis (quién estaba parado a su izquierda, vigilándola) extendió la diestra y le arrebató la botella.
—¡Luciano! ¡¿Qué demonios?! —exclamó Luz indignada.
Luis agarró el corcho de la mesa y, mientras tapaba nuevamente la botella, dijo con escepticismo:
—No creo que debas beber esto, Lucinda —Guardó dicho objeto en su bolsillo canguro—. No sabemos lo que te haría.
—Es cierto, pero... ¡Woah! —Luz iba a protestar, pero un estruendoso rayo la interrumpió, dándole tal susto que saltó a los brazos de su hermano mellizo.
—Tranquila, nutria —trató de calmarla Luis divertido—. Es solo Thor peleando con Loki.
Luz sonrío, acariciándole la barbilla con su diestra.
—Él no debió afeitar a Sif.
Y se echaron a reír.
—Disculpen, hermanovios —les dijo King incómodo, poniendo los bracitos en jarra—. ¿Pueden dejar de coquetearse, por favor? Es asqueroso.
A diferencia de su "rey", Queen miró con ternura a los hermanos Noceda.
—Ñaa~
De pronto, las luces se apagaron y Luis, sin gracia, bromeó:
—Y ya llegó la abuela Nott.
—Nos vendría bien un hechizo de Luz en este momento —dijo Luz, mientras su hermano mellizo la bajaba con cuidado.
—Hooty controla las luces, probablemente se durmió —dijo King, encogiéndose de hombros.
Entonces se oyó un fuerte estruendo, sumado a una ululación.
—Hoot Hoooot Hoooooot Hooot Hoooot Hoooooot
—¡Hooty! —exclamó Luz quiándose el babero, antes de echarse a correr, mientras King saltaba sobre su hombro derecho y Queen en su izquierdo, seguida de su hermano mellizo.
Al llegar a la puerta, el cuarteto se quedó pasmado al ver que esta había sido derribada por una gran criatura (de la que solo se podía ver la silueta y el brillo de sus ojos) que, tras arañar dicho objeto y soltar un gruñido, simplemente se marchó.
—Hooty ¿Estás ahí? —Luz pinchó el pico y abrió uno de los ojos fuertemente cerrados de Hooty con el índice diestro al acercarse.
—Lo que haya hecho esto escapó bajo la lluvia —dijo Luis serio—. ¿Qué puede sobrevivir a eso?
King, quién estaba parado sobre la derribada puerta, examinó las marcas de garras en marco y se dio cuenta de algo.
—¡Ay no, el Jarjacha! Se alimenta durante la lluvia. Seguramente encontró nuestra casa y nos vio adentro.
Acto seguido, se escuchó un aullido. El cuerteto salió corriendo por la puerta, miraron hacia arriba y vieron a la criatura irrumpir por una de las ventanas (cuyo cristal se rompió en pedazos) de la casa búho.
—Esto es aterrador —comentó Luz frotándose las manos.
Luis miró con reproche a los "Reyes", a quienes les brillaban los ojos.
—¿Y ustedes por qué están tan felices, pequeñas pestes?
King rio vertiginosamente.
—Porque esta podría ser una lección. Podría ser un gran momento para que vean como sería su futuro hi... Es decir... para que vean a un demonio salvaje en persona.
—Ñaaaaa —agregó Queen, entusiasmada.
King la miró de reojo con molestia.
—Voy a fingir que no escuché eso —le dijo sin alterarse.
—¿Quieren ir hacia esos espeluznantes sonidos? No lo haré —negó Luz de inmediato.
—Concuerdo —la apoyó Luis—. Eso sería un suicidio.
—¿Qué pasa si se come a Eda? —King señaló acusadoramente a Luz con su diestra—. Está arriba indefensa porque tu hermanovia la desmayó.
—Nhaaaaa —se quejó Luz.
Llevándose la diestra al puente de la nariz, Luis dijo con acento dominicano:
—E'tamo to'os Juquiaos.
